Está en la página 1de 17

294 Réplica a las cartas de Peti/iano 108, 247

Seminario: La santidad de la Iglesia LIBRO 111

Texto 1.
La réplica de Petiliano y la de Agustín
l. 1. Leí tu carta, Petiliano, cuando pude hacerlo 1; en
ella dejaste ver claramente que no pudiste decir nada válido
contra la Iglesia católica en favor de Donato y que, por otra

San Agustín, Réplica a las cartas de


parte, no podías callar 2• ¡Qué agobios has soportado, en qué
tempestad se agitó tu corazón, cuando leíste la contestación,

Petiliano, lib. III, 1-20.


tan breve y clara como me fue posible, que di a tu carta 3,
que había llegado entonces a mis manos! Tú viste la firmeza
en que está apoyada y la claridad con que está aplicada la
verdad que tenemos y defendemos, de suerte que no has po­
dido encontrar algo que decir contra ella para refutarla. Has
notado también cómo se tornó a ti la expectación de todos
los que la habían leído, deseando saber qué dirías, qué harías,
por dónde escaparías, adónde te abrirías paso para salir de las
grandes dificultades en que te había bloqueado la palabra de
Dios. Y entonces tú, que debías haber despreciado la opinión

LIBER TER TIVS


[CSEL 52,161) (PL 43,345)

l. l. Legi, Petiliane, litteras tuas, quando legere potui, quibus te


satis indicasti aduersus catholicam ecclesiam pro parte Donati nec ali­
quid ualuisse dicere idoneum nec tacere per(346)missum. Quos aestus
passus es, quanta cordis tempestate fluctuasti, cum legisses ea, quibus
parti epistulae tuae, quae in manus meas tune uenerat, quanta potui
breuitate ac perspicuitate respondí! Uidisti enim tanta (347) firmitate
roboratam, tanta luce illustratam quam tenemus et defendimus uerita­
tem, ut, quid contra eam dicendum esset, quo conuicta refelleretur,
inuenire non posses. Attendisti etiam multorum qui ea legerant expecta­
tionem in te esse conuersam, scire cupientium quid diceres, quid ageres,
qua euaderes, quo ex tantis angustiis quibus te dei uerbum circumualla­
rat erumperes. Hic tu, qui debueras contempta opinione uanorum per-

1
Tres son las tesis fundamentales que vertebran el CLP III. Versan respectivamen­
te: l.ª sobre la Iglesia (n.3-15); 2.ª sobre la rebautización (n.16-58); 3.ª ,obre los sacra­
mentos (n.59-69). Véanse, además, ocasión y fecha del libro III en la Intr. al CLP,
p.22.
2 Cf. B) Personalidad, en la lntr. al CLP, p.10.
3 Nota 99 de la lntr. al CLP.
296 Képlica a las carias de Petiüano 1,2 1, 2 Libro III 297

de los vanos y lanzarte a una doctrina verdadera y sana, no nir tus escritos a manos de algunos sabios que prescindieran
hiciste sino lo que anunció de los tales la Escritura: Prefieres de nuestras personas e investigasen más bien la cuestión que
el mal al bien, la mentira a la justicia*. entre nosotros se debate, y n o prestaran atención a quiénes o
Por tanto, si yo también quisiera devolverte a mi vez de qué calidad somos nosotros, sino a qué es lo que decimos
maldiciones por maldiciones, ¿qué seríamos sino dos maldi- en defensa de la verdad o contra el error? 6 Debiste temer la
cientes, que obligaríamos a quienes nos leyeran, unos con opinión de éstos, debiste evitar su reprensión, n o fueran a
sana dignidad a rechazarnos como detestables y otros a rego- pensar que n o encontrabas nada que decir si no te ponías de-
cijarse con maliciosa complacencia? Y o , cuando respondo a lante alguien a quien lanzar tus acusaciones. Pero te dejaste
alguien de palabra o p o r escrito, aun provocado p o r injurio- llevar por la ligereza y vanidad de algunos, que escuchan de
sas acusaciones, en cuanto me lo concede el Señor, p r o c u r o buen grado las discusiones de litigantes eruditos, de suerte
refrenar y dominar los aguijones de la vana indignación, y que atienden a la elocuencia con que se difama más que a la
mirando p o r el oyente o el lector, n o trato de quedar triun- veracidad con que se convence 7 . Ello, pienso, lo has hecho a
fante para insultar al hombre, sino de ser más útil para refu- la vez para que, ocupado yo con mi defensa, abandonara la
tar el error 5 . cuestión entre manos; y así, volviéndose los hombres, n o a
2. Si tienen aún talento quienes consideran lo que has las palabras de los que discuten, sino de los que litigan, que-
escrito, ¿qué benefició la causa que se ventila entre nosotros dase oscurecida la verdad que teméis se esclarezca y sea cono-
sobre la comunión católica o el partido de D o n a t o : el haber cida.
dado de mano en cierto m o d o una cuestión pública y haber ¿Qué puedo hacer yo contra semejante plan sino dar de
atacado con mordaces insultos en privada enemistad la vida mano a mi defensa y amarrarme a la cuestión de la cual no
de un solo hombre, como si ese hombre fuera la cuestión a pueda ningún acusador apartar mi atención? Ensalzaré con el
resolver? ¿Tan mal has juzgado, n o digo de los cristianos, pregón de voz de un servidor la casa de mi Dios, cuyo deco-
sino del m i s m o g é n e r o h u m a n o , q u e n o creíste p u d i e r a n ve- ro he amado, y, en cambio, me humillaré y abatiré a mí mis-
gete in ueram sanamque sententiam, fecisti quod de talibus scriptura
praedixit: Dilexisti malitiam super benignitatem, iniquitatem magis quam loqui
aequitatem (Ps 51,5). Proinde si et ego tibí uellem pro maledictis maledic- ut non crederes posse tua scripta in manus aliquorum uenire pruden-
ta rependere, quid aliud quam dúo maledici essemus, ut hi qui nos lege- tium, qui se a personis nostris tollerent et quaestionem potius quae Ínter
nos uerteretur inquirerent nec qui uel quales essemus, sed quid pro ueri-
rent alii detestatos abicerent sana grauitate, alii suauiter haurirent ma-
tate uel contra errorem diceremus adtenderent? Horum iudicium tibi
ullóla uoluptate?" Ego quando cuique uel dicendo uel scribendo respon- reuerendum fuit, horum reprehensio praecauenda, ne te arbitrarentur ni-
deo, etiam contumeliosas criminationibus lacessitus, quantum mihi hil inuenisse quod díceres, nisi tibi proponeres cui quoquo modo male-
dominus donat. Frenatis atque contritis uanae indignationis aculéis audi- diceres. Sed uidelicet quorundam leuitate atque uanitate, qui libenter
tor! lectofiue consulens non ago, ut efficiar homini conuiciando supe- audiunt lites iurgantium disertorum, ut, cum attendunt quam eloquenter
rior, sed errorem conuincendo salubrior. conuicieris, non intueantur quam ueraciter conuincaris, simul et illud
2. Si enim qualecumque cor habent qui ea quae scripsisti conside- opinor egisti, ut oceupatus mea defensiones susceptam causam etiam
rant, quid tibi profuit ad causam, quae Ínter nos de communione catho- ipse desererem atque ita hominibus non ad disputantium, sed ad litigan-
lica uel de parte Donati agitur, quod relicto negotio quodammodo pu- tium uerba conuersis obscuraretur ueritas, quam dilucescere atque inno-
blico priuata quadam simultate homi[162]nis unius uitam maledicis ob- tescere formidatis. Ego ¡taque contra tale consilium quid agam, nisi mea
probriis insectatus es, quasi homo ílle sit causa quae inquiritur? Tam potius defensione neglecta rem teneam, de qua intentionem meam nullus
male existimasti, non dicam de christianis, sed de ipso genere humano, meus criminator excutiat? D o m u m dei mei, cuius decorem dilexi (cf. Ps
25,8), praeconio seruientis uocis extollam, me uero humiliabo et ab-

