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Helio Gallardo En su presentacién a la puesta en escena de La Mantis religiosa en Costa Rica —regionalizada para el consumo local con el nombre de La Mula del Diablo~ sefiala Alejandro Sieveking, el autor, que su obra se constituye como una expresion de teatro con trasfondo politico (tea- tro hipécrita) trasfondo que es ne- cesario discutir escarbando en los personajes y en las situaciones que propone la obra de modo que ellos dejen traslucir su sentido profundo y oculto, Las proposiciones de estas notas siguen el sentido de la invita- cién de Sieveking, pero no se refie- ren a la puesta en escena de su obra sino que a su lectura. La Mantis religiosa es considerada aqui, pues, fen cuanto literatura dramética & independientemente de sus monta- jes posibles; desde luego, lo que se dice respecto del texto dramético intenta. contribuir al enriqueci: miento de la discusién previa a esos posibles montajes. La Mantis religiosa sirvié, en 1971, para inaugurar el Teatro del Angel en Santiago de Chile. Se trata de una obra en dos partes, coetinea respecto del tiempo del lector o espectador y localizada en un puer- to del centro-sur de Chile: Talca- huano. Considerada esquemética mente la trama relaciona en un solo escenario a cinco personajes: Llalla, Lina, Adela tres hermanas—, su padre, Aparicio, Juan, el cuasi-no vio de la més joven de las hermanas (Adela), y Teresa, personaje que se manifiesta fisicamente s6lo median- te sonidos (aullidos, gemidos y vo- ces) © por el resultado de sus acciones sobre otros personajes. La accién tiene como eje la visita que Juan hace a la casa de las hermanas para reforzar su compromiso con Adela. Lalla y Lina han vivido también la visita de sus novios a la casa pero esa relacion ha concluido con la muerte violenta de los pre tendientes en “‘accidentes fatales” Los accidentes han ocurrido porque los hombres no han resistido la curiosidad que despierta en ellos Teresa -a la que sus hermanas mencionan con hostilidad y repug- nancia—, quien permanece encerra da en un cuarto interior, como uth fiera, y que se hace sentir mediani} aullidos e insinuaciones verbalia} das. Juan tampoco resiste el atri} tivo de lo misterioso y oculto rept sentado por la existencia de Tere Y penetra también a su cuarto. Mf ser sacado de alli por las hermanih rechaza-renuncia su comprom con Adela y declara que se llevaril Teresa y que la haré su muff Adela, entonces, 10 asesina, tal mo sus hermanas asesinaron ant riormente a sus novios, y se inet pora, mediante este acto, plenarnet te a la estructura de existencia deal familia, El llanto de Teresa, siempl en su cuarto, cierra la obra. M discuti su sentido posible, dof concretarlo? , invita Sieveking v realizaremos en los siguientes 208} tados teniendo nosotros siem@ly como determinacién central de Hi lectura la relacién dialéctica 9 riencia-realidad’. PRIMERAS DEVELACIONES: Dt LOS ORTOPTEROS Y SUS NOM) NACIONES Una de las asociaciones Ml inmediatas que se establece # decir que establecen algunos indi duos y grupos sociales ligados pé liarmente a las regiones sexual! moral de la ideologia— con 1a i gen o nombre “mantis religioss”# que se trata de un insecto hembra devora al macho despuét® © durante la relacion sexual Mantis religiosa de Sieveking I puntualmente con este conteNie aparente (pp. 182-183) cuya sah cacién puede ser extendida 4 ‘obra en su conjunto; asi, La ‘Man religiosa devendria un sistem@ simbolos 0 alegorias cuyo se final estaria dado por la repulsé la entrega en el acto del # sexual. Sin embargo, esta 5! interpretacion, unilateral ¥ mética —correlato de la que Cy ver en la obra la pureza y la bel encerradas y escondidas tas apariencia grotesca y terrificé pugnante, o una alegoria del # homosexual— esté negada exp! mente por el autor quien al oom se del insecto ‘mantis religios® hincapié en sus diversos omit su notable capacidad de mi! Mo, su apariencia y tamafio y su Utlidad ante insectos depredadores ‘p. 185). Desde luego, la aprecia: Gn ideoldgica acerca de la conduc fasexual de la mantis religiosa —un to de ortéptero