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CENTRO EDUCATIVO SALESIANOS TALCA

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TALCA - REGIÓN DEL MAULE - CHILE

SOLEMNIDAD DE SAN JUAN BOSCO


31 de enero de 2020
Parroquia Santa Ana.

Antes de la celebración Eucarística.


1. Motivación
La imagen de Don Bosco se encuentra al costado del altar.

Guía 1: Buenas tardes hermanos y hermanas, en este día en que


celebramos al padre y maestro de la juventud queremos hacer un
momento de encuentro.

Guía 2: Los niños y jóvenes son los principales destinatarios de la acción


educativa y pastoral de Don Bosco, es por eso, en esta tarde ellos
les dedicaran unas palabras.

Niño: Gracias Don Bosco por darnos una casa en donde poder crecer,
un patio para jugar, una Iglesia para rezar y una escuela donde
aprender
Canto a don Bosco breve mientras el niño deposita la palabra “gracias”.

Joven: Gracias Don Bosco por preocuparte por nosotros, ya que aun
después de tu partida, nos dejaste a salesianos y laicos para que
nos cuidaran y continuaran tu misión.
Canto a don Bosco breve mientras el joven deposita las palabras “por ser nuestro”

Joven: Gracias Don Bosco por se nuestro padre, ya que reconocemos en


ti el rostro de Dios y sus signos de amor.
Canto a don Bosco breve mientras el joven deposita la palabra “Padre”

Joven: Gracias Don Bosco por se nuestro maestro, porque a través de


profesores, catequistas, asistentes de la educación, animadores y
asesores de grupos pastorales nos enseñas y acompañas en
nuestro proceso de crecimiento.
Canto a don Bosco breve mientras el joven deposita la palabra “Maestro”

“Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mt. 6, 10)


Buenos cristianos y honestos ciudadanos
Niño: Gracias Don Bosco por ser nuestro amigo, y regalarnos personas
que nos hacen sentir la fraternidad y la alegría de vivir.
Canto a don Bosco breve mientras el joven deposita las palabras “ Y Amigo”

Ritos Iniciales
1. Monición

Guía 1: “Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mt. 6, 10)


es el texto bíblico elegido por el Rector Mayor, P. Ángel
Fernández, para el aguinaldo de este año y que junto con a la
profundización del binomio “Buenos cristianos y honestos
ciudadanos” nos orientaran en el trabajo educativo y pastoral.
Ingresa el pendón del aguinaldo del año 2020.

Guía 2: En la presentación del aguinaldo el sucesor de don Bosco ha


insistido que, como Familia Salesiana, debemos estar atentos a
los grandes desafíos humanos de nuestro mundo y especialmente
hacer presente en la vida cotidiana la Doctrina Social de la
Iglesia, especialmente, las opciones por los más desfavorecidos;
el cuidado de la creación y la decidida defensa de los derechos
humanos.
Con esta motivación, iniciamos nuestra Eucaristía, cantando.

Canto:

2. Saludo del presidente:

P. Pedro:

En el nombre del Padre, y del Hijo,


y del Espíritu Santo.

Guía 2: Amén.

P. Pedro:

El Dios de la esperanza,
que por la acción del Espíritu Santo
“Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mt. 6, 10)
Buenos cristianos y honestos ciudadanos
nos colma con su alegría y con su paz,
permanezca siempre con todos ustedes.
Guía 1: Y con tu espíritu.

3. Acto penitencial

P. Pedro:

El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la


palabra y de la eucaristía, nos llama ahora a la
conversión, reconozcamos, pues que somos pecadores
e invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.

Canto:

P. Pedro:

Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.

Guía: Amén.

4. Gloria

Guía 2: Con el canto del gloria expresamos nuestra alabanza a Dios Uno
y Trino. Y hoy esta alabanza se llena de vida al celebrar al padre
y maestro de la juventud.
Canto:

5. Oración colecta

P. Pedro:

Señor, Dios nuestro en tu providencia nos has dado


“Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mt. 6, 10)
Buenos cristianos y honestos ciudadanos
a san Juan Bosco padre y maestro de los jóvenes, que,
bajo la guía de la Virgen María, trabajó con entrega
infatigable por el bien de la Iglesia; suscita también en
nosotros la misma caridad apostólica, que nos impulse
a buscar la salvación de los hermanos para servirte a
ti, único y sumo bien. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
hijo, que contigo vive y reina, en la unidad del
Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

Guía: Amén.
Liturgia de la Palabra

6. Primera Lectura

Guía 1: San Pablo nos anuncia la alegría que nos trae la vida en Cristo y
como el cristiano está llamado a expresarla.