Ps 51,5, pues, aplicado por Agustín a Petiüano, cuya actitud ha sido la de los
hombres falsos ( = vacíos, vanos, presumidos; cf. uanus: BLAISE, 836). Efectivamente, es
propio de los falsos preferir el mal al bien, la mentira a la injusticia (cf. Ps 51,5). San Agustín se preocupó de diferenciar siempre, en esta controversia, la causa de
Estupenda referencia autobiográfica que ilumina el comportamiento dialéctico de la Iglesia, de la humana, comprendida la suya. Cf. notas 40.84 l.í.
quien ante todo se consideraba pastor de almas. Muy oportuna para comprender el al- Y que es el fácil y torpe camino de la diatriba. Sabe Agustín, no obstante, recono-
cance de las notas 84 1.1 y 18.97 l.II. cer las cualidades de su adversario { = eloquenter conuitiens: cf. nota 38 de la Intr. al CLP),
sintiendo, eso sí, que atienda a la elocuencia con que se difama más que a la veracidad
a] malévola volúntate PL. con que se convence (nota 44 de la Intr. al CLP).
298 Réplica a las cartas de Petiliano 2,3
2,3 w.< Libro III 299
mo, pues yo he elegido ser despreciado en la casa de mi Dios
antes que habitar en las moradas de los herejes8. Cristo, me ha acusado Petiliano. Mas no por eso me quedo jus-
En consecuencia, Petiliano, voy a apartar de ti, por un tificado. Mi juez es e¿ Señor- ^sl' 1ue no juaguéis nada antes de
poco de tiempo, mi disertación y la voy a dirigir a aquellos tiempo hasta que venga el Señor. El iluminará los secretos de las ti-
a quienes con tus acusaciones has intentado apartar de mí, nieblas y pondrá de manifiesto los designios de los corazones. Entonces
como si yo planeara atraer los hombres hacia mí y no conmi- recibirá cada cual del Señor la alabanza que le corresponda. Esto,
go hacia Dios 9 . hermanos, lo he personificado en mí para que nadie, yendo más allá
de lo que está escrito, se envalentone poniéndose de parte de uno contra
Comparación con San Pablo otro.
Así, pues: No se gloríe nadie en el hombre, pues todo es vuestro,
II. 3. Escuchad, pues, cuantos habéis leído los insultos y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.
que con más cólera que reflexión ha vomitado contra mí Pe- De nuevo digo: No se gloríe nadie en el hombre; lo repito
tiliano 10. Primero os dirigiré las palabras del Apóstol, que, una y otra vez: No se gloríe nadie en el hombre. Si observáis
sin duda, sea yo como sea, son verdaderas: Por tanto, que nos algo digno de alabanza en nosotros, referidlo a la gloria de
tengan los hombres por servidores de Cristo y administradores de los aquel de quien se dijo: Toda dádiva y todo don perfecto viene de
misterios de Dios. Ahora bien, lo que se exige de los administradores lo alto, desciende del Padre de las luces, en quien no hay cambio ni
es que sean fieles. Aunque a mí lo que menos me importa es ser jua- oscuridades pasajerasu. ¿Qué tenemos que no hayamos recibi-
gado por vosotros o por un tribunal humano11. Lo que sigue no me do? Y si lo hemos recibido, no nos gloriemos como si no lo
atrevo a acomodármelo a mí hasta decir: Cierto que mi concien- hubiéramos recibido 13 . Y en todo lo bueno que descubrís en
cia nada me reprocha; sin embargo, sí puedo afirmar confiada- nosotros, sed nuestros imitadores, si nosotros lo somos de
mente en la presencia de Dios: No me siento culpable de nin- Cristo; y si sospecháis o creéis o veis algo malo en nosotros,
guna de las diatribas de que, después de ser bautizado en tened presente el aviso del Señor14, con el cual os manten-
dréis seguros y no abandonaréis a su Iglesia a causa de los
iciam; elegi e n i m a b i e c t u s esse in d o m o dei m e i m a g i s q u a m h a b i t a r e i n
t a b e r n a c u l i s h a e r e t i c o r u m (cf. Ps 83,11). A te e r g o , Petiliane, s e r m o n e m
p a r u m p e r a u e r t a m et ad e o s c o n u e r t a m , q u o s a m e male('34<?,)dictis t u i s z a t u s s u m , c r i m i n a t u s est, m i h i c o n s c i u s s u m . Nec tamen in hoc iustificatus
es c o n a t u s a u e r t e r e . Q u a s i h o c e g o m o l l a r , u t h o m i n e s ad m e c o n u e r t a n - sum; qui autem diiudicat me dominus est. ltaque nolite ante tempus quicquam iu-
t u r et n o n p o t i u s m e c u m ad d e u m . dicare, doñee ueniat dominus et illuminet abscondita tenebrarum et manifestaba
cogitationes cordis; et tune laus erit unicuique a deo. Haec autem, fratres, trans-
I I . 3. A u d i t e e r g o , q u i c u m q u e m a l e d i c t a legistis q u a e in m e i r a t i o r
figurad in me, ne supra quam scriptum est unus pro altero infletur aduersus alte-
q u a m considerador Petilianus euomuit. Prius uos apostolicis uerbis allo-
rar», ltaque nemo glorietur in homine; omnia uestra sunt, uos autem Christi,
q u a r , q u a e c e r t e , q u a l i s c u m q u e ipse sim, u e r a s u n t : Sic nos existimet homo
Christus uero dei (1 C o r 4,4-6), i t e r u m d i c o : Nemo glorietur in homine, sae-
quasi mini[í63]stros Christi et dispensatores mysteriorum dei. Hic iam quaeritur
pius r e p e t o : Nemo glorietur in homine (1 C o r 3,21-23). Si q u i d in n o b i s
ínter dispensatores ut fidelis quis inueniatur. Mihi autem mínimo est ut a uobis
laudabile a d u e r t i t i s , a d illius l a u d e m referte, a q u o est omne datum opti-
iudicer aut ab humano die; sed ñeque ego me ipsum iudico (1 C o r 4,1-3). I a m
mum et omne donum perfectum; desursum est enim, descendens a Patre luminum,
q u o d s e q u i t u r etsi m i h i n o n a u d e o c o a p t a r e , u t d i c a m : Nihil enim mihi
apud quem non est immutatio nec momenti obumbratio (Iac 1,17). Q u i d e n i m
conscius sum (1 C o r 4,4), fidenter t a m e n in c o n s p e c t u dei d i c o : N i h i l e o -
h a b e m u s q u o d n o n a c c e p i m u s ? Si a u t e m a c c e p i m u s , n o n g l o r i e m u r q u a -
r u m , q u i b u s P e t i l i a n u s t e m p u s uitae m e a e , p o s t e a q u a m in C h r i s t o b a p t i -
si n o n a c c e p e r i m u s (cf. 1 C o r 4,7). E t in his ó m n i b u s , q u a e c u m q u e ifl
8 n o b i s b o n a n o s t i s , i m i t a t o r e s n o s t r i e s t o t e , si t a m e n n o s C h r i s t i (cf. 1
Cf. Ps 25,8, en apoyo del implícito Ps 83,11, cuya palabra final habla de pecadores
y no, como aquí, de herejes, lo que induce a suponer en el autor la intencionalidad de C o r 4,16); si a u t e m a l i q u a m a l a in n o b i s u e l s u s p i c a m i n i uel c r e d i t i s u e l
incluir a los donatistas dentro de la herejía ( = notas 291.247 l.II).
12
Un matiz que es clave para entender las actuaciones del Obispo de Hipona en la Firme en su autodefensa a base de 1 Cor 4,4; 4,4-6, introduce luego 1 Cor 3,21-
controversia, pastorales y teológicas siempre, incluso en asuntos de marcado carácter 23, es decir, un típico texto bíblico sobre su famosa doctrina de la gracia ( = los dones
sociopolítico, como el de la intervención del poder civil. Aquí termina la introducción de Dios en nosotros), rematando al fin el argumento con lac 1,17 (cf. obra de BuR-
propiamente dicha (nota 1). Nota complementaria 33, p.649. liAUER).
13
Dedica este número el autor a despachar la causa personal, defendiéndose ante Cf. 1 Cor 4,7 (aquí en forma de corolario de Iac 1,17: nota 12): los donatistas in-
quienes han leído los insultos de Petiliano, para analizar seguidamente de lleno la pri- vocaban dicho texto para apoyar su principio de que el ministro de los sacramentos no
mera gran tesis del libro, que incide sobre la causa de la Iglesia (nota 1). <l:t sino aquello que tiene. Véase C. Ep. Parm. II, 13,27.
11 14
1 C o r 4,1-3: cf. In Ps. 36, s.3,19, donde se defiende con la misma cita de las malé- Cf. Mt 23,3: véase II, 61,138 (nota 220 l.II); C. Ep. Parm. II, 4,8; 10,22; 11,24.
volas acusaciones donatistas (nota 25 1.1). Su función aquí es de apoyo para la doble cita siguiente, donde el autor avanza ya te
primera tesis del libro (nota 1).
300 Képlica a las cartas de Petiliano 2,3
3,4 .'\>«? Libro III 301
pecados de los hombres: haced lo que os decimos, no hagáis los cabritos que serán colocados a la izquierda cuando el pas-
en cambio lo defectuoso que juzgáis o sabéis que hacemos tor haga la división 20 , ni por la cizaña que se entremezcla os
nosotros. No es tiempo de justificarme ante vosotros, ya que separaréis con nefasta escisión de la sociedad del trigo, cuya
dejando a un lado mi causa, me he empeñado en recomenda- cabeza es aquel grano condenado a muerte y luego multipli-
ros la tarea saludable de que no se gloríe nadie en el hombre; pues cado, y que crece a la vez hasta la siega a través del mundo
maldito es quien pone su confianza en e'l15. Si se mantiene y con- entero: porque el campo es el mundo, no África; la siega es al fin
serva este precepto del Señor y del Apóstol, aunque quede del mundo2X, no la época de Donato.
yo debilitado y abatido en mi causa personal, como quiere
que se piense el enemigo, será vencedora la causa a la que La mezcla de buenos y malos es temporal
sirvo.
En efecto, si os mantenéis con toda tenacidad en lo que III. 4. Conocéis bien a qué fin se enderezan estas pará-
os exhorto y me afano por inculcaros, es decir, que es maldi- bolas evangélicas: a que nadie se gloríe en el hombre y a que
to quien pone su esperanza en el hombre, de suerte que nadie nadie engreído frente a otro se separe de él diciendo: Yo soy
se gloríe en el hombre 16, en modo alguno dejaréis la era del de Pablo22. Si Pablo ciertamente no ha sido crucificado por
Señor a causa de la paja, que, sacudida por el viento de la so- vosotros ni habéis sido bautizados en su nombre, cuánto me-
berbia, vuela ya ahora o será separada en la bielda final' , ni nos en el de Ceciliano o cualquiera de los nuestros; el fin de
huiréis de la gran casa a causa de los vasos hechos para la estas parábolas no es otro sino que aprendáis, mientras la
afrenta 18, ni intentaréis salir a través de las roturas de las re- paja se trilla con el grano, mientras los peces malos nadan
des por causa de los peces malos que serán separados en la con los buenos dentro de las redes del Señor, aprendáis, repi-
orilla 19, ni dejaréis los buenos pastos de la unidad a causa de to, antes que llegue el tiempo de la bielda, a soportar por los
buenos la mezcolanza de los malos antes que violar a causa
uidetis (cf. Act 25,18), retínete illud dominicum, quo securi eius eccle- de los malos la caridad para con los buenos. Esta mezcla en
siam non propter mala [164] hominum deseratis: quae dicimus facite,
quae autem mala nos faceré putatis aut nostis, nolite faceré (cf. Mt 23,3). efecto no es eterna, sino temporal; no es espiritual, sino corpo-
Non enim tempus est purgandi me uobis, cum mea causa neglecta rem ral; y en ella no se equivocarán los ángeles cuando separen a
uobis salubrem commendare susceperim, ut nemo glorietur in homine; male-
dictus (1 Cor 3,21) enim omnis qui spem suam ponit in homine (Ier 17,5).
(349) litore separandos per disrupta retia exibitis (cf. Mt 25,47-48) nec
Hoc praecepto dominico et apostólico retento atque seruato etiam me in
mea causa, sicut inimicus existiman cupit, deficiente et oppresso uictrix propter haedos pastore diuisuro ad sinistram ponendos bona unitatis
erit causa cui seruío. Si enim firmissime tenueritis quod exhortor et sata- pascua relinquetis (cf. Mt 25,32-33) nec propter commixta zizania uos a
go, maledictum esse omnem qui spem suam ponit in homine, ut nemo tritici societate, cui caput est granum illud mortificatum et multiplica-
glorietur in homine, aream dominicam propter paleam, quae uel nunc tum et quae per mundum simul usque ad messem crescit (cf. 13,24-40),
uento superbiae percussa uolat uel ultima uentilatione separabitur (cf. nefaria discissione separabitis; ager est enim mundus, non África, messis finís
Mt 3,12), nullo modo desereds nec domum magnam propter uasa facta saeculi (Mt 13,38-39), non tempus Donati.
in contumeliam refugietis (cf. 2 Tim 2,20) nec propter malos pisces in III. 4. Has certe similitudines euangelicas recognoscitis ad quid
aliud datas, nisi ut nemo glorietur in homine et ne quis pro altero infla-
1 Cor 3,21 (nota 12); 1er 17,5 (II, 5,11: n.compl.13, p.618): mantener y conservar tus aduersus alterum diuidatur, dicens: Ego sum Pauli (1 Cor 1,12), cum
el precepto del Señor y del Apóstol será garantizar la victoria de la causa de la Iglesia etique non Paulus crucifixus sit pro uobis nec in nomine Pauli, quanto
sobre la particular y personal, es decir, la humana. minus in nomine Caeciliani uel cuiusquam nostrum baptizati sitis (cf. 1
16
Cf. Ps 117,8 (II, 91,233); 1 Cor 3,21 (notas 345s l.II).
Cf. Mt 3,12: la paja que ya ahora vuela sacudida por el viento de la soberbia sim-
Cor 1,13), ut discatis, quamdiu palea cum frumento trituratur, quamdiu
boliza a quienes han dejado la Iglesia por cisma o por herejía; en la separación final se- pisces mali cum bonis [165] intra retia dominica natant, ante tempus
rán la paja, en cambio, quienes se hayan endurecido en el mal. Véase II, 26,61 (nota 107 uentilationis tolerare potius propter bonos commixtionem malorum
UI). g quam uiolare propter malos caritatem bonorum. Haec quippe commix-
Cf. Tim 2,20: texto que después de Cipriano utiliza Agustín para explicar la pre- lio non aeterna sed temporalis, nec spiritalis sed corporalis est. In qua
sencia de buenos y de malos en la Iglesia (De b. III, 19,16; IV, 12,18; VII, 51,99), y que
andando el tiempo, y tal vez por influencia de Ticonio (Líber Reg. 7), será interpretado non errabunt angelí, quando colligent malos de medio iustorum, et mittent in
de otro modo que al principio. Véanse, G. BAVAUD, n.compl.21. L'exégése de II Tim.
11.20: BA 29,609; BAC 498, 510, n.63. *' Cf. Mt 25,32-33; Bren. III, 8,10.
Cf. Mt 13,47-48: Psalmus v.ll. Sobre el sentido cismático de disrupía retía véase Cf. Mt 13,24-40: para manifestar un rotundo rechazo del planteamiento eclesioló-
en el Psalmus v.23: conscissura (cf. /* Ps. 49,9: BAC 498,179, n.4). I'.ÍCÍ)i donatista, conforme es posible advertir por las notas 252.106.37 del l.II.
1 Cor 1,12 y alusión al v.13: cf. II, 41,97 (cit. Pet.; nota 171 l.II).
302 Réplica a las cartas de Petiliano 3,4 4, 5 Libro III 303