andador y caza- tor cuyo nombre (Santa Teresa en Andalucia, Pregadiou en Catalufia) teriva de la posicién que adoptan 8 patas anteriores cuando esté al fezcho— esté notablemente sesgada Los méntidos, familia de ortopteros los que pertenece {a mantis, pue- én y suelen devorarse entre si fozados por el hambre (asunto Mada inusual entre insectos carn‘vo: Mt), pero su conducta tras el apa- Mamiento ha sido descrita como fingular s6lo por contados especia Istas y, por supuesto, esa singulari thd, que no todos os investigadores hin podido comprobar, ha de ligar’ ® a razones de supervivencia de la Specie y no a motivos sexi-erdticos Stleolégicos inexistentes para los Insectos (y esta perogrullada resulta Iteitable puesto que la obra de fveking no parece estar escrita thide los insectos hacia (para) los bres, sino que desde los hom: lies para ios hombres). Desapare- de (negada-asumida) asi una posi: Y fécil clave sexual inicial, se Na viable y necesario reparar en # sentido histérico, oculto (profun #) etimoldgico, de la mantis reli- #92, el insecto, cuya nominacién 'mite, en principio, a la sensibili- dominada, a los émbitos de la cin o ‘peligro o vergiienza Muales (es decir hacia el sexo Piiatizador, castrante, cosificador, ttiltado desde y por “los otros”, fetichizado que incluye versio- te hero y homosexuales), émbi ie al hacerse patentes ocultan Storia del nombre y sesgan su te 17016" objetiva posible hacien- La Mantis religiosa o una patacion singular © un ejemplo Universalizador y vacio. La "ssion “‘méntidos” proviene del “mantikés”, nocién que en ngua sirvid tanto para referirse ue se ocupaban de las artes ‘a Sos ‘divi fy 2*Fi8s como al conjunto de artes; “mantikés"” esté, asi, ico” y “méntis” por be pr Miving" lbre de méntidos le viene a estos insectos porque se les atributa la capacidad maravillosa de indicar el camino, con sus patas, a quienes lo hubieran extraviado, especial mente a los nifios. Desde este deter- minante punto de vista el nombre “mantis religiosa’ remite més a las representaciones de “camino co- rrecto”” y de “pureza”” que hacia la imagen de alguna forma degradada, vergonzante 0 agresiva de sexuali- dad. La Mantis religiosa, Teresa, Sieveking, indican, pues, algo, algo que aparece velado por la inmediata facilidad con que ‘Io’ sexual y ‘lo’ ‘moral se configuran en (para) nues- tra. sensibilidad sometida (ideold- gico-ideologizada). El autor, preci- samente, ha indicado que su obra remite a ‘lo’ politico, que La Mantis religiosa es expresion de lo que él Nama “teatro hipécrita”, es decir un teatro que oculta un trasfondo politico, un teatro para discutir y re-velar ese trasfondo. eSerd, pues, hacia /o politico que indican Teresa y La Mantis religiosa? eY tras su apariencia descriptiva y estética, cir cular, las patas prensoras de La Mantis. ~su tensién dramética~ se fialan, dirigen, hacia una futura organizacién social 0 enuncian solo una denuncia de /o actual? Cuales quiera sean las respuestas a * estas cuestiones, y algunas de ellas serén apuntadas en los apartados siguien- tes, la determinacién etimolégica de la mantis permite entregar a ‘Tere- sa’ un cardcter estructurador en la medida que esta etimologia remite una relacién (no a una cosa), aun sistema de relaciones, a una estruc- tura. Ello hace imposible, ahora, asumir el texto dramético desde un factor aislado, desde la suma de sus valores 0 por la exclusion reciproca ¥ absoluta (metafisica) de sus valo- res —dicho sea, de paso, esta exclu- sién metafisica es la que practican los novios de las hermanas: ‘o Tere- sao...” y, en cierta medida aunque interesadamente, el padre—. Desde ya, y en este punto, La Mantis religiosa no designa a Teresa sino que a la estructura central de una pieza dramética articulada por las relaciones Teresa-hermanas- Teresa. De aqui que a despecho de asuntos de folklore, idiosincrasia e inmedia tez, el cambio de La Mantis... por a Mula del Diablo’"haya sido no s6l0 innecesario sino que desorien- tador, una castracién de las posibili- dades draméticas y humanas con- tenidas en el texto. Posibilidades que, por lo demés y estrictamente, no