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ARQUEOLOGIA DE LA ARQUITECTURA, 15, tenero-diclembre 2018, 6076 Madrid / Vitoria ISSN-L: 1695-2731 https://4ol.org/10.3989/arq.arat.2018,007 MONOGRAFICO: LAS TECNICAS CONSTRUCTIVAS EN AL-ANDALUS / MONOGRAPH: CONSTRUCTION TECHNIQUES IN AL-ANDALUS La tecnologia constructiva andalusi: obra encofrada y revestimientos en la arquitectura militar (ss. XI-XIII). El ejemplo de las torres Constructive technology of al-Andalus: formwork and coating in military architecture (XI-XIII th). The example of the towers Samuel Marquez Bueno" Consejeria de Educacion de la Junta de Extremadura ‘A Pablo Quevedo Buano, por estar siempre ahi, incluso en este aticulo, RESUMEN Se plantea el estudio de las fabricas encofradas desde las taifas hasta los almohades, por considerarse tal lapso cronolégico el periodo en el que se desarrolla y consolida la tecnologia constructiva mediante tapiales. Para ello, se propone un recorrido evolutivo en torno a la puesta en obra de uno de los principales y omnipresentes elementos poliorcéticos: la torre de flanqueo. Palabras clave: torre; tapial; taifas; almoravides; almohades. ABSTRACT ‘This article is about the formwork construction from Taifas to Almohads, as this is the chronological span in which the rammed earth technique Is developed and consolidated. It proposes an evolutionary journey regarding the flanking towers, one of the main and ubiquitous poliorcetic elements. Key words: tower; rammed earth; Taifas; Almoravids; Almohads. Recibido: 14-09-2017. Aceptado: 22-11-2017, Publicado online: 14-11-2018 Como citar este articulo / Citation Marquez Bueno, S. 2018: “La tecnologia constructive andalus: obra encofrada y revestimientos en la arquitectura mlitar (SS. XIX). Bl ejemplo de las toes", Araveologa de fa Arqutectura, 15: 2076, htps://d0.ora/10.3989/ara.arat.2018.007 Copyright: © 2018 CSIC. Este es un articulo de acceso abierts distrbuido bajo los términos de la licencia de uso y distibucién Creative ‘Commons Raconocimiante 4.0 Internacional (CC BY 4.0) INTRODUCCION En Ia arquitectura militar andalusi, entre los siglos XI y XIII se produciré, en detrimento de los ciclos productivos de canteria, un espectacular desarrollo de las técnicas de albafileria vinculado a las nuevas circunstancias socioeconémicas y necesidades bélicas saens700@otmall com / ORCID iD: tp ori org0000.0002-861. de los sucesores del califato omeya: reinos de taifas y dinastins africanas (Gurriarin 2014: 276-280). Entre tales procedimientos descollara el empleo generalizado de obra encoffada formalizada mediante tapiales, a la que se acabardn supeditando el resto de técnicas en las que habitualmente se usan materiales como mampos- teria y ladtill. LATECNOLOGIA CONSTRUCTIVA ANDALUSI: OBRA ENCOFRADA Y REVESTIMIENTOS EN LA ARQUITECTURA MILITAR (SS. XXII) 2 A pesar de que en los itltimos veinte atios se han ptoducido grandes progresos en el conocimiento de la construccién mediante tapiales. la mayoria de los trabajos se han enfocado en aspectos tecnolégicos generales, difusién geografica y cronoligica, o ensa- yos de andlisis cronotipolégicos*. En cualquier caso. Ja mayoria de estos estudios, cuando han abordado Ja cuestién de Ia puesta en obra, 1o han hecho de una forma relativamente somera: describian con todo lujo de detalles la formalizacion de un encofado genético, pero solian obviar los aspectos concretos de puesta en obra en edificios masivos, tales como las fortificacio- nes’. En este articulo se pretende hacer una aporta- cién, en ese sentido, mediante el andlisis del proceso coustructivo de las torres, desde la arqueologia de la arquitectura: cuya eleccién se justifica por la variedad de soluciones tecuolégicas necesarias para su ereccién. De este modo, en una torre sera preciso plantear tanto cémo se resolverin las partes inferiores macizas, de gtan volumetria; como paredes més delgadas en las cémaras y pretiles, 0 elementos minimos como los merlones. Este estudio ha comportado wn importante trabajo de campo realizado a través de las huellas que ha dejado el proceso edilicio sobre la superficie de las tapias, asi como de su interior, tinicamente accesible en estado de rina parcial de Ia obra. Precisamente. Poe citar alaunas ejiplos: Lopez Mastinez (1999) sealias un trabajo fondimentaly pioero, ya cso © impreseindible,en el que se detllan ‘mimuciosamente ls elementos de un encofado, y su disposicén en distiias sreunanciae consiuctivas Guarda y Siex (2002) offecen un arilio saline desde vance pants de vist: aipsctos taenolopios y tiplog.co, funpartsion de le teenies en las sins tapas stone de al Anda. © tnchiso cussion smblieas. Ménquez y Cumarén (2003-95-96: 2006: 41 48,2008: 117-121) lacen hincapé en cuestiones mfodolgica relacionadas ‘con construciones maivasy anise de sluciones de lementon expocifica. (Gracon y Tables (2008) abordan un ania cronetiplogice desde dversos prtmetce, songs centado enn sees gecprsics amir conse Soler (2000), jguatmente sobre un entamo gzogrtic preciso relia un andi del proceso consructiva fovalizado axel cajén come méduo yeu yumtapoecia fon tees similares. Por su parte, Navaro y Jiménez (011), desde la fsequeolgieselizan wn misaciso anliis de Ia esasmosion smeceral en tapia en la ees de Murcia, pera con aspects claremont atrapolebes 2 I construceién anda, en general. Canvell y Grcian (2015) msisten de nuevo ox ol anise cronotiplogice desarolladeantriomment por Gracin yy Tabales,suague desde una pica mis ampliaen la que reconocen sin ‘embargo las lmitaciones det mitod, tambien sus bondadesy uidad la necesidad de complementrio con oie tcnioes de dtacioa Gil: Cresp ‘Maldonado-Ranioe (2015) tratando deteroliar una taxonomi constructive sbiara para erabocer ritrios cronotipelégices. > fortumadamente, empiczan a ver Ia lz trabajos como los de Musto y ‘Vezas (014), y Lipez Osorio 2015) en el que preisamente se tata esos sspectos dels que adolecan los anteriores estos Sin ude, Inespectacular ‘majors en los conoeimiontos so debido la actividad restaurador, de Jot Glmos afos, en la que se ha tendido a documentar exhaustivamente el silico objeto de cada intervencién aditoria ISSN-: 1695-273, heps/o or 3868/2 arg 2018-007, estas circunstancias han condicionado profundamente el criterio de seleccién de las fortificaciones tratadas en este articulo, De hecho, una parte relevante de las indagaciones se realizé hace mas de una década, antes de que la actividad restauradora ocultara la in- formacién que nos proporcionaron miiltiples vestigios monumentales*. Este andlisis directo sobre el elemento arquitectonico se ha complementado con el efectua- do sobre concienzudos levantamientos planimétricos, de elaboracién propia, en los que se han combinado diversas técnicas de restitucién, incluyendo las mas novedosas y precisas mediante nubes de puntos. A la hora de buscar un marco cronolégico para los procesos analizados, se ha recurrido a todas las fuentes biblio- graficas disponibles, sin perder de vista el problema de Ia fiabilidad de las mismas, dado Ia heterogeneidad de su calidad. Ante la disyuntiva en las contradicciones de dos o mis fuentes, se han priorizado los criterios ofrecidos por la arqueologia: aunque es necesario re- conocer que hasta fechas muy recientes esta disciplina no ha sido capaz de establecer cronologias absolutas silo procesos de anteroposterioridad. Por todo ello, Jas hipétesis planteadas en este articulo, al menos desde el punto de vista de la adjudicacién temporal precisa, pueden estar sujetas a revision: aunque la correlacién, general pueda gozar de una mayor solidez. Finalmen- te, en un apartado especifico se plantearé 1a evolucién de los tratamientos epidérmicos de la obra encofrada, desde las taifas hasta lo almohade* Por otra parte, conviene aclarar que no todas las obras tratadas han recibido las mismas_atenciones por parte de los distintos autores, ni han contado con procesos analiticos uniformes, Légicamente, esto ha infiuido en la calidad de sus respectivos desarrollos ‘En ese trabajo de campo estuvo profindementeimplicadePadro Curia ‘Daza, con ol que tengo una amporteat deoda de erautod, tartan por ove consejos tan parinents pare ese amiculo Ds hecho. pat dal mtnal fr88c0 engisan fae ya pablenso por aosotos,etaque en condiciones tnaufcientas En Gurviarin y Mirque? (2005: 69, Figs 1-7) aparecen uns serie de diujos, en los que se dosenibia ol proceso adilicio de ls trrs tie de Almeria, pero a un tami exceuvamene redoeido y in Ise oportunae tplcaciones, Parte de exe maternal ha servo de base para ln elaberacicn de Infigua 4 del prscate abajo, tras surevisiény ctulizacin. Algo pareido sedi en Marquez y Guriarn (2006: 43-44, Figs. 10 y 11), en que unos dibujoe que mosavan la ereciin dels pare maciza de una tres, en este caso impresos a buen tamaio y couvenienamente desis, no fuviron apenas rpercusin por el caster no venal dela propia publicacién. De revo, parte de ese material sido revisndo reecho pace Ia figure it de fete ate 5 En oma pare, tengo que aoradecr tambien ln inestimable ayuda de Juan Antonie Garcia Granados. Tampoco me olido de Daniel Jiménez Maqueda por sos certerasabseraciones ene conjunte de ext taba. PRQUEOLOGIA DE LA ARQUITECTURA, 15, eneo-diciabre 2016, e075 historiogréficos asi como en la fiabilidad de