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Papel del azucar en la formación del capitalismo

Buitrago Sánchez Carlos David

Castiblanco Beltrán Daniel Esteban

Chaparro Bastidas David Camilo

Munevar Garzón Francy Caterin

Romero Ortiz Juan Nicolas

Facultad de Humanidades

Universidad Pedagógica Nacional

Fundamentos de Economía

Vega Renan

Marzo 7 de 2023
El azúcar que consumimos a diario en casi cada comida, en algún momento de la historia

fue una sustancia poco conocida y de origen misterioso. El desarrollo de la industria azucarera a

través de la historia lleva un proceso más complejo de lo que pensaríamos, en nuestro imaginario

al asociar la dulzura no podríamos creer que históricamente su producción e industrialización se

ve manchada por procesos violentos que pueden ser descritos perfectamente desde el punto de

vista de Karl Marx de la llamada acumulación originaria de capital y de cómo esta misma es un

ejemplo perfecto sobre el desarrollo del capitalismo presentado por teóricos como Maurice

Dobb. Analizaremos cómo el desarrollo histórico del consumo y producción de

sustancias/mercancías como el azúcar permitieron la consolidación del sistema capitalista en el

Reino Unido.

Para desarrollar esta perspectiva se utilizarán conceptos como el de Significación por

intensificación y extensificación y el de “triángulo de comercio”, desarrollados por Sidney Mintz

en su libro Dulzura y Poder. Partiendo de estos conceptos se sentará la base para poder relacionar

el desarrollo de la producción y consumo del azúcar con la consolidación del capitalismo como

sistema.

Ahora bien, para la organización del presente ensayo se tomarán en cuenta las siguientes

temáticas: Inicialmente, se mostrará la forma en la cual se generó la demanda del azúcar como

producto de consumo para de esta forma entender cómo se gestaron formas específicas de

producción relacionadas con esta mercancía/sustancia, mostrando así el proceso histórico de la

producción del azúcar. Finalmente se denotará la relación de esta producción con el proceso de

desarrollo del sistema capitalista, visto desde el desarrollo de la agroindustria del azúcar y del

esclavismo como puntos centrales de la acumulación de capital.


El desarrollo de un sistema consta de la articulación de diversos organismos y una

organización que controle el desempeño de estos dentro del mismo. Por esta razón se hace

necesario considerar la manera en la cual el sistema capitalista se desarrolló, solo que esta vez

con base en su relación con el azúcar.

Con relación a esto se hace necesario el desarrollo de un análisis que, como era de

esperarse, denota similitudes entre las características de desarrollo, tanto del capitalismo como de

la expansión del mercado de azúcar en Inglaterra, entre ellas que ambos recurrieron a la

generación de demanda y apropiación de métodos (en muchos casos inhumanos, como

seguramente lo percibimos muchos en la actualidad) para suplir tal demanda. El esclavismo, la

baja de precios y adecuación de políticas en pro de la comercialización de tan conocido alimento

son causas/consecuencias del deseo de expansión del mercado del azúcar presentes también en el

capitalismo.

El paso del azúcar de alimento lujoso consumido por clases altas a alimento "base" en la

dieta del proletariado se encuentra fundamentado en la generación de significados, que en este

caso se deben entender como la forma en la cual, como seres humanos pertenecientes a una

sociedad, nos apropiamos de diversidad de elementos (en este caso un alimento como el azúcar)

por medio de la vinculación de sentimientos y acciones al mismo. Los “significados” y lo que

ello representa se explica mediante dos tipos: interiores, adquiridos por medio de procesos como

los de intensificación: réplica de lo practicado por otros de estatus social más alto (por ejemplo,

el pastel de bodas y demás alimentos asociados a ocasiones especiales), o extensificación: en

cuanto a los significados que se asignan por las clases trabajadoras, muchas veces por procesos

distintos a la imitación, debido a los contextos diferentes entre clases. Y exteriores, ligados a

cambios estructurales para permitir un mayor consumo de azúcar.


