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kK. N464SE Juan Victorio AULA ABIERTA EL CANTAR DE MIO CID Estudio y edicion critica UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACION @ DIsTaNcAa M Ex. Caras ne Mio Cin, Esrmin V EDICION cRiTicA formas al interesado @ las paginas 124-36 del amplio y primordial estudio de Menéndez Pidal). Baste lo aqu‘ dicho para mostrar un éxito literatio de nuestro personaje también en las er6nicas (lo que es prueba inequivoca de su sacralizacién oficialista) y para que el editor de turno, yo en este caso, pueda recurtr a elas y justificar los errores, lagunas y todo tipo de descuides que nos legs Per Abad. EL TEXTO @) Autor y fecha La autoria del Cantar ha sido objeto de debate, como practi camente todo acerca de este texto, fundamentado, entre otras cosas, en discernir sise trataba de un autor «popular» o «culto», ctiquetacién que puede llevar a engaio, en especial la primera de ella ‘2Qué se debe entender por «popular»? ¢Es un término des pectivo 0 no? Y, alaplicarse, ese esté mirando al autor o al piblico? Pues si se mira al primero, es indudable que nos encontramos ante un poeta que nada tiene que envidiar a ningin otro, ni al mas fino, de modo que resulta incomprensible que cierta critica haya podide considerarlo como analfabero (para ellos, «popular» es su sinénimo). En este punto, me podria detenet para desmentirlo en la presentacion de los conocimientos tetéricos, juridicos y diplo- miaticos que se dan en el texto, pero seria tan larga como absurda tarca, Basta con emplear el sentido comin: en primer lugar, ése puede sostener que un poeta no tenga la cultura que exige su pro- fesion2; en segundo, dla core hubiera recurrido a cualquier afi cionado?; en tercero, ¢se puede escribir un relato de 3.730 versos sino se est muy bien preparado? Por lo tanto, hay que suponer que quienes emplearon confu- samente el término «popular» (para éste y para otros casos, los 36 EL CANTAK DE Mio Ci, ESTUDIO ¥ EDICION cRITICA universitarios siguen luchando para salir de diche confusi porque, en realidad, estaban apuntando, sin darse cueni aiblico, Pero también errineamente, dada la polisemia del térmi. 1no, pues «pueblo» significa tanto «conjunto de la poblaciéns (ésa fue su primera significacién, su significacidn etimolégica, que atin se conserva), como, para entendernos ripidamente, «aldea» mis 0 menos grande, «ruralidad, es decir analfabetismo, ergo falta de insaccénrosgueded problema no se hubiera planteado si en lugar de «popular» ae hubien Goplade derpre wiadkienals nitions eee En efecto, dicho témino a0 apunta a ninguna clase social y sf al mantenimiento a través de los tiempos de una creencia, unas cos tumbres, unos gustos, entre una colectividad ‘Nuestro anGnimo y experto poeta, pues, conocia esos gustos, tenia muy presente el objetivo de su obra y no perdia nunca de vista que, como he dicho, tenia que competir con esa corriente de los romances que gozaba de gran éxito de aceptacién. Sabia, pot ende, que tenfa que leger al «gran puiblico» en el que se inclufan personas de cualquier clase, como buen predicador laico que era Por ello, también sabia que la transmisin iba a ser oral (nica concebible para lograr su objetivo) sobre una materia yun perso- naje ya nada inventados, razones todas que explican que el texto tenia que ser compuesto como lo fue. Por todo ello, hacer en él alarde de erudicion, de lecturas, hubieran Hevado al rapido boste- 29, ms en un tao largo que tee que competis con compos Resuelta, pues, esa cuestién, pasaré a despachar, brevisima mente, la de si hubo uno o dos autores. Desde Inego, para admitir esa dualidad hay que suponer dos redacciones sucesivas. Menén- dez Pidal supuso que ubo una primera, debida a un juglar (6¢~ mino de nuevo equivoco, pues confunde el papel del autor con el ddl transmisor, el cual, en este caso sf,no tenia por qué set un letra- do y sf un buen actor), que estarfa més cerca del dato histérico, y tun segundo, que seria responsable de la parte con mas ficci6n, Per- sonalmente, no he viso mayores huellas de dos phumas diferentes 3; desde luego, a argunentacién anterior parece no tener en cuen- ta un hecho bien conocido: que, cusndo se trata de shistorian, esa EL Texto 37 era deformada en funci6n del objetivo, tarea en la que compitieron poetas y cronistas. Asi que lo mas prudente y