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fore paca Oliver Twist ‘Chatls Dickens (1812-1870) fe hij d un modest exc Diente alque encatelaron po deus, pot que ens two tuna infcle pense y hub de rabaar desde muy joven, Eo i su camera Meraria publiando bees aris. Fuerom (os papees de ich (1837) ls que fo deron a oe la geste ape ls ert snes a nm pn Jae Usd cence conus cnt Ms tren pa coe enter Ene is bs jes qu lo cnsagarian destacan Cain de Mvidad = (8 od pee 1H, Teng des 5, is z ‘ tae dos cudades (859) y Grandes esperanes (1861, En a present novels, ve Tt, su pequeto petagonsta, esta dea rela on que se wataba aos nis desam paradsen[a nga des primers ads del soo 2 Feel en un arate, Over es martiizad a menudo poe ‘rector del esabeimint,y cuando lpr sali dai cae en manos de Faj, un personae aldo que enseia aun grupo eros marginale robary dengue mal en peor et ‘eau log sobrevi;allande devez en cuando a pes rasqueestn dspustasaayodariey a jugase por Lee | Cer Re ae 11G-2AG ; | Ente otros etifcos pcos de cers cided, que prefiero no mencionar, se encuentra uno que también exis- te en otras metrépolis; cs el ail, Alli nacié, en una fecha aque no tiene lamarian Oliveri Twist. “Mucho rato después de que la criacura habia Hlegado al ‘mundo, aiin no se sabia si vivirfa 0 no. Al lado del recién ‘nacido slo se encontraba una mendiga vieja quien el nifio no preocupaba. También estaba el médico, que hacia todos los esfuerzos posbles para que el recién nacido sobreviviera Por timo, y al eabo de muchos afanes, Oliverio respi, ‘estornud y, finalmente, advirtié a los demas habitantes del asilo que se habia afadido una nueva carga al estable- cimiento, Lo comunicé con un grito demasiado vigoroso para una criatura tan pequefia ~Djenme vera mi hij antes de mort!clam6 una vo. {Una mujer joven y de rosto pido seincorporé a duras peenas de la almohauda. El médico se aceres a la enferma y le dijo con termura Vamos, vamos! ;Quién piensa en moritse? nportancia, un misero nifio a quien después ué disparate! ~afiadié la mendiga, que hacta de en- fermera-. Dios nos libre! Usted no debe pensar sino en la alegria de tener un hijo. Pero aquel rostro demacrado acentué su expresién do- cemente la cabeza, la enferma tend los brazos hacia el nifio, Cuando la enfermera se lo hubo pasado, la madre apreté apasionadamente los labios sobre la frente del recién nacido, Miré a su alrededor con mirada turbia, se estremecié y cayé pesadamente sobre la cama “Todo acabé... -murmuré el ciryjano-. Pobre made! Era una muchacha joven y hermosa “La tajeron anoche por orden del inspector... —repuso la vieja~. Parece que la encontraron tendida en la calle Debe haber andado mucho porque trafa los zapatos hechos pedazos, pero nadie sabe de dénde venia ni a dénde iba, Oliverio comenzé a llorar a todo pulmén, lorosa. Moviendo t i ubiera sabido que era s6lo un pobre huérfano, a quien esperaban toda clase de suftimicntos, habriallorado afin més fuerte La salud de Oliverio siguié siendo muy débil durante los ‘ocho 0 diez primeros meses de vida, tanto que las autori- dades del asilo reslvieron mandarlo a una sucursal que se encontraba a cierta distancia, Se trataba de una casa donde unos veinte o treinta nifios se encontraban al cuidado de tuna anciana, la sefiora Mann, quien los recibia a cambio de cierta cantidad de dinero. Naturalmente, que ese dinero se Jo guardaba casi todo la mujer, reduciendo a sus pupilos a tuna verdaderaracin de hambee. ‘Noesde extrafiarse,entonces, ue el diaen que Oliverio ccumplié nueve afios fuese un nifo pilido y raquitico, de pequefia estatura y totalmente escudlido, Pero tenia una inteligencia clara que pudo desarollarse pese a todas las privaciones sufidas El dia del noveno aniversario de su nacimiento, Oli- verio se encontraba encerrado en la carbonera con dos de sus