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Marcos del Cura Izquierdo

¿Es necesaria la reproducibilidad en la producción de conocimiento? Discuta esta


pregunta haciendo referencia a dos áreas de conocimiento.

La reproducibilidad en la producción de conocimiento es la capacidad de un experimento,


investigación o análisis para repetirse con éxito con resultados altamente similares o incluso
iguales. Este concepto es importante en la producción de conocimiento puesto que permite
verificar la precisión y validez de los resultados de los estudios, es decir, la reproducibilidad
en la producción de conocimiento contribuye a la confiabilidad de los datos. Pero, ¿es
realmente necesario que los resultados de dos o más estudios sean completamente
idénticos para poder considerarlos como conocimiento? Esto dependerá de la objetividad
necesaria para la aceptación de una información como verdadera en un área de
conocimiento en concreto. En el caso de que el área de conocimiento conceda cierta
subjetividad al investigador, o que el estudio deba ser completamente subjetivo, no será
necesaria la objetividad en la producción de conocimiento, y por tanto, la reproducibilidad no
será requisito de certeza.

La reproducibilidad en la producción de conocimiento se considera importante para el


avance en la producción de conocimiento de las ciencias naturales. Sin embargo, no sucede
lo mismo en el área de la historia en la cual se permite un grado de subjetividad mayor. En
este ensayo analizaré y compararé la necesidad de esta característica en cada disciplina.

En la historia, el conocimiento se produce a través del análisis de la evidencia disponible.


Esto significa que los historiadores deben ser capaces de interpretar la información de
múltiples fuentes y sacar sus propias conclusiones sobre un evento o período determinado
en función de lo que analicen.

La reproducibilidad en el área de la historia puede no ser siempre posible debido a la


naturaleza de la evidencia histórica, ya que algunas fuentes pueden ya no existir o solo
proporcionar información limitada. Es por ello que, dos historiadores de épocas distintas
pueden no desarrollar la misma interpretación de los hechos. Esto sucede con los
acontecimientos acerca de la Guerra de Troya que recoge Diodoro Sículo en su obra
Bibliotheke, la cual estaba compuesta de 40 partes, pero que actualmente sólo 15 se
conservan. Es por eso que, un historiador (A) que tuviese la oportunidad de leer aquellas
obras de Sículo tendrá una perspectiva diferente sobre la Guerra de Troya y otras
cuestiones históricas, que un historiador (B) que no ha tenido ocasión de interpretar los
hechos recogidos por Sículo. En definitiva, la propia existencia de la evidencia histórica
provoca que en ocasiones la reproducibilidad de interpretaciones no sea posible.

Siguiendo con lo anterior, algunos podrían considerar que la interpretación realizada por A
tiene más valor intelectual que aquella realizada por B, debido a la accesibilidad a la obra de
Sículo que tuvo durante su investigación. Sin embargo, dado que la historia no es un área
que necesite de la reproducibilidad en la producción de conocimiento para la adquisición del
mismo, no tendría porque otorgarse mayor prestigio a la investigación de A que a la de B.
Es decir, la reproducción de la investigación histórica no es necesaria para su consideración
como verdadera.
Es más, aunque la evidencia histórica sea accesible, los eventos históricos son
interpretados de manera diferente y nunca pueden ser analizados objetivamente. Las
interpretaciones que los historiadores realizan de fuentes históricas para construir una visión
de los eventos pasados, está siempre condicionada por prejuicios personales. Además, los
historiadores pueden seleccionar o enfatizar ciertos aspectos sobre otros al interpretar un
evento particular que podría conducir a un relato subjetivo.

No obstante, a pesar de que la subjetividad es inherente en el estudio de la historia, es


importante que los historiadores permanezcan conscientes de su propia subjetividad para
que puedan asegurarse de que sus interpretaciones sean precisas y equilibradas. Es decir,
la objetividad en el estudio de la historia es un ideal por el que luchar, pero, como en el
ejemplo anterior, no siempre es alcanzable. (...)

Esto sucede con, por ejemplo, las diversas interpretaciones realizadas del colonialismo.
Mientras que, el historiador (D), originario de un país colonial, puede tener una idea
preconcebida (y generalmente positiva) acerca del colonialismo, otro historiador (E), nativo
de un país colonizado, puede presentar una perspectiva totalmente distinta (generalmente
con tendencia negativa). A pesar de que la visión de uno y otro es completamente diferente
por la experiencia personal, ambos deben tratar de interpretar objetivamente. Esto significa
evitar cualquier idea preconcebida sobre personas o situaciones y asegurarse de que las
conclusiones se basen en hechos en lugar de suposiciones. Sin embargo, no debemos
olvidar que, aunque la visión de D y E difieren, ambas investigaciones son válidas y por
tanto proporcionan conocimiento aceptable.

En definitiva, si bien la reproducibilidad puede ayudar a garantizar la precisión en la


investigación, su ausencia no significa necesariamente que el conocimiento histórico no sea
confiable o sea inválido. Es más, deberá ser igualmente aceptado.

