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Un hombre le pregunta a un niño sobre el valor de un billete mientras lo dobla, machaca con el puño en la mesa y pregunta de nuevo. A pesar de los daños, el niño responde que el billete sigue valiendo 50 euros. Esto demuestra que el valor de una persona, al igual que el billete, no depende de cómo otros lo traten.
Un hombre le pregunta a un niño sobre el valor de un billete mientras lo dobla, machaca con el puño en la mesa y pregunta de nuevo. A pesar de los daños, el niño responde que el billete sigue valiendo 50 euros. Esto demuestra que el valor de una persona, al igual que el billete, no depende de cómo otros lo traten.
Un hombre le pregunta a un niño sobre el valor de un billete mientras lo dobla, machaca con el puño en la mesa y pregunta de nuevo. A pesar de los daños, el niño responde que el billete sigue valiendo 50 euros. Esto demuestra que el valor de una persona, al igual que el billete, no depende de cómo otros lo traten.