Está en la página 1de 7

Se requiere fidelidad

En conexión con la administración de las ofrendas generosas del pueblo, se menciona en los
versículos 11 al 20 tres veces la palabra "fidelidad": "depositaron las primicias y los diezmos
y las cosas consagradas, fielmente" (versículo 12); "para dar con fidelidad a sus hermanos
sus porciones conforme a sus grupos, así al mayor como al menor" (versículo 15); "porque
con fidelidad se consagraban a las cosas santas" (versículo 18).

Es necesaria la fidelidad para emplear espiritualmente los propios ingresos como buen
administrador. También se requiere la fidelidad para administrar lealmente los donativos que
hermanos en la fe nos han encomendado. Es triste que el desfalco de dineros no se limita al
ámbito de la economía. Es un problema actual y escandaloso, que también encontramos en
misiones e iglesias cristianas.

Dinero encomendado es "dinero santo" entregado a "manos santas" y tiene que ser
administrado con temor de Dios y fidelidad.

Aquí también se aplica lo dicho en (1 Co 4:2): "Se requiere de los administradores, que cada
uno sea hallado fiel."

De modo que este desafiante capítulo de la vida y el servicio de Ezequías cierra con el
testimonio conmovedor de Dios: "En todo cuanto emprendió en el servicio de la casa de Dios,
de acuerdo con la ley y los mandamientos, buscó a su Dios, lo hizo de todo corazón, y fue
prosperado" (versículo 21).
LA FIDELIDAD EN EL MINISTERIO
2 Tim. 4:7-8.

“He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás,  me está
guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor,  juez justo, en aquel día; y no sólo a mí,
sino también a todos los que aman su venida”.
Introducción: Dios no planeó ningún fracaso espiritual. Bien como miembros del cuerpo de Cristo y/o
seamos llamados a ser dones del ministerio, Él no dio a unos para que fracasaran y a otros para
que triunfaran (el triunfo de Dios en una persona se logra cuando hace aquello para lo cual fue
llamada). Él planeó que todos triunfaran. Como puedes apreciar tienes que darte al llamado de Dios
en tu vida.

Un buen ministerio no ocurre sin hacer, lo mismo que un buen matrimonio. Tú tienes que cultivar y
cuidar tu matrimonio.  

Dios requiere de sus hijos y siervos fidelidad. Pero qué es la fidelidad en la Biblia? La palabra
fidelidad en el N.T. viene del griego pistis, que básicamente significa “digno de confianza”, es
alguien que se ha ganado la confianza de Dios. Veamos algunas cosas importantes en el proceso
de la formación ministerial, cómo responder de manera apropiada al llamado de Dios y conservar la
fidelidad en el ministerio:
A.  Estudia.  El tiempo empleado en la preparación nunca es tiempo perdido.

2 TIMOTEO 2:15
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de que avergonzarse
que usa bien la palabra de verdad”.

B.  Dedícate. Junto con el llamado va la dedicación.

C.  Conságrate. Junto con el llamado va la consagración.

D.  Sométete a la voluntad de Dios. Junto con el llamado va la sumisión a la voluntad de Dios.

Comentarios: Cuando eres un principiante en el ministerio, no comienzas por el puesto más alto. Lo mismo
que para subir una escalera nadie comienza a subirla por el escalón más alto. 

Se sube desde los primeros escalones hacía los de arriba. Tienes que hacer lo mismo en el ministerio. Y
algunas veces los primeros años en el ministerio requieren muy grandes sacrificios. Pero si sabes que has
sido llamado, te quedarás en el ministerio no importa lo que te cueste.

Tienes que hacer esta clase de consagración a Dios: En el valle o en la cumbre, hundido o triunfante,
muerto o vivo, continuaré en el ministerio porque Dios me ha llamado.

Ya que has empezado por la fe, sabes que no terminarás de dicha manera trágica, pero en ocasiones
parecerá que sí. Parecerá como si estuvieras viviendo lo peor de los tres puntos mencionados arriba – en el
valle, hundido y muerto.

