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La luz es como el agua

Gabriel García Márquez

Toto y Joel son dos hermanos que piden con insistencia a sus padres un bote de
remos para Navidad. A pesar de vivir en Madrid donde no hay aguas navegables,
su padre se lo compra. Los niños pidieron la ayuda de sus compañeros de escuela
para subir el bote por la escalera hasta el cuarto de servicio. Como todos los
miércoles sus padres se iban al cine, los niños solos en casa, rompieron la
bombilla de una lámpara y dejaron que se derramara la luz a un buen nivel,
entonces cortaron la corriente y sacaron el bote para navegar. — La luz es como
el agua —le contesté—: uno abre el grifo y sale”. Siguieron navegando a
escondidas los miércoles que sus padres de iban al cine, cuando estos
regresaban los encontraban dormidos. Tiempo después pidieron a sus padres un
equipo completo de buceo. Por sus buenas notas y reconocimientos en la escuela,
se los compraron. De la misma manera, los miércoles siguientes, llenaron el
departamento a la altura de dos brazas y bucearon en el fondo de la luz. Al final de
cursos los hermanos fueron reconocidos y los padres les ofrecieron un regalo;
ellos solo pidieron una fiesta en casa con sus compañeros de clases. El miércoles
siguiente, la gente empezó a ver una cascada de luz que salía de los balcones y
corría por la fachada del edificio hasta la calle, llamaron a los bomberos que
forzaron la puerta del departamento y encontraron la casa inundada de luz hasta
el techo. Todos los muebles flotaban al igual que los utensilios de cocina y objetos
personales. Al final del corredor, Toto estaba sentado en la popa del barco con la
máscara puesta hasta donde le alcanzó el aire. Joel flotaba en la proa y sus
compañeros de escuela flotaban por toda la casa. Habían abierto tantas luces al
mismo tiempo que la casa se inundó y todo el cuarto año de la escuela de San
Julián el Hospitalario se había ahogado.

Daniela Ibeth cuenca Gutiérrez ,2AE

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