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Causa Nº1916/22 caratulada: “URRIBARRI, Sergio Daniel; BAEZ, Pedro

Angel; TORTUL, Gustavo Javier; CESPEDES, Hugo Felix; AGUILERA, Juan


Pablo; CARGNEL, Corina Elizabeth; MARSÓ, HUGO José María; CARUSO,
Gerardo Daniel S/ PECULADO Y NEGOCIACIONES INCOMPATIBLES CON
EL EJERCICIO DE LA FUNCIÓN PÚBLICA (Legajo Nº 11.808) - URRIBARRI,
Sergio Daniel; BAEZ, Pedro Angel; AGUILERA, Juan Pablo; CARGNEL,
Corina Elizabeth; MONTAÑANA, Hugo F.; TAMAY, Gustavo R.; ALMADA,
Luciana B.; GIACOPUZZI, Emiliano O.; ALMADA, Alejandro; SENA,
Maximiliano s/NEGOCIACIONES INCOMPATIBLES CON EL EJERCICIO DE
LA FUNCIÓN PÚBLICA, PECULADO Y DEFRAUDACIÓN A LA
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA (Legajo N° 4385) - URRIBARRI, Sergio
Daniel; BAEZ, Pedro Angel; BUFFA, German Esteban S/ NEGOCIACIONES
INCOMPATIBLES EN EL EJERCICIO DE LA FUNCIÓN PÚBLICA (Causa N°
6.399) S/ RECURSO DE CASACIÓN”

___________________________________________________

SENTENCIA N°85

En la ciudad de Paraná, capital de la Provincia de Entre Ríos, a los treinta


y un días del mes de mayo del año 2023, se reunieron las Sras. Vocales de la
Cámara de Casación de Paraná Dras. Marcela DAVITE, Marcela BADANO y María
Evangelina BRUZZO a los fines de deliberar y dictar sentencia en la causa Causa
Nº1916/22 caratulada “URRIBARRI, Sergio Daniel; BAEZ, Pedro Angel;
TORTUL, Gustavo Javier; CESPEDES, Hugo Felix; AGUILERA, Juan Pablo;
CARGNEL, Corina Elizabeth; MARSÓ, HUGO José María; CARUSO, Gerardo
Daniel S/ PECULADO Y NEGOCIACIONES INCOMPATIBLES CON EL
EJERCICIO DE LA FUNCIÓN PÚBLICA (Legajo Nº 11.808) - URRIBARRI,
Sergio Daniel; BAEZ, Pedro Angel; AGUILERA, Juan Pablo; CARGNEL,
Corina Elizabeth; MONTAÑANA, Hugo F.; TAMAY, Gustavo R.; ALMADA,
Luciana B.; GIACOPUZZI, Emiliano O.; ALMADA, Alejandro; SENA,
Maximiliano s/NEGOCIACIONES INCOMPATIBLES CON EL EJERCICIO DE
LA FUNCIÓN PÚBLICA, PECULADO Y DEFRAUDACIÓN A LA
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA (Legajo N° 4385) - URRIBARRI, Sergio
Daniel; BAEZ, Pedro Angel; BUFFA, German Esteban S/ NEGOCIACIONES

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INCOMPATIBLES EN EL EJERCICIO DE LA FUNCIÓN PÚBLICA (Causa N°
6.399) S/ RECURSO DE CASACIÓN”.

Realizado el sorteo de ley, resultó que los vocales debían emitir su voto en
el siguiente orden: Marcela DAVITE, Marcela BADANO y María Evangelina
BRUZZO.

La Dra. Marcela DAVITE, dijo:

I. Por sentencia de fecha siete de abril de 2022, el Tribunal de Juicio de


Paraná, integrado por los Dres. José María CHEMEZ, Elvio Osir GARZÓN y la Dra.
María Carolina CASTAGNO, resolvió: “I) NO HACER LUGAR a los planteos de
afectación al principio de congruencia y al principio de Juez Natural. II) NO
HACER LUGAR a los planteos de nulidad del auto que decreta los allanamientos y
de exclusión probatoria de las actas de allanamientos y secuestro; cadena de
custodia; informes de compañías telefónicas; de los informes del Gabinete de
Informática Forense del Ministerio Público Fiscal; del informe de
entrecruzamiento telefónico de la Contadora Victoria GONZÁLEZ BRUNET y del
Contador Héctor Eduardo ENRIQUE, por los motivos expuestos en los
considerandos.- III) HACER LUGAR a la exclusión probatoria de la pericia de
Maximiliano Gastón MACEDO, por los motivos expuestos en los considerandos.-
IV) NO HACER LUGAR al pedido de suspensión del juicio a prueba solicitado por
el Dr. José VELÁZQUEZ en su carácter de defensor técnico del imputado, Germán
Esteban BUFFA, por extemporáneo, al no cumplir con las exigencias en orden a
la oportunidad para su planteamiento (art. 76 bis y sgtes. del Cód. Penal y 439
ter del C.P.P. - Ley 4.843 -). V) DECLARAR a Sergio Daniel URRIBARRI, de las
demás condiciones personales consignadas en autos, AUTOR MATERIAL Y
RESPONSABLE de los delitos de NEGOCIACIONES INCOMPATIBLES CON EL
EJERCICIO DE LA FUNCIÓN PÚBLICA y PECULADO, en CONCURSO IDEAL, en la
MODALIDAD DE DELITO CONTINUADO (Primer hecho - Legajo OGA Nº 4.385);
NEGOCIACIONES INCOMPATIBLES CON EL EJERCICIO DE LA FUNCIÓN PÚBLICA
(Segundo hecho – Causa N° 6.399); PECULADO (Tercer hecho - Legajo de OGA
N° 11.808 - UFI N° 61.211 -Solicitada -); NEGOCIACIONES INCOMPATIBLES
CON EL EJERCICIO DE LA FUNCIÓN PÚBLICA y PECULADO, en CONCURSO
IDEAL (Cuarto hecho - Legajo de OGA N° 11.808 - UFI N° 29.885 - Cumbre del

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Mercosur - Spots -); y NEGOCIACIONES INCOMPATIBLES CON EL EJERCICIO DE
LA FUNCIÓN PÚBLICA y PECULADO, en CONCURSO IDEAL (Quinto hecho -
Legajo de OGA N° 11.808 - UFI N° 58.383 – Parador -); todos en CONCURSO
REAL, en calidad de AUTOR y CONDENARLO A LA PENA DE OCHO (08) AÑOS DE
PRISIÓN DE CUMPLIMIENTO EFECTIVO e INHABILITACIÓN ABSOLUTA PERPETUA
y MULTA por la cantidad de $ 180.000 (arts. 5, 19, 22 bis, 40, 41, 45, 54, 55,
261 y 265 del Cód. Penal), con más las ACCESORIAS LEGALES del art. 12 del
Cód. Penal.- VI) DECLARAR a Pedro Ángel BÁEZ, de las demás condiciones
personales consignadas en autos, AUTOR MATERIAL Y RESPONSABLE de los
delitos de NEGOCIACIONES INCOMPATIBLES CON EL EJERCICIO DE LA FUNCIÓN
PÚBLICA y PECULADO, en CONCURSO IDEAL, en la MODALIDAD DE DELITO
CONTINUADO (Primer hecho - Legajo OGA Nº 4.385); NEGOCIACIONES
INCOMPATIBLES CON EL EJERCICIO DE LA FUNCIÓN PÚBLICA (Segundo hecho –
Causa N° 6.399); PECULADO (Tercer hecho - Legajo de OGA N° 11.808 - UFI N°
61.211 -Solicitada -); y NEGOCIACIONES INCOMPATIBLES CON EL EJERCICIO
DE LA FUNCIÓN PÚBLICA y PECULADO, en CONCURSO IDEAL (Cuarto hecho -
Legajo de OGA N° 11.808 - UFI N° 29.885 - Cumbre del Mercosur - Spots -);
todos en CONCURSO REAL, en calidad de AUTOR y CONDENARLO A LA PENA DE
SEIS (06) AÑOS y SEIS (06) MESES DE PRISIÓN DE CUMPLIMIENTO EFECTIVO
e INHABILITACIÓN ABSOLUTA PERPETUA y MULTA por la cantidad de $ 90.000
(arts. 5, 19, 22 bis, 40, 41, 45, 54, 55, 261 y 265 del Cód. Penal), con más las
ACCESORIAS LEGALES del art. 12 del Cód. Penal.- VII) DECLARAR a Juan Pablo
AGUILERA, de las demás condiciones personales consignadas en autos,
PARTÍCIPE NECESARIO Y RESPONSABLE de los delitos de NEGOCIACIONES
INCOMPATIBLES CON EL EJERCICIO DE LA FUNCIÓN PÚBLICA y PECULADO, en
CONCURSO IDEAL, en la MODALIDAD DE DELITO CONTINUADO (Primer hecho -
Legajo OGA Nº 4.385) y NEGOCIACIONES INCOMPATIBLES CON EL EJERCICIO
DE LA FUNCIÓN PÚBLICA y PECULADO, en CONCURSO IDEAL (Quinto hecho -
Legajo de OGA N° 11.808 - UFI N° 58.383 – Parador -); en CONCURSO REAL, y
CONDENARLO A LA PENA DE SEIS (06) AÑOS y SEIS (06) MESES DE PRISIÓN
DE CUMPLIMIENTO EFECTIVO e INHABILITACIÓN ABSOLUTA PERPETUA y MULTA
por la cantidad de $ 180.000 (arts. 5, 19, 22 bis, 40, 41, 45, 54, 55, 261 y 265
del Cód. Penal), con más las ACCESORIAS LEGALES del art. 12 del Cód. Penal.-
VIII) DECLARAR a Corina Elizabeth CARGNEL, de las demás condiciones
personales consignadas en autos, PARTÍCIPE NECESARIA Y RESPONSABLE de los

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delitos de NEGOCIACIONES INCOMPATIBLES CON EL EJERCICIO DE LA FUNCIÓN
PÚBLICA y PECULADO, en CONCURSO IDEAL, en la MODALIDAD DE DELITO
CONTINUADO (Primer hecho - Legajo OGA Nº 4.385) y PECULADO (Quinto
hecho - Legajo de OGA N° 11.808 - UFI N° 58.383 – Parador -); en CONCURSO
REAL, y CONDENARLA A LA PENA DE TRES (03)AÑOS DE PRISIÓN DE
EJECUCIÓN CONDICIONAL e INHABILITACIÓN ABSOLUTA PERPETUA y MULTA
por la cantidad de $ 90.000 (arts. 5, 19, 22 bis, 26, 27 bis, 40, 41, 45, 54, 55,
261 y 265 del Cód. Penal).- IX) DECLARAR a Gustavo Rubén TAMAY, de las
demás condiciones personales consignadas en autos, PARTÍCIPE NECESARIO Y
RESPONSABLE de los delitos de NEGOCIACIONES INCOMPATIBLES CON EL
EJERCICIO DE LA FUNCIÓN PÚBLICA y PECULADO, en CONCURSO IDEAL, en la
MODALIDAD DE DELITO CONTINUADO (Primer hecho - Legajo OGA Nº 4.385) y
CONDENARLO A LA PENA DE TRES (03) AÑOS DE PRISIÓN DE EJECUCIÓN
CONDICIONAL e INHABILITACIÓN ABSOLUTA PERPETUA y MULTA por la cantidad
de $ 90.000 (arts. 5, 19, 22 bis, 26, 27 bis, 40, 41, 45, 54, 55, 261 y 265 del
Cód. Penal).- X) DECLARAR a Luciana María Belén ALMADA, de las demás
condiciones personales consignadas en autos, PARTÍCIPE SECUNDARIA Y
RESPONSABLE de los delitos de NEGOCIACIONES INCOMPATIBLES CON EL
EJERCICIO DE LA FUNCIÓN PÚBLICA y PECULADO, en CONCURSO IDEAL, en la
MODALIDAD DE DELITO CONTINUADO (Primer hecho - Legajo OGA Nº 4.385) y
CONDENARLA A LA PENA DE DOS (02) AÑOS Y SEIS (06) MESES DE PRISIÓN
DE EJECUCIÓN CONDICIONAL e INHABILITACIÓN ABSOLUTA PERPETUA y MULTA
por la cantidad de $ 90.000. (arts. 5, 19, 22 bis, 26, 27 bis, 40, 41, 45, 54, 55,
261 y 265 del Cód. Penal).- XI) DECLARAR a Emiliano Oscar GIACOPUZZI, de las
demás condiciones personales consignadas en autos, PARTÍCIPE SECUNDARIO Y
RESPONSABLE de los delitos de NEGOCIACIONES INCOMPATIBLES CON EL
EJERCICIO DE LA FUNCIÓN PÚBLICA y PECULADO, en CONCURSO IDEAL, en la
MODALIDAD DE DELITO CONTINUADO (Primer hecho - Legajo OGA Nº 4.385) y
CONDENARLO A LA PENA DE DOS (02) AÑOS Y SEIS (06) MESES DE PRISIÓN
DE EJECUCIÓN CONDICIONAL e INHABILITACIÓN ABSOLUTA PERPETUA y MULTA
por la cantidad de $ 90.000 (arts. 5, 19, 22 bis, 26, 27 bis, 40, 41, 45, 54, 55,
261 y 265 del Cód. Penal).- XII) DECLARAR a Germán Esteban BUFFA, de las
demás condiciones personales consignadas en autos, PARTÍCIPE NECESARIO Y
RESPONSABLE del delito de NEGOCIACIONES INCOMPATIBLES CON EL
EJERCICIO DE LA FUNCIÓN PÚBLICA (Segundo hecho – Causa N° 6.399) y

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CONDENARLO A LA PENA DE UN (01) AÑO y DOS (02) MESES DE PRISIÓN DE
EJECUCIÓN CONDICIONAL e INHABILITACIÓN ESPECIAL PERPETUA PARA
OCUPAR CARGOS PÚBLICOS (arts. 5, 19, 26, 27 bis, 40, 41, 45, 54, 55 y 265
del Cód. Penal).- XIII) DECLARAR a Gerardo Daniel CARUSO, de las demás
condiciones personales consignadas en autos, PARTÍCIPE NECESARIO Y
RESPONSABLE del delito de NEGOCIACIONES INCOMPATIBLES CON EL
EJERCICIO DE LA FUNCIÓN PÚBLICA y PECULADO, en CONCURSO IDEAL
(Quinto hecho - Legajo de OGA N° 11.808 - UFI N° 58.383 – Parador -) y
CONDENARLO A LA PENA DE TRES (03) AÑOS DE PRISIÓN DE EJECUCIÓN
CONDICIONAL e INHABILITACIÓN ABSOLUTA PERPETUA y MULTA por la cantidad
de $ 90.000 (arts. 5, 19, 22 bis, 26, 27 bis, 40, 41, 45, 54, 55, 261 y 265 del
Cód. Penal).- XIV) ESTABLECER COMO REGLAS DE CONDUCTA para los
imputados, Corina Elizabeth CARGNEL, Gustavo Rubén TAMAY, Luciana María
Belén ALMADA, Emiliano Oscar GIACOPUZZI, Germán Esteban BUFFA y Gerardo
Daniel CARUSO, por el término de DOS AÑOS, a) la fijación de domicilio que no
podrá variar sin autorización judicial, con la obligación de comparecer ante la
O.M.A. con la frecuencia que este organismo aconseje; y b) la realización de
tareas no remunerativas, a razón de OCHO (8) horas mensuales, que se llevarán
a cabo en lugar a determinar por la Oficina de Medidas Alternativas del Superior
Tribunal de Justicia de la Provincia de Entre Ríos -O.M.A.-, quedando dicho
organismo a cargo del control y seguimiento del efectivo cumplimiento de dichas
reglas, quien deberá elevar la propuesta a este Tribunal; y receptado dicho
informe deberá labrarse por O.G.A. acta compromisoria. XV)... XVI)... XVII)...
XVIII)... XIX)... XX)... XXI)... XXII)... XXIII)... XXIV)... XXV)... XXVI)...”

Los HECHOS por los que los imputados fueron condenados, son los
siguientes:

Primer hecho: Legajo Nº 4.385: a Sergio Daniel URRIBARRI, Pedro


Angel BAEZ, Juan Pablo AGUILERA, Corina CARGNEL, Gustavo TAMAY, Luciana
ALMADA, Emiliano GIACOPUZZI y Alejandro ALMADA según el auto de elevación
a juicio de fecha 5/7/2018: "Sergio Daniel Urribarri, en su calidad de
Gobernador de la Provincia de Entre Ríos, y Pedro Báez, en un inicio como
Director General de Información Pública de Gobierno y posteriormente como
Ministro de Cultura y Comunicación de Entre Ríos, de manera constante,
habitual y reiterada, sustrajeron fondos públicos cuya administración y

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disposición tenían en razón de los cargos que respectivamente ostentaban,
direccionándolos a favor de Juan Pablo Aguilera, cuñado de Urribarri, funcionario
del Gobierno de la Provincia de Entre Ríos. Para ello, otorgaron múltiples
contratos de publicidad del Estado entrerriano, a favor de las empresas Next SRL
y Tep SRL de Juan Pablo Aguilera, las cuales figuran inscriptas a nombre de
Emiliano Giacopuzzi, Maximiliano Sena, Luciana Belén Almada -concubina de
Juan Pablo Aguilera- y Alejandro Almada -quienes actúan como testaferros de
AGUILERA- con el único propósito de beneficiar económicamente a los
mencionados. Así, durante todo el lapso comprendido entre los años 2010 a
2015, utilizaron esta maniobra de manera habitual, regular y constante,
sorteando los mecanismos legales que garantizan la libre competencia de
oferentes del Estado, o simulando hacerlo, pero sin observar la normativa
vigente (Ley No 5140 y decretos reglamentarios y Constitución Provincial), para
otorgar múltiples órdenes de publicidad referidas a campañas de difusión de
actos de gobierno -entre otras las No 5 02/01/2010; 350 22/03/2010; 5
02/01/2010; 602/01/2010; 1405 19/08/2010; 1402 19/08/2010; 2578
28/12/2010; 2577 28/12/2010; 2838 30/08/2011; 2909 30/08/2011; 2843
30/08/2011; 2842 30/08/2011; 2839 30/08/2011; 2840 30/08/2011; 2836
30/08/2011; 2837 30/08/2011; 2569 28/12/2010; 2570 28/12/2010; 2571
28/12/2010; 2572 28/12/2010; 2058 29/06/2012; 3970 29/12/2011; 3976
29/12/2011; 3389 28/09/2012; 3393 28/09/2012; 2055 29/06/2012; 2062
29/06/2012; 3395 28/09/2012; 3387 28/09/2012; 2056 29/06/2012; 2060
29/06/2012; 3388 28/09/2012; 3394 28/09/2012; 3392 28/09/2012; 2054
29/06/2012; 2061 29/06/2012; 881 30/03/2012; 882 30/03/2012; 884
30/03/2012; 883 30/03/2012; 887 30/03/2012; 3974 29/12/2011; 3972
29/12/2011; 3971 29/12/2011; 3975 29/12/2011; 3973 29/12/2011; 3977
29/12/2011; 3969 29/12/2011; 753 16/03/2012; 754 16/03/2012; 2059
29/06/2012; 886 30/03/2012; 885 30/03/2012; 4438 21/12/2012; 1207
15/03/2013; 1209 15/03/2013; 1213 18/10/2013; 4431 21/12/2012; 4439
21/12/2012; 4440 21/12/2012; 1237 18/03/2013; 1238 18/03/2013; 2081
30/04/2013; 2082 30/04/2013; 2083 30/04/2013; 2084 30/04/2013; 2085
30/04/2013; 2086 30/04/2013; 1233 18/03/2013; 1234 18/03/2013; 1235
18/03/2013; 1236 18/03/2013; 1208 15/03/2013; 3911 02/11/2012; 3912
02/11/2012; 3913 02/11/2012; 3914 02/11/2012; 3916 02/11/2012; 2078
30/04/2013; 4433 21/12/2012; 4435 21/12/2012; 4437 21/12/2012; 3910

6
02/11/2012; 3918 02/11/2012; 3919 02/11/2012; 3922 02/11/2012; 4432
21/12/2012; 4434 21/12/2012; 2077 30/04/2013; 2079 30/04/2013; 2080
30/04/2013; 5809 29/11/2013; 5811 30/12/2013; 5812 30/12/2013; 5813
30/12/2013; 5814 30/12/2013; 5815 30/12/2013; 5816 30/12/2013; 5817
30/12/2013; 5818 30/12/2013; 4185 23/09/2013; 4187 23/09/2013; 4188
23/09/2013; 1651 01/04/2014; 1655 01/04/2015; 1656 01/04/2014; 4189
23/09/2013; 4190 23/09/2013; 4191 23/09/2013; 4192 23/09/2013; 4193
23/09/2013; 4194 23/09/2013; 1649 01/04/2014; 1650 01/04/2014; 1652
01/04/2014; 1653 01/04/2014; 1654 2014; 1658 01/04/2014 583 18/02/2014;
1657 01/04/2014; 4399 22/08/2014; 3945 11/09/2015 3946 11/09/2015; 3950
11/09/2015; 3951 11/09/2015; 2479 2015; 2480 2015; 2485 08/06/2015;
2486 08/06/2015; 1578 27/03/2015; 1575 27/03/2015; 1577 27/03/2015;
2481 08/06/2015; 2483 08/06/2015; 1573 27/03/2015 ; 1574 27/03/2015;
1579 27/03/2015; 1580 27/03/2015; 3949 11/09/2015; 2484 08/06/2015;
2490 08/06/2015; 3947 11/09/2015; 3948 11/09/2015-; que eran aprobadas
posteriormente por Decretos que suscribía Urribarri No 2173 16/02/2010, 109
16/02/2010, 3567 29/09/2010, 3568 29/09/2010; 543 18/03/2011; 522
18/03/2011; 4862 14/11/2011; 4880 14/11/2011; 4860 14/11/2011; 4861
14/11/2011; 4864 14/11/2011; 4863 14/11/2011; 4865 14/11/2011; 528
18/03/2011; 522 18/03/2011; 531 18/03/2011; 4636 26/12/2012; 1353
16/05/2012; 914 11/04/2012; 4631/12; 4638/12; 4641/12; 4642/12; 4634/12;
4672 27/12/2012; 4637 26/12/2012; 4639 26/12/2012; 4670 27/12/2012;
4632 26/12/2012; 4640 26/12/2012; 2384 24/07/2012; 2424 24/07/2012;
2382 24/07/2012; 2381 24/07/2012; 2394 24/07/2012; 1362 16/05/2012;
1349 16/05/2012; 1369 16/05/2012; 1356 16/05/2012; 1302 16/05/2012;
1357 16/05/2012; 2387 24/07/2016; 2387 24/07/2016; 4633 26/12/2012;
2388 24/07/2012; 2386 24/07/2012; 1475 21/04/2013; 1397 17/05/2013;
1473 21/05/2013; 2440 01/08/2013; 4739 17/12/2013; 3369 23/09/2013;
1399 17/05/2013; 183 07/02/2013; 4744 17/12/2013; 1855 01/07/2013; 235
14/02/2013; 742 04/04/2013; 4736 17/12/2013; 3048 11/09/2014; 3049
11/09/2014; 120 30/01/2014; 5119 29/12/2014; 121 30/01/2014; 5091
23/12/2014; 5089 23/12/2014; 3851 21/10/2015; 2756 21/08/2015; 2230
07/07/2015; 2227 07/07/2015; 2365 20/07/2015; 2511 23/07/2015; 3847
21/10/2015; 2371 20/07/2015 y 3897 26/10/2015. A raíz de estos contratos los
mencionados percibieron periódicamente sumas de dinero abonadas por el

7
Estado Provincial, para lo cual se valieron de ficticias constataciones de su
ejecución, tal como surge de la pericial practicada en relación a los expedientes
No 1149972, 1260819, 1271908, 1497665, 1266925, 1243154, 1154851,
1147457, 1409071, 1528567, 1122574, 1209773, 1333189, 1414315, 1395509,
1280880, 1298511, 1284799, 1416294, 1379009, 1409144, 1257424, 1409074,
1105726, 1091764, 1011079, 1080258, 1006525, 1025667, 1333194. 1596868,
1575658, 1358894, 1672716, 1615428, 1299700, 1284057, 1479302, 1530152,
1532651, 1472149, 1286103, 1333191, 1416296, 1671014, 1586905, 1525333,
1293327, 1497486, 1521198, 1671829, 1673992, 1588056, 1284794, 1640970,
1625163, 1544406, 1536724, 1412809, 1410965, 1656154, 1502274, 1544402,
1525333, 1025659, 1019879, 1006499, 1011073, 1134924, 1546449, 1544261,
1411040, 1416060, 1238798, 1211499, 1211516, 1389642, 1497292, 1545462,
1671830, 1229400, 1673988, 1238838, 1521200, 1544265, 1673996, 1521196,
1241998, 1242003, 1262169, 1176108, 1176109, 1150074, 1671834, 1673984,
1535807, 1253865, 1150080, 1646058, 1670042, 1155773, 1154898, 1502423,
1528438, 1589583, 1525332, 1768400, 1775030, 1778315, 1800879, 1286100,
1449178, 1176137, 1266923, 1176136, 1270498, 1263257, 1768400, 1775030,
1778315, 1800879, 1286100, 1449178, 1770938, 1770939, 1802279, 1802331,
1802373, 1804114, 1298505, 1295634, 1284073, 1297859, 1472213, 1797122,
1805123, 1804204, 1804356, 1804219, 1800895, 1781119, 1270960, 1472405,
1372067, 1299706, 1287756, 1287746, 1336542, 1330482, 1298516, 1299712,
1039800, 1176121, 1176117, 1209958, 1071537, 1758445, 1286101, 1853301,
1433591, 1433577, 1433582, 1410010, 1410004, 1409081, 1371678, 1371675,
1417258, 1417257, 1416061, 1662027, 1663347, 1797128, 1804346, 1800901,
1799199, 1797119, 1147464, 1138865, 1154966, 1330727, 1130265, 1112256,
1120813, 1630183, 1287748, 1293322, 1105730, 1091751, 1080271, 1019877,
1087863, 1625113, 1641242, 1646381, 1662027, 1409077, 1416073, 1238794,
1122506, 1596444, 1176120, 1221068, 1205916, 1252554, 1170088, 1170077,
1170073, 1170074, 1251201, 1358891; 1330486; 1371680; 1278308;
1271910; 1281920; 1130260; 1138864; 992868; 992861; 1055094; 1055090;
1044851; 1044848; 1035859; 1035865; 1372036; 1501484; 1673466;
1586473; 1521202; 1615543; 1605413 y 1101722, las que fueron firmadas por
Pedro Báez y/o Gustavo Tamay, éste último en carácter de Responsable de
Certificación de Publicidades en Vía Pública, siendo su intervención indispensable
a los fines de liberar los pagos correspondientes. Para concretar las maniobras

8
anteriormente descriptas, a sabiendas de la irregularidad de los procedimientos,
que pretendían simular la real y legítima intervención entre distintos oferentes,
Jesús José María Bustamante y Hugo Fernando Montañana, titulares de las
empresas Bustamante José María y Montañana Publicidad respectivamente,
participaron de las mismas siendo beneficiados con un porcentaje de la
publicidad pautada en el contrato pero habiendo acordado previamente que, una
vez percibido el cobro de las sumas respectivas, de ese total, un porcentaje era
reembolsado a Aguilera a través de la contadora de la empresa, Corina Cargnel,
quien tenía a su cargo la gestión, seguimiento y cobro de todos los contratos así
como también la percepción de los retornos, siendo su rol fundamental pues era
el nexo entre los funcionarios de las oficinas del Estado, encargadas de la
tramitación de las contrataciones, y las empresas antes mencionadas."

Segundo hecho: Causa Nº 6.399: a Sergio Daniel URRIBARRI, Pedro


Angel BAEZ y Germán Esteban BUFFA, según los requerimientos de elevación a
juicio de fs. 722/740 y 765/792: "Sergio Daniel Urribarri, en su calidad de
Gobernador de la Provincia de Entre Ríos, y Pedro Báez, como Director General
de Información Pública del Gobierno de Entre Ríos, en fecha 01/07/11
direccionaron hacia la firma Global Means S.A., la orden de publicidad No 2038,
por medio de la cual se contrató vía directa, los avisos titulados "Aviso 1: Entre
Ríos Exporta" y "Aviso 2: Entre Ríos Invita", a publicar en las ediciones No 91 y
92 del periódico Diario Agroempresario, correspondiente a los meses de agosto y
septiembre del año 2011, por el precio total de pesos ciento dieciocho mil
($118.000), aprobada mediante Decreto No 1057 -PE- de fecha 18/04/12,
suscripto por los antes mencionados. Dicho direccionamiento arbitrario se
produjo de común acuerdo y en connivencia previa con el Sr. Germán Esteban
Buffa, presidente de la firma Global Means S.A., sorteando los mecanismos
legales para garantizar la libre competencia de oferentes del Estado, sin
observar la normativa vigente (Ley No 5140, decretos reglamentarios y
Constitución Provincial), contratando los funcionarios públicos referidos, una
empresa que al momento de emitirse la orden de publicidad no existía
legalmente, no se encontraba inscripta en el registro de medios, ni cumplía con
los requisitos para estarlo".-

Tercer hecho: Legajo Nº 11.808: (Legajo UFI N° 61.211): a Sergio


Daniel URRIBARRI y Pedro Angel BAEZ, según el auto de elevación a juicio de

9
fecha 9/10/2019: "Sergio Daniel Urribarri, en su carácter de Gobernador de
Entre Ríos, y Pedro Ángel Báez, como Ministro de Cultura y Comunicación de
Entre Ríos, sustrajeron de la partida presupuestaria DA 984, cuya custodia les
correspondía en virtud de los cargos que ostentaban, la suma de cuatro millones
trescientos ocho mil quinientos pesos con veintitrés centavos ($4.308.500,23)
para difundir una solicitada titulada "Acuerdo de Compromiso para la
Reafirmación Democrática Argentina", que fue publicada durante el mes de junio
del año 2014 en los diarios El Argentino, Tiempo Argentino, Crónica, Clarín, La
Nación, El Cronista, Buenos Aires Herald, Ámbito Financiero, Página 12, El Litoral
de Santa Fe, El Diario de Paraná, Uno de Paraná, Uno de santa Fe, Uno de
Mendoza, La Capital de Rosario, La Calle de Concepción del Uruguay, El Sol de
Concordia y El Día de Gualeguaychú, y cuyo único fin fue el de promocionar, con
fondos públicos, la precandidatura a Presidente de la Nación Argentina del
primero, en las elecciones generales del año 2015, tal y como surge del texto de
la misma, el cual versaba sobre compromisos de acciones de gobierno en caso
de que Urribarri accediera a la primera dignatura del país. Para concretar dicha
maniobra, mediante el Expte. Adm. No 1603731, Baez interesó a Urribarri la
publicación en cuestión, justificándola ficticiamente en la necesidad de difusión
de actos de gobierno, suscribiendo ambos la orden publicidad respectiva y,
luego, el Decreto No2940/14, del 05/09/2014, a sabiendas del velado propósito
de la publicación en cuestión, que fuera finalmente refrendada por Urribarri".

Cuarto hecho: Legajo Nº 11.808: (Legajo UFI No 29.885): a Sergio


Daniel URRIBARRI, Pedro Angel BAEZ, Gustavo Javier TORTUL y Hugo Félix
CESPEDES, según el auto de elevación a juicio de fecha 9/10/2019: "A través de
la gestión realizada en el Expediente Administrativo No 1656798 iniciado con
fecha 25 de noviembre de 2014, se sustrajo de la partida presupuestaria
asignada a las erogaciones para la organización de la Cumbre Mercosur (DA
988) -cuya administración y disposición estaba a cargo de Sergio Daniel
URRIBARRI en su carácter de Gobernador de la provincia de Entre Ríos- la suma
de veintiocho millones cuatrocientos mil pesos ($ 28.400.000), la que fue
aplicada para su beneficio personal a través de la difusión nacional de los cuatro
spots publicitarios, con el único propósito de instalar su precandidatura a
presidente de la Nación en las elecciones generales del año 2015.
Concretamente, en el marco del expediente mencionado, el ex Gobernador

10
URRIBARRI, dictó el Decreto No 4800/14 GOB, de fecha 9 de diciembre de 2014,
mediante el cual autorizó la contratación por la suma de treinta y un millones
cuatrocientos sesenta mil pesos ($ 31.460.000), para la difusión nacional de
cuatro spots publicitarios de su gestión de Gobierno. Con el fin de soslayar
procedimientos de contratación pública y los controles respectivos, se encuadró
tal contratación en el marco de la Ley 10.327 (art. 2), pese a no ser necesaria ni
inherente para la realización de la 47 Reunión Ordinaria del Consejo del Mercado
Común (MERCOSUR). A tales fines se direccionó la contratación de la difusión
nacional de los cuatro spots referidos, a favor de la empresa NELLY
ENTERTAINMENT S.A, en la persona de su presidente Jorge Ernesto
RODRÍGUEZ, quien además de conocer la diversa finalidad de la contratación,
contó con información privilegiada que le permitió la presentación de la oferta y
hacerse adjudicatario de la misma. Tales hechos fueron de autoría de Sergio
Daniel URRIBARRI, en su carácter de Gobernador de la provincia de Entre Ríos.
Tuvo la imprescindible participación del ex Ministro de Cultura y Comunicación,
Pedro Ángel BÁEZ quien en el marco de su rol funcional, interesó la contratación
en el marco de la ley excepcional 10.327, aportó los “spots”, incidió en la
asignación del contrato y refrendó el Decreto Na 4800/2014; del Coordinador de
la Unidad Operativa de la Cumbre de Mercosur, Hugo Félix CÉSPEDES; y del
Coordinador Contable de la Unidad Operativa de la Cumbre Mercosur, Contador
Gustavo Javier TORTUL, quienes llevaron adelante los procedimientos
administrativos que favorecieron la sustracción.".

