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SITUACIÓN ECONÓMICA

Desde el arribo de Evo Morales a la presidencia de Bolivia el 2006, el crecimiento


de la economía tuvo una tendencia constante con un ritmo promedio hasta el
2018 de 4,86% (Gráfico 1). Como se venía mencionando en los anteriores
informes sobre la coyuntura económica boliviana, la economía boliviana decreció
en dos puntos en el tiempo: el 2008 con una recuperación alcanzando el
porcentaje más alto el 2013 y luego con una caída, en promedio, interanual del
0,52%.

Gráfico 1.
Producto Interno Bruto Anual para Bolivia 2005-2018
En Porcentaje

Fuente: Instituto Nacional de Estadística.

El principal desafío de la economía boliviana sigue centrándose en concentrar los


esfuerzos para disminuir la dependencia de generación de ingresos basados
exclusivamente en petróleo, gas y sus derivados. La economía boliviana depende
en su mayoría de la producción de bienes primarios y con muy poca complejidad
y conocimiento con un grado de expertise elevado;
elementos que son primordiales para empezar a disminuir la dependencia y
converger a otro tipo de productos que generen mayor conocimiento y empleo.
Como alternativa en el corto plazo podría ser la exportación de energía eléctrica,
considerando que se esperaban excedentes que alcanzarían la demanda interna
en un 43% para el 2019 (en particular con la reciente inauguración de la nueva
central hidroeléctrica San Jose II en el departamento de Cochabamba). Si se
suma a lo anterior la volatilidad de los precios internacionales del petróleo y
commodities (sin mencionar los descensos en precios del estaño, zinc, plomo y
antimonio entre junio y agosto), el riesgo de acrecentar la desaceleración
económica se hace más evidente. Por ejemplo, los últimos trimestres del 2018
muestran impactos fuertes sobre la participación del petróleo crudo y gas natural
en el PIB.
La desaceleración se hace aún más evidente para los dos últimos trimestres del
2019, para los cuales el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) alcanzó a
3,44% y 3,13% respectivamente. Las caídas más significativas fueron en las
participaciones del petróleo y gas natural; por ejemplo, las entregas de gas a
Argentina y Brasil (más allá de del contrato firmado con el estado brasilero de
Mato Grosso para la venta de 2,2 millones de metros cúbicos de gas en junio)
cayeron el primer semestre del 2019 comparadas con el año anterior. La
participación de la agricultura, silvicultura, caza y pesca tuvieron se mantuvieron
constantes entre trimestres y con las mayores participaciones en el PIB (Tabla 1).
Asimismo, al tercer trimestre del 2019 los precios del gas natural disminuyeron en
7% y en 8% dell precio del barril de petróleo respecto al 2018 a nivel global según
estimaciones del Banco Mundial (Commodity Markets Outlook Report). De igual
manera, los precios referidos
a la agricultura tuvieron un declive en 2% respecto al 2018 y se espera que se
estabilicen a comienzos del 2020. En todo caso, el contexto externo, en cuanto a
las participaciones más importantes del PIB boliviano, no es alentador.
A principios de junio se ratificó el acuerdo entre Bolivia y Brasil para la exportación
de Gas Licuado de Petróleo, inicialmente con despachos de normal butano
(hidrocarburo).
Una deuda pendiente hacia adelante es la revisión y reformulación de una nueva
ley de hidrocarburos. La actual ley data del 2005 y es necesario contextualizarla
basada en elementos como nuevas exploraciones e inversiones, valoraciones y
evaluaciones de los actuales campos de producción de gas y petróleo, y mejoras
en las condiciones (legales, económicas y ambientales). Adicional a lo anterior, se
necesita valorar el marco legal vigente dada la erogación del decreto supremo
3722, mediante el cual se transfieren los fondos del Fondo de Promoción a la
Inversión en Exploración y Explotación Hidrocarburífera a una cuenta que es
custodiada por el Banco Central de Bolivia; dejando sin recursos para actividades
de exploración y explotación de hidrocarburos y sus derivados.
Tabla 1
Variación acumulada del PIB por trimestre según actividad económica, 2019.
En Porcentaje
Fuente: Instituto Nacional de Estadística.
SECTOR EXTERIOR
Los constantes déficits comerciales tuvieron su mayor brecha (diferencia entre
exportaciones e importaciones) entre octubre 2018 a febrero 2019, alcanzando,
en promedio, 230 millones de dólares americanos (Gráfico 2).

