Hitler… Hitler… Hitler

Un hombre sin duda alguna con una forma de pensar bastante polémica. Gran parte de su forma
de actuar nace de una postura clave, que además podemos ver reflejada notoriamente en su libro
“mi lucha”.

“Los pecados contra la sangre y la raza constituyen el pecado original y el ocaso de una humanidad
vencida”

Si nos situamos en una Alemania post primera guerra mundial, nos encontraremos con un brote
de sífilis azotaba a la población, de lo cual en el libro se culpa a la prostitución. A partir de esto
dicha actividad se convirtió en un irrefutable crimen contra la sangre y la raza. Delito inaceptable
para Hitler, por lo que, en 1933, poco después de llegar al poder, el régimen nazi implementó la
Ley para la Prevención de Enfermedades Venéreas (Gesetz zur Bekämpfung der
Geschlechtskrankheiten). Esta ley permitió a las autoridades nazis tomar medidas para controlar y
prevenir la propagación de enfermedades de transmisión sexual, incluyendo la regulación de la
prostitución.

Bajo esta ley, se establecieron registros obligatorios para las prostitutas y se impusieron exámenes
médicos regulares. Además, se crearon casas cerradas, conocidas como "Bordellführerschein", que
requerían una licencia especial para operar. Estas medidas tenían como objetivo tanto controlar la
prostitución como proteger a los soldados alemanes de enfermedades venéreas durante la
Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, a medida que avanzaba la guerra, la situación cambió. En cuanto el régimen se volvía
más totalitario y se enfocaba en la movilización total de recursos y personas para la guerra, la
prostitución se vio con una mirada cada vez más negativa, por lo que se adoptaron medidas más
represivas, y la prostitución fue considerada como algo que socavaba la moral y el espíritu de
lucha de los soldados alemanes. Conllevando así que se ordenara un cierre total de los burdeles;
sin embargo, hay registros que datan de la existencia de un burdel conocido como “El salón Kitty”,
El lugar era conocido por atraer a clientes adinerados y prominentes, incluyendo altos funcionarios
del partido nazi, diplomáticos y hombres de negocios que simpatizaban con el régimen.

Si bien no se tiene una lista exhaustiva de los nazis que visitaban el Salón Kitty, se sabe por algunos
testimonios, que personas cercanas a Hitler, como altos funcionarios del partido y oficiales
militares, podrían haber sido clientes del burdel. El propósito de estos nazis al visitar el lugar
además buscar compañía sexual, se ha sugerido que el Salón Kitty fue utilizado como una forma de
recolección de información y espionaje.

Existe cierta evidencia de que Adolf Hitler tenía conocimiento de la existencia del Salón Kitty y de
su uso como un lugar de espionaje. Según testimonios de algunas fuentes, Hitler fue informado
sobre las actividades de recolección de información llevadas a cabo en el burdel.

Pero un momento, ¿acaso Hitler no estaba en desacuerdo con la prostitución? ¿Acaso no es esto
un crimen contra la sangre que además socavaba la moral y el espíritu de lucha de los soldados
alemanes? ¿No es esto un acto de hipocresía el permitir la degradación de la raza alemana a
cambio de información?
Bueno como conclusión de esto podemos observar que si bien es cierto si se tomo medidas frente
a la prostitución, existieron actos bajo la mesa que provocaron que dichas acciones sean de cierta
forma anulado, y por tanto el discurso basado en la conservación e sobreposición de la raza, sean
invalidados, ya mientras se deshonra la poderosa raza alemana, se gana la guerra.

Así que Hitler, no seas hipócrita.

Bibliografía

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Publishing.