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Edad Media Baja

Ideal de Belleza.
Durante las primeras décadas de la Edad Media se olvidaron de los cuidados de la
belleza y surgió un nuevo concepto sobre la mujer conectado con el cristianismo y se
basaba en que la mujer sólo tenía que preocuparse por la salvación de su alma y
olvidarse de aspectos frívolos como la moda del vestir o el cuidado del cuerpo y del
cabello.
Paso el tiempo, y las mujeres cristianas comenzaron a utilizar maquillaje y aceites
influenciadas por la cultura musulmana; la cual si se preocupaba del cuidado del cuerpo.
La cultura musulmana muy influyente en esa
época impuso una estética más cuidada donde
las mujeres cuidaban con esmero sus rostros,
cuerpo y manos que luego cubrían con el velo.
Los ojos los resaltaban y agrandaban con khol y
los pintaban con índigo en tonos negros. Las
manos y la frente eran tatuadas con henna. En la
cultura musulmana eran muy importantes el uso
de perfumes y las mujeres solían usarlos de
delicados aromas. Además, llevaban a cabo
cuidados estéticos como la depilación, masajes
reparadores o tersaban su piel con guantes de
crin. También cuidaban sus uñas. El hombre
árabe también se cuidaba a través del baño, los
perfumes y solía usar tatuajes.

De todos modos, de vuelta a Europa occidental:


