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Capiruto 4 ROMA Y EL CRISTIANISMO Como seffaliramos al final del capitulo anterior, durante el imperium de Augusto nacié Jesiis “el Cristo”, y este hecho modificé la historia de ta humanidad de tal manera que adn hoy dividimos los tiempos histéricos en “antes” y “después” de Cristo. Por ello nos parece correcta la apreciacién del ya citado historiador francés Henri Marrou cuan- do sefiala que “...el hecho hist6rico mas importante de todo este periodo sigue siendo l triunfo del éristanismo, que se convirti6 socioldgicamente, en la religién dominante en el mundo mediterré- neo”, Pero para poder entender jos origenes de! cristianismo debemos, previamente, revisar algunos datos fundamentales de la historia del pueblo de Israel, el pueblo elegido. Las raices judias del cristianismo Los datos arqueolégicos e histéricos nos permiten hoy precisar que los hebreos (ha-ibrf)* con- formaron un pueblo némada, de lengua semita, que al parecer a purtir del siglo XIX a. C. emigré continuadamente desde la Baja Mesopotamia hasta la Palestina, en la costa mediterranea, Su gran aporte a “nuestra” historia no se produjo en el terreno politico © artistico sino en reli- gidn, a través del monotefsmo, expuesto claramente en sus “escritos sagrados”, inspirados por Dios y agrupados como el Antiguo testamento de la Biblia’, De acuerdo con estos relatos biblicos, alrededor del 1700 a, C, Dios establecié un pacto o alian- za. con Abram ~tras cambiarle e] nombre por Abraham'— prometiéndole una tierra que “mana leche y miel”. Segtin el texto del Génesis, le dijo: “Vete de tw tierra, de tu parentela, de la'casa de tu padre, parw la tierra que yo te voy a indicar. De ti haré un gran pueblo, te bendeciré y engrandeceré tu nom- bre, que servird de bendiciOn; y bendeciré a quienes te bendigan, y maldeciré a quienes te maldigan, y serin en ti bendecidos todos los linajes de la tierra”. Asi*.,.un dia, en el curso de estos siglo: sali6 el Padre Abraham de Jarin, con la familia, rebafios y siervos, para buscar tierra y descendencia ‘en el lugur que su Dios le habia de mostrar. O, para decirlo de otro modo, tuyo lugar una migracién 4 Palestina de pueblos semi-némades, entre los que deben buscarse los antepasados de Israel", ai Murou, Henri, ;Decadvncia romana 0 antigiiedad tardfa? Madrid, Riulp, 1980, p. 119. * Aunque nosotros generulmente jlamamos hebreos a los judios, ¢!los solfan llamarse Bené Yisrael (es devir, israe- {itas). Cfr. Bright, John, La historia de Isruel, Bilbao, Deseize de Brouwer, 1970, p. 99% > Del unego byblos = libro, Se trata de un conjunto de cuarenta y seis “libros” que rednen le revelaci6e divina Producids entre los siglos XLII y | a. C. Se componen de libros histOricas como e! Génesis, Exodo, Levitivo, Niimeros y Deuteronomia (¢! Pentateuco), postivos como los Salimus, e! libro de Jub. el Cuntarde los Cantares, profétices y sapicncrales: ‘omy los Proverbins, «| Belesiasiés y ef libru de la Subiduria. * Padre excelso 0 padre de la multitud, § Genesis, Xi, V3. © Bright. J..up. eit. p53 74 FLORENCIO HUBENAK 'Y més adelante le promete al patriarea ~que no tenfa hijo: ira ahora a los cielos y cuenta las estrellas, si puedes contarlas. Asf seré tu descendencia’’, y le reitera: “Guarda, pues, mi alianza, ti y tu posteridad, de generacién en generacidn. Esta es mi alianza que habéis de guardar entre yo y vosotros ~también tu posteridad~,.,"8, Sobre las caracter/sticas de este hecho sefiala el historiador John Bright “tampoco podemos sa~ ber qué espiritual experiencia impelié a Abraham a prestar atencién a la yor de un dios ‘nuevo’ que le hablaba, para, renunciando a los cultos de sus padres, marchac, bajo su mandato, a una tierra extra fia. Sin duda existieton factores econémicos, pero en vista de la naturaleza personal de la religién patriareal, podemos estar seguros que la experiencia religiosa jugé su parte”, La promesa establecida por Dios con Abraham fue reiterada a su hijo Isaac: “Multiplicaré tu descendencia como estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras. Y por tu descen- dencia se bendecirdn todas las naciones de la tierra," y lleg6-a su maxima expiesiGn en ocasién de la “liberacton” de la servidumbre de Egipto, que convirtio definitivamente a Israel en el “pueblo ele- giddo", Enel siglo XIll.a. C. otro gran patriarca, Moisés (Moshéh), condujo a su pueblo desde Egipto hasta Palsstina (“ta tieres neometida™ hain la proteccién divina y en la montaffa santa del Sinut el “Dios de la promesa”-YHWH (Yahve)-, el Gnico Dios, renové la alianza,"! recibiendo Moisés las “leyes divinas” (decdlogo) para su pueblo “elegido” (ver documento 1), Lo hizo en estos térmi- nos: “Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel... Yo soy Yahvéh, tu Dios, que te hha sacado de la tierra de Egipto, de la casa de la servidumbre”. Y agrego: “Ahora, pues, side veras escuchdis mi voz y guarddis mi alianza vosotros seréis mi propiedad personal entre todos los pue- bles, porque mia es toda la tierra; seréis un reino de sacerdotes y una nacién santa”, El libro del Exodo nos narra cémo “trasmitié al pueblo todas las palabras de Yahvéh y sus leyes""”; alo que el Pueblo respondié comprometiéndose a su cumplitniento: “Todo cuanto ha dicho Yahvé fo cumpli- remos. El decilogo “es un tratado de moral, el mas sencillo, el mas natural que existe, La Biblia hos ha legado dos pasajes, el capitulo XX del Exodo y el capitulo V del Deuteronomio; de uno y otros hay algunas pequefias diferencias de expresién, pero ninguna divergencia’'4. A este decilo- £0 “Moisés aiiadio multiples decretos cuyo conjunto constituye el Libro de ta Alianza (en el Exo- do) e inspiré evidentemente el Deuseronomio. La ley de Israel, la torah, llegard desde Moisés has- ta nuestros dias", Como es sabido los hebreos fugitivos de Egipto, guiados por Moisés. fortalecidos por la alian- 72, se ditigieron rumbo a la “tierra prometida”, pero perranecieron toda una generacién en el desir. to. “Apenas puede dudarse que fue en este periodo cuundo Istuel recibid su fe distintiva y (lego a constituirse como pueblo™!