Quinto hecho: Legajo Nº 11.808: (Legajo UFI No 58.383): a Sergio


Daniel URRIBARRI, Juan Pablo AGUILERA, Corina Elizabeth CARGNEL, MARSÓ y
CARUSO, según el auto de elevación a juicio de fecha 9/10/2019: “Sergio Daniel
Urribarri, en su carácter de Gobernador de Entre Ríos, y Hugo José María Marsó,
como Ministro de Turismo de Entre Ríos, sustrajeron de la partida
presupuestaria DA 977, cuya custodia y administración les correspondía en
virtud de los cargos que ostentaban, la suma de pesos catorce millones
quinientos sesenta y un mil ochocientos setenta ($ 14.561.870,00) para la
instalación, montaje y puesta en funcionamiento de un parador entre las
Unidades Turísticas Fiscales Terrazas y Perla Norte de la ciudad de Mar del Plata,
durante el mes de enero de 2015, empleando tal contratación en provecho del
primero, para promocionar, con fondos públicos, su precandidatura a Presidente

11
de la Nación Argentina, en las elecciones generales del año 2015. La maniobra
pergeñada consistió en la contratación de la empresa "El Juego en que andamos
SRL", por la suma referida, quien a su vez, por un lado, destinaría parte de la
misma para sub contratar a la Cooperativa de trabajo “X la Plata Publicidad”
Ltda. para realizar una campaña de difusión en vía pública –mediante cartelería–
de la figura de Urribarri como precandidato a Presidente de la Nación, lo que se
concretó por la suma pesos trescientos treinta y ocho mil ochocientos ($
338.800); por el otro lado, el socio gerente de aquella firma, el Sr. Gerardo
Caruso (alias Foia), debía retornar en dinero en efectivo al Sr. Juan Pablo
Aguilera -lo que se concretó por la suma pesos dos millones ($ 2.000.000), y
también por medio de transacciones bancarias a las empresas TEP SRL y NEXT
SRL –propiedad del Sr. Aguilera-, y las intermediarias Visual Ilusion SA CUIT
30-71071523-4, Megaprint SA 30-70717800-7, Wall Street Vía Pública SA CUIT
30-65541838-1 y Fredy Publicidad SRL CUIT 30-70909164-2, lo que también se
concretó por la suma de pesos dos millones cuatrocientos sesenta y ocho mil
setecientos ($ 2.468.700,00). Todo lo anterior contó con la imprescindible
colaboración de Corina Cargnel -contadora de las empresas TEP SRL y NEXT
SRL-, quien gestionaba la confección de facturas con tales empresas y también
los retornos de dinero. Para concretar la misma, mediante el Expte. Adm. No
1.656.830 iniciado con fecha 5 de diciembre de 2014, Marso interesó a Urribarri
la contratación en cuestión, justificándola ficticiamente en "promover, difundir e
instalar la marca Provincia de Entre Ríos como destino turístico", solicitando
aquel el espacio público al Municipio del Partido de General Pueyrredón -Mar del
Plata-, y suscribiendo ambos los Decretos N°s. 4804/17 MTUR (del 12/12/14) y
5120/14 MTUR (del 29/12/14), por los cuales convocan, tramitan y aprueban en
plazos reducidos la Licitación pública N° 69/14, con el objeto referido,
direccionando la contratación a la firma “El Juego en que andamos SRL” -firma
sin domicilio en la provincia, y que lo constituyó ficticiamente en la residencia
particular del por entonces Secretario de Justicia de la Provincia, calle Las Heras
207 de la ciudad de Larroque- que resultara finalmente adjudicataria de la
licitación en cuestión. Para ello, ambos contaron con el aporte imprescindible del
socio gerente de dicha empresa, el Sr. Gerardo Daniel Caruso, quien además de
conocer previamente la finalidad particular de la contratación, contó con
información privilegiada que le permitió la presentación de la oferta y hacerse
adjudicatario de la misma, para lo cual y en connivencia con los funcionarios

12
públicos nombrados, y también con el Sr. Juan Pablo Aguilera, simuló la
intervención en la licitación pública de la firma CASTROMIL S.R.L., cuya
propuesta fuera desestimada, pero que sirviera a los fines de acreditar una
ficticia concurrencia y competencia de participantes en la licitación referida”.

II. Recurrieron en Casación los defensores Dres. Raúl E. Barrandeguy y


José C. Pérez por la defensa de Sergio Daniel Urribarri; los Dres. Ignacio E. Díaz
y José R. Velázquez por la defensa de Pedro Angel Baez; el Dr. Marcos Rodriguez
Allende por Juan P. Aguilera y Luciana M. B. Almada; el Dr. Miguel Angel Cullen
por Emiliano Giacopuzzi y Corina E. Cargnel; el Dr. Juan Antonio Mendez por
Gustavo R. Tamay; el Dr. Emilio Fouces por Gerardo D. Caruso; y el Dr. José Raúl
Velazquez por Germán Buffa.

II.1. La defensa técnica de Sergio Daniel URRIBARRI y Pedro Angel


BAEZ conformada por los Dres. Ignacio Esteban DIAZ, José Raúl
VELAZQUEZ, Raúl Enrique BARRANDEGUY y José C. PÉREZ, manifestó en
el escrito recursivo que cumplió los requisitos formales de admisibilidad del
recurso de casación, y que adhería a todos los fundamentos expresados por los
restantes recurrentes.

En cuanto a los requisitos sustanciales, destacaron que su defendido


Urribarri fue dos veces Gobernador de la Provincia, época durante la cual habría
cometido los hechos ilícitos que se le endilgan; que la acusación se condujo en
su contra, en contra de dos de sus ministros, y en contra de su cuñado y la
esposa de éste, resultando la sentencia absolutamente desfavorable a sus
defendidos.

Manifestaron, además, que la sentencia carece de adecuada motivación y


que de ello resulta su insanable nulidad e inconstitucionalidad, por cuanto
consideran que el Tribunal de Juicio omitió tratar los planteos defensivos y
reprodujo en forma acrítica los argumentos de la acusación, de modo tal que ha
resultado lesionado el principio básico del procedimiento acusatorio consistente
en la igualdad de armas entre la defensa y el Ministerio Público Fiscal (MPF).

II.1.a. Bajo el apartado agravios "preliminares", puntualizaron los


relativos a la "Primera cuestión" referida en la sentencia.

13
En primer lugar, señalaron que al desestimar, el Tribunal, las objeciones
con respecto a la incorporación y validez de la prueba, no consideró los reparos
constitucionales señalados por ellos sino que realizó un forzado argumento,
diciendo que la ocasión para aquel planteo había precluido en la audiencia de
remisión a juicio. Por eso, consideran que la sentencia contradice la
jurisprudencia de la Corte sobre la regla de exclusión de la prueba y del fruto del
árbol venenoso.

En segundo término, sostuvieron que el Tribunal incurrió en afectación al


principio de congruencia y no respondió fundadamente a las observaciones
realizadas por la defensa sobre este punto. En tal sentido, afirmaron que el
hecho por el cual se condenó a Urribarri y a Báez difería del que les había sido
imputado en la acusación, afectándose así el derecho de defensa y el principio
acusatorio, como lo ha expuesto la CSJN en el caso "Zurita".

En tercer lugar, afirmaron que se ha afectado el principio de juez natural.


En este punto cuestionaron la intervención de funcionarios de la Policía Federal,
refiriendo que, según la Ley de Seguridad Interior, éstos no pueden intervenir
fuera de sus jurisdicciones sin que el trámite vaya precedido de una autorización
ministerial expresa. Al respecto, sostuvieron que, si el Ministerio Público Fiscal
suponía que la Policía de la Provincia no le aseguraba la colaboración eficaz y
proba que le imponen la Constitución y el Código, debió poner el caso en manos
del Procurador General, y éste interesar al Ministerio de Gobierno que recabara
la colaboración interesada según lo previsto en la Ley de Seguridad Nacional
Nº24.059. Afirmaron que la solicitud del MPF de requerir el auxilio de las fuerzas
federales, por entonces dependientes de un gobierno nacional de signo político
distinto al provincial, y la decisión del Juez de Garantías de hacer lugar al
pedido, genera un manto de sospecha sobre la objetividad e imparcialidad de
dichos funcionarios.

Como cuarto punto, sostuvieron que la convención probatoria celebrada


por las partes ante el Juez de Garantías, no es argumento válido para desestimar
el pedido de nulidad de los allanamientos de fecha 01/08/2016 y de exclusión
probatoria de las actas. Añadieron que, tanto aquellas órdenes como los
respectivos pedidos del MPF, carecían de adecuada motivación y, en
consecuencia, fueron realizados en violación a garantías constitucionales, lo cual

14
no puede sanearse mediante acuerdo probatorio. Puntualizaron que el secuestro
del disco externo obtenido en el domicilio de calle Yrigoyen 891 se hizo sin orden
de allanamiento y en circunstancias anómalas, por lo que consideraron que el
Tribunal se apartó del precedente "Fiorentino" de la CSJN.

En quinto lugar, sostuvieron que el Tribunal ignoró las deficiencias en la


cadena de custodia de los objetos secuestrados. En esa línea, argumentaron que
los efectos incautados en fecha 01/08/2016 estuvieron sin cadena de custodia
por más de 24 horas, en un lugar desconocido para esa parte, por lo que
entendieron que la pesquisa infringió la obligación de proveer a la seguridad de
la prueba que exige el art. 278 CPPER.

Como sexta cuestión, expresaron que al rechazar las objeciones de la


defensa sobre los informes de las compañías telefónicas, el Tribunal eludió la
aplicación del art. 447 CPPER según el cual los documentos suscritos por
terceros deben ser reconocidos para ser incorporados al debate. En tal sentido,
cuestionaron que el Tribunal haya categorizado a dichos informes como
elementos estandarizados. Afirmaron que la sentencia se aparta del precedente
"Halabi" de la CSJN con argumentos que dan lugar a diferencias entre los
ciudadanos.

En séptimo lugar, cuestionaron que el Tribunal haya rechazado la exclusión


probatoria, según lo prevé el art. 197 CPPER, de los Informes del Gabinete de
Informática del MPF. En tal sentido, la defensa afirmó que los profesionales Fritz,
Ferrari, Basso y Herlein no fueron designados de la lista del Superior Tribunal y
que, por lo tanto, no tenían certificación expresa de su idoneidad profesional
para realizar la tarea encomendada -art. 197 del CPPER-. Añadieron que la falta
de matriculación de los mismos en el respectivo colegio de profesionales les
resta toda habilitación profesional. Además, alegaron la falta de incumbencia
profesional de los referidos bioingenieros, conforme a lo dispuesto en la ley de
educación especial y mediante el facultamiento expreso del Ministerio de
Educación de la Nación, CONEAU y los Consejos Universitarios respectivos, que
fijan a través de resoluciones ministeriales el alcance restrictivo de las
incumbencias y la acordada 35/18 (Reglamento del Cuerpo Pericial del STJER).
Finalmente, sostuvieron que dichos peritos tienen dependencia funcional del MPF

15
por lo que se encontraban en situación legal de apartamiento, según el art. 306
CPP, lo cual afecta el principio de igualdad de armas del modelo acusatorio.

II.1.b. Seguidamente, la defensa de Urribarri y Báez expresó los agravios


sobre la "Segunda cuestión" tratada en la sentencia, refiriéndose separadamente
a los hechos de cada legajo.

Primer hecho:

En relación al primer hecho ("imprentas"), imputado en el Legajo 4385,


los defensores manifestaron que la afirmación del Tribunal respecto de que las
empresas TEP y NEXT eran de Aguilera, no tiene prueba que la sostenga.

Expresaron que los magistrados no consultaron ni ponderaron las pruebas


formales y auténticas de la propiedad de las empresas como el contrato social, el
acta de distribución de cargos, el acta de distribución de utilidades y los libros de
IVA. Manifestaron que a la defensa no le fueron exhibidos los documentos en los
que se sostenía la acusación extraídos por el Ing. Fritz de las computadoras, sino
que simplemente se puso a disposición en formato electrónico un número
inconmensurable de documentos, dentro de los cuales supuestamente estaban
los que probaban la acusación, por lo que afirmaron que el MPF ocultó el
fundamento de la imputación entre miles de documentos. Agregaron que la
explicación de las labores periciales está relatada en un lenguaje incomprensible
que impide su valoración por parte de la defensa. Así también, sostuvieron que
de las evidencias ponderadas no surge referencia alguna a sus defendidos.

Seguidamente, expresaron que los datos que el Tribunal valoró como


demostrativos de la hipótesis cargosa, no llegan a sustentar una simple
sospecha. En esa línea, la defensa afirmó que no tiene sentido considerar el
ingreso de Aguilera al Senado dos años antes de la creación de las empresas;
que el archivo digital atribuido al Dr. Lisandro Minigutti, a lo sumo, acredita la
intención de hacer un negocio que ni siquiera podría considerarse un acto
preparatorio; que la prueba donde se menciona a Vitagliano es favorable a
Aguilera; que Aguilera nunca reconoció la agenda personal y la revista
secuestrada que se le atribuyen; que es insólita la ponderación de los dichos de
una persona que fue a pedir trabajo; que no puede asignársele valor probatorio
a los dichos de Luciana Almada como si fueran una sola conversación ya que se

16
trata de expresiones coloquiales producidas en un contexto de emotividad e
intimidad; que el hecho de que Giacopuzzi haya comprado los inmuebles con un
préstamo y por escritura no indica que las empresas eran de Aguilera sino todo
lo contrario; que el Tribunal concluyó que Pereyra era empleado de Aguilera
porque había alquilado un local cerca de las empresas, sin embargo la actividad
de Pereyra no fue imputada; que el Tribunal tampoco explicó de qué forma
Aguilera sorteaba los controles; también que los acuerdos entre Montañana y
Bustamante no fueron imputados ni considerados; que el Tribunal no justificó la
conclusión por el hecho de que a Franco Urribarri le pagaran el seguro previa
autorización de Giacopuzzi; que la distribución de publicidad entre 2010 y 2015
entre distintas empresas no están imputadas y que el informe del Cdor. Enrique
contiene muchos datos desvinculados de la imputación.

Por otra parte, los defensores sostuvieron que la ponderación de las


exigencias de la ley 5140 para las contrataciones de publicidad no puede hacerla
el Ministerio Público Fiscal; sino sólo los órganos de control hacendístico que
tienen la competencia constitucional y especialmente los previstos en el art. 49,
primera parte, de la ley 5796, y que éstos admitieron la legalidad de los gastos
observados hasta ese momento y realizaron recomendaciones a futuro con el fin
de dar mayor claridad al acto administrativo. Añadieron que, de las
declaraciones del Cdor. Jensen, surge que el Tribunal de Cuentas consideró la
legalidad de la contratación y se realizaron recomendaciones que fueron
cumplimentadas.

Cuestionaron que el Tribunal de Juicio haya señalado que Galarza, Della


Ghelfa y Pereyra eran empleados del Estado y de las empresas involucradas, y
adujeron que tal cuestión no fue imputada, y que tampoco es delito. Agregaron
que en los correos entre estos empleados sólo trasuntan circunstancias propias
del trabajo y no fueron reconocidos.

Por otra parte, sostuvieron que la conclusión de que las constancias del
disco rígido le pertenecían a Cargnel no tiene fundamento ni fue probado; que
además, ello supone una intromisión ilegal en la intimidad de la imputada.

Asimismo, expresaron que el trabajo de las fotos es confuso y deficiente.


Añadieron que no hay elementos de cotejo o documentos indubitados.

17
Agregaron que las conversaciones entre Della Ghelfa y Cargnel no fueron
reconocidas y nada se dice en ellas de los hechos imputados.

Afirmaron que hubo una absurda valoración de los dichos de Tamay.

Sostuvieron que el informe de la Cdora. Gonzalez Brunet suma todas las


contrataciones, pero no determina cuáles no se pagaron o cuáles se pagaron
más de una vez.

Y para concluir los agravios sobre el primer hecho, imputado en el legajo


4385, argumentaron que el Tribunal de Juicio realizó una artificiosa construcción
fáctica a partir de prueba inválida, que impide poner en crisis el estado
constitucional de inocencia de sus defendidos. Que no hay manera de sostener
que sus representados se hubiesen "interesado" en los términos previstos en el
art. 265 del Código Penal en los contratos de publicidad que fueron
legítimamente celebrados, o que haya habido algún tipo de desvío de fondos
públicos según lo previsto en el art. 261 del Código Penal.

Agregaron que la hipótesis acusatoria de una "cartelización" en dichas


contrataciones, carece de base probatoria ya que no hubo ningún reclamo en tal
sentido y existe prueba irrefutable de que la contratación directa en este tipo de
actividad es una práctica legítima como lo demuestra el contralor llevado a cabo
por los organismos competentes. Sostuvieron que la sentencia contiene una
presunción de dolo respecto de sus defendidos que constituye una rémora del
procedimiento de corte inquisitivo en violación al estado de inocencia y el
principio de culpabilidad.

Segundo hecho:

Seguidamente, respecto del segundo hecho (mencionado como "Global


Means"), imputado en el Legajo 6399, la defensa manifestó que el Tribunal de
Juicio partió de una errónea concepción respecto de la formación y existencia del
contrato administrativo, que la parte acusadora siempre se refirió a la existencia
contractual, y que el Tribunal no entendió que en el caso bajo análisis el contrato
administrativo "recién habría existido con el consentimiento expreso del Estado,
que se materializa con el dictado del decreto respectivo". Añadieron que el
prestador no sólo debe cumplir la prestación exigida sino también innumerables
requisitos sin los cuales el Estado no puede contratar y, menos aún, pagar.

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Manifestaron que el Tribunal ignoró el informe de fs. 11/16 del Sr. Fiscal
de Estado, quien estableció que no existía irregularidad alguna en la
contratación, lo que -según la defensa- corrobora la postura de que en el
contrato administrativo se permite el cumplimiento de los requisitos previos
hasta la firma del decreto.

Así también, afirmaron que el Tribunal ignoró la pericia producida por


Lenardón (fs. 898/906), quien explicó claramente las atribuciones de los órganos
de control.

Alegaron, en relación a la preinscripción, que el Tribunal ignoró la


explicación dada por Buffa, reiterando una posición errónea sobre cuándo existe
la contratación, y que dicha posición se agravó por una interpretación "in malam
parte" de la Resolución Nº2 DGIP.

Sostuvieron que el Tribunal consideró como una promesa de contrato


supeditado a condición suspensiva, al acto unilateral de emisión de la orden de
publicidad. Agregaron que ésa es una concepción civilista, que no se ajusta al
Derecho Administrativo, el cual se rige por normas diferentes.

Afirmaron que el Tribunal de Juicio descalificó la actuación de los órganos


de control autónomos de la Constitución, especialmente de la Contaduría
General, que según el art. 210 de la Constitución Provincial tiene la competencia
exclusiva y excluyente del control de legalidad del gasto público, y que al efecto
expresaron (según surge de fs. 300) que "sus atribuciones de eventual oposición
derivan de la falta de ajuste al procedimiento de la normativa vigente lo que, en
el caso, no se habría verificado".

Así también, que el Tribunal de Juicio eludió considerar las


determinaciones contenidas en el expediente 655/13 del Honorable Tribunal de
Cuentas. Afirmaron que las mismas consisten en recomendaciones para el futuro
de la repartición y que éstas fueron estrictamente cumplidas, por lo que en
forma alguna dichas "recomendaciones" permiten restarle legalidad a los
respectivos actos administrativos.

Por último, expresaron que no son acordes a la sana crítica racional los
argumentos vertidos por el Tribunal como demostrativos del interés de Urribarri
y Báez en privilegiar la operación con Buffa, en su carácter de gerente de la

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empresa, ya que Báez prácticamente no tuvo contacto con Buffa sino con la
esposa de aquél y en relación a un emprendimiento privado de la misma. Y
agregaron que debe valorarse que el permiso para conducir automotores fue
dado dos años después del hecho ventilado.

Tercer, cuarto y quinto hecho:

En cuanto a los hechos imputados en el Legajo 11808, la defensa


manifestó que la sentencia no señala acto ilícito alguno atribuible a Urribarri. Al
respecto, afirmó que el Tribunal tuvo por demostrado que Urribarri había
encarado el trabajo de posicionarse para las elecciones presidenciales del año
2015, pero no precisó qué reproche habría merecido tal actividad.

Así, en relación al tercer hecho (“Solicitada”), la defensa afirmó que la


conclusión del Tribunal de que la única interpretación admisible respecto de la
solicitada es su finalidad de instalar con fondos públicos la imagen de Urribarri,
no tiene correlación con los términos literales de la publicación.

Añadieron los defensores, que el texto del "Acuerdo de compromiso para


la Reafirmación Democrática Argentina" no puede interpretarse como un acto de
campaña, ni de promoción de un candidato, sino que se trató de una
comunicación política, gubernamental, dirigida a los dirigentes, a los ciudadanos
y a la opinión pública para difundir ideas en un período crítico de la economía,
destinado a la construcción de las decisiones políticas.

En tal sentido, expresaron que del texto en cuestión no surge la


afirmación de una definida precandidatura, sumado a que la publicación fue en
junio de 2014, a más de un año de la fecha de la campaña electoral que
permitiría inferir precandidaturas y que, por otro lado, no las permitía el Código
Electoral.

Sostuvieron que para justificar sus conclusiones, el Tribunal ponderó otros


antecedentes desvinculados de las circunstancias que motivaron la solicitada y
que no están contenidos en la imputación.

Aseveraron que, en cuanto a la intervención del Director de Asuntos


Jurídicos de la Contaduría de la Provincia, el integrante del ente administrativo
del Mercosur, no hizo observación alguna respecto de ilicitud o irregularidad,

20
como tampoco mencionó la violación de algún deber reglamentario del gasto
público.

Concluyeron que el pensamiento de su defendido puede interpretarse en


el esquema del art. 75 de la Constitución Provincial como una cuestión política
no judiciable.

Con respecto al cuarto hecho ("Cumbre del Mercosur"), la Defensa afirmó


que el trámite fue absolutamente normal pero el Tribunal de Juicio ponderó las
observaciones de Jensen, Vinagre y Rodríguez Signes como si se tratara de
oposiciones severas demostrativas de ilicitudes graves, "serios indicios" de que la
verdadera negociación se llevó a cabo por fuera del Estado.

Añadieron que los spots publicitarios, que fueron proyectados en el juicio,


no pueden ubicarse fundadamente en la campaña por el posicionamiento de
Urribarri. Expresaron que dicha conclusión no se relaciona con la imputación y
que se trata de detalles atípicos, porque aspirar a una candidatura honorable y
exponer a esos fines la acción del gobierno, no puede ser delito.

Así también, manifestaron que se quiso construir un indicio cargoso a


partir del hecho de la no selección de medios de alcance nacional para llevar a
cabo la tarea publicitaria.

Finalmente, en relación al quinto hecho ("Parador") la defensa señaló que


el Tribunal consideró como desprolijidades administrativas cuestiones que
estaban vinculadas a la celeridad del trámite, que fueron examinadas por los
órganos de control, los que no obstaron a la aprobación del gasto. Afirmaron que
ese marco de "ilicitudes" administrativas, no llena las exigencias de la tipicidad
atribuida.

Seguidamente, aseguraron que la compra de pliegos entre familiares o


amigos, es habitual en el mundo de las empresas privadas y que en este caso no
fue probada.

Señalaron que el Tribunal no tuvo en cuenta que el hecho de anticiparse a


la contratación no es delito, como sí lo consideró en el caso de un coimputado
absuelto. Agregaron que el Tribunal sostuvo esa conclusión sobre la base de

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comunicaciones telefónicas cuyo contenido desconoce y, por lo tanto, no puede
presumirse sin afectar garantías procesales.

Alegaron que el Tribunal le asignó a esas circunstancias el carácter de


prueba de que el contrato se había realizado antes de la licitación, pero sin
asumir que los actores económicos involucrados hacía ya un tiempo largo que
pedían la instalación del parador e incluso esperaban seguros la adjudicación
atento a los antecedentes mencionados.

Cuestionaron la conclusión de que la imagen de Urribarri en exhibición


probara el verdadero fin del parador, cuando ni siquiera se sostuvo que esas
deficiencias fueron probadamente conocidas por Urribarri. Como también que, de
circunstancias nimias como la imagen del sol en los carteles, se haya deducido
que el propósito del parador era la promoción de la candidatura de Urribarri.

Por otra parte, sostuvieron que no tiene justificación la interpretación que


realiza el Tribunal del archivo "esquema de devolución". En tal sentido,
aseveraron que no se ha visto nunca que un "retorno" se "devuelva", ni que se
bancarice y se registre en las oficinas tributarias. Añadieron que las conclusiones
del Cdor. Enrique no se corresponden con la realidad y que para sostener ese
informe el Tribunal desnaturalizó las declaraciones de Caruso, al atribuirle a éste
las comunicaciones que él mismo negó haber tenido con Aguilera.

II.1.c. Seguidamente, la defensa se expidió respecto de la "Tercera


cuestión" tratada en la sentencia.

Al respecto, manifestaron que en el Tribunal citó jurisprudencia referida a


una vetusta y modificada ley penal para concluir en la tipicidad dolosa propia del
delito de negociaciones incompatibles que endosó a los imputados, lo cual afecta
la validez de la condena. Añadieron que en el examen de tipicidad no se
determinó el hecho típico (materialidad), como tampoco de qué forma se verificó
el elemento subjetivo distinto del dolo, por lo que entendieron que se ha caído
en la aplicación del derecho penal de autor.

Expresaron que se efectuó contra sus defendidos un juicio de tipicidad que


supera los límites literales del texto normativo y, en consecuencia, se ha
vulnerado el principio de legalidad en materia penal.

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Fundaron su postura puntualizando que en la sentencia: “a) se afirmó que
sus defendidos se interesaron en los términos previstos por el art. 265 del C.P.,
utilizando para ello el mecanismo de contratación directa, desconociéndose que
tal modalidad es propia de los contratos que se desarrollan en materia de
publicidad y que todos los trámites administrativos fueron auditados por los
respectivos órganos de control, sin que ninguno de estos haya efectuado una
denuncia penal por posible irregularidad; b) se habló de desvío de fondos en los
términos del art. 261 del C.P., a pesar de que tales erogaciones jamás fueron
cuestionadas como irregulares por ninguno de los órganos de control que
tomaron intervención en cada una de las contrataciones investigadas; c) se
presumió la existencia de un obrar doloso respecto de sus defendidos a partir de
simples conjeturas que se sostuvieron en consideraciones dogmáticas, que
ponen en evidencia la crítica política que se le efectúa a una gestión de
gobierno; d) se estableció un juicio de antijuridicidad respecto de sus defendidos
mediante el desconocimiento de cómo funciona la administración estatal, a partir
del principio de confianza que existe entre los distintos eslabones que participan
en un proceso de contratación y los controles que ejercen los órganos
competentes; e) no se presentó argumento alguno que justifique la
reprochabilidad de las conductas atribuidas; f) a la hora de definir la relación de
concurso entre los tipos penales se efectuó un juicio contradictorio ya que el
supuesto de concurso ideal entre los arts. 261 y 265 del C.P. jamás puede darse,
en tanto la figura de peculado desplaza por reglas de concurso aparente a la de
negociaciones incompatibles, lo cual supone una inconsecuencia lógica que luego
fue mal utilizada para efectuar el juicio de dosimetría en materia punitiva.”

II.1.d. En relación a la "Cuarta cuestión" de la sentencia, la defensa


sostuvo que no se tuvieron en cuenta como circunstancias atenuantes: la
confianza recibida de vastos sectores de la sociedad que votaron dos veces a
Urribarri para la gobernación y una, para diputado provincial; el hecho de que su
pliego fue aprobado por el Senado de la Nación y que por decreto presidencial se
lo designó embajador en Israel y Chipre; su familia sólidamente constituida
demostrativa de nula peligrosidad; y finalmente, el respeto hacia la Justicia
demostrado por Urribarri al someterse a la competencia penal sin invocar ni
oponer fueros conformando el secreto tributario y bancario.

23
En cuanto a la situación de Báez, destacaron su renuncia a los fueros que
como diputado provincial lo amparaban; su renuncia a integrar la comisión de
Juicio Político; su renuncia al secreto bancario y fiscal; y su voluntad de ofrecer
el allanamiento de su morada.

Añadieron, los defensores, que al expedirse sobre la "cuarta cuestión" la


sentencia indicó, además, que se mantenían "las medidas cautelares trabadas en
el proceso hasta tanto la sentencia adquiera firmeza, no correspondiendo, en
consecuencia, hacer lugar al levantamiento del 50% de los embargos
interesados por el Dr. Esteban DÍAZ a favor de su defendido Pedro Ángel BAEZ",
lo que así se dispuso en el punto XX) de la parte resolutiva.

En ese sentido, argumentaron que en los autos de remisión a juicio en los


Legajos de OGA 11808 y 4385, los Jueces de Garantías no hicieron referencia
alguna a las medidas de embargo contra BÁEZ porque el MPF no las había
sostenido, y que en el debate, recién al finalizar y en el petitorio, la Fiscalía
solicitó sin fundamentar "que los embargos y demás medidas cautelares que
oportunamente sean dispuestos, sean mantenidos hasta que la sentencia
adquiera firmeza, a los fines del pago de las costas, multas y reparación del
daño".

En esa línea, la defensa alegó que el referido punto XX) es nulo por falta
de motivación conforme al art. 151 CPPER, porque no hubo argumentación al
respecto del MPF como tampoco del Tribunal, como sí la hubo por parte de la
defensa del Sr. Báez, la cual expresó en los alegatos los motivos por los cuales
no procedía el embargo en general y que, conforme al principio acusatorio, el
Tribunal no puede enmendar vacíos argumentativos del MPF.

Señalaron que la Defensa solicitó, subsidiariamente, que el embargo se


efectivizara sólo sobre los bienes de titularidad de Pedro Ángel Báez, destacando
que hay dos bienes registrables embargados: un automóvil Chevrolet Cruze
patente AA 937 ZQ y un inmueble sito en calle Jozami de esta ciudad. Que el
planteo bajo análisis se refiere al inmueble, en tanto el 50% le pertenece a
Pedro Báez y el otro 50% a su cónyuge, manifestando que según el art. 461
CCyC, en principio, ninguno de los cónyuges responde por las obligaciones del
otro, y que esta regla debe aplicarse con mayor razón en el ámbito penal.

24
A modo de síntesis, sostuvieron que el Tribunal le asignó sentido
caprichosamente a las pruebas que ponderó, ya que ninguna de ellas -de las que
refieren haber enumerado los vicios que presentan- logró arrimar certeza en
favor de la hipótesis cargosa. Que, de este modo, el Tribunal omitió valorar
prueba documental dirimente, informes de los organismos de control y
testimonios calificados.

A modo de conclusión, los defensores sostuvieron que el pronunciamiento


no se encuentra adecuadamente motivado y, por lo tanto, ha infringido tal
obligación que, bajo sanción de nulidad, imponen la Constitución y la Ley.
Asimismo, que la sentencia ha afectado el derecho a la igualdad, en tanto que
sin motivación excluyó a Urribarri y a Báez de una situación que valoró
exculpatoria, exactamente igual a la de sus defendidos.

Efectuaron expresa reserva del caso federal, remitiéndose a lo


manifestado a lo largo del recurso con respecto a la violación de garantías
constitucionales, especialmente en relación al principio republicano de gobierno,
el derecho a la intimidad, el derecho a la igualdad, y por aplicación de la doctrina
de la arbitrariedad.

En igual sentido, sostuvieron que resulta aplicable el concepto de


gravedad institucional, en tanto consideraron que se ha desestimado el valor
desincriminante de la aprobación de las cuentas públicas por los organismos
constitucionales de control en la Provincia: La Contaduría General, la Tesorería
General, el Tribunal de Cuentas y la Fiscalía de Estado; lo cual -afirmaron-
produce una deformación del sistema constitucional de fiscalización de la
inversión pública y afecta la independencia del Poder Ejecutivo. Además,
reiteraron bajo este acápite el cuestionamiento respecto del pedido y
autorización para la utilización de las fuerzas federales en el ámbito provincial.