Gráfico 2. Saldo Comercial


En millones de dólares a septiembre 2019

Fuente: Instituto Nacional De Estadística


Según el Instituto Boliviano de Comercio Exterior, las exportaciones tuvieron una
variación negativa porcentual acumulada entre enero y septiembre de 2018 y
2019 de 4% (representando una diferencia de 295 millones de dólares
americanos). Para las importaciones la variación acumulada fue positiva
alcanzando el 3% (210 millones de dólares americanos). Los países donde se
exportó en valores superiores a los 400 millones de dólares americanos fueron
Argentina y Brasil; mientras que se importó mayor valor de China y Brasil
superando los 1.400 millones de dólares americanos, tanto para 2018 como 2019.
Los productos tradicionales tuvieron una participación del 79%; con un gran
impacto en la reducción de las exportaciones de hidrocarburos entre 2018 y 2019
del 27% y 16% en el caso de minerales. En el caso de los productos no
tradicionales los impactos más significativos tuvieron los rubros de confecciones
textiles y cueros (28% y 23% de reducciones entre años respectivamente). Por
otro lado, en los productos no tradicionales de girasol y sus derivados y azúcar,
ambos tuvieron incrementos anuales en promedio de 68%. En general entre 2018
y 2019 hubo una reducción de las exportaciones total del 21% en volumen y del
5% en valor.
En cuanto a las importaciones, como usualmente es el caso, los suministros
especiales no especificados en otras partidas y los bienes de capital (ej. turbinas
de vapor, hornos industriales o de laboratorio) fueron los rubros con mayores
participaciones (29% y 22% respectivamente. Las importaciones entre 2018 y
2019 con mayor valor fueron los combustibles y lubricantes alcanzando el 55%,
presumiblemente por la importación de insumos de mayor calidad para la
producción del combustible introducido a principios de año (Súper Etanol 92).
SECTOR PÚBLICO Y POLÍTICA FISCAL
El nivel más alto de las RIN fue alcanzado el año 2014 con 15 millones de dólares
americanos. Más allá de que la actual administración de Morales realizó esfuerzos
remarcables para incrementar progresivamente el nivel de las Reservas
Internacionales Netas (RIN) desde el 2006, sin considerar el goce de un entorno
económico favorable, el nivel actual de las RIN representa un poco más de la
mitad del 2014 (52,8%).

Gráfico 3. Evolución de las RIN en Bolivia. 2005 – agosto 2019

Fuente: Elaboración propia con información del Banco Central de Bolivia

Según las metas cuantitativas del Programa Fiscal Financiero para el 2018 se
preveía una caída de 919 millones de dólares americanos (siendo la más alta en
ese año) en el segundo trimestre pudiendo llegar a una mejora a finales de ese
año. Para el 2019, se estimaba que las caídas alcanzarán a 1.215 millones de
dólares americanos hasta finales de año. A finales de agosto del 2019, las RIN se
situaron en los 8 millones de dólares americanos según el Banco Central.
Pese a que la deuda pública se mantuvo relativamente constante desde el 2007
con un porcentaje promedio al 2019 del 19% del PIB (Gráfico 4), el constante
déficit comercial, disminución de las RIN y déficit fiscal (Tabla 2), demuestran la
fragilidad sobre la capacidad de generar ingresos y caer en la tentación de
financiar la deuda con las RIN.
Una de las fuentes de ingresos posibles son los impuestos que en Bolivia son
considerados uno de los más altos en la región (según estimaciones del Banco
Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo del 26% y 34% del PIB). Sin
embargo, la recaudación derivada de impuestos está reduciendo en los últimos
años: de 50.000 millones de bolivianos (7 millones de dólares americanos) en
2015 a 49.200 millones de bolivianos en 2018; con la previsión de recaudar para
2019 cerca de 49.118 millones de bolivianos.