los malos de los justos y ¿os arrojen al horno de fuego23 ardiente; el de los suyos, que dicen conocen elarísimamente a algunos
pues el Señor conoce a los que son suyos. Y si n o puede apar- malos indignos de la comunión de los sacramentos de la reli-
tarse a los inicuos p o r algún tiempo corporalmente, apártese gión cristiana; pero lo que dicen que conocen de los tales no
de la iniquidad quien pronuncia el nombre del Señor24. pueden persuadírselo a la Iglesia universal, que, como fue
Está permitido separarse y alejarse de los malos en este anunciado, se extiende por todos los pueblos.
tiempo de espera p o r la vida, las costumbres, el corazón y la Cuando rehuyen la comunión de aquellos a quienes creen
voluntad, separación que siempre conviene mantener. E n conocer, abandonan su unidad, cuando más bien deberían, si
cambio, la separación corporal habrá que esperarla al final del tuvieran la caridad que lo soporta t o d o 2 9 , tolerar en una sola
m u n d o con confianza, paciencia y fortaleza; de esta espera es nación lo que conocían, para n o separarse de los buenos, a
de la que se dijo: Espera al Señor, ten valar y afírmese tu corazón; quienes n o podían probar los males de otros en todos los
espera al Señor25. pueblos.
Ciertamente, el mayor galardón que puede lograr la pa- De esta manera, aun sin haber discutido la causa, en que
ciencia es, por una parte, n o perturbar con inquieta y temera- documentos tan importantes les demuestran que han calum-
ria disensión entre los falsos hermanos introducidos fraudu- niado a los inocentes, se cree con más probabilidad que han
lentamente, que buscan sus intereses y no los de Cristo 2 6 , la inventado falsas acusaciones de entrega, los que admitieron
caridad de los que no buscan lo suyo, sino lo de Cristo, y, sin vacilación el crimen inmensamente más malvado de la di-
por otra parte, no desgarrar 2 7 con soberbia e impía emula- visión nefasta; puesto que, aunque fuera verdad lo que han
ción la unidad de la red del Señor que reúne toda clase de dicho de la entrega, en m o d o alguno debieran abandonar,
peces, mientras se llega a la orilla, esto es, al fin del m u n d o . por algo que conocieron ellos y que ignoraron los demás, la
Esto sucede cuando alguien juzga ser algo no siendo nada 2 8 , comunión de los cristianos, recomendados hasta los confines
y de esta suerte se engaña a sí mismo y pretende que para la de la tierra p o r la divina Escritura 3 0 .
separación de los pueblos cristianos es suficiente su juicio o
N o arrancar el trigo c o n la cizaña
carninum ignis (Mt 13,49-50) ardentis. Nouit enim Dominas qui sunt eius, et IV. 5. Ni se piense que yo digo esto con la intención de
si ab iniquis ad tempus corporaliter non potest, recedat tamen ab ipsa ini- relajar la disciplina de la Iglesia 3 1 , de m o d o que se le permita
quitate omnis qui nominat nomen domini (2 Tim 2,19). Licet enim a malis in-
terim uita, moribus, corde ac uoluntate separari atque discedere, quae et sufficere uult ad populorum christianorum separationem suum uel
separatio semper oportet custodiatur. Corporalis autem separatio ad sae- suorum iudicium, qui malos quosdam communione sacramentorum
culi flnem fidenter, patienter, fortiter expectetur, propter quam expecta- christianae religionis indignos se apertissime nosse dicunt, de quibus ta-
tionem dictum est: Sustíne dominum, uiriliter age; confortetur cor tuum et sus- men quidquid nosse se dicunt uniuersae ecclesiae, quae per omnes gen-
tíne dominum (Ps 26,14). Máxima quippe palma tolerantiae est inter sub- tes sicut est praedicta diffunditur, persuadere non possunt. Et cum is-
íntroductos falsos fratres sua quaerentes, non quae Iesu Christi (cf. Phil torum quasi quos nouerunt refugiunt communionem, illius deserunt
2,21), dilectionem non sua quaerentium, sed quae Iesu Christi, nulla tur- unitatem, cum potius deberent, si esset in eis caritas omnia sufferens (cf.
bulenta et temeraria dissensione turbare nec unitatem sagenae dominicae 1 Cor 13,7), ne se a bonis [166] diuiderent, quos in ómnibus gentibus
ex omni piscium genere congregantis, dum ad litus, id est ad fínem sae- aliena mala docere non poterant, ipsi in una gente tolerare quod noue-
cuh ducitur, superbe nefaria contentione disrumpere, cum se putat quis- rant. Unde etiam non discussa causa, in qua documentis giauis fJíOJ si-
que aliquid esse dum nihil sit, atque ita se ipsum seducit (cf. Gal 6,3) mis conuincuntur calumniati innocentibus, probabilius creditur traditio-
nis crimina falsa finxisse, qui non dubitauerunt longe sceleratius crimen
f Mt 13,49-50: cf. C. Ep. Parm. II, 17,36; Bren. III, 8,10; Psa/mus v.15. nefariae diuisionis admittere, quia, etsi uerum esset quidquid de traditio-
2* 2 Tim 2,19 (prosiguiendo Num 16,5): De b. IV, 14,21: V, 27,38. ne iactarunt, tamen consortium christianorum, quos usque ad extrema
Ps 26,14: en pro de la tolerancia, cimiento de la Redeña permixta, o sea, de la pa- terrae diuina Scriptura commendat, propter hoc quod ipsi scierunt, illi
ciencia (para soportar los buenos a los malos) y a la vez de la esperanza (en que dicho autem nescierunt, relinquere nullo modo debuerunt.
soportar se acabará con la separación de unos y otros a cargo del Señor, cf. BAC 498, IV. 5. Ñeque hoc ideo dixerim, ut neglegatur ecclesiastica discipli-
Cf. Phil 2,21: bastante usado por Agustín contra los donatistas. Véanse II, 5,11;
7,15; 76,170 (nota 249 l.II); III, 55,67; C. Ep. Parm. II, 18,37; III, 3,19; De b. IV, 2
'' Cf. 1 Cor 13,7: II, 77,174; C. Ep. Parm. II, 6,11; III, 4,25; 5,26. Nota 252 l.II
10,15. j, , , , r "' Cf. Gen 22,18: notas 120.36 l.II. Sobre documentis grauisstmis: BAC 498, 124ss.; y
Sobre disrumpe, cf. nota 19. para el mal del cisma: nota 229 l.II.
Cf. Gal 6,3: III, 53,65; C. Ep. Parm. III, 3,17.
304 Réplica a las cartas de Petiliano 4, 5 5,6 «*"•• Libro III 305

a cada uno hacer lo que le plazca, sin reprensión alguna, sin quen a la vez el trigo. Serían considerados éstos reos de ese
un castigo medicinal, sin suavidad que amedrenta ni severi- pecado, aunque demostrasen que vertían acusaciones verda-
dad caritativa. ¿Dónde quedaría aquello del Apóstol: Corregid deras contra los traditores a quienes acusaban; con su impía
a los revoltosos, consolad a los pusilánimes, acoged a los débiles y sed presunción no sólo se han separado de los inicuos, cuya so-
pacientes con todos. Mirad que nadie devuelva a otro mal por mal? ciedad como que trataban de evitar, sino también de los fieles
En las últimas palabras: Mirad que nadie devuelva a otro mal por verdaderos que se encuentran en todos los pueblos, a quienes
mal, dio claramente a entender que no es devolver mal por no podían probar la verdad de lo que decían saber. Arrastra-
mal el corregir a los revoltosos, aunque por la culpa de la ron también a muchos, ante quienes gozaban de cierta autori-
agitación se aplique el castigo de la corrección. Por consi- dad y quienes no podían entender bien que la unidad de la
guiente, n o es un mal el castigo de la corrección, aunque sea Iglesia extendida por el orbe entero de ninguna manera había
un mal la culpa; no es el hierro del enemigo que hiere, sino de ser abandonada por los pecados ajenos. Así, aunque supie-
el bisturí del médico que saja 32 . ran que reprochaban crímenes verdaderos a algunos, de ese
Esto tiene lugar en la Iglesia y arde aquel espíritu de be- m o d o vendría a perecer el poco versado en su ciencia y por
nignidad interior en el celo de Dios 3 3 , a fin de que la virgen el cual murió Cristo, ya que al tropezar en los males ajenos
casta desposada con solo Cristo n o vaya a ser alejada de la daba muerte en sí al bien de la paz que tenía con los herma-
castidad de Cristo en alguno de sus miembros, como fue se- nos buenos, los cuales, en parte, n o habían oído cosas seme-
ducida Eva por la astucia de la serpiente 3 4 . jantes; en parte, habían temido obrar temerariamente al creer
Sin embargo, lejos de los siervos del Padre de familia el algo no examinado ni demostrado, y en parte, con su pacífica
olvidarse del precepto de su Señor y enardecerse contra la humildad, habían confiado, cualesquiera cuestiones se ventila-
multitud de la cizaña en el ardor de santa indignación, de tal ran, en la autoridad de los jueces eclesiásticos, a quienes se
suerte que, al querer recoger aquélla antes de la sazón, arran- había remitido toda la causa allende los mares 3 5 .

na, ut permittatur quisque faceré quod uelit sine ulla correptione et qua- D i o s se reserva el juzgar a cada u n o
dam medicinali uindicta et terribili lenitate et caritatis seueritate. Nam
ubi erit illud apostoli: Compite inquietos, consolamini pusillanimes, suscipite V. 6. P o r consiguiente, vosotros, pimpollos santos de la
inftrmos, paítenles estofe ad omnes. Uidete ne quis malum pro malo altcui reddat? única madre católica, sometidos al Señor, guardaos con la vi-
(1 Thess 5,14-15). Cum hoc utique subiecit: Uidete ne quis malum pro malo
alicui reddat, satis ostendit non esse mali pro malo redditionem corripere
tempus colligere, simul eradicetur et triticum. Cuius peccati isti rei tene-
inquietos, quamuis pro culpa inquietudinis reddatur poena correptionis.
rentur, etiamsi uera [167] crimina traditoribus quos ínsimulabant se
Non ergo malum est correptionis poena, cum sit malum culpa; ñeque
obiecisse monstrarent, quoniam simul non solum ab iniquis, quorum so-
enim ferrum est inimici uulnetantis, sed medici secantis. Fiunt ista in ec-
cietatem uelut euitabant, sed etiam a bonis fidelibus in ómnibus genti-
clesia et ule spiritus interioris lenitatis ardet zelo dei (cf. Gal 6,1), ne
bus constitutis, quibus ea quae se nosse dicebant probare non poterant,
uirgo casta uni uiro desponsata Christo in aliquibus suis membris, sicut
impia praesumptione separati sunt secumque multos, apud quos aliqua
Eua seducta est serpentis astutia, corrumpatur a castitate quae est in
auctoritate praeualebant et qui minus intellegere poterant unitatem ec-
Christo (cf. 2 Cor 11,2-3). Uetumtamen absit a seruis patris familias, ut
clesiae toto orbe diffusae pro alienis peccatis nullo modo esse deseren-
immemores sint praecepti domini sui et sic aduersus zizaniorum multitu-
dam, traxerunt in eandem perniciem, ut, etiamsi ipsi scirent uera crimina
dinem flagrantia sanctae indignationis ignescant, ut, cum ea uolunt ante
quibusdam se obicere, eo modo periret infirmus in eorum scientia,
31
propter quem Christus mortuus est (cf. 1 Cor 8,11), dum offensus malis
Eclesiástica disciplina, la cual, como San Agustín explica, comporta a veces, medi- alienis interimebat in se bonum pacis quod habebat cum fratribus bonis,
cinali uindicta et terribili lenitate et caritatis seueritate. En cuanto a la norma, o regla, o dis-
ciplina eclesiástica, cf. del mismo SAN AGUSTÍN: C. Adim. 14 (2); De Gen. ad litt. XI, 40; qui partim talia non audierant, partim non discussa et non probata te-
C. Faust. 12,46. Véase la voz disciplina en ThLL V/l, 1322 b 1.75ss. Y de QUINOT, la meré credere formidauerant, partim iudicibus ecclesiasticis, ad quos
n.compl.24. La «disciplina ecclesiastica»: BA 30,808-810. Nota complementaria 20, p.628. trans mare tota causa perducta est, qualiacumque illa essent, pacifica hu-
32
1 Tes 5,14-15: cf. A. M. LA BONNARDIÉRE, Les ¿pitres aux Thessaloniciens, 11; 23. militate reliquerant.
33
Gal 6,1: D« *. V, 27,38; C. Ep. Parm. III, 2,5.
34
Cf. 2 Cor 11,2-3: De b. Vil, 13,25. Al respecto, véanse, R. HESBERT, Saint Augus- V. 6. Uos ergo, sancta germina unicae matris catholicae, huiusmo-
tin et la rirginité de la foi: AugMag II, 643-655; M. AGTERBF.RG, «L'Ecclesia Virgo» et la di sceleris et erroris exemplum subditi domino quanta potestis uigilantia
«Virginitas mentís» des fidéles dans la pensée de Saint Augustin: Augustiniana 9 (1959) 221-
276; P. LANGA, San Agustín y el progreso de la Tologia matrimonial (Toledo 1984) 181, 35
n.133. Alusión a los sínodos de Roma (313) y Arles (314): cf. BAC 498, 13s.