las adscrip- ciones cronolégicas: cuestiones de las que se advertira oportunamente a lo largo de este trabajo. SENTANDO LAS BASES: DESDE LA CONQUISTA HASTA LOS OMEYAS Segiin algunos autores, 1as mas antiguas obras enco- fiadas andalusies de cardcter militar de las que hay constancia, adjudicables a los atios de la conquista peninsular y expediciones a las Galias, podrian docu- mentarse en el recinto del Llano de Almata, en Bala- guer (Gurtiarin y Saez 2002: 593: Garcia Biosca et al, 1998: 146), Por otra parte, en la fortaleza califal de Gormaz, rehecha en tomo al 965, se ha registrado la presencia de una fase anterior erigida mediante tapias (Almagro 2008: 57, 69-74). Sin embargo, ninguno de os dos ejemplos puede proporcionamos pista alguna sobre la tecnologia constructiva, pues en el primer caso los vestigios terrosos estén muy meteorizados y en el segundo no subsiste resto alzuno. Ademis, en los tltimos tiempos se ha asistido a la “reclasificacién” de las dos tinicas fortalezas construidas masivamente mediante tapiales: El Vacar y Battos de la encina, tradicionalmente encuadradas como omeyas del s. X, que tras las iltimas y comiinmente aceptadas tesis han pasado a ser consideradas ambas de época almoha- de’, Esta neva situacién nos deja sin grandes referentes arqueolégicos de obra encofiada para estos siglos ini- ciales’, No obstante, en la cerca omeya de Almeria se documentan torres de considerable tamatio asi resteltas tecnoldgicamente, de las que se ha conservado la parte inferior de una de elles (Gurriaran y Marquez 2005: 63, Lam. 2). Asi pues, todo parece indicar que ya en la décima centuria se habia desarrollado stficientemente Ia tecnologia constructiva de obra encofiada como para hacer frente a obras de cierto calado. Sin embargo, los exignos vestigios arqueolégicos impiden conocer la for- malizacién concreta de tales recursos. © Enel caso de El Yasar ts tadisionsmentsadnitidecsonaogis calif a sido paulatinements conestads en for do une almchade Asi lo iman con carded Azuar et al. (1994: 493, 501) y potriomnante Cordoba (2004 124-126 rs conczo andes dl eatado oe a coer. A fal propuasa = suman sin reservas Marquez y Guriarn (2008-11718) Finalmente, Amer yy Feria (2014: 401) zanjarin tnt ete asinto como a revisémcronlégica {de Batos dela Enna, tmbien fevor de! period simoliode- es ne even al estado de a cuostin y de las tina intrvencionesarquaolesca ‘Guana y Sez (2002: 391-597) reaizan una sintesspionera scbe las obras encofadas en el eminstoy clifao omeve ARQUEOLOGIA DE LA ARQUITECTURA, 15, enero-dicbre 2018, e076 Sour Masguee Bute Figura 4. Vista desde el sureste de le torre 10 del tramo conocido como "Murals de [a Hoya’, en |e gue se aprecian fs vestiios de as caimaras superousstas LA DEFINICION TECNOLOGICA EN LAS TAIFAS La inicial pervivencia de la construccién en canteria bajo las taifas se verd restringida a obras puntuales, y de volumen discreto; pues ante la necesidad de hacer frente a edificaciones masivas se impondrin répi- damente las técnicas de albafileria. De este modo y citando ejemplos conocidos, se erigirin grandes forti- ficaciones de mamposteria, en los casos de Valencia, la Alcazaba de Badajoz, y el recinto del palacio de Onda, en Castellén®; y de tapias en el caso de Almeria, que trataré a contimuacién, En las fares taifas de tos recintos de Valencia, la Alcaraba de Badajoz del palaio de Onde; sha documentado arqueolégicamente le presencia delienzos torres semiciculares de mamposteria. Léase respectvament Pascual y Marti (2002), Sanchez (2013: 43, 88) y Navarro (2012 01-302). No obstante, debo a la amabilidad y generosidad de Julio [Navarro Palazin, en calidad de excavador del yooumiento de Onda, 1 confimacién documental da que las torres dot palacio fueron arigidas cnginariamente mediante tapias temosas, sido posteriomaente foradas por mamposteria LA TECNOLOGIA CONSTRUCTIVA ANDALUSI: OBR ENCOFRADA Y REVESTIMIENTOS EN LA ARQUITECTURA MILITAR (SS, XE-XII2) 4 0 5 10m Figura 2. Alzado fotogramétrco de las caras noroeste y surceste de la torre 10 de la "Muralla de la Hoya, realizado con la colaboracién de Pedro CGurmiaran Daza, Las rebabas de los tapes se incican en aru [as juntas en roj, y las huelas de las cabezas ce los ciaves en amaril. aditoria ISSN-: 1695-273, heps/o or 3868/2 arg 2018-007, sR QUECLOGIA DE La AROUE No obstante, es necesario advertir que Ia tradi- cionalmente reconocida cronologia taifa que sitita la ereccién del arrabal oriental, objeto de mi atencién, entre la segunda y tercera década del s. XI (Gurriaran y ‘Marquez 2005: 64, 67-68), podria ser puesta en tela de jnicio a falta de wna confirmacién arqueolégica defini- tiva, aunque por ahora las excavaciones tienden a sus- tentar las tesis tradicionales’. Si bien es cierto que las fuentes mencionan la ereccién de ese y otros recintos urbanos bajo los gobiernos de Jayran y Zuhayr, habria que preguntarse si los tramos de murallas conservados son realmente los que ordenaron levantar estos régulos, A favor de la opinion comtmmente admitida estaria el aparente cardcter monofasico, los datos que hasta ahora ha proporcionado la arqueologia, y un singular y relevante detalle como la silleria de tradicién cordo- besa de la poterna de San Cristobal, aparejo vigente en Jas primeras taifas. En contra, la sorprendente madurez tecnolégica y formal de las torres y lienzos del recinto, y otras menciones cronisticas que recogen posteriores intervenciones constructivas en las murallas de la ciu- dad", Segiin parece, las refacciones recogidas por las fuentes deben aludir a reparaciones puntuales y a la ereccién de un antemural, constatada en el substelo, por lo que no se plantean mayores objeciones a las tesis tradicionales. Independientemente de estas cuestiones, 1a re- lativa buena conservacién de algunas de sus torres ha permitido efectuar un concienzudo andlisis de su proceso constructivo. Formalmente, se trata de torres cuadrangulares sobre zarpas, y macizas hasta las cd maras situadas por encima del nivel del adarve. Tales habitéculos se disponian por pares. uno sobre el otro, ¢ iban cubiertos por forjados planos de madera conec- tados entre si y con el terrado cimero mediante esca- eras escamoteables (Fig. 1). El grosor de los muros iba disminuyendo escalonada y progresivamente de a cémara inferior a la superior y finalmente al pretil y merlatura del terrado; de modo que los sucesivos escalonamientos servian de apoyo a los respectivos forjados, reforzados ademés por parejas de vigas maestras, Unicamente el habitaculo inferior contaba maz Maro (2003: 3-34) confirma aii aif dela muraay data una serunde lice defensive, qu es laramente el anemuro, en ol primer cunto del s Xl, en époce almordvide. No obslante, no ofece cniterios ‘laros de detain mis alt de Is elaciones de anteroposeriordad de las fstructurs exewvades Guerra (En prensa) plato la custn an estos ténminos, on una sis tess sobre la Almeria skmica, que aun ceurada en la etapa mazar, hace wa seesariey perspicazrecrrdo por todo el peiodo andlus. ARQUEOLOGIA DE LA ARQUITECTURA, 15, enero-dicbre 2018, e076 ‘Sous, Mang Buen 10m ° Figura 3. Alzado fotagramétnce de la cara norte de la torre 6 del tramo conacido como "Muralla de San Cristal’, realizado con la colabore ‘én de Pecra Gurrarén Daza. Las rebabss de las tapales se indican en azul as juntas en rojo, las huallas de los tablones en amarila, con cuatro saeteras con derrame hacia el interior, dispnestas una en cada flanco y dos contignas en la pared frontal. Finalmente, las zarpas se remataban por cuartos de caita, los tramos cimeros del pretil entre merlones por medias cailas, y 1os merlones por albardillas piramidales (Figs. 2. 3 y 4), Aunque no es intencién ni propésito de este tra- bajo definit cada uno de los elementos constitutivos Wadianitona, ISSN-L 1595-2754, htps/do.or/30.3868/rqarg2018.007, LATECNOLOGIA CONSTRUCTIVA ANDALUSI: OBRA ENCOFRADA Y REVESTIMIENTOS EN LA ARQUITECTURA MILITAR (SS. XXII) 6 Figura 4. Axonometria del proceso conetructva de las torres de las muralas de la Hoya y San Crstabal en Almera. Los cloresireales de los clementos de los encofrades responden a un erterio meramente didictico y de daridad visual. Las agujasy otros elementos perdides en ol tencofredo se mucstran en tonos azuiados, los tapiles en verdosos, los costles en viléceos, los puntales en rojzes y las cufias y estacas 0 claves en anaranjados, Por otra parte, se ha obvindo la representaciin de los frjados de las cSmarns aditoria ISSN-: 1695-273, heps/o or 3868/2 arg 2018-007, PRQUEOLOGIA DE LA ARQUITECTURA, 15, eneo-diciabre 2016, e075 de un encofrado tipo y su disposicién en el conjun- to, no esti de més recordar rapidamente algunos detalles antes de analizar el proceso constructivo de estas torres. De este modo, generalmente sobre los extremos de unas agujas de madera transversales a la base del muro o hilada inferior, se dispondrén unos tableros Hamados tapiales que constituirén la horma del encofiado. Cada tapial estar’ formado por tablo- nes comimmente horizontales unidos a unos listones verticales mediante clavos metélicos. A st vez, los tapiales quedaran estabilizados en posicién vertical por costales anclados en las agujas en la parte inferior y cuerdas en la superior", En el proceso constructivo, los tapiales y costales