sensato es penser en ‘utoria tnica. Orra cosa diferente es sila versi6a inicial tuvo tanto éxito que inmediatamente se tuvo que «teeditar» (empleando la terminologia actual) répidamente, lo que equivale @ detenerse en la tradici6n manuscrita. Pero, antes de entrar en ella, conviene dete- nerse en la fecha de su composicién. ‘Nueva polémica, en la que no entraré,limitndome a exponer unos hechos que considero suficientes para proponer, si no un afio preciso (aun en el caso de que esto fuera posible, esa precision es intrascendente), si un momento adecuado. Desde luego, hay que tenet en cuenta un dato, En la Chronica Adefonst Imperatoris (en loor de Alfonso VID se alude directamente al Cantar y, dado que tal crénica se compuso aproximadamente en 1150, éste tiene que ser anterior, La dificultad redica en cudntos afios anterior. Pero, dado que en aquel texto dulico se considers oportuno citarlo, conviene detenerse en este rey, nieto del Alfonso del Cantar y, por ello, muy interesado en presentar @ un Cid respetuoso, No sdlo porque se tri- taba de su abuelo, al queno convenia que se creyera enfrentado con tun personaje de tanta popularidad, sino también porque él mismo aspit6 y obtuvo ese glorioso titulo de emperacor, para lo cual debi vencer muchas dificultades y aunar muchas voluntades. Y, desde uego, de su propia nobleza, contra la que tuvo que llevar a cabo no pocas acciones guerreras, muchos de cuyos componentes debjan de conocer aquellas frases romancisticas ya sefialadas. A este pablico, guerrero por profesin y con deseos de enriquecerse por wocaciGn, Te conventa, desde luego, un modelo de obediencia a ultranza, con latractivo de que, dentro de un orden, podfan medrar también. A ‘Alfonso VILle venia muy bien un poema de este tipo. 2Es esto un simple punto de vista? Sostengo que no. Puss, ‘como ya he subrayado en paginas anteriores, este tipo de literatu aes todo menos de diversién. Por su cardcter histérico y su esen- cia noticiera, y como ocurre con los medics de comunicacién fsetuales, no hay gobierno que no guieta controlar esta informa- ‘ion. Por si fuera poco, la citada Chronica se escribié en su honor, que se concluye con texto en versos latinos, el lamado Poema de Almeria, auténtico cantar de cruzada, lo que prueba Ja importan- 8 EL Cantar pe Mio Cip, Estupio ¥ epicion cxtnica cia que se le daba 2 la poesia, en el cual se presenta al rey con la ‘misma majestad y poder que Dios y en donde se exhorta a la gue- za santa bajo su seguro mando, prometiéndoles a los combatien- tes no sélo la gloria eterna, sino también cargersi dona promictuns, cumgue corona quidquid abent Mauri rersus proritttur auri, es decir dineras y todo el oro que tienen los Moros. Obediencia (o sumisidn) al rey y promesa de recompensa econémica es lo que se observa precisamente en el Cantar. Y, para redondear el asunto, este rey estaba muy al corriente de lo épico, como Jo demuestra el que, en un extraordinario caso de mimesis, € mismo seprodujera la situacién de su bisabuelo Femando I, no sélo dando a sus hijos los mismos nombres (San- cho, Femando, Garcia y Alfonso, sin olvidar a una Usraca, hija de owa madre}, sino dividiendo también los reinos entre los dos pri- ‘eros (los otros murieran siendo nifios). Independientemente del aio exacto en que se escribiera el Cantar, su caldo de cultivo corzesponde exactamente al reinado de este monarca. Eso en lo que respecta ala primera redacci6n, Pero de ahi hasta Ja copia conservada, que data del siglo 20v, le cual es a su vez copia de la que levara cabo Per Abbat en 1207, es dificil o imposible conocer més datos, si hubo més copias intermediarias. Es incluso imposible suber con certeza sie. ‘timo copista es fiel con tespecto al antetio, si el mismo Per Abbat lo fue. Me refiero al hecho de que no se «comieran» episodios. Pero si se puede apostar sobre seguro acerea de que no altcraron el cavécter del texto, Y, por supuesto, en Jo que no se mostraron muy rigurosos fue en el molde poético en que ‘compusieron él texto. Pero eso es ya harina del costal siguiente. 