dependen nunca en forma exclu- siva del autor. SEGUNDAS DEVELACIONES: DE ARISTOTELES Y MAQUIA- VELO Cualquiera que sea la percep- cién que se tenga de ‘lo’ politico —nocién que esté muy lejos de ser univoca—, esta expresion remite 3 siempre a la consideracion de la ‘organizacién social. Sabemos que la relacién social determinante de La Mantis... esté configurada por el sistema ‘Teresa-hermanas-Teresa’ Deciamos que estas relaciones cons: tituyen una estructura de modo que s6lo pueden ser entendidas en su articulacién y nunca por su mutua exclusion. En términos del texto dramético, La Mantis... es las her- manas y Teresa o Teresa y las hermanas; La Mantis es una relacion de cooperacién, una sociedad, una forma concreta de articulacién so- cial, Pero el que la expresion ‘poli tico’ remita a una forma de organi- zacién social quiere decir, también, que determina una jerarquizacién, es decir principios de poder y de valor (niveles de dominio) que sin- tetizan y generalizan, expresan y determinan el movimiento del siste ma. Resulta sencillo percibir este movimiento de organizacion, de va loracién, interno, cuando se repara en las relaciones establecidas por la estructura central ‘Teresa-herma nnas-Teresa’ (La Mantis) y otras sub- estructuras del texto dramético: ‘padre-Mantis ‘o’ Juan-Mantis’, por ejemplo. En estos casos el movi miento es siempre iniciado y defini- do (determinado) por la estructura central. Asi, el movimiento de hui da del padre (pp. 177-179) esta determinado por su intuicion (re presentacién) de ser el padre de "eso" (La Mantis); en el caso de Juan, su movimiento de ingreso al dominio de La Montis esta obvia mente definido en su naturaleza, en su aleance— por Adela y Teresa Este movimiento de atraccién-re pulsion que caracteriza las relacio- nes de La Mantis con estas subes- tructuras ~y cuyo denominador co- mun es el desconocimiento o, tal vez, la voluntad vaga de Juan y Aparicio de no querer reconocer la identidad real de La Mantis— dra- miticas se reitera al interior de la estructura central; asi, Adela desea casarse para viajar, es decir para huir (p. 165), o sea, rigurosamente, para destruir La Mantis; del mismo modo, Llalla y Lina recuerdan a sus novios porque les permitian ‘salir’, moverse —en apariencia— fuera de fa estructura central (p. 142), dejar 32 de ser parcialmente —al menos en sus representaciones— La Mantis, 0 ‘al menos fingir no serlo. En el texto dramatico, 0 mejor en la accién dramatica, este movimiento de ‘hui da’ es imposible. Aparicio debe dejarse embaucar (p. 179) puesto que, en realidad, no desea huir Juan debe dejarse seducir sexual (p. 159) y culturalmente (p. 165) por Adela y Teresa (p. 183) y Adela debe asesinar a su novio para incor porarse, sin ilusiones, plenamente a La Mantis, a la sociedad a la que objetivamente pertenece. Desde es- te punto de vista, el movimiento interno de La Mantis es saturante e iterativo y carece de un efectivo contraste jerérquico y valorativo al interior de la obra dramética; de hecho, y siguiendo el texto, éste contraste deberfa buscarse y se en- contraria singularmente en el desga rramiento entre lo que dicen y lo que hacen las hermanas, pero este camino no es viable, como veremos més adelante; el que La Mantis no osea una alternativa interna quiere decir, bésicamente, que ella remite para su valorizacién 0 al autor, 0 al lector 0 al espectador, es decir a un ‘afuera de la obra’. La Mantis es, en verdad, homogénea, reiterativa, saturadora, Dicho grotescamente, podria representarse perfectamente con Teresa conversando o aullando en el salén y las hermanas encerra- das y aullando 0 conversando en tuna sala interior, fuera de la vista del pablico. Sin embargo esta sociedad turadora, iterativa y englobante pose una justicia —es decir sancién— funcional a su horrat 184), tiene a su vez un principal movimiento, un nivel de jerar zaci6n y dominio que escapa cuamente a su control y la toma cierto modo dependiente. Estep cipio que genera y nute al Mantis esti constituido por asi siones de sus victimas, por la lil dacién de sus ansias de vida, pai aplastamiento de su