S.Ag. 33 11
306 Réplica a ¡as cartas de Petitiano 5, 6
6, 7 Libro III 307
gilancia que podáis de semejante ejemplo de crimen y error.
en el amor, procurando conservar la unidad del espíritu en el
Por grande que sea el esplendor de la doctrina y la fama con
vínculo de la paz, fuera de la cual quien recoge no recoge
que brille quien pretenda arrastraros en pos de sí, y por mu-
con Cristo, y quien no recoge con Cristo desparrama 39 .
cha ostentación que haga de ser una piedra preciosa, tened
presente que aquella mujer fuerte y única, amable para su
único esposo, que describe la Escritura santa al fin de los La Iglesia anunciada en la Escritura,
una Iglesia universal
Proverbios, es de más estimación que todas las piedras pre-
ciosas 36. Nadie diga: «Yo iré en pos de aquél, porque fue VI. 7. Así, ya sea sobre Cristo, ya sobre su Iglesia, ya
quien me hizo cristiano», o: «Iré en pos de aquél, porque él sobre cualquier otra cuestión referente a vuestra fe y vida, no
me bautizó». En efecto, ni el que planta ni el que riega es algo, diré yo que no debemos compararnos con el que dijo: Aun
sino Dios que hace crecer; Dios es amor, y quien permanece en el cuando nosotros mismos..., sino seguir lo que añadió a continua-
amor permanece en Dios y Dios en e'P7. A nadie, aunque predi- ción: Si un ángel del cielo os anunciase un evangelio distinto del que
que en nombre de Cristo y posea y administre el sacramento habéis recibido en las Escrituras referentes a la ley y en el
de Cristo, hay que seguir contra la unidad de Cristo. Evangelio, sea anatema40.
Examine cada cual su propia conducta, y entonces tendrá en sí Estas cuestiones son las que tratamos de defender con
solo, y no en otros, motivo para gloriarse, pues cada uno tiene que lle- vosotros y con todos los que queremos ganar para Cristo, y
var su propia carga, es decir, la carga de dar cuenta, ya que cada entre los demás temas predicamos la santa Iglesia que leemos
uno de vosotros dará cuenta de sí. Dejemos, por tanto, de jungarnos ha sido prometida en la Escritura de Dios y vemos presente
los unos a los otros. Por lo que se refiere a las cargas de la mu- según la promesa en todos los pueblos; por lo cual nos he-
tua caridad, ayudaos mutuamente a llevar vuestras cargas y cumplid mos ganado, por parte de los que deseamos atraer al gremio
así la ley de Cristo. Porque si alguno se imagina ser algo, no siendo pacífico, en lugar de gratitud, llamaradas de odio, como si
nada, se engaña a sí mismo38. Soportémonos, pues, mutuamente nosotros los hubiéramos metido en un laberinto en que no
praecauete. Quantalibet doctrinae ac famae luce praefulgeat lapidemque quam quisquís colligit non cum Christo colligit, quisquís autem non
se esse iactet pretiosum, quisquís uos (351) trahere uoluerit post se ip- cum Christo colligit spargit (cf. Mt 12,30).
sum, mementote quocl illa mulier fortis et una uní amabilis uiro suo,
VI. 7. Proinde siue de Christo siue de eius ecclesia siue de qua-
quam in ultimo Prouerbiorum Scriptura Sancta describit, pretiosior est
cumque alia re, quae pertinet ad fidem uitamque uestram, non dicam
lapidibus pretíosis (cf. Prov 31,10-31). Nemo dicta: «Illum sequar, quo-
nos nequáquam comparandi ei qui dixit: Licet si nos, sed omnino quod
niam ipse me christianum fecit» auf. «Illum sequat, quoniam ipse me
secutus adiecit: Si ángelus de cáelo uobis annuntiauerit praeterquam quod in
baptizauit». Ñeque qui plantat est aliquid ñeque qui rigat, sed qui incrementum
scripturis legitimis et euangelicis accespistis, anathema sit (Gal 1,8-9). Haec
dat deus (1 Cor 3,7); et deus caritas est, et qui manet in caritate in deo manet
uobiscum et cum ómnibus quos Christo lucrari cupimus actitantes atque
et deus in Uto manet (1 lo 4,16). Nullus etiam praedicans nomen Christi
ínter cetera sanctam ecclesiam, quam in dei litteris promisam legimus et
et gestans ac ministrans sacramentum Christi sequendus est contra unita-
sicut promissa est in ómnibus gentibus reddi cernimus, praedicantes ab
tem [168] Christi. Opus suum probet unusquisque, et tune in semet ipso tantum
his, quos ad eius pacifícum gremium attrahi cupimus, pro actione gratia-
gloriam habebit et non in altero: unusquisque enim proprium onus portabit (Gal
rum flammas meruimus odiorum, quasi nos eos in ea parte ligauerimus,
6,4-5), onus uidelicet reddendae rationis, quia unusquisque nostrum pro se
pro qua non inueniunt quid loquantur, aut nos mandauerimus tanto
rationem reddet. Non itaque amplius inuicem iudicemus (Rom 14,12-13). N a m
quantum attinet ad onera mutuae caritatis, inuicem onera uestra pórtate, et
sic adimplebitis legem Christi. Qui enim putat se esse aliquid cum nihil sit, se sia en su fase terrena. Entre Rom 14,12-13 y Gal 6,2-3 no hay contradicción, ya que to-
ipsum seducit (Gal 6,2-3). Sufferamus ergo inuicem in delectione, satis dos tendremos que dar cuenta a Dios, y, por tanto, hemos de sobrellevarnos todos mu-
agentes seruare unitatem spiritus in uinculo pacis (cf. Eph 4,2-3), extra tuamente
35
desde ahora, en vez de juzgarnos los unos a los otros.
Cf. Eph 4,2-3: II, 78,174 (nota 252 l.II); Mt 12,30: C. Ep. Parm. II, 14,32; De b.
I, 7,9; IV, 10,16; 17,24; VI, 18,30; 31,59.
36 40
Cf. Prov 31,10: cf. A. M. LA BONNARDIÉRE, Le Livre des Proverbes, 230. Gal 1,8-9: A. M. LA BONNARDIÉRE, Recientes sur l'¿pitre aux Catates, 288s. Preci-
37 samente invocando la orden de un ángel del cielo, un sacerdote donatista había invitado
Dos citas acerca del autor de los sacramentos ( — Dios que hace crecer: 1 Cor 3,7)
y la uirtus sacramenti ( — quien permanece en el amor permanece en Dios: 1 lo 4,16). So- ;i Generoso, laico de Constantina, a pasarse al partido de Donato (Ep. 53,1). Scripturis
bre 1 Cor 3,7: cf. I, 5,6; III, 53,65; 54,66; C. Ep. Parm. II, 14,32; M. F. BERROUARD, legitimis no quiere decir Escrituras canónicas, sino los Libros del A.T. concernientes a
n.compl.36. / Cor 3,5-7 che^ Pétilien it che\ Augustin: BA 71,871s. la Ley, o sea, Éxodo, Números, Levítico, Salmos, Proverbios y Eclesiastés: «in scriptu-
38 ris sanctis, id est legitimis, propheticis et euangelicis et apostolicis» (S. AG.: Specut pr.:
Gal 6,4: II, 20,46; 36,84; 46,108 (nota 99 l.II); Rom 14,12-13; Gal 6,2-3: III, 3,4.
Textos encaminados a establecer la responsabilidad moral de cada uno dentro de la Igle- C.S["X 12, 3; cf. voz kgitimus: BLAISE, 491,2). Agustín se refiere aquí a la Biblia entera
(A.T. y N.T.), pues dice in scripturis legitimis et euangelicis accepistis.
308 Réplica a las cartas de Petiliano 6, 7 7, 8 'Libro III 309

encuentran qué decir, o c o m o si nosotros hubiéramos orde- a los cielos y de la efusión de su n o m b r e como perfume: ¡Al-
nado tanto tiempo antes a los profetas y a los apóstoles que éate, oh Dios, sobre los cielos; sobre toda la tierra está tu gloria!44
n o consignasen en sus libros testimonio alguno que demues-
tre que la parte de D o n a t o es la Iglesia de Cristo.
A g u s t í n , c o m o Cristo, acusado falsamente
E n cuanto a nosotros, queridos míos, cuando oímos las
falsas acusaciones que nos lanzan aquellos a quienes lastima-
VII. 8. Tales son los testimonios divinos que citamos
mos al predicar la palabra de la verdad y al refutar la palabre-
contra la humana charlatanería, y por ellos tenemos que so-
ría del error, tenemos, como sabéis, una consolación desbor-
portar amargos insultos de los enemigos de la gloria de Cris-
dante. E n efecto, si en las acusaciones que me dirige n o se
to. Digan lo que se les antoje, mientras él siga exhortándonos
muestra contra mí el testimonio de mi conciencia en la pre-
con aquellas palabras: Bienaventurados los perseguidos por causa de
sencia de Dios, donde el ojo de ningún mortal puede ver, n o
la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados
sólo n o debo entristecerme, sino más bien alegrarme y saltar
seréis cuando os injurien, os persigan j digan con mentira toda clase
de gozo, ya que tan abundante es mi recompensa en los cie-
de mal contra vosotros por mi causa45. Dijo antes p o r causa de la
los 4 1 . Ni debe considerarse la cantidad de amargura, sino de
justicia, y ahora dice por mí, p o r q u e se ha hecho para nosotros
falsedad, presente en lo que oigo, y por contrapartida cuan
sabiduría, justicia, santificación y redención, de suerte que,
verdadero es aquel por cuyo n o m b r e escucho esto y al cual
como está escrito, el que se gloría, que se gloríe en el Se-
se dice: Tu nombre, un ungüento que se viertew. Y con razón se
ñor 4 6 . Y al decir él: Alegraos y regocijaos, porque vuestra recom-
exhala en todos los pueblos, y su olor pretenden encerrarlo
pensa será grande en los cielos''1, si mantengo con buena concien-
en una partícula del África quienes lanzan acusaciones contra
cia lo dicho antes por la justicia y por mí, cualquiera que atenta
nosotros 4 3 . ¿Cómo, pues, hermanos, hemos de soportar con
voluntariamente contra mi fama, acrecienta sin querer mi re-
indignación la difamación de los que de tal m o d o calumnian
compensa.
la gloria de Cristo, a cuyo partido y pretensión se opone lo
que tanto tiempo antes se anunció de la Ascensión de Cristo
nis eius tamquam unguenti effusione tanto ante praedictum est: hxaltare
super cáelos, deus, et super omnem terram gloria tua? (Ps 56,12).
ante prophetis et apostolis, ut in libris suis nulla testimonia ponerent, VII. 8. Haec et talia diuina testimonia nos aduersus humana uani-
quibus pars Donati ecclesia Christi esse doceatur. Et nos quidem, caris- loquia proferentes ab inimicis gloriae Christi acerba obprobria sustine-
simi, cum falsa crimina audimus ab eis, quos offendimus praedicando mus. Dicant quod uolunt, dum ille nos exhortetur dicens: Beati qui perse-
eloquia ueritatis et erroris uaniloquia conuincendo, habemus, sicut [169] cutionem patiuntur propter iustitiam, quia ipsorum est regnum caelorum. Beati
nostis, abundantissimam consolationem. Nam si in eis quibus me crimi- eritis, cum uos persecuti fuerint et maledixerint uobis et dixerint omne malum
nantur testimonium conscientiae meae non stat contra me in conspectu aduersutn uos mentientes propter me (Mt 5,10-11). Quod ait superius propter
dei, quo nullus oculus mortalis intenditur, non solum contristan n o n iustitiam, hoc repetiuit quod ait postea propter me, quia factus est nobis
debeo, uerum etiam debeo gaudere et exultare, quia merces mea multa sapientia et iustitia et sanctificatio et redemptio, ut, quemadmodum
est in caelis (cf. Mt 5,12). Ñeque enim intuendum est quam sit amarum, scriptum est, qui gloriatur in domino glorietur (cf. 1 Cor 1,30-31). Qui
sed quam falsum quod audio et quam uerax pro cuius nomine hoc audio cum dicat: Gaudete et exultate, merces enim uestra multa est in caelis (Mt
et cui dicitur: Unguentum effusum est nomen tuum (Cant 1,2). Et mérito fra- 5,12), si, quod dictum est propter iustitiam et propter me in bona conscien-
grat in ómnibus gentibus, cuius odorem isti qui nobis maledicunt in una tia tcnco, quisquis uolens detrahit famae meae, nolens addit [170] mer-
Africae (352) particula conantur includere. Cur ¡taque feramus indigne ccdi meae. Ñ e q u e enim me ille suo uerbo tantummodo edocuit et non
quod nos infamant, qui gloriae Christi sic detrahunt, quorum parti con-
tetionique inimicum est quod de illius ad cáelos ascensione et de nomi-
Ps 56,12, en apoyo de Cant 1,3 ( = tu nombre: tu gloria; cf. nota 42, y el sentido
universal recogido en la nota 43). Los donatistas son calumniadores de la gloria de Cris-
to anunciada sobre toda la tierra (Ps 56,12). Para la universalidad sobrentendida en glo-
41 ria Christi (también en III, 7,8), cf. gloria: ThLL VI/1-2, 2078 1.64ss.
Cf. Mt 5,12: III, 7,8. 4Í
Cant 1,3: cf. P. MELONI, II profumo dell'immortalita. L' interpreta^ione patrística di Mt 5,10-11: véanse los estudios de MELONI (Beati i perseguitati...), y de BECKER.
M>
Cántico 1,3 (Roma 1975). Cf. 1 Cor 1,30-31, citando Ier 9,24 («Sed in hoc glorietur, qui gloriatur»).
43
Alusión al concepto territorial de la unidad de la Iglesia según los donatistas. " Mt5,12: cf. nota 41.
Véase Y. CONGAR, n.compl.44. Définition géographique du Midi: BA 28,748. Asimismo, las
notas 37.106.180 1.11.
8, 9 Libro 111 311
310 Réplica a las cartas de Petiliano 7, 8