Lectora (HMA):

Lectura de la carta de san Pablo a los Filipenses (4, 4 – 9):

Hermanos:
Estén siempre alegres en el Señor, se los repito, estén alegres. Que su mesura
la conozca todo el mundo. El Señor está cerca.
Nada les preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica con
acción de gracias, sus peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz de Dios,
que sobrepasa todo juicio, custodiará sus corazones y sus pensamientos en
Cristo Jesús. Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo,
puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, ténganlo en cuenta. Y
el Dios de la paz estará con ustedes.

Palabra de Dios.

7. Salmo responsorial (18)

Guía 2: Respondamos a la Palabra del Señor, cantando el salmo (…)

Canto:

“Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mt. 6, 10)


Buenos cristianos y honestos ciudadanos
8. Evangelio

Guía 1: El Evangelio es la Palabra que nos muestra la voluntad de Dios y


nos orienta en nuestro actuar. Nos ponemos de pie para aclamar el
santo evangelio.

Canto: ALELUYA

+ Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (6, 1 - 10):


Cuando ustedes recen, no imiten a los que dan espectáculo; les gusta orar de
pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que la gente los vea.
Yo se lo digo: ellos han recibido ya su premio. Pero tú, cuando reces, entra en
tu pieza, cierra la puerta y ora a tu Padre que está allí, a solas contigo. Y tu
Padre, que ve en lo secreto, te premiará. Cuando pidan a Dios, no imiten a los
paganos con sus letanías interminables: ellos creen que un bombardeo de
palabras hará que se los oiga. No hagan como ellos, pues antes de que ustedes
pidan, su Padre ya sabe lo que necesitan. Ustedes, pues, recen así: Padre
nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino,
hágase tu voluntad así en la tierra como en el Cielo. Danos hoy el pan de cada
día; y perdona nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros
deudores; y no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno.
Porque si ustedes perdonan a los hombres sus ofensas, también el Padre
celestial les perdonará a ustedes. Pero si ustedes no perdonan a los demás,
tampoco el Padre les perdonará a ustedes."
Palabra del Señor

9. Homilía

10. Credo

11. Oración universal

P. Pedro:

Al celebrar la solemnidad de San Juan Bosco,


servidor fiel de la Iglesia y educador de los
jóvenes, dirijamos con fe nuestras súplicas a Dios,
rico en misericordia y bondad.
“Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mt. 6, 10)
Buenos cristianos y honestos ciudadanos
Guía 2: A cada intención respondemos cantando.

Canto: SEÑOR ESCUCHÁNOS, TE PRESENTAMOS NUESTRA


ORACIÓN, DIOS DE LA VIDA, DIOS DEL AMOR.

Lector 1: Por la Iglesia, especialmente por el papa Francisco y nuestro


administrador apostólico Galo Fernández, para que a ejemplo de
Jesús guíen a su pueblo por la senda de la justicia y la verdad.
Oremos.

Lector 2: Por nuestra patria y nuestros gobernantes, para que en estos


tiempos de convulsión social busquen caminos de diálogo y
reconciliación. Oremos.

Lector 3: Por la familia salesiana, para que atentos a los signos de los
tiempos podamos trabajar juntos en la formación de buenos
cristianos y honestos ciudadanos. Oremos.

Lector 4: Por los niños y jóvenes, para que puedan crecer como hijos de
don Bosco reconociendo a Dios como Padre y siendo servidores
de los más pobres. Oremos.

Lector 5: Por los padres y educadores, para que ayuden a las familias y a la
sociedad a desarrollar el sentido de corresponsabilidad en la
formación y educación de los niños, adolescentes y jóvenes.

P. Pedro:

Señor, y padre nuestro,


danos una fe rica en obras y una caridad sin
fronteras,
para que en las situaciones de cada día podamos ser,
como San Juan Bosco, signos y portadores de tu amor
de los jóvenes.
Por nuestro Señor Jesucristo nuestro Señor.

Guía: Amén.

“Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mt. 6, 10)


Buenos cristianos y honestos ciudadanos
Liturgia eucarística

11. Presentación de los dones

Guía 1: Podemos tomar asiento (…) En estos tiempos de movimiento


social, estamos invitados a tener espacios de encuentro, es por
ello que presentamos en el altar del Señor las palabras diálogo y
comprensión.

Jóvenes presentan las dos palabras.

Guía 2: Presentamos el pan y el vino que serán convertidos, en el cuerpo


y la sangre de Cristo por la fuerza del Espíritu Santo,
acompañamos este momento cantando.

Una familia presenta el pan y el vino.


canto:
El ministro prepara el altar y los acólitos le ayudan.
Cuidar que también esté el libro.

El sacerdote, de pie junto al altar, toma la patena con el pan y, teniéndola con ambas manos
un poco elevada sobre el altar, dice en voz baja:

Bendito seas, Señor, Dios del Universo,


por este pan,
fruto de la tierra y del trabajo del hombre,
que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos;
él será para nosotros pan de vida.

Después, deja sobre el corporal la patena con el pan.


Si no se hace el canto para el ofertorio, el sacerdote puede decir estas palabras en voz alta;
al final, el pueblo puede aclamar:
Bendito seas por siempre, Señor.

El diácono, o el sacerdote, echa vino y un poco de agua en el cáliz, diciendo en secreto:


Por el misterio de esta agua y este vino,
haz que compartamos la divinidad
de quien se ha dignado participar de nuestra humanidad.

Después, el sacerdote toma el cáliz y, teniéndolo con ambas manos un poco elevado sobre
el altar, dice en voz baja:

Bendito seas, Señor, Dios del universo,


por este vino
fruto de la vid y del trabajo del hombre,
“Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mt. 6, 10)
Buenos cristianos y honestos ciudadanos
que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos;
él será para nosotros bebida de salvación.

Después deja sobre el corporal el cáliz.


Si no se hace el canto para el ofertorio, el sacerdote puede decir estas palabras en voz alta;
al final, el pueblo puede aclamar:
Bendito seas por siempre, Señor.

Luego, el sacerdote, inclinado profundamente, dice en secreto:


Acepta, Señor, nuestro corazón contrito
y nuestro espíritu humilde;
que éste sea hoy nuestro sacrificio
y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro.

Y, si es oportuno, inciensa las ofrendas, la cruz y el altar. Después el diácono, u otro


ministro, inciensa al sacerdote y al pueblo.

Luego el sacerdote, de pie a un lado del altar, se lava las manos, diciendo en secreto:
Lava del todo mi delito, Señor,
y limpia mi pecado.
Se acercan los acólitos con lo necesario para el lavado de manos. El presidente se lava las
manos.

12. Oración sobre las ofrendas


Después, de pie en el centro del altar, de cara al pueblo, extendiendo y juntando las manos,
dice:

P. Pedro:

Oremos hermanos, para que este sacrificio mío y de


ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.

Guía: El Señor reciba de tus manos este sacrificio para alabanza y gloria
de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
Luego el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración sobre las ofrendas.
P. Pedro:

A cepta, Padre Santo,


el sacrificio que te ofrecemos con fe sincera,
y haz que te amemos sobre todas las cosas,
“Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mt. 6, 10)
Buenos cristianos y honestos ciudadanos
a fin de que nuestra vida
sea un himno en tu honor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Guía: Amén

13. Prefacio
Introduce el prefacio como es habitual. Los concelebrantes se ubican en torno al altar.

V. El Señor esté con ustedes


R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.


R. Es justo y necesario.

En verdad es justo darte gracias,


y deber nuestro glorificarte
Dios grande y misericordioso,
por Cristo, tu Hijo y Salvador nuestro.
Porque tú, Padre de amor eterno,
suscitaste en la Iglesia a san Juan Bosco
como amigo, hermano y padre de los jóvenes,
para conducirlos por el camino de la salvación.
Él, con mirada profética hacia los tiempos nuevos,
los preparó para afrontar la vida
con honesta sabiduría y una fe rica en obras.
Y, movido por tu Espíritu,
dio origen a una gran familia
para continuar por toda la tierra
su misión de maestro y de padre.
Por eso, nosotros,
“Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mt. 6, 10)
Buenos cristianos y honestos ciudadanos
congregados en asamblea de fiesta,
te cantamos un himno de adoración y alabanza,
y unidos a los ángeles y a los santos
proclamamos sin cesar el himno de tu gloria:
Canto: SANTO