creatividad sible, La cooperacién que exige Mantis tiene como objetivo lam te de las esperanzas y de las ih nes. Pero para que ellas muerai necesario que existan previa fuera de La Mantis (e\ rmovimiett interior de ilusiones es minim ilusorio, apariencial, verbal); en sentido el cardcter saturador # estructura mantis \a torna viel de si misma, Es por ello aie padre, enfrentado al hecho dé tencia de La Mantis oscurett gestacién, su génesis: "La nochel que engendramos a Teresa sli al balcén, desnudos, para ae Universo nos viera y supier®@ habfamos alcanzado |a perfect del amor. Y, entonces, algo Pa el cielo, las estrellas corrian Ye caban entre si, como fuegos a ciales, y 1a luna palpitaba come corazén. De repente bajo un? intensa, como una bola de > zumbando por encima de tras. cabezas... y todo parecia (...) Entonces mi mujer empe- @ tiritar y se acost6. Tuvo fiebre inte varios dias y gritaba, en la , diciendo groserias inerefbles Fepitiendo que Dios era su aman Que Dios era su amante, que ra su amante. Cuando la oy ura que vino a darle la extre- Incion porque se morfa, sal tando que esta casa estaba conde- ida porque habfamos caido més thio que ei Demonio. Entonees... Bi mujer se levant6, abrié la venta- My entré todo el viento del Plerto, lleno de canciones y de risas de voces (..) iY mi mujer cant6! li mujer canté! (...) ¥ to que fattaba era lo que cantaba el pue- 4 10 que cantaba el viento, la ia de los hombres muertos. y f tos que van a nacer” (pp. 19-170). EI relato de ta gestacion Teresa por Dios 0 por la Historia Permite al padre, siempre en el nso, es decir en aquello que é! Plende (presenta) sea considerado Mobjetividad, su separacién de La lintis por eso no tiene inconve- Hite en, reconocer la progenitura las otras hermanas: “’Las engen: 10s sin pasién, deportivamente”” BIND”. su no participacion en ta pitted (desde el nacimiento de tesa estd solo (p. 170), pero, al Plimo tiempo, su separacion (ideo: Sits, verbal) constituye un motor lnente del funcionamiento te lio, carnicero, es decir préctico tual, moral) de La Mantis. En 0 el suefio autoalucinado de! No basta para mantener dra- mente la estructura degra- Y degradada de La Mantis, se ecesarios los novios que tan alcanzar —desde el sexo— Ate ellos creen (imaginan) es la la de la estructura —el consu- tal vez la insaciabilidad de! =, esencia que no logran pues Su contacto con ella no les la correcta captacion de lo Puede ser su apariencia (las as, el salén). Parafraseando BBxto de Marx, intentan tocar (y " e! corazén de un mundo que de corazén. Narrado asi el conflicto pro- Por La Mantis religiosa, por "Ato dramético, parece irredi- mible en su interior, sin fisuras. Las fisuras deberian provenir por el rompimiento (posible) de la estruc tura central misma (La Mantis) 0 por condiciones exteriores a esta estructura. que la debilitasen apuntasen alternativas. En la obra, éste debiera ser el papel de las subestructuras ‘padre-Mantis’ 0 “Juan-Mantis’ y ya hemos sefialado que estas subestructuras se constitu- yen unidireccionalmente “en el sen- tido de La Mantis”. De este modo el texto y la obra remiten al lector y al espectador o hacia Sieveking —es decir al lugar que ocupa La Mantis religiosa en el conjunto de su obra— 0 hacia si mismos. El espectador y lector medios, norma- les, deben enfrentar su percepcion de La Mantis religiosa con su propia experiencia existencial. Pero el ca- récter de esta confrontacién no podré ser nunca “politico” en el sentido de una consideracién que se ubica précticamente al interior de! poder institucionalizado de! Estado (Maquiavelo; A), sino que seré “‘po- Iitica’’ s6lo en el sentido aristoté- lico de lo que es recto y moral (ético) para 10s individuos en y por la polis (B). La confrontacién entre La Mantis y el lector 0 espectador deviene, entonces, politicamente (A) imposible, aunque moraimente (B) necesaria, Recordemos que su lectura politica se torna imposible or la ausencia interna de conflicto estructural; al ser unidimensional, La Mantis religiosa se ocupa o concentra dnicamente en la descrip- cién de una serie de situaciones 0 problemas sin