fore paca
Oliver Twist
‘Chatls Dickens (1812-1870) fe hij d un modest exc
Diente alque encatelaron po deus, pot que ens two
tuna infcle pense y hub de rabaar desde muy joven, Eo
i su camera Meraria publiando bees aris.
Fuerom (os papees de ich (1837) ls que fo deron a
oe la geste ape ls ert
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Usd cence conus cnt Ms
tren pa coe enter Ene is bs
jes qu lo cnsagarian destacan Cain de Mvidad =
(8 od pee 1H, Teng des 5, is z ‘
tae dos cudades (859) y Grandes esperanes (1861,
En a present novels, ve Tt, su pequeto petagonsta,
esta dea rela on que se wataba aos nis desam
paradsen[a nga des primers ads del soo 2
Feel en un arate, Over es martiizad a menudo poe
‘rector del esabeimint,y cuando lpr sali dai cae en
manos de Faj, un personae aldo que enseia aun grupo
eros marginale robary dengue mal en peor et
‘eau log sobrevi;allande devez en cuando a pes
rasqueestn dspustasaayodariey a jugase por Lee |
Cer Re ae
11G-2AG ; |Ente otros etifcos pcos de cers cided, que
prefiero no mencionar, se encuentra uno que también exis-
te en otras metrépolis; cs el ail, Alli nacié, en una fecha
aque no tiene
lamarian Oliveri Twist.
“Mucho rato después de que la criacura habia Hlegado al
‘mundo, aiin no se sabia si vivirfa 0 no. Al lado del recién
‘nacido slo se encontraba una mendiga vieja quien el nifio
no preocupaba. También estaba el médico, que hacia todos
los esfuerzos posbles para que el recién nacido sobreviviera
Por timo, y al eabo de muchos afanes, Oliverio respi,
‘estornud y, finalmente, advirtié a los demas habitantes
del asilo que se habia afadido una nueva carga al estable-
cimiento, Lo comunicé con un grito demasiado vigoroso
para una criatura tan pequefia
~Djenme vera mi hij antes de mort!clam6 una vo.
{Una mujer joven y de rosto pido seincorporé a duras
peenas de la almohauda. El médico se aceres a la enferma y
le dijo con termura
Vamos, vamos! ;Quién piensa en moritse?
nportancia, un misero nifio a quien despuésué disparate! ~afiadié la mendiga, que hacta de en-
fermera-. Dios nos libre! Usted no debe pensar sino en la
alegria de tener un hijo.
Pero aquel rostro demacrado acentué su expresién do-
cemente la cabeza, la enferma tend
los brazos hacia el nifio, Cuando la enfermera se lo hubo
pasado, la madre apreté apasionadamente los labios sobre
la frente del recién nacido, Miré a su alrededor con mirada
turbia, se estremecié y cayé pesadamente sobre la cama
“Todo acabé... -murmuré el ciryjano-. Pobre made!
Era una muchacha joven y hermosa
“La tajeron anoche por orden del inspector... —repuso
la vieja~. Parece que la encontraron tendida en la calle
Debe haber andado mucho porque trafa los zapatos hechos
pedazos, pero nadie sabe de dénde venia ni a dénde iba,
Oliverio comenzé a llorar a todo pulmén,
lorosa. Moviendo t
i ubiera
sabido que era s6lo un pobre huérfano, a quien esperaban
toda clase de suftimicntos, habriallorado afin més fuerte
La salud de Oliverio siguié siendo muy débil durante los
‘ocho 0 diez primeros meses de vida, tanto que las autori-
dades del asilo reslvieron mandarlo a una sucursal que se
encontraba a cierta distancia, Se trataba de una casa donde
unos veinte o treinta nifios se encontraban al cuidado de
tuna anciana, la sefiora Mann, quien los recibia a cambio de
cierta cantidad de dinero. Naturalmente, que ese dinero se
Jo guardaba casi todo la mujer, reduciendo a sus pupilos a
tuna verdaderaracin de hambee.