14. Plegaria eucarística III


El sacerdote, con las manos extendidas, dice:

CP Santo eres en verdad, Padre,


y con razón te alaban todas tus criaturas,
ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro,
con la fuerza del Espíritu Santo,
das vida y santificas todo,
y congregas a tu pueblo sin cesar,
para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha
desde donde sale el sol hasta el ocaso.
Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:
CC Por eso, Padre, te suplicamos
que santifiques por el mismo Espíritu
estos dones que hemos separado para ti,
Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo:
de manera que se conviertan
en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo,
Hijo tuyo y Señor nuestro,
Junta las manos.
que nos mandó celebrar estos misterios.
En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor han de pronunciarse claramente y con
precisión, como lo requiere la naturaleza de las mismas palabras.
Porque él mismo,
la noche en que iba a ser entregado,
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó pan,
“Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mt. 6, 10)
Buenos cristianos y honestos ciudadanos
y dando gracias te bendijo,
lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.

TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL,


PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora, haciendo
genuflexión.

Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó el cáliz,
dando gracias te bendijo,
y lo pasó a sus discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.
TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL,
PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA
POR USTEDES Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
HAGAN ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora, haciendo
genuflexión.

Éste es el sacramento de nuestra fe


Guía: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ¡Ven Señor
Jesús!

Así, Padre, al celebrar ahora


el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo,

“Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mt. 6, 10)


Buenos cristianos y honestos ciudadanos
de su admirable resurrección y ascensión al cielo,
mientras esperamos su venida gloriosa,
te ofrecemos, en esta acción de gracias,
el sacrificio vivo y santo.

Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia,


y reconoce en ella la Víctima
por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad,
para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu
Hijo y llenos de su Espíritu Santo,
formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.

C1

Que él nos transforme en ofrenda permanente,


para que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos:
con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo San José
los apóstoles y los mártires,
San Juan Bosco, Santa María Mazarello
y todos los santos,
por cuya intercesión
confiamos obtener siempre tu ayuda.
C2

Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación


traiga la paz y la salvación al mundo entero.
Confirma en la fe y en la caridad
a tu Iglesia, peregrina en la tierra:
a tu servidor, el Papa Francisco,
a nuestro administrador apostólico Galo Fernández,
al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos, y a todo
el
pueblo redimido por ti.
“Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mt. 6, 10)
Buenos cristianos y honestos ciudadanos
Atiende los deseos y súplicas de esta familia
que has congregado en tu presencia.
Reúne en torno a ti, Padre misericordioso,
a todos tus hijos dispersos por el mundo.
A nuestros hermanos difuntos
y a cuantos murieron en tu amistad
recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos
de la plenitud eterna de tu gloria,
Junta las manos
por Cristo, Señor nuestro,
por quien concedes al mundo todos los bienes.
Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz y, elevándolos, dice:

Por Cristo, con él y en él,


a ti Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria,
por los siglos de los siglos.
Guía: Amén.

Rito de la Comunión

15. Padre nuestro


Una vez depositados el cáliz y la patena sobre el altar, el sacerdote, con las manos juntas,
dice:

P. Pedro:

Motivados por la invitación del Rector Mayor a


buscar la voluntad de Dios en todo momento, oremos

“Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mt. 6, 10)


Buenos cristianos y honestos ciudadanos
al Padre con la oración que nos hace hijos y hermanos
en Cristo.
Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:

P. Pedro:

Padre nuestro, que estás en el cielo,


santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Solo el sacerdote, con las manos extendidas, prosigue diciendo:

P. Pedro:

Líbranos de todos los males, Señor,


y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.
Junta las manos.

Guía: Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.

16. Rito de la paz

P. Pedro:
“Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mt. 6, 10)
Buenos cristianos y honestos ciudadanos
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles:
«La paz les dejo, mi paz les doy»,
no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia
y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.
Junta las manos.

Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.