Pero si permaneces fiel en esas ocasiones cuando parezca que vayas a fallar, cuando parezca que te estás
hundiendo, cuando parezca que te estás muriendo – ¡SUBIRÁS A LA CUMBRE PORQUE CRISTO TE
LLAMO!

E.  Se una persona íntegra.

1.  Salmos 15:4 contiene una de las características de una persona íntegra, “El que aun jurando en daño suyo,
no por eso cambia”.

2.  Los creyentes que tengan el llamado de Dios en sus vidas y que sean íntegros, honestos y sinceros,
quedarán firmes.  Ej. Daniel 6:4.

SUSCRÍBETE GRATIS y recibe los devocionales en tu e-mail, HAZ CLICK AQUÍ

F.    Desarróllate. Alcanza madurez  y crece.

1.      Los ministerios son desarrollados. Para desarrollar el don del ministerio se requiere tiempo.

2.     Los obreros necesitan tiempo para equiparse con lo necesario para hacer lo que Dios tenga para ellos. No
sólo deben estar equipados, ellos deben ser maduros.

3.      Algunos comienzan a trabajar frecuentemente en una ramificación del ministerio diferente a la que Dios los
llamó.

.            Saulo (Pablo) es nombrado como uno de los cinco profetas y/o maestros en el capítulo 13 de Hechos. Más
tarde el Nuevo Testamento lo llama un apóstol. Pero él no comenzó con el ministerio del apóstol. El
comenzó primero como un predicador, luego como un profeta y un maestro.

b.           Felipe comenzó en el ministerio como un servidor a las mesas (Hechos 6:1-6). Él fue fiel en dicho cargo.
Después recibió el ministerio de evangelista (Hechos 21:8).
c.           Si Dios te llamó al ministerio de pastor, no comenzarás pastoreando una iglesia de 5000 personas. No
sabrías hacer ese trabajo. Puede ser que comiences con un rebaño pequeño o como auxiliar, como
ayudante de pastor, como líder de jóvenes, etc.

d.          Dios puede haberte llamado a ser evangelista. Con el tiempo puede ser que prediques a 5000 almas. Pero
no comenzarás predicando a las 5000. Puede ser que comiences predicando a cinco personas.

.          No menosprecies el día de pequeñeces (Zacarías 4:10 “Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces
se alegrarán,  y verán la plomada en la mano de Zorobabel”).

4.     Toma tiempo para esperar y ver lo que Dios quiere que hagas. Permite que Dios haga de ti el ministerio que
El desea que seas.

a.         No digas “Yo elijo este puesto”. No puedes escoger.

b.            No trates de imitar a otro. Sé tú mismo. Anuncia la verdad de la Palabra de Dios que te haya sido revelada
permitiendo a Dios que te use personalmente para introducirla en las almas. Entonces dicho mensaje será tu
mensaje, por inspiración de Dios.

c.           No digas “soy un maestro” Detente y espera hasta asegurarte si en verdad eres uno.

d.      No digas” soy un profeta “simplemente porque hayas tenido una


revelación y varias palabras de profecía.

i tu llamado sea el de profeta, no entrarías inmediatamente, no  serias capas de serlo. Dios no quebrantará sus
propias normas. Su palabra dice de no poner un neófito o novicio en el puesto de diacono (1 Timoteo 3:6 “no
un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo”), Dios no pondrá a un cristiano
prematuro ni tampoco a un predicador prematuro en el puesto de profeta.

e.           Antes de anunciar el cargo que ocupas en el ministerio, debes crecer
y desarrollarte espiritualmente y tener más experiencia.

          Si Dios te llama y te pone en cierto cargo del ministerio no necesitarás anunciarlo, de todas formas la gente
se dará cuenta y si no lo hacen es porque no es tu lugar.

g.           Si el ministerio está en la fase de embrión, este se desarrollará  a medida que te mantengas fiel.

h.          Date cuenta que tienes el llamado de Dios. Después trabaja para Dios donde quiera que estés. Después,
cuando alcances alguna madurez mental y espiritual, Dios te revelará el llamado que tienes.

