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LA SEGUNDA INTERNACIONAL Y LA GUERRA DE 1914-1918 1. EBL 4 pe acosto pe 1914 2. LA RESISTENCIA A LA PRACTICA DE LA UNION SAGRADA 3. LAS REVOLUCIONES Dz EvRoPA CENTRAL En el espacio de uma semana, entre el 25 de julio y el 4 de agosto de 1914, el mecanismo puesto en pie para im- pedir la guerra’se paré. El mundo constata con estupor la «quiebra> de un movimiento que no supo, en el momento decisivo,*ni preservar la paz ni afirmar la solidaridad de los trabajadores de todos los pafses en el seno de la comu- nidad socialista. En el espacio de unas horas fue barrida la ilusién por la cual habfan combatido tantas generaciones. Y este error no fue Ja flaqueza de un momento: el principio de la unién sagrada se impuso, durante toda la guerra, a las masas hipnotizadas por la idea de Ia victoria. Y cuando en 1917 se les presenté la ocasién de arbitrar en comtn las condiciones de una paz de compromiso, no elevaron ninguna protesta contra la prohibicién de la conferencia socialista de Estocolmo y se resignaron a proseguir hasta cl final el esfuerzo de guerra, Es verdad que hubo en el seno de los partidos socialistas una «izquierda» minoritario, que no sdlo rehusé asumir la responsabilidad de los masacres, sino que buscé los medios de negociar e incluso trat6é de transfor- maar Ja guerra extranjera en guerra civil. Pero esta oposiciér. no fue bastante pujante ni para acelerar Ja marcha de la pas ni para orgnizar, en los Estados centrales, en e) mo- mento de la derrota, una revolucién que asegurara cn Eu rea, como acababa de hacerlo el bolchevismo en Rusia, lu victoria del socialismo, La guerra terminé sin que la estruc- tura pol{tica y social de los Estados curopzus fuese pro fundamente modificada, 4106 1, Ex 4 pe acosto pe 1914 ada, casi a Ja misma Por su parte, el Partido rero Belga autorniz6 a si . Vandervelde, a entrar en el gabinete de guerra. Con ello se daba la prueba de que la Internacional renunciaba a la lu- cha contra la guerra. Veamos cémo se Megé a tal estado de cosas. " Hacia mediados de julio se reunié en Francia un Congre- so extraordinario del Partido Socialista a fin de estudiar el informe de Keir Hardie-Vaillant discutida con ocasién del Congreso de Basilea, Pues bien, contra los guesdistas, que continuaban combatiendo el principio de la huelga general, * el Congreso aprobé, por 1690 votos a favor y 1174 en con- tra, un texto extremadamente enérgica: «Entre todos los medios empleados para prevenir e impedir la guerra y para imponer a los gobiernos el recurso de arbitraje, el Congreso considera como particularmente eficaz la huelga general obrera, simult4nea e internacionalmente organizada, en los. paises interesados, as{ como la agitacién y Ja accién popu- Jar bajo las formas mds diversas.» En. el curso de Jos deba- tes, Jaurés, a quien se consideraba como un elemento mo- ‘derador, se pasé, con gran esc4ndalo’ de la prensa burgue- sa, a la extrema izquierda del Partido, Al adoptar esta posi- cién, el Partido Socialista se unfa a la C.G.T., que se habla pronunciado igualmente en sus congresos de Marsella (1908) y de Parfs (1912) por los métodos insurreccionales y prose guia una viva campafia en este sentido en sus periddicos cla Voix du peuple» y «La Bataille syndicalictes, Cuando la cri- sis se agudiz6, a resultas del envio del ultimatum de Austria a Servia, la C.G.T. organizé manifestaciones en las grandes ciudades francesas contra la guerra; el 27 de julio hubo en Paris choques entre las masas proletarias y la policfa, Pero, a medida que evolucionaba la crisis, Jaurés parecla que modificaba su actitud. Los artfculos de «L'Humanités, a partir del 26 de julio, silencian la idea de la huelga general jnsurreccional y preconizdn, por el.contrario, la sangre fria. Jaurés admite que el Gobierno desea sinceramente Ja paz; y se dirla que quiere lavarle de toda sospecha belicista. Es més, logra atraer a la C.G.T. a sus ‘puntos de vista; el 31 de julio, ,.Las oposiciones estratégicas no fueron menos vivas-en' abril de 1916, con ocasién de la Conferencia de Kienthal, en la que, a pesar del refuerzo del grupo minorita- tio, Lenin tampoco pudo hacer triunfer su punto de vista, y s¢ limitaron a condenar la complicidad de la Internacional con la polftica de la Unidn Sagrada. El -lamamiento de Zimmerwald no carecia de relacién con una rigidez de la oposicién socialista en los paises