4) La lengua y el ritmo Quienquicra que haya lefdo ya cualquier otra edicién del Can- 4ar habé.tenido la ocasién de comproba, a la vez que una gran ivegularidad mécrica, también una lengua en donde parece reinar FL Texro 39 una no menor anarquia, 6, si se prefiere, la manifestaci6n de un sistema desconocido en donde el articulo puede acompaiar 0 no al sustantivo («ifantes de Carrion / lox sfantes de Carrion»); 0 que teste articulo se use 0 n0 seguido del adjetivo posesive (nde fos 303 aj0s/ de sos fos); 0 que el complemento directo de persona vaya acompaiiado 0 no de la preposicién a, ylo mismo el de ciudad; 0 en el empleo indiscriminado de diferentes formulas (tanto Mio Cid como el Cid, acompaiiado 0 n0 con Carnpeador), 0 en doble- tes del tipo levarse / levantarse, Basten chora estos ejemplos, que podrian multiplicarse ad nauseam (léase la gramatica de Menen- dex Pidal sobre el texto para tener una idea completa de la canti- dad de «dualidades») y que, sin embargo, no han sido siempre tenidos en cuenta, pata poder dedueir, (si es que el texto no fuera producto de la anarquia ~cosa dificil de asumir-, o bien que res- pondiera «un sistema desconocido ~serfa el tinico caso y, de admi- til, todos los filélogos tendriamos que dimitir como tales) que podtlamos estar ni mas i menos que ante unas licencias que se permitia el autor, de la misma manera que Homero echaba mano de la didctasis 0 distensién y la sinicesis para alargar o acortar sila- bas, 0 de la preferencia dé perifrasis en lugar de «palabras com- pletas» para desarrollar el verso. ¢Con qué objetivo? Personalmente, no se me ocurre otro que el de lograt versos de igual niimero de silabas. Pero, legados « este punto, hemos topado con la teoria generalmente aceptada (en realidad, casi dogma) de que uno de los recursos estlisticos mas genuinos de nuestra épica consiste precisamente en presentar versos anisosila- icos, que distinguirian al meester de juglaria del de clerecta, como todo el mundo recordar, Y en esto nos distinguiriamos de toda Europa, por no decir de todo el mundo: desde siempre, pues, Espaia seria diferente, Por ser ésta una cuestién vital para la presentacién del texto, conviene que se eche una mirada a la historia de una, para mf, falacia, sostenida con argumentos nada convincentes. Peto, antes de iniciarla, empezaré defendiéndome de un argu- mento que se me podria hacer, cual es el hecho de que le lengua de aquella época no estaba fijada y, por lo tanto, se podrian pro- ducir aquellas vaciluciones. Pues bien, independientemente de 40 BL Cavra® ne Mio Cip, ESTUDO Y EDICION CREMICA que en la época de los clétiges del mester tampoco lo estaba y sin embargo si componian a silavas cuntadas, para que tal afirmacién: pudiera sostenerse seria necesario comparar la lengua del Cantar con la de cualquier otro texto, lo cual podsfa ebogar por aquella falta de fijaci6n lingitistica, pero dejaria de lado una cuestion esen- ial: que todo usuario, 0 bablante, muestra siempre los misinos ‘mccanismeos cuando se expresa y hace de su habla un sistema, de modo que nadie es unos dias losta y otros e/a, unos das cecea y otros sesea. Con aquella afirmacién sobre la vacilacién no se hace texto mis popular ni mis primitivo y sia un autor mis este lati, Pasemos, pues, a examinar aquella creencia de la irregularidad en Ia medida de los versos y, como era de esperar, habra que ini- carla en Menéndez Pidal, su adalid, el cual asuime tal creencia haciendo suyos los argumentos de Mili Fontanals, A saber: que, habiéndose copiado el texto sobre otra copia, es decir ante una twadici6n textual escrita, las muy numerosasitregularidades métri- cas no pueden ser fruto sino del propio estilo épico, como se observa también en el fragmento conservado de un cantar sobre Ronceswalles y en el de las Mocedades de Rodrigo. Pero a don Ramin no se le ocurre pensar que estos dos textos pueden estar aquejados del mismo mal de una mala copia, ni cita tampoco que casi todos, 0 muchos de los poemas del mester de clerecia, ¥ pesar de su preconizada perfeccién mética, presentan también no pocas irregularidades. Y no deja de causar(me) extraiieza el hecho de que sostenga tal idea después de haber hecho un estudio tan exhaustivo de In gramética de nuestro poema, de donde cabe deducir su hipétesis de que, cuanto mas imperfecto se see, mas juglar (cualidad que no lego a saber si para él es positiva o nega. tiva) es su autor, més «primitivor y enraizado en el pueblo, ‘Tampoco deja de sorprender el que a veces hable de descui- dos de copista en otros puntos, en cuya sola correccién debe cen trarse la labor eriticaa su juci. Segtin é, la labor critica