*, “El gran genio religioso de Moisés logré luego, en el aislamiento de la estepa, crear una con- ciencia religiosa en torno al Yalwé adusto, intransigente y ‘celoso” que no admitia competencias et el culto de otros supuestos dioses. Asi se ponen las bases del ‘monoteismo’, es decir, el movimiento religioso mis depurado y elevado, a base de la ideu de un Dios trascendente que habita en las alturas celestes, pero que al mismo tiempo esté cerca, con sus intervenciones providencialistas, a la proble. miticu de un pueblo que se presenta como elegido”"?, 7 Getiesis, XV. 5, *Génesis XVII, 9-11. Bright. Jun, op. eit. p. 107 4% Gignesis. XXVI, 4 1 Aeridh = alianes 0, sds precisamente, vineulo. "2 Brodo. XIX. 5-6. © Exodo, 243 {Rep Daniel Wiser sora, Barcelona, Carat 1955, p. 103. Uden. 9 104 Cabe ular que “el vuabla Lex, que desde los Sten. Fsvio Jose san Pablo han eso, es ‘uaricado corlcutemunte como taduecin de {rah (ums egriego), aun cusndu tu expres ls igueaa vompleja dela Palabra tebrsica tp) 313), Deheria tinplearse mas precisamente comme lnsteuccion MSrighs. J. idem, p. 130, © Gurcis Cordero, Maximilian, ti Biol’ satecidh Mabe B.C AST p AP ent et iis Cis. co xr ea tad iy {ASTORIA INTEGRAL OE OCCIDENTE 7 Yahvé, a diferencia de las demas divinidades, eta: omnipotente, omnipresente y omniscente, al e invisible y como tal tedopoderoso y eterno. Creador del mundo y del cosmos a partir de la nada. Autor del bien y del mal y de la luz y la oscuridad. Creador del hombre a su imagen ¥ semejanza, portador de un alma inmortal y dotado de libertad y responsabilidad. Tnfinitaments bueno, sabio y justo, como tal, un espititu puro y santo. Los castigos que inflinge (diluvios, calamidades, destruccién de ciudades) son medidas dirigidas a restablecer el orden moral quebrantado por el pe- cado. La alianza entre Yahvé-Dios y su pueblo deb{a mantenerse viva de generacién en generacidn y fueron los profetas los encarzados de rescatar la friigil memoria de Israel a través de su historia. EL gobierno de los Jueces fue sustiguido por una monarquia teocrética inaugurada, a finales del siglo XI a. C., porel rey Saiil, al que sucedis David, el conquistador, quien prepard el terreno a su hijo Salomon (070-931 a C), el monarca sabio y pacificador, constructor del templo en Jerusalén y considerado como el gobernante perfecto en muchos pasajes biblicos. A su muerte, el reino se dividis preci do la decadencia del pueblo israelita, sometido sucesivamente a egipcios, babilonios, asirios, persas, macedonios y romanos Esta religidn ~explicitada en el Antiguo Testamento- ha condicionado a toda Ia civilizacién occidental y el monoteismo que la inspira es la base de tres grandes religiones: judfa, cristiana y musulmana. Enssudimensida histérica, el judaismo se presenta en la forma de un mesianismo providencialista. Dios es el soberano de la historia y asf ésta es siempre historia sagrada. Dios eligid al pueblo de Is- rael y Jo convirtié en un “reino de sacerdotes” o “nacién santa” y le asigné la responsabilidad de fijar el destino de la humanidad con miras a la salvacion, En términos de politica el judaismo afirmé tres principios fundamentales: ~ Elorigen divino del poder, segiin el cual sdlo Yahvé rige el destino de los pueblos. ~ La monarquia teocratica; con la completa sumisién del rey a la ley y a Ja justicia divinas, — El mesianismo providencialista; al ser el “pueblo elegido”. Yahvé les enviaria un Mesias destinado a restaurar su grandeza, de acuerdo con su promesa y con la permanente prédica de los profetas. Precisamente como es sabide- los judfos se negaron a reconocer a Jesis de Nazareth como el Mesias anunciado por los profetas y esperado en los dltimos siglos anteriores a nuestra era (ver do- cumento 2), Jests y su tiempo ‘Como vimos anteriormente, mientras Augusto ratificaba el orden y la paz romana, en la lejuna Palestina ~oeupada por los romanos— nacfa Jesuis de Nazareth, el “Hijo de Dios vivo" (ver docu- ‘mento 3), Los datos hist6ricas sobre El son escasos hasta aproximadamente los teinta afios de edad, en que inicid su actividad paiblica (ver documenta 4). El evangelista Lucas nos refiere que “en el afio quince del reinado de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea y Herodes tetrarca de Galilea... inicid Jestis su predicacién”” basada en el cumplimiento en su persona de la promesa del Mesias esperudo. Predico su mensaje con palabras sencillas y Henas de esperanza, ante la muchedumbre que s¢ reunia a escucharlo, recordindoles, en '* Lucas XXU1, 70. “Y el Verbo 9 hizo carne y hubité entre nosotros" (Juan I, 9) Li lulesia Cat6liea he peotessdo desde su fundacién que “La fe en la verdaderu encarnavion de| Hijo de Divs es ef signa distintive de la fe eristiana: “Po- LUréis conocer en esto el Espiritu de Digs! iodo espinta que contiesaa Jesucristo, venidy-en carne, es Dios’ (In. 42). Esa la wlegre conviccidn de Ia Iglesia desde sus comienzis coando canta “el grun misterto de ta piedad’. “Bi ha sido mani- {estado en la carne: (1,3, 16) (Catesismo de Ia lylesia Catdtiea, 1992, n° 463), “El eunosimiento dnico y totalmente singular de !a Enearsacién del Hyo ds Dios no significa que Jesueristo seu en pune Dios yeh purse hombre, ai que seal resultado de cna awercls confuse ent lo divano y Jo hui, Else hizu verdaderamente tiwmbre sin dejar te ser verdade- Famente Dios Jesucristo es verdadero Dios y yorduderu hombre, La Iglesia debig defender y yelarar ests verdad de fe “aan an rings eee Deas qu a lseahan (Caesar del tyeia Cale, (992, 0° 404, 76 FLORENCIO HUBENAK primer lugar, “éste es él mayor y primer mandamiento: Amards al Sefior, tv Dios, con todo tu cora- Fén, con toda ty alma y con toda tu mente. El segundo es semejante a éste: Amaras a tu projimo Como a ti mismo”, para agregar: “Si alguno quiere venir en pos de mi, niéguese a si mismo, tome su cruz y sigame. Porque quien quiere salvar su vida, la perder4; pero