compafieros. Los tres habian sufrido una fuerte tunda de azotes por haber tenido la audacia de quejarse porque sentian hambre. La sefora Mann se encontraba en el jardin, cuando aparecié en la puerta el sefior Bumble, administrador del asilo, Répidamente se volvi ala muchacha que la ayudaba y le murmuré por lo bajo: Haz subir a Oliveto y alos ot0s nifios que estén en cerrados en la earboneray lvalos, En seguida avanzé hacia el administrador con carifiosas frases de bienvenida. Pero el sefior Bumble ~un individuo sgruesoy de cariterirrtable-, en ver de corresponder alas Finezas dela duefia de casa, dio un tremendo puntapié ala puerta, después de sacudir en vano el picaporte. —:Cémo es posible que esté la puerta cerrada? ~excla- 1mé la seiora Mann, que no se habia apresurado para dar tiempo a que subieran los nifios~. Por estar pensando en los angelitos me olvido de todo. Entre usted, sefior Bum- ble, por favor. La sefora Mann hizo pasaral administrador un cuarto pequefio con suclo de ladrillo,y dijo complaciente: =:No quiere un poco dejarabe? Siempre tengo para darks alos nifos. Aunque cuesta caro, no puedo verlos suftit. jEs mis fuerte que yo! Muy bien... -epuso el administrador—. Es usted una buena mujer sefiora Mann, Aprovecharé la primera opor- tunidad para hacedo saber al comité.. jA su salud! Y diciendo esto el sefor Bumble se comé la mitad del vaso que le habian servido. Luego afiadié: ““Hablemos ahora de negocios. Hoy cumple nueve afios nis a quien le pusimos Oliverio Twist. A pesar de que el aslo ha hecho un gran sacrficio, ofeciendo una fuerte suma de dinero para saber el origen del nifo, no se ha podide saber cual es su verdadero nombre ni quin era su madve.. —fEntonces no es Oliverio Twist el verdadero nombre ddl nfo? Oh, no! Lo inventé yo. Como ya Oliveri es demasiado grande para que esté aqui, el consejo ha resueto que vuelva al asilo,y por eso he venido a buscarlo. Haga el favor de raed. —Inmediatamente.. -repuso la sefiora Mann, saliendo del cuarto, Oliverio, que mientras tamto se habia estado lavando Ja cara y las manos, entré luego de la mano de su falsa Prov saluda a exe caballer, Olivera —indicé la mujer El nifio obedecié haciendo una reverencia, Quieres venir conmigo, Oliverio? -pregunté Bumble El muchacho estaba a punto de contestar que nada deseaba mas que marcharse con quien fuese, cuando vio a la sefora Mann, quien, instalada detris de la silla del ad- rministrador le hacia Furibundas seas con el prio cerrado. Se apresutd, entonces, a responder = no vendr conmigo la sefora Mann? ~No-repuso Bumble-, Pero ira verte de vezen cuando. Elnino tuvo que fingir cierto pesar por su marcha. Porto, dems aOliverio nol costaba mucho derramarligrimas, ya que el hambre, el fro y los golpes lo habian acostumbrado alllorara menudo, La seiora Mann le dio mil besos yo mejor, le obs una rebanada de pan con mantequilla afin de que el no no patecera demasiado hambriento cuando legaraal aslo. Con su pan en la mano y cubierta la cabeza con una gorra, que erael uniforme de los asilados, Olivrio sali de la mano del sefior Bumble, dejando atris aquella morada, donde jams recibiera una palabra que endulzaa los tristes aos de su infancia, Sin embargo estallé en sollozos cuando la puerta cere tras d, Por miscrables que fuescn sus compaieros de infor- ‘unio, aquellos nifios eran los kinicos amigos que tenia en la vida, Por primera ver sinté lo que era sufrir la absoluta soledad en el mundo. Hiabiatranscurtido apenas un cuarto de hora desde su Ilegada al asilo, cuando el sefor Bumble mands lamar Oli- veri, comunicindole que debia presentarse ante el consejo, 15 El administrador, indole con el bastén un golpe en la espalda, lo condujo a una habitacién donde se encontraban, sentados ocho o diez seiores gordos, presididas por uno mais gordo todavia y de cara colorada, que