eran elementos recuperables. de uuso continuo; mientras que las agujas solian quedar atrapadas en el hormigén, por lo qne suftian el serrado de sus cabezas. Este esquema clisico para encofrados de médulo reducido suftiré significativas variaciones en Ia consecucién de encofrados masivos, como se verd mas adelante, Asi pues, en una concienzuda observacién de a superficie de las tapias, imprescindible para desentra- ar el proceso constructivo, se detecta la presencia de rebabas que marcan los limites verticales de cada uno de los tapiales. junto a las huellas de las cabezas de los clavos constituyentes de dichas piezas (Figs. 2 y 3). De este modo, se percibe que las dimensiones en planta de las torres vienen determinadas por Ia longi- tud y acumulacién lineal de los tapiales. En el caso de Ia torre 10 de la “Muralla de la Hoya”, el frente exterior o noroeste viene definido por dos tapiales y los laterales por tres, En la faz exterior de la torre 6 de la “Muralla de San Cristébal” se aitade en medio un tercer tapial muy estrecho que permitir aumentar Ja anchura en planta del bastién. En cualquier caso, todos estos tapiales constituiran la horma de tn enco- frado masivo que afectara a toda la superficie de cada una de las torres (Fig. 4.1): y que se montard, colma- tara, desmontara y volveré a armarse por encima, en Se recomiande ia lecture de Lopaz Mariner (1999) on la que se snaiza pomenonizadameate la tenia del tapi 2 Hay que matizar que el exteste de esta tore con a muralaes de Jectuea parsmenalproblemice Ea scars suoeste del bastién la muralla se adoea 2 se, cultndo prictcamens el terer tpl derecho de cada ada Fg. 2). Por el contaio a lads infznores dela car aoreso oe adoean a enzo syacente, mientras que las superiors, coincidntesademis con ls camara parecen recibir fas hiladascimeras del muro, que ademas se retrangvean ex ‘elssiin con las infriores Tel adosamienfo w= eprecia con clardad elas os timashiladas del lienzo (Fig. 1)-Por desaaci. a car intremurs esti ‘completamente rebecha en el tramo de la oe, no puede ofecer pists de se relacin consractva conf morale ARQUEOLOGIA DE LA ARQUITECTURA, 15, enero-dicbre 2018, e076 ‘Sous, Mang Buen idénticas condiciones hasta levantar el macizo de la torre hasta el nivel del adarve. La prueba de ello es el rastro de las rebabas entre tapiales, dispuestas wa sobre la otra hasta el nivel del suelo de la primera cémara al menos. Cada tna de las estancias se corresponde en altura con tres hiladas de tapia, En el caso del primero de estos habitaculos, en las faces exteriores se percibe la prolongacién de las rebabas que indican que los tapiales se disponian igual que en la parte maciza de Ja torre, En cuanto a los laterales. las hmellas demues- ‘ran que tales planchas lignarias se emplazaban del mismo modo que en el macizo, entre las esquinas y las saeteras: pero en el resto del paramento, su ubicacién quedaba alterada por la propia saetera y el vano de paso del adarve a la cémara inferior. No obstante, se mantenia la coherencia de montaje de los tapiales en todo el perimetto de Ia estancia, y en las tres hiladas de tapia que ocupaba. Las saeteras quedaban limitadas por unos tapiales ligeramente mas bajos que permi- tian la disposicién de unos tablones cimeros, a modo de dintel, Estos han desaparecido, seguramente por putrefaccién, pero originariamente no eran elementos recuperables, por lo que pasaban a formar parte del bloque coustructivo. Eu conclusién, del mismo modo que en Ia parte maciza de la torre, la primera cémara se erigia mediante un encoffado continuo, pero en este caso anular (Fig. 4.2). La cémara superior, como ya se ha referido, care- cia de saeteras y tenia unas paredes mas finas que la in- ferior: por lo que se levanté mediante Ta yuxtaposicién de encofrados, signiendo el proceder mis tipico en muros delgados (Fig. 4.3). Esto queda probado por la presencia de juntas en vez de rebabas y la consiguiente alteracién en el ritmo de los mechinales. determinado por Ia posicién de las agujas. Ademis. a diferencia de las rebabas que se disponian tnas sobre las otras, Jas juntas aparecen necesariamente contrapeadas para dotar de trabazén y estabilidad a ta parte cimera de la torre. En la faz exterior frontal, ala altura de Ia tltima hilada de este habiticulo, se emplaza un desagie de piedra que, junto a los ladrillos circundantes, constitu- yen los tinicos elementos de obra ni de tiema eruda ni lignarios Para finalizar, Pretiles y merlatura se conforma- ban mediante encoftados mas delgados, yustapuestos ¥ aislados. respectivamente. En el caso de los metlo- ines, cada uno de los cofres se montaba sobre una pa- reja de agujas, recuperables en este caso. cuyo hneco Wadianitona, ISSN-L 1595-2754, htps/do.or/30.3868/rqarg2018.007, LA TECNOLOGIA CONSTRUCTIVA ANDALUSI: OBR ENCOFRADA Y REVESTIMIENTOS EN LA ARQUITECTURA MILITAR (SS, XE-XII2) 8 queda disimulado por la media caiia correspondiente sobre el pretil!® (Fig. 4.4). Aparte del ilustrativo y revelador ejemplo almeriense, conviene detenerse en Granada, aunque sea brevemente: pues la complejidad arqueol6gica de las murallas tbanas iid al archio debate historiogréfico abierto sobre su cro- nologia y trazado, excede el objetivo y posibilidades de este trabajo. En resumidas cuentas, de las variadas tipologias constructivas documentadas pertenecientes a distintas lic neas defensivas, destacarian entre las més antiguas, dentro de Jo taifa, unas torres cuadrangulares de tapia de calicanto con refuerzos esquineros de bloques pétreos en su base y bloques de ladtillos en tramos medios. ytapia terrosa como ‘material exclusivo en la parte superior (Garcia Granados 2014: 488-489: 491, Fig. 2: 493, Fig. 6). En el otro extremo cronolégico, en el de las posiblementetltimas realizaciones de los régulos ziries, tendriamios unas torres semicirculares ejecutadas completamente mediante encoftados, en este caso mediante yuxtaposicién de tapiales de planta curva, formalizados por tablones verticales' (Fig. 5), CONTINUIDAD Y AFIANZAMIENT! ALMORAVIDES Los Las atribuciones de fortificaciones andalusies a época almoravide siempre han resultado historiogréficamente problemiticas. Asi, los recintos urbanos de Cérdoba, Granada y Sevilla, y los castillos de Fuengirola en Mé- Jaga y Monteagudo en Murcia, son algmnos de los ejem- plos que han sido (y son, en ciertos casos) objeto de de- bate sobre su autentica filiacion. En la actualidad, salvo e1 caso sevillano, en el que gran parte de su cerca tiende a ser considerada en efecto como obra almoravide, los Telos rcbajes han lopado a sor confundides poe Pavén (1999: 287-288) con sohiciones ormamertales dela anuiteetramuitr slmokade, sin aber toe relacionado oon el encoiade. Su analiney comeciawentiScacin pusde ‘onsite on Marques y Gnmarsn (2003° 4: 2006: 48-46, Lam 21° 2012 62, Fig 2) y Gumaan y Marquee (2005: 69. Fig. S) 3 Gmaz Moreno (1951: 225) sefiore estas tomes somicrulres como Zien. az (2015: 41-42) on una dels ms recintos revisions del eta dei ces tia ainbuye av eros alto rey zr “Abd llth (1073-1090), lal, tratando de ais, suse cf breve lapso comrendido exe 1075 y 1080. Por om pa, Garsa Cresadoe viva vor ss mest de acserdo con tna stein hac of ldo tif, y pono en ade jus a ajiacén automatics dis tints fans a priodos histricos consecutiv 2014: 48) tay como tan ocho lgunos autres al suger que las murals parlela de a costa de a Alhurcb, se caexponden coon nif almoniide, como Onuela (2013. 51)-Ade ts, Rabsco (2015 67-6) nse en lnnecesiad perekri delitime monarcn Zr enrforar ss deface fof lee inentosemenass de lords catalan. No cbtante, l proceso de dilcidacin del origen de tals tres aun no ba sido saisiotonaran esusi,pues Marcos (2015: 193201) defende a pci arivide, en una reciente meonsrafia aditoria ISSN-: 1695-273, heps/o or 3868/2 arg 2018-007, Figura 5. Torre semicircular del tramo sup Alnacabs’, en Granada, las "Murallas la otros referidos han causado baja en 1a lista, 0 estén en tela de juicio!. En cualquier caso, las torres subsistentes lao ona dela Ajai condaboes ha quad demortrado que loesesos vile comespondes con a cba sjenaieal dls. XIV lvls oobi sobe temas ms aienae. Less on Caos y Mara (199817 yada (2013: 339-340) La fase almoriide do sua se detects an mes etapa en los que en eros amos se docmentariae uso de agus complet, fen vez de medias aguas como srk usual con los aknhades. Las Etograisy Plsnos gue docamesta las agnor compete oe mse en Basie? (2005 Fig. 2 335 Fig. 6) Eto po sr indieatvo de qu l grado do etna zeciin connie travis no flea a calmen, como si sicederd com los ‘aioe (diya Enel caso de Soil Jminery Prez 2015: 68-69) act lanl estado co Issn. sey que bn asia noo ha sae eititens el dabete. sl Bl ls Balanzn parse sass en fave de naan alsiorvide Ea cuslqur ess, oe patron ator lcd Bon ‘ip ablantano su eeccion hacia Jo inicos dee prod etze 1150 1157, parle que la ditncia xr os que defiant opin eh redcido at cuart de ssh. Respect al Castillo de Fuengicla, Lopez Guzmén (1995: 155) ‘hancement lorie sees ces aepesos dey pass sods om propice dee momento. Sin embargo, en ls ota 28 ecenoce que lic rgamsato segrunio para fal daacién el rcuro © doe tabsjoe de Gimiz Sandoval y Tembouy Alvarez En VV.AA (2002: 873-87) ee ponds comtnar uefa creiblidad de eos esnos qusdaria en etredcho