Gráfico 4. Razón Deuda Pública / PIB, 2005-2019

Fuente: Elaboración propia con información del Ministerio de Economía y


Finanzas Públicas
Tabla 2.
Operaciones consolidadas del Sector Público No Financiero 2019
(En millones de bolivianos)

Fuente: Dirección General del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas


El déficit constante (excepto para enero y abril del 2019) del sector público no
financiero entre 2018 y 2019 acumulado a agosto aumentó de 854 a 952 millones
de bolivianos (de 122 a 137 millones de dólares americanos). La dependencia de
los ingresos por concepto de tributos representa casi el 50% de los ingresos
corrientes y los ingresos por hidrocarburos el 33%. En el primer caso (tributos) el
estancamiento y/o decremento acentúa la dificultad de generar superávits y en el
segundo caso el contexto externo no favorece debido al precio del barril de
petróleo y caída en los precios del gas a nivel global.
Asimismo, pese a que los egresos por concepto de servicios personales y bienes
y servicios disminuyeron a agosto entre 2018 y 2019 en 1% en ambos casos,
cada uno de los rubros representa el 40% de los gastos (80% en total de los
egresos del gobierno). Sumado a lo anterior, algunas de las empresas públicas
creadas por el Gobierno no generan los retornos e ingresos previstos. Por
ejemplo, las empresas con mayores egresos que ingresos son la Empresa de
Cementos de Bolivia (Ecebol) y la Empresa Pública Productiva Envases de Vidrio
de Bolivia (Envibol). Un grupo de empresas públicas son financiadas por el Banco
Central de Bolivia (pese a que la Ley 1670 prohíbe este accionar a menos que
sean en casos excepcionales) a través de créditos, pero también con afectación
directa de las RIN.
Finalmente, la baja ejecución del presupuesto es otro factor reincidente sobre el
desempeño del sector público en Bolivia. A finales de junio solamente se había
ejecutado el 31% del presupuesto establecido para el 2019.
POLÍTICA MONETARIA, INFLACIÓN Y DESEMPLEO
Las tasas de desempleo se mantuvieron bajas en los últimos 12 años alcanzando
el 4,1% para mujeres y 2,9% para varones en la población en edad de trabajar;
siendo su valor más elevado de 7,7% para el 2007. Por otro lado, la inflación se
redujo desde 11,7% el 2007 a 1,5% el 2018.
Dado el contexto interno y externo, las RIN son las que están siendo más
afectadas en estos últimos 5 años; no solamente por las metas cuantitativas
fijadas por el Gobierno de Bolivia en el Programa Fiscal Financiero; sino también
por el financiamiento de la deuda pública, déficit fiscal y comercial.
Efectivamente el mantener un tipo de cambio fijo desde el 2006 (al ingreso de
Morales a la presidencia) tuvo beneficios asociados a un nivel de inflación
controlado; empero con elevados costos para la economía. El primero es la
pérdida de competitividad de los sectores de bienes transables debido a una
apreciación cambiaria real (captado también por el déficit en la balanza
comercial), y el segundo es el sostenido decremento de las RIN desde el 2014.
En ese contexto, es imperativo que se considere modificar el tipo de cambio fijo y
verificar que el shock hacia la población y sector privado sea el mínimo posible.
2. PERSPECTIVAS ECONÓMICAS
Estas últimas semanas tuvieron un significativo aumento de las diferentes
manifestaciones sociales, derivadas de un entorno nada favorable luego de las
elecciones presidenciales realizadas el 20 de octubre pasado y la renuncia de Evo
Morales a la presidencia de Bolivia por fraude electoral ratificado por la
Organización
de Estados Americanos (OEA) según su informe reciente. A la fecha se cuenta
con un consenso a nivel de Parlamento Nacional para llamar a nuevas elecciones
nacionales confirmando las diferentes denuncias realizadas desde diferentes
actores políticos y cívicos en Bolivia (ej. principal partido político opositor, comités
cívicos, organizaciones de base, universidades y población en general). El
escenario político y social anterior aún no fue alcanzando en su totalidad,
considerando la dimensión económica que podría aún recrudecer la crisis actual.
El entorno económico no es favorable, en particular, por los siguientes elementos:
- Caída constante de las Reservas Internacionales Netas;
- Aumento de la deuda pública como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB);
- Constante y sostenido déficits fiscal y por balanza comercial;