‘Noesde extrafiarse,entonces, ue el diaen que Oliverio
ccumplié nueve afios fuese un nifo pilido y raquitico, de
pequefia estatura y totalmente escudlido, Pero tenia una
inteligencia clara que pudo desarollarse pese a todas las
privaciones sufidas
El dia del noveno aniversario de su nacimiento, Oli-
verio se encontraba encerrado en la carbonera con dos de
sus compafieros. Los tres habian sufrido una fuerte tunda
de azotes por haber tenido la audacia de quejarse porque
sentian hambre.
La sefora Mann se encontraba en el jardin, cuando
aparecié en la puerta el sefior Bumble, administrador del
asilo, Répidamente se volvi ala muchacha que la ayudaba
y le murmuré por lo bajo:
Haz subir a Oliveto y alos ot0s nifios que estén en
cerrados en la earboneray lvalos,
En seguida avanzé hacia el administrador con carifiosas
frases de bienvenida. Pero el sefior Bumble ~un individuo
sgruesoy de cariterirrtable-, en ver de corresponder alas
Finezas dela duefia de casa, dio un tremendo puntapié ala
puerta, después de sacudir en vano el picaporte.
—:Cémo es posible que esté la puerta cerrada? ~excla-
1mé la seiora Mann, que no se habia apresurado para dar
tiempo a que subieran los nifios~. Por estar pensando en
los angelitos me olvido de todo. Entre usted, sefior Bum-
ble, por favor.La sefora Mann hizo pasaral administrador un cuarto
pequefio con suclo de ladrillo,y dijo complaciente:
=:No quiere un poco dejarabe? Siempre tengo para darks
alos nifos. Aunque cuesta caro, no puedo verlos suftit.
jEs mis fuerte que yo!
Muy bien... -epuso el administrador—. Es usted una
buena mujer sefiora Mann, Aprovecharé la primera opor-
tunidad para hacedo saber al comité.. jA su salud!
Y diciendo esto el sefor Bumble se comé la mitad del
vaso que le habian servido. Luego afiadié:
““Hablemos ahora de negocios. Hoy cumple nueve afios
nis a quien le pusimos Oliverio Twist. A pesar de que el
aslo ha hecho un gran sacrficio, ofeciendo una fuerte suma
de dinero para saber el origen del nifo, no se ha podide
saber cual es su verdadero nombre ni quin era su madve..
—fEntonces no es Oliverio Twist el verdadero nombre
ddl nfo?
Oh, no! Lo inventé yo. Como ya Oliveri es demasiado
grande para que esté aqui, el consejo ha resueto que vuelva
al asilo,y por eso he venido a buscarlo. Haga el favor de
raed.
—Inmediatamente.. -repuso la sefiora Mann, saliendo
del cuarto,
Oliverio, que mientras tamto se habia estado lavando
Ja cara y las manos, entré luego de la mano de su falsa
Prov saluda a exe caballer, Olivera —indicé la mujer
El nifio obedecié haciendo una reverencia,
Quieres venir conmigo, Oliverio? -pregunté Bumble
El muchacho estaba a punto de contestar que nada
deseaba mas que marcharse con quien fuese, cuando vio a
la sefora Mann, quien, instalada detris de la silla del ad-
rministrador le hacia Furibundas seas con el prio cerrado.
Se apresutd, entonces, a responder
= no vendr conmigo la sefora Mann?
~No-repuso Bumble-, Pero ira verte de vezen cuando.
Elnino tuvo que fingir cierto pesar por su marcha. Porto,
dems aOliverio nol costaba mucho derramarligrimas, ya
que el hambre, el fro y los golpes lo habian acostumbrado
alllorara menudo,
La seiora Mann le dio mil besos yo mejor, le obs
una rebanada de pan con mantequilla afin de que el no
no patecera demasiado hambriento cuando legaraal aslo.