Por todo ello, peticionaron que se haga lugar al recurso, y se absuelva de


culpa y cargo a sus defendidos. Subsidiariamente, que se anule la sentencia y se
disponga el reenvío del caso para la sustanciación de un nuevo juicio conforme a
derecho. Así también, solicitaron que se ordene el levantamiento de los
embargos del inmueble de calle Jozami y del automotor Cruze; y, en forma
subsidiaria, que se proceda a levantar el embargo sobre el 50% del inmueble,
perteneciente a Sonia Riquelme.

25
II.2. El Dr. Marcos RODRIGUEZ ALLENDE, en ejercicio de la defensa
técnica de Juan Pablo AGUILERA y Luciana ALMADA, interpuso recurso de
casación contra los puntos I), II), VII) y X) de la sentencia.

En su escrito recursivo, distinguió dos clases de agravios: unos de


carácter general y otros de carácter particular, como seguidamente se detalla.

II.2.1. Agravios de carácter general:

II.2.1.a. Violación del principio de congruencia en el Legajo N°11.808.

Señaló que, en relación a las causas en las que se encuentran condenados


sus defendidos, el Tribunal ha incurrido en violación al principio de congruencia.
Refirió que en la causa "Parador", tanto en la remisión a juicio como en los
alegatos de apertura, la imputación refería a la realización de un parador en la
ciudad de Mar del Plata con fondos públicos, el cual tenía la finalidad
"promocionar la precandidatura a Presidente de la Nación". Sin embargo, se
produjo prueba demostrando que no había existido ningún tipo de promoción a
una precandidatura a Presidente y que dicho accionar contaba con una sentencia
firme del Juzgado Electoral Nacional, donde se determinó que no existió
precandidatura, y que en definitiva la imagen de un político sin que se exprese el
cargo al que aspira no constituye acto electoral.

Por ello, sostuvo que a raíz de ésta y otras pruebas que se aportaron en el
debate al momento de la acusación, la Fiscalía dejó de hablar de "promocionar la
pre-candidatura", para sostener que lo que se hacía era "promover la imagen de
URRIBARRI, en todo el territorio nacional como precandidato -posible candidato-
a presidente de la Nación", hecho sustancialmente diferente al imputado y que
no es ilícito.

II.2.1.b. Irregularidades en el allanamiento de calle Racedo N°415 de la


ciudad de Paraná.

Como segundo agravio, criticó la respuesta del Tribunal al pedido de


nulidad que los defensores efectuaron en los alegatos de clausura, respecto del
allanamiento y secuestro, y acta anexo, llevados a cabo el 01/08/16 en calle
Racedo N°415, y del secuestro del disco rígido externo practicado ese mismo día
en el domicilio de calle Yrigoyen N°891. Expresó que en la sentencia el Tribunal

26
rechaza la pretensión de la defensa con el argumento de que existía una
convención probatoria en la que habían intervenido las defensas de todos los
imputados para que dichas evidencias ingresaran como prueba en el juicio oral y
público. Señaló que el Tribunal sostuvo, y respaldó con cita de doctrina, que la
convención probatoria sobre dichas evidencias "implica necesariamente no
cuestionar su origen, contenido ni autenticidad, que es distinto a la posibilidad
que tienen las partes durante el debate de discutir su valor probatorio o fuerza
convictiva". El letrado afirmó que esa cita contradice lo sostenido por el Tribunal,
ya que de ella surge que en modo alguno la convención probatoria expande sus
alcances al "origen, contenido y autenticidad". En tal sentido, el defensor
sostuvo que, conforme lo textualizó el Tribunal, "la credibilidad o valor
convictivo" debía tratarse en el juicio oral, y afirmó que ello implicaba discutir
precisamente el origen, contenido y autenticidad. En esa línea, el defensor
manifestó que fue a raíz de las testimoniales y prueba realizada en el debate que
se pudo acreditar que aquellos actos no reflejaban la verdad de lo acontecido,
por lo que fue en dicha oportunidad que, tras conocer la falsedad, se hizo el
planteo respectivo.

Señaló además, que la sentencia no dio ningún tipo de respuesta a la falta


de orden judicial para realizar el allanamiento en una finca lindera que no se
encontraba autorizada a requisar, y que la Fiscalía desistió expresamente de la
testimonial de la dueña de dicho inmueble por lo que no es posible ratificar tal
allanamiento.

Respecto del contenido del acta de allanamiento en calle Racedo N°415 y


el acta de secuestro de calle Yrigoyen Nº891 (efectuados en el marco del Legajo
N°4835), el defensor señaló que sólo se contó en el debate con las testimoniales
del Oficial Pepe, la Sra. Teresa Pot y el Delegado Judicial, Dr. Ignacio Fariña; y
que la sentencia no dio respuesta a la observación que dicho profesional hizo en
los alegatos de clausura respecto de que el MPF no llevó al debate a ningún
testigo civil para poder corroborar lo actuado en los referidos procedimientos. Es
decir, no se citó a la Sra. Ana Lederhoz, al Sr. Oscar Michelin y a la Sra. Cecilia
Soledad Silva; sino que sólo la defensa hizo comparecer al Sr. León Elberg,
testigo del allanamiento de calle Yrigoyen N°891, quien declaró un horario del
procedimiento (11:00 hs.) diferente al que figura en el acta (13:00 hs.) Agregó
que no se entienden los motivos por los cuales no se citó a declarar al Oficial

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Montepeloso, quien comandó el procedimiento de calle Racedo N°415 y el
allanamiento y posterior secuestro del disco externo en la casa de Emilce
Brambilla, como tampoco se citó a esta vecina ni al Cabo Martín Ulises Bogao,
primer funcionario en tomar conocimiento de lo que se habría encontrado en
calle Yrigoyen. Testimonios que dicho defensor considera que eran
fundamentales a los fines de verificar los extremos sostenidos por la acusación
pública.

II.2.1.c. Invalidez de los informes de compañías telefónicas (Legajo


N°11.808).

Por otro lado, en relación al Legajo N°11808, objetó la decisión del


Tribunal de no hacer lugar al pedido de exclusión de los informes de las
compañías telefónicas, pedido que la defensa había efectuado, alegando que
dichos informes habían sido requeridos sin autorización judicial competente e
implicaban una intromisión ilegal en la privacidad. En tal sentido, el letrado
consideró que el Tribunal de Juicio se apartó de los fundamentos del fallo
"Halabi" de la CSJN, con el argumento de que el Código Procesal Penal de Entre
Ríos no exige para estos casos la autorización del Juez y, además, que la
sentencia cita fallos anteriores al mencionado. Entendió, el defensor, que los
argumentos esgrimidos por el Tribunal dan lugar a una interpretación que
favorecería la intromisión en la vida privada de los habitantes de esta Provincia.

Por último, en relación a este punto, manifestó que el Tribunal no aplicó el


criterio legal, según el cual los documentos suscritos por terceros, deben ser
reconocidos para ser incorporados al debate, según lo dispuesto en el art. 447
del CPP.

II.2.1.d. Invalidez de los informes del Gabinete Informático del MPF


(Legajo N°4385 y N°11.808).

Seguidamente, el defensor cuestionó que el Tribunal haya denegado el


planteo de exclusión probatoria de los Informes del Gabinete Informático
dependientes del MPF solicitado por la defensa en el marco de los Legajos 4385
y 11808. En tal sentido, afirmó dicho letrado que los bioingenieros Fritz y Ferrari
se expidieron sobre la materia objeto de consulta sin haber sido designados de
la lista del Superior Tribunal y que, por lo tanto, no tenían certificación expresa

28
de su idoneidad profesional para realizar la tarea encomendada, por todo lo cual
considera que dichos aportes debían ser excluidos del debate, según lo dispuesto
en el art. 197 del CPP.

Afirmó que ambos profesionales designados por el MPF eran inidóneos y


que la falta de matriculación de los mismos en el respectivo colegio de
profesionales les restaba toda habilitación profesional. Además, alegó la falta de
incumbencia profesional de los referidos bioingenieros, según lo dispuesto en la
ley de educación especial y a través del facultamiento expreso del Ministerio de
Educación de la Nación, CONEAU y los Consejos Universitarios respectivos que
fijan a través de resoluciones ministeriales el alcance restrictivo de las
incumbencias y en la acordada 35/18 (Reglamento del Cuerpo Pericial del
STJER).

II.2.1.e. Erróneas calificaciones legales aplicadas en las condenas de los


Legajos N°4385 y N°11808.

Por otro lado, objetó las calificaciones legales escogidas por la Fiscalía y
ratificadas por el Tribunal en la condena para Juan Pablo Aguilera y Luciana
Almada.

Así, en relación al Legajo 4385, sostuvo que la sentencia no da respuesta


al planteo de desestimación de la calificación de Negociación Incompatible con la
Función Pública respecto de ambos imputados. Sobre ello, el defensor afirmó
que la Empresa TEP no pertenece a Juan Pablo Aguilera y que, aún en caso de
estimarse lo contrario, no correspondería dicha tipificación ya que no hay ningún
elemento serio y objetivo para tener por acreditada la existencia de ese
"interesarse" de los funcionarios públicos en favorecer a un tercero como lo
requiere el art. 265 del CP.; y afirmó que se pudo comprobar que el proceso
administrativo sólo es posible a través de la contratación directa.

Con respecto al delito de Peculado (art. 261 del CP), sostuvo que el
Tribunal no pudo explicar de qué manera Sergio Urribarri y Pedro Báez pudieron
"sustraer" fondos públicos a favor de la Empresa TEP, si las contrataciones
fueron lícitas, desde la emisión de la Orden de Publicidad hasta el Decreto que
aprobaba la Publicidad, y esas publicidades fueron realizadas. Agregó que
tampoco se pudo definir el rol de Juan Pablo Aguilera para la configuración de

29
dicho ilícito. Asimismo, señaló que en relación al delito de Negociación
Incompatible con la Función Pública atribuido en el Legajo 11808, el Tribunal no
pudo demostrar de qué forma Urribarri, en su rol de Gobernador, y Marsó, en su
rol de Ministro de Turismo, pudieron "interesarse" en direccionar el proceso de
licitación a favor de Gerardo Caruso (“El juego en que andamos”), ni
responsabilizar como partícipe necesario a Juan Pablo Aguilera, sosteniendo que
éste no tuvo vinculación con la contratación del parador ni con el parador en sí.

Expresó que lo mismo ocurre en esta última causa con el delito de


Peculado, y en tal sentido afirmó que el único vínculo demostrado entre Caruso y
Aguilera fue el de un préstamo de dinero y que éste no tuvo relación con el
proceso de licitación.

II.2.2. Agravios de carácter particular en el Legajo 4385.

II.2.2.a. Primeramente se refirió a lo relativo a Juan Pablo Aguilera, y dijo


que, para llegar al convencimiento que Aguilera fue partícipe necesario de los
delitos de Negociación Incompatible con el ejercicio de la Función Pública y
Peculado, el Tribunal de Juicio se basó en el disco externo secuestrado el día 1º
de agosto del 2016 en la casa de la Sra. Emilce Brambilla. Señaló que el Tribunal
tuvo en cuenta que en dicho disco externo se halló un Contradocumento
supuestamente realizado por quien era el abogado de Aguilera y de las empresas
Tep y Next, el Dr. Lisandro Minigutti, y que éste nunca pudo corroborar su
testimonial. Agregó, el defensor, que dicho archivo no tenía ningún tipo de firma,
por lo que nunca se supo quién lo pudo haber redactado, ni tampoco tenía
formalidad alguna que represente objetivamente que el verdadero dueño de la
empresa era Aguilera y, sus socios aparentes, Giacopuzzi y Almada.

Asimismo, el defensor señaló que en la sentencia se destacaron las


declaraciones testimoniales de Berthet, Vieyra, Ciscato, Vitagliano, Pereyra y
Galarza; y afirmó que, tanto ellos como todos los testigos, declararon que Juan
Pablo Aguilera no era el dueño de las empresas. Así, refirió que el primero, Sr.
Berthet, más allá de destacar el claro rol de Aguilera en el Partido Justicialista,
solo mencionó a modo de comentario que Aguilera le habría dicho que tenía un
emprendimiento con unos amigos y éste le habría dicho que tenga cuidado. Y
que el segundo de los testigos, Sra. Vieyra, dedicada a la publicidad estática,
afirmó que conocía a Aguilera por el Partido Justicialista; que, en su rol, Aguilera

30
siempre la contrató para realizar Publicidad, y que en varias ocasiones se
reunieron en calle Racedo (lugar donde funciona TEP y NEXT). Agregó que en
igual sentido, Ciscato (quien se dedica a la Publicidad en la Provincia de Santa
Fe) declaró haberse reunido en calle Racedo. Sostuvo que lo importante no es el
lugar donde se reunían sino que estos testigos nunca identificaron a TEP como
una empresa de Aguilera. Agregó, el defensor, que en el caso del testigo
Vitagliano (dedicado a la Publicidad en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires)
declaró que Aguilera le iba a comprar la mitad de su empresa pero eso nunca se
pudo concretar; así también, que lo relacionaba -a Aguilera- con el Partido
Justicialista de Entre Ríos; que conocía a TEP como empresa y que su dueño era
Giacopuzzi; que su contacto fue con la contadora Corina Cargnel, la que según el
testigo era quien le llevaba la agenda a Aguilera. Destacó, el defensor, que lo
concreto fue que este testigo tampoco identificó a Aguilera con la empresa TEP.

Agregó que los testigos Pereyra y Galarza eran personas del círculo
cercano a Juan Pablo Aguilera y que prestaban algún tipo de colaboración con
TEP, cobraban un sueldo por sus servicios, e identificaron siempre al imputado
Giacopuzzi como uno de lo dueños de TEP (junto a Luciana Almada). Agregó que
Pereyra es, además, personal administrativo de carrera del Partido Justicialista y
destacó el rol fundamental de Aguilera en dicho partido (responsable de las
finanzas) y que en un breve lapso de tiempo tuvo una pequeña empresa de
publicidad (llamada Publicitar) a la vuelta de la empresa TEP, que la sentencia le
adjudicó su propiedad a Aguilera, y que ésto fue negado por todos los testigos
durante la audiencia. Señaló que el testigo Galarza, también persona cercana a
Aguilera, negó que Aguilera fuera el propietario de la empresa; reconoció
actividades informales en TEP, y sostuvo que sus propietarios eran Giacopuzzi y
Almada.

El defensor, señaló que el Tribunal destacó como supuesta prueba


fundamental, la denominada prueba informática, a través de los distintos mails y
conversaciones obtenidas principalmente de la computadora y celular de Corina
Cargnel; esto es, elementos secuestrados en el allanamiento de calle Racedo,
lugar donde funciona TEP y NEXT.

Sostuvo que, en su rol de contadora, Cargnel en algunas de las


oportunidades le escribió a Aguilera -en su calidad de esposo de Luciana

31
Almada- a los fines de consultarle sobre algún trámite relacionado a la actividad
desarrollada por Aguilera o, en algunos de los casos, relacionado a temas
personales del mismo, pero nunca en relación al funcionamiento de TEP o de
NEXT; que Aguilera nunca requirió ni exigió a Cargnel que hiciera o dejara de
hacer algo relacionado al funcionamiento de las empresas cuestionadas, y que
de las pruebas informáticas, no hay prueba que refleje que Aguilera intercedía
en las contrataciones de publicidad en la vía pública por el Estado a favor de las
empresas.

Expresó que resulta arbitraria la conclusión a la que llegó el Tribunal, a


partir de los altos porcentajes representados según las mencionadas pruebas
informáticas, de que existieron retornos de las empresas de publicidad
Montañana y Bustamante a favor de TEP, ya que el Tribunal desechó no sólo la
defensa material esgrimida por la contadora Cargnel, sino también el testimonio
de Natalia Gallo, quien fue contadora de las empresas TEP y NEXT y explicó que
los porcentajes de las deudas que poseían Bustamante y Montañana surgían de
las cuentas corrientes que poseían, atento a los distintos insumos y materiales
que TEP y NEXT les proveía.

Por último, señaló que el Tribunal desconoció por completo la tesis de la


defensa ya que no tuvo presente el rol de Juan Pablo Aguilera en el Partido
Justicialista de la Provincia de Entre Ríos, desde el año 2005 hasta el 2019, que
surge de las testimoniales de Casaretto, Labarba, Rubén Cabrera, García,
Pereyra y Galarza, quienes coinciden en que Aguilera se desempeñó como
responsable financiero del mencionado partido y en ese rol tuvo una activa
participación con las empresas dedicadas a las publicidades y a las imprentas
que trabajaban a favor del mismo, que no sólo eran TEP y NEXT sino también
Bustamante y Montañana, motivo por el cual dichas actividades se encontraban
relacionadas.

II.2.2.b. En referencia puntual a Luciana María Belén Almada, sostuvo


que lo único cierto y comprobado es que tiene la participación del diez por ciento
en el capital accionario de TEP. Además, expresó que es contradictorio el
razonamiento del Tribunal mediante el cual afirma, por un lado, que Luciana
Almada era prestanombre o testaferro de Aguilera sin ningún tipo de función en

32
la empresa y, por otro lado, que la misma ejercía un rol preponderante en el
rubro Recursos Humanos de la empresa.

Agregó que, de las innumerables pruebas informáticas y testimoniales, se


desprende con suma facilidad que Luciana Almada, más allá de la actividad
destacada por el Tribunal, no tuvo ningún tipo de actividad relacionada al hecho
por la cual fue condenada, esto es la Publicidad Estática en la vía Pública. Que
nunca participó en contrato administrativo alguno con el Estado provincial ni
tuvo intervención en los diseños de la publicidad, nunca cobró ni diligenció
ningún pago relacionado a la publicidad; que no hay ningún mensaje de
whatsapp o mail que indique que Luciana Almada tenía relación con esa
actividad puntual. Sostuvo que no hubo ningún testigo que afirmara que Luciana
Almada tenía incidencia en la actividad de la Publicidad en la vía pública.

Concluyó que no se puede entender por qué razón el Tribunal le adjudicó


una complicidad accesoria o secundaria, cuando no se pudo determinar de qué
manera pudo prestar algún tipo de colaboración según el objeto procesal por la
cual fue condenada. Que incluso, la sentencia en todo momento se ocupa de
mencionar el papel desarrollado por la contadora de las empresas, Corina
Cargnel y también por el Sr. Emiliano Giacopuzzi, pero no se detiene ni por un
momento en definir la conducta delictual de Luciana Almada, más allá del
reconocimiento de que la misma ejercía la actividad de Recursos Humanos.
Afirmó que, en definitiva, Luciana Almada no tuvo ningún tipo de vinculación en
lo central de las imputaciones: la contratación por parte del Estado a la Empresa
TEP en las referidas publicidades en la vía pública.

II.2.2.c. Agravio de carácter particular en el Legajo N°11.808

Señaló, el defensor, que sobre este legajo puntual, se imputó y condenó a


Juan Pablo Aguilera como partícipe necesario de los delitos de Negociación
incompatible con la Función Pública y Peculado.

En tal sentido, refirió, en primer lugar al Proceso de Licitación (Esquema


Público). Sobre este esquema, dijo que el llamado a licitación por parte del
Estado Provincial para la instalación, montaje y funcionamiento de un Parador en
la ciudad de Mar del Plata, fue con el fin de Promocionar la Provincia de Entre

33
Ríos en el verano del 2015 y fue una clara política de fomento del turismo que se
venía desarrollando desde la creación del Ministerio de Turismo.

Señaló que el entonces Ministro competente firmó la nota de inicio de


fecha 5 de diciembre del 2014, dando comienzo al proceso de licitación, y en
fecha 12 de diciembre del año 2014 se firmó el correspondiente Decreto. Que,
con el llamado al concurso se presentaron dos firmas: “El Juego en que
Andamos” y “Castromil”, y el Tribunal sostuvo arbitrariamente que se trató de
una competencia ficticia, ya que según sus conclusiones Castromil no reunía
ningún requisito mínimo que sustentara su participación. Pero, a juicio de la
Defensa, esa afirmación no tiene sustento probatorio alguno, sino que se trata
de una apreciación antojadiza que no puede tenerse presente.

Agregó que el Tribunal sostuvo que la empresa “El Juego en que


Andamos” del imputado Gerardo Caruso, tenía información privilegiada para la
conformación de los pliegos; pero que esta afirmación no tiene sustento
probatorio. Enfatizó que lo cierto y concreto es que todo el proceso licitatorio fue
desarrollado por la Unidad Central de Contrataciones que nada tiene que ver con
el Ministerio de Turismo; se trata de un Órgano autónomo del resto de los
organismos dependientes del Poder Ejecutivo, donde sus miembros declararon
en numerosas testimoniales y ninguno de ellos manifestó conocer a Caruso,
como tampoco, haber recibido por parte de algún funcionario algún tipo de
instrucción para “recomendar” la aprobación del pliego a favor de dicha firma.

Sostuvo que, en definitiva, todo el proceso de Licitación fue de


responsabilidad exclusiva de dicha Unidad de Contratación, la cual terminó de
aprobar todo el proceso licitatorio el día 29 de diciembre de 2014 a favor de la
empresa “El Juego en que Andamos”.

Afirmó que Juan Pablo Aguilera estuvo totalmente ajeno al proceso de


licitación, tanto en su rol de funcionario público (en su breve paso como Director
de la Casa de Entre Ríos) como en su carácter de privado; y que no hubo
ninguna prueba que acredite que Aguilera tuvo influencia para la adjudicación
por parte del Estado entrerriano a favor de “El Juego en que Andamos”.

Por último, señaló que no resulta válido sostener, como lo hace el Tribunal,
que el proceso licitatorio haya estado plagado de irregularidades administrativas;

34
ya que el Tribunal de Cuentas a través de sus auditores -contadores Jensen y
Rudi- solo observaron a modo de “sugerencias” que la reducción de los plazos
pudo haber afectado la libre competencia y que el capital de la empresa que
obtuvo la licitación podía resultar insuficiente a los fines de cumplir con los
objetivos del Parador. Enfatizó que estas cuestiones no ocurrieron, primero,
porque hubo otra empresa que tuvo intervención (Castromil) y, segundo, porque
el Parador, como actividad desarrollada, fue un éxito total.

Por otro lado, refirió al esquema de devolución de los adelantos (Esquema


Privado). Señaló que, en sus conclusiones, el Tribunal sostuvo que en realidad
esto se trató de un pago de “retornos” por parte de quien era el titular de “El
Juego en que Andamos”, Gerardo Caruso, a favor de Juan Pablo Aguilera, como
consecuencia de la instalación, montaje y funcionamiento del llamado “Parador”
en la ciudad de Mar del Plata; y descartó que fuera, tal como sostuvo la Defensa
y como las palabras lo indican: una “Devolución de Adelantos”; es decir, un
préstamo que le había dado el Sr. Aguilera al empresario Caruso a los fines de
poder avanzar con los objetivos de dicho Parador.

Agregó que el Tribunal, para sostener que se trataba de un retorno, solo


tuvo presente un informe contable, efectuado por el contador Héctor Enrique,
profesional dependiente del MPF, pese a que debió haberse realizado una pericia
contable, dentro de los parámetros establecidos por el art. 304 de la ley ritual,
donde las partes podrían haber propuesto los puntos de pericias y, de esa forma,
tener mayor precisión, alcance y rigor técnico.

Añadió que el esquema estudiado por el contador Enrique, se hizo sobre


evidencias informáticas (disco externo) e informes de AFIP; que de dicho disco
externo surge un “esquema o planilla excel” que se compone de dos formas de
pago: la primera parte, según el análisis del contador, fue una entrega de dinero
en efectivo, y una segunda parte, la emisión de facturas canceladas por la
empresa “El Juego en que Andamos”.

Destacó, como cierto y concreto que, tanto Aguilera como Caruso


reconocieron un préstamo del primero a favor del segundo; es decir, se
reconoció el préstamo en efectivo, donde Caruso fue devolviendo a medida que
recibía los pagos (en referencia a los certificados de la licitación) y, a su vez,
Caruso debía abonar a las empresas Philips, Albistur y Tucumán los gastos de la

35
cartelización del posicionamiento de Urribarri en distintos puntos del país,
respecto de la cual Aguilera era el responsable de haber contratado con los
mismos.

Sostuvo que el mencionado informe contable de Enrique, utilizó ciertas


apreciaciones que fueron tomadas en un todo por parte de la sentencia
condenatoria, como por ejemplo, que se trataba de una comunicación existente
entre Gerardo Caruso y Juan Pablo Aguilera (supuestamente, un mail) que en su
título dice: “Juampi, como hablamos ayer te paso el esquema de devolución de
los adelantos”. Señaló que ello fue rechazado por los imputados Caruso y
Aguilera y, además, que el informe de Enrique se hizo sobre la base de una
planilla Excel que se encontraba en el disco externo secuestrado en la casa de la
Sra. Emilse Brambilla.

Concluyó que Juan Pablo Aguilera no tuvo ningún tipo de intervención en


lo que fue la realización del Parador en la ciudad de Mar del Plata a los fines de
promocionar la provincia de Entre Ríos; y descartó que hubiera existido algún
tipo de retorno por parte de Gerardo Caruso hacia Aguilera, ya que sólo fue una
devolución de adelantos que surgía de un préstamo existente entre estas dos
personas.

Efectuó la reserva del caso federal y de acudir ante la Corte


Interamericana de Derechos Humanos, en tanto entiende que se han violentado
las garantías del debido proceso y defensa en juicio previstas en la Constitución
Nacional y en la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Asimismo,
sostuvo que la sentencia impugnada ha incurrido en "gravedad institucional",
porque entiende que pone en juego los principios y garantías fundamentales de
un Estado de Derecho, que exceden el mero interés individual, en tanto afecta al
interés de la comunidad. Citó doctrina que entiende aplicable.

Por todo ello, solicitó se haga lugar al recurso impetrado y se case la


sentencia recurrida, y se dicte un nuevo fallo de acuerdo a las consideraciones
expresadas.

II.3. El Dr. Juan Antonio MENDEZ, abogado defensor de Gustavo


Rubén TAMAY, en su escrito recursivo señaló en, primer lugar, que su
defendido es empleado de planta permanente de la Administración Pública

36
Provincial, y que en ese carácter se le acusa de no haber cumplido con las tareas
que tenía encomendadas en el periodo 2010/2015.

Considera que la sentencia carece de una adecuada motivación y que se


trató de un mero acto de voluntad, y no de razón, que acogió por completo los
argumentos de la acusación oficial, sin dar tratamiento a los argumentos de la
parte que dicha defensa representa, lo que entiende que simplemente fueron
desestimados. En su escrito, diferenció las siguientes cuestiones: 1)
preliminares, 2) agravios relativos a su pupilo procesal y 3) agravios vinculados
a la tercera cuestión.

II.3.1. En lo relativo a los agravios preliminares, especificó los siguientes:


a) Incorporación y validez de la prueba, b) El Principio de Congruencia, c)
Afectación al Principio de Juez Natural, d) Nulidad de los Allanamientos.
Exclusión probatoria de las actas, e) Exclusión probatoria de las cadenas de
custodia, f) Exclusión probatoria de los informes de las Compañías Telefónicas, y
g) Exclusión probatoria de informes del Gabinete Informático del MPF.

II.3.1.a. Incorporación y validez de la prueba.

Al respecto, el defensor afirmó que el motivo por el cual el Tribunal


desestimó las observaciones que dicha parte formuló en relación a la prueba
sobre la que se basó la acusación, fue que éstas debieron ser planteadas en
oportunidad de llevarse a cabo la audiencia de remisión a juicio, prevista en el
405 del CPPER.

Consideró que, de esa forma, se desestimaron los serios reparos


constitucionales formulados contra dichos elementos de convicción, los cuales no
debieron ser eludidos en la sentencia y menos aún bajo el forzado argumento
relativo a que la ocasión de plantearlos había precluido en la audiencia de
remisión a juicio. Y aclaró que desarrollaría esta objeción en ocasión de ampliar
los fundamentos del recurso.

II.3.1.b. El Principio de Congruencia.

En este punto, el defensor sostuvo que en la sentencia no hay un


fundamento claro del rechazo de las objeciones planteadas por dicha parte en
relación a la afectación al principio de congruencia, en tanto que el Tribunal

37
señaló que los imputados y sus defensores comprendieron de qué se los acusaba
y pudieron refutar la acusación y ofrecer pruebas al respecto; pero, para la
Defensa, esta conclusión configura un error significativo pues se condenó a los
acusados por un hecho distinto al que se les había imputado cuando se les
intimó la acusación. Aclaró que este agravio también lo iba a ampliar en la
audiencia de mejoramiento.

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II.3.1.c. Afectación al Principio de Juez Natural.

Afirmó que el Tribunal desestimó la objeción planteada por la Defensa


sobre los marcos de legalidad en que corresponde examinar la relevante
cuestión del Juez natural. En tal sentido, señaló que el Tribunal confundió los
términos de la controversia y refirió a la intervención de funcionarios (Oficiales y
Suboficiales, en particular el Jefe de la Delegación Paraná de la Policía Federal)
como si se tratase de “amanuenses” que han hecho una colaboración menor a la
pesquisa. Sostuvo, el defensor, que, por el contrario, ese proceder afecta
gravemente la actividad procesal encomendada a los servidores públicos de la
Nación debido a que la Ley de Seguridad Interior es terminante en cuanto a que
aquéllos no pueden intervenir fuera de sus jurisdicciones legales sin que el
trámite vaya precedido de una autorización Ministerial expresa.

Expresó que si, por cuestiones de cautela, el MPF pensaba que la policía
provincial no desempeñaría adecuadamente su función, lo que debía hacer era
poner el caso en manos del Procurador General, para que éste interesara al
Ministerio de Gobierno que recabara la colaboración necesaria según lo previsto
en la Ley de Seguridad Nacional. Añadió que esas instancias jerárquicas no
fueron activadas y tampoco se tramitó la correspondiente autorización
administrativa.

II.3.1.d. Nulidad de los Allanamientos. Exclusión probatoria de las actas.

Al respecto se agravió por considerar que, con el endeble argumento de


que las actas y procedimientos llevados a cabo en los secuestros practicados el
primero de agosto de 2016 fueron incorporados al juicio por convención
probatoria celebrada ante el Juez de Garantías, el Tribunal desestimó las
objeciones a la valoración que de dichas pruebas realizó la acusación fiscal.

Sostuvo que los acuerdos probatorios no sanean las acreditaciones cuando


estas fueron obtenidas con violación de garantías constitucionales; en el caso, la
falta de adecuada motivación de las órdenes de allanamiento practicadas por la
PFA y de los respectivos pedidos del MPF.

Enfatizó que no se trata de circunstancias que se puedan confirmar,


subsanar o consentir, pues la exigencia de motivar el pedido y la resolución
judicial que lo acoge le vienen impuestas al intérprete por la CN, la Constitución

39
Provincial y el CPP, y que “en consecuencia merecen paritario trato que los
“formularios” de allanamiento que en su momento anatematizó la Sala Penal del
STJER pero que V.E. desestimó.”

II.3.1.e. Exclusión probatoria de las cadenas de custodia.

Se agravió porque el Tribunal rechazó las consideraciones de la defensa en


relación a que se infringió la segura custodia prevista en el art. 278 del CPP para
los objetos secuestrados. En tal sentido, el recurrente sostuvo que los efectos
incautados en la diligencia de secuestro del 01.08.16 estuvieron sin cadena de
custodia por más de 24 hs. en un lugar desconocido para la defensa; y que, sin
embargo, el Tribunal negó a ello cualquier efecto enervatorio de la diligencia.
Afirmó que la decisión de ignorar las deficiencias señaladas vulnera el precepto
contenido en el art. 278 del C.P.P.

II.3.1.f. Exclusión probatoria de los informes de las Compañías


Telefónicas.

Sobre ésto, sostuvo que el Tribunal se equivocó al rechazar las objeciones


de la defensa y ubicar a los informes referidos dentro de la categoría de
elementos estandarizados; y que con ello eludió la aplicación del criterio legal
según el cual, los documentos suscritos por terceros deben ser reconocidos para
ser incorporados al debate, tal como lo dispone el art. 447 CPP.

Agregó que las objeciones de la defensa no eran simplemente procesales


sino, básicamente constitucionales, aspecto que el Tribunal solamente mencionó
“como al pasar” sin penetrar en profundidad sobre la cuestión y sin dar
suficiente fundamentación.

Sostuvo que el Tribunal se negó a aplicar la doctrina del caso “Halabi”, lo


cual conlleva a admitir la existencia de dos tipos de ciudadanos a los que se les
asigna protecciones diferentes.

II.3.1.g. Exclusión probatoria de informes del Gabinete Informático del


MPF.