tas a revision de las rénices mediceales que mencionan Feng en los que nies refeida como ‘et, se ecoge noticia de epoca almond o posterior que at cbr se po todo. En rlacio con el Castillo de Montazudo, Navaroy Jmsnz (1995: 4, 72-73, 2012 296) cian el deate a Sivor de usa cronolosia post-almorvae, PRQUEOLOGIA DE LA ARQUITECTURA, 15, eneo-diciabre 2016, e075 del recinto hispalense estan tan alteradas por reformas y testauraciones que poca informacién pueden ofrecer para este trabajo, en cuanto a la formalizacién del pro- ceso constructivo, Sin embargo, en los titimos afios, ha empezado ha estudiarse segtin un riguroso método arqueolégico el yacimiento andalusi de Majadat al-Balat, en la pro- vincia de Caceres. Las investigaciones en curso han constatado actividad en esta medina desde al menos els, X hasta su destruccion en 1142, tras el asalto de milicias concejiles de Avila y Salamanca, Preci mente, tales estudios apuntan que la tltima fase de su recinto urbano debié erigitse entre 1119 y 1142. bajo administracién almordvide (Gilotte, Landon y Calléde 2013: 365-366; Landou 2017: 32). Asi las cosas, a dia de hoy, parece que una de las obras militares andalu- sies que puede ser atribuida al periodo almoravide con mayor certeza es In de la fase postrera de este recinto; cuyo estado de ruina y sin ailadidos posteriores resulta esclarecedor para este estudio. Los vestigios més significativos de esta fase se concentran en la denominada tore 1, que junto a la cercana 2. pudieran haber servido de flanqueo a un. Sue Miagies Bune presumible acceso'®, Este bastidn consta de tres fases en. Jas que una pequedia tome cuadrangtlar de mampostetia es fonda por otra similar del mismo material, que a su vez es abrazada y recrecida en época almordvide por na obra de mamposteria y tapia (Fig 6). De esta manera, encima del zicalo de mampuestos se erigen cinco hiladas de obra encofiada con refuerzos esquineros pétreos, sobre los que se levantan otras cinco més. Se desconoce sila parte cimera conservada coincide com el terrado o dispuso de cémara. Los refizerzos angulares de mamposteria, parcialmente perdidos por el desmoronamiento de los laterales de la tore, estaban, Ccompnestos por bloques paralelelipéclicos dispuestos en cre- ‘mallera y. curiosamente no guardan simetria en Ja fachada exterior. Pero lo mas relevante es la disposicién de mna serie de postes y vigas en el interior de la argamasa, actualmen- te desaparecidos. pero cuya imella resulta evidente por el mencionado derrumbe de las esquinas. Asi, se observan los Inuecos de tres madetos horizontales, dispuestos en paralelo a 1a faz exterior de la torre: el inferior coincidiendo con la base Aime Ts ausencis de deacmsinncionsseqpeiios pats ests tes, 9 han ssumido las atnbuidas en los mis fete yacimieno, Véaee en Gilet, Landow y Callade 2013 ‘Eandou (2017: 27,3) Figura 6. Ortoalzades, de nube de puntos, realizados con la colaboracién de Pedro Gurriarén Daza; de las caras este, sur y oeste dele tore 1 al recinto urbano de al-Balat. Las huellas de los elementos lignaros perdides en el encofvado se han marcado en rojo suave, y La superficie onginal de las tapias en ocre, ARQUEOLOGIA DE LA ARQUITECTURA, 15, enero-dicbre 2018, e076 SNL: 2695-2731 psd. og 30.3889/aq.argh.2018.007 LA TECNOLOGIA CoNSTRU de Ia cuarta hilada de tapia y los dos superiores, uno tas ott, en la base de la séptima. Los postes verticales coinciden con, {os extremos aparentes de la primera viga horizontal y abar- ccarian desde la cuarta ala novena hilada al menos. No queda claro si tales postes se disponian por dos parejas sucesivas 0 Jas bmellas responden a un par de piezas tan largas como las vigas. En cualquier caso, ésta es la més antigua constatacién de elementos lignarios perdidos en el interior de una obra encofinda que pudieron tenet una doble fimcién, Por un Jado, seria factible que las vigas hnibieran servido para armar interiormente ciertas hiladas, ya que todas parecen resueltas ‘mediante encofiado continio. Por otto, los postes veiticales también pudieron cumplir cierta labor estructural, pero tam- bién servir de estacas en las que atirantar los tapiales para ANDALUSI: OBRA ENCOFRADA Y REVESTIMIENTOS EN LA ARQUITECTURA MILITAR (SS. 10 evitar su vuelco al exterior. Sea como fuere, lo que queda claro es que la disposicién de estos elementos lignatios no es ni mucho menos aleatoria o descutidada, Més bien parece responder a tna esnuictura de “parrilla” destinada a dotar de solidez a una obra no masiva, como las vistas anteriormente. sino que servia de forro a una obra previa y de la que intere- sab que tuviera cierta aufonomia. A pesar de la desaparicién de la madera, este objetivo habria quedado cumplido, puesto que el forro ha sobrevivido en altura a la tome que abrazaba, ‘inicamente conservada en st parte inferior, Paradojicamen- te, la presencia de los postes tan cercanos a los fngulos del forro, con sus dilataciones y contracciones ha propiciado la rina de las esquinas del bastién: reventado precisamente por donde estaban éstos sitiados. Figure 7. orteelzados, de nube de puntos, ealizados con la colaboracién de Pedra Gurriarén D329; 5m las caras surestey noreste dela torre del fextemo meridional de la fortaleza de El Vacar, Las huellas de los postes de srrostrado de los tapales se indian en rojo suave, las rebabas en ‘azul y ls juntas en royo aditoria ISSN-: 1695-273, heps/o or 3868/2 arg 2018-007, PRQUEOLOGIA DE LA ARQUITECTURA, 15, eneo-diciabre 2016, e075 a LA GRAN ECLOSION CONSTRUCTIVA ALMOHADE Durante el periodo de implantacién del poder almobade en al-Andalus se dieron las circunstancias para que se produjera una eclosién en la edificacion, sin precedentes en todo el medievo hispano. El aumento de la presién militar de los reinos cristianos acarreé wn espectacular incremento de obras de fortificacién de todo tipo y fimn- cién; que, por otta parte, supuso tna importante herra- mienta politica de la propia dinastia promotora. Precisa- mente, bajo los Unitarios, la arquitectura monumental adquiere un matiz especial como vehiculo de transmi- sién del mensaje politico, mediante la estandarizacién de formas arquitecténicas y soluciones epidérmicas, especialmente evidentes en edificaciones militares”. Ta- les necesidades edilicias tuvieron también un importante efecto en la depuracién, extension y uniformacién de los propios modos constructivos. En el apartado anterior se habian referido los primeros ejemplos documentados acerca de la dispo- sicién de grandes elementos lignarios no recuperables en el hormigén. A partir del momento que nos ocupa, seri muy habitual encontrar huellas de postes de ati- rantado de los tapiales en el interior de las torres, tal Y como se constata en Alcdcer do Sal, Juromenha El Vacar, Reina, Ecija" y Gibraleén" por citar los Se tran estes evestones en Azar (2005), Marquez y Guriarén (2008) y Vllaba 2015: 64) 58 La flacin almohade de estos rvintot se puate constr, 2a el ato de Alcicer do Sal en Pavén (1993: 16.17), VW AA. (001: 174 175), Amuar (2005: 127, 130), Cotar (2012: 198) y Villalba @2016: 86) En al saso de Suomenka, Branco y Picatd (1992: £1-85) expleando patalelos incoretamente ientiicados yenterioserontipoligicos ux tanto smmpeodeatemente, roponsn que la tapias puedan responder a obras afasies Gels XI. No bstans, hay otc sutres qos == dessstan por una dass slinchade Léase on VV. AA. (2001: 9) y Villlbe (2016: 86) Ea muestra opinion, certos vestgios de acabedos epiimnions de una de las tors, ‘gia on a foe do reforma masiva dea fortaleza mediante obra encofiads, fambsn se vinculesian a rvastnuentos docmnestados « pai del s.XIL por Io que Is ernaoinsa propesa or Ioe lias sttres nos rene as ‘eros El caso da Reta se puede vor en Navaroho (1995: 188), Pavén (4999: 125) y Mirquer y Gurnrin 2011: 198) y Ecija en Herninder, Sancho y Collantes de Tein (1951: 211-212) y Valor 2004: 152). Pavan (1996, 42) describe los vestisios defensvos de Gibalcon pero sin ofcer meyarespreisonsseroacgiens. lv de una de ns ters pars In {qu propone el igo X Elmiamo autor (1999-201 refine a fortaleza como ‘ube, Para Camazo y Cuenca (2004: 190) Ia actual fortaleza bajomedioval foe engi entre ls sgls XII y XIV sobre los cimientos de una iskmica solerior. Pérez 2014: 211) recog testimonos documentales de quea partir de 1267 se desinaron importantes recursos econémieos pra Ja reconstrccién yy feparacién de i mula ss ores ‘No cbstant, aunque la tree do este recinto mostada an fa digura 12 podiera habarse enzo tas la conquista cristina, teenologcamente etd anclada en los modes constrctivos de obra ‘ovata babitulmente documentadcs on épaceamhade ARQUEOLOGIA DE LA ARQUITECTURA, 15, enero-dicbre 2018, e076 ‘Sous, Mang Buen casos en los que st estado ruinoso ha permitido su observacién”. En varias torres de El Vacar se aprecian las huellas de postes, que atravesaban al menos dos hiladas de tapia, uniformemente dispuestos formando un cuadtilé- tero a poco mas de un metro de los énguilos de la cons- tmuccién (Figs. 7 y 9). Del mismo modo que en al-Balat (vid supra), en este caso estos maderos han sido la causa de la nuina de las esquinas. Por otra parte, el empleo de fabricas mixtas, docu mentado en las mas antiguas obras taifas granadinas y al-Balat (vid supra), tenderd a generalizarse. En