Guía: Amén
El sacerdote, vuelto hacia al pueblo, extendiendo y juntando las manos, añade:

P. Pedro:
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
Guía: Y con tu espíritu
Luego, el diácono, o el sacerdote, añade:

P. Pedro:
Démonos fraternalmente un saludo de paz.
17. Fracción del pan
Después toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena y pone una partícula dentro del
cáliz, diciendo en secreto:

El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo,


unidos en este cáliz,
sean para nosotros alimento de vida eterna.
 
Mientras tanto se canta:
canto: CORDERO DE DIOS
A continuación, el sacerdote, con las manos juntas, dice en secreto:

Señor Jesucristo, Hijo del Dios vivo,


que por voluntad del Padre,

“Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mt. 6, 10)


Buenos cristianos y honestos ciudadanos
cooperando el Espíritu Santo,
diste con tu muerte la vida al mundo,
líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre,
de todas mis culpas y de todo mal.
Concédeme cumplir siempre tus mandamientos
y jamás permita que me separe de ti.

P. Pedro:

Este es el Cordero de Dios,


que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.
Y, juntamente con el pueblo, añade:
Guía: Señor, no soy digno
de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya
bastará sanarme.

El sacerdote, vuelto hacia el altar, dice en secreto:


El Cuerpo de Cristo me proteja para la Vida eterna.
 
Y comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo.
 
Después toma cáliz, y dice en secreto:
La Sangre de Cristo me guarde para la Vida eterna.
 
Y bebe reverentemente la Sangre de Cristo.

18. Comunión
Cuando el sacerdote ha comulgado el Cuerpo de Cristo, comienza el canto de comunión.
 
Guía 2: Al acercarnos a recibir a Jesús en la Eucaristía ofrezcamos
nuestra comunión por los niños y jóvenes más necesitados.
Cantemos:

cantos:
El guía invita a cantar otros cantos, dependiendo de la distribución de la comunión.
Conviene dejar un momento de oración personal, en silencio, antes de la oración después de
la comunión.

“Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mt. 6, 10)


Buenos cristianos y honestos ciudadanos
19. Oración después de la comunión
Luego, de pie en el altar o en la sede, el sacerdote, vuelto hacia el pueblo, con las manos
juntas, dice:

P. Pedro: Oremos.

Padre, nos has alimentado


con este sacramento de salvación;
haz que imitemos la actividad incansable de san Juan
Bosco
para conducir a los jóvenes hacia el amor de Cristo,
tu Hijo,
fuente inagotable de vida nueva.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Guía: Amén

Guía 1: Como comunidad queremos renovar nuestra fidelidad al carisma


que el Espíritu Santo dispenso en Don Bosco y relanzarnos a la
misión que Él nos regalo.

Guía 2: Para unirnos en oración y recuerdo de esta celebración,


recibiremos unas estampitas, que el Padre Pedro bendice, y que
serán entregadas a cada uno de nosotros.
Ingresan algunas personas trayendo las estampitas.

P. Pedro:

Padre Dios bendice estas estampitas + con las cuales


elevaremos nuestra oración a ti, ayúdanos a ser
testigos de tu amor y constructores de una sociedad
más justa, fraterna y solidaria. Te lo pedimos por
Cristo nuestro Señor.

Guía 1: Amén.
“Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mt. 6, 10)
Buenos cristianos y honestos ciudadanos
Se entregan las estampitas y luego se reza la oración.
P. Pedro:
Señor Jesús,
sabes cuánto nos cuesta poner por obra tu Evangelio;
ayúdanos a contemplarte a ti en Don Bosco,
a ver tu amor en sus gestos,
a discernir tu camino en sus acciones,
a aprender tu misericordia en su cariño.
Danos luz para interiorizar el estilo
con el que Don Bosco fue tu discípulo,
modela nuestro corazón como el tuyo de Buen Pastor,
y danos la fuerza para convertir en vida y en obras
tus palabras.
Amén

Rito de conclusión

15. Bendición

Guía 2: Al concluir nuestra celebración nos disponemos a recibir la


bendición de Dios.

P. Pedro:
El Señor esté con ustedes

Guía 2: Y con tu espíritu.

P. Pedro:
La bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo, y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.

Guía 1: Amén

P. Pedro:
Pueden ir en paz.

“Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mt. 6, 10)


Buenos cristianos y honestos ciudadanos
Guía 2: Demos gracias a Dios.
Nos despedimos cantando con alegría.

Canto:

“Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mt. 6, 10)


Buenos cristianos y honestos ciudadanos

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