presentar o insinuar tuna serie respectiva de por qués 0 de indicios de alternativas. Estrictamente, el grado més alto de conflicto al interior de ta obra se encuentra en el hiato o fisura que existe entre lo que dicen los portadores de La Mantis y sus pricticas. Pero para (en) La Mantis las précticas 10 son todo —carécter unilateral de la determinacién— de modo que este conflicto debe en- tenderse en el sentido de que la ‘obra es muda 0, mejor, que sus formas de expresién propias son el aullido y la soledad (lo que sintetiza y nuclea su cardcter sentimental y moral). La Mantis religiosa queda determinada ahora como una obra de mostracién social y moral cuyo ‘efecto ético —ligado a sus connota- ciones de terror y horror, connota- ciones que abren paso a un contra fecto posible: la piedad por La ‘Mantis 0 por alguno de sus factores © subestructuras— demanda la parti cipacién de un espectador o lector ideologizados ("todos levamos en nuestro interior algo de santos y de demonios...”, ete.) ¥ que no logra desarrollarse politicamente precisa- mente porque la obra (su desarro- No, su forma) exige una apelacion a la apariencia (moral, juridica) —lec- tor y espectador son también, en este sentido, ‘mundos’ que carecen 33 de corazén— y porque el texto es unidimensional, es decir carece de mediaciones internas que posibili- ‘ten alternativas. Y el pensamiento y la accién politicos slo adquieren sentido concreto en ellas. APARIENCIA Y REALIDAD: UNA CLAVE PARA ‘LA MANTIS RELIGIOSA’. Las dos aproximaciones ante: riores a la estructura de La Mantis ‘religiosa nos permitieron configu- rar su carécter de sistema cerrado, moral, saturante y cuya totalidad afecta al espectador o lector me- diante una doble apelacién conflic: tiva: rechazo (ante el carécter de- gradado de lo que se muestra en el escenario, ante el asesinato, ante la aparente frivolidad de las hermanas, ante la apariencial dicotomta de lo Bueno/Malo, etc.) y pieded, en el sentido de léstima, porque la misma homogeneidad de la estructura y la ‘extraordinariedad’ del _fendmeno Teresa encauzan inevitablemente, al interior de un determinado espectro ideolégico, un sentimiento de ali- vio, de respiro, que dice ‘nosotros y el mundo no somos asi... timiento de autogratificacién desde el que se (nos) hace posible experi- mentar compasin. La Mantis pue- de extender asi su efecto devasta- dor mas allé (més acd) del escenario al clausurar moral y estéticamente, es decir ideologicamente, los cami- nos para la reflexion y el devela: miento a los que el teatro hipdcrita invita al lector o al espectador. De ‘este modo, la expresin que define al teatro hipécrita, “un teatro para discutirlo”, oscurece y sesga preci- samente el niicleo sentimental y moral que hace 0 podria hacer de La Mantis religiosa una expresién de teatro politico: La Mantis reli- giosa define, en ultimo término, la expresion de un profundo senti- miento de rechazo total de nuestras ‘organizaciones sociales que subsis- ten y persisten por el mantenimien: to y refuerzo de la frivolidad, el prejuicio, la falsa profundidad, el misticismo, la obscenidad, el crimen y, singularmente, por la reiteracién mecénica de gestos encadenados y sobredeterminados por un senti- miento.antihumano, enajenante, in- 34 confesable, que no puede mostrar su rostro: la codicia, el lucro, /a forma mercantil concretada como Gitimo y Unico fetiche, como el canon que reifica y paraliza toda posibilidad de existencia y creacion humanas. Planteado rigurosamente este sentimiento de rechazo ante el carécter obsceno de Ia existenci social —que en su vertiente positiva es una invitacién a la indignacién radical— pose una necesaria conno- tacién poli 490, Sieveking no plasm: Por el contrario, la forma y algunos contenidos de la obra —un solo escenario, protagonistas de capas medias, acentuacién apariencial del movimiento centrifugo que deter- ‘mina la estructura— Mantis, el énfa- sis en las dicotom/as aparentes (Na- tural//Artificial; Ser//Parecer; blar//Actuar, etc.), algunas temé ‘cas existenciales (ser-para-los-otros; esencia*intimidad)— tienden a anu- lar el cardcter