Con su pan en la mano y cubierta la cabeza con una
gorra, que erael uniforme de los asilados, Olivrio sali de
la mano del sefior Bumble, dejando atris aquella morada,
donde jams recibiera una palabra que endulzaa los tristes
aos de su infancia,
Sin embargo estallé en sollozos cuando la puerta cere
tras d, Por miscrables que fuescn sus compaieros de infor-
‘unio, aquellos nifios eran los kinicos amigos que tenia en
la vida, Por primera ver sinté lo que era sufrir la absoluta
soledad en el mundo.
Hiabiatranscurtido apenas un cuarto de hora desde su
Ilegada al asilo, cuando el sefor Bumble mands lamar Oli-
veri, comunicindole que debia presentarse ante el consejo,
15El administrador, indole con el bastén un golpe en la
espalda, lo condujo a una habitacién donde se encontraban,
sentados ocho o diez seiores gordos, presididas por uno mais
gordo todavia y de cara colorada, que ocupaba un sillén
‘mas alto que los dems
~_Cémo te llamas? “le pregunté el sefior que ocupaba
lsillon,
Oliverio sintié miedo ante aquel grupo de caballeros
desconocidos y guardé silencio, El seior Bumble le dio oto
golpe en lespalda que lo hizo lloar. Dijo su nombre con vor
tembloros.. Entonces, uno de aquellos sefiores, que vestia un
chaleco blanco, lo mrs furiso yaseguré que muchacho era
‘completamente idiota cosa que aument6 el temor de Oliveri
~Escxichame, nifio —dijo el presidente del consejo—
Supongo que ya sabes que eres huérfano
Qué quiere deci eso? ~pregunté Ol
—Noven que el muchacho esidiota—in
del chaleco blanco, Estaba seguro de ello.
Sabes que no tenes padre ni made, zno es cierto? ~pre-
gunt6el presidente, luego de hacer una sefaa su compaero
para que callase~ Y ambien estisenterado de que vives de
Ia caridad del aslo, verdad?
Si, sefor ~repaso Oliverio,Horando amargamente.
rucgas por aquellos que te alimentan y te euidan?
i, sefor ~balbuced Olivero
Es necesari que sepas que seta taido aqui para que
recibas educacién y aprendas un oficio le dijo gravemente
cl presidente del consejo.
6
Desde mafiana comencaris a cardar estopa ~afiadis
el hombre del chaleco blanco, que habia insistido en eratar
de idiota al nif.
(Obedeciendo a un gesto del sefior Bumble, Oliverio dio
las gracias con una profunda reverencia. Después lollevaron
‘una gran sala del aslo, Alli, en una cama dura, el nifo se
durmié sollocando,
2
E cones det sto ea unas enorme en uo de
cuyos nes swe uma dbl cael ental
6 ocinr ut ayuado po des mujeres ear ala
hor de luca ua pupil de arna Yau ene fs
‘Sd. Cada io eta una pq ccd ena ¥
toda seco admin cuando se agg uh
pete wor dep
Tr acomo Oey suscompaterossufan ou
delta coats quella tratoraon, Certo da
tn michacho ge ds rade que ot demd, deepens
porla fata de men comvencé ar compan de
{pees pec erigrun mens dela chan
inser ui sl dead gue arial eam y
‘ayo sobre el pobre Olver
ands ep a noche ocpaon ss pusosen
dl comedor. El acne, como sempre sivas ppl,
7Al cerminar de comer, los nies comenzaron a cuchichear,
sefialando a Oliverio. Por poca edad que tuviese, el pobre
smuichacho estaba exasperado por el hambre. Dejé su puesto,
ysadelantindose con la escudila en la mano, dijo asustado
desu propia audacia
Haga el favor de darme un poco més, si gusta
El cocinero palidecié de sorpresa; mudo de impresién,
‘mir varias veces al rebelde, y como sino pudira recobrarse
de su estupor, se apoyé sobre la caldera, Las mujeres que
lo ayudaban se dirigian miradas de asombro, y ls nifios
temblaban de miedo.