be- ligerantes. En Gran Bretafia, halla audiencia en el Inde- pendant Labour Party, que no por ello romper, con cl La- - bour,as{ como en ciertos elementos del British Socialist Party agrupados en‘torno a J. MacLean, salvo Hyndman, que prefirié constituir uma organizacién. disidente bajo cl nombre de «Partido Nacional Socialista». En Francia, con elementos sindicalistas y pacifistas se constituye el Comité para -la Reanudacién de las Relaciones ‘Internacionales (C.R-RI.), en tanto que los medios anarquistas se agrupan en el Comité de Defe: indi ) «Temps nouveaux». y Pl firmadas por Spartakus (Liebknecht), .a } por otra parte, en el seno de] grupo «minoritario» que, por no haber votado los créditos de guerra, es expulsado en marzo de’ 1916 de la delegaci6n socialista en el Reichstag y forma una «Comuni- dad de Trabajo Socialdemécrata> disidente: En Austria, no tarda en manifestarse una opinién divergente por Fritz Ad- ler, hijo de Victor, el cual, en octubre de 1916, asesind al presidente del Consejo, Stiirgkh: el discurso que pronuncid ‘ante cl tribunal que le condené a muerte contrivuyé a des: pertar de su letargo a la socialdemocracia austrfaca, Sin embargo, mientras que los mayoritarios siguen teniendo sé6- lidarente en las manos a los partidos socialistas, la opasi- cién: aparece como dispersa y heterogénea; en todo caso esta; hasta 1917, mucho mas préxima del pacifismo tradicio- nal que del ideal revolycionario de Lenin. a op 173 La crisis de 1917. ° La actitud de los medios socialistas por lo que hace a los problemas de la Internacional fue transformada por comple- to a causa de los acontecimientos sobrevenidos en Rusia en marzo de 1917. Las declaraciones del Soviet de Petrogrado, el 24 del mismo mes, no dejan la menor duda sobre Ja vo- luntad de paz del pueblo ruso: dichas declaraciones deman- dan en términos categéricos la apertura inmediata de nego- ciaciones y el abandono de todo programa de anexién. El . ministro de Asuntos Exteriores, Miliukov, que es partidario de la continuacién de las hostilidades, se ve arrastrado por la corriente del mes de mayo. Estos acontecimientos cons- tituyen una invitacién apremiante al Buré socialista inter- cional para reanudar las transacciones con vistas a la reunién de un congreso socialista, que agrupara al conjunto de las naciones beligerantes. El momento puede parecer tanto mas favorable por cuan- to los beligerantes manifiestan, en Ja primavera de 1917, una fatiga general y la moral parece por doquier considerable- mente afectada, Los mds graves acontecimientos se sithan en Alemania, en donde, a causa de la dramatica insuficien- cia del abastecimiento, se han desarrollado en abril de 1917 huelgas que toman en algunas ciudades, como en Leip- zig, un cardcter revolucionario debido a la intervencién es- partaquista, y que el Gobierno, tras algunas concesiones, re- prime por la fuerza. En esta época la constitucién de un Partido rival de la socialdemocracia mayoritaria, el Partido Socialdemécrata Independiente (U.S.P.D.), con Kautsky, Haa- se, Ledebour y Bernstein, que preconiza negociaciones direc- tas con la Rusia republicana, obliga al S.P.D. a mas circuns- pecciép. Tras haber dado su apoyo al principio de la guerra submarina a ultranza, se ve al Partido Socialdemécrata in- sistir, en el curso del aiio 1917, de una manera mds apre- miante, sobre la democratizaciéu necesaria del Reich y la introduccién del sufragio universal en Prusia —que e] empe- rador promete en su mensaje de Navidad de 1917 para el fin de las hostilidades—, asi como sobre la necesidad de una paz negociada; el emayoritarios Scheidemann se une al cen- trista Erzt-erger para reclamar, en el curso de la sesién del Reichstag del 19 de julio, una paz «de reconciliacién dura- dera entre los pueblos» y para condenar «las conquistas territoriales obtenidas por la fuerza». En Francia, el fraca- so de la ofensiva de Nivelle, en abril de 1917, lleva la crisis @ su punto culminante: ademds de que la moral del ejérci- to esta profundamente afectada, desde principios del ajio surgen huelgas favorecidas por el pleno empleo, que en mayo toman un cardcter inquictante: el Gobierno, antes que re- primirlas, prefiere hacer ciertas concesiones —salario mini- mo, arbitraje obligatorio—, y ahoga eficazmente su desenvol- vimiento. En Gran Bretaiia, es el movimiento de «dilucién», es decir, la sustitucién de los obreros cualificados