- Ausencia de mecanismos de valoración y/o evaluación de la inversión pública,
adicionado el paupérrimo desempeño de las empresas creadas por el Gobierno;
- Inexistencia de propuestas para diversificar la economía.
Pese a lo anterior, también se cuentan con logros rescatables que mantuvieron la
economía boliviana relativamente estable y con un entorno protector de posibles
shocks del sector externo:
- Crecimiento económico estable y sostenido;
- Bajas tasas de desempleo y de inflación;
- Reducción de la desigualdad y mejora en las tasas de pobreza extrema.
3. SITUACIÓN POLÍTICA
Luego de casi un mes de conflictos y más de 20 muertos por las manifestaciones
sociales que produjeron la renuncia de Evo Morales; se cuenta con acuerdos y
consensos entre diferentes actores políticos, cívicos y organizaciones de base
sobre el llamado a nuevas elecciones, conformación de un renovado Tribunal
Supremo Electoral y aceptación del gobierno transitorio encabezado por Jeanine
Añez. Se espera que hasta finales de diciembre se convoque formalmente a
elecciones y hasta febrero del 2020 se realicen las nuevas elecciones
presidenciales. Más allá de lo anterior, existe un porcentaje considerable que
apoya al partido de Evo Morales (Movimiento al Socialismo) como también al
segundo partido político con mayor favoritismo liderado por Carlos Mesa
(Comunidad Ciudadana); aspectos que independientemente quién sea elegido, la
gobernanza de las agendas políticas, sociales y económicas no será una tarea
fácil al menos en el corto plazo. Asimismo, aparecen nuevos actores que podrían
ingresar en la nueva contienda electoral como los cívicos de Santa Cruz y Potosí,
aún sin un porcentaje claro de población que podría apoyarlos.
Desempleo y pobreza
El país tiene de una alta tasa de informalidad laboral. De acuerdo con datos del
Instituto Nacional de Estadística, la tasa de desempleo juvenil de 2018 fue 8,5%.
En líneas generales, la tasa de desempleo para el 20% de la población
económicamente activa que tiene un empleo en Bolivia es del 4%. El problema
aquí está en que el 80% la mayoría de la población está en el sector informal.
Salud y Educación
La cobertura de salud en Bolivia es precaria. Según el Instituto Nacional de
Estadísticas de Bolivia (INE) para agosto de 2018 el 65,3% de la población no
contaba con un seguro de salud. En el área rural esta carencia afecta a 70,8% de
la población y en el área urbana, a 62,8%.
El país andino tiene uno de los índices de expectativa de vida al nacer más bajos
de Sudamérica. Según datos del Banco Mundial para 2017, la expectativa de vida
al nacer en Bolivia era de 70,9 años, por debajo de Venezuela (72,2
años); Paraguay (73,9 años), Perú (76,2 años), Argentina (76,3 años), Ecuador
(76,5 años), Colombia (76,9 años), Uruguay (77,6 años) y Chile (79,9 años).
Bolivia además tiene una de las tasas de mortalidad materna más altas de la
región con 206 muertes por cada 100.000 nacimientos con vida, según el reporte
de Estadísticas Mundiales de Salud de la OMS de 2018, por detrás de Haití y
Guaya. (Página 23). Y es el segundo país con la tasa más alta de mortalidad de
niños menores de cinco años: 36,9 por cada 1.000 nacimientos, según el reporte
de la OMS. El primero es Haití.
En cuanto a educación, en las últimas tres décadas el país ha disminuido
considerablemente su tasa de analfabetismo, pasando de una tasa del 20% en
1992 a 7,6% en 2015. La reducción en casi 20 años fue de 12,4 puntos
porcentuales.
Sin embargo, un informe de 2017 sobre Conocimiento Indígena y Políticas
Educativas Educativas en América Latina, la Unesco dice que aunque a nivel
nacional la tasa de alfabetismo sea de 92,3%, esta se reduce a 81,07% entre la
población cuyo idioma materno es indígena.
“Esta brecha se debe ante todo al bajo nivel de alfabetismo entre las mujeres que
hablan un idioma nativo, tanto en el área rural como urbana”, dice el reporte. “Así,
si la tasa de alfabetismo entre los hombres que hablan un idioma nativo es
relativamente alta (88,96% rural y 92,62% urbano) entre las mujeres indígenas, es
muy por debajo del promedio nacional (64,37% rural a 70,69% urbano)”.
A pesar de las cifras mostradas por el presiente Evo Morales en 2018, en el que
hacía gala de la reducción sustancial del analfabetismo en su país, la Unesco y
Unicef han alertado por la calidad de la educación, que dicen, es una de las
“principales preocupaciones” en el país.