= Qué dices?—pregunté al fin el cocinero, con vor alerad,
—Que quisiera un poco més, si usted gusta contests
Oliveri,
El hombre descargé un golpe con el cuchaton en la ca-
beza del muchacho, le afer de un brazo,y lam a gritos
al administrador.
El conscjo se hallaba en se
mn solemne cuando el sefior
Bumble, fuera de i se precipté en el sain y dirigiéndose
al presidente, le dijo
Seftor Limbkins, dispense silo interrumpo, pero sepa
que Oliverio Twist ha pedido més racién,
ELasombro fue general: el horror se manifestaba en todos
los semblantes,
Qué ha pedido més? ~murmurd el sefior Limbkins-:
‘Calmese usted, Bumble, y contésteme claramente, Quiere
decir que ha pedido més racién después dela sefialada por
el reglamento?
18
Si, sefior +
Ese nifo acabari en la horca dijo el sefior del chaleco
blanco-, estoy seguro de que acabaré en la horca
‘Nagle contradio este pronéstco, y se entabl6 en seguida
tuna discus acalorada, De resultas de ella, Oliverio fixe ence-
rrado en un calabozo;y al dia siguiente, un anunci fjado en
1a puerta ofrecia una recompensa de cinco libra esterlinas al
_que quisiera acerse cargo de Oliveri Twist. O, dicho en otros
‘éeminos, se ofrecian cinco libra la persona que necesiase un
aprendiz para un ofci o industria fuera cual fuese.
De esta manera, por cometer el imperdonable crimen de
pedir dable racién, Oliverio permanecié ocho dias encerrdo
‘en el calaboro. Al llegar las lagas ytrstes horas de la noche,
se cubria ls ojos con las manos, para no vera oscuriad, 0
agazapabaen un rincdn, afin de conciliar el suefio; crs veces
se despertaba sobresatado, y emblando se pegaba a la fia y
dura pared del alabouo, como si buscase en ella una proteccién
contra las tniebls y la soledad de que se veia rodeado.
3
“Tenia qu nate usa haces cargo dl nite
conju ei qusedcbienrars Oleic
Spun hrc mocame Eso pre qe pols lamer
Slack, ya cera pokbl quel apn ence
‘arandodl pc ta mtrElscfior Bumble ue enviado para que buscara un capitin
‘que se encargase de Oliverio. Pero, al volver al asilo a dar
‘cuenta de su misién, se encontré con que lo aguardaba el
sefior Sowerberry, empresatio de pompas finebres.
El duefio de la tienda de ataides era un hombre alto y
delgado. No tenia semblance risuefio, aunque era amable de
‘rato, Eladministrador encontrd que Sowerberry podia ser el
hombre que necestaba, y le planted de inmediato el asunco,
=Conoce usted, por casualidad, alguna persona que
necesite un aprendiz? -inquirié el sefor Bumble-. Se trata
den muchacho que sé sirve de estorbo en el aslo y se le
puede offecer en condiciones muy ventajosas, mi querido
sefior Sowerberry,
Alldecir esto iltimo, el administrador sefialaba el letrero
‘que prometia cinco libras a la persona que quisiera hacerse
cargo de Oliveri.
“Pero side esto era precisamente de lo que queria hablar
le repuso el empresario de pompas Fiinebres.
Sowerberry estuvo conversando con los consejeros du-
rante cinco minutos, y se convino que Oliverio entracia
a prueba en su casa aquella misma tarde, Se puso como
condicién que, sal cabo de algdin tiempo vela que el mu
chacho le eeportaba con su trabajo més de lo que costaba su
alimento, lo omaria por un determinado nimero de afos,
ccon derecho a empleatlo como le conviniese.