Por último, sostuvo que el Tribunal “no asume” que los profesionales Fritz,
Ferrari, Basso y Herlein se expidieron sobre la materia objeto de consulta sin
haber sido designados de la lista del Superior Tribunal, la cual no integraban.

40
Consideró que ello constituye una falta expresa de certificación de
idoneidad profesional que les vedaba a los auxiliares realizar la tarea
encomendada (informes periciales) y que por esa razón sus aportes debieron ser
excluidos del debate, conforme lo previsto en el art. 197 del CPP.

Agregó, que esa falta de idoneidad certificada se presentó palmaria


cuando los auxiliares ingresaron en las computadoras, “manipularon” y
extrajeron toda clase de datos sin estar matriculados en el respectivo Colegio
profesional, y que el MPF confundió al Tribunal designando dos profesionales
inidóneos.

Dijo, también, que el Ingeniero Fritz admitió que toda su intervención


estuvo signada por el reconocimiento de su intervención inidónea, y que detalló
las operaciones técnicas que realizó para las cuales -considera- estaba inhibido.

En tal sentido, sostuvo que los referidos auxiliares carecían de habilitación


para realizar las tareas encomendadas por el MPF, y que ello surge claramente
de los elementos ponderados. Expresó que los bioingenieros no tenían
habilitación porque no estaban matriculados en el respectivo colegio y que
tampoco tenían incumbencia profesional, situación de derecho específicamente
reglada en la ley de educación especial y a través del facultamiento expreso del
Ministerio de Educación de la Nación y los Consejos Universitarios respectivos,
que fijan a través de resoluciones ministeriales el alcance restrictivo de las
incumbencias.

II.3.2. En relación a los agravios relativos a su defendido, Gustavo


Tamay, señaló que la acusación inició su alegato de apertura prometiendo que
demostraría que su pupilo había expedido falsas certificaciones que daban
cuenta de la realización de la publicidad contratada a favor de las empresas de
Aguilera; pero que no pudo cumplir con dicha promesa.

Añadió que la Fiscalía dió a entender que Tamay era responsable de


certificar las fotos con las cuales las empresas informaban el cumplimiento de lo
contratado, pero los propios testigos traídos por el MPF se encargaron de afirmar
que no era así, y que estos testimonios fueron ignorados en la sentencia.

Señaló que la responsabilidad de Tamay era verificar la correcta


información de la campaña que se estaba llevando adelante, pero no lo relativo a

41
fotos que presentara la empresa. Agregó que no se le puede imputar a su pupilo
que supiera de quién era la propiedad de la empresa que llevaba adelante la
campaña; y que tampoco puede asegurarse -como sostiene que
caprichosamente hizo la sentencia- que el correo tacuaradigitial@yahoo.com.ar
fuera de propiedad de Tamay.

Luego, transcribió párrafos de la sentencia con los que se disconforma.

Sostuvo que la sentencia afirma, como una verdad concluyente pero sin
valorar ni fundar su conclusión en ningún tipo de prueba, que muchas de las
certificaciones o verificaciones efectuadas por Tamay no eran reales, que
innumerable cantidad de fotos no se correspondían con la contratación de la
orden de publicidad, y que además no resultaba cierto que las fotos de cartelería
fueran meramente ilustrativas.

Agregó que, a su entender, tampoco surgía de ninguna prueba la


afirmación contenida en la sentencia respecto a que Tamay no cumplió con las
funciones para las cuales había sido designado y que ello permitió o facilitó que
las contrataciones que fueron adjudicadas a estas tres empresas fueran
abonadas por el Estado provincial.

Se agravió, también, en cuanto a la ponderación que realiza el Tribunal de


las planillas excel tituladas “control de caja Melina”, en las que figura Tamay, y
en tal sentido considera que en la sentencia se afirma sin pruebas que se le
entregó dinero a Tamay, y que, sin embargo, no se advierte que el imputado
hubiera percibido importe alguno de ninguna empresa.

También se disconformó con la referencia que se hace a un mensaje


entre dos personas ajenas a Aguilera y a Tamay. Al respecto, señaló que una
parte la sentencia dice: “un mensaje de que AGUILERA se había reunido con
TAMAY y éste le iba a firmar las certificaciones, dice textualmente: “ahí está
Juan con TAMAY y le dijo que firmaba todo”. Consideró que allí, se está haciendo
referencia a una reunión que no se pudo acreditar que haya existido y que, si así
hubiera sido, la única conclusión a la que se podría llegar es que Tamay se
estaba comprometiendo a cumplir con su trabajo.

Así, concluyó el Defensor que le resulta inentendible, ilógica y sorpresiva


la conclusión a la que arriba la sentencia cuando señala que -y cita textual-: “si

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bien este mensaje en forma aislada podía ser un indicio equívoco, no lo es en el
contexto probatorio en el que se debe valorar”.

Por último, afirmó que el MPF no pudo aportar ninguna prueba de cargo,
y que se valoró como prueba lo que en realidad debió ser un indicio; por lo que
entiende que la prueba fue valorada a partir de una conclusión caprichosa.

II.3.3. En relación a los agravios vinculados a la tercera cuestión, sostuvo


el Defensor que el Tribunal realizó una cita jurisprudencial vetusta y
desactualizada y que pretendió reforzarlo mediante una cita errónea de un fallo
del 15/11/90, lo cual -consideró- afecta la validez de la condena.

Señaló que su crítica consiste, en definitiva, en que en el examen de


tipicidad no se pudo determinar el hecho típico (materialidad) y tampoco de qué
forma se verificó el elemento subjetivo distinto del dolo.

Sostuvo que, al no dar cumplimiento a estas exigencias, la sentencia


constituye una escandalosa aplicación del derecho penal de autor.

Dijo, también, que tampoco acierta el Tribunal al encuadrar la conducta en


el tipo penal previsto en el art. 261 del C.P., que implicaba que los imputados
sustrajeran caudales públicos que les correspondía administrar y custodiar.
Sostuvo que tal conclusión se encuentra totalmente alejada de la realidad por
cuanto los egresos de dinero fueron conocidos y aprobados por los órganos de
control y porque el presupuesto consiste en un conjunto de atestaciones
financieras del cual no hay dinero alguno que sustraer. Agregó que podían
realizarse otras maniobras punibles, pero nunca “sustraer” que es una acción
únicamente concebible por aquel que guarda o custodia dinero. Y concluyó que
el hecho de que los gastos hayan cumplido todo el itinerario del gasto público
demuestra que la voluntad de concretarlo fue una voluntad reglada y vigilada.

Por último, mantuvo la reserva del caso federal por violación del debido
proceso legal y por gravedad institucional.

En cuanto a la violación del debido proceso legal, sostuvo que la sentencia


constituye una arbitrariedad intolerable al principio republicano de gobierno, en
tanto se ha afectado los derechos a la igualdad y a la intimidad, previstos en los
arts. 16 y 18 de la C.N.; ello, sumado a todas las cuestiones de índole

43
constitucional que esbozó a lo largo de su recurso y que también motivan las
cuestiones federales que habilitan la instancia prevista por el art. 14 de la ley
Nº48.

En cuanto a la gravedad institucional, sostuvo que el Tribunal, al condenar


a sus defendidos, desestimó el valor discriminante de la aprobación de las
cuentas públicas por los Organismos Constitucionales de Control, esto es: la
Contaduría General, la Tesorería General, el Honorable Tribunal de Cuentas y la
Fiscalía de Estado; y que ello, a su entender, produce una deformación del
sistema constitucional de fiscalización de la inversión pública de enorme
gravedad.

Al respecto sostuvo que: “En efecto, sin presumir de oráculo institucional,


fácil es imaginar situaciones donde la Independencia del Poder Ejecutivo quede
atrapada por las iniciativas de algún fiscal empeñoso lo que, a no dudarlo,
exhibe una brusca gravedad institucional.”

A ello, agregó que la utilización de las fuerzas federales en el ámbito de la


Provincia, fuera de los límites legales permitidos, también constituye un
supuesto de gravedad institucional y pone en duda la actuación del Juez y los
Fiscales que impulsaron y permitieron tales procedimientos.

Por todo lo expuesto, solicitó que esta Cámara de Casación dicte un


pronunciamiento, que, acogiendo su pretensión, absuelva a su defendido, o
subsidiariamente, anule la sentencia y disponga el reenvío para la sustanciación
de un nuevo juicio conforme a derecho.

II.4. El Dr. Miguel Angel CULLEN, abogado defensor de Corina


CARGNEL y de Emiliano GIACOPUZZI presentó sendos recursos de casación
contra la sentencia dispuesta en estas actuaciones, señalando primeramente que
por la extensión, cantidad y calidad de los agravios, más allá de la
fundamentación que realizó en sus escritos recursivos, solicitaría se le otorgue
mayor cantidad de tiempo al momento de realizarse la audiencia de
mejoramiento a fin de no privar a sus representados del derecho de defensa.

Por una cuestión de orden y de economía procesal, ambos recursos se


tratan a continuación de manera conjunta por esbozar los mismos agravios,

44
haciendo la salvedad en los puntos que surgen particularidades, respecto de uno
u otro imputado.

II.4.1. Como primer grupo de agravios, planteó los relativos a la


afectación a principios constitucionales y exclusiones probatorias.

II.4.1.a. Así, en primer lugar se refirió a lo que entendió como violación


al principio de congruencia.

A este respecto, sostuvo que en relación al Legajo Nº4385 hubo una


mutación en la acusación desde la remisión a juicio, que operó en los alegatos
de apertura y de cierre del MPF.

Señaló que, en relación a Corina Cargnel, el Tribunal rechazó este agravio


sosteniendo que no existió mutación de la imputación y que la acusación
siempre se mantuvo inalterable, resaltando en su sentencia con letra negrita lo
que entendieron era la imputación concreta a su pupila.

Resaltó, el Defensor, que su planteo consistía en que se había imputado a


su pupila, que como contadora de la empresa realizaba los seguimientos y los
cobros de los contratos y los “retornos” que otras empresas realizaban. Agregó
que, como esta actividad era propia de una contadora, ya en los alegatos de
apertura se sostuvo que la prueba de que Cargnel conocía que ese accionar
provenía de un acuerdo espurio entre Aguilera y el resto de las empresas
involucradas, era que ella misma arrojó, al momento del allanamiento, un disco
rígido externo que, para la Fiscalía, tenía los datos de la operación ilícita. Que
arrojar el disco, para la Fiscalía, era demostrativo del dolo; pero como ello no
pudo demostrarse sostuvieron el conocimiento del “pacto espurio” entre Aguilera
y las empresas cartelizadas en que Cargnel era la contadora personal de
Aguilera; respecto de lo cual la Defensa se agraviaba ya que esta circunstancia
no fue intimada y por tanto no pudieron ofrecer prueba concreta al respecto.

De ello, concluyó que, para probar el dolo de Cargnel, se introdujo un


acontecimiento de la realidad que no sólo no fue probado, sino que también fue
sorpresivo, consistente en presentar a Cargnel como la mano derecha y
contadora personal de Aguilera. En eso, sostuvo, consiste la mutación que
vulnera el principio de congruencia y la afectación concreta al derecho de
defensa.

45
Por su parte, en relación a Emiliano Giacopuzzi, si bien aclaró que
compartían que en principio el cambio de calificación legal, o en este caso el
concurso ideal -en contraposición al concurso real sostenido en el requerimiento-
no afectaría el principio de congruencia; sostuvo que las figuras escogidas se
excluyen entre sí. En tal sentido, expresó que las negociaciones incompatibles
presuponen un negocio ilícito y por tanto no pueden concurrir idealmente con el
peculado. Enfatizó que allí finca el agravio constitucional y que esta mutación se
dio durante el curso del debate, lo cual impidió el adecuado ejercicio del derecho
de defensa (sosteniendo que no es lo mismo contestar una acusación de manera
inmediata que preparar todo un debate con la complejidad que éste
particularmente conlleva).

En relación a Corina Cargnel, en lo relativo al Legajo Nº11808, sostuvo


que la imputación con la cual se llegó a juicio consistía en que se había realizado
un parador en la ciudad de Mar del Plata con fondos públicos y que el mismo
tuvo como finalidad “promocionar la precandidatura a presidente de la Nación”.

Que la Defensa produjo prueba y demostró que no había existido ningún


tipo de promoción a una precandidatura a presidente, y que dicho accionar
contaba con una sentencia firme del Juzgado Electoral Nacional donde se había
determinado que no existió pre-candidatura, y que en definitiva la imagen de un
político sin que se exprese el cargo para el que se aspira no constituye acto
electoral.

Que a raíz de ésta y otras pruebas que se aportaron en el debate al


momento de la acusación, la Fiscalía dejó de hablar de promocionar la
pre-candidatura, para sostener que lo que se hacía era “promover la imagen de
URRIBARRI, en todo el territorio nacional como precandidato -posible candidato-
a presidente de la Nación”.

Sostuvo, la Defensa, que este hecho resulta sustancialmente diferente al


que se atribuyó y que, por tanto, no resulta ilícito.

II.4.1.b. Como segundo agravio, planteó la violación a la garantía de Juez


natural y la intervención sin los recaudos legales de la Policía Federal.

46
Sostuvo que el fallo rechazó los sólidos argumentos brindados por el Dr.
Barrandeguy, al sostener que la garantía de Juez Natural sólo alcanza al
magistrado juzgador y no a los auxiliares de la Justicia.

Que ello resulta una interpretación errónea y limitada, y que se mantuvo


con base en argumentos contradictorios. Agregó que, para justificar el rechazo,
se incurre en una nueva causal de arbitrariedad, al permitir al Poder Ejecutivo
Nacional participar activamente en actos de investigación de una causa ajena a
su jurisdicción y que los mismos argumentos que se utilizan para sospechar de
parcialidad de las fuerzas provinciales podrían utilizarse para las fuerzas
nacionales.

Planteó que los fundamentos del fallo atacado importan un agravio


sorpresivo ya que, a entender de la Defensa, permiten la injerencia del Poder
Ejecutivo Nacional, sin previsión legal expresa, en investigaciones que
corresponden a la órbita de la provincia y que por tanto, se encuentran
fulminadas por nulas en nuestro sistema federal.

Consideró que, para rechazar este agravio de la Defensa, el Tribunal apeló


a un argumento que permite la intervención de fuerzas nacionales en el
territorio provincial para la investigación de delitos que están fuera del ámbito de
su competencia, sin ningún tipo de control; lo cual resulta contrario a la
Constitución Federal a la autonomía de la provincia y, por tanto, solicita sea
dejado sin efecto.

Agregó que mejoraría este agravio, al igual que el resto de los planteados,
en la audiencia respectiva, para no exceder el límite impuesto.

A continuación, planteó la nulidad del auto que dispone los allanamientos


y la exclusión probatoria de las actas de allanamiento y secuestro.

Refirió a este respecto que ya en los alegatos conclusivos, la Defensa


cuestionó la validez del acta de allanamiento y secuestro y del acta anexa
llevada a cabo el día 1/8/2016 en el domicilio de calle Racedo Nº514 de Paraná.
Que también interesaron la declaración de nulidad del auto por el cual el Juez de
Garantías -Dr. Eduardo Ruhl- dispuso las medidas de coerción y objetaron el
secuestro del disco externo practicado el mismo día en el domicilio de calle
Yrigoyen 891.

47
Señaló, el Defensor, que el Tribunal no hizo lugar a su planteo basándose
para ello en la existencia de una convención probatoria que, a su entender,
implicaba necesariamente no cuestionar su origen, contenido ni autenticidad; lo
cual es distinto a la posibilidad que tienen las partes durante el debate de
discutir su valor probatorio o fuerza convictiva.

Agregó que la cita de doctrina que el propio Tribunal realiza contradice sus
argumentos, por cuanto de ninguna manera la convención probatoria expande
sus alcances al “origen, contenido y autenticidad”. El propio Tribunal señaló que
la credibilidad o el valor convictivo debía discutirse en el juicio oral y ello, para la
Defensa, implica precisamente discutir sobre el origen, contenido y autenticidad.

A esto, sumó que fue de las probanzas realizadas en el juicio que surgió la
certeza de que se estaba frente a actos que no reflejaban la realidad de lo
acontecido; y por esa razón es que recién en dicha oportunidad -una vez
conocida la falsedad- fue que se realizó el planteo.

Por último, refirió que el fallo atacado no dio ningún tipo de respuesta a la
falta de orden judicial para realizar el allanamiento en una finca lindera que no
se encontraba autorizada a requisar; y que la Fiscalía desistió expresamente de
la testimonial de la dueña de dicho inmueble por lo que resulta imposible
ratificar dicho allanamiento.

Agregó a todo lo expuesto, que el Tribunal no dio tratamiento al pedido de


aplicación del precedente “Fiorentino” de la CSJN, que constituye jurisprudencia
de acatamiento obligatorio y que la ausencia de explicación sobre por qué se
apartaron de lo allí previsto constituye un agravio novedoso, que tampoco fue
rebatido por el MPF.

II.4.1.c. Exclusión probatoria de la cadena de custodia.

Respecto de esta cuestión, señaló que en debate se pudo demostrar que


las cadenas de custodia de los efectos secuestrados revestían falencias que
determinaban su exclusión como medios de prueba válidos; y afirmó que, una
vez más, se utilizó el acuerdo probatorio para impedir cuestionar en juicio el
origen, contenido y autenticidad de los elementos probatorios.

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Al respecto, resaltó que se trató de un error conceptual, ya que no se
solicitó la exclusión de la cadena de custodia, sino de los elementos
secuestrados, puesto que del análisis de la primera surgían serias y graves
irregularidades que no podían suplirse. Agregó, también, que no hacer lugar al
planteo de exclusión resulta contradictorio con la propia definición que hace el
Tribunal de “cadena de custodia” y que permitir la incorporación de los efectos
secuestrados cuya cadena de custodia comienza al día siguiente resulta una
contradicción imposible de subsanar.

II.4.1.d. Exclusión probatoria de los informes de las compañías


telefónicas.

Sostuvo que las defensas solicitaron la exclusión de los informes de las


compañías telefónicas por entender que los mismos habían sido solicitados sin la
autorización judicial competente, y habían importado una intromisión ilegal en la
privacidad, al no estar amparados por orden de un juez; que esta concepción era
la seguida por el fallo “Halabi” de la CSJN, y que no podía el Tribunal apartarse
de sus clarísimos fundamentos.

Explicó que, si bien la Fiscalía sostuvo que debían admitirse los informes
basados en la gravedad de los hechos investigados, (citando jurisprudencia
anterior a “Halabi”) nuevamente el Tribunal sorprende a la Defensa al sostener
que lo dispuesto en “Halabi” no podía aplicarse en la Provincia de Entre Ríos, en
virtud de que el CPPER, según la interpretación del Tribunal, permitiría la
intromisión a la privacidad sin orden judicial, y que la fecha, hora y la persona
con la que privadamente un ciudadano de esta provincia se comunica puede ser
requerida sin más por el Ministerio Público Fiscal, afirmación e interpretación que
la Defensa considera permisiva y de gravedad para la vida privada de las
personas que habitan Entre Ríos.

II.4.1.e. Exclusión probatoria de informes del gabinete de informática


forense de Entre Ríos.

La Defensa cuestionó en debate los informes del gabinete de informática


forense de Entre Ríos, no sólo en cuanto a la idoneidad sino también a los
requisitos legales para realizar los mismos. Concretamente, sostuvo que se

49
estaba en franca violación a la ley de Profesionales de ciencias informáticas
Nro.9498.

Sostuvo que, pese a esta petición concreta, en la sentencia solo se dijo


que la facultad de reglamentar el ejercicio de las actividades profesionales, se
encontraba dentro de las facultades y poderes no delegados por las provincias a
la Nación, en la medida en que con dicha reglamentación no se alteren
sustancialmente los requisitos que al efecto exige la norma nacional. Agregó que
nada dice de la prueba producida respecto del informe del COPROCIER, y de la
clara prohibición que dicha ley establece de realizar cualquier tipo de informes
por quienes no se encuentren amparados por la misma, y que incluso la
presidenta del COPROCIER sostuvo que, de hacerlo, se estaría incurriendo en
usurpación de títulos.

Resaltó que el Tribunal se limitó a sostener que “en el caso, los


profesionales FERRARI y FRITZ, si bien reconocen que no se encuentran
matriculados en el Colegio de Profesionales de Ciencias Informáticas de Entre
Ríos -COPROCIER-, si lo están en el Colegio de Ingenieros especialistas de Entre
Ríos -CIEER-, con matrícula vigente, tal como lo afirmaron al deponer en el
curso del debate -no refutado por la Defensa-, siendo ello consecuente con el
título que ostentan y la actividad que desarrollan, cumpliendo así con la
exigencia de matriculación conforme a la legislación vigente.”

A ello, el Dr. Cullen lo consideró como un apartamiento sin justificativo de


la aplicación de la ley que regula la actividad de los profesionales de las ciencias
informáticas, y resaltó que la inscripción en el colegio de ingenieros especialistas
no suple aquella obligación legal.

II.4.1.f. Exclusión probatoria del informe de entrecruzamiento telefónico


de la contadora González Brunet.

Detalló el Dr. Cullen que, al momento de realizar los alegatos finales, se


solicitó, en consonancia con el pedido de exclusión de los informes telefónicos, la
exclusión del entrecruzamiento realizado por la Contadora González Brunet; y
que en esa instancia, se remarcó su relación laboral con el M.P.F. la cual,
consideran, inducía a fuerte sospecha de parcialidad por ser dependiente de
quienes le habían encargado la tarea.

50
Explicó que el Tribunal rechazó esta pretensión por entender que,
habiéndose dispuesto la legalidad de los informes telefónicos sin orden judicial,
no podía aplicarse la exclusión por la teoría del “fruto del árbol venenoso”, y que
por lo tanto el informe era válido. Afirmó que, a su vez, el Tribunal rechazó el
argumento sobre la parcialidad de la contadora, en tanto dependiente del M.P.F.,
por entender que esta situación era una consecuencia lógica del sistema
acusatorio y que sostuvo que el MPF debe estar dotado de profesionales y
técnicos como auxiliares capacitados dentro de su estructura, aunque reconoce
expresamente que estos deben mantener su “independencia y objetividad en su
actuación profesional.”

Agregó que en la respuesta del Tribunal no se observa un sólo argumento


que contradiga la parcialidad alegada por las Defensas y que ello en sí mismo
constituye un agravio al debido proceso penal, y priva de fundamentación al acto
sentencial.

II.4.1.g. Exclusión probatoria del informe del contador Héctor Enrique.

Sostuvo que, en la misma línea, la sentencia rechaza el pedido de


exclusión del informe del Contador Enrique, basándose en la existencia del
“acuerdo probatorio” y sosteniendo en lo principal, que trataría el argumento
sobre los vicios metodológicos en el análisis directo de dicha labor y su posterior
informe.

De esta manera, consideró el Defensor, que el Tribunal nuevamente omite


responder al planteo pertinente y oportuno de la defensa, para desechar la
petición concreta; sólo que aquí agrega que no trataría la sospecha de
parcialidad por entender ya resuelta la misma con lo dicho para los Bioingenieros
Fritz y Ferrari y para la Contadora González Brunet; lo que, a entender de la
Defensa, constituye nuevamente una omisión del tratamiento concreto de la
petición realizada.

II.4.2. Como segunda cuestión, el Dr. Cullen, se dedicó a abordar lo


relativo a la existencia de los hechos y autoría por parte de sus pupilos.

En primer lugar, bajo el título “Valoración probatoria. Sistema Acusatorio.


Consideraciones preliminares”; expresó que, luego de reseñar la prueba
incorporada y dentro de estas cuestiones preliminares, el Tribunal dedicó

51
especial atención a explicar cuál era la función de los órganos de control, y
sostuvo, en definitiva, que dichos órganos no tienen incidencia en la cuestión
penal y que sus decisiones sólo tienen efectos administrativos y no obstaculizan
la investigación que pueda hacerse en sede judicial de la posible comisión de
delitos por parte de los funcionarios responsables.

Sobre este punto, la Defensa remarcó que esta postura del Tribunal deja
clara la nula importancia que otorga a los órganos de control; que esta
desjerarquización que realiza el Tribunal tiene como único fin el de eliminar del
silogismo sentencial cualquier premisa que pudiera hacer alusión a los órganos
de control y que ello lo hace porque de su intervención sólo surgieron
conclusiones desincriminatorias.

Aclaró que el agravio que importa que el Tribunal se apartó de la Ley y la


Constitución con el único propósito de desechar la aprobación de los órganos de
control respecto de los actos administrativos cuestionados, sería ampliado en la
audiencia respectiva.

En lo relativo al primer hecho, contenido en el Legajo Nº4385, marcó una


serie de disconformidades con los argumentos de la sentencia, las que
individualizó de la siguiente manera:

II.4.2.a. En el punto B.1 del escrito recursivo, el Defensor señaló que la


sentencia inicia el tratamiento del hecho con una afirmación errónea, por cuanto
considera determinante, para reconstruir el hecho, establecer quién era el dueño
de las empresas TEP y NEXT; lo cual no debiera determinar la existencia del
ilícito y que en realidad se le dio trascendencia a la titularidad de las empresas,
porque se hizo fincar la acción de “interesarse” en la relación entre Aguilera y
Urribarri sin ninguna otra prueba. Se trata entonces, a su entender, de una
presunción inconstitucional, que pretende justificar la relación entre ambos.

Concluyó, que la falacia del razonamiento resulta evidente, por cuanto


parte de una premisa falsa y sella, según los propios términos del Tribunal, la
suerte del silogismo sentencial.

II.4.2.b. En el punto B.2 del recurso, el Defensor manifestó su agravio


por entender que en la sentencia se sostuvo que los allanamientos -que dieron
lugar al secuestro de los elementos que luego de peritados avalaría la titularidad

52
de las empresas en cabeza de Aguilera-, se realizaron con total apego a las
garantías constitucionales. Y transcribió el párrafo de la sentencia que dice: “la
medida comenzó el día 1°/8/16, a las 9,10 horas, con la presencia de dos
testigos civiles, Ana Bárbara LEDERHOZ y Oscar Jesús MICHELIN, y este último
fue cambiado por Cecilia Soledad SILVA, a las 12,43 horas. El acta también
acredita que a las 13,00 horas el Cabo Martín Ulises BOGAO comunicó al Oficial
Subinspector Gastón M. MONTEPELOSO “que una mujer domiciliada en calle
Irigoyen 891 de esta ciudad (a pocos metros del lugar allanado) habría
encontrado un aparato electrónico color rojo y negro”.

Sostuvo, el Defensor, que esta afirmación le causa agravio por cuanto


entiende que se contradice con la prueba rendida en el debate a través de los
testigos que presenciaron el allanamiento y, también, con los “metadatos”
contenidos en la fotografía del efecto secuestrado en la casa de Brambilla, que
consigna la hora 12.53. Agregó que, si se tiene en cuenta que previo a la foto se
hizo presente la mujer domiciliada en calle Irigoyen 891, se convocaron a los
testigos de acta, se trasladaron, se secuestró el elemento y luego se sacó la foto
a las 12.53; deviene imposible que el acta refleje la verdad como lo sostiene
apodícticamente el fallo.

Aclaró que éste, al igual que el resto de los agravios, sería mejorado en la
audiencia respectiva.

II.4.2.c. Posteriormente -en el punto B.3 de su escrito-, el Dr. Cullen


explicó que la sentencia continúa el análisis de lo sucedido en el allanamiento
reconociendo la validez de la intervención del Bioingeniero Fritz en la
manipulación de la computadora allí ubicada, pero que pasa por alto todo lo
relacionado con la propia declaración de Fritz en cuanto la necesidad de realizar
el volcado de la información en un DVD virgen o un Pendrive nuevo o
“sanitizado”, lo que no sucedió en el acto conforme la filmación que se realizó
del allanamiento y que fue proyectada en el salón de audiencias donde se ve un
corte en la misma, y se aprecia que el pendrive que se utilizó no fue
desembalado ni hay constancia de que hubiera sido sanitizado.

Agregó que esta situación por sí sola anularía ya el trabajo de Fritz,


sumada a la falta de idoneidad y matriculación en el Coprocier, resulta relevante
si se observa que algunos Hash aparecían modificados el día 1º de Agosto que

53
fue el día del allanamiento; que tal circunstancia que fue probada frente al
Tribunal y, sin embargo, no mereció ningún tipo de mención, por lo que resulta
configurativo de arbitrariedad fáctica.

II.4.2.d. Luego -en el punto B.4-, el Defensor se dedicó a marcar lo que


entendió como falacias lógicas que se cometieron a lo largo de la sentencia.

Se disconformó en primer lugar con el razonamiento relacionado a la


titularidad de las empresas, contenido en el Punto 4) de la sentencia. Al
respecto, considera que no puede sostenerse que, porque la Dirección de
Personas Jurídicas haya informado la composición y fecha de creación de las
empresas, se encuentre probado que se trataba de empresas que funcionaban
como un engranaje, ensambladas y todas las otras conclusiones a las que se
arriba en la sentencia por este informe.

Señaló que se trata de una falacia lógica del tipo post hoc ergo propter
hoc, que consiste en afirmar o asumir que si un acontecimiento sucede después
de otro, el segundo es consecuencia del primero.

Sostuvo que esta falta de fundamentación y falacias argumentativas


hacen imposible poder repartirlas de manera lógica; pero que además el
razonamiento resulta contradictorio con la afirmación de la sentencia que
transcribe y dice: “Y así también se ha probado plenamente que estas dos
empresas son producto de la escisión de la firma “5 Tipos”, conforme lo
admitieron y explicaron en el debate tanto GIACOPUZZI como SENA y
CARGNEL.”

Enfatizó el Defensor, que esta afirmación es contraria a la imputación


concreta, en la que se sostiene que la creación de las empresas fue para la
captación de publicidad; y que por ese motivo fue que probaron que las
empresas fueron una escisión de la primigenia empresa “5 tipos”.

En el recurso interpuesto por Emiliano Giacopuzzi, agrega como


argumento que esta afirmación, en todo caso, resulta desincriminante, pues da
cuenta que las empresas no se crearon con el objeto de acaparar la publicidad
en la vía pública sino que se trató de la escisión de una sociedad de dos amigos
-Giacopuzzi y Sena- debido a la evolución misma de su estructura. Agregó que
corresponde recordar que Giacopuzzi estaba categorizado como Responsable

54
Inscripto, dado el monto de facturación y el crecimiento que había tenido la
empresa “5 tipos”. Sostuvo que la contradicción resulta clara ya que afirma dos
realidades diferentes como válidas.

II.4.2.e. Seguidamente -en el punto B.5 de su escrito-, la defensa se


disconformó también con la afirmación contenida en el fallo, cuando refiere:
“Coincido con la Fiscalía que no es casual que la creación de las sociedades TEP
y NEXT durante el año 2009 sea coincidente con la designación de AGUILERA en
el año 2007 en la planta permanente del Senado de la Provincia.”

Al respecto, el Defensor sostuvo que esta afirmación es claramente


ilógica, ya que si las empresas se crearon en el año 2009, ello no es coincidente
con la designación de Aguilera que se realizó en el año 2007, es decir dos años
antes; que no coinciden las fechas y que en consecuencia, la afirmación es falsa.
Agregó que en la sentencia hay otra afirmación donde se apeló a la obviedad sin
explicar el porqué de la misma, cuando sostiene: “Conforme se advierte, debido
a las distintas funciones públicas que desempeñó Juan Pablo AGUILERA, tanto en
el ámbito del Poder Legislativo como Ejecutivo, y que abarcan el período
imputado, es evidente que no podía figurar como titular de estas empresas y
debía mantenerse oculto…”

Se agravió, el Defensor, de que el Tribunal no haya aclarado -por


entenderlo evidente- por qué el hecho de ser funcionario público le impedía
figurar como titular de la empresa; sostuvo que no se específica norma alguna al
respecto que le impidiera a Aguilera figurar como titular de las empresas y que,
por lo tanto, la evidencia sobre la que se basa el Tribunal no existe.

En relación al recurso de Giacopuzzi agrega que, contrariamente a lo


antedicho, se pudo probar que Giacopuzzi lejos de ser un “prestanombre” se
comportaba en la realidad como el dueño de la empresa, y que la génesis de la
misma había coincidido con la evolución de su trabajo en el área de publicidad y
la decisión de separarse de Sena, quien quiso dedicarse más al rubro librería.
Aseveró que ninguno de estos argumentos fue escuchado por el Tribunal, a
excepción del reconocimiento de que las empresas son una evolución de la
anterior, llamada “5 tipos”.

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II.4.2.f. En el punto B.6 de su escrito, el Defensor agregó que existe, a
su entender, una flagrante contradicción con lo que pregona como principios del
sistema acusatorio y lo que el Tribunal da como probado.