se redu Ciria a enmendar los evidentes descuidos del copista al dislocar un verso y hacer desaparecer los modemismos de la copia (p. 34) Desde luego, el copista es descuidado, pero lo que no parece vero simil es que no extienda sus deslices también al metto, que es el EL TExO pine a aspecto técnico més delicado, pues cualquier despiste lo paga sin duda ninguna el niimero de ers0s) tanto por defecto como por exceto, A ello hay que afiadir que, si copiaba de otra copia, una incomprensién de la letra, un lapsus en la lectura, afectard inde- feciiblemente al némero silébico. Y tampoco es descartable el que, tal como creo, nes encontremos ante un copista acostumbrado al ejercicio contrario, es decir a un prosificador de esos cantares que Buoron al clan dela eréneas, los cuales lerian el conven del verso y lo trasvasarian mis o menos levemente a la menos rigida prosa. Aqui, su modo de operar consistria en leer también todo el ‘verso para despues escribir su contenido aproximado, sin olvidar desde luego la rima, pero dejéndose en el camino alguna que otra palabra, sospecha ala que llego después de haber examinado, entre otras cosas, el uso de palabras que podriamos considerar «tens lio», cuya presencia 0 ausencia no aiiade ni resta nada al sentido, como, por ejemplo les adverbios éan, grand, ny, afé(v0s), las con- junciones temporales huege, cuando, las formas este / aqueste, y ‘otro tipo de particulas, pero sal cémputo silabico. ‘Valviendo a Menéndez Pidal, su falta de congruencia se mues- ta cuando, a pesar de abogar por una irregularidad, se ve obliga- do a detenerse en un hecho indiscutible: la tendencia de algunos versos a contener cierto ntimero de silabas, observando que pre- dominan los de 14 silabas, seguidos de los de 15 y los de 16, sin olvidar los de otcas cantidades, mas exporédicas, (por ejemplo, hemistiquios de 4,5, 9, 10, 11 y haste 12 sflabas) examen que, a ‘mi juicio, resulta, como digo, parad6jico con aquella teoria: si hay tendencias no se puede hablar de irregularidades, y si hay una tendencia mis extendida que otra, sin gue podamos saber qué se produce en el texto para pasar de una a otra, eso es prueba ine- quivoca de que el copista se descuidaba. ¢Fiemos de pensar que para don Ramén irregularidad y tendencias son conceptos com- patibles, razén por Ia cual afinde que el «juglar encajaba los irregulares versos en una melodia y ritmo dados, haciendo para cll las neceserias alteraciones en la duracién o valor relativo de las notas»? Que dl lector juzgue si de los ofs tan fueriemientre lo- rando/ tomava la cabega e estévalos catando (ys. 1-2) por poner un «ejemplo facil de localizar, no «encajariay mejor sel primer hemis- 2 EL Cantax ne Mio Civ, Estupio ¥ ELCION CRITIC tiquio del 1 se iniciare con el mismo xcstavam del 2.° hemistiquo del 2." verso de manera que se obtuvieran dos frases en quiasmo ¥; porla misma razén, se aftadiera en el segundo verso la su cabeca, ¢en paralelo con Jes sos ofos? ¢ O es que hay que pensar que el Cid le da mas énfasis a esta parte del cuerpo que a aquélla? :No esta- rlamos considerando que el autor era no sélo «primitive», sino también ignorante de los mis elementales recursos estilisticos y un tanto estrafalario? Pues todos los editores por mi consultados dan or buena aquellslectura cro las cosas no acaban aqui. A pesar de su creencia en la inregularidad, Menéndez Pidal no sc sustrac (no podia, por otra parte) a Ia conviccién de que los versos estén divididos por una cesura en dos hemistiquios. Independientemente de que el térmi- no hemustiquio significa porcién «igual a otra, pot lo que aqui no tendria cabica, gc6mo es posible dividir aproximadamente en dos partes iguales aquello cuyas leyes «nos son totalmente desconoci. das», como confesaba al principio? Y, por fin, verdadero nudo gordiano, gcémo es posible que los romances, que segrin él deri- van de los cantares, sean tan estrepitosamente regulares, todos con sus 16 silabas, y no también irregulares? Pues no son menos jiuglarescos ens auoria ni popudares en su audiencia, Su defensa en este caso es verdaderamente endeble: se sacude la carga dicien- do que algunos romances (que no cita) muestran irregularidades, Asi, lo que sirve en unos cases de blanco puede ser tambien testi: monio de lo negro. Esta creencia de la irregularided devino pricticamente dogma, indiscutido