Oliverio fue conducido, pues, aquella tarde ante los
cconsejetos, quienes le anunciaron que iba a entrar inmedia-
tamente en calidad de aprendiz en la casa de un fabricante
20
de ataides, y qu, si por qujarse de su posicién vo
depend del aslo, se lo embarcarfa para que se ahogara o
lo mataran a pales.
El nigo no manifesté emocién alguna. En vista de ello,
los sefiores del consejo convinieron que era un pillosin co-
rab y dijeron a Bumble que lo llevarainmediatament
liverioescuché a os sefiores del conseo sin deci una
palabra. Después tomé su pequefio equipo, que se educta
nada, y encasquetindose la gorra se drigi con el sefor
‘Bumble a su nuevo lugar de suimienco,
En el momento de legar a la casa del empresario de
ppompasiinebres el administrador juzg6 convenient dirigir
‘una mirada al chico para ver si estaba presentable
~ Olivera! -le dio. No te tapes los ojos con la gorra y
levanca la cabeaa.
Oliveri obedecié al momento, y se pasé la mano por
los ojs: pero tna légeima rod6 por sus mejillas en tanto
aque administrador le drigia una mirada severa. El io
quiso,entonces, daminarse, pero, a pesar de us esfuerz0s,
todo fue indi. Tapdndose la cara, comenz6 a llorar a
ligeimna viva.
~ Bien! ~exclamé el sefor Bumble, deteniéndose y
lanzando al pequefio una mirada maligna. Muy bien, de
todos los nfs Vciosos eingratos que he conocido ees.
=No, sefior.. -sllozé Oliveri, mientras prima la
mano del administrador. Yo quiero ser bueno y sex ju
cioso, se lo aseguro..Soy tan joven sefiog, y an, tan.
{Fan qué? ~pregunté el sefor Bumble, admirado,Tan desgraciado, sor ~exclamé Oliverio~ todo el
‘mundo me aborrece. Le ruego que no se enoje conmigo.
1 sefior Bumble contempl6 durante un momento el
triste y desolado aspecto de Oliveri: tosié dos 0 tes veces
como un hombre que no sabe emo salir del paso y coman-
dolo dela mano, después de ordenarle que se limpiara los
‘jos siguié su camino.
El fabricance de ataides se disponfa a cerrar la tienda
‘cuando entré el sefior Bumble acompariado de Oliveri
Con que este es el huérfano que ofrece el asil? ~pre~
jgunté Sowerberry. Luego se puso a llamar a gritos-: Estas,
ahi, hijta? Ven un momento, te lo ruegou-
La esposa del empresario salié de la habitacién de la
trastienda y acudié al amado de su marido, Era una mujer
pexuetia, delgada y con aspecto de bruja
Aqui tienes al muchacho de que te he hablado ~dij el
schor Sowerberry, dedicando a su mujer la vor mas dulce
y sumisa
~ Qué flaco esti! ~exclamé la aludida
En efecto, no es robusto ~intervino el administrador,
mirando a Oliverio como si tuviese la culpa de su falta de
‘carnes~, Pero ya engordati, sefior Sowerberty.
Si, gracias a nuestra comida ~repuso con tono hosco
Ja mujer~, Estos nis de asilo siempre cuestan mas de lo
que valen
Al deci estas palabras, abrié una puerta y empujé al
muchacho por una escaleraquelevabaa un s6tane obseuro
¥y maloliente que recibia el nombre de cocina
2
Baja, atado de huesos ~ordené.
'Y luego, drigiéndose a una muchacha suciay andrajosa
aque ea, sin dda la criada, la sefora Sowerberry dictamin6:
Dale de comer a este nifio, Carlota. Puedes servile
algunos de los restos que guardaton a “Trip”. El perro no
hha vuelto en todo el dia ala casa y yase puede disponer de
Los ojos de Oliverio se iluminaron ant a idea de poder
mascar carne, aunque se tratara de los desperdicios que
cestahan destinados al perro, Por eso, apenas le pusieron por
dlante un plato de sobrasinmundas, se puso a devorar con
ansiosa avider.