quien pierda su vida por mi y por el evangelio la salvard,..Pues ide qué le sirve al hombre ganac el mundo entero si arruina su vida? Pues gqué puede dar el hombre a cambio de su vida? Porque quien se avergiience de mi y de mis palabras en esta generacién adiiltera y pecadora, también el Hijo del Hombre Jess gustaba lla- marse asi) se avergonzard de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos angeles”, El sentido priictico del “Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odien, bendecid a los que ‘os maldigan, rogad por los que os maltraten...5i amdis a los que os aman zque mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a los que les aman...Mas bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien y prestad sin esperar nada a cambio y vuestra recompensa sera grande" lo aclaraba en el “sermon de la montafia” ode las “bienaventuranzas" (ver docunvento 5). Utiliz6 ilustrativas pardbolas para hacer llegar su mensaje a todos “los hombres de buena voluntad” y testificaba sus palabras, acrecentando el ndmero de sus seguidores por medio de obras (ver documento 6), mientras les ensefiaba a orar al Padre (ver documento 7), No intenté escribir “textos filoséficos" 0 “éticos", sino que reunio a su alrededor doce apéstoles®? y mis de sesenta discfpulos y con ellos organiz6 la mision de propagar la “buena nueva” (en griego evangelos), diciéndoles: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discipulos a todas las gentes bautizandolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo, y ensefidndoles a guardar todo lo que yo os he mandado, Y sabed, que yo estoy con vosotros todas los dias hasta el fin del mundo". Para asegurarse de Ia subsistencia de esa mi- sida eligio a uno de los doce, Simdn, hijo de Jonds (al que llamé Pedro) como sucesor y le dijo: “Te digo que ti eres Pedro y sabre esta piedra edificaré mi Iglesia” y finalmente les dejé un dltimo men- saje: “Sergis mis testigos. ..hasta los confines de fa tierra’”™S. Su prédica y el proclamarse hijo de Dios y el Mesias (Meschiah, en griego: Christos), anhelado por el pueblo judio, le valieron la persecucién de las sectas judias de los saduceos y los fariseos, que yeian en sus palabras un serio peligro para su propia existencia, Por ello en la vispera de la Pascua (Pesah) del aflo 33 fue llevado a juicio ante el Sanhedrin (Consejo supremo judio), conducido ante el procurador romano, Poncio Pilato, dinica autoridad competente en el lugar para condenar a muer- te, y posteriormente, sufrié muerte de cruz, ‘Como observa un tedlogo, “...todo ocumrié fugazmente, Desde e| anuncio de ta encarnacion det ‘Verbo hasta la crucifixién y muerte de Jestis, slo pasaron weinta y tres afios. Fue la fuse histériea del Verbo de Dios hecho came y que habitd entre nosotros. De esos treinta y tres arias, sia los tl ‘mos tres abarcan su vida pablica"™. Los textos biblicos agregan "...cesucit al tercer dia para redimir a los hombres” (ver documento 8)". Pero la resurreccidn no puede probarse desde 1a historia, sdlo desde la fe, De todas maneras nos parece de sumo interés agregar este pdrrafo de un reciente autor de fa vida de Jess: “Entonces (los hombres de Ematis) rehicieron el camino, salieron de las tinieblas y de la nada y regresuron a Jerusa- fés, Los que alli encontraron también estaban desesperados. Unos pobres tipos que’se habian mos- ‘rado coburdes y renegados. Un puftado de campesinos, de pescadores, que tenfan algunas relaciones entre los notables; pero muchos dz aquellos con quienes crefan contar se habian ocultado y desaps- 2 Satco XXL 37-40, 2) Marcos VIM, 34:8, * Lucas Vt, 27-35, 2 Mateos HL 12-60, 3 Mateo, XXVIII, 16-20, Hechos, 17-8, Fosbery, Anibal. ta cultura eusdticn, Buetioy Aires, Tieera Media, 1999, pp. 49-50, 23 Mate XVK pp. 17-21, Lucas XXIV, 9. 19) Mare IT, e Cabe recordar que la eseneta de la predica eristiana eonsisie en IRUFIG y FesuniG) para revimis DuesiTUs PeEidos y Loy de toda la | 7 ‘scars para salvarnos, seconcsligndones gum Qiu! Divyiii dthd y ns eavid a sy Hijo ns ee “BL Padre envio a ot Ho para yer salvudor det nado’ 44 Jn. 4.14)" HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 7 recido. No podrian quedarse mucho tiempo mds en esa ciudad hostil. Tendrian que huir por la noche, curvada la espalda, con rabia y muerte en el corazén. Pero estos hombres derribados se levantaron y afrontaron todo para proclamar que Jestis estaba vivo y que la mejor prueba era que le habian visto y (que hasta habjan comido con él. Lo que decfan no era sin embargo una prueba. La mejor prueba son estos hombres mismos, estos menos que nada, estos patanes medio iletrados que iban a encarar todos Jos peligros, a resucitar el movimiento de Jesis, a repetir por todas partes palabras de amor y libera- cién, que no serfan muy comprendidos pero que transformardn de todas modos la historia del mun- do. Sucedié algo entonces, en esos dias, algo como una explosién, un sdbito auge de fe, que cambi6 estos hombres, Dijeron que este algo fue su reeticuentro con Jess vivo, resucitado, y lo repitieron hasta morir. Nadie puede jurarlo'con pruebas al canto. Cada uno tiene derecho a dudar. El Dios que anuneié Jestis respeta la libertad de los hombres y hasta les permite dudar de El o rechazarle. La historia no puede decir si Jestis esté vivo.o si murié para siempre ese 7 de abril del afio 30. Pero puede decir que en estos dias sucedié algo, un acontecimiento que, transformando a esos hombres y mujeres, transformé el mundo", ‘Cincuenta dfas mds tarde, quienes le habfan sbandonado comenzaron a difundir la “buena nueva™, mientras bautizaban segiin las indicaciones recibidas. “Ahora, lo dnico que haremos seré mds bien indicar cémo se inicia una historia que comienza de nuevo: la historia de los discfpulos que vuelven a congregarse nuevamente, Es la historia de la comunidad de Jestis, la historia de la Iglesia. Esa reagrupacidn de los discipulos tiene lugar en Galilea, ..La dispersién de los discipulos se habia producido a causa de la detencién