por los obreros no cualificados el que crea a los poderes las mayo- res preocupaciones. El estado de espiritu general viene agravado por los rumores de negociaciones de paz que circu- lan por Europa desde fines del afio 1916. La,Conferencia de Estocolmo se debié a la iniciativa de ciertos socialistas neutrales holandeses (Troelstra) o escan- dinavos (Branting), quienes, tras constituir en acuerdo con el belga Huysmans un comité, cursaron invitaciones a los de- legados de los Estados que habfan formado parte de la Se gunda Internacional. El proyecto hallé uma audiencia parti- cular cerca de los socialistas rusos, y especialmente del Soviet de Petrogrado, los cuales enviaron a Estocolmo re- presentantes.a fin de entrevistarse con e] comité de los neu- trales, esperando que el Congreso permitirfa a Rusia, al socaire de una paz de compromiso negociada bajo su égida, salir de la guerra. Por contra, el proyecto de una conferen- cia socialista internacional tropezé ante todo con el recelo de los socialistas franceses y britdnicos, asi como con el de Plejanov, que veian en ella una trampa tendida por Alemania, una treta destinada a hacer aceptar por los so- cialistas europeos los objetivos de guerra de las potencias centrales, No obstante, los adversarios del proyecto no tar- daron en cambiar de opinién: la misién parlamentaria fran- cesa, con Moutet y Cachin, que habia ido a Rusia para en- trevistarse con los socialistas rusos, regresé con_la convic- cién de que si se querfa que Rusia prosiguiera en guerra, era necesario recurrir a la Conferencia de Estocolma: se podria en ella confundir a los socialistas alemanes hacién- “doles confesar sus objetivos de guerra. Igual punto de vis- ta sostenfan el brit4nico Henderson y el francés A. Thomas, quienes habfan sido enviados a Petrogrado en misién oficial. El 28 de mayo, el Congreso Nacional del Partido. Socialista Francés voté, pues, por unanimidad la participacién en el Congreso de Fstocolmo; unicamente algunos socialistas de derecha, el grupo de «Francia libre» dirigide por Morel, re- husé asociarse a esta manifestacién. No hay duda alguna de que, en los meses subsiguientes, Estocolmo se convirtié para muchos en el simbolo de la esperanza de paz que ani- mah7 a la sazén a un elevado mimero de socialistas y de . los Gobiernos no habj . Ale. pacifistas en todos los paises: listas ante e) problema de los conferencia debia constituir. | movimiento obrero al estableci Sin embargo, la Conferenci en cl’ momento en que se d: preparativos de la misma, | concedicron los pasaportes a al definir las posiciones socia- objetivos de guerra, la futura la: contribucién especifica del miento de Ja paz internacional. a de Estocolmo no tuvo lugar: aban Jos ultimos toques a los os Gobiernos de la Entente no } los delegados. En un manifiesto soe eeeeeueaibre, cl Comité de Estocolmo .mantuvo el Feptieaan fen Teunién internacional y se transformé en. rmanente. Pero, de hecho, ya no habi 5 " la espe- aoe ay ease juternacionsl tomar en las foaneg 1 Paz; toda tentativa di I A a le resolver el con- daxmiareiniee re que por Ia victoria completa sobre cl otro, estaba condenada Bae. c 5 al {ra- aso. Buena prueba de ello’ es que contra las decisiones de qué esta nueva de Pte By ot = au ‘ an hal eee los “deres ‘de verpanieir ia Cue mie ne a mee a tne a los socialistas de los i Wet cunoni oI input de ence hes it ro ja conferen cia, que rene wen bin prestrain, aa ei ac en el poder. En G de la no concesién nistros laboristas conti Guerra presidido por Lloyd George. La Revolucion rusa de Octubr los movimientos e bre y los m i En el desastre que constitu jali < ye para el sociali: cs oo. Conferencia de Estocolmo, hay "at imines fae ee igh la Revolucién que ha Ilevado. en Arete al Partido Bolchevique. Es incontestable guc cain © europeo se halla cn presencia de una nueva: ad revolucionaria. Pero para apreciar plenamente Ja’ Senator ow le que la Revolucién de Octubre fue seguida de cerca negociaciones.de paz separada entre Rusia y- Alema- marzo de 1918~por la signat de Ja,paz de Brest- “revolucién no de Octubre seré en oe siguientes, por estas consid Francia, sobre la que el” “final: las gentes se sienten poco Tispiusatag ‘ala simpatie, + que la revolucién fue acogida’al principio con entu- , Slasmo ‘como’ lo muestran las deliberaciones: del Congreso’ -” de ‘Sindicatos ‘en. Clermont-Ferrand : en En'la reyolucién’ se’ ve en