En esta línea, sostuvo que los hechos deben probarse con rigurosidad
frente al tribunal; y que por esta razón ya no existe la prueba tasada y los
documentos deben ser reconocidos por los testigos de acreditación. Enfatizó que
nada de esto ocurrió; y que se tomaron como jurídicamente relevantes archivos
de computadora desconocidos por todos los testigos y cuyos posibles autores
fueron desistidos por los acusadores, o no fueron traídos a juicio; que esta
deficiencia impidió contrastar al autor del documento con el mismo, para probar
su autenticidad, veracidad o finalidad.

Concluyó, entonces, que el Tribunal no puede tomar como cierto, sin


vulnerar el derecho de defensa, lo que denomina “contradocumento”
(consistente en un archivo informático creado según el Tribunal por el Dr.
Lisandro Minigutti, quien fuera desistido por la acusación) y mucho menos darle
el alcance de prueba en los términos que lo realiza.

Agregó que tampoco pueden tomarse como válidas las innumerables


menciones a las empresas Bustamante y Montañana, cuyos titulares no
participaron del debate ni pudieron defenderse o brindar las explicaciones, o
reconocer la existencia de las comunicaciones y documentos que se les
adjudicaban y que el Tribunal tuvo por veraces.

Todo ello constituye para el Dr. Cullen, palmarias violaciones al derecho de


defensa.

II.4.2.g. Consideró -en el punto B.7 del escrito recursivo- que el Tribunal
arribó a conclusiones desprovistas de toda lógica, y en ese sentido, luego de
citar el punto 4.6 de la sentencia, enfatizó que el hecho que Aguilera, en el año
2016 -período no investigado ni imputado- alquilara una oficina a la vuelta de
calle Racedo no lo hace dueño y gerente general de la empresa Tep y Next,
como afirma el Tribunal; y que para ello hay un sinnúmero de explicaciones
válidas -desde la posible asociación con Vitagliano a la realización del trabajo
para el P.J.- que debilitan dicha conclusión incriminante.

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En relación a Emiliano Giacopuzzi, agrega que existe abrumadora prueba
en relación al trabajo, la toma de decisiones y responsabilidades que éste
asumía, las que considera que fueron desoídas por el Tribunal y que ni siquiera
fueron consignadas en el extenso resolutorio.

II.4.2.h. También -en el punto B.8 de su escrito-, la Defensa se agravió


contra el contenido del punto 4.7 donde el Tribunal da ejemplos de mensajes
que señalarían la titularidad de las empresas en cabeza de Aguilera,
textualizando mensajes entre Luciana Almada y Juan Pablo Aguilera en el
contexto de una discusión, porque consideran que de esa forma se invadió la
privacidad, y que, además, correspondían a un período de tiempo no investigado
-2015/2016-.

Destacó que el tratamiento de dichos mensajes implicó una violación a la


intimidad y privacidad que debe ser revisada por esta Cámara; para que no
avasallen derechos que ni siquiera en nombre de la lucha contra la corrupción
deberían aceptarse.

Agregó que este tipo de mensajes de contenido privado nunca podrían ser
prueba contra Giacopuzzi; quien además surge -por medio de testigos,
documentos e informes de oficinas públicas y privadas- como titular y como
quien tomaba las decisiones de la empresa TEP.

II.4.2.i. Seguidamente -en el punto B.9 del escrito recursivo-, se agravia


por lo manifestado en la sentencia en el punto 5) y refiere que el Tribunal no
explicó de qué modo y basándose en qué prueba llegó a la afirmación de que
resultaba indudable que Aguilera participaba de la empresa “5 tipos”, máxime
teniendo en cuenta que el Dr. Minigutti no declaró, ya que fue un testigo
desistido por la Fiscalía, y tampoco definió a los titulares de las empresas como
“socios aparentes”.

Agregó, en relación a Giacopuzzi, que tampoco explica el Tribunal por qué


insiste en sostener que resulta indudable que Aguilera perteneciera a “5 tipos” y
no fuera como lo explicó Giacopuzzi -que se trataba de un emprendimiento de
los cuales eran titulares él y Maximiliano Sena-.

II.4.2.j. Luego -en el punto B.10 de su escrito-, el defensor manifestó


que la sentencia contiene conclusiones que se apartan del derecho penal de

57
acto, y que de la misma se extraen conclusiones apodícticas de hechos que no
fueron imputados, sobre los que no se investigó ni produjo prueba, pero que
fueron traídos como “indicios” de la calidad de autor. Que esto ocurrió en
particular en relación a Aguilera, respecto de quien una vez determinado que
sería el titular de las empresas -hecho que para la Defensa no se encuentra
probado- y dada su relación con el ex gobernador, llevó al Tribunal a concluir que
existía el interés necesario para configurar el delito de negociaciones
incompatibles.

Refirió al análisis que hizo el Tribunal de la declaración de Gustavo


Pereyra, citando la última parte de la valoración, y añadió que lo que hizo fue
inmiscuirse en una empresa que no era parte de la imputación (Publicitar),
extraer conclusiones de los dichos de este testigo y cuestionar la legitimidad de
la concesión de los carapantallas municipales, sosteniendo que dicha concesión
se había logrado por los “vínculos políticos de Aguilera”, sin que se hubiera
aportado ningún acto administrativo que otorgara la concesión de carapantalla a
Gustavo Pereira.

II.4.2.k. En el punto B.11 de su escrito, el Dr. Cullen manifestó su


agravio por entender que el Tribunal realizó una interpretación de la declaración
de Rubén Galarza que resulta contraria a sus propios dichos.

Así, refiere que el Tribunal no explica por qué Galarza debía conocer mails,
planillas o conversaciones que no eran de su autoría; como los que se le
exhibieron. Agregó que resultaría absolutamente insólito pensar que Galarza era
el Gerente General pero nunca tuvo ningún tipo de responsabilidad, ni
representó, ni decidió absolutamente nada respecto de la empresa “5 tipos”.

Expresó que luego del análisis de los millones de datos, miles de mails,
centenares de documentos que existen y fueron objeto de análisis, no quedan
dudas que Galarza jamás ocupó el cargo de Gerente General como lo sostiene el
Tribunal. Y que la arbitrariedad fáctica en este punto impide el correcto ejercicio
del derecho de defensa, ya que ninguno de los archivos que se mostraron a
Galarza en el debate, afirman lo que el Tribunal sostiene de manera apodíctica.

En el recurso dedicado a Giacopuzzi, el Defensor agrega en este punto


que Galarza en todo momento negó que las empresas fueran de Aguilera,

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aclarando en forma enfática que el dueño de TEP era Emiliano Giacopuzzi, quien
le decía GG (por gerente general).

Añadió, el Defensor, que el Tribunal interpretó el testimonio de Galarza, de


manera absolutamente diferente, con base en documentos que no habían sido
suscriptos por él. Y citó el caso de unos archivos de computadora donde figuraba
un organigrama de “5 tipos” creado por un “Coach” de apellido Portella, quien
mostraba las distintas áreas (como ejemplo) en las que podía dividirse la
empresa y las áreas respectivas. Agregó la Defensa que en ese organigrama
-que era un simple “ejemplo”- lo ponía en el cargo de Gerente General a
Aguilera, quien reportaba al dueño de la empresa.

Sostuvo que el Tribunal no explicó por qué descree de las explicaciones de


Galarza, quien declaró con total sinceridad ese encuentro, y sostiene que las
respuestas serían “evasivas”. Que no explica por qué Galarza debía conocer
mails, planillas o conversaciones que no eran de su autoría; como los que se le
exhibieron y que están expresados en el fallo. Agregó que si a cualquiera de los
señores jueces se le pidiera que recuerde un mail que se dice le fue enviado
(junto a varios destinatarios más) hace más de cinco años tampoco lo
recordarían y que lo mismo sucede con lo que en la sentencia se denomina como
“insólita explicación” sobre su nombre puesto al lado de “Gerencia General” en
un encuentro realizado con el Coach Alejandro Portella, y del que dice participó.

Indicó que los trabajos de coaching utilizan normalmente estos ejemplos


con el fin de demostrar, de manera más o menos práctica, cómo podrían llevarse
a cabo divisiones de trabajo en áreas determinadas. Agregó que sería
absolutamente “insólito” pensar, como lo hace el Tribunal, que Galarza era el
Gerente General pero nunca tuvo ningún tipo de responsabilidad, ni representó,
ni decidió absolutamente nada respecto de la empresa “5 tipos”.

II.4.2.l. Seguidamente -en el punto B.12 del escrito recursivo-, se


agravió contra el razonamiento del Tribunal en el punto 6) en cuanto tuvo por
comprobado que Juan Pablo Aguilera era el dueño de estas empresas y que ello
posibilitó que se sortearan los controles administrativos.

Entendió que en la sentencia, si bien se afirma que Aguilera era el dueño,


no se explica por qué esa condición posibilitaba que se sortearan o evitaran los

59
controles administrativos. Que el Tribunal no dice cuál hubiera sido la
consecuencia si los órganos de control hubieran sabido que el titular de la
empresa era Aguilera; ni por qué el hecho de haberlo ocultado -y que apareciera
Giacopuzzi- pudo haber permitido que se sortearan los controles administrativos.

II.4.2.ll. Posteriormente, -en el punto B.13 del escrito- el Defensor


sostuvo que en el punto 6) el Tribunal tampoco explica por qué existiría un
“acuerdo espurio” de cartelización. Destacó que dicho supuesto acuerdo no fue
denunciado por ninguna empresa del rubro, no fue imputado y las supuestas
empresas que formaban el acuerdo no fueron oídas en juicio, lo que constituye
una violación flagrante a la defensa en juicio.

Agregó que no se sabe certeramente en qué consistió dicha cartelización,


cómo fueron los términos de ese acuerdo y por qué se sostiene esta realidad,
cuando en el rubro publicidad no existe la posibilidad de la competencia.
Ejemplificó diciendo que “si uno quiere publicitar en la ruta 14, sí o sí tiene que
contratar con la empresa que tiene carteles en esa ruta, y no hay ninguna
posibilidad de competir sencillamente porque no hay un universo de empresas
que posean los mismos. Lo mismo ocurre con lo que tiene que ver con la
impresión a gran escala de los vinilos de dichos carteles. No existen en la
provincia “varias” empresas que compitan en el rubro.”

Agregó que, tal como surge de la declaración del publicista Phillips, el


trabajo de colocar y extraer los carteles es sumamente costoso en logística,
tiempo y mano de obra; y que no existe competencia en este rubro.

II.4.2.m. Asimismo, -en el punto B.14- en relación a Corina Cargnel, se


agravia por lo considerado en el punto 6.2 de la sentencia, donde se analiza la
declaración de Natalia Gallo, contadora de la empresa que reemplazó durante la
licencia por maternidad a Corina Cargnel. Afirmó que Gallo brindó detalles sobre
lo estandarizado del trabajo que llevó adelante Corina, lo que resultaba
demostrativo de la incumbencia profesional de lo que una contadora realiza en
una empresa, y que sin embargo, se consideró a esta testigo como reticente e
interesada cuando se señaló que no recordaba mails del año 2013-2015, o sea
de hacía siete años atrás. Por ello, sostuvo el Defensor que la conclusión a la
que arribó el Tribunal no se compadece con la prueba y constituye una
arbitrariedad que debe llevar a la anulación de la condena.

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II.4.2.n. En el punto B.14, en relación a Emiliano Giacopuzzi se agravió
por cuanto en el punto 4.4 de la sentencia se dice: “También es importante
destacar, como indicio a tener en cuenta respecto a la titularidad de las
empresas, que GIACOPUZZI cuando se produjo el allanamiento en calle Racedo
415 se identificó como “encargado” de la empresa, y en el correo electrónico
dirigido a Carolina ALLENDE, de fecha 2/6/15, a las 10.52 horas -que fuera leído
en el debate por el Ing. FRITZ-, GIACOPUZZI se presentó “Soy Emiliano
diseñador gráfico de Juan Pablo Aguilera”.

Al respecto, la defensa destacó que dicho mail no fue reconocido por


Giacopuzzi, y que no existió declaración de Carolina Allende que pudiera
corroborar la existencia, contenido y origen del mismo; pero que además el
Tribunal no tuvo en cuenta la explicación brindada sobre las tareas de publicidad
que realizaba TEP con Giacopuzzi como diseñador para el Partido Justicialista,
cuya campaña era comandada por Aguilera, lo cual ofrece una explicación
acorde con la prueba rendida en autos.

II.4.2.ñ. También -en el punto B.15.-, afirmó que se dio diferente trato
dado a los testigos de cargo y de descargo. Al respecto, sostuvo que todos los
dichos desincriminantes fueron tildados de “interesados” y los emisores de los
mismos como reticentes u olvidadizos; y contrariamente, los testigos de cargo,
fueron ensalzados y sus faltas minimizadas a grado extremo.

Afirmó que así ocurrió con los dichos del Contador Enrique en los puntos
7.2-7.6 de la sentencia donde se detallan los informes, los resultados, y se
concluye minimizando “diferencias o meros errores de algún cálculo porcentual o
suma aritmética”; lo cual, para la Defensa, pone en crisis la seriedad del trabajo,
muestra un verdadero interés en la forma de exponer las conclusiones, y que al
venir de un contador que es parte del personal del M.P.F. que debe adecuar su
trabajo a los mismos principios que informan la tarea de la fiscalía, resultan de
una gravedad inusitada.

Sostuvo que en el debate se expusieron errores millonarios, porcentajes


que sumados arrojaban cifras mayores al 100%, se mencionaron empresas que
no contrataban publicidad con el Estado pero que se las incluía por estar en el
hecho imputado -como ocurrió con Next-, y que todo ello no puede ser tildado
de meros errores o pequeñas diferencias.

61
II.4.2.o. En el siguiente agravio -punto B.16 de su escrito-, el Defensor
sostuvo que la responsabilidad de Corina Cargnel en el hecho se detalla en tan
solo cuatro párrafos -en el punto 10 de la sentencia-. Manifestó que allí, en
definitiva, para fundar el rol de partícipe necesario de Cargnel, se vuelve a
analizar un supuesto acuerdo espúreo de cartelización que no existió en la
imputación y que tiene como integrantes a dos empresas que no fueron parte
del juicio, que no pudieron defenderse, no se pudo controlar su prueba, y con
base en ello presuponen el dolo de Cargnel. Concluyó que ello atenta contra
todo el orden jurídico porque se presumió el dolo de un hecho que no fue
probado.

II.4.2.p. En el punto B.16 de su escrito, en lo relativo a Giacopuzzi,


expresó su agravio en relación a lo que considera ausencia casi absoluta de la
justificación de la responsabilidad de Giacopuzzi. Señaló que a su defendido se lo
sindicó como “testaferro” sosteniendo que era llamativo que cobrara un salario
incluso más bajo que algunos empleados, sin tomar en cuenta lo probado con
los recibos bancarios en cuanto a los retiros que realizaba de la cuenta de TEP.

También se agravió por el valor dirimente que le dio el Tribunal al informe


fotográfico referido a los fotomontajes, por cuanto se explicó que los mismos
eran meramente ilustrativos, y que en modo alguno puede sostenerse que los
carteles no existieron por la presencia de los fotomontajes.

Agregó que la prueba que detalló oportunamente la contadora Cargnel


referida a los libros de “IVA compra” e “IVA ventas”, dan cuenta que en todos
los períodos investigados, la facturación de TEP se compadecía con lo
efectivamente gastado por la empresa para la realización de los carteles que el
tribunal consideró inexistentes.

Afirmó que de esto nada dice el Tribunal, pese a tratarse de prueba


consistente en documental seria, sólida, auditada por la AFIP y aprobada por la
misma. Por lo que considera que el Tribunal se apartó de las constancias de la
causa, generando una arbitrariedad fáctica que anula el acto sentencial.

II.4.3. Por último, en relación a Corina Cargnel, en lo relativo al quinto


hecho -“Parador”- el Dr. Cullen refirió que, en relación a la atribución de
responsabilidad que por este hecho se imputó a Cargnel, en la sentencia se

62
cuenta con un sólo párrafo que dice: “No puede soslayarse, que el archivo del
esquema de devolución, estaba en el disco externo que fuera secuestrado,
manejado por CARGNEL, que contenía incluso documentación personal, que lleva
a demostrar su pleno conocimiento del ilícito que se estaba cometiendo,
plasmado en el esquema de devolución; resultando aquí de plena aplicación todo
lo analizado respecto al contexto en que se formalizó dicho secuestro al abordar
el estudio del hecho descripto como "Primero" -Legajo de OGA N° 4385-.”

Agregó que, en la sentencia al analizarse el hecho, se tuvo por probado la


ocurrencia y autoría del mismo en atención a archivos y documentos que se
encontraban en el disco externo secuestrado; y destacó que lo llamativo fue que
la presencia de un archivo desconocido por todos -que se denominaba “esquema
de devolución”- fuera el factor de atribución de responsabilidad en Cargnel.

Al respecto señaló que, tanto Aguilera como Caruso, dieron sólidas


explicaciones respecto de un adelanto que aquél habría dado a éste y la forma
en que sería devuelto. Enfatizó que no hay un solo argumento dado por el
Tribunal que demuestre que Cargnel conocía otra explicación “ilícita” que no sea
la que dieron en el debate.

Agregó que llama la atención que se piense que un retorno ilícito se


realice de manera legal y pública -con facturas, cheques, transferencias
bancarias-; y que el Tribunal no dio justificación respecto del rol indispensable
que se le atribuye a Cargnel, quien sostiene que no participó de ninguna manera
en la redacción del documento llamado “esquema de devolución”.

Consideró que se trata de un caso de peligrosa aplicación de un derecho


penal de autor por parte del Tribunal; ya que en este hecho no se responsabilizó
a Cargnel por las negociaciones incompatibles, sino sólo por el peculado;
sosteniéndose para ello que Cargnel indicaba a otras empresas en qué concepto
facturar y a quién, lo que conforme la declaración de Phillips, resulta
absolutamente normal y habitual cuando los trabajos se tercerizan.

Hizo reserva del caso federal y de concurrir ante la CIDH por entender
afectadas las garantías de defensa en juicio, derecho a ser oído, debido proceso
y derecho a obtener un pronunciamiento razonable por parte del Estado; y
solicitó, en definitiva, se case la sentencia y se dicte un fallo conforme a derecho

63
que declare la absolución de Corina Cargnel y de Emiliano Giacopuzzi por no
existir delito alguno; y en subsidio se anule el fallo en virtud de los vicios
mencionados y se reenvíe para el dictado de un nuevo pronunciamiento.

II.5. El Dr. Raúl José VELAZQUEZ, en el carácter de defensor técnico de


Germán Esteban BUFFA, manifestó, primeramente, que cumplimentó en su
totalidad los requisitos formales de presentación del recurso, y que adhería a
todos los fundamentos expresados por los restantes recurrentes.

Seguidamente, reiteró los agravios expuestos en el escrito recursivo


presentado en el ejercicio de la defensa de Urribarri y Báez, sobre falta de
motivación suficiente de la sentencia y falta de acreditación de la materialidad de
los hechos y autoría, en relación al hecho que se le imputó a BUFFA, es decir, el
"Segundo hecho" (mencionado como "Global Means"), correspondiente al Legajo
6399.

En síntesis, el Dr. Velázquez refirió nuevamente que el Tribunal de Juicio,


al dictar sentencia, ignoró el informe del Sr. Fiscal de Estado, la pericia producida
por el Cdor. Lenardón y la explicación sobre la pre-inscripción dada por Buffa;
que aplicó un criterio equivocado sobre cuándo existe contratación y no valoró la
actuación de los órganos de control previstos por la Constitución Provincial,
como también, que tuvo por demostrado el interés de Urribarri y Báez en
privilegiar la operación con Buffa con base en argumentos que no son acordes a
la sana crítica racional.

En esta oportunidad, manifestó además que los informes de Marisel


Brusco (Secretaria de Comunicación del Gobierno de Entre Ríos) y del Gabinete
de Informática Forense del MPF (Ing. Fritz) no pudieron desvirtuar el planteo de
la defensa según el cual la web, a diferencia del sistema operativo, nunca sufrió
cambios, y que se trata de dos cosas distintas.

Asimismo, afirmó el defensor que quedó acreditado que, a medida que se


realizaban nuevas preinscripciones, se actualizaba la fecha y quedaba como
última la fecha de modificación. Argumentó que podía completarse las casillas
con ceros para pasar al siguiente paso y, si bien los testigos entendían que "sin
los requisitos", no pudieron garantizar que el sistema era infalible.

64
Expresó que en ningún momento Germán Buffa dijo que había asesorado
a Pedro Báez; y que la socia de “Amanzi” era la cónyuge de Báez y no éste.

Sostuvo que, en cuanto a la formación de la voluntad del acto


administrativo, el acto por excelencia es la firma del decreto, que termina de
perfeccionar el contrato administrativo. Añadió que esa firma del decreto es lo
que pone de relieve la responsabilidad del máximo funcionario del área que en
este caso era el Ministro; que todos los actos anteriores son responsabilidad de
los distintos agentes intervinientes y que en esas instancias no se determinó
responsabilidad funcional alguna del Ministro. Refirió al precedente "Beckman"
sosteniendo que en éste estaban todos los agentes intraneus y extraneus que
posiblemente habían participado en distintas etapas y actos administrativos,
pero ninguno de los que deberían haber firmado el acto administrativo por
excelencia, y que en esta causa fue todo lo contrario.

Afirmó que en este caso no se acreditó la voluntad de priorizar la voluntad


privada por sobre la voluntad o el interés de la administración y que ello quedó
demostrado en que, cuando el aporte de Germán Buffa no fue relevante ni
prioriza el interés de la administración, se dejó de contratarlo. Manifestó que el
conocimiento que hace a la negociación incompatible debe ser actual.

Por otra parte, sostuvo que respecto de su defendido no ha quedado


determinado el hecho típico como tampoco de qué forma se verificó el elemento
subjetivo distinto del dolo. Agregó que al no cumplimentar dichas exigencias la
sentencia cae en la aplicación del derecho penal de autor.

Sobre el "quantum" de la pena, manifestó que hay circunstancias


atenuantes que no se consideraron.

Efectuó la reserva del caso federal por considerar que resulta aplicable la
doctrina de la arbitrariedad y que se han infringido las garantías constitucionales
previstas en los arts. 18 y 16 CN.

Por todo ello, solicitó que se absuelva de culpa y cargo a Germán BUFFA, y
con carácter subsidiario, que se anule la sentencia y se disponga el reenvío de
este caso para la sustanciación de un nuevo juicio conforme a derecho.

65
II.6. A su turno, el Dr. Emilio FOUCES, abogado de Gerardo Daniel
CARUSO presentó recurso contra la sentencia en sus Punto I) rechazo a los
planteos de afectación al principio de congruencia y al principio de Juez Natural.
Punto II) no hacer lugar a los planteos de nulidad del auto que decreta los
allanamientos y de exclusión probatoria de las actas de allanamientos y
secuestro; cadena de custodia; informes de compañías telefónicas; de los
informes del Gabinete de Informática Forense del Ministerio Público Fiscal; del
informe de entrecruzamiento telefónico de la Contadora Victoria Gonzalez Brunet
y del Contador Héctor Eduardo Enrique, por los motivos expuestos en los
considerandos. Punto XIII), que declara a Gerardo Daniel CARUSO, partícipe
necesario y responsable del delito de negociaciones incompatibles con el
ejercicio de la función pública y peculado, en concurso ideal (Quinto hecho -
Legajo de OGA N° 11.808 - UFI N° 58.383 –Parador-) y lo condena a la pena de
tres años de prisión de cumplimiento condicional e inhabilitación absoluta
perpetua, y multa por la cantidad de $ 90.000 (arts. 5, 19, 22 bis, 26, 27 bis,
40, 41, 45, 54, 55, 261 y 265 del Cód. Penal). Por último en el Punto XIV), en
relativo a las reglas de conducta impuestas a su pupilo.

Refirió, el letrado, que la sentencia le resultaba agraviante por cuanto


resulta violatoria de la garantía constitucional de debido proceso y del principio
de inocencia, arbitraria e infundada, reviste una fundamentación aparente y es
contradictoria con la valoración de la prueba -en tanto entiende que fue
interpretada de manera ilógica y forzada- y el derecho aplicable.

II.6.1. Planteos relativos a la acreditación de los hechos.

Al establecer sus concretos agravios, señaló en primer lugar que se


tuvieron por acreditados la comisión de los delitos de Negociaciones
Incompatibles y de Peculado teniendo para ello por acreditados hechos que no
fueron probados en el debate.

II.6.1.a. Respecto del delito de Negociaciones Incompatibles.

El Dr. Fouces sostuvo en su escrito que, para dar por acreditado con grado
de certeza la configuración de este tipo penal, el Tribunal se centró básicamente
en dos aspectos, consistentes en las condiciones de contratación y el proceso
licitatorio y la información privilegiada.

66
Luego de transcribir los párrafos de la sentencia en los cuales el Tribunal
hace referencia a estas dos cuestiones, concluyó que ambos argumentos
resultan infundados a la luz de las pruebas producidas durante el debate; en tal
sentido, sostuvo que parte de esas pruebas fueron obtenidas de manera ilegal y
debieron ser excluidas. Hizo saber que ampliaría sus fundamentos a este
respecto en la audiencia de mejoramiento.

II.6.1.b. Respecto del delito de Peculado.

Sobre este aspecto, destacó que según el fallo, este delito estaría dado
por dos vías: por haberle dado al Parador un fin distinto al contratado y por un
supuesto “esquema de devolución” por parte de Caruso y a favor de Urribarri.

Sobre ello, afirmó que, al igual que en el caso de las Negociaciones


Incompatibles, ninguna de las conductas atribuidas ha sido probada de manera
fehaciente por parte de la Fiscalía.

II.6.2. Planteos relativos a las Exclusiones Probatorias.

Sostuvo que la Defensa realizó el planteo de exclusión probatoria de


manera fundada y oportuna, que dicho planteo fue compartido por todas las
defensas, y que pese a ello, finalmente el Tribunal admitió la incorporación de la
prueba que resultó fundamental para arribar a la condena.

II.6.2.a. Secuestro del disco externo.

Luego de transcribir un párrafo de la sentencia que hace alusión a críticas


de la defensa al procedimiento de obtención del disco externo, afirmó que el
propio Tribunal reconoció que del acta de secuestro surge el incumplimiento por
parte de las autoridades del MPF y de la Policía Federal de lo ordenado por el
Juez de Garantías que otorgó la orden de allanamiento; y que todo ello fue en
perjuicio de su defendido a quien, en definitiva, se se le atribuyó un documento
falso “plantado” en la causa, mediante ese disco externo.

Al respecto argumentó que, de la orden de allanamiento emanada del


Juez de Garantías, surge que el magistrado dispuso que la preservación y
manejo de las evidencias en materia informática que pudieran ser halladas en el
lugar a allanar, debían ser preservadas por el personal del Gabinete Informático
del MPF; y que esto no fue lo que ocurrió, ya que quedó acreditado en el debate

67
por los dichos de los integrantes del gabinete informático y del oficial de la
Policía Federal -Oficial Pepe- que el manejo del secuestro y aseguramiento de los
elementos secuestrados estuvo a cargo de personal de la Policía Federal que no
se encontraba facultada para ello según la orden de allanamiento.

Por otra parte, y luego de transcribir otro párrafo de la sentencia que hace
alusión a los dichos del testigo de acta de allanamiento, Marcelo León ELBERG, el
Defensor señaló que el Tribunal ha desatendido los claros y precisos dichos del
único testigo civil del allanamiento y, en tal sentido, apuntó que el hecho de que
la Fiscalía no haya llamado como testigo a ningún testigo civil habla a las claras
de su conocimiento de la irregularidad del procedimiento.

Señaló que justamente este testigo, que tenía a su cargo auditar que la
Policía Federal y el personal del MPF lleven a cabo su trabajo cumpliendo con lo
autorizado por el Juez, fue quien puso en crisis la legitimidad del procedimiento,
al declarar que el mismo comenzó a las 11:00 -y no a las 13.00 como consigna
el acta- y culminó a las 11.30, y que lo recordaba porque él a las 12.00 estaba
buscando a sus hijos de la escuela. También aseguró que cuando ingresó al
domicilio había ya más de diez policías federales trabajando, lo que descarta que
sea cierto -como dice el acta- que entraron todos juntos. También dijo que el
dispositivo ya estaba dentro de la bolsa secuestrada antes que él ingresara a la
vivienda -también en contra de lo que se consigna en el acta respecto a que el
secuestro se realizó en su presencia-. Y por último, que al momento de ingresar
había policías manipulando computadoras portátiles, lo cual el MPF intentó
justificar diciendo que estaban confeccionando el acta de secuestro cuando en
realidad la misma se confeccionó de manera manuscrita.

Añadió que el Tribunal nada dijo respecto de todas estas irregularidades


que expuso el testigo, sino que desacreditó los dichos del testigo usando para
ello los testimonios de las personas a quienes Elberg debía controlar (Policía y
MPF).

Sostuvo que resulta de gravedad que se convoque a testigos civiles para


controlar un procedimiento y luego no se los escuche; como también, que el
Tribunal le haya atribuido mala fe procesal por no reconocer un convenio
probatorio relativo a la incorporación del acta de allanamiento (del cual el Dr.
Fouces refiere que nunca participó).

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Seguidamente, transcribió lo consignado por el Tribunal relativo a la
incorporación del acta de allanamiento por convenio probatorio. En relación a
ello, apunta que el Tribunal no explica el hecho de que en el acta constaba que el
Oficial Montepeloso a las 13.00 horas cuando estaba llevando a cabo un
procedimiento en calle Racedo, un subalterno le trae la noticia de que en calle
Yrigoyen se habría encontrado un elemento de importancia para la causa; a
partir de lo cual se habría organizado todo el procedimiento, y que siendo todo
ello a partir de las 13.00 el mismo Tribunal “da por buena” una foto tomada a las
12.53 al elemento secuestrado.

Al respecto, atacó otro párrafo de la sentencia que expone el


razonamiento por el cual no hace lugar al pedido de exclusión probatoria, que la
defensa ha venido sosteniendo desde sus alegatos de clausura que de ese “árbol
envenenado”, que fue el procedimiento de calle Illia y el consecuente secuestro
del disco externo, surge un documento (supuesto esquema de devolución) cuya
autoría es atribuida a su defendido y que ese es el derecho constitucional que se
le ha vulnerado a Caruso.

A tales efectos solicitó a esta Cámara de Casación que tenga presente lo


resuelto por la CSJN en la causa “Fiorentino” (Fallos 306:1752).

II.6.2.b. Informes de compañías telefónicas.

Sostuvo, el Defensor, que sobre este punto también resultaban infundados


los argumentos del Tribunal para convalidar los informes de entrecruzamiento de
llamadas utilizados por el MPF para confeccionar un informe sobre las
comunicaciones telefónicas de distintas personas -imputadas y no imputadas- en
la causa, sin previa autorización judicial.

Luego de transcribir parte de los fundamentos de la sentencia a este


respecto, el Defensor concluyó que el Tribunal, pese a reconocer que el leading
case “Halabi”, extiende la garantía constitucional al derecho a la intimidad -y por
ende a la necesaria venia judicial- a los informes de llamadas entrantes y
salientes, sostiene que ese fallo no se aplica en el ámbito de la justicia
entrerriana, lo cual le causa agravio.

II.6.2.c. Violación al Principio de congruencia. Afectación de la garantía


constitucional de Derecho de Defensa en juicio.

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Por último, se agravió el Defensor por entender que el Tribunal rechazó el
planteo de violación al principio de congruencia de la acusación, pese a que se
realizó una variación sustancial en la plataforma fáctica en cuanto al hecho
reprochado.

Sostuvo que prueba de ello es que la sentencia no fundamenta en qué


consistieron los actos o acciones llevados a cabo en el Parador de Mar del Plata
que evidenciaron que el mismo tuvo un fin distinto para el cual había sido
contratado -difundir a la Provincia de Entre Ríos como destino turístico-.

Considera que justamente esa falta de fundamentación, obedece a que


nunca quedó claro cuál era la conducta achacada por la acusación: si era haber
llevado a cabo una campaña proselitista para la candidatura a Presidente de la
Nación en las elecciones de diciembre de 2015 de Urribarri, o el posicionamiento
de la imagen del mismo.

Resaltó que éstas son dos circunstancias totalmente diferentes que


merecen diferentes estrategias defensivas; y que, tal como el propio Tribunal
sostuvo, fácticamente nada tiene que ver que una persona realice una campaña
proselitista a que un gobernante lleve a cabo y publicite actos de gobierno, y que
se trate de la misma persona no hace que los hechos sean similares. Sostuvo
que hay una contradicción en cuanto a lo enunciado y lo resuelto por el Tribunal
porque del análisis de los fundamentos de la sentencia recurrida no surge ningún
argumento del Tribunal que haya referido a algún tipo de actividad extraña
desplegada en el Parador que no sea referida a la promoción turística de la
Provincia, y que tampoco se refirió a la extensa prueba producida en debate que
acredita lo contrario (particularmente hace alusión a testimonios y estadísticas
de la Cámara Entrerriana de Turismo).