ocupaba un sillén ‘mas alto que los dems ~_Cémo te llamas? “le pregunté el sefior que ocupaba lsillon, Oliverio sintié miedo ante aquel grupo de caballeros desconocidos y guardé silencio, El seior Bumble le dio oto golpe en lespalda que lo hizo lloar. Dijo su nombre con vor tembloros.. Entonces, uno de aquellos sefiores, que vestia un chaleco blanco, lo mrs furiso yaseguré que muchacho era ‘completamente idiota cosa que aument6 el temor de Oliveri ~Escxichame, nifio —dijo el presidente del consejo— Supongo que ya sabes que eres huérfano Qué quiere deci eso? ~pregunté Ol —Noven que el muchacho esidiota—in del chaleco blanco, Estaba seguro de ello. Sabes que no tenes padre ni made, zno es cierto? ~pre- gunt6el presidente, luego de hacer una sefaa su compaero para que callase~ Y ambien estisenterado de que vives de Ia caridad del aslo, verdad? Si, sefor ~repaso Oliverio,Horando amargamente. rucgas por aquellos que te alimentan y te euidan? i, sefor ~balbuced Olivero Es necesari que sepas que seta taido aqui para que recibas educacién y aprendas un oficio le dijo gravemente cl presidente del consejo. 6 Desde mafiana comencaris a cardar estopa ~afiadis el hombre del chaleco blanco, que habia insistido en eratar de idiota al nif. (Obedeciendo a un gesto del sefior Bumble, Oliverio dio las gracias con una profunda reverencia. Después lollevaron ‘una gran sala del aslo, Alli, en una cama dura, el nifo se durmié sollocando, 2 E cones det sto ea unas enorme en uo de cuyos nes swe uma dbl cael ental 6 ocinr ut ayuado po des mujeres ear ala hor de luca ua pupil de arna Yau ene fs ‘Sd. Cada io eta una pq ccd ena ¥ toda seco admin cuando se agg uh pete wor dep Tr acomo Oey suscompaterossufan ou delta coats quella tratoraon, Certo da tn michacho ge ds rade que ot demd, deepens porla fata de men comvencé ar compan de {pees pec erigrun mens dela chan inser ui sl dead gue arial eam y ‘ayo sobre el pobre Olver ands ep a noche ocpaon ss pusosen dl comedor. El acne, como sempre sivas ppl, 7 Al cerminar de comer, los nies comenzaron a cuchichear, sefialando a Oliverio. Por poca edad que tuviese, el pobre smuichacho estaba exasperado por el hambre. Dejé su puesto, ysadelantindose con la escudila en la mano, dijo asustado desu propia audacia Haga el favor de darme un poco més, si gusta El cocinero palidecié de sorpresa; mudo de impresién, ‘mir varias veces al rebelde, y como sino pudira recobrarse de su estupor, se apoyé sobre la caldera, Las mujeres que lo ayudaban se dirigian miradas de asombro, y ls nifios temblaban de miedo. = Qué dices?—pregunté al fin el cocinero, con vor alerad, —Que quisiera un poco més, si usted gusta contests Oliveri, El hombre descargé un golpe con el cuchaton en la ca- beza del muchacho, le afer de un brazo,y lam a gritos al administrador. El conscjo se hallaba en se mn solemne cuando el sefior Bumble, fuera de i se precipté en el sain y dirigiéndose al presidente, le dijo Seftor Limbkins, dispense silo interrumpo, pero sepa que Oliverio Twist ha pedido més racién, ELasombro fue general: el horror se manifestaba en todos los semblantes, Qué ha pedido més? ~murmurd el sefior Limbkins-: ‘Calmese usted, Bumble, y contésteme claramente, Quiere decir que ha pedido més racién después dela sefialada por el reglamento? 18 Si, sefior + Ese nifo acabari en la horca dijo el sefior del chaleco blanco-, estoy seguro de que acabaré en la horca ‘Nagle contradio este pronéstco, y se entabl6 en seguida tuna discus acalorada, De resultas de ella, Oliverio fixe ence- rrado en un calabozo;y al dia siguiente, un anunci fjado en 1a puerta ofrecia una recompensa de cinco libra esterlinas al _que quisiera acerse cargo de Oliveri Twist. O, dicho en otros ‘éeminos, se ofrecian cinco libra la persona que necesiase un aprendiz para un ofci o industria fuera cual fuese. De esta manera, por cometer el imperdonable crimen de pedir dable racién, Oliverio permanecié ocho dias encerrdo ‘en el calaboro. Al llegar las lagas ytrstes horas de la noche, se cubria ls ojos con las manos, para no vera oscuriad, 0 agazapabaen un rincdn, afin de conciliar el suefio; crs veces se despertaba sobresatado, y emblando se pegaba a la fia y dura pared del alabouo, como si buscase en ella una proteccién contra las tniebls y la soledad de que se veia rodeado. 