por unos ¢ incluso aclamado por otros, cosa que deja un tanto perplejo. Y tanto en el extranjero como en Espafia. (Conviene, por mucho que se hable de una materia tan neutra como la filologia, hacer esa divisiGn). Pero ni extranieros ni nacionales han aportado argumento alguno que fortifique aquel bastion de la irregularidad, como mostraré aportando los ejem- pelos mis ilustres entre los que se han lanzado a hacer una edicién critica de nuestro texte. ¥ ninguno de ellos ha relacionado, aun que si constatado por separado, que la gran cantidad de férmulas del texto sn que vr cn el rtmo, y ée con I regulridad del metro, ELTexTo ” De entre los forineos, y por orden cronolégico, el primero es C. Smith, el cual no tiene la menor duda de que el verso es irte- gular Su militancia en este bando le leva incluso a desprestigiar a quienes defienden la regulatidad en estos técminos: «En épocas anteriores (se refiere entre otros al J. Cornu, aunque sin citarlo, {que defendia la tegularidad) los crticos estaban ofuscados por sus prejuicios neoclésicos de que el verso debia ser regular (tampoco expresa a qué prejuicios se refiere, pero, pues se cita al neoclasi- cismo, debe de aludir a lo razonable'... Pero ahora podemos ver aque a regularidad no es parte necesaria de la poesia» (p. 51) Ponga el lecror sus puntos suspensivos, como yo... En ningiin tiempo un poema narrative ha dejado de ser regular: ya Homero recitaba sus poemas a base de bastonazos ritmicos en el suelo, ¥ para lograr la regulatizaci6n, echaba mano a todo un abanico de recursos fonéticns y sintdcticos. Y en toda Ia extensisima poesia Spica francesa, coetdnea al Cantar, no habia verso que no tuviera 10 silabas, ‘Asf conventcido (zo convicto?), explica le gracia de la inregu laridad de esta manera: «Las palabras, tensamente expandidas, ocupan el adecuado espacio emocional, aunque no el nimero cortecto de sflabas» (p. 52). Aqui, lo que afadira el lector sera probablemente un signo de interrogaci6n: zqué es eso de la «tensa ‘expansién» o el «adecuado espacio emocional»? He aqui elcjem- plo que pone: al verso 2755, que dice por muertas las dexaron, no Te falta nada, ni una silaba, y en él ya no es cuestién de aquellas 14, 15 0 16 silabas, sino de s6lo 7. Asi las cosas, el verso 1, por ejem- plo (de los sos ofos tan fuertemientre Uorande) que es mucho més largo, le sobta tensién o adecuado espacio emocional, o hay sila- bas superfluas? Acaso la soluciéa consiste en que los versos se deben leer «por supuesto, en alta voz para poder saboreatlos de ‘manera adecuada» (53), dejandones sin saber qué manera es éa, y también un tanto confusos al reflexionar sobre la frase que sigue: «El ritmo produce con frecuencia el efecro de la conversa- én cortiente y de la poesta (22), sin attificialidad ninguna(?)>. Vale para quien no tiene prejuicios neoclisicos. Mucho mis cauto se muestra [. Michael (ps 18, 19, 20), que se inclina en favor de la irregularidad apoyado en una de las razones _ 4 EL Caran De Mfo Cin, Esmupio ¥ EDICION catia cxgrimidas por Menéndez Pidal, a saber’ que ¢s dificil imaginar que un copista estropee la medida de tantos vets0s. Peto confun- deun tanto al sugerie que la «métrica pudiera haber sido s6lo rela- tivamente estricta, sin postular una extensién «normal» de los ver- sos», Asi las cosas, ya no habsia problemas para la lectura 0 (mejor) declamacién: «el lector probablemente logcaré (2), all declamar los versos, una comprensin intuitiva (2?) de la toleran- cia exiscente en el sistema métrico>. El lector, pues, debe entender al copista, o corregir los exrores silibicos del autor. En fin, J. Horrent, tan critico en otras ocasiones con Menén- ez Pidal, acepta ahora sin mas la teoria de la irregulatidad Habicendo tenido el privilegio de conocer su prudentisimo caréc- ter, cabe suponer que, por no tener una opinién muy clara sobre el asunto, prefirié adherirse a la suposicién general, y mas vinien- do de quien venia. En todo caso, y aun conociendo el espaol muy bien, xe abstuvo de dar instrucciones para la declamacién, En cuanto a los espaiioles, «nietos cientificos del gran maes- ‘tro € insertos en el territorio que vio nacer el dogma, no podian no opinar diferentemente. Asi, ni A. Montaner ni J.L. Girén, por citar slo dos nombres, echan ni quitan més fuego a esta hoguera y dan por buena esa irregularidad. Por mi