histérico-social de la denuncia radical, su sentido proféti- co, y remiten la percepcién de ta ‘obra a regiones morales y juridicas ‘© a su mezcla, es decir la abstraen y reifican universalizéndola o tornan- dola un caso. Un recuento del anilisis posi- bilita las siguientes determinaciones y sus relaciones: a) La Mantis es una estruc- tura sobredeterminante y saturado- ra, unidimensional y mecénica, cu- ya oposicién solo puede darse o encontrarse ‘fuera de la obra’; La Mantis es aqui (objetividad-ideolo- gia) un disvalor. b) La Mantis religiosa no po- see mecanismos internos que lleven a la comprensién (0 asuncién) del carécter ‘méntico’ de nuestras socie- dades a quienes la leen o presencian or el contrario, nece- sidades de comunicacién y de ‘lo’ dramético ‘mantizan’ al espectador © lector prolongando asf una activi- dad saturadora y englobante y lo- grando de este modo que la estruc- tura-Mantis devenga (e deologfa) un valor. ¢) El ndcleo principal de con- tenido dramético de La Mantis reli- giosa esté compuesto por un senti- miento de rechazo (radical, total) @ la posibilidad-necesidad de ser so- cializado por una soci La Mantis, ‘Io’ social, es nuevo, un disvalor {ideologia). d) El correlato dra la negativa a ser incorpore sociedad-Mantis es, en la soledad. Dice el progenitor "Después de todo, . estar solo” (p. 1 disvalor y afecta negativ solo a cada personaje sino totalidad (materia y for discurso (mensaje) dramético | en contraposicién, exige sit comprension. La Mantis, resa’ y alegor‘a, expresa asi laa giiedad de la atraccién-rech Salta a la vista que ‘enumeracin de estos niveles no son homogéneos— y posibilidades de interrelacion’ vilegia el rol de Teresa, s6lo puede sintetizar los movimi atraccién-rechazo y de sit cién//colectivizecién que los distintos planos y pet que alimentan y desgarran li Pero Teresa, individuo, es La Mantis, el colectivo. Ei doble faz, no dialéctica, viduo y ser-social se car ambos, por ser compulsién mismo. E\ aullido y el get Teresa describen y homol tanto a la sociedad como al ‘duo y signan ambos esta $08 como dolorosos. Teresa, Wido es decir, La Man précticas viciosas—, se co fen verdad, como un esfuerzo! rrado e infructuoso por | mismo que repugna pero alcanzarse. Desde esta | Mantis, con sus practicas ¥ zaciones irracionales y @ tractivas, conforma un ‘cuado para describir y ‘corazén de un mundo que corazén y la conciencia de do que solo puede existir diendo de ella. Apuntada la devel estas cuestiones, se hace ahora, volver a la obra. EXCURSUS SOBRE LAS BRAS Y LAS PRACTICAS Hemos indicado en Portunidades que La Mantis expre- # enfatiza y sintetiza précticas -movimientos— especiicas y que, mM este sentido, estético, su organi- tacién permite un montaje mudo. la irrealidad del mundo de las WWebres —frente a las acciones— es ‘Wrasgo del conjunto de la obra y ‘teada personaje; asi, Llalla acom: Isla a su autoelogio culinario (nivel ‘Whal) con un ataque sexual (nivel Wictico), Adela proclama su virgi- tidad © inexperiencia sexuales Aiintras seduce, prostituyéndose, a Man; Teresa aiilla para interesar-a- Watt; el padre habla de huir mien- ts permanece, el diccionario reem- tha, ineficazmente, a \a vida real, ™. Este peculiar desfase entre lo ‘We se dice y lo que se hace —rasgo Preral, por lo demas, del mundo ‘Rindido (civil//politico) que an las formaciones econémi- Gtociales del capitalismo— posee, fi duds, antecedentes latinoame- fkinos —historico-sociales, cultura- '- especiticos. La Mantis religiosa Mestrend en 1971, lo que indica fue “sentida’ y pensada, proba mente, en la década del sesenta. fa América Latina la década del ®enta se inaugura con la defini Socialista de la Revolucién Sibana y, acompatiando esta defi- iin y como intentos de réplicas, ™ @ perfodo se abren procesos 0 el de la Alianza para el 60, a Accién Civiea y una fica readecuacion militar y iva de las FF.AA. y policia Noamericanas cuyo objetivo fue las mds eficaces en cuanto 0 armado de ocupacién’ de sus blos. Al influjo antagénico de Ferolcién Cubana y de la Alianza Eiitl Progreso, principalmente, el i Cultural del periodo se