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«MARTIN A ‘a cee got xxl re oD i \ b t MARCELO BIRMAJER cc co Pec Aires en 1966. Ha publicado, entre otros titulas, jas novelas Un crimen secundarw (1992), El alma al diablo (1994), Tres mosquetercs (2001), La despedida (2010), Ei Chub de las Necrobigicas (2012) y Las nieves del tempo (2014). lox volumenes de relatos Fabulas salvajes (16), Ser humana y otras desgracias (V7), Historias de hombres casades (\9, Nuevas historias de hombres casados (2001), Ultimas historias de hambres casados (2004), ademas de ta crimica El Once Un recorride personal (2006) y Libro de emergencia (2013). Es coautot del guicn de la pelicula E! abrazo partido, ganadora del Ono de Plata en Berlin 2004 Gané el premio Kone 2004 come ane de lon cisco mejores escritores de la década 194-2004 on of rubro Literatura Juvem:! Sus libros han ste traducidos al ingles, hcbroo, eecrlamdes, cxboveme, lituano, bulgaro. frances. comcamo. tahane. Portugués, rumano, alemén, japonés y extomo. fm 2017 fue declarado por la Legislaturs portetta Personalidad distinguida de ta cultura de ts Chadland de Buenos Aires. Ein 2005, The New York Tlmex dedicé dos paginas a una nota sobre su obea Escrnbe semanalmente on ol charw (lari SIMON BIRMAJER 202 Socoos Anos ce 1997. Es esertor, guionssta y redaactor publicitano Autor del relate “La paruda”, publicado en cl chano Clarin y de “Historias Vagas™. blog de eserinura en Instagram, Junto a Rodrigo Diaz Aran ha escrito ef libro de cuentos Encuensras, inedite, y creado la pagmna de Instagram de poemas. historas » futholeras: 90 mumutos de historias Escaneado con CamScanner MARTIN FIERRO SIGLO XXI Escaneado con CamScanner MARCELO BIRMAJER Y SIMON BIRMAJER MARTIN FIERRO SIGLO XX1I Escaneado con CamScanner Birmajer, Marcelo Martin Fierro siglo XXI/ Marcelo Birmajer 5 ‘Simén Birmajer. - 1a ed. - Ciudad Auténoma de Buenos Aires: Edhasa, 2022. 168 p. 225 8 14M. ISBN 978-987-628-6657 4. Literatura Argentina, I. Birmajer, Simén. I Titulo. CDD A860 Disento de cubierta: Juan Pablo Cambariere Primera edicidn en Argentina: marzo 2022 © Marcelo Bitmaler y Simén Birmajer, 2022 © de la presente edicién Edhasa, 2022 ‘Avda. Diagonal, 519-521 ‘Avda. Cordoba 744, 2% piso C 8029 Barcelona C1054AAT Capital Federal Tel. 93 494 97 20 Tel. (11) 50 327 069 Espaiia ‘Argentina E-mail: info@edhasa.es Exmail: info@edhasa.comar ISBN: 978-987-628-665-7 Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizacién eserita de los titular Copyright bajo las sanciones estelecdas en las leyes, la reproduccicn rencct ey de esta obra por cualquier medio o procedimient,comprendidos lama a ee Yel tratamiento informético y la dstibucién de ejemplares de ella neato alquiler a préstamo piblico pean Impreso por Printing Books Impreso en Argentina Esta edici6n de 3.000 ejemplares de Mart(n Fier Escaneado con CamScanner Pare la CHS Escaneado con CamScanner Aqui me pongo a cantar al compas de lo perdido Que después de cabalgar por la Pampa sin sentido Y buscar sin encontrar la huella del ser querido de pelear con el tehuelche y rajar de los milicos Vine a saber que la muerte no es la bala en el hocico ni un cuchillazo en el vientre la luz mala es el olvido. Escaneado con CamScanner Lo Martin viajaba sentado en la linea B. Extrafio para las 18.30 de un miércoles, haber conseguido asiento. Pasaba las pagi- nas de una vieja edicién del Martin Fierro: la tapa camuflada (que pareciera un libro de autoayuda). Mejor que no lo vieran leyendo una historia de gauchos. Cerré el libro de golpe. Su cabeza estaba en otro lado. Venia de anotarse en la facultad: la carrera no le interesaba. —Trabajar en el hotel es poco para un chico tan curioso e inteligente como vos. gPor qué no te anotds en Ciencias del Habla? —le habfa dicho su madre. —2Y para qué quiero un titulo? —se pregunté Martin. Leer y dar una mano en el hotel de su familia: con eso alcanzaba. O quizds no; en cualquier caso, la respuesta no comenzaba ni se agotaba en aquel registro. También estaba Jimena. Apenas verla en la sala de inscripcién de la facultad, descu- brid en Jimena algo que la hacia distinta. Indudablemente era bella —Martin miré a la gente como si lo hubiera dicho en voz alta, “tranquilo, todos siguen en sus celulares’— y atrevida; lo suficiente para sacarle charla a un desconocido, Martin le habia preguntado un horario. Si, cursaria Ciencias del Habla. 