5.      Debes tomar tiempo para esperar en Dios. Pon tiempo aparte para ayunar y orar. Toma tiempo aparte para
averiguar su voluntad perfecta para tu vida y ministerio (Hch. 14:23 “Y constituyeron ancianos en cada
iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído”).

a.      Testimonio de K. Hagin (profeta del Señor), “Jesús me dijo en la primera visión en la que se me apareció,
“Cuando dejaste tu última iglesia entraste en la primera fase de tu ministerio”.
Yo estaba sorprendido. Llevaba 15 años en el ministerio, Le dije, “Señor, ya llevo 15 años en el ministerio y
tú me has bendecido”.
Él contestó: “¡Ciertamente te bendije todo lo que pude. Bendije la palabra que predicabas porque yo honro
mi palabra. Esto no quiere decir que te estaba honrando a ti”.

Entonces el agregó, “Muchos ministros del Evangelio viven y mueren sin llegar a la primera fase del
ministerio que tengo para ellos. Esta es la razón por la cual muchos ministerios mueren antes de tiempo”.

b.     Mantente abierto a Dios


Si te estableces en otro llamado, o en otra área del ministerio y no mantienes las líneas de comunicación
abiertas entre ti y el cielo, Dios te dejará continuar adelante y sufrirás las consecuencias de estar afuera de
la voluntad perfecta de Dios.

c.      Cuando te encuentras solamente en la voluntad permisiva de Dios, te parecerá que algo no marcha bien.
Puedes notar la diferencia. Es como si te lavaras los pies con los calcetines puestos.

G.   El ministerio es santo y Dios es celoso con esto. Levítico 10:1-3.

“Nadab y Abiú… ofrecieron fuego extraño… y murieron delante de Jehová. Entonces dijo Moisés a Aarón:
Esto es lo que habló Jehová,  diciendo: En los que a mí se acercan me santificaré, y en presencia de todo el
pueblo seré glorificado”.

a.      Las cosas santas son sagradas. En el Antiguo Testamento, si alguien entraba en el lugar Santísimo sin ser
el Sumo Sacerdote, caía muerto instantáneamente. Se había entrometido en el lugar que no le
correspondía.
b.      Es peligroso jugar con las cosas santas.
b.      El llamado de Dios es santo.
c.      El ministerio de Dios es santo.

H.     Desarrolla tu carácter.

1.      De aquellos que están separados para un cargo del ministerio se requiere más.

2.     Da un buen ejemplo en todo tiempo.

3.     Provee cosas que sean honestas delante de todos los hombres.

4.     Ocupa tu lugar con dignidad.

Si eres llamado por Dios para ocupar cierto cargo en el ministerio, ese cargo requiere respeto. Si tienes
respeto por el puesto que ocupas en el ministerio, enseñarás a la gente a que le tengan respeto. Permanece
fiel, honra a Dios y Dios te honrará, y te bendecirá

Fidelidad a Dios: un deber de cada joven

¡Cuán difícil es ser fiel a Dios en medio de la tentación y las circunstancias


adversas! Nuestro corazón continuamente se desvía hacia el desánimo, el enojo, el
odio, la amargura, la desobediencia y la lista sigue. Pero el llamado de Dios es claro
para nosotras, la fidelidad es uno de Sus maravillosos atributos que Él quiere que
sea desplegado en nuestro carácter. Así que hoy quiero invitarte a recordar la
historia de José, un joven sostenido por la fortaleza de Dios para ser fiel en medio
de la tentación y el sufrimiento. 

A lo largo del relato de la vida de José en Génesis podemos ver que fue fiel a Dios
en cada etapa de su vida desde que era muy joven y a pesar de las circunstancias.
José tuvo una vida bastante difícil, desde joven fue odiado por sus hermanos, fue
vendido como esclavo, fue llevado a la cárcel injustamente y olvidado por quien
había prometido ayudarle a salir de la cárcel. No me imagino cómo es pasar por
todas esas experiencias y mantenerse en pie. ¿Cómo pudo sobrevivir a todas estas
circunstancias? Él sabía que Dios era soberano y no lo había abandonado, él solo
debía ser fiel.
Fiel en medio de su familia

«…Cuando José tenía diecisiete años, apacentaba el rebaño con sus hermanos…
Israel dijo a José: “¿No están tus hermanos apacentando el rebaño en Siquem?
Ven, y te voy a enviar a ellos”. “Iré”, le dijo José (Gen. 37:2 y 13).