Hombres:
Seamos realistas: las sociedades medievales eran muy patriarcales y había muchos más
estándares de belleza para las mujeres que para los hombres. Mientras un hombre
estuviera sano, tuviera al menos un poco de figura atlética, no tuviera características
corporales muy inusuales y estuviera bien arreglado, se lo consideraría bien parecido. Se
apreciaron cabellos largos y claros, piel pálida y esbeltez.
Además, se consideraba que los hombres eran los más hermosos en sus 30 y 40 años.
Esta edad fue mucho menor para las mujeres que fueron consideradas más bellas
durante su adolescencia.
Mujer:
Cabello: en toda la Europa medieval, el cabello (largo) se consideraba una de las partes
más bellas del cuerpo femenino, por eso en muchos lugares las mujeres casadas
(cristianas) se cubrían el cabello para no despertar deseos impíos en las mentes de otros
hombres. En algunos lugares, el cabello rubio no se consideraba deseable y era común
que las mujeres de mayor estatus se teñieran el cabello de acuerdo con muchas
tendencias diferentes; en otros lugares, el cabello rubio se consideraba bonito, por lo
que las mujeres decoloran su cabello.
Cuerpo y piel: debido a la religión, las mujeres cubrían la mayor parte de su cuerpo con
ropa, sin embargo, ciertas partes como el escote, los tobillos o las muñecas a menudo
estaban expuestas y se consideraban muy hermosas. La piel clara fue apreciada entre la
nobleza. Fue la señal de que la mujer no es una simple campesina que tiene que trabajar
todo el día en los campos bajo el sol. A veces, las mujeres se afeitaban las cejas a
propósito para que sus frentes se vieran más altas, lo que se consideraba bonito. Se
apreciaron varios tipos de cuerpo en varios lugares en diferentes momentos, pero
generalmente una figura simétrica relativamente larga y delgada se consideraba bonita
en las mujeres. A veces, un poco de una barriga sobresaliente se consideraba bonita.
Existe la idea popular de que las personas medievales encontraban a las mujeres
curvilíneas y de figura completa especialmente bonitas, pero esta tendencia se produjo
más tarde después de la época medieval durante la última época del Renacimiento y el
Barroco.
La ropa y las joyas eran extremadamente importantes. A menudo, una mujer que se
ajusta a los estándares de belleza que describí anteriormente pasaría generalmente
desapercibida si usara ropa pobre, mientras que una mujer que generalmente se
consideraría menos atractiva pero que vestía ropa fina recibiría mucha más atención
masculina.
Se les obligaba a lastimar sus cuerpos para ser "guapas". Tomaban el mercurio, se
ponían corsés que les deformaban las costillas, utilizaban zapatos estrechos y se
vendaban las piernas para que sean pequeñas.
En el traje femenino, al igual que en el masculino, las innovaciones mostraron una
nueva silueta de la mujer, no exenta de polémica. Prendas interiores fueron las camisas
o alcandoras, las faldetas o faldillas y los corpiños. Al igual que los hombres, las
mujeres cubrían sus piernas con calzas, que llegaban hasta la cintura. Trajes de debajo
siguieron siendo las sayas y las gonelas (también semejantes a túnicas). En los vestidos
triunfaron los escotes redondos que dejaban al descubierto la garganta y parte de los
hombros. En un primer momento, los trajes se ciñeron mucho en la parte superior del
pecho, dejando sin ajustar la cintura y las caderas; y en el último tercio del siglo XIV la
cintura también se ciñó de manera destacada. Esta nueva figura de mujer, de torso
ajustado y escotes acusados, contrastaba radicalmente con lo que había sido la moda
femenina medieval.
En cuanto a los colores, el rojo y el azul, antaño dominantes, dieron paso al negro,
color de moda entre la aristocracia occidental, aunque la gama de colores era amplia.
Para la sociedad medieval el color tenía un significado simbólico. El blanco evidenciaba
fe y castidad; el azul, fidelidad; el verde, esperanza; el rojo, amor y caridad; el negro,
penitencia; y el amarillo, hostilidad.
Vestimenta Femenina y Masculina.
La sociedad fue más compleja y estuvo inmersa en un clima de competencia y
ostentación entre la nobleza y la burguesía enriquecida, que quería asimilarse al primer
estamento en sus costumbres, sus viviendas y su vestir. A lo largo de este siglo y el
siguiente no solo había que ser rico, sino que también había que parecerlo.
Se siguió el ideal de la estética gótica y el centro creador de moda, por excelencia, fue la
corte de Borgoña, en Francia. Con la aparición del traje corto masculino, el vestir
femenino alcanzó una clara diferenciación. En el siglo XIV se manifestó un tipo de
vestido revolucionario que pudo lograr una gran aceptación en las mujeres jóvenes de
las cortes y que en la documentación es visto como “a la moda francesa”.
Es un traje ajustado que apreciaba la nueva silueta, “en la que contrasta el torso ceñido
por trajes que marcaban el pecho, descubierto por destacados escotes redondos que
mostraban la garganta y parte de los hombros. La utilización de costuras curvadas
permitió realzar el busto y afinar la cintura, que generó un contraste con la parte inferior
que comenzaba desde la cintura, era despegado del cuerpo y las caderas. Se aumentó el
vuelo de los vestidos y la longitud de sus colas, denominadas faldas que se dejaban
arrastrar por el suelo.
El escote era redondeado y bastante bajo, lo cual, según Boucher, constituyó una
innovación que provocó fuertes reproches de los predicadores.
Las mujeres llevaban una camisa de tela fina o seda con mangas como prenda interior.
Era de medidas largas que, además, servía como bata o traje de casa. El corset fue una
prenda ajustada utilizada en la parte superior del cuerpo que se ataba por delante con
cintas.
En este siglo se vieron sus inicios, pero su esplendor fue en los siglos posteriores
sustituyendo a la saya que era una túnica recta y holgada. El corset era de mangas cortas
dejaba pasar la camisa y era utilizado por encima del vestido o lo reemplazaba.
Tanto mujeres como hombres recurrieron a la sobrevesta, fue una creación de la Edad
Media que se caracterizaba por su elegancia. Era una túnica abierta que dejaba ver la
saya por ser escotada desde la sisa de las mangas hasta la cadera y la parte delantera era
similar a un chaleco.
Sobre la saya, tal vez la prenda más característica de la época, las mujeres más
acomodadas usaban unas prendas amplias y de una sola pieza que se conocieron como
“vestidos”. Se trataba de una prenda larga que se pone como una camisa a través de la
abertura del cuello y se recoge con la mano para
andar. Las mangas eran rectas y anchas denominadas
“a la francesa” para distinguirla de la manga “a la
italiana” de dos partes que se sujetaba a la altura del
codo. Esta prenda fue ajustándose cada vez más al
cuerpo y permitió evidenciar los cambios que se
fueron dando en el vestir, mencionados al principio.
Las capas y los mantos, que iban por encima del
vestido, parecen haber sido prendas utilizadas durante
todo el siglo.
La vestimenta de las cortes era elaborada con telas
más exóticas traídas desde Oriente o Italia, como la
seda, de colores vivos que llamaban la atención.
También se dio uso a las pieles de ciertos animales y
se mantuvo la confección de prendas en algodón y
lana.
Formas de Uso.
La sobreveste se sujetaba a la cintura con un cordón o correa poniéndose encima el
talabarte o bálteo para la espada. Era un traje especial de caballero y por lo general,
estaba adornada de sus blasones.