Reina, Carmona, Caceres, Badajoz, Juromenha, Niebla, Sal- 165, Gibraleén, Jerez de la Frontera™ y Palma del Rio. por citar algunos ejemplos, se reforzaran las esquinas de algnnas torres mediante bloques de mamposteria, ladrillos o sillares. En el caso de Reina, la disposicién de tales refterzos en na de las torres, mas los datos proporcioniados por la ruina parcial de la obra, permitiria tuna propuesta de recreacion de su ereccién (Figs. 10 y 11), Esto nos pemmite comprobar de nuevo el empleo de encofiados masivos en cada hilada, cuestién que queda probada por Ia presencia de postes de atirantado cuya hnuella era visible en la parte superior de la construceién, No obstante, por analogia con la posicién de estos ele- mentos lignarios documentada en al-Balat, El Vacar (vid supra), y Gibraleén (Fig. 12), se propone la disposicién, de tal maderamen segin un cuadrilétero, de modo que dos postes estarian sobre la unin de ta torre con el lien- zo y los otros dos muy cerca de los bloques angulares de sillares y ladrillo, Ademis, las huellas de las rebabas de los tapiales y posicién de agujas pareadas junto a éstas abundan en la colocacién de tales planchas de madera formando tn imico encofrado por nivel o hila- da, Eso si, en este caso las rebabas se van contrapeando innecesariamente, desde un punto de vista constructivo, Esto mismo se aprecia en la cacereila Torre del Homo, aunque en esta ocasién las rebabas quedan disimuladas ‘por las eintas verticales del acabado epidérmico original > La presencia de posts con inten funcién y emplazamionto se recoae tambien oa obras multares cnatanas tarde, tecplogicamente malar ‘Viase en Velor (2008: 426, Fig. 4). No cbstonte, la eutra identifica tales resto oon une plataforma de tepia que siraé de bose a na frre de madre (2009: 430-431, opin que no suserbe el mane de este tebajo, © Le patmidad slmohade de estas fatiicaciones ve poode consular, ex el caso de Carona en Valor (2007-134): Caceres en Toes (1948. 466) Mas- uez y Guriarin (2003: 97-102) Badajoz en Terres (1941: 178), Marquez y Geamarin 2011: 193-196; 2012: 71-73) y Sénchee (2013: 90-91), Nisla en ‘rez al. (2000: 117} Valor (2007; 140-141, Salts en Cariazo y Coenca (2008: $2), anngue se le adjudica wn mpreciso 5. XE: y Jerez de la Frontera en Gonzilee y Aguilar (2011 1) Wadianitona, ISSN-L 1595-2754, htps/do.or/30.3868/rqarg2018.007, LA TECNOLOGIA CONSTRUCTIVA ANDALUSI: OBR ENCOFRADA Y REVESTIMIENTOS EN LA ARQUITECTURA MILITAR (SS, XE-XII2) 2 —<———— 0 1 2 3 4 5m Figura 8. Ortoalzades, de nube de puntos, relizados con la colaboracién de Pedro Gurriarén Daza; de las caras suroeste y sureste dela tore del extremo oriental de la fortaleza ce | Vacar Lar rebabas oe indican en azul y las juntas en rojo Figura 9. Parte cimers actual de i torre aditoria ISSN-: 1695-273, heps/o or 3868/2 arg 2018-007, PRQUEOLOGIA DE LA ARQUITECTURA, 15, eneo-diciabre 2016, e075 40m 5 9 Figura 10. Ortcalzado, de nube de pur ato con la colaboracin de Pedro Gurfiarin Daza; de la faz suroeste de la tore de extreme or tal del recinte de Reina, La rebabas se indican en azul lac juntas en rojo y los poster de arrostrado en rojo suave. Las fotografise cn ia elaboracicn del ortoalzado fueron tomadas el 8 de juo de 2004, con anterioridad a la restauracicn que ha mecificado profundemente el estado de Ins seis hades superiores, ARQUEOLOGIA DE LA ARQUITECTURA, 15, enero-dicbre 2018, e076 fara ISSN-L 1685-273, tts. 0.2868. 2088.007, LA TECNOLOGIA CONSTRUCTIVA ANDALUSI: OBR ENCOFRADA Y REVESTIMIENTOS EN LA ARQUITECTURA MILITAR (SS, XE-XII2) 1s Figura 14. Axonometsia, sobre imagen de nube de puntos, realizada con ls colaboracién de Pedro Guriarén Daza, del proceso constructive de la tore del extremo oriental del recto de Reina. E entero eromstico de los elementos del encofrado es el mismo que el dels figura 4 aditoria ISSN-: 1695-273, heps/o or 3868/2 arg 2018-007, PRQUEOLOGIA DE LA ARQUITECTURA, 15, eneo-diciabre 2016, e075 45 Sour Masguee Bute Figura 12. Tore norte del recinto de Gibralebn, con detale de Ia huslla de poste de arvistrado que straviesa tres hladas de tapia, por detras (Fig. 13), Aparentemente, el motivo subyacente del in- necesario contrapeado no seria otro que el de tna fina ejecucién de obra. Sin embargo, abundan los ejemplos de torres almohades, o mardanisies coetineas, en los que, al igual que lo documentado en Almeria (vid su- pra), 10s tapiales se irén disponiendo del mismo modo, hilada tras hilada, como demuestran las Tineas corridas de rebabas con sus respectivas hmellas de cabezas de clavos. Asi se aprecia en el Castillo de Monteagudo, Aleicer do Sal, Palma del Rio, Jorquera o Villena”, por citar algunos ejemplos (Figs. 14 y 28). tra cuestién que se plantea es ta trabazén entre ‘una torre y el lienzo adyacente. En la torre oriental de Reina se aprecia cémo sus cuatro primeras hiladas de ‘Véase la adseripeiin almchade de Jorguera en Cebrin (2008: 42) y Prete (2011: 23): y de Vllena en Azuar (2008-133) y Almagro, Slee y Soler (2014 1,18), en cuyo caso Ta eronoogia ha ido rftendada equeo- logicamente ARQUEOLOGIA DE LA ARQUITECTURA, 15, enero-dicbre 2018, e076 Gel desaparecido encadensdo esquinero, presumiblemante de marposteria, tapia de se adosan al lienzo, por la claridad de las juntas constructivas y por la no correspondencia en almura entre las hiladas de ambos elementos (Fig. 10). Sin embargo, en el quinto hilo, que es el primero sin refuuerzos esqui- neros, se produce la trabazén y coincidencia en altura entre torre y lienzo. De abi para arriba se irdn altemando hiladas trabadas y adosadas, En varias torres de El Vacar se observa un plantea- miento similar, en el que éstas y los lienzos se erigen como bloques adosados, hasta que se traban en las hi- ladas superiores® (Figs. 7 y 8). En el recinto urbano de Sevilla se ha detectado wn proceder parecido, pero en este caso en las hiladas inferiores la muralla se adosa a las torres y, por el contvario, en las superiores las torres “unt 2001: 818) describe semejante disposcin onl fis achad del ‘Castillo de San Jrme. Guriarn y Séez (2002: 606-607), y Smnez y Pérez (2012: 294) niegan atnibuir,de manera automata, un setide de comelacion ronogice In exisencia de iladas adosadasy trac. SNL: 2695-2731 psd. og 30.3889/aq.argh.2018.007 LA TECHOLOGIA CONSTRUCTIVA ANDALUSI: OBR ENCOFRADA Y REVESTIMIENTO A ARQUITECTURA MILITAR (SS. X11) 16 Figure 13. Ontoalzado, de nube de puntos, reaizndo con Io Homo. Se han destacado en blanco los vestigios del enc bbezas de os dlavos de los tapiales laboreciin de Pedro Gurriarén Dazay de le fz noreste de ln torre albarrana del ¥y Jabelge del prety merlature del terrado, y en amarillo las huellas de las co s/o org/40.2969farqarg2018.007 PRQUEOLOGIA DE LA ARQUITECTURA, 15, enero 7 Figura 14. Paramentos de torras con indicacién de rebatas de los tapiales en azul, y tablones verticals y huallas de cabezas de Filo. Hétese Ia similitud en Ia dispasicin ce los tapiales entre la fotografia del Castillo de Manteagude y Ia torre dels figura 3. se adosan al muro. En resumidas cuentas, todos estos juegos de trabazones y adosamientos documentados al menos desde época taifa (vid supra), podrian estar orientados a Ja creacién de una especie de machihem- brado para dotar de solidez y estabilidad a la obra, Esta ccuestion se hace evidente incluso en algunas albarranas, como la Torremochada de Caceres, en el que el espigén penetra con claridad en el macizo de la torre poligonal (Marquez y Gurriarin 2003: 77) En cuanto ala probable funcién de armado de las vigas hotizontales perdidas en el interior del encofrado, segtin se vio en al-Balat (vid supra): posiblemente en esta época se podria certificar semejante cometido. De confirmarse la cronologia sugerida, asi lo demostrarian * Asi lo confima argue teamo de In Macarena scamente Pozo (2008: 140-141, 151 ARQUEOLOGIA DE LA ARAUTTECTURA, 15, en 2018, «076 los restos analizados en una de las torres Imnecas del recinto urbano de Homos de Segura’s (Fig. 15). Actual- mente permanecen visibles hasta diez hiladas de tapia de calicanto, a causa de las construcciones pardsitas en su base, En la cuarta, contada desde la cima, unos oportunos boquetes en el dngulo oriental y faz sureste de la torre han dejado al descubierto parte de las es- tructuras lignarias que armaban la base de ese hilo de tapia, De este modo, se puede aventurar Ia presencia de pares de vigas horizontales en cada una de las tres faces subsistentes de la torre, trabandose en las cabezas Estas defenanswrbonas ha los investigndores.Eslva (1999: posible ginessalmoha- de de ls defeneasantenores al castillo santiagusta Ex Gimmes de Teer (2010: 175, 181 también se mencions el engen almohade del recto. No lstant, en ambos casos se tata de arcveracioncscsceamentearpumieata+ das, por lo que seria necesrio-un estado mis profndo asisimasseacones por pat Wadi/vtaria SSN-L 1685-279, Naso farqarg.2018.007 LA TECNOLOGIA CONSTRUCTIVA ANDALUSI: OBRA ENCOFRADA Y REVESTIMIENTOS ENV LA ARQUITECTURA MILITAR (SS. XI-K11}) a8 Figura 15. Tore del recinto urbane de Hornos de Segura con detalle de as cabezas de las vigas ensambladas en Sus extremos. gtacias a unos rebajes previamente tallados (Fig. 16) Tal trabazén estaria sin duda destinada a aumentar la cohesién entre las distintas caras de la torre En