de Jestis y de los acontecimientos que siguieron. La huida total de los discipulos tuvo como meta Galilea, su patria. Porque alli volvemos a encontrar Jos. No sabemos y no debemos cavilar demasiado sobre la disposicién de dnimo de los discipulos cuando emprendieron la fuga y sobre si habfa adn en ellos un rescoldo de esperanza. Lo dinico que sabemos ¢s que, reunidos de nuevo, comenzaron de repente a proclamar: Dios ha resucitado a Je- stis de entre los muertos. Para predicar eso, se basaban en el testimonio de que el Jestis crucificado se habia mostrado vivo ante ellos. Sabemos también que en esa reagrupacién de los discfpulos, tuvo parte activa Simén, que habia recibido el nombre de Cefas. El lievé la iniciativa y los dici- gid”. Bsa predicacién acerca de la resurreccidn de Jestis de entre los muertos no ha enmudecido desde entonces. Fue considerada y es considerada por los discipulos de Jesis como el meollo mis- mo de su fe. Después de Pentecostés*! la naciente comunidad cristiana comenzé a dispersarse por toda la ecumene, Fue fundamental el papel de Pablo (el coriverso Saulo de Tarso) en In apertura de la predi- cacién a los gentiles (no judios) (ver documento 9) y la consecuente universalizacién de la religiGn cristiana. A él se debe, en gran parte, la propagacion de la fe en e! mundo greco-romano y su contac- to con la Antigdedad cldsica. aprovechando las condiciones favorables que aportaba la pax roniana Jograda por Augusto en tempos del nacimiento de Jesds, Claro ejemplo de la necesidad de adecuarse 4 lus circunstancias y a los pueblos en la propagacién de la “buena nueva” fue su célebre prédica en el Areopago* (ver documento 10). Sus miltiples cartas (ep/stolas) a las distintas comunidades (iglesias o asambleas) que fue cons- tituyendo en su extenso periplo porel mundo greco-romano (conservadas gracias a su discpulo Lucas) ‘10s dan und idea de Ia importancia, las caracteristicas y la extensiGn de su tarea evangelizadora, aun- que, én otra aspecto. oscurecen, en gran medida, la labor llevada a cabo por los demas apdstoles y 2 Duquesne, Jacques, Jests, Santiago de Chile, Andrés Bello, 1997, p. 269/70. 1. Cor. 15,3 y 14-21. Cf. Glinka. Joachion, Jestis de Nazareth. Mensaje # Historia, Barcelona, Herdec, 1985, p. 389/91. “Si no resucit6 Cristo, vana es nuestra predivacién, van también yuestra fe" (I Cue. 15,14). La Resurreceién ‘onsttuye ani todo la confirmacisn de todo fo que Cristo hizo y enseBs, Todas las verdades, ineluso fas més inaccesibles al espirity humano, encuentran su justificacién si Cristo, al resucitar, ha dado prucha definitiva de su sutoridad divina sein lo habia prometid (Carevtimo de fa lgfesia Catdtica, 1992, 9° 681). Hay un duble aspecto en el mistzre pascual ‘or au mere fs bera det pecado. por su ResurrecciGn nos abre el aceeso a na nueva vida” (Catccismo...n° 653). “Por gluse, fa resurreceiGn de Cristo ~y et prpio Cristo nesucitado~ es principio y feente d= nuestra resurrecein fut ra." Catecisma,_.. n° 655); Com afiemd cl astrunaita Armstrong. el primer | ‘en pisar bs Luna: “1.0 importante que cf homie raya eaminado sobre fa luna, sins que Diy hay eaninads br ha terro” ‘Cimcaenta dias desputs desu mute: * Mechs RV. 22:32. 78 FLORENCIO MUBENAK sus disefpulos, las que, a falta de un escritor contemporineo, muchas veces quedaron sumergidas en la leyenda y resurgieron desordenadamente en pequefios textos semi-hilvanades y muy posteriores. Fue eft Antioquia ~capital del reino helenistico de Siria~donde cuvo lugar la primera prédica a los gentiles -0 sea a todos los hombres sin distincién de raza ni de pueblo~ y también alli, hacia el Tos nazarenos* fueron llamados por primera vez cristianos*, y aunque originariamente “...los eristianos constituyen un grupo particular en e} seno de 1a comunidad de Israel, tienen conciencia de formara su vez una comunidad diferente. Los Hechos los designan ya con el nombre de ekklesia, La palabra significa en griego una asamblea oficial” Sabemos que estas.comunidades de cristianos “...se reunfan con frecuencia. Los Hechos nos hablan de reuniones diarias, que comprendian la fraccion del pan -que llamamos eucaristfa~, una comida y oraciones de atabanza”™, La “buevia nueva”, ademds de las verdades de la fe, basdndose en la ensenianza de Jestis, espe- cialmente el llamado “sermén de la montafia”, afirmaron una serie de nuevos valores morales que implicaban una profunda transformacién de la sociedad greco-romana (la Romanidad), Asi, por ejem- plo, el derecho a la vida (Pablo a los romanos XIII, 9), a la familia (Bfesios V, 12-34; VI,1-4), enno- blecia el trabajo (I Tesul. 3-10), a la mujer especialmente virgen y viuda- (Efesios V, 21-34 y I Tim. V, 3-6), defendia al nifio (Me X, 14-6), al anciano (I Tim. V, 1-3), pregonaba la igualdad de todos fos hombres (Galatas TIT, 28) y la pureza de vida (I Cor. VI, 12-9), A.su vez, casi desde los origenes, las comunidades cristianas, basandose en la prédica de Jestis y las ensefianzas de sus discipulos sobre la caridad (ver documento 11), organizaron el cuidado de los mas necesitados. “Los Hechos nos presentan a los cristianos de Antioquia confiando a los ancia- nos (preshyteroi) de Jerusalén unas limosnas para los pobres'"7 La Didakhé* —probablemente el “primer” catecismo—nos conserva la enseflanza que se impar- tia a'los nuevos fieles (ver docuniento!2). En cuanto a su origen, “al comienzo, estos restringidos grupos de creyentes se reclutaban prin- cipalmente en las grandes ciudades de los paises mediterrdneos y, sobre todo, entre los habitantes de los barrios pobres de esas ciudades. El elemento judo, fuertemente helenizado, predortinaba enellos, pero, junto a {os levantinos, que eran los més numerosos, los autéctonos de cada provincia del impe- sio estaban igualmente representados. En Roma, estas comunidades tenfan protectores y sobre todo Protectoras entre los ciudadanos romanos opulentos y poderosos”™”. Al respecto, Diogneto nos ofre- ce un panorama sumamente interesante (ver doctimento 13). Respecto a su crecimiento, subemos por Lucas que. al principio, eran “unos ciento, veinte!