11 Escaneado con CamScanner La vor del subte interrumpio sus pensamientos: “Estaci6n Abasto”. Subid corriendo las escaleras mecanicas, queria Negar, Su madre, contenta por Ja buena nueva, quisds invitara a uma cona menos previsible que la de la pensién completa, El hotel, sobre la calle Junin, entre Corrientes y Sarmien. to, hacia ya una semana que no recibia huéspedes: el negocio no mejoraba. Quince habitaciones con baiio propio, una sala comtin en la recepcién, un barcito de café, medialunas y tos- tado. Y un cuarto de conserje. En el nivel superior, lo que en algin momento habia sido una suite, hoy era el lugar donde vivian Martin, su madre y su hermano menor (en ambientes separados). Todo el hotel tenia algo de modesto, y se le nota- ba el paso del tiempo. Pero los esfuerzos de Lucia lo mante- nian habitable. No llegé a cruzar la puerta cuando vio a su madre espe- randolo. Su hermano Tomas, de quince afios —cuatro menos que Martin—, muy atento al celular, no levanté la cabeza. Julio, el conserje, hizo un gesto de saludo con la mano. En- tre el viejo Julio, Martin y Lucia, le hacfan al hotel el masaje cardiaco para que continuara funcionando, Pero el grafico se estabilizaba en una fatal linea recta. —éY? —pregunto su madre con cara expectante. —Me anoté —contesté Martin. La madre corrié a abrazarlo, Hubo un silencio conmovido entre madre e hijo. Martin no queria anticipar siquiera con la mirada un posible premio. —Pidamos sushi — dijo por fin Lucia, sin conviccién. Tomas levanté : oe nein la mano, pero no los ojos del celular. Mart ‘cudié la cabeza carihosamente, rumbo a la ducha.T 12 Escaneado con CamScanner se encargé del pedido. Le informaron a Julio que podia irse a su casa (en rigor, soto voce, ese delivery no alcanzaba para todos). Cada cual marché a su habitacién, habfa sido un dia largo. Bajarian cuando Megara la cena. Pero se hicieron mas de las 12 de la noche sin notici as, — Estas seguro de que hiciste bien la comanda? —pre- gunto por celular Martin a Tomas. Tomas no respondié. Martin temié despertar a su madre. Bajo al bar del hotel y se calenté una sopa. Escaneado con CamScanner En la sala de inscripcién de la facultad, Martin aguardaba alguna sefial o la aparicién de una persona; pero solo chi- rriaba una puerta. El sitio comenzaba a atemorizarlo. Jimena irrumpié, no sabfa si hostil o amigable. Se sacé la camisa para besarlo apasionadamente. El timbre desperté a Martin de un sobresalto. Si hay algo peor que despertarse, es que te despierten. Martin no necesi- taba pellizcarse para distinguir un suefio de la realidad: cuan- do las cosas eran dificiles, significaba que estaba despierto. Se puso una musculosa. No podia creer que el Toshiro Bar tuviera el tupé de llegar con el envio demorado a esa hora. Podfan haberlo dejado para el almuerzo! Eso no era cumplir tarde: era un ataque. La cuarta guerra mundial. Eran las tres de Ja mafiana. Si todavia estaba un poco dormido, ver al sujeto termindé de despertarlo. El rostro apenas aparecfa por entre una barba negra y sucia, vestfa un poncho verde y unas raras zapatillas con... espuelas. Atadas a la cintura, boleadoras; y un cuchillo bien guardado en su funda de cuero. Martin pensé en decirle que no se podia entrar asf al hotel. Los cuchillos habian sido pro- hibidos en todas sus formas, incluso las simbdlicas: tatuajes 15 Escaneado con CamScanner de cuchillos, el ancho de espadas; ni siquiera se Permit como juguetes. Pero no dijo nada. —Buenas noches, sefior —arrancé, indeciso sobre gs el saludo correcto, a esa hora sin definici6n—. sLo ued ayudar en algo? —Ansina es, mi hijo. Necesito dos habitaciones, —(Espera a alguien? —Un amigo, esta afuera con los caballos. —Ahora les abro la puerta del garaje, necesito nombre apellido de los dos. ¢Habia dicho caballos?, se pregunté Martin. Por algt motivo, no habia reparado en la palabra. Dio por hecho que era una metéfora de autos. Pero no era una broma habitual, En rigor, estaba muy mal visto decir la palabra “caballo”. No prohibido, pero era incorrecto... Desde el subte vacio a las 28.30, todo era extrafio en aquel dia que, por ser madruga- da, parecfa atin no haber terminado, ni llegar a terminarse nunca. O quizds fuera el aura enigmitica de Jimena, que lo permeaba todo.Los caballos habian sido enviados ala Luna, donde no fueran molestados por los humanos. De aquello hacfa ya veinticinco aiios. —Martin Fierro y Pluma Halcon Cazador Del Aire, Puede ponerle el Indio Pluma para acortar —res pondis con seguri- dad el huésped. m Martin se quedé pensando como rechazar al loco del cu- chillo disfrazado de Martin Fierro, sin llevarse un cuchillazo. 