dispuesto para adorar y gozarnos en la presencia de nuestro Señor como dice 2 Corintios 9:7 7 Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. 1 Crónicas 16:29
Dad a Jehová la honra debida a su nombre;
Traed ofrenda, y venid delante de él; Postraos delante de Jehová en la hermosura de la santidad. 2 Corintios 9:10 Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, Amados hermanos en este día Acoquémonos confiadamente al trono de la gracia y pongamos nuestros diezmos y ofrendas en el alfolí con motivos puros, en actitud de obediencia y adoración por lo que el Señor en su infinita misericordia nos ha dado con amor y nos seguirá proveyendo a lo largo de nuestra vida y nuestras generaciones. Dios conoce nuestro corazón y sabe cuando damos lo mejor a él, Dios se agrada de la ofrenda que se da con alegría y sin quejas. La ofrenda se debe dar con un corazón absolutamente dispuesto, pero también se debe dar con justicia, según lo que podamos dar: Cada uno dé como propuso en su corazón, debemos pedirle sabiduría y preparar con anterioridad nuestra ofrenda…… La Biblia dice que Dios desea que ofrendemos con alegría y generosidad siguiendo su propio ejemplo. Dios da a todos «generosamente sin menospreciar a nadie» como dice Santiago 1:5. Por lo tanto, nosotros debemos dar nuestras ofrendas a Dios como muestra de gratitud ante todo lo que él nos da. También debemos dar a los demás siguiendo el ejemplo de Dios. La ofrenda y el diezmo es un acto de reconocimiento, obediencia y humildad ante Dios de que todo lo que tenemos le pertenece a él, cuando ofrendamos, lo hacemos con la confianza de que él es fiel y continuará proveyendo para cubrir todas nuestras necesidades. Más que la ofrenda en sí, a Dios le interesa la actitud con la que ofrendamos. Él desea que ofrendemos en obediencia a él, conforme a lo que él ha dicho y que lo hagamos de forma voluntaria, Dios deja claro que a él no le agradan las ofrendas que son dadas por tradición o costumbre y que no van acompañadas por un corazón obediente y misericordioso lleno del deseo de glorificarlo a él. Oremos