Hizo reserva del caso federal y solicitó, en definitiva, se revoque la


condena impuesta y se disponga la absolución de su pupilo. En subsidio, solicitó
que se disponga la anulación de dicha resolución en cuanto fuera materia de
agravios y se disponga el reenvío para la sustanciación de un nuevo debate
acorde a derecho.

III. En las distintas jornadas que insumió la audiencia respectiva ante


esta Cámara de Casación, participaron los Sres. Defensores de los imputados, y

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los representantes del Ministerio Público Fiscal. A continuación se reseña lo
fundamental de sus respectivas exposiciones en el orden en que se sucedieron,
constando en los dvd’s respectivos la totalidad de lo acontecido en la audiencia.

III.1. En primer lugar, y luego de acordar las Defensas entre sí el orden


de exposición, tomó la palabra el Dr. Marcos RODRIGUEZ ALLENDE, ratificó
todos y cada uno de los argumentos del memorial que presentara contra la
sentencia condenatoria respecto de sus dos defendidos, Juan P. Aguilera y
Luciana Almada (específicamente, los puntos VI y X de la sentencia, referidos al
primer y segundo hecho).

Sostuvo que la sentencia, si bien es muy extensa, en algunos puntos es


contradictoria, y en otros, arbitraria; afirmó que no se han tenido en cuenta
muchos de los argumentos que esa Defensa técnica expresó en los alegatos
finales.

Para exponer su alegato, primero refirió a los agravios de carácter


general, que abarcan a los dos legajos (al legajo de “cartelización” y al
denominado "Parador"); para después ocuparse de los agravios puntuales sobre
cada uno de los legajos.

El primer punto de agravio, es lo que denominó exclusión probatoria del


acta de secuestro y allanamiento y su consecuente secuestro, que se produce el
01/08/2016. Señaló que aquí aparece la primer arbitrariedad, y de ese
procedimiento se desprenden dos legajos -Parador y Cartelización-, y que aquí
radica la matriz de la sentencia condenatoria. Se refirió en concreto al
allanamiento llevado a cabo en calle Racedo Nº415, complementado con un
allanamiento en calle Irigoyen Nº891, el 01/08/2016. Y destacó que la sentencia
que condena a sus pupilos no se avoca a los agravios planteados por esa
Defensa al cuestionar el acta de allanamiento y posterior secuestro;
particularmente en el secuestro del disco externo en calle Irigoyen.

Destacó que el legajo de Cartelización nace a fines de 2014, por denuncia


de dos colegas, los Dres. Pagliotto y Mulet, que denunciaron a la familia Urribarri
en virtud de un supuesto enriquecimiento ilícito. Destacó que no se comprende
por qué se llega a hacer un allanamiento en calle Racedo; y que a partir de ese

71
allanamiento se constituye el MPF con personal del gabinete informático en
distintos domicilios relacionados a las empresas “Next” y “Tep”.

En tal sentido, invitó al Tribunal a detenerse en el acta que se produjo


cuando se llega a calle Racedo a las 9.00 de la mañana ese 01/08/2016; y
enfatizó que, como sostuvo en los alegatos finales, si bien quien ejerció la
acusación -la Dra. Yedro- fue muy extensa, la Fiscalía se quedó a mitad de
camino, y la sentencia intentó subsanar ese error.

Explicó que estuvieron varios meses produciendo testimoniales, pero


tuvieron un solo día para tratar de refrendar o legitimar el acta de procedimiento
y posterior secuestro, porque como lo reseñó en los alegatos finales, y no fue
analizado por el Tribunal, cabe detenerse en para qué están los testigos civiles
en las actas de procedimientos, sobre todo, en un procedimiento tan importante.
Agregó que, para eso, el MPF tenía la carga inexorable de tratar de refrendar
este procedimiento, y no lo hizo; porque trajeron, en la primer audiencia donde
se produjeron las testimoniales, al oficial Pepe, quien no participó del
procedimiento de calle Racedo, sino que se anexó al mismo recién a las 14.00
horas; y que, por ende, no puede aportar nada a un procedimiento tan
importante, del que deriva la condena a Aguilera y Almada.

Señaló que el oficial encargado era Montepeloso; que el MPF debía


justamente traer a la audiencia de debate y escuchar a Montepeloso, para saber
si efectivamente el procedimiento se fue realizando en la forma que Montepeloso
lo fue redactando; pero no se lo trajo, y no se sabe por qué razones el MPF
decidió no traerlo. Indicó que en calle Irigoyen, Montepeloso labró el acta
manuscrita y que no se sabe qué pasó ahí, porque la Fiscalía decidió no traerlo.
Por este motivo, es que sostuvo que la acusación se quedó a mitad de camino,
porque no trajo a ningún testigo civil para poder corroborar los extremos de un
procedimiento tan importante.

Agregó que se observan como testigos civiles a Lederhos y Michelin, y que


el acta ingresa por Lederhos, pero no fueron citados; que el Tribunal trata de
salvar esa ausencia de testimonios. Añadió que aparece además una testigo,
Silva, a las 12:45, la cual era importante que comparezca, porque no sólo
participó en el procedimiento de calle Racedo, sino fundamentalmente también,
en el de calle Irigoyen. Y que el Tribunal no debió suplir esa deficiencia.

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Señaló que hay en el procedimiento, un dato neurálgico de toda esta
cuestión; y para ilustrarlo lee parte del procedimiento, donde Montepeloso fue
advertido por un numerario, en relación a una testigo que habría encontrado un
aparato electrónico color negro, y por eso se constituyeron en el lugar, notando a
simple vista que era un dispositivo de almacenamiento, que podría haber sido
arrojado por una ventana del edificio allanado.

Sostuvo que el Tribunal sentenciante otorgó plena veracidad sobre tal


acontecimiento, sin complementar con ningún elemento probatorio que pudiera
verificarlo, sólo por testigos civiles que nunca comparecieron a debate. Enfatizó
que si Montepeloso dice que recibe el objeto de parte de Brambilla, hubiera sido
importante para la Fiscalía y para la sentencia, que se ratifique que la señora
Brambilla encontró ese aparato, y que no se la llamó a Brambilla, para que
pueda al menos ratificar lo que dicen que ocurrió.

Añadió que, por el contrario, en relación a ese procedimiento, sólo se


escuchó a Pepe, que no tenía nada que ver con esos procedimientos, y al
delegado Fariña, quien es el único que participó en el procedimiento de calle
Racedo y supuestamente, en el de Irigoyen; quien en su rol de delegado del
MPF, complementando las actividades de los fiscales Yedro y Brugo, menciona
algunos aspectos; pero esto no alcanza para darle plena homologación al
procedimiento y al secuestro. La Fiscalía sí trajo, esa primer mañana de
testimoniales, a una testigo llamada Teresa Pot, una persona que trabaja y hace
actividades de limpieza en calle Irigoyen, y dijo que a las 7:30 entra a trabajar
limpiando la vereda, hace la limpieza del fondo, y observa en la parte superior
una especie de juguete, que después reconoce como disco externo, que fue el
que se secuestró. Expresó que Pot dijo que a las 10 y algo se retiró del lugar.

Añadió que uno de los defensores trajo al único testigo civil que participó
de uno de los procedimientos, a León Elberg, quien no aportó claridad a la
causa, sino mayor confusión, porque dijo que participó del procedimiento y
secuestro en calle Irigoyen, pero desconoció absolutamente el horario del
procedimiento en ese domicilio, en tanto dijo que fue a las 11, contrariando el
acta que dice que fue a las 13 horas, y por lo tanto no se sabe qué pasó en ese
lapso de dos horas, la sentencia no lo trató.

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Sostuvo que este único testigo trajo mayor confusión, porque si el
allanamiento de calle Racedo fue a las 9:00 am y Teresa Pot encuentra el disco
externo pasadas las 7:30 am, no se sabe si el disco estaba antes o después, no
se sabe qué pasó en el domicilio de Brambilla; no se puede decir que sea un
procedimiento impecable, sin observaciones; el Tribunal no trató esos
argumentos.

Agregó que la Fiscalía debería haber hecho una constatación sobre si era o
no posible esa forma de arrojar el disco externo. Señaló que Elberg habló de la
presencia de miembros de la Policía Federal trabajando con una computadora en
el procedimiento, por lo que interpreta que posiblemente podían estar armando
el acta, pero el acta de secuestro está completada en forma manuscrita. Y
agregó que no se sabe si estaban o no manipulando ese disco externo.
Considera que el procedimiento, acta y posterior secuestro, deben ser excluidos
de los dos legajos.

Como segundo punto -prosiguió- se secuestra material informático:


computadoras, y lo que en su momento la fiscalía definió como la caja negra de
la corrupción, que es el disco externo; se hacen las pericias. El segundo agravio
de esa defensa, es la exclusión de las pericias informáticas.

En este sentido, señaló que la sentencia entra en contradicción en ese


punto; que dice que no es pericia, que son informes, que es otra cosa. Añadió
que la Fiscalía ordena pericias, no meros informes o extracción de datos;
dispone la pericia informática por parte del gabinete informático, sobre un
dispositivo de almacenamiento portátil color negro, y una computadora Compaq,
a fin de extraer documentos de textos, correos, etc. Enfatizó que se trata de una
pericia, que invocan los artículos de la pericia; pericia que autorizó el Juez de
Garantías, para manipular las computadoras y el disco externo; y que por ello
pide la exclusión por violación del art. 304 CPPER y de la normativa nacional y
de una Acordada del STJER.

Señaló que el art. 304 CPPER establece expresamente, que todos los
exámenes periciales, se deben realizar por el equipo pericial del STJER y que la
sentencia condenatoria nada dice sobre ese punto. Agregó que hay otra
infracción, que es la falta de título habilitante en la materia, por cuanto lo
ordenado por la Fiscalía lo hicieron profesionales que no tenían el título

74
habilitante, y que no pertenecían al cuerpo pericial del STJER; lo que considera
dos infracciones claras del art. 304, aludiendo que la pericia que más importaba,
y de la que se pide la exclusión, es la realizada por el bioingeniero Fritz que
pertenece al MPF, no al cuerpo del STJ, y no tiene el título habilitante para
manipular un disco externo como lo hizo, y como fue ordenado por el Juez de
Garantías a pedido de la Fiscalía.

Sostuvo que hay infracción, además, a la Ley de Educación Superior,


complementada con resolución del MEN, donde se habla de las incumbencias
profesionales, y donde se establece que no se podrá ejercer en áreas que no
sean de la competencia, por más que se haya estudiado. Aclaró que no duda de
la profesionalidad de Fritz, pero es bioingeniero, no tiene la especialidad en el
tema; que hay una clara violación a la Resolución Nº1.254 porque en los
alcances de los títulos se observa la incumbencia profesional del ingeniero en
programación o en sistema de información.

Expresó que también hubo violación a la Ley Nº8815, sobre ingenieros,


que en el art. 11 habla del ejercicio ilegal de la profesión, cuando no se tiene
título habilitante para ese tipo de actividades; o tener el título, pero sin matrícula
vigente. Agregó que además se incumplió el Acuerdo General Nº35 del
13/11/18, que habla sobre incumbencias y profesiones; en su Anexo 2, habla de
las especialidades de Ingeniería, establece que los análisis de sistemas
informáticos, sólo los pueden hacer los ingenieros en sistemas, licenciados en
sistemas, analistas de computación, etc; que esos son los títulos que pueden
manipular un disco externo y extraer los datos que se consideren necesarios.
Señaló que estos argumentos no fueron analizados en su integralidad, y que acá
no estamos ante un simple informe o extracción, sino que fue una manipulación
legítima del sistema informático, pero en base a la normativa de la pericia, por lo
que, evidentemente, al infringir la norma del art. 304, hay una clara afectación a
los principios constitucionales del debido proceso.

Como tercera medida, en ese orden de exclusiones, se refirió a los


informes de compañías telefónicas. Explicó que, fundamentalmente, la exclusión
se vincula al quinto hecho, la causa Parador, y que han planteado una clara
afectación al derecho constitucional de la intimidad; que comprende los secretos
de la comunicación; que debe ser ordenado por auto fundado por Juez de

75
Garantías. Sostuvo que ese derecho constitucional, que se ha violado por parte
del MPF, es no haber solicitado la autorización al Juez de Garantías, quien podía
mediante auto fundado autorizar a investigar todos los listados de
comunicaciones.

Manifestó que el derecho constitucional de la intimidad no solo abarca los


secretos de la comunicación, sino la identidad subjetiva de los interlocutores; los
fiscales tienen atribuciones para identificar la titularidad, lo que no pueden hacer
es investigar en la línea que pertenece a alguien en una ventana temporal de un
año, la cantidad de comunicaciones y con quién se comunica. Refirió al fallo
“Halabi”, y expresó la posibilidad de pedir autorización al Juez de Garantías.
Cuestionó que, si la causa del Parador consistía en el proceso de licitaciones de
fines del año 2014 y la actividad fue en verano de 2015, por qué tenía que saber
la Fiscalía sobre comunicaciones desde los primeros días del 2014, cuando el
marco temporal de la imputación era otro. Sostuvo que el Tribunal,
arbitrariamente, descartó el criterio del fallo Halabi, porque no está establecido
expresamente por el CPPER.

Enfatizó que el MPF requiere inexorablemente una orden judicial para


investigar este punto. Expresó que las consecuencias de este agravio, refieren a
la desigualdad de armas, porque la fiscalía puede pedir a las empresas que le
informen durante un año las comunicaciones del imputado, pero ninguno de los
defensores puede hacer ese pedido; que en nuestro sistema adversarial, salvo
que sea por oficio del Juez de Garantías, constituye una clara y peligrosa
desigualdad de armas. Entiende que deben excluirse los informes de compañías
telefónicas, analizados por la Fiscalía en diciembre de 2018 por la Cdra. Brunet.
Pide exclusión por afectación al derecho a la intimidad, no sólo del contenido de
lo que se dice, sino de la identidad subjetiva de los interlocutores.

Pasando a otro punto, expresó que la sentencia tampoco analizó lo que


considera erróneas calificaciones legales al momento de subsumir los dos
hechos. Afirma que hay un grave error por parte del Tribunal; que no lo analiza.
Señaló que el art. 265 CP establece un tipo objetivo y uno subjetivo: el objetivo
está dado en los legajos sobre el rol público; eran Urribarri y Báez, ese tipo
estaba, pero no está el tipo subjetivo en cuanto al desvío por parte de los

76
imputados, y el hoy absuelto Marsó. Concluyó que la gran contradicción del
Tribunal, fue absolver a Marsó, pero condenar a Urribarri.

Enfatizó que a sus representados no le corresponde ninguna de las


imputaciones; se habla de interesarse por parte de los funcionarios; Sancinetti
dice que lo ilícito no es co-contratar, sino que se configura al condicionar la
voluntad estatal con fines que no son administrativos, tener un interés especial
distinto, particular, que se superpone a la administración pública.

Manifestó que, en el peor de los casos, si la empresa de publicidad


pertenecía a Aguilera, cuñado de Urribarri, el co-contratar no alcanzaba, se debía
probar el interesarse, la desviación; la norma penal exige un desplazamiento y
desviación de poder. No sólo no hay negociación incompatible, sino que tampoco
se puede explicar en los casos de Aguilera y Almada, menos aún, el peculado, en
esa suerte de sustracción de caudales; de qué forma se pudo haber sustraído
caudales, con participación de Aguilera, más aún si después se demostró que la
publicidad en la vía pública se efectuó en la manera prevista legalmente, y que
no hubo peculado en la causa Parador, porque en ese legajo, el parador existió,
en todas sus formas y actividades, reconocido por el MPF y el Tribunal de juicio.

En cuanto a la causa N°4385, destacó, con base en la imputación y la


sentencia, dos esquemas: de lo público y lo privado, como se sostiene por el
Tribunal de juicio. El privado, está en sostener que Tep, pertenece
irrefutablemente a Aguilera. La Fiscalía sostuvo en su momento, y en los
alegatos finales, que Next, otra empresa, pertenecía a Aguilera, y pidieron
condena por eso; la sentencia absuelve a los propietarios de Next, porque nunca
contrataron con el Estado en materia de publicidad; Tep siempre absorbió la
totalidad de la publicidad estática en la vía pública; también se dijo que
funcionaban como testaferros de Tep, Giacopuzzi (90%) y Almada, pareja de
Aguilera (10%). La sentencia -continuó el defensor- afirmó participaciones
ficticias, Bustamente y Montañana; y la contadora Cargnel, si respondía a las
órdenes de Aguilera, o si era la contadora.

Añadió que el esquema público que sostiene la sentencia, es por un lado


entender que Urribarri y Báez debían saber, ellos dos, que Aguilera era el titular
de Tep; y no sólo debían saberlo, sino que sortearon mecanismos legales
previstos en la ley administrativa de contratación, y si hubo contrataciones

77
ficticias por parte de Urribarri y Báez a empresas que no hicieron la publicidad
sino que hicieron photoshop; se condenó a Tamay por certificar publicidades que
no existían, supuestamente.

Añadió que se agrupa a los testigos que contradicen a la sentencia


condenatoria, relacionados en sus actividades con las empresas Tep y Next; los
testigos que se nombran como incriminatorios. Destacó que se observa que
Ramírez, Fernández, Alegre y Galarza declararon en juicio, y ninguno afirmó que
Aguilera sea el dueño o propietario de Tep y de Next, por el contrario, afirmaron
que Giacopuzzi era el dueño, y que Almada tenía una función, después
reconocida por la sentencia. Señaló que estos primeros testigos no dicen lo que
el Tribunal de Juicio interpreta -y aquí destacó la arbitrariedad-, sino que hay
testigos que van más allá: Pereira es un testigo que pasó toda una jornada
prestando declaración testimonial, es empleado del partido justicialista, y dijo
que hacía de nexo por las cobranzas.

Agregó que la sentencia no valora el rol de Juan Pablo Aguilera en el


Partido Justicialista, que sí tiene que ver con la publicidad, con una de las
actividades. Se trata de publicidad estática entre 2010 y 2015, ese es el marco
temporal de la imputación; en ese marco, Pereira no solo trabajaba en el Partido
Justicialista, sino también en Tep, en tareas lícitas y legítimas, que no se
confunden con negociaciones incompatibles; no cumplía órdenes de Aguilera
como dueño de Tep, sino en el rol del Partido Justicialista.

Señaló que, complementando estas testimoniales, una testigo clave es


Natalia Gallo, quien funcionó como contadora de la empresa Tep, pero
fundamentalmente, cubrió a Cargnel. Cumplía las mismas funciones que
Cargnel; explicó acabadamente sobre la actividad contable que desarrollaba, de
similares características con Cargnel, y hablaba de compensaciones económicas
que había de cuentas corrientes entre las empresas prestatarias de publicidad
estática. Sostuvo -el Defensor- que se tiene que entender cómo funcionaba la
publicidad, de qué forma en Entre Ríos funcionaba la cartelización. Añadió que la
sentencia toma como incriminatorios los dichos de Ciscato y Vieyra, pero el
testimonio de éstas no fue como dice la sentencia.

Ciscato -prosiguió- se dedicaba a la publicidad en Santa Fe, se reunió una


vez con Aguilera en un inmueble de calle Racedo, pero eso no significa que sea

78
dueño de Tep, y que está reconocido que los dueños eran Giacopuzzi y Almada;
que si bien Aguilera puede haber atendido a Ciscato, el motivo era la publicidad
por parte del Partido Justicialista en Santa Fe. Vieyra también se reunió con
Aguilera y el Tribunal entiende que, si Aguilera se reunió con ellos en calle
Racedo, eso lo convierte en dueño; pero no es ilegal, ni ilícito, no es una
negociación incompatible; no se atendió al rol que tenía Aguilera en el Partido;
no es incriminatorio. Añadió que las conclusiones que surgen de sus
declaraciones es que Tep no pertenecía a Aguilera, que Tep no nació para
absorber toda la publicidad y que de la lectura del acta de procedimiento, quien
se presenta como encargado de la empresa es Giacopuzzi, quien estaba
trabajando con otras diez personas; que eso el Tribunal no lo analiza.

Agregó que también es importante que en el acta de allanamiento se


menciona que una de las oficinas pertenecía a Almada, y como estaba Aguilera
en la foto, se secuestró la foto; que el Tribunal se contradice al decir que Almada
no era la dueña, sino que trabajaba en Recursos Humanos; que resulta arbitrario
decir que el verdadero propietario era Aguilera y, Almada, sólo prestanombre.
Sostuvo que el Tribunal tomó lo dicho por el MPF, sin rigor técnico; que había
retornos con Montañana, solo en relación con porcentajes que al MPF le
parecieron altos entre las cuentas corrientes; que eso lo explicó Gallo.

Señaló también que la sentencia sostuvo, pero no analizó, que la


contadora Cargnel respondía a las órdenes de Aguilera; pero no es así, sí está
demostrado que Cargnel era contadora de la empresa, que trabajaba
eficazmente, que estaba encima de la publicidad, pero no respondía a Aguilera;
que de los cientos de mensajes mal peritados, manipulados, en el disco externo,
y de la computadora de Cargnel, no hay una comunicación de Aguilera a su
contadora personal.

Sostuvo que deben analizarse las declaraciones de los testigos vinculados


al entonces Ministerio de Comunicación, porque se habló de saltear mecanismos
legales de la administración pública. Expresó que hubo testigos importantes
como Teruel, Dimier, Brusco, que referencian que no se saltearon los
mecanismos legales. Que el Tribunal no tomó las manifestaciones de los
profesionales de más de 20 años, no ha querido entender cómo es el sistema de
contratación de publicidad en el Estado, que hace años que lo vienen explicando,

79
y lo dicen los testigos calificados al respecto. Que explicaron de qué forma se
contrata la publicidad y que la única forma de contratación es directa por vía de
excepción. Sostuvo que no se trata de sortear mecanismos legales, sino de
entender la mecánica de contratación en ese rubro; en todo tipo de publicidad,
no sólo en la estática, todo es en forma directa por vía de excepción.

Aclaró que cuando declaró Báez, declaró de la misma forma que lo


hicieron los testigos vinculados a ese Ministerio. Ese Ministerio de Comunicación,
centraliza la publicidad, crea un servicio de medios, organiza el sistema; ésto fue
corroborado por todos los testigos profesionales y administrativos, ofrecidos por
la Fiscalía pero no tenidos en cuenta por el Tribunal de Juicio.

Agregó que no se probó que haya habido ninguna indicación por parte del
Gobernador ni de Aguilera para que alguna publicidad sea direccionada, de
cualquiera de sus formas, y menos aún de parte de Aguilera que nada tenía que
ver con el Ministerio de Comunicación; Aguilera solo cumplió funciones en la
Casa de Entre Ríos, que nada tenía que ver con la publicidad; no hubo
indicación, ni personal ni por ningún medio, ni en mensaje alguno, no se pudo
demostrar indicación ni insinuación para que sea Tep quien absorbiera tal o cual
publicidad. Todos los testigos -señaló- coincidieron en el rol de Giacopuzzi y de
Cargnel; pero la sentencia concluye, de manera totalmente distinta, que
Giacopuzzi era prestanombre. Expresó que el hecho de que Aguilera sea su
amigo, no significa que se “interese” como indica el CP; ni que Aguilera haya
utilizado influencia alguna, no hay nada de eso. Sostuvo que el Tribunal de Juicio
llega a una conclusión distinta al material probatorio; que el Tribunal entendió
algo distinto de lo que dijeron los testigos.

Expresó también que sobre el sorteo de los mecanismos legales, todo


quedó a mitad de camino, y que la sentencia no puede suplir estas situaciones.
Agregó que se trajo a declarar a Jensen, del Tribunal de Cuentas, responsable de
auditorías en publicidad, que conocía perfectamente estas situaciones; que se
generó el Expte. 655/13, que no declara Rudi pero firma con Jensen, que
advierten esa situación permanente de contratar en forma directa por vía de
excepción, desde que volvió la democracia hasta la actualidad. Detalló que
entonces ordenan un expediente, donde era un ítem la publicidad estática, se lo
advierten a Báez, entienden conveniente que previo a la creación de cada

80
expediente, por cada publicidad, se debe pedir autorización del Poder Ejecutivo y
que se justifiquen con motivos; el Ministro de Comunicación contesta, y explica a
los auditores por qué razón es éste, en materia de publicidad, el único sistema
posible, lo explicó Baez en el juicio, entendía que estaba autorizado por el
Gobernador por la firma de la orden de publicidad, y en el decreto se
fundamentaba.

Concluyó que no se quisieron entender esas particularidades, que esa


orden de publicidad funcionaba como autorización previa para habilitar la
excepción en materia de publicidad. Expresó que no sabe la Defensa si los
motivos eran o no suficientes, es un análisis que no lo sabe, pero había decreto,
que justificaba. Indicó que se sostiene que se sortearon los mecanismos legales
cuando no se sorteó ninguno, cuando se entiende cómo funciona la publicidad,
cuando se circunscribe a la estática en ese período de tiempo, y que las únicas
empresas eran Bustamente, Tep y Montañana.

Señaló que el Tribunal habla de competencia ficticia, pero no la hay; si


había otras empresas, eran menores o funcionaban en otro territorio; por lo
tanto, es arbitraria la conclusión del Tribunal.

Agregó que el Tribunal de Juicio no analizó el rol de Aguilera en el Partido


Justicialista, ya que quedó demostrado que ese rol estaba íntimamente
relacionado con las actividades que se pretenden imputar, pero no como dueño
de Tep; que tenía vínculos con Tep, porque era amigo de Giacopuzzi y pareja de
Almada, pero también porque Tep producía la publicidad, y una de las cuestiones
que atendía Aguilera era la publicidad, tenía una oficina que funcionaba al
respecto, pero no era dueño de Tep.

Agregó que Cargnel no era contadora personal de Aguilera; las directivas


de Cargnel no las daba Aguilera; que nada tenía que ver Aguilera con relación al
Ministerio de Comunicación; la publicidad con Tep era responsabilidad del
entonces Ministro, que se ocupaba de la publicidad en la administración pública;
Aguilera se encargaba de la publicidad en el partido.

Sostuvo que en cuanto a la situación de Almada, surge palmaria la


contradicción del Tribunal de juicio; se la incrimina como prestanombre de
Aguilera, pero a la vez, el mismo Tribunal de juicio reconoce que cumplía

81
actividades importantes en Tep. Entonces, se pregunta ¿era testaferro, o cumplía
actividades en recursos humanos? En el procedimiento, una de las oficinas
pertenecía a Almada, con la fotografía familiar; la documentación habla de
propietaria en un 10%; era propietaria, Giacopuzzi tenía el 90% de Tep.
Reconoce el Tribunal que Almada cumplía funciones, que la demostraron, en
recursos humanos. Concluyó el defensor que la participación delictiva de
Almada, no era ninguna; no se analizó que en Tep no era todo publicidad del
Estado, no absorbieron la totalidad ni fue creada para eso, hasta hoy Tep
funciona con otras actividades.

Sostuvo que Almada no tenía nada que ver con la publicidad del Estado y
que el Tribunal de juicio no demostró su participación en materia de publicidad,
no estableció cómo se sortearon los mecanismos legales, qué actividad desplegó
con las otras empresas. Afirmó que Almada se circunscribió a recursos humanos,
ajena a la publicidad; a pesar de ello, el Tribunal llega a una conclusión
llamativamente arbitraria y se la condena solo con eso, sin otro argumento.

En cuanto al Legajo N°11808 -prosiguió- el Tribunal se hace cargo de


analizar la violación al principio de congruencia. Se intimó el fin oculto de
posicionar una precandidatura a Presidente del entonces Gobernador y que
producto de ese parador en Mar del Plata, en el verano de 2015, se produce una
especie de retornos de quien se adjudica ese Parador, a favor de Aguilera. Se
afecta la congruencia, fundamentalmente, por la situación de Urribarri. Le
imputaron utilizar fondos públicos para precandidatura, y en el devenir de las
pruebas, ya en juicio, no había precandidatura, se modifica la situación: se
utilizaron fondos públicos para posicionar la figura de Urribarri. La crítica que le
hace al Tribunal de Juicio, es que no es un mero cambio de término, se afecta la
congruencia porque se analizó la precandidatura en el Tribunal Electoral, y se
dijo que no había.

Destacó que “posicionarlo”, es algo totalmente distinto. La circunstancia


fáctica cambia, la prueba cambia, la posición de Aguilera cambia: no es lo
mismo. No es menor, las consecuencias y el análisis de la defensa es distinto.
Aguilera trabajó en ese rol en el Partido Justicialista, ha trabajado en
posicionamiento de personas, pero no usando fondos públicos, aparece Urribarri,
y de eso no se defendieron. Después aparece ese cambio, que afecta a la

82
Defensa, llegaron a conclusiones distintas, en los alegatos finales se sostuvo en
lo medular la utilización de fondos públicos, no para precandidatura pero sí para
posicionamiento. No es lo mismo -concluyó- se habló de fotos o no de Urribarri,
nunca se supo si era o no con fondos públicos, el MPF modifica esa circunstancia,
y hubo sorpresa para la Defensa.

Expresó que hay aquí también un esquema público, y uno privado: el


origen del Parador fue promocionar el turismo de Entre Ríos, declararon testigos.
Se explicó el objetivo, tomaron como política de Estado en ese momento el
turismo, de la costa del Uruguay; se creó un Ministerio de Turismo, anterior al
Parador; el objetivo de Marsó, hoy absuelto firme, fue iniciar un proceso de
licitación, lo inició el Ministro de Turismo, no Urribarri; la sentencia habla de
irregularidades del proceso de licitación, pero absuelve al Ministro de Turismo.
Marsó inició el expediente para un parador en Mar del Plata; ese inicio, no tiene
nada que ver con Aguilera. Concluyó el defensor que se llega a su condena como
partícipe necesario, sin razones; y que en relación al organismo que gestiona
todo el proceso de licitación, cuando declara Argüelles como titular de esa
unidad central, a preguntas de la Fiscalía sobre si recibió alguna presión o
indicación para adjudicar a tal o cual empresa, fue categórico, dijo que ninguna.

Añadió que, si el Tribunal habla de que estuvo plagado de irregularidades,


cabe preguntarse por qué razón no analiza integralmente al auditor del Tribunal
de Cuentas, Jensen, quien nunca dijo que estuviera plagado de irregularidades.
Señaló que Jensen arma la contestación del pedido de informe de Kisser,
advierte que se utilizó un procedimiento abreviado, no se sortearon las formas
legales. El Parador existió en todas sus formas, funcionó perfecto. Jensen
advirtió eso, el procedimiento abreviado, pero no hubo competencia de
oferentes, el Tribunal dice sin sustento técnico que la competencia fue ficticia, se
hubiera investigado al competente de “El juego que andamos”. Jensen dice que
puede pasar que no se presenten oferentes que compitan, era escaso el capital,
podía afectar a la realización del parador, pero eso no pasó, existió el parador.

Sostuvo que no hay direccionamiento, como entendió el Tribunal. No hay


ninguna prueba de intervención alguna de Aguilera, quien nada tenía que ver
con el Ministerio de Turismo, ni actuó como instrumento. Agregó que el Tribunal
de Juicio se funda en informes que violan el derecho a la intimidad, analizado en

83
una ventana temporal de un año; como hay llamadas salientes y entrantes, se
habla de direccionamiento. De este esquema público, se observa que Aguilera
aparece arbitrariamente en la condena al sostenerse una participación que
claramente no tuvo. Se habló de sobreprecios, pero no se fundamentó, el
Parador funcionó como debía funcionar, si se dice eso debe haber un rigor
científico, una pericia contable, algo.

Aguilera -continuó el defensor- aparece no en el esquema público, sino en


el privado: tenía vínculo con Caruso, titular de “El juego que andamos”; pero el
proceso de licitación se desarrolló legalmente. El informe contable, realizado por
el contador Enrique, del MPF, puede tener una posición. La base fue un informe
de AFIP sobre facturaciones de “El juego que andamos”, informes de entidades
bancarias, y evidencia informática, refiriendo éstas últimas a las computadoras
secuestradas y al disco externo. Supuestamente, en un disco externo, analizado
por Enrique, apareció un Excel; que Enrique dice que ha sido una comunicación
entre el titular de “El juego que andamos” y Aguilera.

Luego, el defensor, leyó lo relativo al esquema de devolución de los


adelantos, y refirió que lo que fue explicado por Aguilera y Caruso en el juicio,
no tiene nada que ver con el esquema público, ni tiene que ver con lo dicho por
Enrique para entender que ha habido un esquema de retornos.

Expresó que la sentencia condenatoria no puede suplir esa mitad de


camino. Lo que sí se reconoce entre Caruso y Aguilera, era un préstamo. Caruso
cobra una primera parte el 23 de enero, ya había arrancado el Parador. Caruso le
fue devolviendo lo que Aguilera le prestó. Se pregunta entonces ¿quién puede
pensar que un esquema de retorno va a estar dirigido a una u otra persona? En
ese excel, aparecen otras referencias que nada tienen que ver con Aguilera; hay
facturas y operaciones que nada tienen que ver, que Enrique lo toma, pero
aparecen de forma irregular.