3 “Tenia qu nate usa haces cargo dl nite conju ei qusedcbienrars Oleic Spun hrc mocame Eso pre qe pols lamer Slack, ya cera pokbl quel apn ence ‘arandodl pc ta mtr Elscfior Bumble ue enviado para que buscara un capitin ‘que se encargase de Oliverio. Pero, al volver al asilo a dar ‘cuenta de su misién, se encontré con que lo aguardaba el sefior Sowerberry, empresatio de pompas finebres. El duefio de la tienda de ataides era un hombre alto y delgado. No tenia semblance risuefio, aunque era amable de ‘rato, Eladministrador encontrd que Sowerberry podia ser el hombre que necestaba, y le planted de inmediato el asunco, =Conoce usted, por casualidad, alguna persona que necesite un aprendiz? -inquirié el sefor Bumble-. Se trata den muchacho que sé sirve de estorbo en el aslo y se le puede offecer en condiciones muy ventajosas, mi querido sefior Sowerberry, Alldecir esto iltimo, el administrador sefialaba el letrero ‘que prometia cinco libras a la persona que quisiera hacerse cargo de Oliveri. “Pero side esto era precisamente de lo que queria hablar le repuso el empresario de pompas Fiinebres. Sowerberry estuvo conversando con los consejeros du- rante cinco minutos, y se convino que Oliverio entracia a prueba en su casa aquella misma tarde, Se puso como condicién que, sal cabo de algdin tiempo vela que el mu chacho le eeportaba con su trabajo més de lo que costaba su alimento, lo omaria por un determinado nimero de afos, ccon derecho a empleatlo como le conviniese. Oliverio fue conducido, pues, aquella tarde ante los cconsejetos, quienes le anunciaron que iba a entrar inmedia- tamente en calidad de aprendiz en la casa de un fabricante 20 de ataides, y qu, si por qujarse de su posicién vo depend del aslo, se lo embarcarfa para que se ahogara o lo mataran a pales. El nigo no manifesté emocién alguna. En vista de ello, los sefiores del consejo convinieron que era un pillosin co- rab y dijeron a Bumble que lo llevarainmediatament liverioescuché a os sefiores del conseo sin deci una palabra. Después tomé su pequefio equipo, que se educta nada, y encasquetindose la gorra se drigi con el sefor ‘Bumble a su nuevo lugar de suimienco, En el momento de legar a la casa del empresario de ppompasiinebres el administrador juzg6 convenient dirigir ‘una mirada al chico para ver si estaba presentable ~ Olivera! -le dio. No te tapes los ojos con la gorra y levanca la cabeaa. Oliveri obedecié al momento, y se pasé la mano por los ojs: pero tna légeima rod6 por sus mejillas en tanto aque administrador le drigia una mirada severa. El io quiso,entonces, daminarse, pero, a pesar de us esfuerz0s, todo fue indi. Tapdndose la cara, comenz6 a llorar a ligeimna viva. ~ Bien! ~exclamé el sefor Bumble, deteniéndose y lanzando al pequefio una mirada maligna. Muy bien, de todos los nfs Vciosos eingratos que he conocido ees. =No, sefior.. -sllozé Oliveri, mientras prima la mano del administrador. Yo quiero ser bueno y sex ju cioso, se lo aseguro..Soy tan joven sefiog, y an, tan. {Fan qué? ~pregunté el sefor Bumble, admirado, Tan desgraciado, sor ~exclamé Oliverio~ todo el ‘mundo me aborrece. Le ruego que no se enoje conmigo. 