general una victoria de la mino-" : la. supresién: de la Constitucién es ‘considerada como. una-‘tentativa de dictadura, Brest-Litoysk como una “«cobar- d{a»'o una «traiciéns, De este hecho'la’corriente de opinién hubiera debido fluic hi cia Ja derecha, y, si no sucedié asi, fue . porgue Ja dictadura de Clemenceau, represiva -y corruptora, ‘ suscité. un estado de exasperacién en Ja clase obrera: nume- / ‘ yosos militantes pacifistas o antimilitaristas, como Gullbeaux, | fucron a la saz6n procesados, Antisovietismo y anticlemen- “cismo contribuyen, pues, a mantener al socialismo francés “em:una posicién «centrista», igualmente ali jada de la ideo-* ‘ logia. de la Unién Sagrada y del derrotismo revolucionario i'de'Lenin, En general, a pesar- del’ “movimiento de -huelgas que -el'C.D.S. organiza en la primavera de‘ 1918 enJa cuenca “del. Loire,‘ los Mderes ‘sindicalistas, y entre “ells Merrheim; tratan de calmar los esp{ritus y fijar ‘al movimiento’ obrero objetives concretos y mesurados. En cl- scno. del Partido jalista,con ocasiém del Congreso de: 1918, y- como consecuencia de una Iai oritarios» han pasado a ser la mayoria con 1.528 manda- contra: 1.212;. Cachin sucede a Renaudel”en la direccién lel.Partido; pero el- socialismo francés se'sinia ¢ en uaa, osicién de defensa “y de repliegues* > ~ - hostilidad con respecto a’ Ja sevolucién bolchevique mas acentuada atin en el seno de las agrupaciones britd- 5. Indudablemente, la cafda del zarismo: tuyo,; en Gran Bretafia, como por doquier, una prufunda repercusién: en é _ Junio de 1917 se celebré en Leeds un congreso ‘al que’asis- tieron los elementos de izquierda del Independant Labour L'Humanité> y L, Frossard a Dubreuil ‘en el’ secretaria: ~ “Us 177 Party y y del British Socialist Party, as{ como representantes de ciertas Trade-unions, y que se pronuncié por la dicta- dura.del proletariado y la formacién de consejos de obre- % ros y soldados, provocande una viva emécién en Jas-clases dirigentes britdnicas, Los principales admiradores. del siste- Ma soviético se reclutaban entre los shop-stewards, delega- dos.de talleres, cuya influencia, particularmente sensible en Jos distritos industriales de la-Clyde, se habfa manifestado desde 1915 y que constituyeron en 1917 un Comité Nacio- nal de Trabajadores. No obstante, estos elementos consti- tufan una escasa minoria; y la opinion de izquierda no tardé en volverse contra cl régimen de los Soviets, que fue’ in- terpretado como una dictadura terrorista; cuando Kerenski S¢ presenté cn Londres en junio de 1918, fue recibido con entusiasmo por los Jaboristas, Unicamente algunos miembros del B.S.P., que gravitaban en torno al periddico «The Calls, se sOlidarizaron con los Soviets. . La influencia de la Revolucién de Octubre fue mds pro- funda cn Italia, cuyo Partido Socialista habfa adoptado, desde el] inicio de las hostilidades, una actitud neutral y Se mantenfa al margen de la exaltacién chovinista. Con ex- cepeién del grupo reformista de L, Bissolati, que ya habia sido excluido del Partido en 1912, y de los grupos anar- cosindicalistas dirigidos por Mussolini, las consignas pacifis« “Ras fueron obedecidas, «Ni colaborar ni sabotears, tal era la consigna del sccretario general del Partido, G. Lazzari, Bajo. el titulo La paz y el periodo de posguerra habla -apa, recido en marzo de 1917 un documento redactado por diri- genles socialistas y sindicalistas: que propugnaba, en el es- piritu de la «derecha» zimmerwaldiana, una paz sin anexio- nes ni, indemnizaciones, la convocatoria de una asamblea constituyente, e] derrocamiento de la monarquia, el sufragio universal y directo, cl nombramiente por la nacién de los funcionarios; dicho documento era la expresién de los an- helos de la clase obrera italiana, la cual consideraba‘‘la guerra, con sus indecibles sacrificios, como una empresa egoista de.la burguesfa y que no le concernfa en absoluto, Mientras. que después de Caporetto algunos reformistas, como F, Turati, heredero de la tradicién democrdtica del Risorgimento, sz unfan a la causa de la «Unién Sagradas, se desgajaba del Partido una mayorfa «maximalista>’ que, lena de entusiasmo por !:. revolucién ‘usa, encaraba ahora la po- sibilidad de una rev; tucién social y la toma del poder por el proletariado. Son los partidarios de G. Serrati quienes ganan la partida en el Congreso de Roma (setiembre de 178 1918), al rechazar toda transformacién