Ahora bien, tomando en cuenta el origen y la influencia de los significados que, en en el

caso de los ingleses (a manera de ejemplo) le atribuyeron al azúcar. Aunque el auge que tuvo su

consumo después de 1650, todavía hasta 1750 (aproximadamente) el consumo de azúcar seguía

siendo exclusivo de las clases altas. Al popularizarse el té endulzado y la melaza después de este

último año, declinó la importancia simbólica del azúcar. Para las clases privilegiadas, los

alimentos dulces habían ido creciendo en importancia junto a una dieta cárnica; pero el uso del

azúcar correspondía a los usos o “funciones” que se le habían asignado antes de su

popularización. Para las clases bajas, el azúcar se convirtió en una verdadera necesidad, sobre

todo después de 1850, año en que cae el precio del producto. Aproximadamente a partir de 1750,

el azúcar empezó a usarse como alimento, como una fuente sustancial de calorías ante la

inaccesibilidad a una dieta cárnica; esa nueva importancia dietética socavó la importancia

simbólica del azúcar, lo cual solamente afectaba a la clase rica que ni se inmutó, pues el azúcar

adquirió también una nueva importancia económica que les redituaba a los poderosos

sustanciosas ganancias.

Es de esta forma que a lo largo de la historia, el azúcar y las diversas estrategias y normas

con las cuales se buscaba regular su producción, distribución (exportación, importación o

asociación a un mercado nacional) se han visto motivadas en gran parte por sentimientos internos

y externos, que, en este caso responden al poder “adictivo” del azúcar sobre todo en clases

trabajadoras y el arrollador deseo de expansión de los mercantilistas. Estrategias como la

reducción arancelaria desencadenante de altas bajas en los precios, puesto que, como ley general

en la historia del consumo azucarero, a menor precio, mayor consumo, se pueden recalcar en

gran medida durante este proceso.


Ahora bien, analizando la transformación del consumo del azúcar y su incidencia directa

en la formación de nuevos patrones y/o caracteres de consumo, centrándonos en el plano de la

producción, es posible afirmar en un inicio que, para la consolidación de una industria azucarera

eminentemente europea fueron necesarios diferentes procesos históricos caracterizados por la

constante transformación y expansión de diferentes sistemas de producción en los que diferentes

actores partícipes de la incipiente industria aparecen y desaparecen tras el brillo blanco de la

riqueza que históricamente ha generado el azúcar. Puede considerarse que es desde este punto

desde donde es posible entender cómo el desarrollo histórico de la producción de esta mercancía,

sobre todo centrado en los diferentes "traslados de producción" que sufrió, pueden relacionarse

con la creación de unas pautas y unas características de consumo (tal como son presentadas más

arriba en este texto). Esto, en últimas, permite afirmar que las características generadas a partir

de la demanda de consumo de azúcar generaron y transformaron diversas formas de producción

azucarera que se fueron desarrollando históricamente en zonas específicas del planeta.

De esta forma, enfocándonos en algunos antecedentes históricos, es necesario resaltar

que, para hablar sobre los inicios de la producción de azúcar hay que dar cuenta: Inicialmente, en

los registros que existen y se han estudiado a profundidad, que la caña de azúcar fue adoptada y

plantada en Nueva Guinea hacia el 8000 a.C. Pero no fue sino hasta muchos años más tarde,

donde se encuentran antecedentes del azúcar como componente de recetas (400 a 350 a.C) o en

relatos los cuales ubican al azúcar proveniente de la India (327 d.C).

Para entender su historia, tenemos que tener en cuenta lo siguiente "Lo que llamamos

"azúcar" es el producto final de un proceso antiguo, complejo y difícil" (Mintz, 1996, p.46), este

proceso consiste en la plantación de la caña, su cosecha en la etapa de madurez (que define la

mejor calidad posible), la extracción de su jugo (el cual tendrá que ser extraído rápidamente para
que no se arruine), y, por último, su refinación o purificación (ya que, entre más blanco, más

fino, según los europeos). El más antiguo registro sobre la fabricación del azúcar se remonta al

500 d.C. en el Buddhaghosa, donde se considera al azúcar como un "lujo hindú". La fabricación

del azúcar fue adoptada en India y en el Golfo Pérsico, culturas las cuales influyen de gran

manera, pues, posteriormente "La expansión de los árabes hacia Occidente marcaría un hito en la

experiencia europea del azúcar" (Mintz, 1996, p. 54). Esto debido a que, en la expansión de la

cultura árabe por el Mediterráneo, entre los años 600 y fines de los 900, producida por sus

grandes conquistas a lo largo de las costas del Mediterráneo, llevó los cultivos de caña a África

del norte, Sicilia, Chipre, Malta, en gran parte del Magreb y en España. Desde la llegada de los

cultivos al Mediterráneo, el azúcar fue considerado por los europeos como un producto

innovador, pero también un producto con dificultades de producción, más que todo por falta de

mano de obra, la cual, se cree que no, pero por parte de los árabes, era utilizado el esclavismo

como medio de producción.