Un modelo sin demasiado futuro
“El crecimiento estimado para Bolivia este año era de 4,5%, pero se ajustó a 3 por
ciento —dijo Capra—. Estos niveles no son sostenibles. Las políticas anti
cíclicas ejecutadas generaron más endeudamiento y un déficit público del
8% del producto, que puede llegar a un 10% por los últimos acontecimientos, en
un contexto de precios bajos de los principales commodities. Las inversiones
realizadas en la última gestión fueron en su mayoría no productivas. El déficit
externo alto se está financiando con caída de reservas y con mayor
endeudamiento. Además, hay que considerar la fragilidad de la situación
económica, la incertidumbre sobre la continuidad de los contratos de gas, y la
inestabilidad política y social vivida recientemente”.
Más allá de que los datos macroeconómicos y sociales son positivos, hay
señales claras de un agotamiento del modelo de crecimiento seguido por
Bolivia en los últimos años. Señales que se vuelven muy preocupantes cuando
se considera que el país partía de muy abajo en todos los indicadores, lo cual
implica que el crecimiento debía ser muy fuerte y sostenido para permitir un salto
decisivo en las condiciones de vida de la población.
“Bolivia no diversificó su matriz productiva y todavía es tremendamente
dependiente de los precios de las exportaciones. El superciclo de materias
primas se está acabando, el país aumentó su deuda externa condicionada con
China para mantener los niveles de crecimiento, y el déficit fiscal boliviano es el
más alto de la región. A pesar de que todavía están en niveles aceptables, las
reservas netas están en su nivel más bajo de los últimos 11 años, y si siguen
bajando es muy probable que Bolivia tenga que devaluar. Morales mantuvo el tipo
de cambio artificialmente fijo en 6.92 pesos por dólar, pero está muy
sobrevaluado”, dijo Escobari.
“Las condiciones para hacer negocios en Bolivia son pésimas por la
excesiva burocracia, la falta de seguridad jurídica, los impuestos exorbitantes,
las leyes laborales inflexibles y una mano de obra poco calificada. Esto
desincentiva la inversión productiva e impide el desarrollo sostenible. Por otro
lado, nuestras reservas de hidrocarburos se están agotando, así que el gobierno
no tendrá una fuente fácil de ingresos y divisas para financiar gastos e inversión
pública. En pocos años ya no vamos a tener energía barata para el país, lo cual
implica un freno importante a la economía”, dijo a Infobae la economista Lykke E.
Andersen, directora de investigaciones del Instituto de Estudios Avanzados en
Desarrollo.
En donde más se notan las limitaciones del esquema de desarrollo elegido por
Bolivia es en el deterioro de los indicadores sociales. La vigorosa expansión de la
economía sirvió para reducir la pobreza y la desigualdad desde los valores
extremos en los que estaban a niveles más alineados al resto de la región. 
El mejor número de pobreza se alcanzó en 2014: 33 por ciento. Entonces se
interrumpió el ciclo bajista. En 2015 subió a 35% y así se mantuvo hasta 2017.
“La productividad laboral prácticamente no ha mejorado en los últimos 25
años, a pesar de grandes inversiones en educación, infraestructura y
tecnología —continuó Andersen—. Aumentar la productividad es la única manera
de asegurar mejoras sostenibles en la calidad de vida, y Bolivia no lo está
logrando. Estamos viviendo principalmente de rentas fáciles de recursos
naturales, actividades ilegales y actividades inútiles, mientras que la creación de
valor real para la sociedad es mínima”.
“La baja diversificación, que fue la fortaleza de la economía boliviana durante el
ciclo de comodites, es ahora su principal debilidad. En los años de bonanza no
se propició una diversificación significativa de la estructura productiva
hacia sectores de mayor valor agregado, lo cual ha generado un fenómeno de
desindustrialización. Por el contrario, se han ejercido presiones recientes para
sustituir los ingresos petrolíferos por otros extractivos, como los agrícolas,
mediante la expansión de la frontera agrícola y las concesiones a empresas
extranjeras para la explotación de las reservas de litio”

Web-grafia

 https://cnnespanol.cnn.com/2019/10/25/asi-es-bolivia-su-economia-politica-
y-situacion-social/
 https://www.infobae.com/america/america-latina/2019/11/24/luces-y-sombras-de-la-
economia-boliviana-en-tiempos-de-evo-morales/

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