En este segundo legajo -agregó- la participación necesaria de Aguilera


aparece a todas luces arbitraria, no se refutaron sus argumentos; si se entendía
que el único elemento que podía interpretarse distinto era el informe de Enrique,
la calificación legal evidentemente no era correcta.

84
Finalmente, solicitó se tenga por reproducido el recurso, se anule la
sentencia, se case, y se reenvíen los dos legajos a un tribunal legalmente
constituido para nueva sentencia.

III.2. A su turno, el Dr. Juan Antonio MENDEZ dejó aclarado que en lo


que respecta a la causa cartelización, adhiere a lo planteado por Rodríguez
Allende, en lo que pueda beneficiar a su defendido Tamay.

Realizó algunas consideraciones respecto al fallo que agravian a su


defendido, a quien se condena a tres años de pena, e inhabilitación. Señaló que,
a lo largo del fallo se hace referencia a circunstancias del disco secuestrado en
calle Irigoyen; y agrega a lo dicho por Rodríguez Allende, que a fs. 83 -siempre
apuntando a la nulidad de la prueba, de las actas de allanamiento-, en los dos
últimos renglones, dice que el material fue entregado a Montepeloso, para luego
ser trasladado a la sede de la fiscalía actuante.

Entendió que ello se contrapone con lo declarado respecto del horario por
el testigo Elberg, y señaló que le llamó la atención, cuando declaró el oficial
Pepe, que dijo que tenían amplia experiencia en allanamientos. Resaltó que en el
acta, a Elberg le ponen como apellido León, siendo que ese era en realidad su
nombre; y el domicilio es en el barrio Maccarone, a la altura de calle Moreno.

Agregó que a Elberg lo encontraron y lo trajo la Defensa a declarar; y que


la señora Silva, figura en un domicilio donde en realidad no vive. Por la urgencia,
no la pudieron encontrar en ningún otro domicilio, pero en la calle del acta, la
señora Silva no vive. Señaló que todas estas cuestiones le producen duda, sobre
todo por la experiencia que dijo tener el Oficial Pepe en cuanto a los
allanamientos. Su preocupación radica sobre todo en cómo se obtuvo el disco
externo encontrado en calle Irigoyen. Se trató, también, de un allanamiento
ordenado por el Dr. Brugo, sin orden de juez. Que a ello se agrega lo dicho por
Elberg al declarar, y la incongruencia de los horarios que fue marcada por el Dr.
Rodríguez Allende. Añadió que Elberg se acordaba bien que lo pararon en la
moto, y la hora en que se retiró, que lo recordaba porque a las 12.00 llevaba a
su hijo a la escuela, y ese día lo llevó después de haber participado en el
allanamiento. Dijo que había varios policías, estaba la señora de la casa y otra
señora, que debía ser Silva. Agregó que los horarios son extraños, entre lo que
dice el acta y el único testigo que declaró.

85
Elberg -prosiguió el defensor- declaró que ya se encontraba lo que
supuestamente sería el disco, dentro de una bolsa de plástico; el acta está hecha
a mano, no se hizo en la computadora como se manifestó; el disco se secuestra
y se lleva a calle Racedo; a las 17:50 se realiza el acta, y se manifiesta que
Montepeloso llevaba el material secuestrado a la sede de Fiscalía; Brugo dijo que
al otro día se llevarían las cosas a Fiscalía, con firma de Montepeloso y Ginelco,
delegado de la Policía Federal. Agregó el defensor que se habla del tres de
agosto y el allanamiento había sido el primero; que siendo las ocho, se informó
que se daba por finalizado el procedimiento, en 84 fs. útiles, y se elevó la
totalidad del material secuestrado; que en la policía federal, estuvieron los
elementos hallados en el allanamiento, durante más de 24 horas. Concluyó que
eso lleva a la nulidad de la actuación, ya que ninguna medida legal especifica
que la policía tenga que guardar lo secuestrado, debió haber estado reservado
en sede judicial, y no fue así.

Respecto de esto último, resaltó que el derecho penal es sumamente


riguroso; acá no se cumplió con lo que ordena la ley. Refirió a la doctrina del
fruto del árbol venenoso, sobre la base de la cual considera que se debe anular
lo actuado. Citó un fallo reciente, del Poder judicial de la Nación, por denuncia
contra el Secretario de Seguridad.

También -continuó el defensor-, otro de los agravios respecto al


allanamiento, es la participación de la Policía Federal. No se cumplieron los pasos
que se necesitan para la participación de una fuerza que tiene impedido por ley
la participación en la provincia; el Gobernador, o en su caso, la Ministra de
Gobierno, hubieran solicitado al Ministerio de Seguridad de la Nación, la
participación de la Policía Federal; ninguno de esos requisitos se cumplió. La
policía participó, el oficial Pepe, no participó de estos allanamientos sino de
otros; no pudo manifestar ningún procedimiento que se hubiera llevado en
ninguna provincia en que hubiera participado, que no fueran causas federales
por las que tuviera que participar. El Tribunal de Juicio -añadió- soslayó la
participación de la Policía Federal, no lo analizó, sólo manifestó en su sentencia,
que la participación de la Policía Federal había sido secundaria, pero fue
fundamental, está demostrado con las notas que mandaba la fiscalía, llevaron
adelante los dos procedimientos.

86
Explicó, el Dr. Méndez, que se incorporó una semana antes del debate a la
Defensa; y que en el acuerdo probatorio al que hace referencia en la sentencia el
Tribunal, no estuvo; lo tiene que asumir. Sostuvo que todos los cuestionamientos
que se hicieron, algunos de los cuales son los que refiere ahora, a los
allanamientos del 1º de agosto, el Tribunal los desestimó en virtud de la
convención probatoria; pero la misma, no subsana inconstitucionalidades y
tampoco ilegalidades, sino que su función es aceptar las pruebas para que se
presenten a juicio, y allí deben ser defendidas; no santifican las pruebas que se
presenten. Concluyó que esa convención, lo que admite, es que las pruebas van
a ser presentadas en el debate; que lo decía porque, en distintos puntos del
fallo, el Tribunal hace referencia a la convención probatoria.

Respecto a la participación primaria de Tamay -señaló el defensor- por su


certificación en los expedientes, se hace un paso fundamental, una pirámide de
expediente que si no tuviera la firma de Tamay, el expediente no podía concluir
ni abonarse. Es verdad, pero también es cierto que sin firma del asesor legal, o
sin cumplirse con los distintos pasos que debe cumplir cualquier expediente
tampoco se iba a poder abonar. Una hoja no es más o menos importante que las
demás; los expedientes provinciales son abonados si se han cumplido todos los
pasos; se lo quiere involucrar a Tamay por las fotos que debían presentar las
empresas, pero nada tiene que ver Tamay con eso, las fotos podían demorarse
más o menos, Tamay solo certificaba que la campaña se había llevado a cabo, y
que la cartelería estaba en los lugares que correspondían. En esa época, no
existían los celulares para sacar fotos, ahora sí; la Secretaria de Comunicación,
Brusco, dijo que el certificador ahora tiene que sacar la foto para agregarlas al
expediente. Tamay no llevaba cámara de fotografía, ni con el celular podía
realizar foto alguna.

Agregó, en relación a la jefa a la que rendía cuentas Tamay, que la Sra.


Mariela Teruel, dejó en claro que era imposible darse cuenta si las fotos
presentadas eran parecidas a otras que se habían presentado en otro
expediente. El perito del Superior, marcó que era la misma foto, por las sombras
y los objetos, pero Tamay no era experto en fotografía, no las veía una al lado de
la otra, veía los expedientes y certificaba que la campaña se había hecho.
Tomaba apuntes en blocks particulares y luego refrendaba. No era el único

87
trabajo que tenía Tamay, viajaba por la provincia, entre los mismos estaba la
certificación de cartelería.

Señaló que declararon en debate, quien era el director de ATER, que


manifestó que las campañas que ellos proponían, en toda la Provincia, las
distintas delegaciones de ATER hacían un seguimiento de que la cartelería y la
campaña se hicieran. Quien había sido intendente de Chajarí, expresó que había
campañas que le importaban, y se fijaba si se realizaban. No pudo decir si todos
los intendentes hacían lo mismo. Todos esos elementos no fueron tomados en
cuenta para valorar la participación de Tamay en los expedientes. Se le dio una
participación a Tamay, como que fuera quien ordenaba los pagos. No tiene nada
que ver con eso; tampoco con ninguna relación con las empresas ni participación
en la adjudicación de las campañas, a ninguna de las empresas. Explicó cómo
realizaba las verificaciones en relación a distintas rutas.

Agregó que nada tenía que ver Tamay con las fotos que presentaban las
empresas; las presentaban en el tiempo que pensaban que podía presentarse.
Tamay no acordaba con las empresas que iban a ir tal o cual día a sacar las fotos
en tal o cual lugar; cuando desarrollaba los otros trabajos asignados, Tamay
recorría las rutas y verificaba que las campañas se estuvieran realizando.

Resaltó las declaraciones de Teruel y Brusco, que todavía cumplen


funciones en la actual Secretaría de Comunicación. Teruel era ante quien
respondía Tamay, respecto de las verificaciones que hacía de las campañas. Se
decía que Tamay recibía dinero de las empresas, sin ser empleado. Los
documentos no fueron reconocidos por Tamay, dijo que no recibió dinero alguno
de las empresas, y que su tarea se limitaba a la certificación de las campañas,
que se realizaban.

A Tamay -agregó el defensor- se le imputa el incumplimiento de sus


tareas como empleado público, pero no se demuestra; se le preguntó a las
testigos si habían recibido alguna queja por campañas que no se realizaran, y
dijeron que no, que no recibieron queja de ningún miembro de alguna
organización del Estado provincial que dijeran que las campañas no se hubieran
realizado. No hay ningún delito que se le impute a Tamay; que firmara los
expedientes, no es más que cumplir con una de las obligaciones que tenía, pero
no significa connivencia con delito alguno.

88
Solicitó que se anule la sentencia respecto de Tamay.

III.3. Con la palabra el Dr. Ignacio E. DIAZ, expresó en primer lugar,


que ratificaba absolutamente todos los planteos y fundamentos que presentaron
sus colegas, vertidos en el recurso de casación deducido oportunamente,
incluyendo la reserva del caso federal. Adhirió a los fundamentos vertidos por los
colegas defensores, y expresó que también se adhería a los que en el futuro se
produjeran, en lo pertinente.

Comenzó sus alegatos señalando que se ha establecido en la sentencia,


un tema que no quería dejar de mencionar, referente a la desaprobación del
pedido de exclusión probatoria, basada en preclusión y el art. 405 CPPER. Señaló
que el fundamento de esto era, entre otros, que algunas pruebas fueron
admitidas por acuerdos probatorios, y por otro lado la preclusión, porque debió
plantearse ante el Juez de Garantías; que así lo hicieron y les fue rechazado por
dicho magistrado, quien dijo que esa prueba era admitida y debía ser valorada
en juicio. Que cuando han pedido la exclusión probatoria, se refieren a su parte
valorativa, en establecer si esa prueba es o no una prueba eficaz, que merece o
no la nulidad. Explicó que a eso se han referido, y en esa tónica han pedido la
exclusión probatoria, no en el sentido de excluir en admisibilidad, que ya está
resuelta.

En cuanto a la nulidad, señaló que consideraba procedente referirse a los


acuerdos probatorios. En este sentido, explicó que ha dicho el Juez, respecto a
los acuerdos probatorios, que las probanzas introducidas por acuerdo, admitidas
para ser incorporadas al debate, no pueden ser discutidas ni valoradas en su
origen, autenticidad y contenido. Sostiene -el defensor- que no pueden tener
este efecto; los acuerdos probatorios, se realizan para examinar, en el plenario,
y valorar de acuerdo a la sana crítica, la prueba introducida, y que no puede ser,
de ninguna manera, en un sistema adversarial y acusatorio, que estos acuerdos
se puedan introducir como auténticos, como imposibles de valoración en el
plenario, porque dejaríamos en manos de las partes la introducción de esa
prueba que no pueden discutir más; sería contrario al art. 254 y 255 del CPPER
ya que de esa manera, podría darse el caso de que, en la consideración del Juez
que los agravia en ese aspecto, el caso de que una prueba manifiestamente
inconstitucional, introducida indebidamente, no sea valorada ni considerada

89
ilegal en el plenario; eso sería cercenar la misma facultad del juez, y su
obligación, del control de constitucionalidad.

Por otra parte, señaló que la Ley Nº10.746, de noviembre de 2019,


modifica el art. 405 del CPP, en tanto no impone a los jueces de garantías el
deber de instar los acuerdos probatorios. Y esto, refuerza la posición en cuanto a
esos principios, referidos a la legalidad. Cree firmemente que los acuerdos
probatorios, de ninguna manera pueden impedir el examen y la valoración de la
prueba admitida que se incorpora al plenario.

Enfatizó que los allanamientos tienen tremendas irregularidades, ya


señaladas por Rodríguez Allende. Que las actas fueron tratadas en el punto IV de
la sentencia, actas 91 y 92; después agregadas a otras causas. El acto comienza
con dos testigos, Lederhos y Michelin. Lederhos fue reemplazado por Gómez y
Michelin por Silva -fs. 72-; el acta de secuestro del disco externo, que se
atribuyó a Cargnel, está contenido a fs. 76. Este acto empieza a las 13 hs, con
dos testigos, según el acta: Elberg -que figura como León- y Silva. Silva
reemplaza a Michelin a las 12:43 en calle Racedo, y es testigo a las 13 hs del
secuestro del disco en calle Irigoyen. En ningún acta consta que se suspendió el
allanamiento de Racedo, y se introduce a Silva en el secuestro del disco rígido.
Silva estuvo de testigo en dos lugares totalmente diferentes a la misma hora. De
esto nada dijo el Tribunal. Y ello ya es una violación al art. 18.

Elberg -continuó el defensor- relata en la audiencia, que fue parado en la


calle porque venía en moto a buscar a su hijo, alrededor de las 11 de la mañana,
y 11:30 se fue; que vio un aparato que estaba en una bolsa de nylon; que
Elberg no estuvo a las 13 hs. Resaltó el Defensor que en la audiencia se le
preguntó a Elberg, cuál era su firma en el acta, y respondió que su firma no
estaba, que no había firmado ese acta. Hicieron notar al Tribunal esa situación,
diciendo que había una falsedad, porque ninguna de las firmas constaba en el
acta del secuestro en relación a Elberg. Silva no pudo haber estado en los dos
lugares a la vez, y no fue citada a reconocer actas ni a declarar, son testigos de
actuación, de actos importantísimos y definitivos, como es el secuestro de
muchas cosas, incluso del disco rígido, que la fiscalía consideró fundamental.
Agregó que hay serias dudas, en función de la falsedad respecto de Elberg; que

90
tampoco Silva haya firmado el acta o conste en actas su firma; por lo menos, les
genera sospecha.

Añadió que la testigo Brambilla, que tampoco fue llamada, hace bajar a la
señora Pot el disco rígido, el que hipotéticamente entrega a las autoridades
policiales, para su secuestro; que Brambilla tampoco fue citada a la audiencia,
no hay reconocimiento de acta, ni de firma, ni declaración al respecto. Está
convencido de la invalidez probatoria, y valor probatorio inexistente, por lo cual
pide la exclusión valorativa; cree que se ha violado, además de las normas del
CP, los arts. 249, referente a la legalidad, el 167, respecto al contenido de las
actas, el 195, que prohíbe considerar en la sentencia la prueba cuando se viola
la CN, tratados y normas del Código; y el art. 447 CPP, relacionado a la
consideración de prueba y su introducción.

Sostuvo, el defensor, que Pot no figura en el acta, se retiró a las 10:30,


dice que vio el disco rígido a las 7:30 de la mañana, el allanamiento fue a las 9.
Afirmó que hay otra situación que termina por invalidar absolutamente toda
posible validez que se le quiera dar a esta prueba del disco rígido, y es la
invalidez del secuestro del mismo, basado en que este secuestro no se realiza de
manera alguna por ningún juez; según el delegado judicial Fariña, lo ordenó el
Dr. Brugo. El art. 277, habla de peligro en la demora; en ningún lado hay ningún
fundamento en acta o actuación, que el Dr. Brugo no fundamentó el secuestro, ni
el peligro. Afirmó que se ha violado el art. 18 CN y las normas de procedimiento,
por lo que tienen la convicción y autoridad para pedir la exclusión probatoria
valorativa por incumplimiento a estas normas de derecho.

Sostuvo que no se sabe qué pasó en el interín del secuestro y el depósito


de esa prueba durante más de 24 hs. Creen que se ha violado el art. 278 CPPER;
reitera que de ninguna manera ha precluido la oportunidad para su examen en
razón de solicitar la ineficacia, la invalidez de esa prueba.

Se refirió luego a lo que entendió como un tema trascendental, tratado en


el punto VI de la sentencia, sobre la exclusión probatoria de los informes de las
compañías telefónicas.

Destacó que esos informes fueron introducidos de manera ilegítima,


porque no se citó tampoco a reconocerlos a los firmantes, y el Tribunal

91
consideró que debían ser valorados como documentos estandarizados. Señaló
que si bien no hay demasiadas opiniones doctrinarias al respecto, recurriendo al
diccionario, la palabra “estandarizado” hace referencia a uniformes,
homogéneos, en serie, iguales en su contenido. Señaló que los informes de las
compañías telefónicas, que fueron informes sobre los teléfonos particulares de
sus defendidos, y el intercambio de llamadas entre uno y otro, no pueden ser
estandarizados, varían las personas, el dato, los horarios, etc. Estos informes no
reúnen las características para ser considerados estandarizados, e incorporarse
en tal carácter; por lo que considera que ello resulta violatorio primero de la CN
-art. 19, derecho a la intimidad y privacidad-, luego la CP -art. 15-, también el
art. 447 CPPER -sólo podrán realizar las empresas esos informes por orden
judicial fundada-, y por último el art. 256 segundo apartado que impide la
realización de técnicas como éstas.

Agregó que, una vez declaradas admisibles para incorporarse al debate,


estas pruebas deben ser valoradas según la sana crítica. Y allí, fueron
nuevamente cuestionadas por las Defensas, y otra vez les respondieron con la
preclusión y la oportunidad. Afirmó que el fundamento del Tribunal de sentencia,
fue que la exigencia en ese aspecto de orden judicial y demás, no se encuentra
contemplada en el art. 332 CPPER, entonces no es aplicable el caso “Halabi”,
referido al CPPN art. 236, que sí lo establece expresamente. Concluye de ello,
que se trata entonces de un razonamiento antojadizo que entiende que la CSJN
ha funcionado para algunos ciudadanos argentinos y para otros no. Refirió que
ello nos coloca en una situación absurda, desde el punto de vista de la aplicación
de la ley. Agregó que tampoco puede justificarse que la prueba haya sido
realizada e incorporada sin orden judicial.

En la causa que se le sigue a Buffa, el Juez la autorizó pero debía ser una
autorización fundada. El caso de Buffa, se rigió por el Código viejo, actuaba allí
el juez de instrucción, que tenía la dirección del proceso; pero cualquier
resolución en este aspecto tiene que ser fundada. Concluyó que estos informes
han violado el derecho a la intimidad, y se han introducido ilegalmente,
violándose el art. 19 y el 18 CN en función del art. 171 viejo, porque estamos
tratando una cuestión de inconstitucionalidad que muy claro estaba en ese
artículo del Código viejo, referente a que este tipo de nulidades e invalidez
podían plantearse en cualquier estado del proceso.

92
Derivado de esto -continuó el defensor- una empleada del MPF, la
contadora Gonzalez Brunet, realiza un informe sobre el entrecruzamiento en
base a las llamadas. Es una documental agregada, sin embargo, a ese informe
de Brunet, le dan el carácter de prueba, pese al origen que explicó. Se ha
invocado que el MPF tiene derecho a tener personal idóneo; sí, pero Brunet no es
fedataria, por lo menos de los informes de las compañías telefónicas. El Tribunal
habla de independencia técnica; ellos creen que no, porque Brunet trabaja en
función de dos informes que hace Ferrari sobre llamadas telefónicas, que es el
I0691. En ese, que lo hace Fritz, al final dice que no pueden informar más,
porque tendrían que destruir el elemento que estaban investigando. Brugo le
dice que lo haga igual. Y se produce, tres días después, el I0695, ampliatorio, a
pedido de Brugo. No hay una independencia técnica, porque quien lo estaba
haciendo sabía que hacía mal, porque sabía que lo estaba destruyendo. Este
informe de Brunet, es una prueba de por sí ineficaz, porque no tiene los
contenidos, solo tiene los entrecruzamientos.

Expresó que estamos ante violaciones a normas constitucionales y


constitucionalizadas. Cita la Ley de seguridad o inteligencia nacional 25520, art.
5; concordante con la ley de comunicaciones y la reforma -25583-; cita los fallos
“Halabi”, “Escher” y “Donoso”; y doctrina que establece que es privado lo que se
dice y a quién se lo dice.

Afirmó que lo que queda claro es que se protegen las comunicaciones, en


su contenido y existencia; todo informe al respecto, debe ser por lo menos
autorizado por un juez; la información suministrada por las compañías en los
términos, sin intervención del juez, constituye indebida introducción en la
intimidad.

En relación al punto VII de la sentencia, sobre los informes de los


bioingenieros que se vieron en las diferentes causas, sostuvo que estos informes
fueron mutando. Porque, en un principio, lo que se pide y es otorgado por el Dr.
Ruhl, es una pericia, para ahondar y extraer los datos del material secuestrado.
El art. 304 exige que las pericias sean realizadas por peritos del Superior
Tribunal de Justicia. Esto también está contemplado en la Acordada 35/18.
Sostuvo que los bioingenieros no lo eran, no estaban designados, entonces le
dan el carácter de simples informes, y después, solo informes. Por lo que

93
entiende que estos informes adolecen de un defecto madre: fueron realizados
por personal sin incumbencias profesionales. Más allá de que indudablemente la
autorización era para una prueba pericial de imposible realización, considera que
estos informes indudablemente son absolutamente descalificados, deben serlo,
porque no son pericias, y además, porque ni siquiera para hacer informes de
este tipo, los bioingenieros tienen incumbencia profesional.

Expresó que hay falta de incumbencia, porque los alcances de los títulos
habilitantes están regidos por ley especial de Educación, art. 43 inc. a.; y sus
incumbencias justamente deberán ser fijadas y determinadas a través de
resoluciones por el CGE y los consejos de las universidades en cada una de las
especialidades. Resoluciones 1603/2004 y 1254/18. Afirmó que los bioingenieros
no están autorizados para realizar este tipo de trabajos; que si bien el Tribunal
dijo que tienen capacidad, es ineludible que no están autorizados; que la
incumbencia es cuestión exclusivamente legal, los bioingenieros están
autorizados para actuar cuando hay vida; están amparados aquí los analistas en
sistemas, licenciados en informática, etc.; solo pueden realizar actividades en
relación a la biología. Por eso plantean la cuestión.

Agregó que, por otra parte, el CPPER además de exigir las incumbencias,
exige la habilitación en la materia, y que ello se realiza a través de los colegios
profesionales. La delegación del control está dada en la CP por el art. 77. No solo
deben tener incumbencia, sino que deben estar habilitados debidamente en los
colegios respectivos; y que eso aquí no pasó. Manifestó que en el interín del
debate, el Colegio (COPROCIER) hizo público un informe, donde dice que no
están habilitados. Agregó que cuando hablan de la competencia en la Acordada
del STJ, a los bioingenieros los separan de los analistas e informáticos y los
licenciados.

Planteó la posibilidad de la usurpación de título; y que desconocieron esa


situación, como desconocieron la prueba. También planteó la posibilidad de un
incumplimiento de los deberes de funcionario, respecto de la Procuración
General, porque Fritz y Ferrari, fueron designados en 2014 para realizar tareas
que no eran de su incumbencia, poniéndolos a cargo de la realización de tareas
que no tienen habilitadas; le dijeron que si quería hacer la denuncia, la hiciera

94
él, y el Tribunal no lo consideró así. Pidió la exclusión de esa prueba por inválida,
en esas condiciones.

Luego de ello, se refirió a lo que entendió como un tema común en casi


todos los expedientes, refiere a la forma en que fueron imputados los hechos: el
primer hecho, de la segunda cuestión.

Al respecto señaló que la Ley Nº5140, de contrataciones del Estado, prevé


la contratación directa, sólo que entonces para los contratos de publicidad, era
una excepción. Indicó, discrepando en ello con el Dr. Rodríguez Allende, que las
contrataciones se realizaron de la misma manera y con aplicación de las mismas
normas, y ello está probado en la causa. Siempre, con una salvedad, hasta el
27/12/22. Destacó que aquí no se ha evadido ningún control, todos los
expedientes pasaron por donde tenían que pasar. No hay objeciones. El Tribunal
dice que el control es muy por arriba. Expresó que quería dejar sentado que la
Contaduría General de la Provincia debe controlar la aplicación de la ley. Es una
delegación constitucional; cuando se hace la reserva, la Contaduría General
atiende eso, y controla a ver si hay presupuesto, si hay partida específica para
eso. Son especialistas. Los órganos de control son autónomos, no son
dependientes del Poder Ejecutivo. Si no hay observaciones en relación a mal
desempeño, no pueden alegar que no se hicieron los controles que la ley
establecía. Para decir que se violó la 5140, es indudable que tiene que haber
alguna causa de que estos señores hayan cometido negligencia o actuar ilícito, y
no la hay; al contrario, no hay ningún caso de eso. Necesitarían connivencia,
para determinados delitos.

Señaló que Lenardón en su pericia, habla de cómo se va desglosando,


alineándose, a través de los nomencladores, para establecer si corresponde o no
el gasto, de acuerdo al presupuesto establecido para ello. Para poder acusar,
primero tienen que ver si hay responsabilidad de la gente de los organismos de
control; tampoco se puede afirmar mala aplicación de la ley, porque el único
autorizado para la legalidad por disposición constitucional, es la Contaduría
General de la Provincia. Esos profesionales de esas instituciones son expertos en
la materia. No ha habido violación; cuando se dan cuenta de eso, supone,
encontraron el defecto en el expte. 655/13 del Tribunal de Cuentas, donde se
hicieron algunas apreciaciones referentes a la excepción de poder publicar los

95
actos de gobierno, de forma excepcional. La orden de publicidad, firmada por el
Gobernador, y en su caso el director general o el Ministro.

Destacó que lo que hicieron fueron recomendaciones; fue notificado a


Baez en abril de 2014, pero fueron recomendaciones. Explicó que no es causa de
nulidad, y que lo que se hizo fue ir perfeccionando el trámite para hacer más
transparentes los actos en el futuro; y se hizo en todos los expedientes iniciados
posteriormente, que ya fueron mejor fundamentados. Que ello subsistió hasta el
dictado de la Ley Nº11.043, publicada el 27/12/22; que en su art. 1, modifica lo
atinente a contratación directa. Hoy, las publicaciones de Gobierno ya no son
excepción, está dentro de la categoría de contrataciones fuera de las
excepciones y como norma, a partir de la ley. Ya no se exigen los requisitos de
antes; hoy no es delito. Agregó que las recomendaciones se hacen para ir
perfeccionando los trámites administrativos; y que debe aplicarse la ley penal
más benigna; la imputación que se hizo, por abducción de esa ley, debe
aplicarse la más benigna. Aclaró que se trata éste de un agravio sobreviniente.

Continuó refiriéndose a lo que constituye el acto administrativo. Destacó


que es materia administrativa, materia muy especial, desvinculada de cualquier
otro derecho, en cuanto a sus concepciones y a sus consecuencias. Agregó que
en todo este largo proceso, ha habido confusiones en este aspecto, y entendió
que corresponde que sea reexaminado. Aclaró que la publicidad por los actos de
gobierno, amparado por el art. 14 C.Prov, tiene sus aristas muy distintas a lo
que puede ser el derecho privado; cuando se realiza la orden de publicidad, no
existe contratación administrativa. La orden de publicidad, se firma por el
ministro del área o director general en su momento, pero es un dato que en el
aspecto interno, es necesario, nada más y nada menos, que para producir el
encauce en relación a la reserva presupuestaria. Por eso la orden de publicidad
es un acto unilateral, no hay partes. Existiendo orden de publicidad, toma
intervención la contaduría a través del auditor, ahí se hace el examen para la
partida presupuestaria, se hace la reserva, que tiene solamente la función en la
administración de reservar, dentro de la partida presupuestaria reservada, ese
gasto para ese fin. Es la primera intervención de la contaduría general.

Expresó que hay cierta confusión, respecto de a partir de cuándo hay


contrato; lo explicó Rodríguez Signes, la administración pública puede rescindir

96
en cualquier momento. Lenardon en la pericia explica la función de la contaduría
general. Antes de la contratación, significa antes de que se firme el decreto que
autorice; esto es el acto administrativo, porque es diferente al Código Civil. La
voluntad, en el CC, se va formando en forma distinta, hasta hay expresión de
voluntad de contratar tácita, se va haciendo, en el acto administrativo no lo hay.
La expresión de voluntad del Estado debe ser expresa, no puede ser tácita. El
Estado, al pretender realizar la contratación, no sólo exige la prestación del
servicio, sino también el cumplimiento de todos los requisitos para que el
prestador pueda ser contratista del Estado. Ese control, no se hace desde un
principio. Por eso, en el reverso de la orden de publicidad, está también la nota,
y se consolida esa situación en la Resolución N°2 de información pública, que
exige la registración para contratar.

Añadió que hasta el pago, previo control otra vez de la Contaduría


General, es que se permite dictar el decreto. Todos los decretos de autorización
de gastos, en un artículo, hablan de previa presentación de las facturas en orden
y la contratación o verificación de la prestación adecuada. Esto resulta
importante, porque hay una responsabilidad de parte del Estado, solamente
después de expresar la voluntad. No es antes del dictado del decreto; el dictado
del decreto es la voluntad expresa exigida en el derecho administrativo para
contratar; antes, no hay contratación. Aquel que contrata con el Estado o realiza
alguna tarea con el Estado, ya obliga la expedición de la orden de publicidad.
Quien tiene que realizar la prestación establecida, después aprobada en la
expresión de la voluntad del Estado, asume la realización de la prestación, a su
riesgo. Porque no solamente tiene que cumplir adecuadamente, sino que
además, tiene que cumplir con todos los demás requisitos exigidos para que se
autorice el pago; si no, no se le paga. Hay que tener mucho cuidado cuando se
hace una imputación, para que sea efectiva.

En relación al legajo por la situación de Buffa, destacó que la causa


comienza a través de una denuncia de D'Agostino, en representación de la UCR,
lo que demuestra la estrategia del PRO de captar a la UCR, y de alguna manera,
crear sospechas sobre el o los partidos opositores, sobre todo, el justicialismo.
Se refirió específicamente a cómo está hecha la imputación en la causa que se le
sigue a Buffa. La imputación habla de sortear mecanismos legales para permitir
la libre competencia, para garantizarla. Agregó que los fiscales desconocen

97
absolutamente que no se evitó ningún mecanismo, que lo que se aplicó fue esta
excepción de contratación directa basada en la Ley Nº5140. Hasta ese momento,
para evitar la competencia de oferentes, pensaban que debía hacerse por otro
medio que no sea la contratación directa. Concluyó que esto nos lleva a sostener
nuevamente que no se violó ninguna ley ni ningún elemento en relación a la
aplicación de esa ley. Por eso, fue después aprobada por la Contaduría General.

Destacó que la de Lenardon es una pericia legal, legítima, como se deben


hacer las pericias, con perito designado por el Superior Tribunal. Definió que
estaba admitida como excepción. El Fiscal de Estado, en un primer dictamen,
dice que está todo correcto; no hay competencia, y menos ahora con la Ley
Nº11.043, que ni siquiera tiene en cuenta las recomendaciones que se hicieron
en ese entonces.

Refiriéndose a la segunda parte de la imputación, dijo que a continuación,


en la misma se señala que contrataron los funcionarios públicos referidos con
una empresa que, al momento de la orden, no estaba creada ni registrada.
Destacó el defensor que no había contrato, porque se contrata cuando se cumple
con todos los requisitos, si no, no se autoriza el pago con los decretos. Cuando
se contrató, sí estaba registrada, si no, no hubiera cobrado. Buffa explicó por
qué se hicieron las enmiendas que constan. Jamás se autorizó ni se emitió orden
de pago o decreto que aprobaba la contratación, que definitivamente contrataba,
si no se cumplía con determinados requisitos.