parte, espafiol de nacimiento y extranjero en cuanto a la formacién cientifica, y desde luego con prejuicios neoclésicos (aunque no sea més que por el hecho de que los anticlasicos no me conyencea}, pienso como Cornu, el cual sostenia que todo el texto estaba escrito en el verso de 16 silabes, el del romance, y afiade que los que sestienen el desbarajuste métrico como propio y caracterizador de! estado primitivo de la versificacién del Cantar, ademas de privarse ellos misinos del derecho de proponer correc- ciones al texto, cometen la injusticia de denegar la facultad de ‘medi versos a un verdadero poeta, que conoce leyes més altes de Ia composicién postica A tales razones, que atafien a la esencia del texto como obra de arte, yo afiado tambign su contexte. Como se recordar4, abo- gaba por la existencia de dos «corrientes de opiniém» coetineas, contenidas en romances y cantares. Suponiendo necesariamente que la de éstos venia a desacreditar ala de aquéllos, e intentando 45 BL 7EXTO captar al mismo piiblico, es evidente que los cantates tenian ane an ie tl ca destinado al fracaso. Pero a esta suposiciGn extratextual se debe nadir otra contenida como apéndice del propio poema y que no hua sido tenida en cuenta que yo sepa, a pesar de su imporiancia Se trata de un colofén de! recitador, que dice ast: Eel romanzes leido, datnos del vino; si non tenedes dineros, echad alld unos pefios, (patios) que bien nos lo darén sobr ellos. El primer verso eno lo deja ya todo claro? Para él, indepen: dientemente de que lea o declame, se trata de un romanz, es decir dde unas formas, de unos recursos empleados al contar un relato, pues eve remino aude ala eng mientras ue, pare elconteni- stro texto se emplean cantar y gesta. 7 Suimiemo, Coma ne deja de tener razon cuando alude a la labor de la edici6n critica: ¢ por qué los cue no quieren corregit cel metro si se desviven por costegir otros aspectos? ¢No seria més conggruente que no Jo tocaran para nada? Y si abservan errores en unos casos, no se darén también en otros? ‘camo actuat, pues? Desde luego, corrigiendo: el copista no puede Hlevar a cabo su tarea mejor que el filélogo. ¥ si nada segu- to xe puede afiemar sobre a de aque, ét si puede exponer ahora la suya, y el principio que regira mis pasos, tal como ha sido en caso de mis ediciones anteriores, cs operar siempre basindome en Construcciones que el propio texto (y s6lo el propio texto) nos suministra, en las cuales se resuelve el conflicto, como se podré verificar caso a caso en notas a pie de pagina. Y, para ello, con- tando con un arma muy precisa que él mismo nos suministra: su estilo formulario, que afecta tanto 2 las construcciones sintacticas como al léxico, con lo que la tarea no resulta ser tan dificl ni aven- turada, Pues, Zqué pensar de les variaciones ofro dia maiena, al otro dia mariana, « la maiana, ors « la mafiana, oras mafana, ylos ya mencionados paginas artiba Mio Cid, ef Cid, Cid Campeador, 46 EL CantaK be Mio Cp. EsTUp10 ¥ EDICION exITICA Mio Cid el Campeedor, 0 bien el que en buena ora fue nado, frase que admite la supresin de ora o el empleo de macié 0 nasco? 2Y de las alternancias entré/ es entrado, cuer /coragén; 0 / do /donde; y/allf; todos los que /euantos que? Dicho lo cual, conviene detenerse un tanto en el aspecto foné: tico-morfolégico, muy importante pata el cortecto cSmputo, En primer lugar, y por lo que se observa en el texto, hay que contar las silabas teniendo en cuenta la sinalefa, cuestién muy debatida en lo que concieze los textos medievales. Este recurso es obviado muchas veces por la tendencia a apocopar todo tipo palabras, ya sean formas verbales, ya sustantivos, pronombres, adjetivos, preposiciones, adverbios y pacticulas de todo tipo. Peso nuestro copista se ha descuidado también en este punto y ha deja do escrita la forma plena cuando se debiera esperar la apocopada Como defendi paginas arriba, esto es propio de quien lee prime- 10, se queda con el sentido y pasa después a la escrivura. Ante tal tuacion, no es aventurado suprimir cuando la ocasién lo exige. Sélo en dos ocasiones debe considerarse que hay dialefa: cuando al inicio de verso o hemistiquio hay dos vocales en contacto, gene- zalmente la conjuncién ¢, sin duda para evitar su desapaticién en la pronunciacién (en otros casos, el copista recoge palabras apo- copadas, recurso que le