™9, pero al poco tiempo habla de alrededor de tees mil conversos*! y algo mds tarde otros cinco mil’? Sobre este tema es notable la curta que en @! siglo Il escribio el obispo Ireneo de Lyén afirmando, las lenguas son diversas en el mundo, pero la tradicién de la fe es la misma por doquier. Las igle- sias de Germania no tienen otra creencia que las que estan en Iberia o entre los celtas o las de Egipto y Palestina’ y Tertuliano, en un texto célebre, sefialaba: “Apenas somos de ayer y hemos invadido todos los lugares que os pertenecen, ciudades, islas, fortalezus. pueblos y asambleas, y también los campamentos, vuestras tribus, vuestros depurtamentos electorales, el palacio, el Senado, los tribuns.- les, lo dnico que os hemos dejado han sido yuestros templos", Paralelamente, el gobernante roma. 3 Nombre original de tos disefpulos de Cristo puesto por los judios, 3 Hectws, X1, 26. ** Danielou, Jean-Murrou, Henri, Nueva Hisioria de la fetes los origenes a san Gregario Magno, Madsid, Cee le la tglesia, Desite los origenes a san Gregario Magno, M. ‘eHechos, 2.46, C1 Dunielou, J Marco, H. op. eit tebe po $3 {7X1 30, Daniels. J: Maroy, H. op. itt p 5 ‘Conoeids coms La ensuuncadet Sear a on geile, transmit por los Dove piste fue publics rexén 1863 nor el metropotiten grcgo de Nicomvedia.Piltde Bry mmemus, quien la ensontn en un persniny pr a ‘ 220 del 1 GA Ane H arinerarie rtm, “Madrid, Aguilar, 1967, p. 40, eed techos 1, 15 # Heehos th 41 ; 2 Hecton renew de Lown, Adversiy huendsiens. + Aputuetu XS HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE "9 no Plinio-escribia preocupado: “este mal contagioso no solamente ha infectado las ciudades, sino os también tas aldeas y los campos f ‘Segiin la tradicién los primeros ctistianos legaron a Roma a mediados del sigio I -durante el imperio de Claudio- y poco mas tarde arribaron a la ciudad los apéstoles Pedro y Pablo, quienes murieron martires en fa misnta, durante la persecucion que desat6 el emmperador Nerén. Pero, gedmo era la Roma que encontraron los cristianos? De la Romanidad a la Cristiandad Sabomos que a la muerte de Augusto el poder imperial qued6 en la ferilia Julio-Claudiana representada por los descendientes de Augusto, quienes gobernaron hasta el aflo 68. La obra romanizadora de Tiberio y Claudio permitié la consolidacién del Imperio, mientras que Caligula y Neron, en cambio, representaron el ideal helenistico, tefiido de “orientalismo”. tos gobemantes fortaleeieron la “religiGn imperial”, sustentada en el culto al emperador, co hasamento de su propio poder. Come bien aclara el historiador Olof Gigen, “..el eulto a los empera- dores surge, pues, ett xltima instancia como manifestacién del convencimiento de que el fmperiun Romanum con su universalidad tnica no puede entenderse mas que si el principe es la manera de irse haciendo visible un poder providencial. En su configuracién, el culto al emperador asume diversas formas, Puede aspirar a tener templos, sacerdocio y festividades propias; puede valer pura el princi- pe solo o también para sus familiares; podia finalmente reducirse a la ofrenda de algurios cereales 0 de incienso ante una imagen del emperador, que era el minimo exigidy a los cristianos como testi- monio de lealtad, y que cilos rehusaron (Lactancio, Justituciones Divinas,V, 18. 12/3). El empera~ dor, como persona, juega en todo esto tin papel secundario. El rehusarse a oftecer el incienso no era tanto una ofensa al emperador cuanto la repulsa del cardcter providencial del imperio y consiguicatemente una otensa a la divinidad misma, cuyo gobierno era despreciade. Solo asi puede entenderse el que los escritores eristianos, a partir del sigio Il a. C., se hayan tenido que defender continuamente de la acusacion de que la existencia de los eri Por quitarle proteccidn a los dioses™*, El culto al emperador implicabs el reconocimiento del papel providencialista de la propia Roma que tan elocuentemente cantara en la Eneida el poeta Virgilio. “Por eso, el atefsmo (impiedad) era considerado el mayor acto de impiedad, pues quebraba la consistencia politica de la ciudad. Negarse a sendir culto al emperador, y en él a los dioses que protegian la estabilidad social, era, mas que un acto de irreligion, un acto de anarquta polftica™”. Es entendible que “a partir de ahora (siglo Ua. C.), se vaya abriendo paso el pensamiento de que el Imperio Romano es una realidad hist6rica definitiva, no sélo un Estado junto a otros, sino el Imperio destinade providencialmente a dominar por todos los tiempos el mundo habitado, Roma co- imienzi a tomar conciencia de ser el centro del mundo, al que deben obediencia todos los pueblos ™® Minucio Félix es un claro ejemplo de esta idea (ver documento 14). Ta dinastia siguiente los Flavios (69-96)-, representantes de los intereses de la burguestu iti- lica exalts las virtudes tradicionales de los romans, El emperador Vespasiana y su hijo Tito, encar- faron el ideal “estoico” del gobermante al servicio de la comunidad, fomentundo—al estilo de Augus- to“ las aries y las letras, al proteger a exeritores como Tacito autor de los Annales-o Flavio Josef, auien describi6 las guerras judfas en tiempos de lu destrucci6n del templo de Jerusulén. Durante su gobiern el estoicismo helenizunte se convirtis en la “ideologia” del lmperio y “do- ‘miné el mundo de las ideas durante gran parte del periodo que nos interesa. El sistema ético del es. [;Gism. ¥ No sus especulaciones tedricas, era lo que atrafa los romans, incluyendo a muchos de lnaje aristocratic y, andundo el tiempo, a un emperador, Mareo Aurelio. . En general, el estoieis. mo desempefié un papel importante en la arieulucién y consolidacién de las cteenctas y las pricticas tradicionales™, Scaria8, 29 Gheo. Olt, La cuttura aivigua \ el eritiantsme, Mati, Grey try ce I. Gredos, 1970, pp. (2/3. © Gigon. Op eit. p. 13 4 eyeing : pain My ‘mes Baller. tinge iain, Beaman yee aria Crt. (991 p30, 