en el marco de] Es- Bo t tado existente y al preconizar una republica socialista. Bn Alemania, después d tinicos movimientos revo de barcos de entre marino: ejército de tie smarinos de W! yoto del Reichstag euni la Conferencia de Estocolmo; on a -limitado, ed! considerable; -dos: «rel ss C se pronunciaron ‘numerosas;penas 46. oor en Ne sae, ea enero ‘de 1918, bajo el efecto de la Revolucién de Octubre’y de Ia nes que. lleva el Estado obreros un estado de esp -de confianza» (Obleute) preparan de obtener, ademas ba ‘de un movimiento una impo: nes, mejoras ‘ i Sela at . en age, ‘ Los ‘socialistas alemanes ‘frente aila_derrota.: tiva de las reacciones de s de hundimiento militar. 3. Las REVOLUCIONES pe Europa CENTRAL i los e las huelgas de abril de 1917, Jucionarios tuvieron lugar bordo guerra, en donde el espfritu de luch s y oficiales Mayor, se. des uy fritu revolucionatio: esta mAs desarrollado el reflujo: socialistas mayoritarios entran cn el accién, en realidad dicativa; y la represién no:tarda en ‘Estado Mayor: para el 4 de es de esta confusi del. movimiento. febrero, bajo pena fracasado dejan acontecimientos “masa de trabajadores dencids que agit para sabotear 0 do un houdo rencor, de. noviembre. Pero ¢s ana la s! Sin embargo, la propagacién “de Jas ideas bolcheviques va a depender en definit rios centrales, amenazado: los impe: a de clase que en el + en-relacién con miembros del U.S.P.D., los - anotatial “manifestaron su’ acuerdo: con: o : de compromiso:y con: la, see ee Stool de hecho, se trata- que. el mando dio eldes> fueron pasa Jentitud de las” negociacio- arrolla en los medios Jos «hombres una huelga genera de la snare materiales y la introdu io pn ja; consiguen, no sin pena, el apayo de lo Vere ema USED. El 28 de enero hay 400.000 huelguistas en Berlfn, un millén, por toda Alemania _e! Jos d{as siguientes. mel transcurso de i (0, Muy pronto se produce Ok eae comité de frenar la accién reivin- abatirse por orden del i i i tar. 6 | el lider independiente Dittmann, es arresta:..., farts» ¥bido, se ordena la vuelta ai“trabajo Bo ae Bee Rue de insumisién. La huelga ha propiciador «de los indudable que la no -na comprendido Jas diversas ten: ‘az6n a la“socialdemocracia. y que“ 6n de donde surgid por una parte el fracaso 1a fin de una paz-sin anexio- ccién ‘del sufragio uni- Jos que ejercen’ el prin fnflujo. Si bien entre ellos. y natshefte», las ideas’ nacionalistas desarrolladas por perso- nalidades como E. David, K, Haenisch progresaron y ciertos socialistas,-como Parvus Helphand, aportaron su ‘apoyo al Gobierno con el designio de introducir la revolucién en Rusia, los Ifderes’ responsables del Partido jamds.aportaron su apoyo oficial a una politica de anexién. Tenfan la preocttpa- cién por una parte de dar pruebas de su intenso patriotismo -y de.asir esta ocasién para integrarse, ellos, los fuera de la * Jey,“en la naciénjalemana, y por la otra, no dejar confundir sus objetivos de guerra con los de"los medios nacionales y pangermanistas. De ahi las vacilaciones y las contradicciones que es facil-observar-en- su. actitud.’zDebfan o,no debfan reconocer la signatura del Tratado de Brest-Litovsk, inndmi- sible para los socialistas por Jas anexiones que comportaba, y sin embargo tan provechosas desde el- punto de vista eco-_ némico y militar para Alemania? Scheidemann se pronuncié . por la abstencién, seguido tan sélo por 52 diputados, mien- tras que 4 votaban en favor; 13 se ausentaban de la sala de sesiones y el U.S.P.D. daba un voto hostil por unanimidad. Hasta el, fin de-las hostilidades el «Vorwarts» rehtiye exa- minar la posibilidad de} abandono de Alsacia y Lorena y contribuye a mantener en las masas alemanas el sentimien- to de invencibilidad de los ejércitos. Cuando a principios de octubre se constituye el gabinete Max de Bade, con la mi- sién de negociar el armisticio, los socialdemécratas, tras ha- ber formulado’ sus condiciones sobre lu democratizacién de Alemania, pusieron a uno de los suyos, Scheidemann, al ser- vicio de] nuevo Gobierno y aceptaron sostener hasta el fin’ el esfuerzo de guerra. En el curso del mes de octubre fue- ton cllos los que plantearon, primero con palabras encu- biertas y después abiertamente, la cuestién de Ja abdicacién de Guillermo II; pero con ello no pensaban en absoluto en derrocar la monarguia, sino antes bien en una regencia. Su Preocupacién esencial consistfa en evilar una