1 sefior Bumble contempl6 durante un momento el triste y desolado aspecto de Oliveri: tosié dos 0 tes veces como un hombre que no sabe emo salir del paso y coman- dolo dela mano, después de ordenarle que se limpiara los ‘jos siguié su camino. El fabricance de ataides se disponfa a cerrar la tienda ‘cuando entré el sefior Bumble acompariado de Oliveri Con que este es el huérfano que ofrece el asil? ~pre~ jgunté Sowerberry. Luego se puso a llamar a gritos-: Estas, ahi, hijta? Ven un momento, te lo ruegou- La esposa del empresario salié de la habitacién de la trastienda y acudié al amado de su marido, Era una mujer pexuetia, delgada y con aspecto de bruja Aqui tienes al muchacho de que te he hablado ~dij el schor Sowerberry, dedicando a su mujer la vor mas dulce y sumisa ~ Qué flaco esti! ~exclamé la aludida En efecto, no es robusto ~intervino el administrador, mirando a Oliverio como si tuviese la culpa de su falta de ‘carnes~, Pero ya engordati, sefior Sowerberty. Si, gracias a nuestra comida ~repuso con tono hosco Ja mujer~, Estos nis de asilo siempre cuestan mas de lo que valen Al deci estas palabras, abrié una puerta y empujé al muchacho por una escaleraquelevabaa un s6tane obseuro ¥y maloliente que recibia el nombre de cocina 2 Baja, atado de huesos ~ordené. 'Y luego, drigiéndose a una muchacha suciay andrajosa aque ea, sin dda la criada, la sefora Sowerberry dictamin6: Dale de comer a este nifio, Carlota. Puedes servile algunos de los restos que guardaton a “Trip”. El perro no hha vuelto en todo el dia ala casa y yase puede disponer de Los ojos de Oliverio se iluminaron ant a idea de poder mascar carne, aunque se tratara de los desperdicios que cestahan destinados al perro, Por eso, apenas le pusieron por dlante un plato de sobrasinmundas, se puso a devorar con ansiosa avider. —zlas terminado ya? ~preguné la sefiora Sowerberry ‘cuando vio impio el plato que ehabian pasado a Oliverio jEmonces ven conmigo! “Tomando una sucia Limpara, comenz6 a subirla escalera seguida del no, ~Supongo que no tends miedo de dormir entre ataides, ya que tu cama seri el mostrador. Vamos, date prisa, y no me tengas aqui toda la noche. Viendose solo en la tienda, dirigid una timida mirada cen rorno suyo, con tin sentimiento de terror. Una caja sin concluir, calocada sobre dos banquillos negros, ocupaba cl centro de la habitacibn, y era su aspecto tan higubre, gue el nifio temblaba de miedo cada vex que su mirada se dirigla hacia aquel sito, pues parecia que iba a ver elevarse lencamente la cabeza de algiin horrible fantasma, que lo 23 haria morir de espanto. A lo largo de a pared se via una prolongada linea de tablas, cortadas uniformemente y que parecian otros tantos espectrs; placas de metal, virutas, clavos y pedazos de pafo negro cubrian el suelo en revuelta confusin. La atmésfera pareca hallarse cargada de cierto olor de ataid, y el hoyo que ocupaba Olverio debajo del rmostrador tenia todo el aspecto de una eumba. ‘Aquelespecticulo kigubre, en lugar tan extrafo,impre- sioné fuertemente al nifio, lo cual nada tenia de particular, pues ain los mas valientes se afecarian también en seme- jane situacién, Oliverio no contaba con ningin amigo: ‘tampoco tenia que llorarla muerte de una persona amada 0 la ausencia de un ser querido:y, sin embargo, su tristeza era profunda, Al revolverseen su dura cama, hubiera descado hallarse en su ataid y dormir en el cementerio el eterno suefio de la muerte arrullado por el viento y el finebre doblar de las campanas. ‘Alla mafiana siguiente despert6 al ruido de un farioso puncapié en la puerta de la tienda, que se rept iracunda- ‘mente veinte veces, mientras se vestiaa toda prisa. Al correr Jos certoos los golpes cesaron y se dej6 oir una vor: ~zAbricis la puerta? ~grtaban. Si, sefior, al momento ~replicé Oliveri, volviendo la Have en la cerradura, ~Eres tel nuevo aprendie,zno es verdad? ~pregunt la vor. Qué edad tienes? Diez afios,sefior ~comtesté el nio, —Entonces, voy a sicudirte duro, miserable huérfano. m4 Oliverio conocia esas promesas y habia recibido ya muchos golpes para que dudara de que el desconocido ‘cumpliria su amenaza. Con mano temblorosa abrié la ese encontd com un rbusto muchacho de a Cas dela Caridad que comia con avider un gran pedazo de pan con smantequilla ~Dispeénseme, fue usted quin lamé?