—zlas terminado ya? ~preguné la sefiora Sowerberry
‘cuando vio impio el plato que ehabian pasado a Oliverio
jEmonces ven conmigo!
“Tomando una sucia Limpara, comenz6 a subirla escalera
seguida del no,
~Supongo que no tends miedo de dormir entre ataides,
ya que tu cama seri el mostrador. Vamos, date prisa, y no
me tengas aqui toda la noche.
Viendose solo en la tienda, dirigid una timida mirada
cen rorno suyo, con tin sentimiento de terror. Una caja sin
concluir, calocada sobre dos banquillos negros, ocupaba
cl centro de la habitacibn, y era su aspecto tan higubre,
gue el nifio temblaba de miedo cada vex que su mirada se
dirigla hacia aquel sito, pues parecia que iba a ver elevarse
lencamente la cabeza de algiin horrible fantasma, que lo
23haria morir de espanto. A lo largo de a pared se via una
prolongada linea de tablas, cortadas uniformemente y que
parecian otros tantos espectrs; placas de metal, virutas,
clavos y pedazos de pafo negro cubrian el suelo en revuelta
confusin. La atmésfera pareca hallarse cargada de cierto
olor de ataid, y el hoyo que ocupaba Olverio debajo del
rmostrador tenia todo el aspecto de una eumba.
‘Aquelespecticulo kigubre, en lugar tan extrafo,impre-
sioné fuertemente al nifio, lo cual nada tenia de particular,
pues ain los mas valientes se afecarian también en seme-
jane situacién, Oliverio no contaba con ningin amigo:
‘tampoco tenia que llorarla muerte de una persona amada 0
la ausencia de un ser querido:y, sin embargo, su tristeza era
profunda, Al revolverseen su dura cama, hubiera descado
hallarse en su ataid y dormir en el cementerio el eterno
suefio de la muerte arrullado por el viento y el finebre
doblar de las campanas.
‘Alla mafiana siguiente despert6 al ruido de un farioso
puncapié en la puerta de la tienda, que se rept iracunda-
‘mente veinte veces, mientras se vestiaa toda prisa. Al correr
Jos certoos los golpes cesaron y se dej6 oir una vor:
~zAbricis la puerta? ~grtaban.
Si, sefior, al momento ~replicé Oliveri, volviendo la
Have en la cerradura,
~Eres tel nuevo aprendie,zno es verdad? ~pregunt la
vor. Qué edad tienes?
Diez afios,sefior ~comtesté el nio,
—Entonces, voy a sicudirte duro, miserable huérfano.
m4
Oliverio conocia esas promesas y habia recibido ya
muchos golpes para que dudara de que el desconocido
‘cumpliria su amenaza. Con mano temblorosa abrié la
ese encontd com un rbusto muchacho de a Cas dela
Caridad que comia con avider un gran pedazo de pan con
smantequilla
~Dispeénseme, fue usted quin lamé?—pregunté el nif.
Fai yo el que di paradas la puerta ~repuso el otro con
insolenci. :Acaso no sabes quién soy yo? Me amo Noé
CClaypole y cit eres mi empleado
‘Dando un puntapié al nso. Claypoleentré con un aire
de dignidad que chocaba con la expresinestipida de su
‘ara, Al querer llevar una taba al pati, Oliverio siti que
le rtaban las piemas con el peso y, debido a eso, rompi6
tu ladill, Cuando Noé fue socorrrlo, le asegur6 que le
hrara pagar su torpeza, Focos momentos después bajaron el
sefior Sowerberry ys esos, yal saber por Claypole que
lio habia quebrado un ladrillo, fo golpearon duramente
antes de mandarlo ala cocina,
Al ver entrar a Noé y al muchacho, Carlota dijo con
Saqué del almuerzo del patrén un buen pedazo de
tocino pata ti, Noé. Ti, Oliveri, ciera esa puertay ven a
comer estos mendrugos. Toma tu taza de téen ese Fincén
y luego vasa cuidar la tienda
Después de estas palabras, Noé y Carlota lanzaron gran-
des cateajadas, burkindose de Oli
5Noé pertenecia a la Casa de Caridad, aunque no era
huérfano. Los muchachos del bartio siempre se reian de
aquel muchachote que escuchaba toda clase de injurias
sin pronunciar palabra. Por eso ahora estaba encantado de
tener asu servicio un huérfano en quien poder volea todo
cl rencor, lagamente contenido.