Al leer estos pasajes puedo imaginar que José era un joven obediente, trabajaba y
hacía las labores que su padre le pedía hacer. No sabemos si se sentía cómodo
apacentando ovejas o recorriendo largas distancias cada vez que su padre le pedía
traer un reporte de cómo estaban sus hermanos y las ovejas. ¡Sí, ir allá solo para
ver cómo les iba (aun sabiendo que él no era la persona favorita de sus hermanos)
y regresar a casa! José sabía que lo correcto delante de Dios era obedecer a su
padre. 
Fiel en su trabajo

«Así José halló gracia ante sus ojos y llegó a ser su siervo personal; y él lo hizo
mayordomo sobre su casa y entregó en su mano todo lo que poseía…y con él allí
no se preocupaba de nada, excepto del pan que comía» (Gen. 39:4 y 6).

Cuando leí la última parte del versículo me quedé pensando, ¡qué diligencia y
fidelidad de José para con su amo! ¡No se preocupaba más que de comer! ¿Qué
tuvo que haber sucedido para que a un joven como José le fuera dada la
responsabilidad de cuidar las posesiones de uno de los hombres más poderosos de
Egipto? Exacto. ¡Ser fiel! 

No dudo que hubo días que José se sentía abrumado por tanto trabajo y
responsabilidades, otros días tal vez haya sentido que hacía prácticamente lo
mismo mes tras mes, tal vez extrañaba a su familia y estaba propenso a trabajar
con desánimo. Sin embargo, había una evidencia de su fidelidad a Dios porque dice
la Biblia que su amo veía que el Señor estaba con José. ¿Cómo sabía Potifar del
Dios de José si era un hombre pagano? Sin lugar a dudas José no lo había
ocultado, sino que había demostrado que tenía fe en Él a pesar de ser un esclavo,
vendido por sus propios hermanos. 
Fiel ante la tentación

«Sucedió después de estas cosas que la mujer de su amo miró a José con
deseo y le dijo: “Acuéstate conmigo”. Pero él rehusó y dijo a la mujer de su amo:
“Estando yo aquí, mi amo no se preocupa de nada en la casa, y ha puesto en mi
mano todo lo que posee. No hay nadie más grande que yo en esta casa, y nada me
ha rehusado excepto a usted, pues es su mujer. ¿Cómo entonces podría yo hacer
esta gran maldad y pecar contra Dios?”» (Gen. 39:7-9). 

¡Qué difícil situación! José estaba entre la espada y la pared. Por un lado, estaba
una mujer con tal insistencia tentadora para pecar; por otro, su compromiso con
Dios de serle fiel. José pudo haber sido manipulado o amenazado por ella, o bien
pudo haber cedido ante la tentación, pero una cosa era muy clara para él, debía
poner el temor a Dios y la honra a Su santidad por encima de cualquier
circunstancia. Parece que él había resuelto no ceder ante la tentación y pecar
contra Dios. 
Fiel en medio de la injusticia y el sufrimiento

«Entonces el amo de José lo tomó y lo echó en la cárcel, en el lugar donde se


encerraba a los presos del rey. Allí permaneció en la cárcel. Pero el Señor estaba
con José, le extendió Su misericordia y le concedió gracia ante los ojos del jefe de
la cárcel. El jefe de la cárcel confió en mano de José a todos los presos que
estaban en la cárcel, y de todo lo que allí se hacía él era responsable. El jefe de la
cárcel no supervisaba nada que estuviera bajo la responsabilidad de José, porque
el Señor estaba con él, y todo lo que él emprendía, el Señor lo hacía
prosperar»(Gen. 39:20-23). 

Luego de que la esposa de Potifar acusara falsamente a José, fue echado en la


cárcel. ¡Qué injusticia! ¿Cuál hubiera sido nuestra reacción a esto si hubiéramos
estado en su lugar? ¿Enojo o amargura en contra de Dios por haber permitido esta
situación? ¿Desánimo? ¿Depresión? Yo creo que más de una de esas reacciones
hubiera sido la mía. En cambio, José, fortalecido por la gracia de Dios pudo dar
testimonio de su diligencia y fidelidad al Señor, tanto así que el jefe de la cárcel le
confió responsabilidades. ¡El Señor le dio prosperidad en todo lo que hacía!