—pregunté el nif. Fai yo el que di paradas la puerta ~repuso el otro con insolenci. :Acaso no sabes quién soy yo? Me amo Noé CClaypole y cit eres mi empleado ‘Dando un puntapié al nso. Claypoleentré con un aire de dignidad que chocaba con la expresinestipida de su ‘ara, Al querer llevar una taba al pati, Oliverio siti que le rtaban las piemas con el peso y, debido a eso, rompi6 tu ladill, Cuando Noé fue socorrrlo, le asegur6 que le hrara pagar su torpeza, Focos momentos después bajaron el sefior Sowerberry ys esos, yal saber por Claypole que lio habia quebrado un ladrillo, fo golpearon duramente antes de mandarlo ala cocina, Al ver entrar a Noé y al muchacho, Carlota dijo con Saqué del almuerzo del patrén un buen pedazo de tocino pata ti, Noé. Ti, Oliveri, ciera esa puertay ven a comer estos mendrugos. Toma tu taza de téen ese Fincén y luego vasa cuidar la tienda Después de estas palabras, Noé y Carlota lanzaron gran- des cateajadas, burkindose de Oli 5 Noé pertenecia a la Casa de Caridad, aunque no era huérfano. Los muchachos del bartio siempre se reian de aquel muchachote que escuchaba toda clase de injurias sin pronunciar palabra. Por eso ahora estaba encantado de tener asu servicio un huérfano en quien poder volea todo cl rencor, lagamente contenido. cia tes semanas que Oliveri vivia con el empresatio dle pompas finebres cuando una noche, mientras cenaban Jos esposos Sowerberry en la trastienda, el marido dijo con acento hurl, ya que siempre temia erica a su mujer Quiero decirte algo, hija. Encuentro que Oliverio muestra en su rostro un aspecto de tristeza muy interesante Me parece excelente para acompafar un corteofinebre. No servird para los grandes corteos, sino para los de los nfo. ‘Creo que haria muy buen efecto si ayudara en los entierros de-los muchachos de su edad. Lacesposa del empresario se sintié realmente admirada delaidea, Se convino en cl acto quese levaria a Oliveri al Primer enticrro que se presentara para que fuera aprendiendo ‘su nuevo trabajo. Y la oportunidad no se hizo esperar. Fuel propio sefior Bumble quien, a dia siguiente, leg a contratar un entiero para cierta infortunada mujer que rmurié en el aslo, Llegado ef momento de ir al funeral, Sowerberry se di- rigié a sus ayudantes,diciendo con vox solemne: —Noé, ite quedarisa cargo dela tienda. ¥ ti, Olverio, ponte la gorray ven conmigo. El sefior Sowerberry y Oliverio atravesaron el barrio 26 més populoso de la ciudad para alcanzar luego callejuelas riserables, donde vivia gente muy pobre. El nino seguia mado a su amo, pero siti el corazén acongojado cuando vio rodasuna familia que, postrada de door, rodeabaa una mujer que habia muerto. El cuerpo yacia sobre una mes, iluminada por a luz amarilla de los cris. Finalmente, el finebre corteo salié de la pobre cas. Oliveri cori al lado del stor Sowerberry con todalaprist que le permieian sus dbils pieenas. Todo lo que presencié axquella tarde le parcié desgarradoramente tris. Cuando Hlegaron de regreso a la casa, oy6 a su amo pregunta: “Y bien, Oliveri, qué we parc lo que vst? ~Muy bien, seit, muchas gracias ~balbuced el nifio~ Pero no. la verdad es que no me ha gustado mucho Ya te acostumbraris, muchacho -tespondié el empre- satio~, Es un trabajo duro al comienzo, pero que lego no te costa nada, Oliverio asin con la cabeza, aunque le paecié que jamais podea tomar aquello con indiferenca, Se fue a la teasienda, muy preocupado por lo que acababa de ve y ot. 4 A tcaoeunmesdeprua enc dlemprestiode ppompasfinebres, Oliverioquedé aceptado como aprendiz, n