sirve tanto para restar una sflaba que haria un verso hipermétrico); o bien cuando la segunda de las vocales en contacto es ténica, en parte como ocurre hey. A lo cual hay que afiadir que el adjetivo xia es monosilabo. En el mismo sentido, se observa la duplicidad de formas ~fa © -ié como desinencias del imperfecto y del condicional, disemi- nadas en el texto un tanto eaéticamente. Dicho doblete no puede tener otro sentido que el de servir de recurso para lograr, afia- diendo o restando una sflaba, el cémputo exacto de silabas, al igual que ocurte con el de formas como aguisar y guiser, tanto y atanto, pues, como se apunté anteriormente, ningtin usuario de la Tengua puede vacilar tanto, sino que sigue un sistema. ‘Ottos aspectos meramente morfol6gicos serdn, por el contra- rio, respetados, por mucho que se observen dobletes en tantos casos (por ejemplo, en el posesivo s0(s) y su(s), 0 casos de leismo frente a formas correctas, etc), pues aqui si seria muy aventurado 47 EL Texto importancia para el cémputo. Por la misma cor ar llcen del maninetoen isos de dose so Trane, pues no soy partidario de retocar una forma haciéndola sige antigua pot estas exigencias: la experiencia con otros textos ine ha mostrado cierto grado de transgresién en la rima. Y, desde luego, se hanin los cambios grieas ya de rigor en este tipo de trabajo, modemizando todo aquello que no afecte Sno a fa mera grafia medieval. Asi, eseribo ha en lugar del a de ‘anuscrito para evitar confusiones y, por la misma raz6n, acentiio jx cuando es sujeto. 1 aa das as enmiendas que introduzco en el texto estarin sefialadas por letra cutsiva y explicadas en su correspon- diente apartado de notas critica 1 del lector. Es Mi trabajo queda, pues, expuesto al parece: siempre ésta una situacién delicada para los autores, pero otros a han conocido y se han lanzado a ella quizés mas temerariamente que yo. CANTAR PRIMERO, Mio Cid enbié por todos sos parientes e vassallos, dicoles cémo del rey de la tierra era echado ¢ por el reino quiter nucve dias cs el plazo “Amigos, quievo saber si seredes de mi bando, s que comigo fuerdes, de Dios ayades buen grado, ¢ los qu’ aci fincaredes, quiérom’ ir vwestro pagada” Extonce fablé Albar Féitez, qu'era su primo cormanc Conbusco iremos, ya Cid, por yermos e por poblados, nunca vos falleceremos en cuanto bivos seamos, 10 conbusco cavalgaremos ¢ en mulas e en cxvallos, conbusco despenderersos los averes @ los patios ¢ siempre vos serviremos como leales vassallos 3 guilar, “abandonar seséis de los que me acompafan” 3 que Dios os lo reconazca” 6 ‘os estoy agradecido" 5 ‘ombuseo, "con vox(otros)"; ya es una exclamaci6n para fijar la aten 4n de alguien 3 nunca os fallaremos, os desasistiremos (0 Las mula: se empleaban para leat la ear, mientras que los cavales ‘ran utiizados para los dems Fins. 1 despenderenos, “xestatemes". Los averer eran los bienes transports: bles, como el dinero. 56 BL Cawmak be Mio Cin. Bstupio ¥ eoiciow cxtica Cuanto que diso Albar Faitex alli todos? otor ys Macho aradecié Mio Cid’ cuanto all fue rasonsstg e desque tomo el aver el qu'en buena ora nasoo mando mover de Bivar a Burgor adelifando E uando vio sus palacios erm e deseredados, las perchas sin acores, los portals sn extrados ¥ de los sus ojos estava tan fi iva tan Fuertemientre ll fomava lasu cabeca _¢ estivalos catonde, ne E violas puerta abicrtas_e los ugos sin cabaos 5 ws alcdndaras vazias, ein pielesesin manter chs ecb sin falcones ¢ sin adtores mudados. iv sospiré Mio Cid, mucho avié grand. ados! conte de fbr “ten bien can ‘iene ° ‘Scol0 ati, Sefior, ef Padre qu estas, ’: ‘aquest todo han buelto os mise encmiges nates!” 2 10 Alli piensan d’aguijar —¢ ali sueltan las siendas 16 mover, “pone cha” aminare”,términoe % “ponerse en marcha” y adeliter, , ry {abot muy crpleadonenel ex, o : 15sec ga ase y ded ban sobre un pie (percha). De. sm equtleg becan cg, et 4). De entre aquéllas, la més conocida (y rmu Sil espe ie ney 0, cattados, “postigos candados”, aledndaras, “pes a 7 2 ser cuidate, tener preccypaccnes* buelta “urdido, peoveendat seuijar, “cabalgar’, 15 16b 20 n B 4 16 16h 7 20 2 2 24 Cavan ve Mio CID = Alexida de Bivar ovieron comeja a diestra ealentrada de Burgos oviéronla a siniestra. Mecié los onbtos Mio Cid ¢ engrameé la tiesta: *jAlbricia, ya Albar Fafiez, echados somos de tierra!” 