Señaló que a continuación se referiría a una prueba que entiende


fundamental, y que el Tribunal de Sentencia no le ha dado importancia, y es la
pericia de Lenardón. Y dijo que allí, se explica claramente respecto de la reserva
presupuestaria, cómo se va definiendo cada vez más en los nomencladores la
legitimidad de la asignación de ese gasto a una determinada partida; y establece
que ese Decreto Nº1057 está bien, no tiene anomalías, y que estamos hablando
de un experto en materia de finanzas administrativas. Destacó que, a través de
esa pericia, se puede apreciar que no es tan laxo el control de los organismos
autónomos, como pretende asignarle el sentenciante. No se encuentran fisuras
en esa contratación, porque el acto administrativo ha sido perfectamente dictado
con todos los controles posibles.

98
Pero además, enfatizó, ha querido encontrar el juzgador, algún interés
fuera del administrativo en Buffa, estimando que había una relación. Se
pregunta el Defensor, qué direccionamiento puede haber, qué interés puede
haber demostrado Baez en esto, si en 2014 Baez decide no dar más publicidad a
Buffa porque salía más barato contratar de otra manera; y señaló que puede
tener interés, pero no interesarse. Si los órganos autónomos de control de
gastos han dado su consentimiento como correcto, si ya se han expedido los
asesores letrados, y llegado el momento de dictarse el decreto, bien puede
estimarse de la existencia incluso de un error de prohibición inevitable, los
órganos de control y aplicación de la Ley Nº5140, dijeron que estaba todo bien y
firmaron la contratación.

Destacó que deben ser rigurosamente revisadas las cuestiones en el


expediente, ya que de acuerdo a cómo se ha implementado y realizado la
acusación, no procede sino la absolución de su defendido.

Por último, en relación al Legajo Nº61211, “Solicitada”, refirió que la


imputación era la precandidatura de Urribarri, que se comunica como acto de
gobierno, en cumplimiento del art. 14 CN. Con el devenir del proceso, se va
cambiando el término; ya no es precandidatura, se empieza a hablar de
posicionamiento de Urribarri para la candidatura a Presidente en 2015 y para lo
cual se usaron fondos públicos, para un interés personal (Peculado).

Afirmó que no sabían de qué se los estaba acusando, en función de esa


solicitada. Declararon varios testigos, como Rinesi, que es especialista en
epistemología; quien de manera muy contundentemente, explicó lo político y lo
institucional; y refirió que todo lo institucional es político, pero no viceversa. Dice
que la solicitada no tiene ningún carácter proselitista, absolutamente nada. Se
invocan tres párrafos, donde si se lee la solicitada entera, se ve claramente que
no tiene ninguna razón de ser, o de proceder y que se impute el peculado.
Destacó que debemos establecer que Urribarri nunca fue ni precandidato ni
candidato, y que al efecto, en el juzgado federal, en expedientes agregados,
obra la resolución 75/16 que dice que no hay violación de parte de Urribarri.

Señaló que al realizar la solicitada, lo hace en cumplimiento de un deber,


de acuerdo al art. 126 de la Constitución provincial. Todos tendríamos que leer
esa Solicitada, tiene una razón de ser en el momento en que se publica; se

99
produce, y por eso la urgencia en la publicación, porque el 16/06/2014 la
Suprema Corte de EEUU rechaza el planteo argentino sobre el pago de los
fondos buitres. La solicitada sale el 22/6/14. Leerla es, personalmente,
emocionante, por los representantes que teníamos en esos momentos que
hicieron esas manifestaciones. Es una solicitada de otro “Nunca más” en la
Argentina. Es una invocación a la unidad de todas las fuerzas políticas,
candidatos, a todos para que no se produzca más lo de los fondos buitres. Pero
además, la solicitada fue firmada como Gobernador de la Provincia, hay dos
situaciones por las cuales Urribarri debió hacer esto, como acto de gobierno; si
alguien dice que en esa solicitada no hay un interés público, lo consideraría
como mentiroso.

Enfatizó que hay una obligación de publicar eso, en interés y beneficio del
pueblo. No solo como representante, de la Nación en las condenas que recibe,
sino que el pago a los fondos buitres sale de la coparticipación federal, por lo
que los entrerrianos iban a tener que poner de esa coparticipación los dólares
para afrontar esta deuda. No es posible que, sin contemplar en el texto total, en
la lectura meticulosa de esta solicitada, se extraiga un párrafo para decir que
hace proselitismo. La convocatoria se hizo por esa razón.

Concluyó que no es posible de manera alguna convalidar una sentencia


absolutamente injusta, inequitativa, y desvalorizante; la solicitada, es de un
hombre que está cumpliendo con su deber, de ninguna manera puede ser
imputable como que gastó para precandidatearse.

III.4. Por su parte, el Dr. José R. VELAZQUEZ, sostuvo que, a modo de


introducción en la causa “Imprentas”, no podía dejar de prestar atención al
postulado por el que comienza el Tribunal, en relación a que no tienen incidencia
los organismos públicos en cuestiones penales. Resaltó que todo lo referido a las
actuaciones administrativas de estos organismos de control, sí tiene incidencia
directa en cuestiones penales, porque el tipo objetivo se alimenta de eso. Que se
señala el fallo “Alanis” pero hay una inconsistencia, no se parte la investigación
de un faltante en una de las cuentas, porque había una irregularidad en la otra
cuenta.

Afirmó que establecía ese punto de partida, porque cuando se avocan a la


causa “Imprentas”, pasan hojas sin que se lo nombre a Pedro Baez en la

100
sentencia. La pregunta que se hace, es ¿cuáles son los indicios para atribuirle a
Báez esta responsabilidad penal? La imputación objetiva, es un límite al poder
punitivo del Estado; la arbitrariedad del Tribunal hace lo contrario, la usa de
fundamento, hasta tendría más defensas en la responsabilidad objetiva civil que
en esta imputación objetiva.

Señaló que el eje central de la imputación, es que ¿cómo no van a saber


Aguilera, Baez y Urribarri lo que hacían los otros? A partir de allí, se construye la
interpretación de los indicios, sin explicar en concreto ese tipo de indicios. No
hay mensajes de empleados que hablen de que lo mandó Pedro Baez; Baez
ejercía el control, por eso los empleados decían que “se están volando”. Todos
los indicios los vincula a partir del “debería saber”, no pueden defenderse de eso,
es arbitrario. El ministerio cumple un rol político, en una estructura, y no puede
garantizar todo lo que pasa en el Ministerio. Hay valoraciones arbitrarias para
atribuir responsabilidades a Baez por su rol de ministro.

Sobre el informe de Enrique, dijo que diría dos cosas, ya que la sentencia
no refleja lo que pasó en el debate. Enrique recopila informe de Next que no
contrató con el Estado, y la sentencia replica números que no tenían que ver, el
contador no sabía contar celdas, y ese informe termina siendo esencial en la
sentencia. Tenemos un elemento totalmente sesgado que solo sirve a los fines
de la hipótesis acusatoria, pero no es serio. Se pregunta entonces: ¿Cómo
justifican que Baez es responsable? Estamos hablando de abusos de contratación
por vía de excepción, no puede ser a criterio del funcionario, se trata de serias
irregularidades de la tramitación -no tenían nota inicial, comenzaban con la
orden de publicidad, foliatura no consecutiva, etc.-. Dicen que era una forma
excepcional, en circunstancias que se podía prever debía verse. No está en juego
sólo la ley penal más benigna, sino también el principio de igualdad. El art. 27
prevé formas de excepción, entre ellas en el inc. 10 la contratación de los
medios de comunicación; es una ley de los años 50, en un contexto sin las
tecnologías de hoy, la ley nueva deroga ese inciso, y al finalizar el art. 26,
incorpora como forma normal de contratación, la excepción.

Respecto del contrato administrativo sobre medios, señaló que el


procedimiento es complejo y que ha evolucionado. En ese sentido, lo primero
que hace el Ministro, es planificar un proyecto de comunicación, y así elige la

101
distribución. El primer acto que realiza es la orden de publicidad, ahí lo que hace
el ministro es ejecutar una planificación. No hay contrato. Termina teniendo
fundamento en la cuestión electoral, porque se elige según criterios. La orden de
publicidad, cuando se emite, hay un circuito administrativo que finaliza con el
decreto, firmado por el ministro y gobernador, pero previa intervención de
órganos de control.

Agregó que recién cuando hay contrato, es cuando hay que preguntar si
se cumplieron todos los requisitos. El Ministro no tiene que garantizar que esté
bien foliado, que estén todos los requisitos; acá al Ministro le llevan todo, si no
estaba correcto, no se lo llevaban, había control. A diferencia de otros
ministerios, es un ministerio joven. Los números que manejaban eran
tremendos, unos 3.000 contratos por mes, con todos los medios. Para un
espacio que se estaba desarrollando, con las urgencias, puede haber
irregularidades, pero no significa ilicitud, y tampoco toda ilicitud significa ilicitud
penal. Los organismos de control nunca observaron un expediente; el primero
fue el Tribunal de Cuentas. Comienza la responsabilidad del ministro cuando le
recomiendan que debe fundar, por parte del Tribunal de Cuentas. El Ministro
cambió, hasta que modificaron esa forma. Eso no es indicio de imputación
objetiva, ni de arbitrariedad; al contrario.

En relación a la certificación in situ, señaló que llama la atención lo que


dice el Tribunal, sobre quién controla a Tamay. Tamay debía controlar los
carteles, entonces se pregunta ¿por qué no se le debería creer?; los actos
administrativos se reputan válidos, desde lo penal por el principio de confianza:
¿por qué va a dudar el Ministro? ¿hasta dónde se le va a extender la
responsabilidad al Ministro? También está el error humano.

En segundo lugar -prosiguió- no se puede atribuir responsabilidad al


Ministro por el carácter de la foto; las fotos son ilustrativas, las empresas lo
seguían haciendo por costumbre, no era necesario. Estos cambios en la
administración no son vertiginosos, llevan su tiempo; Jurídicas estaba en otra
parte, Contable también. Después de todo eso, queda preguntarse por el
interesarse: ¿por qué Baez se interesa al firmar una orden de publicidad? Hay
que irse al supuesto filosófico del comienzo, lo que se le reprocha es cómo no iba
a saber de la relación Aguilera-Urribarri. Hubiese sido una prueba determinante

102
los tiempos de pago: en el momento de pago se nota, pero no lo dijeron porque
no existe esa diferencia. Tiene que verificar el condicionamiento del interés de la
Administración, al interés del tercero. Puede ser contravencional alguna
irregularidad, pero penal no.

Señaló que, por último, se referiría a un planteo no receptado: ¿cómo iba


a sospechar Baez de alguna irregularidad, sin observaciones de ningún
organismo de control? Es un error de prohibición inevitable; sólo le hicieron
recomendaciones del Tribunal de Cuentas, y a partir de ahí, el Ministro cambió.
Hay evolución en el Derecho administrativo.

Luego, para referirse a la causa Mercosur, señaló que siguiendo la misma


línea argumental, lo central sería determinar cuáles son los quebrantamientos de
deberes positivos y hasta dónde se extiende la responsabilidad de los ministros.
El encargado del spot era la unidad, no el ministerio. No tuvo conocimiento Baez
respecto de lo que estaba pasando en esta causa; a Teruel le pusieron un
número, dijo que nunca habló, y que el teléfono era de la flota. Baez no tuvo
relación con las empresas. Lo que sí ofreció el ministerio, son los aportes de los
spot. El anterior artículo, el inc. 7, refería a contratar para actos de gobierno,
ahora se pasó a normal pero también para actos de gobierno. Va más allá, el
decreto 795 que refiere a la contratación de medios de comunicación y actos de
gobierno, lo define como manifestación -educación, economía, y demás medidas
de interés público-. No necesita ser una cuestión institucional, porque sino toda
la publicidad en internet que tenga el logo, no sería político; hay que encuadrar
eso. Lo dice la norma y el derecho administrativo, el derecho penal no es una
isla.

Destacó que el contenido del spot es de interés público, la solicitada


también, es una toma de postura sobre medidas que afectan los fondos
coparticipables. Que no nos gusten es otra cosa, porque esas manifestaciones
estaban basadas en el voto popular.

Hizo mención específica respecto de la condena a Baez, cuando habla de


la cautelar hasta tanto la sentencia adquiera firmeza; en la sentencia no hacen
lugar al levantamiento del 50% del embargo sobre el inmueble de Baez en
condominio con su cónyuge. En su momento, el MPF no fundamentó por qué
mantenerlas; la Defensa fundamentó que el bien está en condominio, y es

103
aplicable el art. 461 CC, que el cónyuge no es responsable por cuestiones
penales, por todo lo cual solicita que se levante ese 50%. No lo pidieron en
relación al automóvil.

Solicitó que se haga lugar al recurso de casación en defensa de Baez, el


levantamiento del 50% del embargo sobre la propiedad inmueble de calle
Jozami, que se revoque la sentencia de juicio, y se absuelva a Baez,
manteniendo reserva del caso federal y adhiriendo a los planteos de sus colegas.

En relación a la causa que se le sigue a Buffa, da por reproducidos los


argumentos del escrito recursivo. Se centra en dos puntos: uno de los
fundamentos del Tribunal de juicio es que Buffa no puede comentar
ingenuamente que no había colocado el IVA en la propuesta; manifestó que se le
exige a Buffa que no pueda tener un error y después retirar lo del IVA, pero
respecto al perito Enrique, nadie se sorprendió porque no supiera sumar.

El Tribunal entiende que puede haber contrato con el decreto. El principio


administrativo es subsanar, que se avance, tiene que ser un derecho dinámico
para que la gestión no se atrase. No se probó cuál sería el condicionamiento de
la Administración Pública en relación a Buffa. Tiene que ver con que dos o tres
años después le consiguió un permiso a la esposa de Baez, y una relación entre
la cónyuge de Baez con la otra empresa. El interés tiene que ser actual, en la
dinámica posterior empezaron sí a tener relación. Después, era más conveniente
para el ministerio, que los grandes medios de Buenos Aires se inscribieran en
Entre Ríos, por lo que se dejó de contratar con Global Means. Buffa estaba
enojado con eso.

En ningún lado hay indicaciones para que favorecieran a Buffa, y los


tiempos de pago a su empresa eran los de todos los proveedores, nadie tenía
prioridad.

Agregó que uno de los elementos que toma el Tribunal de juicio, tiene que
ver con la web para el registro de proveedores, creada por Baez. La web no ha
cambiado, lo que no dice el informe, es que no se haya alterado el sistema
operativo. El domicilio, que es la web, nunca cambió; si se ven los registros, se
podía eludir eso poniendo cero. Atribuir esa irregularidad a una responsabilidad

104
de Buffa, no tiene sentido, porque es una cuestión más del derecho
administrativo; desde lo penal no hubo daño.

Solicita que se haga lugar al recurso casatorio, se revoque la sentencia y


se absuelva a Buffa. Adhiere a lo dicho por Díaz en esta causa, y a los alegatos
de los colegas, manteniendo la reserva del caso federal.

III.5 A su turno, el Dr. Emilio FOUCES, expresó que representa solo a


Caruso, referido en varios pasajes de la sentencia como “Foia”, quien fue
condenado en la causa denominada “Parador”. Previo a exponer sus agravios,
expresó que ratificaba en todas sus partes el escrito de interposición del recurso
casatorio, y renovó la reserva del caso federal. Adhirió a todos los planteos de
las distintas defensas que lo precedieron en la audiencia, ya que las causas
tienen varios lugares comunes, incluidos también en su recurso.

Sostuvo que se trata de una sentencia arbitraria, infundada, contradictoria


e incongruente, todo en el sentido estrictamente jurídico. Solicitó que se revoque
la decisión, o se torne nula, casando el fallo recurrido. En esta sentencia, en el
caso de Caruso, se da la particularidad que los planteos previos respecto de la
ilegalidad de pruebas que se utilizaron para sostener la acusación, no
encontraron eco en el Tribunal y la condena se basa en ellas.

En honor a sostener la labor defensiva, sostuvo que son planteos serios y


sobre hechos gravísimos. Llama la atención cómo ha subestimado el Tribunal esa
prueba, se trata de prueba ilegítima, que afecta derechos de los imputados, en
este caso, de Caruso. No se puede alegar que se arriba a una convicción
suficiente para condenar. Se han dejado de lado principios incuestionados de
nuestro sistema, el in dubio pro reo, la carga probatoria, el principio de
inocencia, de igualdad ante la ley. Eso quedó evidenciado, no es menor, los
planteos de exclusión, en el caso de su defendido, de prueba en que se basa
100% la condena, en una de las pruebas que es el famoso excel. Jamás se probó
quién era titular del disco, quién cargó su información, y no contentos con ello,
se le adjudica a Caruso la autoría del documento con el que finalmente se lo
condena. No tiene firma, la acusación y la sentencia le adjudican ser una
comunicación entre Caruso y Aguilera, pero no se explica cómo. Son cuestiones
graves y determinantes, no son cuestiones menores. La sentencia dice que no
tiene mayor incidencia, por cuestiones formales, pero es más que eso.

105
Señaló que, en cuanto al planteo de exclusión probatoria, la prueba ya
está incorporada, pero lo que se pretende es excluir su valoración. Destacó qué
repercusión tuvo semejante planteo, donde se cuestionó que las actas fueron
falsificadas, hubo falsedad ideológica. No solamente la del secuestro del disco,
sino la del secuestro originario en calle Racedo. Se dicen cosas que ha quedado
demostrado que no fueron así. Se desistieron los testigos por parte del MPF, no
es que no vinieron. Esa caja negra de la corrupción que es el disco externo,
nadie ha podido explicar a quién correspondía, y quién es autor de su contenido.
Salió a buscar a los testigos civiles; no encontraba a León, porque a pesar de
que figuraba así, su apellido era Elberg. Y se argumenta como un error menor y
sin trascendencia.

Agregó que, por otro lado, al momento de valorar, frente a todas las
contradicciones, se puede destacar que León dijo que no conocía a nadie, era
empleado municipal, fue una molestia para él ser testigo. Vino y declaró con la
frescura y sinceridad de alguien que no tiene nada que tergiversar; y León
desmiente el horario del acta por dos horas, fueron dos horas más que contó, la
policía, con ese disco en su poder.

En cuanto al acta de allanamiento de calle Racedo, Montepeloso, tampoco


vino a dar cuenta de su intervención en el hecho, sí vino Pepe, quien no estuvo
en el procedimiento. Pepe venía de otro procedimiento, lejos. La empleada de
Brambilla se va antes de que llegue la policía, su testimonio no sirve. El acta dice
cómo fue el procedimiento; Elberg dice que lo frenan a las 11:30, lo llevan a una
casa, había policías, estaban manipulando una computadora.

Señaló que no son detalles menores, son esenciales, y hacen a que esa
prueba se torne absolutamente viciada. No puede ser tenida mínimamente en
consideración para una sentencia condenatoria. Sin embargo, la sentencia dice
que el procedimiento es impecable; y que los defensores no dicen cuál sería el
perjuicio. En base a esa prueba lo condenan a Caruso. Dicen que la hora son
detalles sin trascendencia; eso la torna absolutamente arbitraria, no se hace
ninguna valoración de los dichos de Elberg. Es gravísimo y preocupante.

Referenció que el otro elemento importante, un pilar fundamental para la


sentencia, para el hecho de negociaciones incompatibles, es el informe de
Brunet, sobre llamadas telefónicas entrantes y salientes de distintos organismos

106
y personas. Consideró que se trata de un abuso palmario, sin control judicial,
como sin duda debió tener. El análisis de la sentencia del fallo “Halabi”, es
insostenible. El fallo Halabi zanja una discusión importante en la justicia
argentina: la mayoría de los hechos graves pasan por las comunicaciones. La CN
dice que es inviolable. El concepto es uno, el intercambio entre dos personas,
eso es comunicarse. Halabi dice que la CN defiende la privacidad. Regula el
tema, en todos los juicios está la cuestión de las comunicaciones, redes sociales,
etc. Son aplicables en Entre Rios las garantías constitucionales que protege el
fallo Halabi, por supuesto que son derechos que cuando se sopesan con un
interés superior, son derechos sobre los que se puede mermar. El Tribunal da
razón a la fiscalía, de que ha habido una mínima intervención; el Tribunal dice
que se evaluó. Hoy se pide la venia judicial para estos informes.

Señaló que el informe de Brunet describe sobre qué líneas telefónicas


trabajó. Eso demuestra el exceso; los números de abonados considerados,
analizados, investigados; le intervinieron el teléfono a un Martínez, y una línea
del Gobierno de Entre Ríos. Un juez tendría que haber intervenido, correspondía.
Se intervino a Franco Urribarri, que nada tiene que ver con la causa. Continuó
explicando a quiénes le intervinieron, incluso a Jefatura, Cámara de Senadores y
Diputados. Bedriñan, era secretario de turismo, jamás se lo relacionó con ningún
hecho investigado. Es lesivo para todas esas personas, sin objetivo. Son
informes que realiza Brunet en base a esos listados nunca refrendados por las
autoridades de las empresas que los emitieron. La condena a Caruso por
negociaciones incompatibles, es en base a esos listados; y ahí viene otra
contradicción, del MPF y de la sentencia: por un lado, para pedirlo evadiendo el
control jurisdiccional, es un informe, no necesitan razón judicial. El Tribunal
refrenda lo actuado, es el elemento probatorio para dar por acreditadas las
negociaciones incompatibles. Después de lo debatido sobre la forma en que se
obtuvieron esas pruebas, ya admitidas, no puede valorarse. No hay otras
pruebas sobre Caruso; explicó por qué los conocía, tenía que ver con el fútbol y
las comunicaciones.

Entrando en el análisis que hace de la prueba el tribunal, señaló que éste


entendió que hubo negociaciones incompatibles, refiriendo a Marsó y Urribarri.
Lo resuelto en relación a su defendido, es totalmente contradictorio con el resto
de los involucrados. Dice el Tribunal que Marsó interesa a Urribarri para armar

107
un parador con fines de promoción. El fin de ese parador, según la sentencia, era
para la campaña proselitista de precandidatura de Urribarri: inventaron el
parador, con esos fines; y se direcciona la contratación hacia “El juego que
andamos”, y de ahí los dos delitos.

Refirió que para acreditar las Negociaciones incompatibles, debe haber


una clara intención de beneficiar, por parte de Marsó y Urribarri, a la empresa de
Caruso, y que se sostuvo que Caruso contaba con información privilegiada que le
permitió mejores condiciones de competir, información que le habría pasado
Urribarri; pero no hay elementos probatorios para afirmar eso.

Se llegó a decir -añadió el defensor- que se constituyó un domicilio ficticio


para cumplir con las exigencias. Presumir indicios del ilícito es lo que hacen,
generar esas dudas; vinieron los testigos del MPF para refrendar el
procedimiento. No intervinieron en el control, ni la gobernación ni organismos
varios; para eso están los organismos autónomos (asesorías legales). Hay cero
participación, de quien tomó la decisión política dentro de sus facultades
(Marsó); en el resto del procedimiento, no interviene. Sobre esos organismos
autónomos podía haber presión o sugerencias del Gobernador; todos los que
declararon dijeron que no. Se explica el direccionamiento, en la sentencia, en el
contacto con información privilegiada. Se le brindó contenido a esas
comunicaciones, sin siquiera un indicio de ello. No hay prueba del
direccionamiento.

Sostuvo que Marsó era el responsable del área de turismo en Entre ríos,
sobre todo en la costa del Uruguay; es importantísimo, cómo no va a salir un
gobierno a apoyar algo así. Tampoco se inventó nada, llevaron un parador a Mar
del plata, son famosos hace años. La sentencia dice que Marsó no tuvo las
intenciones de darle al parador un destino distinto al que decía el objeto, no tuvo
la intención de destinar los fondos de ese parador a ninguna campaña
proselitista, y lo absolvieron. El parador era único, quedó probado que esos 30
días se desarrolló la difusión correctamente, ese año 2015 fue por lejos el mejor
de los últimos años, según Belt; se le preguntó si había recibido alguna crítica de
otro empresario sobre el destino del parador, y dijo que no, de ninguna manera.

Destacó que Marsó fue muy bien absuelto, pero no se entiende por qué
sigue investigado Urribarri, y de su suerte sigue la de Caruso. No existió el

108
peculado como se intimó, en ninguna foto se ve una cuestión proselitista, no
hubo un discurso político, nada. La sentencia se dictó dando por sentada la
actitud proselitista.

Señaló que, la segunda parte del peculado, es el famoso esquema de


retornos, que se sustenta solamente en el famoso Excel. Se ha tomado de forma
parcializada, tanto a Aguilera como Caruso quienes supuestamente son los
participantes de esa "comunicación" -así se lo nombra, se adjudica, pero no se
explica-. Con solo leer el título que se le asigna a ese escrito, queda desbaratado
el retorno. Se llaman esquema de devolución de adelantos. Caruso y Aguilera lo
explican, Aguilera prestó dinero para financiar la inversión. Lo hubieran tratado
un poco mejor con los pagos a Caruso, si querían beneficiarlo, no hubiera tenido
que esperar tantos días con la plata del parador. Enrique se queda siempre
hablando de esquema de devolución, sin mencionar lo de los adelantos.

Agregó que hubo un control sobre el efectivo cumplimiento de las


prestaciones acordadas, como en el objeto con “El juego que andamos”. Ese
control se delegó en la máxima autoridad del turismo, Bedriñan, a quien le
intervinieron el teléfono sin motivo, dijo que todo funcionó perfecto, era el
encargado de certificar el cumplimiento del objeto contratado; después pasaron
los organismos de control, Tribunal de Cuentas, etc. No hubo objeciones al
respecto. La fábula que se armó en base a ese parador, se habló de un objeto
distinto; el MPF tiene todas las herramientas para hacer lo necesario para
sustentar una acusación, como una pericia contable.

Enfatizó que no existió peculado, porque el mismo exige interés del


funcionario público; la acusación lo pone a Urribarri, pero no lo explica, y
después lo engancha con Aguilera. Es insostenible, y mucho menos para una
condena. Se lo absuelve bien a Marsó, quedó solo Urribarri, y Caruso como
partícipe necesario en los dos hechos. No se acreditó la autoría de Urribarri, y
por lo tanto, tampoco la participación de Caruso.

Solicitó que se analicen los agravios planteados, las pruebas que pidió que
se referencien, y se dicte la absolución de Caruso, dejando a salvo su buen
nombre y honor, porque ha sido condenado a través de una sentencia injusta.

109
III.6 A su turno, el Dr. Miguel Angel CULLEN ratificó los escritos
oportunamente presentados, con los alcances allí expresados, en ambos
recursos, adhiriendo a todo lo que han sostenido sus colegas en los agravios
comunes, y solicitó que se tome como expresa ampliación de los presentados
por escrito, lo dicho por sus colegas codefensores.

Explicó que comenzaría dando tratamiento al recurso interpuesto en


defensa de Emiliano Giacopuzzi, hecho común por el que se la ha condenado a
Corina Cargnel; y que luego pasaría a tratar el recurso en defensa de esta
última, en la causa Parador.

Así, señaló que el primer agravio que presentó, en la causa Imprentas, es


en relación al principio de congruencia. Sostuvo que cuando llegaron a juicio, se
imputaban 144 contrataciones en concurso real, se hacía una distinción cercana
a los 24 millones de pesos, 12 de ellos no habían sido cumplidos, los
denominados photoshop, había un delito de peculado. En los alegatos de
apertura se modifica esa situación, se dice que no es un concurso real sino un
delito continuado, y que existía en la tipificación de la que se tenían que
defender, un concurso ideal entre las negociaciones incompatibles y el peculado.

Hicieron el planteo oportuno al momento de los alegatos de apertura, no


fue receptado, ese es el primer agravio: tiene una trascendencia en cuanto a la
estrategia defensiva, cuando los imponen de un hecho, se les da una calificación
legal. En la etapa de remisión a juicio, sostuvieron que era una subsunción típica
a figuras legales incompatibles, porque la negociación incompatible presupone
un negocio lícito, la aplicación de dos figuras que se contradicen entre sí, tiene
repercusión directa en la estrategia defensiva. El resultado de la contratación
puede incluso haber sido favorable para el Estado, es una de las figuras que
tiene un alto tinte moral, lo que protege es la incolumidad moral del funcionario
público.

Sostuvo que en la negociación incompatible, no puede hacerse concursar


idealmente, porque el peculado es un negocio ilícito, se excluyen ambas figuras,
y se produce lo que podría llamarse un concurso aparente de leyes, de tipo. No
es un concurso ideal. La afectación que le produce a la Defensa, es que se tenían
que olvidar de que el negocio era lícito, era legal; lo que tenían que probar como
defensores, tenía que ver con la ausencia de interés personal; en cambio, si se

110
imputa un peculado, la defensa es diferente. Creus dice que deben ser actos
legítimos, si no, podrá quedar comprendido en otro delito. No se sancionan
negocios ilícitos, sino incompatibles. La consecuencia y el agravio completo, es
que basaron mucho de su defensa en probar la licitud de la contratación y la
imposibilidad de la injerencia personal de un interés yuxtapuesto. Esto fue la
base central en la tarea defensiva.

Por eso entiende que el Tribunal hace concursar dos tipos penales que se
excluyen. Zaffaroni enseña que se llama concurso impropio; el agravio concreto
es la imposibilidad de desplegar una estrategia defensiva cierta, obligándolos a
hacer una defensa muy compleja.

Refirió que el segundo agravio respecto también a la congruencia, en


relación a la imputación final como delito continuado, es que la estrategia
defensiva mutó: en la primera tesis de la fiscalía, eran dos tipos de
contrataciones y dos reproches penales diferentes. Cuando se fijó como delito
continuado y unidad de acción, la estrategia quedó devastada, como había
unidad de acción, la prueba de que el dinero había tenido el destino previsto, no
servía. Esa violación al principio de congruencia, que trata de proteger que el
ciudadano investigado sepa cuál es la imputación concreta, y ejercer así su
defensa, al mutar esa acusación ya en el debate, impide el correcto derecho de
defensa.

Agregó que tampoco se pudieron defender de la cartelización; nunca fue


imputada. Si como dice el fallo, estamos frente a una cartelización, tiene una ley
específica sobre competencia, no podrían haber realizado el juicio porque la
cartelización que implica manejar el mercado amplio de varias empresas para
evitar la competencia, implicaba necesariamente oír a las otras empresas; por
razones ajenas a los imputados, no se las oyeron. No se oyó a Montañana, se lo
acusó de ser parte de una especie de asociación espuria, y se lo condenó sin
habérselo oído; y fue eso necesario para la condena de los demás coimputados.
Esa forma de proceder, lesiona el derecho al debido proceso. Es importante para
Giacopuzzi y Cargnel, por la supuesta cartelización.

Destacó que Rodríguez Allende habló del principio de congruencia, y


adhirió a sus fundamentos; y señaló que por esa sola razón, debiera anularse el
fallo, exaltando la vigencia de la constitución, del derecho de defensa, y que no

111
se puede juzgar a ciudadanos sin conocer el tipo que le van a imputar, y en caso
de ser más de un tipo, que no se contrapongan. Si existe concurso, es aparente,
hay que definir cuál es el que debe aplicarse, con penas diferentes, y estrategias
defensivas diferentes.

Refiriéndose al segundo agravio del escrito, explicó que se refiere a lo


que entendieron -y adhirió a lo planteado por Barrandeguy- como agravio de
violación del juez natural, por injerencia del Poder Ejecutivo Nacional. Cuando se
llama a las fuerzas nacionales para intervenir, debe haber una orden,
razonabilidad, e intervención judicial para que controle. La injerencia está
prohibida por el sistema federal; la Policía de Entre Ríos está habilitada para
intervenir y continuar con las órdenes del MPF, en esa especie de Policía judicial.

Señaló que, respecto de ese agravio particular, el fallo lo rechazó


sosteniendo básicamente que no tiene nada que ver el derecho al juez natural,
con la intervención de la policía federal, en una investigación cuya jurisdicción
compete exclusivamente a la Policía de E.R. El fallo dice que la garantía de juez
natural alcanza sólo a los jueces, eso los agravia, es un razonamiento forzado,
débil, y sin dar las razones por las cuales se justificaba o por las cuales era
imperioso o necesario, o había alguna imposibilidad de que actúe la Policía de
Entre Ríos. Como explicación plausible, para el fallo, fue que la policía
provincial no podía intervenir porque el Ministro del Interior era Mauro Urribarri,
y que podía tener injerencia en la investigación. Aún compartiendo ese
razonamiento, débil, debió mostrarse cuáles eran las condiciones mejores que
tenía la fuerza que intervino. No se pronunció el Tribunal sobre lo planteado
respecto de que, aún entendiendo razonable que para no contaminar la
imparcialidad de la fuerza investigadora, no contestó por qué la policía federal
estaba en mejores condiciones, siendo que quien estaba a cargo estaba en una
línea política diametralmente opuesta a quien estaba siendo investigado. La jefa
de la Policía Federal era Patricia Bullrich, dirigente del PRO, adversaria política en
términos muy duros respecto de todas las expresiones populares no acordes a
su partido. No sólo es importante, debió atenderse primordialmente a las
razones sobre la actividad evaluada en