Efectivamente no me ha enseñado él solamente con su rrenas de los hombres soberbios: Confío en el Señor, ¿cómo decís
palabra, me ha afianzado también con su ejemplo48. Sigue la a mi alma: Huye a la montaña como el pájaro?*®
autoridad de las santas Escrituras: encontrarás que Cristo ha
resucitado de entre los muertos, que subió al cielo, que está Los cristianos tienen su seguridad en Cristo,
sentado a la derecha del Padre. Recorre las acusaciones de los no en Agustín o Donato
enemigos: a buen seguro pensarás que fue robado del sepul- VIH. 9. Y seamos lo que seamos nosotros, como vues-
cro por sus discípulos. ¿Qué otra cosa, pues, debemos espe- tra esperanza está puesta en el que, por su misericordia para
rar nosotros, al defender su casa contra sus enemigos, en con vosotros, os predicamos, no estáis seguros sólo vosotros,
cuanto lo concede el mismo? Si al dueño de la casa le han llama- a quienes place la misma verdad de Cristo en nosotros, en
do Beel^ebul, ¡cuánto más a sus domésticos! Si sufrimos con él, tam- cuanto la predicamos, sea donde sea, porque la oís de buen
bién reinaremos con él. Pero si no sólo la cólera del acusador grado como quiera que la prediquemos, y por eso tenéis sen-
golpea los oídos, sino que también la verdad de la acusación timientos de bondad y benignidad respecto de nosotros.
hiere la conciencia, ¿qué puede aprovecharme todo el mundo Igualmente, cuantos habéis recibido el sacramento del bautis-
con sus continuas alabanzas? Así, ni sana la mala conciencia mo por nuestra dispensación50, alegraos con la misma seguri-
el elogio del que habla, ni el insulto del que afrenta hiere la dad, ya que habéis sido bautizados no en nosotros, sino en
buena. Así como tampoco queda defraudada vuestra esperan- Cristo 51 .
za, que está puesta en el Señor, aunque en lo oculto fuéramos No os habéis revestido 52 de nosotros, sino de Cristo, ni
nosotros tales cuales desea el enemigo seamos juzgados; por- os pregunté si os convertíais a mí, sino al Dios vivo, ni si
que no habéis puesto esa esperanza en nosotros ni habéis creíais en mí, sino en el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo 53 .
oído esto nunca de nosotros. Por tanto, estáis bien seguros, Si respondisteis con espíritu sincero, os salvó no la deposi-
seamos nosotros como seamos, vosotros que habéis aprendi-
do a decir: Esperando en el Señor, no caeré, y: Esperaré en Dios, tur, responderé nostis: ln domino confido. Quomodo dicitis animae meae:
no temeré lo que pueda hacerme el hombre. Y también sabéis res- transmigra in montem sicut passerí (Ps 10,2).
ponder a los que pretenden embaucaros hacia las alturas te- VIII. 9. Nec tantum uos, quibus in nobis ipsa Christi uetitas pla-
cet, quantumcumque per nos et ubicumque praedicatur, et quia eam
quantulocumque nostrae linguae ministerio libenter auditis, etiam de no-
etiam suo firmauit exemplo. Sequete Sanctarum Scripturarum fidem: bis bene benigneque sentitis, securi estis, qualescumque nos simus, quia
Inuenies Christum resurrexisse a mortuis, ascendisse in caelum, sedere in illo spes uestra est (353) quem uobis ex illius super uos misericordia
ad dexteram patris. Sequere criminationes inimicorum: Iam putabis eum praedicamus: Uerum etiam quicumque nostra dispensatione etiam sacra-
de sepulcro furatum esse a discipulis. Quid ergo nos, quantum ipse do- mentum sancti baptismi per[171]cepistis, eadem securitate gaudete, quo-
nat, defendentes domum eius ab inimicis eius aliud sperare debemus? Si niam non in nobis, sed in Christo baptizati estis, non itaque nos, sed
patrem familias Beel^ebub uocauerunt, quanto magis domésticos eius! (Mt Christum induistis (cf. Gal 3,27), nec uos interrogaui utrum ad me con-
10,25). Si ergo toleramus, et conregnabimus (2 Tim 2,12); si autem non uerteremini, sed ad deum uiuum, nec utrum in me crederetis, sed in
aurem solam percutit iracundia criminantis, uerum etiam conscientiam patrem et filium et spiritum sanctum. Quodsi ueraci animo respondis-
mordet uetitas criminis, quid mihi prodest, si me continuis laudibus to- tis, saluos uos fecit non carnis depositio sordium, sed conscientiae bonae
tus mundus attollat? Ita nec malam conscientiam sanat laudantis praeco-
nium nec bonam uulnerat conuiciantis opprobrium. Nec sic tamen deci-
49
pitur spes uestta quae in domino est (cf. Ps 61,8), etiamsi fotte in occul- Si Cristo fue víctima de la calumnia, otro tanto cabe esperar a los católicos de
to tales sumus, quales nos putari cupit inimicus, quia non eam posuistis los donatistas (Mt 10,25). Pero servir a Cristo, también en esta identificación, es reinar
(2 Tim 2,12). Los donatistas, pues, acostumbrados a decir que se apoyan en el Señor
in nobis nec umquam hoc audistis a nobis. Securi ergo estis, qualescum- (Ps 25,1) y que esperan en Dios sin temer a lo que proviene del hombre (Ps 55,11; Ps
que nos simus, qui dicere didicistis: In domino sperans non mouebor (Ps 10,2), deben saber que ni el elogio sana la mala conciencia ni el insulto hiere la buena.
38
25,1) et: In deo sperabo, non timebo quid faciat mihi homo (Ps 55,11) et eis, Notas 25 1.1, y 130 l.II.
51
qui uos ad hominum superborum terrenas altitudines sedúcete moliun- Cf. Gal 3,27: cf. A. M. LA BONNARDIERH (nota 40).
52
Sobre Christum induistis, véase P. LANGA, Jornadas Agustinianas, 106, n.142.
53
He aquí, de nuevo, la fórmula trinitaria (cf. nota 138 l.II). Agustín alude en el
texto a las cuestiones que el ministro del bautismo solía plantear al catecúmeno, antes
Nótese la fuerza de la frase: «uerbo... edocuit ¡firmauit exemplo». Y más concreta- ele la inmersión y después de su respuesta de fe. Véanse QUINOT, n.compl.13. Les coutu-
mente en los verbos edocuitjfirmauit y en los sustantivos en ablativo uerbo / exemplo. En mes liturgiques mentiotmées dans le Contra Petilianum: BA 30,776; P. LANGA, Jornadas Agus-
cuanto al sentido de confirmar, probar o demostrar, véase firmo: ThLL VI/1-2, 811 es- tinianas. 102ss.
pec. III. En fin. la nota 151 l.II.
312 Réplica a las cartas de Petiliano 8,9 Libro 111 313
10, 11

ción de las manchas de la carne, sino el empeño de una bue- Seguridad de q u i e n e s tienen a D i o s por Padre
na conciencia; no el compañero de esclavitud, sino el Señor; y a la Iglesia por Madre
no el heraldo, sino el juez 5 4 .
N o se tiene cuenta en verdad, como dijo inconsiderada- IX. 10. Así, como hemos dicho muchas veces y recalco
mente Petiliano, «la conciencia del que lo da», o como aña- con vehemencia, cualesquiera que seamos nosotros, estáis se-
dió: «la conciencia del que lo da santamente 5 5 para limpiar la guros vosotros, los que tenéis a Dios p o r Padre y por Madre
del que lo recibe». Cuando se da lo que es de Dios, da lo a la Iglesia 59 . A u n q u e los cabritos pazcan juntos con las ove-
santo aun la conciencia no santa, que ciertamente n o puede jas, n o estarán a la derecha; aunque la paja sea trillada con el
ver si es o n o santa el que lo recibe; en cambio, si puede co- grano, n o entrará en el granero; aunque los peces malos na-
nocer lo que se da, lo cual, bien conocido p o r el que siempre den con los buenos en las redes del Señor, no serán echados
es santo, se recibe con toda seguridad, sea quien sea el minis- en las cestas. N o se gloríe nadie aun en el h o m b r e bueno, na-
tro que lo da 5 6 . Si no fueran santas las palabras que proceden die huya de los bienes de Dios aun en el hombre malo 6 0 .
de la cátedra de Moisés, n o diría la verdad: Haced lo que os di-
gan. Y si los que explicaban las palabras santas fueran santos, Inútil la apología ante los católicos
no diría: No imitéis su conducta, porque ellos dicen y no hacen51. X. 11. Bástennos, cristianos católicos y hermanos carísi-
En efecto, no se recogen uvas de los espinos 58, porque jamás mos, estas instrucciones sobre esta cuestión. Si las retenéis
nacen de las raíces de los espinos; pero cuando el pámpano con caridad católica, como quiera que como un solo rebaño
de la vid se entrelaza en los setos de los espinos, n o se teme estáis seguros de vuestro único Pastor, n o me preocupo de-
por el fruto que de ella está pendiente, sino que se procura masiado de que cualquier enemigo diga contra mí que soy de
evitar la espina y se coge la uva. vuestro rebaño o aun que soy vuestro perro, con tal que me
fuerce a ladrar más por vuestra defensa que por la mía 6 1 .
interrogatio (cf. 1 Petr 3,21), non conseruus, sed dominus, non praeco, N o obstante, si tuviera necesidad de esta mi defensa para
sed iudex. Ñeque enim uere, sicut Petilianus inconsiderate dixit, con- la causa de que tratamos, me serviría de una brevísima y fácil
scientia dantis, uel quod addidit: Conscientia «sánete» dantis attenditur en extremo: en efecto, en cuanto al tiempo de mi vida antes
quae abluat accipientis. Cum enim hoc datur quod dei est, sanctum dat
etiam non sancta conscientia. Quae certe, siue sit sancta siue non sancta,
ab accipiente inspici non potest; sed plañe illud quod datur potest, quod IX. 10. Itaque, ut saepe dixi et uehementer inculco, qualescumqae
cognitum ei qui semper est sanctus, per qualemlibet ministrum accipia- nos simus, secuti estis qui deum patrem et eius ecclesiam matrem habe-
tur, securissime accipitur. Nisi enim sancta uerba essent ex cathedra tis. Quamuis enim simul haedi cum ouibus pascantur, non stabunt ad
Moysi (cf. Mt 23,2), non diceret ueritas: Quae dicunt facite (Mt 23,3). Si dexteram; quamuis simul palea cum tritico trituretur, non intrabit in hor-
autem ipsi qui uerba sancta dabant sancti essent, non diceret: Quae fa- reum; quamuis simul pisces mali cum bonis intra retia dominica natent,
ciunt faceré nolite. Dicunt enim et non jaciunt (Mt 23,3). Nullo quippe modo non mittentur in uascula. Nemo glorietur nec in homine bono, nemo
legitur uua de spinis, quia numquam de spinarum radicibus oritur (cf. bona dei fugiat nec in homine malo.
Mt 7,16); sed cum se spinosis saepibus palmes uitis implicuit, non ideo [172] X. 11. Haec uobis, christiani catholici fratres carissimi, pro
fructus qui illie pendet horretur, sed spina cauetur, uua decerpitur. negotio praesenti suffecerint. Quae si catholica dilectione retinetis, cum
sitis unus grex de uno pastores securus, non nimis curo, quod mihi uel
congregali uestro uel certe cani uestro conuiciatur quilibet inimicus,
54
Cf. 1 Petr 3,21, donde la relación va directamente con el bautismo. Agustín sub- dummodo me magis pro uestra quam pro mea defensione latrare com-
raya esta relación directa entre Cristo y la conciencia del bautizado en oposición al plan- pellat. Qua tamen si opus esset ad causam, breuissima facillimaque ute-
teamiento donatista.
55
Cf. 1, 1,2; 2,3 (notas 15.19 1.1). Véase la continuación de este discurso en III, rer, totum scilicet uitae meae tempus, antequam perciperem baptismum
15,18: 19,22; 20,23. Asimismo, QUINOT, n.compl.22. Uadjomthn ou la suppression de
«sánete» et «sciens»: BA 30,803.
56 Famosa expresión de San Cipriano {De cath. eccl unit. 6: CSEL 3,214). Cf. nota
Nota complementaria 17, p.624.
57 complementaria 58, p.681.
Mt 23,2.3: II, 5,11; 6,13. Nota 244 l.II.
58 * Cf. III, 2,3; 3,4.
Cf. Mt 7,16, citación que Petiliano estima contraria a la causa católica: cf. I, 8,9; 61
II, 6,12; III, 44,53; 50,61. Hermoso testimonio de autoridad entendida como servicio al Pueblo de Dios en
nombre del Supremo Pastor. Véanse las obras de CRKSPIN y VANDER MEER. Y en con-
creto, Y. CONGAR, Expressions traditionnelles du service chrétien: L'Episcopat et l'Eglise uni-
verselle: Unam Sanctam 39 (1962) 101-132.
11, 12 Libro III \ 315
314 Réplica a las cartas de Petiliano 10, 11

