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Concurso de Oratoria
Concurso de Oratoria
Bienvenida
“Comienza haciendo lo necesario; luego haz lo posible y de repente estarás haciendo lo
imposible.”
Oratoria
inmenso amor a Dios y carisma fraterno hacia todos, incluso hacia los animales.
Demostrando que ser franciscano es brindar nuestro esfuerzo, atención, cuidado y paz a
todos aquellos que nos rodeen. Por eso el día de hoy destacamos las sabias palabras de
Francisco, “Que la paz que anuncian con sus palabras esté primer en sus corazones.”
Recordando con gozo aquel 1223 en Greccio, donde nuestro Santo patrono, puso
en marcha la celebración del nacimiento del niño Jesús. Organizando y meditando con
cuidado aquel momento de santidad; adquiriendo permiso del sumo pontífice para
Convocados los hermanos, la gente llegaba y el lugar retumba por el placer de todos;
San Francisco cantaba el santo evangelio, todos entre lágrimas y con el corazón
fervoroso presenciaban el nacimiento del Rey pobre. Con una voz potente, dulce, clara,
Bethlehem! De manera tierna y amorosa, era llamado Jesús por San Francisco. ¡Y vaya
que lo manifestaba! Él saboreaba con dulzura cada palabra dirigida al varón virtuoso.
En aquel magnífico evento se multiplicaban los dones del Omnipotente,
despertando al pequeño niño en el pesebre; quien habiendo estado exánime por el olvido
Francisco. Así como la mayoría había borrado de sus corazones al Rey pobre, su regreso
quedó grabado en sus almas. Terminada la velada, todos regresaron a sus hogares llenos
de alegría y gozo.
el Señor multiplicó su misericordia hacia todos, por medio de este podían sanar a los
animales. Y, en efecto, así fue. Todas sus criaturas con diversas dolencias pudieron
Mujeres con partos largos, les ubicaban un poco de este y daban a luz felizmente.
altar y se le dedicó una iglesia. Pues, él es ejemplo de vida; con su apasionante amor a
por gracia y misericordia del Omnipotente se convierte en medicina para todas sus
criaturas.
¡Así es! El Señor siempre glorificaba a San Francisco de Asís, servidor del
aún, llamándonos a recibir al hijo de Dios con nuestro corazón y alma colmada de
júbilo. Por ello, como buenos franciscanos resaltemos los valores inculcados, seamos
sencillos, despojémonos de lo material. Pues, el Señor solo necesita a sus hijos con los