llend ‘aires de renovacién —que fueron tePadosy _complementados | remozamiento del rito cato- ete erivado de los acuerdos de ee’ I= que encontré su voca- 0 en 1a proliferacién y reitera- %e palabras como /iberacién, Rolcién, cambio radical, refor- Gu COcientizacién, ete. que inva- 9 todos os mbitos (asi, por Gan 10, nacieron pedagogias con- Ci Radoras para la liberacion, so- Gn Y teologias de la libera- * ete.; en el plano religioso-cul- tural, Medellfn-68 culminé esta ver- balizacién liberadora que animé deoldgicamente a los pueblos y a las instituciones latinoamericanas du- rante la década). Chile no s6lo no fue excepcién a esta situacion gene- ral, sino que en este pais se intent realizar una de las principales expe- iencias politicas de la década: la sedicente Revolucién en Libertad ‘que, jefeada por la democraciacris- tiana chilena, se presenté como la alternativa democrético-capitalista a la Revolucién Cubana. Como sabe- mos, el clima de liberacién que animé ideolégicamente la década del sesenta finalizo en una penum- bra objetiva Idigubre y sordida, Er- esto Guevara, rehusado y abando- nado por las organizaciones marxis- tas y populares tradicionales, y ase- sinado por bolivianos y norteameri- canos en un pequefio poblado que sintetiz6 entonces las condiciones de superexplotacién, coaccién y manipulacién en que maiviven los pueblos latinoamericanos, simboliza bien esta penumbra Idgubre y sor- dida que desplaz6 al clima y al lenguaje de la liberacién. Pero, al mismo tiempo que ocurria este desplazamiento —y que se abria el periodo de auge de los regimenes de Sequridad Nacional, la década ierto la del sesenta dejaba al descul vaciedad, la frivolidad y | dad de los discursos y de las pala- bras que no expresan un dominio objetivo © que no son asumidas (comprendidas, hechas fuerza m rial) por fuerzas sociales efectivas. En la década de los sesenta se tornaron asi superfluos, se desgasta- ron muchos lenguajes, se bloquea- ron e inhabilitaron cédigos. Estos mente patente en Chi antigua tradicién electorera y en donde el clima de liberacién y su fatal irrealizacién condujeron cohe- rente, aunque irracionalmente —puesto que la irracionalidad posee también su légica— a extremar la verbalizacion demagégica y ello no sélo en el campo propio de las ‘organizaciones politico-partidarias. En Chile, la década del sesenta es, pues, una década de excitacién (obscena) de las aspiraciones popu- lares y sociales, la década de su ‘obscena represion y frustracion y, también, la década de su reemplazo por una sensibilidad y un discurso vacios, discurso que, obviamente, degenera con facilidad en lo grotes- co elevando 10 obsceno, lo super- fluo, la hiper-ideologizaci6n. Inde- pendientemente de las relaciones y antecedentes especificos provenien- tes de la historia de la dramaturgia que hayan influido en La Mantis religiosa, este proceso socio-histo- rico, este clima, de desgaste del lenguaje, de aplastamiento objetivo de ilysiones (principalmente verbali- zadas), se constitu un antece- dente de la relacién entre frivolidad ¥ vaciedad del discurso (apariencia) y seriedad y concrecién de lo que se experimenta como esencia en el texto dramético. Por este cami que no es el de la Sociologia de la Literatura, encontramos el desgar miento entre sentimiento y raciona- lizacién, entre contenido y forma, en tre ausencia e integracién, entre individuo y colectivo... que consti tuyen, tal vez, los lugares oscuros & irresueltos hacia los que sefiala sin saber, esta Mantis de Sieveking.—O. BIBLIOGRAFIA Kosic K.: Dialéctica de lo concreto, Grijalbo, México 1967. Marx C.: En torno @ a critica de la filosofia del derecho de He- gel, en “La Sagrada Familia”, Grijalbo, México 1958. Poulantzas N.: Poder politico y clases sociales en el estado capitalista, Siglo XX\, México 1969. Sieveking A.: La Mantis religiosa, ‘en “Pequefios animales abati- dos y otras obras”, Fernén- dez-Arce, San José de Costa Rica 1977. Sieveking A.: Programa del montaje de ‘La Mula del Diablo’, Tea- tro del Angel, San José de Costa Rica 1981. ee 35

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