3 Essora Mio Cid Ruy Diaz pot Burgos /a casa entré; en fa su conpatia trae bien sessaenta pendones, Todos exianlo ver, ¢ mugieres € varones, e burgeses e burgesas. cabe las finiestras son, plorando estan de los ojos, tanto avian el dolor!, e de las sus bocas todos dizian una razén: Dis, qué fel e buen vassllo!, js{oviese buen sefior!”. 4 Conbidarle ien de grado, mas ninguno non osava por cuanto el rey don Alfonso tanto avia la grand safa: antes de la noche en Burgos del rey entr6 /a su carta, sabct bien, con grand recabdo ¢ fuertemicntre sellada nid, *salica”; Biv localidad 4 unos 10 kins. norte de Bagos: cor neia, “ave cayo vac era interpretado como de buen 0 mal augutio. sean olarahacie ln derecha (dicrra)o hacia la izguiera (snisira). ‘mecié los onbrosy engrames la testa, “movid los Kombros y sacudié ln cabeza’, actos hechos para corjurar el mal augurio. albrca es una intejeccoa de slegri. los pendoves eran las banderolas sujet a las puntar de ls lanza y porextension el guerrero, ston, “alan Dargesese burgeses son fos habitantes de un burgo o ciudad. sf, “oj, as", emplead siempre en frases optativs. conbidarle ien, "ho convidaria”, La formas del futuro y del cond: ional modernes, compuestas de infinitivo mas las del presente y del imperfecto dal verbo suey, se separsban cuando s citaba un pronom: bre penon De pedo, “gatoumene’. reco, “prevenci6n’; ueriemientre rellada, “validaca por elello det rey en términostoxativos” 38 25 30 35 40 5 30, FL Cavrat De Mio Gn, Esrubo ¥ Dice cet u's Ruy Diaz de Bioar nadi no diessen posada eaquel que gela diesse sopiesse vera palabra: 55 aiue perderi€ los avcres ¢ los ojos de la cara, aun demas perderié los cuerpos e las almnas jim andes duelos avian tadas la yentescrlstanas, ascéndense de Mio Cid, ca nol’ osan desir natn Essora el Campeador adelfié a su posada, 60. < cuando lego 4 la puerta, —falléla meuy bien cerrade: ot miedo del rey Alfonso esi avian parada, fue Sinon le quebrantasse, que non gel abriesse nad, [2 yasalos de Mio Cid a may ates vozes lawn, ies de dentro non querién "ellos tornar palabra Etsora aguiié Mio Cid, la puerta se llegava, F 5206 el pie del estribera, una ferida le diva, (pez tons' abria la puerta, ca muy bien era cerrada , 6 Una nia de nuef afics a ojo se le paravas Bir, Mie Cid Campeador, “buena cinzestes espada! EL te, firme V ha vedado, anoch él ent se rant, sabet bien, con grand recabde ¢ fuertemientre sellada, 616s non ves osaricmos abrir nin coger por nada, 69 Sion. perderiemos todos los averes elas cass, 7” « los cuepos elas almas els ojos de las carat Mio Gia, cn el nuestro mal vés non ganarcles nada, fpas el Criador vos vala con las sus vertudes sorre® Esto la nifia le dixoe tornés? pora su casa, a Nalo vec! Campeador que del rey non avié pracia a [te Pariés' dela puerta, pore Burgos aguienc legos’ a Santa Maria, © luego descavalpane 6 les inojos amos ¢ de coragén rogava 26 3 38 40 a 48 2 B ‘iaitetse vera palabra , “se concratta de las consecuencias” © ‘vlan parada, *habian dispuesto”. Jerde, *goipe” « 4.2 bare “ve pas ate t presenié ane sus ojo sedado,*proibido” al, "alga Senta Mari eteliere al catedral Burgos, consagrad al Vi ‘five tos inojos, “ve acroclls" aca ip acs CaNTAK De Mio Gin Lau oraci6n ovo fecha, luego Mio Cid eavalgava, essalia por la puerta ¢ por Arlang6n passava, cabo Burgos esa villa en. lau sera posava, ali fncon\s dead luego deeralarn: i Cid ef Campeador, qu’en buen or: . Manes operon aberais derredor d’l sus vassalls, una muy buena conpaiia Assi posava Mio Cid como si fues’ en montafia, Ge veda Teéeconpen dentro de Burgos a csa las cosas cuantas eran de vian jnsniainmne dace tee 3 1 burg ian conplido, ‘de pan e vino Mio Cid e sos vassallos abasia 00 -muss nolo conprava él, ca seo ava consigo> 2 de todo aque! conducho. tes bien los evo Basin Pagése desio Mio Cid, u’en buen ora fue nacido, earns secs "uri van a0 ero, Table Mana, Antines "ode que Fb bo “Ya Mio Cid Canpeador en buena fue |Aquestanocke yagamoa jc: vajiniomotal matin. Alli Mastin Antolinez, oe ee era as Ee! Ua tienda, “instalar, montar la tienda de. campafia”, oa Fier ecomeptentetoe a ape ge tee ero eens pobre case €8 sinénimo de willa, es ses eee iS oot ores pete it east na dal bal coste de a liment tacion por dia y persona. eee at aoe Senamcr deyaer“descana; maio, "ea matana

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