Sin embargo, mientras en la historia la reproducibilidad no es del todo necesaria, en las


ciencias naturales es un criterio de certeza. Por lo que, el área de las ciencias naturales
exige la objetividad en el estudio del conocimiento, es decir, es imprescindible eliminar el
sesgo personal de la investigación científica. Lo que implica utilizar procedimientos
estandarizados. Se debe realizar un análisis cuidadoso de los datos para sacar
conclusiones sin ninguna influencia subjetiva.

Además, en la disciplina de las ciencias naturales, un ensayo debe ser reproducido y


aceptado por la comunidad científica para poder ser considerado como conocimiento (esto
se conoce como revisión por pares). Esto significa que un ensayo no es completamente
válido hasta que ha sido evaluado y revisado por expertos para garantizar su validez y
credibilidad. Los expertos que comprende la comunidad científica en un campo determinado
son los encargados de estudiar los datos presentados en el ensayo para confirmar o refutar
las conclusiones del autor e identificar posibles errores u omisiones.

En pocas palabras, en el área de las ciencias naturales, los resultados de un estudio no


pueden llamarse conocimiento auténtico si no son reproducibles. Es decir, el conocimiento
debe ser reproducible para garantizar que se pueda confiar en él. Observamos por tanto, la
diferencia existente entre ciencias naturales e historia, puesto que mientras que, como
hemos visto, la historia acepta la subjetividad, aunque trata de evitarla, las ciencias
naturales simplemente no la toleran y necesitan que un conocimiento sea totalmente
objetivo, esto es, que puede ser reproducido. Si una información o datos no se pueden
reproducir, entonces no se puede considerar conocimiento auténtico ya que no se puede
confirmar su exactitud y fiabilidad.

El problema de las ciencias naturales es que es imposible reproducir un experimento con


total exactitud. Esto se debe a que todos los experimentos están sujetos a numerosas
variables, como la ubicación geográfica, el material utilizado y las condiciones ambientales,
entre otros factores. Por lo tanto, es improbable que dos experimentos diferentes produzcan
resultados exactamente idénticos incluso si se realiza el mismo procedimiento. Por lo que
podríamos decir que, debido a que la reproducibilidad es inalcanzable, no podemos por
tanto denegar aquel conocimiento que haya sido reproducido, puesto que ningún
conocimiento puede ser reproducido con total identidad. No obstante, a pesar de esta
desventaja, las investigaciones científicas replicadas deben dar como resultado una
interpretación lo más idéntica posible.

Sin embargo, cuando hablamos de reproducibilidad en las ciencias naturales no sólo nos
referimos a la repetición de un estudio, sino también a la reiteración de las conclusiones
extraídas por dos científicos que examinan la misma teoría aunque con experimentos
completamente distintos. Este es el caso de Galileo Galilei y David Scott. El primero formuló
la teoría de que los objetos caen con la misma aceleración, y que la diferencia entre la caída
de un martillo y una pluma es la resistencia que ofrecen al aire. Para demostrar dicho
experimento mental, Galileo dejó caer dos esferas de la misma forma pero de distinta masa,
para demostrar que a pesar de la diferencia de masa las dos esferas caen al mismo tiempo,
y así sucedió. Años más tarde, el astronauta David Scott realizó una versión del
experimento en la Luna. Este dejó caer una pluma y un martillo, y debido a la falta de aire
que existe en la Luna, ambas cayeron al mismo tiempo, pudiendo así demostrar que la
teoría desarrollada por Galileo era cierta, puesto que, nadie había podido realizar el
experimento que Scott llevó a cabo. En definitiva, con este ejemplo se muestra que la
reproducibilidad en la producción de conocimiento en el área de las ciencias naturales,
prueba la certeza del mismo conocimiento.

Siguiendo con lo anterior, alguien podría argumentar que realmente el conocimiento fué
desarrollado por Galileo, y la reproducción del experimento por David Scott no era
necesaria, sino que fue una simple validación. No obstante, a pesar de que la prueba lunar
realizada por Scott no fuese indispensable, pues la teoría era cierta, esta permitió que la
teoría desarrollada por Galileo fuese completamente aceptada. Pues, Galileo nunca llegó a
demostrar que los objetos descienden distintamente debido al razonamiento que
experimentan con el aire durante la caída, cosa que fué demostrada por Scott. Y por tanto,
en el supuesto de que Scott, ni nadie después de él, hubiese realizado dicho experimento,
la teoría de Galileo no podría ser considerada como certeza.

En conclusión, la necesidad de la reproducibilidad en la producción de conocimiento difiere


dependiendo del área de conocimiento de la que se trate. La aceptación de subjetividad en
la interpretaciones históricas demuestran que la reproducibilidad no es necesaria en el área
de la historia. Mientras que, la objetividad buscada en el área de las ciencias naturales,
provoca intrínsecamente la necesidad de que la producción de conocimiento pueda ser
reproducido para su aceptación como verdad.

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