Esta situación me recuerda a nuestro ejemplo por excelencia: Cristo. Nuestro


Salvador fue tratado injustamente y llevado a la cruz por ti y por mí, para poder ser
redimidas. Sin embargo, Él fue fiel a Su Padre celestial porque «se humilló Él
mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz» (Filipenses 2:8).
Fiel al llamado de Dios

«Ahora pues, no se entristezcan ni les pese el haberme vendido aquí. Pues para
preservar vidas me envió Dios delante de ustedes… no fueron ustedes los que me
enviaron aquí, sino Dios. Él me ha puesto por padre de Faraón y señor de toda su
casa y gobernador sobre toda la tierra de Egipto» (Génesis 45:5 y 8).

José tenía «suficientes razones» y todo el poder para castigar a sus hermanos.
Finalmente, sus sueños de joven se habían cumplido, él era el señor de la tierra de
Egipto y podía hacer lo que bien le placiera. Pero el gran poder que tenía no cambió
su fe, convicción y posición delante de Dios. En la mente de José no había un
pensamiento ambicioso ni vengativo, él sería fiel al llamado de Dios para su vida y
preservación de su pueblo. Dios le había enseñado que, en lugar de destruir a sus
hermanos, él había sido llevado ahí para la preservación de su familia, y tuvo un
corazón tierno y perdonador.

Finalmente, José pudo alabar a Dios luego de voltear atrás y ver todo el recorrido
doloroso que tuvo que caminar. En su corazón había agradecimiento por la obra de
Dios en su corazón y esto fue evidente al nombrar a sus hijos: «Al primogénito José
le puso el nombre de Manasés, porque dijo: “Dios me ha hecho olvidar todo mi
trabajo y toda la casa de mi padre”. Y al segundo le puso el nombre de Efraín,
porque dijo: “Dios me ha hecho fecundo en la tierra de mi aflicción”» (Génesis
41:51-52). 

José no podía negar que había sido un camino duro y de aflicción por el cual tuvo
que atravesar, pero su fe estuvo puesta en Dios y pudo experimentar Su presencia
al traer paz a su corazón en medio de cada circunstancia y hacerlo prosperar en lo
que hacía. Nada de lo que él hizo fue por sus propias fuerzas, sino gracias a su
Dios que siempre lo sostuvo.

Querida amiga, no sé cuál es tu situación ahora. Es muy posible que estés pasando
por circunstancias difíciles y por luchas con el pecado. Aún así, quiero recordarte
que el Dios de José es tu Dios también, Él está contigo para sostenerte. En la etapa
de vida en la que te encuentres, en medio de las personas con la que Dios te ha
permitido relacionarte y en las situaciones en las que estás, el Señor está contigo.
Solamente sé fiel a Él, a Su Palabra, al perfecto propósito de Su llamado para ti al
transformar tu corazón y trabajar para Su reino.

Más ejemplos de la fidelidad de Dios para guardar Sus pactos con otros se encuentran en los siguientes versículos:

A Noé (Dios salvaría a Noé y su familia) – Génesis 6:17-18 ; 9:9-17. Dios estableció un pacto con Noé.

A Ismael (Dios bendecirá a Ismael y a su descendencia) – Génesis 17:18-20. Dios dijo que iba a bendecir, fructificar y
multiplicar a Ismael y que haría de él una nación grande. Dios es fiel al cumplir su promesa.

(También puedes leer: El poder de la oración, estudio bíblico)

Al pueblo de Israel Dios le dijo que  "si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro
sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra"  – Éxodo 19:5

A Jacob (Dios reafirma el pacto eterno con Israel), pues como dice el Salmo 105:10 "La estableció a Jacob por decreto, A
Israel por pacto sempiterno", porque la fidelidad de Dios es grande, Dios es fiel.
1 Corintios 10:13 - “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser
tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis
soportar”.

También podría gustarte