Sin embargo, como no hay necesidad ni siquiera de esta


de recibir el bautismo de Cristo, por lo que se refiere a mis
breve y fácil defensa mía, pues no se trata precisamente del
pasiones y errores, con todos yo los repruebo y los detesto,
mérito de un hombre cualquiera, sino de la verdad de la san-
a fin de no parecer que en la defensa de este tiempo busco mi
ta Iglesia66, tengo que deciros muchas cosas a cuantos dentro
gloria, no la de quien mediante su gracia me liberó aun de mí
del partido de Donato 67 habéis leído las acusaciones que ha
mismo. De suerte que cuando oigo vituperar aquella mi vida,
lanzado contra mí, que yo no habría oído si tuviera en poco
cualquiera sea la intención del que lo hace, no soy tan ingra-
vuestra perdición, si no tuviera entrañas de caridad cristiana.
to que me entristezca: cuanto más acusa él mis defectos, tan-
to más alabo yo a mi médico 62 . ¿Por qué, pues, me voy a es-
forzar en la defensa de aquellos mis males pasados y extingui- Petiliano no se centra en el tema debatido
dos 63 , sobre los cuales Petiliano ha dicho tantas cosas falsas, XI. 12. ¿Qué tiene, pues, de particular si, después de
pero callándose muchas más que eran verdaderas? trillar el grano en la era del Señor, lo llevo adentro junto con
En cambio, sobre el tiempo posterior a mi bautismo, su- tierra y paja, y tengo que soportar la molestia del polvo que
perfluamente os diría a cuantos me conocéis lo que pueden salta, o si al buscar con solicitud las ovejas perdidas de mi
conocer los hombres; los que no me conocen, no deben ser Señor me desgarran las zarzas de las lenguas espinosas? Yo
tan injustos para conmigo que den más crédito a Petiliano os suplico: dejad por un poco la parcialidad y juzgad con un
sobre mí que a vosotros. En efecto, si no hay obligación de tanto de equidad entre mí y Petiliano.
creer al amigo que alaba, tampoco al enemigo que calumnia. Yo deseo que conozcáis la causa de la Iglesia68; él la mía.
Queda lo que en el hombre es oculto 64 , cuyo único tes- ¿Por qué, sino porque no se atreve a decir que no creáis a los
tigo es la conciencia, la cual no puede testificar ante los hom- testigos que aduzco constantemente en favor de la causa de la
bres. En esta materia Petiliano afirma que soy maniqueo 65 , Iglesia, y son los profetas y los apóstoles y el mismo Señor
hablando de una conciencia ajena; yo digo que no lo soy, ha- de los profetas y de los apóstoles, Cristo; y, en cambio, cuan-
blando de mi conciencia: elegid a quién debéis dar fe. to se le antoja decir de mí, lo creéis con facilidad, como de
un hombre contra otro hombre, del vuestro contra el extra-
Christi, quantum ad meas cupiditates erroresque attinet, cum ómnibus ño? Y si yo adujera algunos testigos de mi vida, ¿qué tiene
improbans et detestans, ne in eius temporis defensione meam gloriam
quaerere uiderer, non illius qui me per gratiam suam et a me ipso libe- niam nec ista breui ac facili mea defensione opus est, ubi quaestio non
rauit. Unde illam uitam meam cum uituperari audio, quilibet animo id de qualiscumque unius hominis mérito, sed de sanctae ecclesiae ueritate
faciat qui hoc facit, non usque adeo sum ingratus ut doleam; quantum uersatur, ad uos etiam mihi plura dicenda sunt, quicumque in parte Do-
quippe ille accusat uitium meum, tantum ego laudo medicum meum. nad Petiliano quae in me scripsit maledicta legistis, quae ab illo [173]
Quid ergo iam de lilis praeteritis atque abolitis malis meis defendendis non audirem, si uestram perditionem contemnerem, si caritatis christia-
laborem, de quibus Petilianus multa qui (354)dcm falsa dixit, sed plura nae uiscera non haberem.
uera non dixit? De tempore autem uitae meae, quod est post baptis-
mum, uobis quicumque me nostis superfluo loquor ex his, quae nota XI. 12. Quid ergo mirum si, cum grana de área dominica excussa
esse hominibus possunt; hi uero, qui me non nouerunt, non ita iniqui simul cum térra et palea introrsum traho, iniuriam resilientis pulueris
esse debent in me, ut magis de me credant Petiliano quam uobis. Nam suffero uel, cum domini mei oues perditas diligenter inquiro, spinosa-
si laudanti amico credendum non est, nec inimico detrahenti. Restant ea rum linguarum uepribus laceror? Obsecro uos, deponite paululum
quae occulta sunt hominis, ubi sola conscientia testis est, quae testis esse studia partium atque Ínter me et Petilianum cum aliqua aequitate iudica-
apud nomines non potest (cf. Rom 2,16.15). In his me Petilianus Mani- te. Ego ecclesiae causam uolo ut noueritis, ille ut meam. Ad quid aliud,
cheum esse dicit, loquens de aliena conscientia; hoc ego me non esse nisi quia testibus meis, quos in causa ecclesiae constanter adhibeo, non
dico, loquens de mea conscientia. Eligite cui credatis. Uerumtamen quo- audet dicere ne credatis —prophetae sunt enim et apostoli et ipse pto-
phetarum et apostolorum dominus Christus—, de me autem quidquid
dicere uoluerit, homini aduersus hominem et uestro aduersus alienum
62
Cf. R. ARBESMANN, Cbrist, the «medicus humilis» in St. Augustin: AugMag II, 623- facile creditis? Et si quos uitae meae testes adhibuero, quid magnum est,
629; P. LANGA, Jornadas Agustinianas, 113, n.189.
63
Cf. P. LANGA, Jornadas Agustinianas, 109, n.l63s.
M
Cf. Rom 2,15.16: tema de la conciencia (nota 15 1.1). En la expresión «quaestio... de sanctae ecclesiae ueritate» está sobrentendida —se de-
Cf. QUINOT, n.compl.10. Les accusations de manichéisme portees par Petilianus: BA duce del contexto— la causa Ecclesiae: cf. nota 40 l.II.
67
30,769; LANGA, n.compl.68. Acusaciones contra San Agustín en la Conferencia de Cartago: Nota 57 l.II.
68
BAC 498. 936s. Nota 66.
12, 13 12, 13 Libro III 317
316 Réplica a las cartas de Petiliano

contra el mismo grano, es u n ejercicio para la fe de éste en


de particular que diga que n o hay que creerlos y que os con-
la tierra y aumenta su recompensa en el cielo 7 1 . Para los san-
venza p r o n t o de ello a vosotros, sobre todo porque cualquie-
tos siervos de Dios, que libran las batallas de Dios n o contra
ra que diga una palabra en mi favor será considerado como
Petiliano y contra la carne y sangre de esta ralea, sino contra
enemigo de D o n a t o y, por tanto, también vuestro? Y así
los principados y potestades y rectores de semejantes tinie-
triunfa Petiliano; cuando lanza cualquier insulto contra mí, lo
blas , cuales son todos los adversarios de la verdad, a los
aclamáis y aplaudís todos. Ha encontrado una causa fácil de
que ojalá podamos decir: En otro tiempo fuisteis tinieblas; mas
ganar, claro, siendo vosotros los jueces; n o busca testigo ni
ahora sois lu% en el Señor73; para los santos siervos de Dios, re-
prueba, ya que para él su palabra es la única prueba, porque
pito, enrolados en esta milicia, todas las afrentas difamadoras
lanza toda suerte de acusaciones contra quien vosotros más
que lanzan los enemigos y que crean mala fama entre los
odiáis. Efectivamente, al leerle testimonios tan abundantes y
malvados y crédulos temerarios se tornan en armas de la
claros de la divina Escritura en favor de la Iglesia católica 69 ,
mano izquierda; incluso el diablo es derrotado con ellas.
lamentándolo vosotros se queda m u d o , y elige una materia
en que, incluso vencido, puede hablar con vuestra aprobación. Cuando nos prueba la buena fama, para ver si nos deja-
De todos modos, aunque él lance mil veces contra mí se- mos llevar p o r el orgullo, y cuando nos prueba la mala, para
mejantes y aun más malvadas acusaciones, me basta con sa- ver si amamos a los mismos enemigos que nos la inventan,
ber, para lo que ahora trato, que sea cual sea mi situación en vencemos al diablo, con la mano derecha y con la izquierda,
ella, es invencible la Iglesia p o r la cual hablo. mediante las armas de la justicia. Al recordar esto el Após-
tol diciendo: Mediante las armas de la justicia: las de la derecha
y las de la izquierda, añadió a continuación, como exponiendo
Las calumnias n o perjudican al grano del Señor
lo que dijo: En gloria e ignominia, en calumnia y en buena fama,
XII. 13. Y n o soy sino un hombre de la era de Cristo, etcétera 7 4 , donde se cita la gloria y la buena fama entre las ar-
paja, si soy malo, grano si bueno. El bieldo 7 0 de esta era n o mas de la derecha, y la ignominia y la infamia entre las de la
es la lengua de Petiliano, y por ello, cuanto maldiga contra la izquierda.
paja, aun siendo verdad, en modo alguno puede perjudicar al
grano del Señor, y cuantas acusaciones y calumnias lance tur in caelis. Sanctis enim dei seruis sancteque deo militantibus non
aduersus Petilianum atque huiusmodi carnem et sanguinem, sed aduer-
ut dicat non eis esse credendum et hoc uobis cito persuadeat, praesertim sus principatus et potestates et rectores talium tenebrarum (cf. Eph 6,12)
quoniam quisquís pro me ullum uerbum fecerit inimicus parti Donati ac —quales sunt omnes aduersarii ueritatis, quibus utinam dicamus: Fuistis
per hoc uester continuo deputabitur? Regnat itaque Petilianus; quando aliquando tenebrae, nunc autem lux in domino— (Eph 5,8), hanc ergo mili-
in me qualibet conuicia iaculatur, ei omnes acclamatis et plauditis. Hanc tiam militantibus seruis dei quaecumque ab inimicis conuicia criminosa
sibi inuenit uincibilem causam, sed iudicibus uobis; nec testem nec argu- dicuntur, quae apud maliuolos et temeré crédulos malam famam faciant,
mentum requirit, cui hoc solum est probare quod dicit, quia ei quem arma sinistra sunt; etiam his diabolus expugnatur. Cum enim per bonam
máxime odistis copiosissime maledicit. Nam quoniam diuinae scriptu- famam probamur, utrum nos in superbiam non extollamus, et per ma-
rae testimonia cum pro ecclesia catholica tam densa et tam clara recitan- lam famam probamur, utrum inimicos eos ipsos a quibus nobis confin-
tur, uobis dolentibus remanet mutus, elegit materiam ubi uobis fauenti- gitur diligamus, per arma iustitiae dextra et sinistra diabolum uincimus.
bus loquatur et uictus. Uerum si miliens a tantum talia uel etiam scelera- Quae cum apostolus commemorasset dicens: Per arma iustitiae dextra et
tiora dicat in me, mihi sat est ad rem quam (355) nunc ago, quod, sinistra (2 Cor 6,7-8), continuo tamquam exponens quid dixerit: Per glo-
qualiscumque in ea sim, tamen ecclesia pro qua loquor inuicta est. riam, inquit, et ignobilitatem, per infamiam et bonam famam (2 Cor 6,7-8) et
XII. 13. Homo sum enim de área Christi, palea si malus, granum cetera talia, gloriam scilicet et bonam famam numerans in armis dextris,
si bonus. Non est huius areae uentilabrum lingua Pe[174]tiliani, ac per in sinistris autem ignobilitatem et infamiam.
hoc, quidquid in eius paleam mali etiam uere dixerit, nullo modo fru-
mentis eius praeiudicat, quidquid autem in ipsa frumenta maledictorum 71
Cf. Mt 5,1042: III, 7,8 (notas 41.47).
calumniarumque iactauerit, fides eorum exercetur in terris, merces auge- 72
73
Cf. Eph 6,12: C. Ep. Parm. II, 4,9.
Eph 5,8: Serm 229 R; P. LANGA, 59. ¥ ascua de la lu%: San Agustín y el hombre d
65 boj (Madrid 1988) 279-282; ID.: Jornadas Agustimanas, 144, n!l97.
Cf. BAC498, 119-122. 74
70
Nota 55 1.1. 2 Cor 6,7b, y luego 8a: cf. C. Cr. I, 16,20, donde Agustín cita 2 Cor 6,4-10 ha-
ciendo ver que el Apóstol emplea en dicho texto un estilo florido, o sea, elocuente, y
a] simulans PL. que la elocuencia hace del verdadero dialéctico un orador.
318 Réplica a las cartas de Petiliano 14, 15
14, 16 Libro III 319
A g u s t í n n o odiará a Petiliano
no ha respondido a mi escritos; así comprenderéis que se ha
XIII. 14. Por consiguiente, si yo soy un siervo de Dios visto forzado por falta de verdad a abandonar la causa y a
y un soldado n o reprobable 7 5 , p o r muy elocuente que sea mi lanzar cuantas acusaciones puede contra el h o m b r e que la lle-
acusador Petiliano 7 6 , ¿voy a llevar con mucha pena lo que me vó con tal acierto que él n o p u d o responder. Aunque lo que
ha preparado un fabricante tan hábil en armas de la izquier- voy a decir quedará tan esclarecido que, por más que la par-
da? Lo que tengo que hacer es luchar con la mayor habilidad cialidad y la enemistad para conmigo os puedan apartar de
con estas armas, con la ayuda de mi Señor, y herir con ellas mí, bastará con que leáis lo que u n o y otro hemos dicho para
a aquel contra quien lucho invisiblemente y que con su tan que os veáis sin duda forzados a confesar ante vosotros mis-
perversa y tan antigua astucia intenta conseguir mañosamente mos, en vuestro interior, que yo he dicho la verdad.
que por todas estas cosas llegue yo a odiar a Petiliano, y así 16. En efecto, al responder yo a la primera parte de sus
no pueda cumplir el precepto de Cristo, que dice: Amad a escritos, que entonces había llegado a mis manos, dejé de
vuestros enemigos11. Aleje de mí esto la misericordia del que me lado aquella palabrería injuriosa y sacrilega: «Nos achacan el
amó y se entregó p o r mí, hasta llegar a decir colgado del ma- calificativo de rebautizantes quienes bajo el n o m b r e del bau-
dero: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen78, y enséñe- tismo han manchado sus almas con un bautismo culpable,
me a decir de Petiliano y semejantes enemigos míos: «Señor, aquellos a cuyas suciedades superan en limpieza todas las in-
perdónalos, porque no saben lo que dicen». mundicias, aquellos que por su perversa pureza quedaron
manchados con su propia agua» 7 9 . T o m é como objeto de dis-
cusión y refutación lo que sigue: «Pues se ha de tener en
Petiliano injuria porque n o tiene q u é responder cuenta la conciencia del que da el bautismo para que limpie
la del que lo recibe» 80 . Aquí sí he preguntado cómo se va a
XIV. 15. Por tanto, si yo logro de vosotros mi intento, purificar quien recibe el bautismo cuando está manchada la
es decir, que alejéis de vuestros ánimos toda parcialidad y conciencia del que lo da e ignora esto el que lo va a recibir 8 '.
seáis jueces justos entre mí y Petiliano, os demostraré que él