cia tes semanas que Oliveri vivia con el empresatio
dle pompas finebres cuando una noche, mientras cenaban
Jos esposos Sowerberry en la trastienda, el marido dijo con
acento hurl, ya que siempre temia erica a su mujer
Quiero decirte algo, hija. Encuentro que Oliverio
muestra en su rostro un aspecto de tristeza muy interesante
Me parece excelente para acompafar un corteofinebre. No
servird para los grandes corteos, sino para los de los nfo.
‘Creo que haria muy buen efecto si ayudara en los entierros
de-los muchachos de su edad.
Lacesposa del empresario se sintié realmente admirada
delaidea, Se convino en cl acto quese levaria a Oliveri al
Primer enticrro que se presentara para que fuera aprendiendo
‘su nuevo trabajo. Y la oportunidad no se hizo esperar.
Fuel propio sefior Bumble quien, a dia siguiente, leg
a contratar un entiero para cierta infortunada mujer que
rmurié en el aslo,
Llegado ef momento de ir al funeral, Sowerberry se di-
rigié a sus ayudantes,diciendo con vox solemne:
—Noé, ite quedarisa cargo dela tienda. ¥ ti, Olverio,
ponte la gorray ven conmigo.
El sefior Sowerberry y Oliverio atravesaron el barrio
26
més populoso de la ciudad para alcanzar luego callejuelas
riserables, donde vivia gente muy pobre. El nino seguia
mado a su amo, pero siti el corazén acongojado cuando
vio rodasuna familia que, postrada de door, rodeabaa una
mujer que habia muerto. El cuerpo yacia sobre una mes,
iluminada por a luz amarilla de los cris.
Finalmente, el finebre corteo salié de la pobre cas.
Oliveri cori al lado del stor Sowerberry con todalaprist
que le permieian sus dbils pieenas. Todo lo que presencié
axquella tarde le parcié desgarradoramente tris.
Cuando Hlegaron de regreso a la casa, oy6 a su amo
pregunta:
“Y bien, Oliveri, qué we parc lo que vst?
~Muy bien, seit, muchas gracias ~balbuced el nifio~
Pero no. la verdad es que no me ha gustado mucho
Ya te acostumbraris, muchacho -tespondié el empre-
satio~, Es un trabajo duro al comienzo, pero que lego no
te costa nada,
Oliverio asin con la cabeza, aunque le paecié que
jamais podea tomar aquello con indiferenca, Se fue a la
teasienda, muy preocupado por lo que acababa de ve y ot.