La idea que habia tenido el sefior Sowerberry result atin mucho mejor delo que se podia esperar, Hubo numerosos, cortejs finebres, en los cuales el huérfano marchaba a la ‘cabeza, luciendo un sombrero adormado con una gasa negra ‘Su presencia arrancaba expresiones de admiraciny se hacia ‘mis intensa la emocién de aquellos momentos ‘Sin embargo, dentro de la tienda, la situacién de Oli- verio no habia cambiado mucho. Durante meses continus sufiendo los malos tratos de Noé Claypole. El muchacho se moria de envidia por el sombrero con crespén y el baston que levaba Oliverio, mientras que él seguia usando la gorra de uniforme de la Casa de Caridad. Por ese motivo redo- blab los golpes al huérfano. Carlo, la sivienta, también ‘maltrataba, por su parte, al nifio para imitar a Noé, y la sefiora Sowerberry era su enemiga decarada, por la sencilla azn de que su marido le tenia acto ‘Un dia, Oliverio y Noé bajaron juntos ala cocina para devorar un troz0 de cordero, Carlota habia salido y el mu- chachote consideré que la mejor entretencién que podia tener para pasar el tiempo era atormentar a Oliverio. Lo ogié por el pel, lo pelizedy lo traté de hospiciano. Pero ‘como nada de eso hicicra lorar a su vitima, ef infame recurtié a las injurias personales: = cémo esti tu madre? -le preguneé burlén ~Mariérepuso Oliverio-, V cuidado con hablar de ela! De qué ha mucrto tu madre?~insstié Claypole, viendo ue el nifo se ponia rojo y le emblaban las ventanillas de la nara 8 De desesperacién,segiin me han dicho... Yyo creo que sé cémo es esa muerte ~contesté Oliveri con gran tristeza. J que cs lo que t hace lloriqueat ahora? ~insstié Noé, viendo una ligrima corter por la mejilla del huérfano. =No quiero que se hable de mi madre. Nada de insolencias, miserable hospiciano! Te voy a decit algunas verdades acerca de tu madre. En todo caso, _ncjr era que hubiese mucrto, porque. ‘Claypole no pudo continuar hablando, ya que con el rostto enrojecido por la ira, Oliverio dio un salto y aga- rrando a Noé por el cuelo lo sacudi con tal vigor que lo hizo castaictear los dientes. Reuniendo todas sus Fuer2as, le dlescargé un golpe tan violento que lo hizo rodar por tera ‘Un momento antes, quel nifo, agobiado por los malos tratamientos, ert la dulzura misma; pero el ultraje a la ‘memoria de su madre lo habia puesto fuera de si. Con los ojos chispeantes, la mirada de rto y el rostroanimado, su acticud eraimponente y parecfatransfigurado por complet. Alvera sus pies su cobarde verdugo, lo desafiaba con una ‘energia de que nadie le hubiesecreido capaz ~;Alasesino! ~grtaba entretanto Noé-, (Carlota, sefiora! El aprendiz. me asesina. Socorro, socotro!;Oliverio se ha ‘vuelto loco! ‘Alos gritos de Noé, contesté Carlota con octo chillido is penetrante, y la sefiora Sowerberry con un tercero todavia mis agudo. ~jAh, miserable! ~grité Carlota, agarrando a Oliverio con toda su fuerza jb, ingrato, asesino, monstruo! » Y a cada palabra, descargaba sobre el nifo un Furioso solpe acompafiado de wn chillido estridente Fl puro de Carlota no era nada liger: pero, emerosa de aque no fuese lo bastante para calmar la célera de Oliveri, laseitora Sowerberry se aventuré a penetraren la cocina, y cogiendo al muchacho con una mano, learafié con la otra dl rosto. Por ilkimo, Nog, después de levantarse, descargé sobre Oliverio una luvia de golpes. Rendidos de malrataral nfo, la sirvienta, su patrona yy Noéarrastraron a Olverio asta el sétano, aunque se de- fend fariosamente. Luego le echaron lav. Ya de regreso, Ja sefiora Sowerberry se dj6 caer sobre una sila y estalld callano. Oh, Carlota! -murmurs-, Qué suerte hemos tenido cn no set aexinadas rodos! Mucha suerte, fora ~repuso la sirvienta-. Espero que amo aprender con esto ano recibir ens casa aindividuos

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