XIII. 14. Si ergo sum dei seruus et miles non reprobus, quamlibet sitis, ostendam uobis non eum respondisse scriptis meis, ut intellegatis,
disertus conuiciator in me Petilianus existat, numquid moleste ferré de- quia ueritatis inopia coactus sit causam relinquere et in hominem, qui
beo, quod mihi armorum sinistrorum faber sollertissimus procuratus eam sic egit, ut responderé ille non posset, quae potuit maledicta (356)
est? Opus est ut his in adiutorio domini mei peritissime dimicem et eis iactare. Quamquam tanta manifestatione clarent quae dicturus sum, ut,
illum feriam, contra quen inuisibiliter pugno, qui peruersissima et anti- etiamsi studio partium et odio mei uestrae mentes a me alienentur, tan-
quissima astutia callide intendit et agit, ut propter haec Petilianum [175] tummodo si utraque legatis, certe apud uosmet ipsos in cordibus uestris
oderim ac sic praeceptum Christi, quod ait: Diligite inimicos uestros (Le uerum me dixisse fateamini.
6,35), implere non possim. Quod a me auertat eius misericordia qui me 16. Ego enim respondens primae parti scriptorum eius, quae tune
dilexit et tradidit se pro me, ut pendens in cruce diceret: Pater, ignosce in manus meas uenerat, praetermisso conuicioso et sacrilego multilo-
Mis, quia nesciunt quid faciunt (Le 23,34), meque de Petiliano et talibus ini- quio, ubi ait: «Bis baptisma nobis obiciunt hi qui sub nomine baptismi
micis meis dicere doceret: «Domine, ignosce illis, quia nesciunt quid lo- animas suas reo lauacro polluerunt, quibus equidem obscenis sordes
quuntur». cunctae mundiores sunt, quos peruersa munditia aqua sua contigit in-
XIV. 15. Proinde si impetraro a uobis, sicut intendi, ut remoto ab quinan», illud quod sequitur tenui discutiendum et refellendum quod
animis uestris omni studio partium Ínter me et Petilianum aequi iudices ait: «Conscientia namque dantis attenditur quae abluat accipientis», et
quaesiui. Unde abluendus sit qui accipit baptismum, cum dantis polluta
conscientia est et hoc ille qui est accepturus ignorat.
Es decir, como eclesiástico, el siervo mayor del lugar, al servicio de Dios (De
symb. 4,1; Ep. 124,2; etc.: cf. seruus: BLAISE, 756; miles: BLAISE, 530; ThLL VIII, 944:
B-4). 79
76 Cf. I, 1,2; II, 2,4. Nota 42 de la Intr. al CLP. Empieza la segunda tesis del libro
Cf. la nota 42 de la littr. al CLP.
Son muchos los textos que podrían explicar el alcance de Le 6,35 referido a Peti- (nota 1) con estos cinco puntos: 1) la conciencia «santa» (n.16-18); 2) primera lectura:
liano en San Agustín: «El que llega hasta los enemigos —dice en /« lo. ep. 8,4— no acusaciones de Petiliano (n.19-22); 3) segunda lectura: cuestión bautismal (n.23-35); 4)
pasa más allá de los hermanos»; véanse también In lo. ep. 5,7; 5,12; Ep. 130,6,13. tercera lectura: llamada de atención a los lectores para que respondan a la segunda
Agustín aplica Le 23,34 a Petiliano y los donatistas sustituyendo el hacen (fa- (n.36-47); 5) cuarta lectura: nueva constatación de la falta de respuesta (n.48-58).
80
ciunt) por el dicen (loquuntur). 81
Cf. I, 1,2; II, 3,6. Primer punto de la segunda tesis (nota 79).
Citas de la carta de Petiliano: cf. BAC 498, 151, n.lOls.
320 Réplica a las cartas de Petiliano 15, 17.18 16, 19 Libro III 321

Petiliano n o r e s p o n d e a la cuestión injuriosos. Si se tiene en cuenta la conciencia del que lo da


santamente —fijaos que n o he dicho: «La conciencia del que
X V . 17. Recoged ahora sus copiosísimas injurias, que
lo da», sino que añadí: «del que lo da santamente»— si se
con hinchazón y cólera lanzó contra mí, y considerad si res-
tiene en cuenta, digo, la conciencia del que lo da santanente,
ponde a la pregunta que le hice: ¿cómo se va a purificar
que es la que limpia la del que lo recibe, ¿cómo va a ser puri-
quien recibe el bautismo cuando está manchada la conciencia
ficado el que recibe el bautismo cuando la conciencia del que
del que lo da e ignora esto el que lo va a recibir? Buscad con
lo da está manchada y lo ignora el que lo va a recibir?
atención, os suplico; examinad todas sus páginas, contad to-
das las líneas, dad vueltas a todas las palabras, desentrañad
todas las sílabas, y decidme, si lo descubrís, dónde ha respon- A c u s a c i o n e s de Petiliano a A g u s t í n
dido a la pregunta: «Cuando está manchada la conciencia del XVI. 19. Salga ya a la palestra y con pulmones jadean-
que lo da, cómo se va a purificar la del que, ignorando el he- tes e hinchadas fauces me acuse de sofista* 3 , digo, n o a mí
cho, va a recibirlo». solo, sino que traiga al juicio del pueblo como culpable a la
18. ¿Qué importó a la cuestión el añadir una palabra misma dialéctica, cual artífice de la mentira, y desate contra
que dice fue suprimida por mí, y que él sostiene escribió así: ella con el más estruendoso estréptico el lenguaje de abogado
«Pues se ha de tener en cuenta la conciencia del que lo da forense 8 4 . Diga ante los ignorantes cuanto se le antoje, a fin
santamente 8 2 para que limpie la del que lo recibe»? E n efecto, de irritar a los sabios y burlarse de los mismos ignorantes.
para que os deis cuenta de que no la suprimí, en nada estorba Por haber enseñado retórica puede denostarme con el nom-
a mi pregunta lo añadido ni aminora la insuficiencia suya. bre del orador Tértulo, que acusó a Pablo 8 5 ; en cambio, dése
Pregunto de nuevo, ateniéndome a las mismas palabras, y de- a sí mismo el n o m b r e de Paracleto p o r su abogacía, en cuyos
seo saber si ha respondido: Si se ha de tener en cuenta la dominios se jacta de haber sobresalido en otros tiempos, y
conciencia del que lo da santamente, para que limpie la del
que lo recibe, ¿cómo se purifica la conciencia del que lo reci- flagitate n e < c h o > m i n e m a relicta causa conuiciose alienari permittite.
be cuando está manchada la del que lo da y lo ignora el que Si conscientia sánete dantis attenditur —uidete quia non dixi «conscien-
tia dantis», sed addidi «sánete dantis»—, si conscientia, inquam, sánete
lo va a recibir? dantis attenditur quae ablaut accipientis, unde igitur abluendus est qui
Exigid que se responda a esto y n o permitáis que u n accipit baptismum, cum dantis polluta conscientia est et hoc ille qui est
hombre, dejando a un lado la causa, se entregue a desvarios accepturus ignorat?
XVI. 19. Eat nunc et anhelis pulmonibus ae turgidis faucibus me
tamquam dialecticum criminetur, immo non me, sed ipsam dialecticam
XV. 17. Legite nunc eius copiosissima maledicta quae in me infla- uelut mentiendi artificem in populare iudicium ream deuocet et in eam
tus et iratus effudit, et uidete utrum quaerenti mihi responderit, unde sit quamlibet fragosissimo strepitu aduocati forensis ora distendat. Dicat
abluendus qui accipit baptismum, cum [176] dantis polluta conscientia quidquid uult apud imperitos, unde stomachentur docti, illudantur in-
est et hoc ignorat accipiens. Obsecro uos, quaerite attente, omnes excu- docti. Me propter rhetoricam Tertulli oratoris, a quo aecusatus est Pau-
tite paginas, omnes dinumerate uersiculos, omnia uerba uersate, omnes lus (cf. Act 24,1), [177] uocabulo denotet, sibi propter aduocationem, in
syllabas enucleate et dicite mihi, si inueneritis, ubi responderit, cum dan- qua potentiam quondam suam iactat, paracleti nomen impofi57jnat at-
tis polluta conscientia est, unde sit eius abluenda qui hoc accepturus ig-
norat. tíi
Segundo punto de la segunda tesis (nota 79). Publicadas poco tiempo antes las
18. Quid enim ad rem pertinuit, quia uerbum addidit, quid a m e Confessiones, Petiliano se sirve de lo que en ellas refiere Agustín para levantar sus calum-
diceret fuisse subtractum, atque ita se scripsisse contendit: Conscientia nias contra el de Hipona (cf. III, 17,20). En Conj. V, 10,19, por ejemplo, encuentra que
namqm sánete dantis attenditur quae abluat accipientis? Nam ut noueritis n o n Agustín había frecuentado la Nueva Academia, de donde Petiliano saca, sin duda, lo de
«sofista». Véase QUINOT, n.compl.23. Quelques renseignements sur Protagoras et les philoso-
a me fuisse subtractum, nihil inquisitionem meam impedit additum. N i - phes de la Nouvelle Académie: BA 30, 806-808.
hil eius subleuat defectionem. Ad ipsa enim uerba rursus interrogo et Agustín es tachado de «dialéctico» por los donatistas con el propósito de neutra-
utrum responderit quaero: Si conscientia sánete dantis attenditur quae lizar, por la torpe vía del descrédito entre la gente, sus agudos argumentos. Cresconio
abluat accipientis, unde abluitur accipientis conscientia, quando dantis llegará a bajo mínimos cuando afirme nada menos que la dialéctica no se corresponde
maculosa conscientia est et hoc accepturus ignorat? Ad hoc responden con la verdad. Véanse QUINOT: BA 30,621, n.3; LANGA: BAC 498, 127-130.
Tértulo, efectivamente, acusó a Pablo ante el gobernador romano Félix (Act
24,1; cf. nota siguiente).
Notas 55.81. a] neminem PL.
17, 20 Libro III 323
322 Réplica a las cartas de Petiliano 16, 19

dumbre cristiana y del precepto evangélico, que llegue a acu-


sueñe por ello, no ser al presente, sino el haber sido homóni- sar de lo que ya se le perdonó benignamente a un hermano
mo del Espíritu Santo 86 . al pedir humildemente el perdón 88 .
Puede exagerar a su antojo las inmundicias de los mani-
queos e intentar dirigirlas con su ladrido contra mí. Puede
recitar las actas de condenados notorios, aunque desconocidos Más acusaciones
para mí, y convertir en calumnia de crimen prejuzgado, por
no sé qué nuevo derecho suyo, el que en cierta ocasión un XVII. 20. También puede pasar con su verborrea, aun-
amigo mío me nombró en mi ausencia en aquellas actas para que totalmente insustancial89, aquello que ignora en absoluto,
defenderse a sí mismo. o en que más bien abusa de la ignorancia de muchísimos, y,
Puede leer los encabezamientos de mis cartas puestos por por la confesión de cierta mujer, que se manifestó catecúme-
él o por los suyos como les ha parecido bien y regocijarse na de los maniqueos habiendo sido monja de la Católica, de-
como si me hubiera sorprendido en ellos confesándome87. cir o escribir lo que le plazca sobre el bautismo de aquéllos,
Puede desacreditar con el ridículo apelativo de venenosa ignorando o fingiendo ignorar que no se denomina catecú-
ignominia y delirio las eulogias de pan dadas con sencillez y menos a los que se debe dar algún día el bautismo, sino que
alegría, y puede tener tan bajo concepto de vuestro corazón reciben este nombre los que se llaman también oyentes, por-
que presuma admitir unos filtros amatorios dados a una mu- que no pueden observar los preceptos que se consideran más
jer no sólo con el conocimiento, sino aun con la aprobación importantes o mejores, que observan aquellos que juzgan
de su marido. dignos de ser distinguidos y honrados con el nombre de ele-
Puede muy bien Petiliano admitir contra mí lo que escri- gidos 90.
bió sobre mí, siendo aún presbítero, en un arrebato de cóle- Puede pretender igualmente, mintiendo o engañando con
ra, el que había de consagrar mi episcopado; y no quiere en admirable temeridad, que yo fui presbítero de los maniqueos,
cambio que ceda en mi pro el que este obispo pidió perdón para lo cual puede presentar y delatar, en el sentido que a él
al santo concilio por haber faltado así contra mí, y que obtu- le parece, las palabras del cuarto libro de mis Confesiones, que
vo ese perdón; tan desconocedor u olvidadizo de la manse- tan claras están para el lector por sí mismas y por tantos tex-
que ob hoc se cognominalem spiritus sancti non esse, sed fuisse deliret. quod fratrí ut sibi ignosceretur humiliter postulanti clementer ignotum
Manicheorum immunditias libentissime exaggeret easque in me latrando est, criminetur.
detorquere conetur. Ignotorum mihi et notorum gesta recitet damnato- XVII. 20. Pergat etiam sermone multiloquo sed plañe uaniloquo in
rum et, quod ibi amicus quondam meus magis ad defensionem suam me ea, quae prorsus ignorat uel in quibus potius abutitur ignorantia pluri-
nominauit absentem, in calumniam praeiudicati criminis nescio quo morum, et ex confessione cuiusdam feminae. Quod catechumenam se di-
nouo et suo iure conuertat. Titulos espistularum mearum a se uel a suis xerit Manicheorum quae sanctimonialis in catholica fuerit, quod ei pla-
sicut eis placuit inscriptos legat et tamquam me in eis comprehendisse se cet de illorum baptismo dicat et scribat, nesciens aut nescire se fingens
gestiat confitentem. Eulogias pañis simpliciter et hilariter datas ridiculo non illic ita appellari catechumenos, tamquam eis baptismus quandoque
nomine uenenosae turpitudinis ac furoris infamet et de uestro corde tam [178] debeatur, sed eos hoc uocari, que etiam auditores uocantur, quod
male sentiat, ut amatoria maleficia data mulieri marito non solum con- uidelicet tamquam meliora et maiora praecepta obseruate non possunt,
scio, uerum etiam < f o u e n t e > credi sibi posse praesumat. Quod de me quae obseruantur ab eis, quos electorum nomine discernendos et hono-
adhuc presbytero scripsit iratus ordinator futurus episcopatus mei, uelit randos putant. Me etiam presbyterum fuisse Manicheorum uel falsus uel
ualere aduersus me, quod autem a sancto concilio de hoc, quod in nos fallens mirabili temeritate contendat, uerba quarti libri Confessionum
ita peccauit, ueniam petiuit et meruit, nolit ualere pro me, ita christianae mearum, quae per se ipsa et de multis ante et postea dictis manifestissi-
mansuetudinis et praecepti euangelici uel nescius uel oblitus, ut etiam, ma sunt legentibus, sub qupo ei uidetur intellectu proponat atque ar-