80 ‘LORENGIO HUBESVAK ala {a historiadora italiana Marta Sordi; “...cuando el eristianisme hizo st ¢ presentaba unificado por la cultura griega y civilizadas del munds antiguo, ambas fru- Precisamente como se enirada en la historia el mundo conocido, el ecumen la politica romana: el encuentro entre las dos tradicios ppb ih Leis Sodgus taronctan, forsivels on ik gata ols atcchint que, por vez primera, vivia una experiencia verdaderamente universal: las viisitudes hurmanas, a as por la Providencia ~eseribié Diodoro de Sicilia en su prefacio de la Biblioteca histdrica, casi me th siglo antes de ln era ctistiana~ habjan desembocado en la unidad y se habian cerrado como.en ts aed Jo, de modo que la historia ya no podfa seguir siendo lade una sola ciudad 6 la de un solo pucb loolade ura épaca determinada, sino “la del mando entero como si fuese una sola ciudad” (1,1, 3)". Pero en la medida que los gobernantes romanos intentaban rescatar sus valores tradicionales (mores maiorem) y acentuaban el carécter providencialista de Roma, el crecimiento del cristianismo en su seno significaba un serio problema, que se agravaba con los nuevos principios morales -ya citados~ que predicaban los cristianos, sintetizado, en el “Mirad como se aman”. 2 Porello no debe extrafar que, en tiempos de Nerén, circunstancias particulares (“el incendio de Roma’) hayan provocado la primera perseoucida masiva de eristianos y que este hecho ~agravado por la negativa de rendir culto al emperador—cond cuciones de diferente violen- cia, extensién y duracién, que san Agustin fijé en diez. Pero paralelamenite tuvo lugar un proceso de incorporacién de la cultura clasica. En los primeros emipos, influidos por las persecuciones sufridas, los pensadores cristianos ~fundamentalmente dedi- cados a la tarea apologética~consideraron “lo cldsico” como contrario.a las ensefianzas evangélicas ya Jos compromisos sociopoliticos que surgfan de 1a “buena nueva”. Pero esta posicidn se fue moderando # pacticdel triunfo de las ideas estoicas romanizadas, convertidas en ideologia oficial durante el reinado de los Antoninos; los pensadores cristianos (qpologistas) empezaron a intertogarse sobre la posibili- ad de asumir de algtin modo ideas provenientes de la cultura gréco-latina que, por otra parte, ya ba- bias, en alguna medida, ingresado a través de las enseflanzas de Pablo y sus seguidores. Una politica tolerante se inicié durante el gobierno de los Antoninos (96-192), quienes for- talecieron Ja vida en las provincias, pues consideraban que alli se encontraban los elementos 3 sanos de la tradicién romana. El emperador Trajano llev6 al Imperio a su maxima expan- siGn, rodedndose de una “corte cultural” que formaron el saticico Juvenal, el historiador Suetonio x Plinio el joven. Algo més tarde el estoico Plutarco redacté sus renombradas Vidas Paralelas. El nuevo emperador Adriano se distinguié por una politica profundamente pacifista, en la cual se observa la influencia estoica. Viajé por todo el Imperio y por sus convieciones dispuso dete- usr Ia expansidn. Durante gu gobiemo se consolidé el derecho romano, cuando un grupo de ju Rsconsultos codificaron la desordenada jurisprudencia redactando el Edicto Perperuo, El repre sentante mas renombrado de esta dinastia fue Marco Aurelio Antonino, cultor de la filocofia estoics ¥ autor de unas interesantes Meditacfones, en las que defiende la paz en medio de le lan cha para detener a los germanos, que presionaban sabre las fronteras (limes) del Imperio. Su Después dela crisis del 192-197 leg6 al trono imperial Seprimio Severo. Su gobiemo pretendis fect, 2 Brandeza imperial romana, a través del poder militar, Para ello auments el nameto de @fectivos. incorporando a las diezmadas legiones alos provineiales, promoviendo ast la barbarizacién Gel eievto. Fuerow elocuentes sus expresiones: “Pagad bien al soldade y despreciad todo ie demas"! ares 8° 3 !os Severos acompafaron este perfil de monarquia militarizada, repida por un mo- area provisto de poder autocritico y hereditario, ba: I in de | i mat ieee sado en ladevocién de as legiones y en el culto Su esposa ~sacerdotisa del eemplo del dios Helios en Emesa- favoreeis el ingreso de fe exéticos alos Orientales en Roma, abriendo de par en Par las puertas a la orientalizacién ~ideoldgica yreal— del poder. Lentamente “el centro de gravedad se desplazaba hacia Oriente. Donde estaba ef Empera- dor. alli estaba Roma, y el emperader solia encontrarse al este del Mar Adridtico'’®2, Bi Sordi, Malta, tu crisrans ye pti rn M ween a Ly er is 1 Madrid. 1988, 3 Dun Casio LANNY, 15, eo ee Bar, 8 Ler ninaais, Mésleo, HCE (970, 17% ENTE 81 HISTORIA INTEGRAL DE OC 1¢ en el campo religioso st vinctila con la profunda y oscura necesidad de Pero este proceso, qu a ‘ fueron filtradas, atenua- salvacién sentida por las masas, fue paulatino, ya que sus inanifestacion das, y hechas mas asimilables para el Occidet Durante el siglo Ill -favorecidos por los emperadores~- sobresalieron los legistas, quienes tu- vieron a su cargo la ardua tarea del ordenamiento del derecho romano, y en algunos casos, inclusive, su aplicacida politica, al crearse el “Consejo del principe”, una especie de anticipg del modemo ga- binete de ministros. Estos legistas, al reafirmar que “lo que le place al principe tiene fuerza de ley, ya que, en virtud de la ley regia, que es la fuente de su autoridad, el pueblo le ha conferido y traspasado todos sus derechos y poderes’, abonaron el terreno para convertir al Imperio en una monarquia oriental absolutista. En esta generacidn “sobresalen los escritos de los juristas, que hemes conocido como conseje ros del emperador desde Septimio Severo y como teorizantes de la monarquia absoluta. Papiniano, Ulpiano y Paulo han producido para la jurisprudencia y para la ensefianza de los estudiantes de dere- cho obras generales, llegando a ser, por los fragmentos y resGimenes que poseemos, clasicos de la ciencia juridica romana”, Commo bien inos explica Balsdon “...a condensaci6n de