torres macizas también se ha documentado la pre- sencia de travesaiios que arman ciertas hiladas, como en la Torre del Aire en la cerca cacerefia, en la que tales ele- ments lignarios se disponian aproximadamente de forma radial (Marquez y Gurriarin 2017: 213, Fig. 5: 214) Merece la pena detenerse en un elemento singular, habitualmente presente en pretiles y cémaras, y que expe- rimentard una particular evolucién constructiva en su for- malizacién como obra encofiada. Nos estamos refiriendo ala saetera, cuyos ejemplos més antiguos documentados son los descritos en las torres taifas de Almeria (vid si pra). En las fortalezas almohades del sureste peninsular es habitual encontrar estos elementos, formal y tecnolé- gicamente resueltos de la misma manera que en Almeria, sit que se haya producido evolucién alguna. En cualquier caso, este procedimiento resultaba ya en época almohade un tanto arcaico y muy mejorable en lo que a recupera- cién de materiales lignarios se refiere, pues recordemos que el dintel, generalmente compuesto por tablillas quedaba embebido en la argamasa. Ocasionalmente, tales tablillas estaban tomadas de material de desecho, anterionmente destinado a otras partes del encofiado: tal Y como se aprecia en la fortaleza almohade de Bafios de Ja Encina, en Ja que son reutilizadas unas agujas, perfecta- iente identificables por los otficios cuadrados de sus ex- tremos (Fig, 17). El panorama es muy diferente en el bajo Guadalquivir y occidente andalusi, en el que las saeteras se resolver mediante hormas, muy posiblemente cons- tituidas por twa sola pieza con forma de artesa oblicua, En este caso, estos moldes se depositaban en el interior del encofiado y tras su colmatacion y desmonte de tapiales, eran perfectamente recuperables y rettilizables. Por otra parte, sti formalizacién era mas sofisticada, pues frente a las saeteras tradicionales de base y techo horizontales, éstas quedaban delimitadas por planos inclinados arriba y abajo (Fig. 18). Asi se aprecia claramente en Caceres, Elvas®, Sevilla y Carmona. El ailtimo eslabén evolutivo So refeen lm obras almohades de Elvas en VV. AA, ‘Brasco (2002: 361,364), Mirquez y Gurarin (2008: 13 157) yVilabe 2016: 86) 01: 96-97) 134; 2011: 196. PRQUEOLOGIA DE LA ARQUITECTURA, 15, eneo-diciabre 2016, e075 as ‘Sous, Mang Buen Figura 16, Axonometra de la recreacin de la dlsposiciin de las vigas que arman una de las hladas de a torre del reinto de Homos de Segura, quedaria definido por saeteras de obra, habitualmnente lateticia, ejecutadas previamente al encofiado del muro pretil en que se dispusieran. Con la gran ventaja de que resultan pricticamente inmunes al desgaste autrdpico, climatico o mecénico (Fig. 19). Hasta la fecha no ha sido posible documentar més casos que en Badajoz", Palna del Rioy Sevilla, De cualquier manera, esta tipologia esta vinculada flundamentalmente a aquelas obras almohades en las que se hace patente Ia inclusién de tadrillo como material auxiliar relevante. "Eu Mirquez y Gorrarn (2012: 62, Fig. 2) se muestra, on ol content del proceso de erecein de una tre complet, la construccii dels sacra de fa cémara. a mode de blogues de ladillo entre encoffadosangulares. ARQUEOLOGIA DE LA ARQUITECTURA, 15, enero-dicbre 2018, e076 LA EVOLUCION DE LOS TRATAMIENTOS EPIDERMICOS Los datos de los que actualmente disponemos apuntan aun doble panorama en época taifa. Por un lado, en el recinto de Almeria, los tratamientos epidérmicos tras el desencofrado parecen haber sido nulos, pues no se aprecia 1a mas minima huella en todas las superficies que han llegado intactas a nuestros dias. Precisamente, el hecho de que se hayan conservado tan bien da la impresin de que los constructores fiaron la resistencia de las faces exteriores a la propia dureza de las tapias eficazmente calicastradas, Por otra parte, en uno de los mas antiguo recintos de ese periodo en Granada, si se documenta un acabado superficial consistente en una Wadianitona, ISSN-L 1595-2754, htps/do.or/30.3868/rqarg2018.007, LA TECNOLOGIA CONSTRUCTIV ANDALUSI: OBR ENCOFRADA Y REVESTIMIENTOS EN LA ARQUITECTURA MILITAR (SS, 20 Figura 17. Interior de una de ns tomes del castilo de Gafce de In Encina, en el que se aprecin [a reutiizncién ide dintel de Ia eactera, capa de mortero calizo en la que se marca tn encin- tado con incisiones en su interior (Garcia Granados 2014: 488-489 y 492, Fig. 4). Las lineas que definen tales fajas también se trazaran incisas, formando una suerte de aparejo monumental fingido, de manera que las bandas horizontales coincidan con las lineas de las cabezas serradas de las agujas de cada hilada de la obra encoffada (Fig. 20). El empleo de las incisiones en el interior de las cintas debe estar relacionado con 1a ine tenci6n de crear un “gris éptico” que pemnita distinguit una tonalidad mas oscura que la aparente de la propia jabelga blanquecina. Desde luego, sin la presencia de tal abujardado la percepcion del encintado a cierta dis- tancia no seria posible solamente con las lineas finas que delimitan las propias cintas, De mievo en Granada, concretamente en la alca- zaba de la Alhambra, se localiza una variante sobre la aditoria ISSN-: 1695-273, heps/o or 3868/2 arg 2018-007, tipologia anterionmente descrita, pero con wma concep- cidn mas econémica en cuanto a la cantidad de mortero calizo empleada. Pues en este caso, 1a aplicacién del mortero se reduce a poco mas que el espacio del encin- tado que, por otra parte, se seguir delimitando mediante lineas incisas y rellenando por las mismas incisiones menudas (Fig. 21). FI criterio aplicado ahiora supone la optimizacién de la proteccién de Ia obra encoftada, ex- tendiendo el mortero sobre las lineas de de las cabezas de las agujas para protegerlas de la putrefaccion. Las cintas verticales protegerian las juntas constructivas, de haberlas; pero en el caso de encofiados continnos setian meramente estéticas. Siendo este planteamiento tuna evolucién 0 mejora del anterior, adquiere sentido el marco cronologico propuesto por el autor que lo ha identificado, en el s. XII (Garcia Granados 2014: 487, 489 y 496, Figs. 12 y 13), PRQUEOLOGIA DE LA ARQUITECTURA, 15, eneo-diciabre 2016, e075 at Seve Figura 19. Saetera almohade de obre latercia en la Alcazaba de Ba dajor ARQUEOLOGIA DE LA ARQUITECTURA, 15, enero-dicbre 2018, e076 Wadianitona, ISSN-L 1595-2754, htps/do.or/30.3868/rqarg2018.007, LATECNOLOGIA CONSTRUCTIVA ANDALUSI: OBRA ENCOFRADA Y REVESTIMIENTOS EN LA ARQUITECTURA MILITAR (SS. XXII) 22 Figura 20, Encintado con incsiones, marcado sobre In jabelga de une torre tifa de Ins muraas de Granada, Fotografia cecida por cortesia de dan Antonio Garcia Granados, EI siguiente eslabon seria a su vez una depura- cidn del precedente, en el que las lineas incisas des- aparecerian de tales fajeados. El resultado mostraria ya el prototipico acabado epidérmico atribuido de manera generalizada a las obras de época almohade (Figs. 7, 8, 13. 14 y 22)". Llegados a este punto, la primitiva funcién profiléctica del encintado dara paso en algunas ocasiones a una meramente de exorno, al desajustarse la coincidencia entre las cintas horizon- tales y Ia linea de las agujas del encofrado, que dejan de estar protegidas (Figs. 7 y 8). Abundando en la funcién estética, con el tiempo se ira acentuando este carécter mediante la combinacién de cintas que aban- donan la mera disposicién ortogonal, dando paso a otras formas geométicas ¢ incluso epigrificas, cuyos ejemplos mas destacados se documentan en la Torre de los Pozos, en Caceres, hacia finales de la iltima década del s. XII (Marquez y Gurriarin 2003: 90-93, 101; 2006: 71-82, 88; 2008: 119-120; 2015: 675-676: 2016: 58-63), Incluso, se Hegaré al extremo de ejecutar encinta- dos parciales, que pondrén en evidencia su cometido predominantemente omamental, tal y como se aprecia en la Torre Bofilla erigida en la segunda década del s. XIIP, en Bétera, provincia de Valencia: en la que El estudio de los encitados almokades oe sbords en Azur et al. (199), ‘Azvar (2005), Gumaran y Séez (2002), Marquee y Gumrin (2003: 96-97 2006: 48-62; 2008: 117-121), Azuar y Fereia 2014: 403-40), y Villlba ois: 68) 5 Milsto y Vegas (2011: 96) condrman tal ronologia tas une intervencin sxquooligice Prevamente Azur eal (1994: 44) proponian una datas conarvente, angus mas ampli, que aburcaba entre In sesunda mata del Solo XI y la primera mitad de siguiente aditoria ISSN-: 1695-273, heps/o or 3868/2 arg 2018-007, ‘tnicamente se aplicaban en las hiladas inferiores y ci- meras del edificio, mostriindose desnudas las centrales Fig. 23). Finalmente, y cifléndonos estrictamente a los encintados tipicos que delimitan rectingulos, también se verdn afectados por novedades ommamentales como Ja tansformacién de las cintas verticales en columni- as con cimacios que se documentan en la misma tore (Figs. 23 y 24). Como en este caso, pueden volver las incisiones en las cintas, pero bajo unas circunstancias muy concretas y realmente excepcionales®; 0 empla- zarse ottos trazados auxiliares segin se aprecia en Céceres 0 Alcali de Xivert™. No obstante, en este proceso evolutivo aparente- ‘mente lineal y progresivo. se podrian objetar ciertos Ia sate oeste de Ia Tome Rafa s apres maa cote ds morro cali de hordes avegulaes itmedistamente por debaj de la zona