revolucién social y deseaban el paso legal de un gobierno autoritario aun gobierno de cardcter «populars. Su moderacién se ex- plica, de un lado por la influencia que siguen ejerciendo so- bre ellos los sindicatos, los cuales temen’ que una revolucién acarree Ja pérdida de las ventajas obtenidas, del otro, por ¢l borror que sienten ante los acontecimientos de Rusia, ante «cl bolckevismo asidtico y barbaro», segtin expresién de Ebert, y que al parecer est4 dispuesto a devorarlo todo. Los soclaldemécratas se dahon nenfente = % -en particular en Ja redaccién: delrésgano «Sozialistische Mo- - 180 mas avanzados. Pero estos grupos eran desunidos y de es- : casa consistencia. El U.S.P.D, estaba dividido entre adver- - sarios (Kautsky) y admiradores’(Ledebour) de la revolucién soviética. En cuanto a los espartaquistas, la mayor parte * estan en prisién: en prisién, en efecto, Rosa Luxemburgo *vescribe su ensayo Sobre la revolucién rusa, en el que expre- sa su decepcién respecto de un régimen que:no ha sabido respetar las normas democréticas, Los grupos revoluciona- rios. de extrema izquierda, cuyos mds activos son los Obleute revolucionarios (entre ellos R. Miiller-yE. Daiiming), tratan de constituir, en octubre, consejos de obreros y soldados, a fin de instaurar en Alemania una « la formacién de pequefios Estados nacionales independientes: segin él, la transformacién de la monarquia.danubiana debfa hacerse en cl sentido de una «internacional democratica», abando- nando Ja institucién de los estados de Ja Corona y adoptando el principio de la autonomfa cultural. Sin embargo, al re- greso de su cautividad en Rusia, O, Bauer adopté una acti- iud enteramente distinta y criticé con vehemencia las ten- dencias legalistas de-la socialdemocracia. Los ataques contra Renner menudean en la revista «Der Kampf»; y en el Con- greso del Partido del mes de octubre de 1917 se constituye una «izquierda» que toma posicién en favor de Ja reunién de asambleas constituyentes en las que cada nacién asumiria sus propios destinos. Muchos socialdemécratas evolucionan, pues, hacia la idea de Ja disolucién del Estado austro-htin- aro, y esperaban de esta disolucién, para los alemanes de Austria, Ja posibilidad de unirse a la Gran Alemania. En cuanto a las masas, cuyos sentimiento de hostilidad res- pecto a la Rusia zarista databa de largo tiempo, su legalis- mo estaba fuertemente quebrantado: el anuncio de las con- diciones impuestas por los imperios centrales a los Sovicts en Brest-Litovsk habia provocado, en enero de 1918, una huelga de magnitud inesperada en Viena, que habfa-desbor- dado los marcos propios de una revolucién violenta; un mes deanués Ja revuelta de los marinos en Cattaro, que la opi- ‘ i 183 nién conocié por las revelaciones de un oficial de artillerfa Socialista, J. Braunthal, demostré por una accién ‘subversiva la dispersién de las fuerzas combatientes. i _No fue sin embargo el Partido Socialista quien tuvo la apictativa en 1918. Los estados sucesores se formaron en 4 as y our povieantire sobre una base nacional. Particu- armente en chemia, en donde los parlamentarios partida- Hips ee Mantenimiento de Ja Mmonarqufa austro-hiingara, scoueciceee no tardaron .€f verse superados por los Boor a ntos, las Preocupaciones nacionales eran dema- siado po erosas en los socialistas checos para que ni un uistante pudieran oponerse al movimiento en favor de Che- vere ovaquia, que arrastraba a la saz6n al conjunto de Ja na- clon; y entraron con la mayor naturalidad en el Gabinete presiaide por el joven checo K, Kramar. La idea nacional i more S, Son ejo : los socialdemécratas de ) vas a rehusar, con los otros parti- oe ee su integracién en el nuevo Estado, y ear con pee Edt a Go en la Republica Federal blemas nacionales hacfa asap Seana pun a pee omo mejor supieran ontribuido a crear, DOCUMENTOS 29. LA UNION SacRapa |. Discurso de Leon Jouha ux sob. rés el 4 de agosto de 1944; a aly Nosotros no hemos han desencatlenado, navios, con suefios d querido esta guerra. Los que la sesolas son Propésitos sangui- 4 © hegemonfa universal, recibira ie Castigo. No sélo el estertor de los meetieace Ce heer de los sufrimientos de los heridos subiran 4 ellos como reprobacién universal, sino el rel4m- pago de odio que se encenderdé en la mirada de las masbes de los huérfanos y de las viudas hard brotar e las entrafias d welt € Ios pueblos el grito de ue conde: } ; e revuelta tere ndena, precediendo la accién que realiza el cas- Constrefido: “ s a la lucha, nos levantamo Zar al invasor nara lente: los para recha- 184 vilizacién y de ideologia generosa que nos ha legado Ja Historia. No querernos que perezcan las libertades tan penosamente arrancadas a las fuerzas malignas. Nuestra voluntad fue siempre ampliar los derechos populares, ensanchar e] campo de las libertades. En acuerdo, pues, con esta voluntad-respondemos «pre- sentes a la orden de movilizacién. ‘Jamas haremos la guerra de conquista. 