los juristas del tiempo de los Severos re- presents la fase final del derecho romano, Todo el desarrollo posterior del derecho se redujo a las lla- matlas constitutiones promulgadas en nombre del emperador. El derecho antiguo que habia tenido su origen en el sentido comiin se conocié con el nombre de tus, o derecho por excelencia, mientras que el nuevo derecho emanado de la voluntad soberana del emperador se arrogs el titulo de fex, que se habia reservado en otro tiempo a los decretos del pueblo soberano"®S, cuando se estaba gestando el edicto de ‘Caracalla que en ¢l 202 concederia la ciudadania romana a todos los habitantes del Imperio, Cuando al principio del sigio [II de nuestra era concedié Caracalla la ciudadania a casi todos los habitantes libres del Imperio, toda la ley romana adquirié vigencia universal, tas bri- Mantes actividades de los juristas romanos beneficiaron sobre todo a la monarquia imperial y la vieja aristocracia no podfa regocijarse por ello. La capacitacién juridica se hizo més. especiali- zada y mis concreta, y result6 cada vez mis atractiva para hombres con rango simple en. el or den ecuestre, Esta evolucién contrarresté la moda por el helenismo, y el latin conservé su pres- tigio como lenguaje juridieo"% Sabemos que “el famoso sistem de leyes que es comdnmente considerado como el mas grande. Jegado de Roma a la Europa moderna, fue el derecho civil que comprende las reglas de la propiedad privada y las de los contratos, su transferencia y herencia, y el estatuto civil de los individuos. Este derecho reglamentaba las transacciones entre los ciudadanas ramanos. No se aplicaba a los extranje~ ros; erael derecho privado de les eiudadanos romanos de Italia y de los municipivs romanos en todo el Imperia. No seria, por tanto, el derecho de la mayor parte de los habitantes provineianos del Impe- ¥ menos ain de las provincias orientales, durante los'dos primeros siglos dé nuestea era, antes de que la Constiturio Antoniana concediese formalmente la eiudadania romana 4 todos les pueblos de las provincias, en 212, y tal vez ni siquiera entonces”’” Cabe agregar ~a mantert de complemeato- que a comienzos del siglo VIel emperador Justiniano, ~en pleno rescate de la Rommantdlad- dispuso compilar las leyes existertes en el mundo romano en un Corpus luris Civilis, ntegrado porel Cédigo, las Pandectas o Digesto Gurisprudencia) y las Instituras ‘© sintesis para alumnos de ciencias juridicas. Més adelante agreg6 las Novelas o leyes nuevas, cons- thuyendo asi el legado juridico de Roma a Oceidente. “Puede decirse que sin esti coleccidn (el Cor- pus iuris) las generaciones posteriores hubieran tenido un conocimiento superticialisime de la ley romana, y que si se hubiese salvado tedo menos el Digesto, la ley romana no habria ejercide mucha influencia en el desurrollo del derecho madero"8 (ver documento 15). ® Ulpiana, Bigesto, L.A, IV, 1 2 Vos Joseph lf decadencia ae Rosa, Mae, Gunsuruma, 1968, p, 55 4S Baisden J P.V.B., Los romans, Madd, Gres, 1966p 160, Toynbee, Armd, “El ersol del erisisnisina, eh intoia de as Ciilouctomes, Madd, AllaneacLbor. 1989, Paden p. 211 Bahn. JPY Daniel, p: 160, 62 FLORENCIO HUBENAK Pese a esta imagen de prestigio aparente, en el siglo II comenzaban a percibirse los siucomas de una profunda crisis. Las primeras expresiones pueden verse ~como es habitual en aspectos su perficiales de indole econémica o militar, pero el problema era mucho més profundo (ver documento 16) y el “emperador-fildsofo" en sus Meditaciones se queja: "Piensa, por ejemplo, en los tiempos de ‘Vespasiano. Verds siempre las mismas cosas: personas que se casan, erfan hijos, enferman, mueren, hacen la guerra, celebran fiestas, comercian, cultivan la tierra, adulan, son orgullosos, recelan, cons- piran, desean que algunos mueran, murmuran contra la situacién presente, ..ambicionan los consula-— dos, los paderes reales. Pasa de nuevo ahora en [os tiempas de Trajano: nos encontraremos eon idén- tica situacidn; también aquel vivir ha fenecido.."*. Pero mientras las elites dirigentes se quejaban (pero disfrutaban), {a poblacién rural “habla: conservado las tradiciones fuertes y sanas del trabajo: sabian cubrir sus necesidades, y el sobrante de sus modestos logros iba a alimentar las cajas del Estado, cuyo ingreso mds seguro era. Roma no, supo conservar esta sufrida poblacién de trabajadores propietarios, que en otro tiempo habian cons- tituido su fuerza. Impulsada por la desgracia, acabé por pedir al trabajo agricola, bajo la forma de impuesto, casi la totalidad de las sumas fabulosas que derrachaba anualmente en divertir a la de- magogia urbana’®. Ello significé el fin de la base de sustentacién del Imperio como fuera concebido por Augusto. Claramente lo expresa el obispo Cipriano de Cartago cuando afirma: ‘Hoy ¢l mundo habla por si solo, con su notoria decadencia est anunciando su disolucidn. Desaparecen los labradores del catm- po, el comercio del mar y los soldados de los campamentos; ya no hay honradez en los negocios, Justicia en los tribunales, solidaridad entre los amigos, habilidad en los oficios, normas en la moral. Todo esta esfumandose"**, Caida la dinastia de los Severos, Roma ingres6 en una larga anarquia militar (235-283) produ- ida en gran medida, por los excesos politicos internos y por la sistemdtica presién que ejercian los “birbaros” a lo largo de todos los limes del Imperio. Los germanos habfan generado, ademas de la fractura de la defensa, a ruptura de los circuitos de transporte y producci6n de mercaderias y posteriormente el aumento de los gastos militares, acre- centados por los progresivos cambios en los métodos de reclutamiento. Para paliar las consecuen- \ ias se aumentaron los impuestos y se exigieron mayores aportes extraordinarios a la poblacién acti~ vy, provocando una fuerte iliquidez monetaria y el abandono de la ciudades por el campo, como una forma de resistencia al pago de los elevados impuestos. En concreto, en sdlo un siglo, la préspera economia urbana del siglo TT degenerd en una economia de base rural (pre-feudal), que procuraba ten so ia subsistencia de los pobladores, que ahora pagabun sus impuestos en especie por careeer de moneda. 