en que ss explazan unos enciatados del mismo uateial Pig. 24), En dcha cota se marcan ote cinta horizontal yuna vertical mis esrocha, ells con pe quis insiniones diegonals tl y como sha documectado eas bres de poca aie (vd supra), En as ints superiors sob etapa desde, como se habitual 2a épocaaohade, no seria necesano tal bujardade por el propio Scatuate comin ane Is blanc fas yl apa anaranjada No abate ss sjecutan fmbisn pagueias eisiones sobre] excistado supence pers ‘antener ane cooseca sttce con Int cinta eelzadae sabe a sostra em 1a que si son necesaris para su percopcién visual. Mito y Vegas (2011: 96) calcan tales incisions an sa fore como “revitasdecratvas™ En Mito y ‘Vegas (2010.61, Plano L6) se documenta formalmeate dicho encinlado, peo ro hace nigunn Ista dl mstenal de soporte gnotsndoss ln posencis limits do la cosa calzainferie sobre la ques raza prt del fjeado. Elcato Cacerst analiza en Marquez y Gumarin (2003: 92,118, Lamt 9; 2006: 81, Lim. $2 y 82). En ol muro da Alafia del Castillo de Alcalé de 2Xivert se pacicarca linea inciaslongitodinales en las cinas. En cuasio ja, en este coro se propone un imprecso siglo XII. Véase en 'y 79) No obstant se coneretaria Jn patauci al porodo almobade em Azuar (2005: 125), y Azuary Feira (2014: 403), Incluso en Azvar etl. (1994: 484) se proponca fechas esclan- tesentre finales del siglo XI y principio dl sien PRQUEOLOGIA DE LA ARQUITECTURA, 15, eneo-diciabre 2016, e075 ‘Sewies yperfcie de las tapias, en a alcazaba de la (36 Juan Antonie Garcia Granados, y emente manipulada para paner en evidencia la epidermis ‘sctushmente deterorads y parcheads por restos sucesivos de jabeloas. LA TECNOLOGIA CONSTRUCTIVA ANDALUSI: OBR ENCOFRADA Y REVESTIMIENTOS EN LA ARQUITECTURA MILITAR (SS, XE-XII2) 24 Figura 23. Caras sur yeste dels Torre Bef, La lpia yabsolutsausen cia de encintados en el tram central del prism, revel que Gnicamente fueron encietadas la base y coranacén dela canstuccén. “peros” 0 contradicciones. En el castillo de Batios de Ja Encina se documentan unos encintados que siguen el esquema de los mas primitivos de época taifa, aquellos que se disponian incisos sobre una jabelga que cubria por completo la superficie de las torres. En este caso, aditoria ISSN-: 1695-273, heps/o or 3868/2 arg 2018-007, ademés cuentan con una serie de variantes omamen- tales que superan ese planteamiento basico descrito para los ejemplos granadinos® (Fig. 25). Los ‘iltimos estudios arqueolégicos sobre esta fortificacién jiennense asumen claramente su patemidad mumini (vid supra), Asi, dado el evidente contraste entre el tipo de acaba- dos superficiales constatado de manera practicamente sistemética en las fortificaciones de los Unitarios y el que aparece en este recinto; se plantearia, mas que tuna extrafia involucién, Ja no astncién automatica de Jas sucesivas novedades en la evolucién de los trata- mientos epidérmicos. Dentro del amplio arco temporal almohade en al-Andalus (1147- 1228) podria sugerirse ‘una cronologia temprana para Baiios de la Encina, 0 incluso volver a revisar la adscripcién a tal periodo. De hecho, 1a cercana fortaleza de las Navas de Tolosa o: tenta el mismo tratamiento en los paramentos de su torre exagonal, en este caso con la misma sencillez que los ejemplos taifa granadinos, y ha sido encuadrada en un extenso periodo almoravide-almohade®, En cualquier caso, estas obras de 10s castillos de Bailos de la Encina y las Navas de Tolosa, parecen sincrénicas, tanto por la similar concepcién en cuanto a soluciones epidérmicas como constructivas™ En definitiva. 1o que si quedaria demostrado es la transformacién coherente de estos tratamientos superfi- ciales en obras encofradas entre las taifas y los almoha- des, por lo que podrian fijarse tmnos hitos evolutivos al margen de la disputa de la afinacién de las atribuciones cronolégicas (Fig. 27), Finalmente, cabe recordar que si bien es cierto que los tipicos encintados almohades siempre daban paso a una jabelga perfectamente perfilada en pretil y mer- Jatura, e incluso en varias hiladas superiores en casos ener (1996 7-10) dascrbe ls vestigios de decoracion mis visbles sn aos de Is Enea y relizaeale parcisiee de los memos singe los snoandin on ol» X. sean In dese predomnnentos todavia en Jon aos 90 avn (1999: 692, Fig. 6) recoge encntados con incisionas sobre jabelgs smplota, an la Alcazcba de Gund, que también s salen del patria habitu ceca fechados de manera ua ant iconcrla etre les sighs XLy XL "La cronologia califal propussta por Towes (1957- 647-648) ba ado desechada por Eslava (1999: 98) y Gozalves y Gozalves (2014: $49), que ‘ban gozado de une perpectiva major por Ioe svanoes generale en al snccumiento de la agustectureendalsi, Por desgracia. no podemos cantar om otras opiniones, dado elescasointarés que a suscitae eta foricacién, 2" En ambas fralezas se aprecin el misma poqueo pero revclador detalle snsiucivo que mice Je ponble coincidencia de candrils de alba. x oo que ls parejas de oicios que tchonan as liness dela aja rados por so pureficcién La peculiar dxposcin de las agus, mis as, ex ata en otros catos (Figs. 25y 26) PRQUEOLOGIA DE LA ARQUITECTURA, 15, eneo-diciabre 2016, e075 25 Figura ‘Sous, Mang Buen 1. Ortoalzada, de nube de puntos, realizado con le colaboracién de Pedro Guerarén Oaza; del detalle de la base de la cara oeste de la Torre Botl, Se ha magnifica Ia presencia del mortero calzo superficial, asi come de las linea incisas. concretos": en ciertas ocasiones, Ia totalidad de la torre © lienzo quedara cubierta por el mortero calizo, carente de cualquier labor de exomo™ (Figs. 28, 29 y 30), LAS IMPOSTAS DOBLES DE LAS TORRES Merece la pena detenerse en tin elemento ornamental, tradicionalmente asociado a torres del bajo Guadal- quivir, como es la pareja de impostas que suelen ostentar numerosas torres en su parte superior. No % ‘Mirquez y Guririn (2003: 96; 2006: 50-60; 2008: 118-119) dosebon _y nalizn est canduico remate pidénmico cimoro; mienrs que a vanente poco comin con mavor presencia de morte en la parte superior de las fours, vita ah Nisblay la Toms de los Pozos ds Cavers oe ese on Magione y Guarani (2006: 58 y 74-76 Lime 47 y 48) Juminezy Pérez (2012: 269) revisan las intervencionesarqectipicas en que se ha documantad jabelzes,presumiblemene originales, ex ln cerca hispaleuse. Por citar ottosrecintos, en Jos casilos de Cable. en Jan, © sf mencionado de Monteazudo, se aprecien amplias porciones de jabcigns, presumiblements onginales,complotamente ine En concrto ls tpias snjlbesndas de Gintbaie se han podido adzcribrfchacionemont al priodo tlimohade medians ands radiocarbonice. Ven en Castillo, Guuerez ¥ (Gutdree (2010: 251-253. ARQUEOLOGIA DE LA ARQUITECTURA, 15, enero-dicbre 2018, e076 obstante, el origen formal de esta préctica pudiera tener sus antecedentes en los cordones, simples y tri- ples registrados en la zona més elevada de lienzos y torres de fortificaciones omeyas del entorno del Estre- cho”. Ya en Sevilla, y concretamente en su alcézar, se documenta en su forma habitual de cordén o imposta doble en los remates cimeros de su primitiva portada y torres del primer recinto, erigidas respectivamente entre finales del s. XI y principios del s. XII, y en los inicios del s. XII (Tabales y Vargas 2014: 17-21). En el primer caso, se formalizarian mediante sillares, al igual que las obras omeyas precedentes. y en el se- guundo en ladrillo, En varias torres de la cerca sevillana, una pareja de estas verdugadas citle las saeteras que se abren desde el interior de la camara, de modo que tales elementos fincionalmente coherentes quedarian re- lacionados en un mismo momento constructive (Fig. 29A). Si la historiografia esta de acuerdo una- nimemente en que el recrecido de dos cajones que * Conslteas los casos de Tarifa y Ceuta, en Guriarin (2001: 167-168) © Bite y Villada (2008: 4), respectivamente Wadianitona, ISSN-L 1595-2754, htps/do.or/30.3868/rqarg2018.007, LATECNOLOGIA CONSTRUCTIVA ANDALUSI: OBRA ENCOFRADA Y REVESTIMIENTOS EN LA ARQUITECTURA MILITAR (SS. XXII) 26 Figura 25. Distintos ejemplos de decoracién incisa en al morte orignal de torres y Henzos del recnto de Bafos de la Encina aditoria ISSN-: 1695-273, heps/o or 3868/2 arg 2018-007, PRQUEOLOGIA DE LA ARQUITECTURA, 15, eneo-diciabre 2016, e075 a7 oe Figura 26. Croguis del procaso de degradacién de las agujas y posterior aparicién de onifiios pareados en lajabelga de los de Banas de la Encina y las Navas ce Tolesa se aprecia a lo largo de Ja muralla pertenece a las reformas de 1221", las cémaras accesibles desde el adarve resultante, y por ende los resaltos exteriores, también serian adscribibles a esa fecha (Jiménez 1996: 22: Jiménez y Pérez 2012: 293-294 y 297). Por otra parte, torres almohades de los recintos de Ecija y Marchena que ostentan tales impostas latericias han sido fechadas ya en el s. XIID®, A esto debemos aila- dir que Badajoz también fue objeto de una campaiia ‘Tanto el recrecziento gencral ds I mala como la erecisn dl ante surg ge relacionan con las mencionee de Ibm Ab Zar (1964: 523). Vase también on fmence¥ Pérez 2016.20), Sin embergo, ex el tramo de mralla del calle del Agua, el recrcido debi realzase bastante ates, acia 1172 Vass en iménez Marin 2007: 29) > Valor 2008; 152) mencions lat altemanae de