4
A tcaoeunmesdeprua enc dlemprestiode
ppompasfinebres, Oliverioquedé aceptado como aprendiz,
nLa idea que habia tenido el sefior Sowerberry result atin
mucho mejor delo que se podia esperar, Hubo numerosos,
cortejs finebres, en los cuales el huérfano marchaba a la
‘cabeza, luciendo un sombrero adormado con una gasa negra
‘Su presencia arrancaba expresiones de admiraciny se hacia
‘mis intensa la emocién de aquellos momentos
‘Sin embargo, dentro de la tienda, la situacién de Oli-
verio no habia cambiado mucho. Durante meses continus
sufiendo los malos tratos de Noé Claypole. El muchacho
se moria de envidia por el sombrero con crespén y el baston
que levaba Oliverio, mientras que él seguia usando la gorra
de uniforme de la Casa de Caridad. Por ese motivo redo-
blab los golpes al huérfano. Carlo, la sivienta, también
‘maltrataba, por su parte, al nifio para imitar a Noé, y la
sefiora Sowerberry era su enemiga decarada, por la sencilla
azn de que su marido le tenia acto
‘Un dia, Oliverio y Noé bajaron juntos ala cocina para
devorar un troz0 de cordero, Carlota habia salido y el mu-
chachote consideré que la mejor entretencién que podia
tener para pasar el tiempo era atormentar a Oliverio. Lo
ogié por el pel, lo pelizedy lo traté de hospiciano. Pero
‘como nada de eso hicicra lorar a su vitima, ef infame
recurtié a las injurias personales:
= cémo esti tu madre? -le preguneé burlén
~Mariérepuso Oliverio-, V cuidado con hablar de ela!
De qué ha mucrto tu madre?~insstié Claypole, viendo
ue el nifo se ponia rojo y le emblaban las ventanillas de
la nara
8
De desesperacién,segiin me han dicho... Yyo creo que
sé cémo es esa muerte ~contesté Oliveri con gran tristeza.
J que cs lo que t hace lloriqueat ahora? ~insstié Noé,
viendo una ligrima corter por la mejilla del huérfano.
=No quiero que se hable de mi madre.
Nada de insolencias, miserable hospiciano! Te voy a
decit algunas verdades acerca de tu madre. En todo caso,
_ncjr era que hubiese mucrto, porque.
‘Claypole no pudo continuar hablando, ya que con el
rostto enrojecido por la ira, Oliverio dio un salto y aga-
rrando a Noé por el cuelo lo sacudi con tal vigor que lo
hizo castaictear los dientes. Reuniendo todas sus Fuer2as, le
dlescargé un golpe tan violento que lo hizo rodar por tera
‘Un momento antes, quel nifo, agobiado por los malos
tratamientos, ert la dulzura misma; pero el ultraje a la
‘memoria de su madre lo habia puesto fuera de si. Con los
ojos chispeantes, la mirada de rto y el rostroanimado, su
acticud eraimponente y parecfatransfigurado por complet.
Alvera sus pies su cobarde verdugo, lo desafiaba con una
‘energia de que nadie le hubiesecreido capaz
~;Alasesino! ~grtaba entretanto Noé-, (Carlota, sefiora!
El aprendiz. me asesina. Socorro, socotro!;Oliverio se ha
‘vuelto loco!
‘Alos gritos de Noé, contesté Carlota con octo chillido
is penetrante, y la sefiora Sowerberry con un tercero
todavia mis agudo.
~jAh, miserable! ~grité Carlota, agarrando a Oliverio
con toda su fuerza jb, ingrato, asesino, monstruo!
»Y a cada palabra, descargaba sobre el nifo un Furioso
solpe acompafiado de wn chillido estridente
Fl puro de Carlota no era nada liger: pero, emerosa de
aque no fuese lo bastante para calmar la célera de Oliveri,
laseitora Sowerberry se aventuré a penetraren la cocina, y
cogiendo al muchacho con una mano, learafié con la otra
dl rosto. Por ilkimo, Nog, después de levantarse, descargé
sobre Oliverio una luvia de golpes.
Rendidos de malrataral nfo, la sirvienta, su patrona
yy Noéarrastraron a Olverio asta el sétano, aunque se de-
fend fariosamente. Luego le echaron lav. Ya de regreso,
Ja sefiora Sowerberry se dj6 caer sobre una sila y estalld
callano.
Oh, Carlota! -murmurs-, Qué suerte hemos tenido
cn no set aexinadas rodos!
Mucha suerte, fora ~repuso la sirvienta-. Espero que
amo aprender con esto ano recibir ens casa aindividuos