4 El agravamiento de Is crisis facilit6 la nominacién de Dioclesiano ~militar de carrera con gran~ des dotes administrativas~ como emperador y éste adopid una serie de medidas destinadas a conte- _ ner la “decadencia”. Para facilitar el gobierno de un territorio tan extenso y disminuir las luchas ‘por cl poder creé la tetrarqica, sistema politico por el cual el emperudor gobemaba con la ayuda de un colega (los Augustos), que s¢ encargaba de la administracién de la otra parte en que se dividia administrativamente el “Imperio”. Esta reforma se completaba mediante la designacién de dos suce- Sores imperiales, a los que llamé Césares. A su vez, para no perder el control politico copié a elo persa” estableciendo un régimen —de base teocratica~ que llamamos Dominado, en el cual el ‘emperador era “seflor” y “dios” (dominus et Deus) de los ciudadanos romanes (verdaderos (04). Ello se completaba con una reestructuracién administeativa en provincias y didcesis, al de autoridades civiles (vicarios) separadas de las militares (dux), nomenclatura que luego fue cop En cuanto al aspeeto econdmico promulg6 un edicto de precios maximos (301 : mente demostré su ineficacia ante peer taht he ay etneainey nolo Si Mediuciones WY. 32.€1s; Wells. Collin, £¢ immer rommin, Madd, Taurus, 1986, es ta ores de aed uci murder, Bo Ad. EEmece in a ites = A Deeg ACO Dunks, BR. Maxon crtattimus en unt epics ie cig HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDaNTE 83 jo. Todas estas medidas requerian un sustento ideol6gico que pretendis lograr reforzando el culto al riperader, provecando en nombre de fa unidad religioss~ una dltima persecucidn de tos cristianos que logré el efecto contrario. Tertuliano lo expres con claridad: “la sangre de los mdntires era semi- Hla de nuevos cristianos™. La tardfa reforma de Dioelesiano no aperts 1a solucién a la crisis romana y correspondié a Constantino Ia bisqueda de otro camino. La tetrarquia ~y su artficioso sistema electivo- fracaso Getinitivamente hacia el 310 cuando Constantino y Majencio, bijos de los Augustos renunciantes, txigieron el acceso al poder, alegando el derecho hereditario de rafe oriental, ajeno a la tradicién imperial republicana. 5 En el 312 las tropas de ambos se enfrentaton en el puente Milvio de Roma. Segin narra el apologista Lactacio, la noche anterior Constantino tuvo una visiGn en que se le aparecio una cruz on la inscripeién in hoe signin vincis (“con este signo venceras”), Por elio dispuso reemplazar las Aguilas romanas por el labaro cristiano. Este acontecimiento habrfa motivado que en el 313, junto a su colega Licinio, publicaran en Mildn un edicto de tolerancia religiosa (ver documento 17), por el cual el cristianismo cra aceptado como una teligién Keita y sus fieles recibfan los bienes que les habfan sido incautados. La conversién de Constantino resulté ventajosa para el Imperio, ya que le proporcionaba la mistica que precisaba part suplir al moribundo culto estatal augustal y los furtcionarios que garanti- zasen la correcta administracién. En este contento, el obispo Eusebio de Cesarea, consejero del em- perador, explicité ~sobre bases neoplatSnicas— la posicidn del nuevo poder imperial como derivado de Dios La Iglesia pudo comenzar su prédica de manera publica y evangelizar con el apoyo del poder romano, educando en los valores tradicionales de la Romanidad. Cristianizar y romanizar se con- virtieron casi en sinénimos. El latin y el griego fueron los dos unicos idiomas oficiales del Im- perio, usados para esta labor. Constantino —como sus sucesores— apayé esta tarea. Hizo cons- iruir el primer templo dedicado a San Pedro, en Roma; como también la iglesia del Santo Sepulerg en Jerusalén; en el 330 mandé edificar la basilica de Santa Sofia (de la Sabidurta Eterna) era recién establecida sede de la Nueva Roma, que pasard a ser llamada Constantinopla (Constantino- polis)®. “Constantino fue el primer gran mecenas imperial cristiano. Los enormes trabajos ar- tisticos que inauguré en Roma, en Antioquia, en Palestina y en otras partes, significan un giro en Ia historia del arte cristiano que, de abiora en adelante, tended siempre una rama en cierto modo oficial, por ser financiada e incluso realizada por el gobierno en el poder, con las habituales ca~ racter(sticas de las artes de este género: consideruble escala y tendencia al lujo, hermosos y cos- tosos materiales de origen lejano a veces, rapidez mis o menos firme en los trabajos, eclecticis- mo estético™™. is ‘Ala muerte de Constanting se produjo Ia tiltima reacci6n anticristiana de cierta importancia por obra del emperador Juliano. Algunos pensadores y hombres piblicos ~como Sfnaco- defendieron as costumbres de les antepasados (mores maiorem), mientras obispos como Ambrosio de Milén 0 Agustin de Hipona afirmaban el nuevo papel de la Iglesia. Podemos apreciar como “...a partir dé Constantino y sus hijos, dejando de lado el intermedio de Juliano, el cristianismo, convertido en religién del emperador, se va haciendo progresivamente na religion de Estado y tiende a imprimir su huella sobre lus instituciones, el ambiente y el modo de vida; por muy limitada que pueda parecernos {a influencia del ideal evangélico sobre el derecho (a ‘menudo tin cruel) y las costumbres (tan violentas) de estos tiempos revueltos, la civilizucion de la pacsmnr| tardia. se quiso a sf misma, intenté serlo, se pensé a sf misma, como una civilizacién Pero, a su vez, el fin de las persecuciones externas favorecié las luchas internas (politicas y dogmiaticas) dando lugar a las primeras hersjfas discusiones sobre ciertos aspectos fundamentales 5 pba come gems ‘onstuntiny produjo el prinee waslauo (rrusluri) de ta see imperial ona. e ‘Grutor. A. Et primer arty vrisiano, Madrid, Aguilas, we, pid Marrow. Henn,

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