Con la llegada de la época de las cruzadas (entre los siglos X y XIII), los cruzados fueron

retomando terrenos y con esto, se hicieron al poder de los cultivos en estas zonas, marcando así

una expansión y una toma del dominio del cultivo de caña de azúcar por parte de España y

Portugal. Estos países, no contentos con la toma de territorios, se centraron en la expansión de

sus cultivos; por un lado, los cristianos españoles, ejercieron poder sobre los árabes,

presionándolos para aumentar la producción por el Mediterráneo; por parte de Portugal, se

encargaron de llevar a cabo experimentos en el extremo occidental de la cuenca. A pesar de que

en India se continuó con la producción de azúcar, esta fue perdiendo poder frente a la europea, la

cual desarrolló un proceso de expansión y formación de centros especializados o “bases”, las

cuales, posteriormente, fueron aplicadas en el Nuevo Mundo, siendo un paso inicial de este
proceso la expansión a las islas atlánticas. Este fue un prototipo que se formó a partir de la

adopción de esclavos africanos como medio de producción, hecho que modificó por completo el

sistema de plantación, recolección, extracción y refinación del azúcar, y otros de sus productos

derivados.

Gracias a la disminución de relevancia del Mediterráneo en la producción de azúcar

debido principalmente al desarrollo incipiente de la industria en las Islas atlánticas, es necesario

inicialmente resaltar que el movimiento de ésta industria a estas zonas específicas ocurrió cuando

estaba dándose un aumento de la demanda en Europa. Esto desde ojos europeos se abría como la

posibilidad de desarrollo de un mercado amplio y lucrativo en el que el azúcar era el eje central.

Por ello, es necesario mencionar el papel de España y Portugal desde el siglo XV con la

consolidación de nuevas formas de explotación azucarera en estas Islas atlánticas, sobre todo por

las condiciones en que se estaba desarrollando el trabajo y la producción misma del azúcar. Sin

embargo es necesario aclarar que pese a que los inicios de esa industria se dieron en el nuevo

mundo a manos de los portugueses y los españoles, en menos de un siglo, fueron los franceses y

los británicos quienes se convirtieron en los grandes productores y exportadores de azúcar del

mundo occidental. Para el siglo XVII los ingleses tomaron conciencia por el deseo del azúcar y

la capacidad intrínseca que este deseo tenía de desarrollar un mercado potencial, por ello,

centrándonos en el papel que tuvo Inglaterra en el desarrollo de la producción azucarera mundial,

es posible afirmar que fue este país el que invirtió más esfuerzos en el desarrollo de la Industria

de la azúcar misma.

En el proceso de extensión del imperio británico “de su interior hacia el exterior” es

posible ver cómo la conquista de colonias, especialmente la de las Antillas mayores, permitió la

consolidación de una forma de producir azúcar denominada modelo de plantación. Este modelo,
sumado a las características de esta potencia mundial para el siglo XVIII (desarrollo del

mercantilismo y una economía proteccionista) permitieron la consolidación de lo que se

denomina el Triángulo del comercio. Dicho concepto, enclaustrado en una visión general basada

en el modelo de sistema mundo, permite entender el flujo económico que se daba en esa época y

sobre todo, permite establecer las características y las relaciones que se tejían entre los diferentes

sectores del mismo sistema.

Dentro de las particularidades mismas del triángulo de comercio, para el caso de Gran

Bretaña, es posible afirmar que este sistema económico permitió desarrollar acumulación de

capital y es en ese punto donde es posible mencionar dos aspectos que relacionan este tipo de

producción y el incipiente desarrollo de las plantaciones y de la industria azucarera con la

consolidación del sistema capitalista en sí. Aquí es determinante tener en cuenta que la

producción y la industria azucarera era un punto crucial de ese sistema triangular que se fue

desarrollando. Una de las características transversales de este modelo era, por un lado, el empleo

de trabajo esclavo, lo cual en sí mismo se consolidó como una industria la cual, tal como lo

menciona Marx (2007): Muchas ciudades inglesas, tal como Liverpool, se hicieron grandes sobre

la base del comercio de esclavos. Este constituyó su método de acumulación originaria (p.254).

Por otro lado, rescatando lo escrito por Mintz (1996).