7 oe La clase obrera, con el corazén apesadumbrado, se alza ‘de horror ante el cobarde atentado Que conmocio- na al pafs. Esta clase obrera, que siempre se ha ins- pirado’ en’ las tradiciones revolucionarias, ‘no ha olvi- dado Jos soldados del Afio m que Hevaban la libertad al mundo, que no es cl odio de un ‘pucblo’el que debe armar su brazo, que no debe dirigir su ira contra la nacién victima de sus déspotas y de sus malos pas- WOres... No, camaradas, nuestro ideal de reconciliacién hu- mana y de busqueda de la felicidad social no perece- Detenido un momento en su marcha, prepara a pesar de todo, para mafiana, mejores condiciones de su desa- rrollo a través del mundo. Es la sombra de Jaurés la que nos lo atestigua. «L’Humanités, 5 de agosto de 1914, citado segin A, Kriece, y J.J, Becxer, 19/4, La guerre et le mouvement ouvrier frangais, Pa- ris, Colin, 1964; pags. 140-142. 2 El diputado socialdemécrata Hugo Haase lee ante el Reichstag, el 4 de agosto, la siguiente declaracion del Partido; Nos hallamos ante la hora del destino. Las conse- , cuencias de una polftica imperialista, que ha provocado © un‘largo periodo de rearme mundial y agravado los conflictos de los pueblos entre s{, acaban de abatirse como una riada sobre Europa. La responsabilidad de ello recae sobre los’ que,han dirigido esta politica; por nuestra parte, la rechazamos totalmente, La socialde- moceacia ha combatido con todas sus fuerzas el desa- rrollo catastréfico de tal pol{tica, y se ha opuesto a ella por medio de poderosas manifestaciones celebradas simultdneamente en todos los paises, particularmente en Inc da eetrecha relartan can nnecstras hermanne fran- f : a Hs tr 5 } ’ ort oe ar] ne ¥ eq ant 185 En el presente nos hallarnos ante cl hecho brutal de la guerra, Nos sentimos angustiados por el ‘horror de la invasi6n con que nos amenazan nuestros enemigos. Hoy no tenemos que decidirnos por o contra la guerra, sino sobre la cuestidn de los medios demandados para ase- gurar Ja defensa del pais... Para nuestro pueblo y su futuro de libertad, la victoria del despotismo de Rusis, ya maculada de la sangre del mejor de sus hijos, seria un acontecimiento de una gravedad incalculable. Por lo tanto, hacemos ahora Jo que siempre hemos pro tido hacer: a Ja hora del peligro no abandonaremur u muestra patria. Al actuar asi, nos sentimos ul uolsonc con la Internacional que nunca ha dejado de reson cer el derecho de cada pueblo a la Independencia -y a ja defensa de su territorio, al igial que nosotros com demamos toda guerra de conquista, Nosotros exigimos que, una vez, asentada la seguridad de Alemania y nuss- tros enemigos estén dispuestos a hacer la paz, se enta- blen inmediatamente negociaciones y se concluya una paz que facilite la amistad con Jos pueblos que no. rodean, Segtin J. Kuczynsxi, Der Ausbruch des ersten Weltkrieges und die deutsche Sozialdemokra- tie, Berlin, Akademie Verlag, 1957; paginas 197-198, 30. ACTITUDES DE LA SOCIALDEMOCRACIA ALEMANA RESPECTO A LOS OBJETIVOS DE GUERRA A! Posicién oficial de la socialdemocracia En una peticién de los comités directivos y d po parlamentario, la sociatdeniocrucia da a ci junio de 1915, guista: El Partido Socialdeméerata he entrado en tucha ei 4 de agosto de 1914 con Ja rotalidad del pucblo ale man para defender su existencia e independencia na clonales. Se ha situado al lado de su pais en esta lucha contra un mundo de chemigos, y permanecera en su puesto hasta que hayamos afirmaco nuestra seguridad y nuestros enetnigos estén dispucstos a la paz, cer su hostilidad a toda politica’ de co rdar lo que hemos ssti mo un deber el recordar = atin ia sean del Reichstag al eee ue a ; = s una. paz que facilite la ami: ae 2 Sree “pecinoe.