Zoje, con vendugadas, como ands dels XI. Bello (2008: 181) reiere que las defesas ame bndes de Merchena fieron levantadas ex nove en el primer caro dels XII ARQUEOLOGIA DE LA ARQUITECTURA, 15, enero-dicbre 2018, e076 Sour Masguee Bu de obras a principios de esa centuria, de una enverga- dura atin no aquilatada, cuyos indicios apuntan a que debié de ser de gran magnitud (Marquez y Gurriarén 2012: 72). Por todo ello, nos atrevemos a sugerir que este tipo de recurso constructivo parece proliferar realmente a partir de un momento ciertamente tardio, dentro del periodo almohade Incluso, en algunas torres del recinto urbano his- palense sus verdugadas se unen a bandas verticales del mismo material, Jo que supone una evolucién en relacion con la tipica distribueion de impostas estric- tamente horizontales. Esta cuestion adquiere sentido si ademas una de esas torres es claramente posterior a las anteriormente referidas del mismo recinto, como la llamada Torre Blanca, de planta octogonal irregular. Si nos guiamos por la tradicional filiacién almohade Wadianitona, ISSN-L 1595-2754, htps/do.or/30.3868/rqarg2018.007, LATECNOLOGIA CONSTRUCTIVA ANDALUSI: OBRA ENCOFRADA Y REVESTIMIENTOS EN LA ARQUITECTURA MILITAR (SS. XXII) 28 Figura 27. Esquema de la evolucin de los encintados desde las taifas hasta finales del perfodo almchade, Fase 4: encintado con incsiones sobre jabelga completa. Fase 2: intade ealzo sobre tpia desnuda, con incsiones. Fase 3: encintade calizo sobre tapia desnuda. Fase 4: encintada callzo sobre tapia desrude, con formalizaciones mas complejas de cardcter geomeétrco, epigrico y arqultectnico. Bajo cicunstancis coneretas pueden volver ls ineisiones sabre el mortero cali. de esta construccién, hiabria sido erigida entre 1221 y 1248. alo de la conquista cristiana de Sevilla” (Fig. 298). No obstante, tampoco se puede descartar una Todos los autres consutados le arituyen una petridad almobade, va se por alusién u nssin. Vase en Pav (1999: $36), Valor (2004150), Vila (2015: 187, y Jiménez y Pérez (2015: $9) y 2016: 24) Por ota par ta, Valor (2008: 42) opina scertedamante que la Tome Blane, c= un aad posterior al sntemuro levanado on 1223, seg rcoge Iba Abi Zar (1964 523)- Para ello arzove la escas distancia ene la torre y el antemuro, como ‘5 sta se hubier encjado en un hueco preexistente. Oto arzumento favor esque dico antmura se dspone de fra trapezoid, on planta, ls pies de cualquier tore cuadrangulr. yal pasar junto ala Torre Blanca conserva ost trazadoea vez deamoldarse la toereoctozonal regular que debi plantar 0 forar una cndrangular aditoria ISSN-: 1695-273, heps/o or 3868/2 arg 2018-007, cronologia posterior a 1248. Las otras torres cua- drangulares que ostentan semejante tipo de resaltos latericios podirian encuadrarse en ese mismo impulso © A Daniel Janincz Maqued, viva var, le debo y auredezc la reflesion sche la santo coy plies en Sevilla. daspuss d2 1228, que doje tu margen de unos ite aos en los que pul haber ado erga una obxa de lasmagatud de Tore Blancs, de maner plausible, Por ore ptt, la sft cade los elementos oramentales,y crs pecliardados on I disposiion cafe las cémarasy el pasllo de rode, delatan una concepcién muy tandia ‘de In obra Por no bar de Ins recientes cdo planterdas por Domingvee (2008: 243-244) y Amores (2014: 31, nota 41) anerca de las torres poligona ls de la Plate y Abdelaziz, que bien pudieran “arate” els Torre Blanca, al poner ex tela de jucio ef horizonteandalsi en as refommas medievales Signifcativas en el rcinto amuralldobispalense PRQUEOLOGIA DE LA ARQUITECTURA, 15, eneo-diciabre 2016, e075 cen la Figura 24 Figura 29. Tores amplisdas © construidas en periodo almohade, o posterior, en la cerca urbana de Sevilla. A: Torre préxima a la Puerta de Cér (Seba, con vastgie de Sabelgs; aunque todavia no se ha conststace que se trate (a onginal. Be Tomr® Glance, Dest |= base hasta la pom Imposta estaba encintada. De ahi hasta su coronacién estara completamente ensalbegaca, como delata su nombre. C: Torre en les Jardines de Murillo, con restes del mortar calizo superficial; no cbstante, sujeto ala comprabacién de su ergen. ARQUEOLOGIA DE LA ARAUTTECTURA, 15, ene 2018, 6076 Wadia ISSN-L 1685-279, Naps LA TECNOLOGIA CONSTRUCTIVA ANDALUSI: OBR ENCOFRADA Y REVESTIMIENTOS EN LA ARQUITECTURA MILITAR (SS, XE-XII2) 30 Figura 30. Torre de la calle del Agua, en Sevila, Se ha mareado on amarilo la huella del arco mutilade de paso del adarve. Comparese con la figure 296. edilicio, ya sea tardoalmohade o cristiano" (Figs. 29C y 30). En resumidas cuentas, todo parece indicar que, tras nos timbeos previos, Ia aparicién de estas bandas en su disposicién més comin tendra lugar en el Alcazar de Sevilla en tomo a la transicién entre los siglos XI y XII. Posterionmente, y ya ejecutadas habitualmente ent ladrillo, su proliferacién en Ia propia capital. bajo * Tabales 2002: 114) propone que al menos una de esas tres, Ln contioua Is alls del Agu, prado aber sd xpi «comsenaoe del» XIN Po oa parte, orginarismentedebieron mostrar meyores semjanzasformales com la ‘Torre Blancs: pose al iguel que Gea, quelasavadian ol epecio dsl adarve segtn delstan los rertos del arco original de paso por el adeve. en la tare ela call del Azua Figs. 288 y 29). Ademés, su cara interior es claramente ‘un sefacein ena que no hay rato alzuno del aceso als cémaras, que ac- tuslmente 2 fect por hosco sbvrto enn neal dela tore No obstant, ‘arias tore dl tipe convenional con cémara. dsl tram de Macarena ta bign parece aber abarcao hassel espacio del adarve come as menciona- das: spi se aprecin de visu, VEaee también en Pozo (2008-152; Plano 45) aditoria ISSN-: 1695-273, heps/o or 3868/2 arg 2018-007, Guadalquivi y Badajoz, como enclave aislado (Mar- quez y Gurriarin 2008: 132), se enmarcara entre finales del s. XII la primera mitad del s. XII: en que evolu- cionaré répidamente prolongéndose su difusién en la posterior arquitectura mudgjar CONCLUSIONES A pesar de que las construcciones mediante encofia- dos se documentan desde un momento temprano en el medievo andalusi, no seré hasta el s. XT en el que tendremos constancia de cierta madurez de la técnica: tras la proliferacién de los procedimientos de albaileria en detrimento de los de canteria, en obras de cardcter militar. Posteriormente, almorivides y. sobre todo, almohades depurarin y estandarizarin sus procesos, erigiendo con eficacia torres en las que se combinardn encofiados masivos para las partes macizas y otros anu- lares y/o modulates para las cémaras. Del mismo modo, las soluciones epidémmicas de proteccién y ornato de la superficie de las tapias, reflejaran tna progresiva econo- aja material con la evolucién de los encintados. que por otra parte desarrollardn un creciente sentido simbolico y propagandistico. También bajo los Unitarios se habré hecho patente la progresiva incorporacién de materiales auxiliares, ya evidente desde las taifas en los refuuerzos angulares de las torres®. De modo que a partir de la se- gimda mitad del s. XII, por un lado, los forjados de ma- dera tendern a ser sustituidos por bévedas de ladrillo, Y por otro se iré incrementando el uso de este material fen bandas resaltadas que marcan pretiles y cémaras* No obstante, esta tiltima cuestion ser mas evidente en. el bajo y medio Guadalquivir, y Badajoz, como caso conereto y aislado del occidente andalusi (vid supra). En cualquier caso, este desarrollo tecnolégico y constructivo ligado al aumento del uso de ladtillo apunta a cierta economia de los materiales que intervienen en los encofrados. En el caso de las azjas, muchas se con- vierten en recuperables al dotarse los cajones de cobijas latericias, sobre todo en muros delgados, Laabsoluta machrez, en las soluciones técnicas y fo ‘mates, aleanzada bajo los muminies, dard lugar a no pocas confitsiones acerca de Ia filiacién almohade 0 cristiana © Gracaniy Tabeles (2008: 155-156) ya referen el paso de fabrcas exch sivamenteresuslas mediante tapas a itrices mintas enol 3 XI “Azur (2004 70-71) analiza la arn econ del adil en gpoce ao- ‘bade como material consraciv, en toro al dea sevilla, rere so com> binaién con las fbrica de apa, sobre todo emf primera mitad dels XIN PRQUEOLOGIA DE LA ARQUITECTURA, 15, eneo-diciabre 2016, e075 3a de algunas fortificaciones. Por citar un ejemplo notable, Alcala de Guadaira ha sido objeto de un largo debate his- toriogrifico en el que finalmente se ha ido aceptando que gran parte de las estricturas que en algiin momento han sido consideradas como almohades, son en realidad bajo- ‘medievales (Garcia Fitz 2008: 49-144), Tampoco podemos dejar de mencionar el caso de Palma del Rio, de la que ya se ha planteado alguna duda acerca de la patemidad de gran parte del recinto, que bien podria ser posterior”. Por tiltimo, de las sevillanas y poligonales torres de la Plata y de Abdelaziz 0 Santo Toms, también se ha propuesto uma cronologia cristiana, en dettimento de la tradicional almo- hade (Dominguez 2008: 243-244: Amores 2014: 31. nota 41). De cualquier manera, esto no hace mas que confirmar el asiento y arraigo de unas formas y tecnologia constructi- vva mis alld del periodo histérico andalusi que sirve inicial- mente de marco: y que abarcaré hasta finales del medievo. 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