Tomando en cuenta que a inicios del siglo XVII algunas personas que estaban en el poder

en Inglaterra se convencieron de que ciertas mercancías como el azúcar eran tan importantes para

su bienestar que lucharon ferozmente por el derecho a invertir capital para desarrollar las

plantaciones y todo lo que las acompaña. Si bien esas personas no fueron capitalistas ni los

esclavos proletarios, si bien prevalecía el mercantilismo más que una economía libre y el

porcentaje de acumulación de utilidad era lento y la composición orgánica de la capital estática,


si bien todo esto es cierto también sigue siendo cierto que estas curiosas empresas

agroindustriales nutrieron en Europa a ciertas clases capitalistas a medida que se volvieron más

capitalistas (pp. 95-96)

Lo anterior puede afirmarse puesto que, aunque las características y en sí mismo la

industria azucarera desarrollada en el nuevo mundo y las Antillas parte de una forma temprana

de organización Industrial vista desde una perspectiva colonial, por el modelo que se fue

desarrollando y sobre todo por las características comerciales que se entablaron en el siglo

XVIII, específicamente las relacionadas al flujo que se fue dando en el sistema de producción

azucarera (Que engloba América, Europa y África, posteriormente al mundo), terminaron

beneficiando y permitiendo que una clase específica dentro de Inglaterra se enriqueciera a costa

de la producción, venta y consumo del azúcar. Esto en últimas permitió la acumulación de

capital por parte de ciertas clases en la sociedad británica el cual, muy seguramente fue inyectado

posteriormente al sistema capitalista naciente.

Haciendo una reflexión en todo lo expuesto anteriormente podemos decir que el azúcar

(sacarosa) es una de las industrias favoritas del capitalismo, cuando fue reconocido su potencial

de negocio logramos identificar cada una de las facetas del desarrollo de un nuevo modo de vida.

La introducción del azúcar a la vida cotidiana se ve manchada históricamente por procesos de

violencia, despojo, esclavismo, procesos mercantiles proteccionistas y en general la modificación

de todos los aspectos económicos, políticos, sociales, etc, de una sociedad. La dulzura percibida

por los humanos puede incluso modificar o alterar la forma en la que percibimos el mundo, al ser

tan receptivos de las sensaciones de gratificación, a través de un proceso que toma bastante

tiempo, incluso fue modificada la dieta que llevaban las personas en el mundo, el azúcar se
convierte casi en una religión que transformó y convirtió en una necesidad el consumo del

mismo durante cada comida, podemos ver como un producto de origen desconocido y difícil

acceso ahora es un elemento esencial casi para cada preparación de comida en la cotidianidad.

Esta sacralización del azúcar puede verse, por ejemplo, en determinar cómo, a partir del

uso del índice de uso de azúcar en la industria, se puede llegar a dictar el avance de una sociedad,

lo cual se puede ver ejemplificado de la siguiente forma: "la adquisición de azúcar granulado en

envases de menos de 25 kilos declinó de 52.1 libras anuales en 1909 1913 a 24.7 en 1971,

mientras que el uso industrial (productos alimenticios y bebidas) se elevó en el mismo periodo de

19.3 a 70.2 libras" (Mintz, 1996, pp. 249) Así, cuando el azúcar tiene un uso doméstico superior

al de la industria entonces esta sociedad será menos avanzada y en viceversa, ya que tras el

análisis de consumo podemos concluir que los ritmos de vida de una sociedad más avanzada

obliga a las personas a consumir comida fuera de sus hogares e incluso siendo más exhaustivos

podríamos ver qué depende la edad de la población analizada la forma en que cambiará la

cantidad ingerida en cada uno de los rangos estudiados. Con lo anterior vemos un claro ejemplo

de cómo nuestras necesidades incluso fueron transformadas convirtiendo a los endulzantes en un

elemento de primera necesidad, y, que además de esto existe en casi todos los procesos

industriales, e incluso yendo más atrás podemos ver como por ejemplo Gran Bretaña con

prácticas (a menudo ilícitas) se apropió de sectores del caribe e instaló allí su producción de

cultivos de caña apartando a los nativos de la propiedad de los mismos, instalando también una

industria que alejó aún más a los sectores menos privilegiados de la sociedad de la propiedad de

los medios de producción de los endulzantes, al parecer una de las principales características que

acompañan al desarrollo capitalista es la forma doble moralista en la que hacen negocios,


acumulando capital sin importar la forma de hacerlo, después de todo son hombres de principios,

pero, también son hombres de negocios.

Referencias
Marx, K. (2006). El Capital, Libro I, Tomo III. Madrid: Akal.

Mintz, S. (1996). Dulzura y Poder: El papel del azúcar en la historia moderna. Ciudad de

Mexico : Siglo XXI.

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