En cuanto que el término griego Paracletos significa, etimológicamente, abogado 88


El obispo consagrante de Agustín fue Megalio, primado de Numidia (cf. nota 65).
(justo, la profesión civil de Petiliano). En latín rinde Paracletos o Paracljtus, que signifi- En cuanto a la innominada mujer, parece tratarse de Terasia, desposada con Paulino de
ca, aplicado al Espíritu Santo, el Paráclito, el Defensor, el Consolador. San Juan emplea Ñola: cf. S. COSTANZA, Paolino di Ñola: DPAC II, 2609-2612.
este término para calificar la acción del Espíritu: cf. lo 14,16; 15,26. Con esta acepción 89
Nota 42 de la Intr. al CLP. Nota complementaria 43, p.661.
la emplea también San Agustín: cf. In lo. 34,2; 74,4; 94,2; Conf. III, 6,10. Véanse MON- 90
Sobre el bautismo en los maniqueos, los catecúmenos, oyentes y elegidos, cf. H.
CEAUX, VI, 5ss; y la voz Paracletus en BLAISE 592; y en ThLL X/l, 293s, espec. 295, Ch. PUECH, Le Mankhéisme (París 1949) 87, not.364; QUINOT: BA 30,568-571; P. DE
III.C:2.
87
convidóse de Petiliano. LUIS, Intr. gen.: BAC 487 (Madrid 1986), espec. p.19-85.
Nota 65.
324 Réplica a las cartas de Petiliano 19,22 20,23 W.\-.'-' Libro III 325

tos que las preceden o siguen 9 1 . Y que se regocije finalmente Por lo demás, es a partir del m o m e n t o en que citó palabras
en son de triunfo considerándome como ladrón de dos de sus de tu carta cuando hay que juzgar si n o dio respuesta alguna
palabras que le habría sustraído y devuelto después 9 2 . a aquellas cuestiones».
Procedamos, pues, así: consideremos sus escritos ni más
Pero n o responde a la cuestión ni menos desde ese m o m e n t o . Pasemos por alto el prólogo,
en el cual intenta preparar el ánimo del lector y no prestar
XVIII. 2 1 . En todas estas cosas, ciertamente, como po-
atención a sus primeras palabras, afrentosas más bien que re-
déis conocer o reconocer por la lectura, dejó correr la lengua
lativas a la cuestión.
al antojo de su presunción; sin embargo, nunca ha dicho
Habla Petiliano: «Dice: 'Se ha de tener en cuenta la con-
cómo se purifica la conciencia del que recibe el bautismo si
ciencia del que lo da para que purifique la del que lo recibe'.
éste desconoce estar manchada la del que lo da.
¿Qué sucederá si se ignora la conciencia del que lo da y quizá
Pero yo, en medio o después del alboroto mayúsculo y,
se encuentra manchada; cómo podrá limpiar la conciencia del
en su opinión, aterrorizador, yo tranquilamente, como se
que lo recibe si, según dice, se ha de tener en cuenta la con-
dice, y con buenos modos, vuelvo a lo mismo, pidiendo que
ciencia del que lo da para que purifique la del que lo recibe?
responda a esta cuestión: «Si se ha de tener en cuenta la con-
Pues si dijera que n o pertenece al que lo recibe el mal que
ciencia del que lo da santamente para que purifique la del
hubiere oculto en la conciencia del que lo da, quizá aquella
que lo recibe, ¿cómo va a purificarse quien ignora que la
ignorancia sirviera para que al ignorarlo no pudiera contami-
conciencia del que lo da está manchada?» 9 3 Pero a través de
narse por la conciencia de su bautizador. Baste el que la con-
toda su carta no encuentro respuesta alguna a este respecto.
ciencia manchada del otro n o manche al ser ignorada; pero
¿puede también limpiar? ¿Cómo, pues, ha de ser purificado
La cuestión presentada por A g u s t í n quien recibe el bautismo cuando está manchada la conciencia
XIX. 22. Quizá me diga alguno de vosotros: « T o d o del que lo da y lo ignora el que lo ha de recibir, sobre todo
esto que ha dicho contra ti quiso que sirviera para desacredi- añadiendo estas palabras: 'Pues quien recibe la fe de un infiel
tarte a ti y por medio de ti a aquellos con quienes estás en n o recibe la fe, sino la culpa'?»
comunión, a fin de que en adelante no te den importancia al- La cuestión d e l b a u t i s m o
guna, ellos o los que intentas arrastrar a vuestra comunión.
X X . 23. T o d o este párrafo t o m ó Petiliano de mi carta
para refutarlo. Veamos si lo refutó o si al menos respondió
guat, furem me denique uerborum suorum, quod dúo subtraxerim, tam-
quam eis repositis uictor exultet. quo proposuit uerba epistulae tuae, ex illo considerandum est utrum ni-
XVIII. 21. In his cette ómnibus, sicut legendo cognoscere uel re- hil ad illa responderit. Ita ergo faciamus: ex ipso prorsus loco scripta
cognoscere poteritis, impetum quidem linguae suae quo libuit ambitu eius consideremus. Excepto ergo prooemio, quo uolui animum praepa-
iactationis exercuit, nusquam tamen dixit, unde abluatur acci (358) pieli- rare lectoris et pauca eius uerba prima contu[179]meliosa magis quam
tis conscientia, cum maculosam dantis ignorat. At ego inter strepitum ad rem pertinentia praeterire: Ait, inquam: «Conscientia namque dantis
uel post strepitum eius grandem et nimis ut putat ipse terribilem lente attenditur quae abluat accipientis». Quid si lateat dantis conscientia et
ut dicitur et bene hoc ipsum repeto, ut uel respondeat his exposco: «Si fortasse maculosa sit, quomodo poterit accipientis abluere conscientiam,
conscientia sánete dantis attenditur quae abluat accipientis, unde est si, quemadmodum dicit, conscientia dantis attenditur quae abluat acci-
abluendus, qui maculosam conscientiam dantis ignorat? Et per totam pientis? Si enim dixerit ad accipientem non pertinere quidquid mali la-
eius epistulam ad hoc non inuenio aliquid dictum. tuerit in conscientia dantis, ad hoc ualebit fortasse illa ignorantia, ut de
XIX. 22. Iam fortasse dicet mihi aliquis uestrum: «Haec omnia conscientia baptizatoris sui non possit nesciens maculari. Sufficiat ergo,
quae dixit in te ad hoc ualere uoluit, ut te deformaret ac per te illos qui- ut alterius «conscientia» maculosa cum ignoratur non maculet; numquid
bus communicas. Ne ulterius alicuius momenti esse te existiment uel ipsi autem etiam abluere potest? Unde igitur abluendus est qui accipit bap-
uel hi, quos ad uestram communionem traducere niteris. Ceterum ex tismum, cum dantis polluta conscientia est et hoc ille qui est accepturus
ignorat, praesertim cum addat et dicat: «Nam qui fidem a pérfido sump-
^ Nota 65. También la 100 de la Intr. al CLP. serit n o n fidem percipit sed reatum?»
QUINOT, n.compl.22. L'adjonction ou la suppression de «sánete» et «sciens»: BA 30, XX. 23. Haec omnia uerba Petilianus ex litteris meis refellenda
93
Nota 99 de la Intr. al CLP. proposuit. Uideamus ergo utrum refellerit, utrum omnino responderit.
326 Réplica a las cartas de Petiliano 20, 23
21,24 Libro III 327
94
a él . Añado las palabras de que me acusa falsamente haber
do éste y recibe la fe, ¿cómo es purificado, cómo la recibe, si
suprimido y las repito exactamente o con más brevedad, pues
no existe la conciencia del que lo da santamente que pueda
al añadir él estas dos palabras me ayudó muchísimo para
purificar la del que lo recibe?
abreviar la proposición: Si se ha de tener en cuenta la con-
Díganos esto, que responda a esto Petiliano: ¿cómo se
ciencia del que lo da santamente, para que purifique la del
purifica, cómo la recibe, si se ha de tener en cuenta la con-
que lo recibe, y si quien conociendo la fe lo recibe de un in-
ciencia del que lo da santamente para que purifique la del
fiel, no recibe la fe, sino la culpa, ¿cómo se purifica la con-
que lo recibe, y aquélla n o existe, allí donde el que bautiza
ciencia del que lo recibe si ignora que está manchada la del
escondió su mancha y su infidelidad? Nada en absoluto se ha
que lo da y desconociendo la fe lo recibe del infiel? Pregunto
respondido a esto 9 5 .
cómo se purifica.
Q u e nos lo diga, n o pase a otra cuestión, no tienda nie-
blas ante los ojos de los ignorantes; finalmente, al menos, de- Escapatorias de Petiliano
jando ya de interponer y recorrer tantos escabrosos rodeos,
díganos de una vez cómo se purifica la conciencia del que lo XXI. 24. Pero he aquí que, acosado en esta cuestión,
recibe si está oculta la manchada del bautizante infiel, si se vuelve de nuevo contra mí con un ataque nebuloso y tempes-
tiene en cuenta la conciencia del que lo da santamente para tuoso para oscurecer el cielo despejado de la verdad, y el ex-
que purifique la del que lo recibe, y si, conociendo la fe, lo tremo de la escasez le torna elocuente, no p o r las verdades
recibe de un infiel, no recibe la fe, sino la culpa. que dice, sino por la vaciedad de las acusaciones que vomita.
Fijaos bien, con toda atención y firmeza, en lo que debe res-
Sin saberlo recibe el bautismo del infiel, que no tiene la
ponder, esto es, cómo se purifica la conciencia del que lo re-
conciencia del que lo da santamente, sino que la tiene oculta-
cibe si está ocultamente manchada la del que lo da, n o sea
mente manchada. ¿Cómo, pues, se purifica, cómo recibe la
que su soplo haga desaparecer esto de vuestras manos y os
fe? Porque si ni entonces es purificado ni recibe la fe cuando
arrebate a vosotros la sombría tempestad de su turbio discur-
el que bautiza no tiene fe y está manchado ocultamente, ¿por
so, hasta el p u n t o de que ignoréis en absoluto de dónde se ha
qué, descubierto y condenado éste después, n o es bautizado
partido y adonde hay que tornar; ved también que el hombre
aquél de nuevo para que sea purificado y reciba la fe? Pero
vaga p o r d o n d e puede, al n o p o d e r mantenerse defendiendo
si permaneciendo oculto aquel infiel y manchado, es purifica-

Addo enim uerba quae me subtraxisse calumniatur et eadem ipsa sic re- percipit, ubi non est conscientia sánete dantis quae abluat accipientis?
peto uel etiam breuius —addendo enim haec dúo uerba etiam ad breui- Hoc dicat, ad hoc respondeat: Unde abluitur, unde percipit, si conscien-
tatem propositionis huius me plurimum adiuuit—: Si conscientia sánete tia sánete dantis attenditur quae abluat accipientis et haec ibi non est,
dantis attenditur quae abluat accipientis et qui fidem sciens a pérfido quando baptizator maculosus et perfidus latuit? Nihil ad hoc responsum
sumpserit non fidem percipit sed reatum, unde abluitur accipientis con- est omnino.
scientia, cum maculosam dantis ignorat et cum fidem nesciens sumit a XXI. 24. Sed ecce angustatus in causa rursum in me impetum facit
pérfido? Rogo unde abluitur: Dicat nobis, non eat in aliud, non obten- nebulosum atque uentosum, ut ueritatis serenitas obscuretur, et fit sum-
dat nébulas imperitis, postremo saltem multis et anfractuosis circuitibus ma inopia copiosus non uera dicendo, sed maledicta inania uomendo.
interpositis et peractis tándem ali[180]quando dicat nobis, unde abluitur Tenete sane intentissime atque fortissime quid debeat responderé, id est
accipientis conscientia, quando maculosa perfidi baptizantis oceulta est, unde abluatur accipientis conscientia, cum maculosa dantis oceulta est,
si conscientia sánete dantis attenditur quae abluat accipientis et qui fi- ne forte hoc uobis e manibus flatus eius excutiat uosque ipsi sermonis
dem sciens a pérfido sumpserit non fidem percipit sed reatum, nesciens turbidi caliginosa tempestate rapiamini, ut uel < q u o > discessum uel
enim sumit a pérfido non habente conscienfiJíPJtiam sánete dantis, sed quo redeundum sit omnino nesciatis, et uidete hominem uagari qua po-
maculosam et oceultam. Unde ergo abluitur, unde percipit fidem? Si test, dum pro negotio quod suscepit stare non potest. Uidete quam mul-
enim nec tune abluitur nec tune percipit fidem, cum baptizator perfidus
et maculosus oceultus est, cur eo postea prodito atque damnato non de- ys
Agustín, como se puede comprobar, trata al mismo tiempo de la ortodoxia de la
nuo baptizatur, ut abluatur fidemque percipiat? Si autem illo pérfido et fe y de la pureza de conciencia en el ministro del bautizado. Las explicaciones de Peti-
maculoso oceulto iste abluitur et percipit fidem, unde abluitur, unde liano, en su respuesta al CLP I, pues, no han logrado disipar el malentendido funda-
mental, de naturaleza eclesiológica, entre ambos hombres de Iglesia. Véanse QUINOT,
Intr. gen. La réjutation tbéologique d'Augustin: BA 30,109; asimismo, en BAC 498, 78,
Tercer punto de la segunda tesis (nota 79). n.126: 151, n.101. En fin, las notas 18-19 1.1.

También podría gustarte