También se utilizaba otro tipo de sobreveste, con y sin mangas utilizada por damas
medievales desde el siglo XIII. Un estilo particular de sobrevesta femenina, sin mangas
y abierta a los lados de los hombros a la cadera dejando ver la túnica o vestido de
debajo, apareció en el siglo XIV y fue muy popular a pesar de la crítica de algunos
moralistas, que creían que atraía una cantidad indebida de atención al cuerpo femenino,
manteniéndose después de pasar de moda como vestimenta ceremonial hasta bien
entrado el siglo XV.

Dama con sobreveste abierta lateralmente que deja ver la túnica o vestido, ilustración de
un libro sobre historia de la corsetería de finales del siglo XIX.
La hopalanda fue una prenda multiusos femenina y
masculina que apareció en los años 1360, está se
asemejo a una túnica o vestido y se llevaba sobre
el jubón y las calzas.
Para los caballeros se portaba a mitad del muslo o
hasta la pantorrilla y fue hasta finales del siglo
cuando las damas comenzaron a utilizar este tipo
de indumentaria con la diferencia en que esta se
llevaba en un estilo cerrado por delante y llegaba
hasta el suelo, muchas veces con una cola.

Esta figura es representativa del estilo dominante


en la moda femenina de 1430 a 1450, aproximadamente: figura esbelta, cintura muy
alta, pliegues recorriendo el traje de arriba abajo y escote en pico no muy pronunciado
(transición del escote redondo al escote en pico entre los años 30 y 50). H. 1430-40.
Santa Catalina, Bernardo Martorell, Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona.
Las mujeres usaban un vestido suelto o ajustado
llamado cotte o kirtle, generalmente hasta los
tobillos o hasta el suelo, y con trenes para
ocasiones formales. Las kirtles ajustadas tenían
faldas anchas que se hacían agregando cortes
triangulares para ensanchar el dobladillo sin
agregar volumen a la cintura. Kirtles también
tenía mangas largas y ajustadas que a veces
llegaban hasta cubrir los nudillos.
Cuando está ajustada, esta prenda a menudo se
llama cotehardie.

Para la venta ambulante, esta mujer viste un vestido rosa sin mangas sobre una kirtle
verde, con un velo de lino y guantes blancos. Codex Manesse, 1305–40.0.
El escote era hendido o redondo. 
El pellote sin mangas y con grandes escotaduras a
los laterales (dejando ver completamente la prenda
de debajo) fue moda española. Llegó incluso a
quedar el delantero y la espalda reducidos a una
tira, siendo el más usado por las mujeres.
La falda aumentó su vuelo a medida que se
estrechaba la pieza delantera y la trasera. De
Francia viene el pellote con la abertura para sacar
los brazos estrecho y redondo y con el escote muy
amplio y redondo. 
Podía ir hendida por delante y estar decorada con
cortes a modo de tiras llamadas farpas.

Eran de tela, y se solían forrar con piel de conejo.  


Era un traje holgado, largo y cerrado, con mangas que
colgaban (mangas bobas; de influencia bizantina) y
con abertura para sacar el brazo en la unión del cuerpo
con la manga. Se usaba en los viajes y lo usaba la
gente de campo. Podía ir adornado con cenefas, llevar
cuellos con botones o llevar trascol (redondel de piel
que decoraba los hombros). Se hacían de buriel o paño
tosco.
En la mujer el tabardo sería similar al masculino pero
llegaba hasta el suelo.
Tabardo de lujo: sin capilla y usado por las damas de
elevada condición. Hechas de seda y ricas
guarniciones, forrados con seda o con piel. Podían
arrastrar varios palmos por el suelo, con mangas
perdidas y sin capilla. Colores carmesí, morados y
negros.

Tabardo de brocado; escote es en pico, la zona abierta queda oculta por una tela o
“puerta”. H. 1470-71. Verificación de la cruz de Cristo, Museo de Santa Eulalia, Paredes
de Nava
Bibliografía.
https://www.dsigno.es/blog/diseno-de-moda/edad-media-canones-de-belleza
https://es.quora.com/Cuál-era-el-estándar-de-belleza-para-hombres-y-mujeres-europeos-
en-la-época-medieval
https://repositorio.uca.edu.ar/bitstream/123456789/9416/1/indumentaria-femenina-
siglo-xiv.pdf
https://es.wikipedia.org/wiki/Sobreveste
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/revolucion-vestido-edad-media-2_18460

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