> Es en pres Oe Sm ot Oe \ e nos inspiraba ¢l 2S} 3 “ Sa género constituira también para nose i bjetivo emigos, y no con Q' Be Ll ‘conire te ba despertado el espiritu de sacrificio 4! mundo entero admira. inexionis- gn Si GRUMBACH, LiAllemagne an Searls, Payot, 1917; pag. 370. B. Posicién anexionista El periddico socialdemderata Frankfurter Volksstim- i bril de 1916: 7 ae ee i cosas debe convenir también que an La en necesidad de garantias que aseg! nuestro libre desarrollo futuro. tives de guerra ae de corregirlos, pero no e Se yeies mis ine pry oan Ebert, ha destacado cot are oe aos nos oponemos ae a 00 Ee de violencia respecto 2 otras Fes is sano ass pane Pa ia alzado contra ici aitimo, pero él n a Oe ae need colonizacién alemant en e — todo e] mundo, sc! ‘i ag fuecics y mas poderosas que hombres Y partidos. Ahora bien, cl socialismo jamais hom! se ha caracterizado por oponerse @ vas. Nuestro @ ellas. Segun S. GrumBacH, op. cil., pag. 88. jas evoluciones nuc- eber es estudiarlas y tratar de influir en 187 31. La OvOsICIUN DE LOS SOCIALISTAS A LA UNION SAGRADA 1, En Francia La Federaoidn socialista de Haute-Vienne da a co- nocer en mayo de 19/5 su oposicién a una grerra «has- ja el finals: . ~Se quiere rehusar todo crédito a cuantos desearian aprovechar Ja posible -ocasién de poner fin a las hosti- lidades mediante una «paz honorable» y proclamar que un tratado con Alemania sdlo se podra encarar cl dia en que cl pueblo aleman haga -un 4 de setiembre, de- , rroque a su emperador y funde una reptblica? ¢Se en- tiende subordinar la paz al aplastamiento del milita- rismo alemdn que, como todos los militarismos, no podra desaparecer mas que por fa accién de las clases obreras operada en el maréo nacional? ¢Se propone por otra parte no terminar Ia guerra mds que cuando sea posible imponer a los imperios del centro de Eu- ropa Ja liberacién de las, nacionalidades que ellos opri- men, siendo as{ que los paises aliados mantienen otras en tutela...? ¢Estamos, pues, dispuestos a una paz humillante, a una paz a cualquier precio? No, nosotros no queremos ir «hasta el final», ni mucho menos en esta direccién. Lo que deseamos, Jo formulamos en estos términos: Que el Partido Socialista no asuma, por la pluma de algunos de sus periodistas que escriben en su nombre, un papel tan belicoso y fanfarrén que raye en cl chovi- nismo. Que no desaliente o no desautorice ninguna de las tentativas que pudieran provenir de las secciones socia- listas de otros pafses encaminadas a buscar los medios de poner fin a esta espantosa carnicerfa en la que co- tre a raudales la sangre de pueblos inocentes y victimas. Que preste atencién a toda propuesta de paz viniere de dunde viniere, en el bien entendido que la integri- dad de Bélgica y Francia no figurarén en Jas bases de discusién. ‘ Seguin A. Rosmer, Le mouvenient ouvrier pen- dant Ia guerre. Dé l'Union sacrée & Zimmer- wald, Parfs, Librairie du tra-ail, 1936; pagina 295. 188 2, En Alemania A. Declaracién de Karl Liebknecht en el Reichstag, ef _2 de diciembre de 1914: Yo recuso los créditos de guerra demandados, pro- “ testando contra la guerra, sus responsables y sus diri- gentes; contra la polftica capitalista que la ha susci- tado, contra los objetivos que ella. persigue, contra los planes de anexidn, contra la violacién de la neutrali- dad belga y luxemburguesa, contra la dictadura mill- tar, contra el olvido del deber. social y ‘politico, del que el Gobierno y las clases dirigentes siguen siendo - hoy culpables.., - : B. Los socialistas «minoritarios»,. Bernstein, Haase y Kautsky, redactan un manifiesto, en junio de 1915, Sobre slas exigencias de la horas: Se proclama comuinmente programas que dan a la guerra actual-el caracter de una guerra de conquista... * Frente a todas estas manifestaciones la socidldemo- cracia ‘se ve obligada a preguntarse si Jos principios y los deberes que le incumben por el hecho de que ella es la guardiana de los intereses materiales y morales de la clase obrera alemana, Je permiten permanecer por mas tiempo, en esta cuestién de la continuacién de la guerra, al lado de aquéllos cuyas intenciones se hallan en flagrante contradiccién con Jas frases contenidas en Ja declaraci6n hecha por nuestra fraccién, en el Reichs- tag, el 4 dé agosto de 1914, segin la cual, de acuerdo con Ja Internacional, condenaba la guerra de conquista. Esta frase se convertirfa en una-mentira si la social- democracia alemana, frente a las declaraciones que vienen de las esferas reinantes, se limitara a - id mote

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