16 Escaneado con CamScanner —Ms tarde vendran otros amigos, con esto alcanza para que nos quedemos un par de semanas? —preguntd Fierro. —Si, alcanza. Quédese tranquilo: ahora le estaciono los caballos y les doy la llave del cuarto. Martin decidié que, mientras pagara con oro, un loco no era un problema. Especialmente si pagaba por adelantado, en la situacién econdmica que enfrentaba el hotel. Los dos Martin (o los Martinez, pensé ruisefio) salieron, pero solo el de diecinueve quedé con la boca abierta. Afuera lo esperaba un indio, con chaleco, plumas, misculos y piel morena. Pero de indio se podia disfrazar cualquiera: estaba acompafiado por dos hermosos caballos. E] asombro lo hizo tambalear. Martin los conocfa por las fotos y dibujos de sus libros. Eran espléndidos, mds de lo que habfa imaginado. Pa- recian criaturas miticas, y no que hubieran existido alguna vez, hacia tan poco tiempo... Acercé la mano al caballo para tocarlo, el animal relinché. Martin retrocedié asustado. Fierro sonrié con ternura. —No toque a Viento —dijo muy serio el Indio Pluma. No habja duda. Cuando lo increfble ocurria frente a sus ojos, la supersticin era negarlo. Los que estaban ahi para- dos eran Martin Fierro y el Indio Pluma, quienquiera que fuera. Llevé a los caballos al estacionamiento, no sin antes darles agua y terrones de azticar, como también habia lei- do que se acostumbraba, un cuarto de siglo atras. Martin especuld sobre decirles que solo podian quedarse esa no- che: pero el hotel estaba tan evidentemente vacio, que esa mentira sonarfa incluso més absurda que sus presencias. Le dio a Fierro y al Indio Pluma las Haves, un juego a cada uno. Probablemente fuera el tinico hotel de Buenos Aires que conservaba las Haves de cobre y los cuadrados, con el 17 Escaneado con CamScanner ntmero de habitacién, de madera. Tal vez por eso lo habian elegido. Los acompanio a sus habitaciones. Subié cotriendo las escaleras y tomé su ejemplar del Martin Fierro ilustra- do. Hasta en esas caricaturas de Fontanarrosa encontraba al personaje que hacia unos minutos le habia pedido que estacionara su caballo. ¢Cudl debia ser su préximo paso? éDormir? No podria... El timbre lo despert6 nuevamente. Bajé con entusiasmo. Debia ser uno de los amigos de los que habia hablado Fierro. Efectivamente: tuvo una especie de dejd vu. Estaba seguro de haber visto a ese hombre en algan lado. Un gaucho hecho y derecho. Con una cinta roja atada a su frente, por debajo de un sombrero de ala, y un pafuelo del mismo color sobre su pecho. —Cémo le va, caballero. Fierro me dijo que lo menciona- ra al llegar. —Muy bien —tartamudeé Martin—. Si, su estadia ya esta paga. Solo digame su nombre y le doy la lave de su cuarto. —Gil, el Gauchito Gil—. Martin anoté el nombre en el registro. —Listo, tome la Ilave: su habitacion esta al fondo a la de- recha. La ntimero trece. El gaucho tomé la lave; Pero se detuvo stibitamente, — eTrece? —pregunté, dubitativo, —Trece —tepitié Martin. —<éPodré ser la catorce? pausa. Martin sacudié la cab 2a, Suard6 la trece y le di —Solo una cosa mas, fen - Si no es molestia... Gi terminals frese estia... —Gil no legé a Parecié que seguiria de largo. ~Pregunté Gil después de una ae Escaneado con CamScanner —Tiene su caballo afuera y quiere que ve Jo estacione, No se haga problema. Gil le tiré una monedita de propina y se dirigié a su cuar to. Martin hizo con el caballo de Gil, el Rojo, lo mismo que con los otros dos. Una vez en su habitacién, Martin buscé en su biblioteca, Finalmente lo encontré: “Enciclopedia Gauchesea’, encuader nada, camuflada en realidad, en un viejo libro de cocina de los ancestros de Lucfa: Las recetas de Petrona C. de Gandulfo. A,bcode,fg... El Gauchito Gil. Por eso le resultaba conocido, una vieja leyenda religiosa. El gaucho de los milagros. Doble mente prohibido. Este sf que la iba a tener complicada. El tim bre volvié a sonar en esa madrugada interminable. Cerca del alba legé Gauchino (el sospechoso gaucho chino).Recién en tonces Martin se pregunté cémo se lo explicarfa a su madre. Mejor dejar la resolucién de ese enigma para el dia siguien: te: nadie piensa peores ideas que un hombre sin dormir. 19 Escaneado con CamScanner ul —jAhhbhhhh! Martin se levanté a las 10 con un grito de su madre. Al llegar tuvo que darle la raz6n. El también hubiera gritado. Habja un gaucho tirado en el piso. La sangre brotaba de su hombro izquierdo. —Mama, tranquila —intenté sin suerte Martin. Los gauchos, despiertos por el grito, salieron de sus habi- taciones. — Las lagrimas brotaban de los ojos de Lucia, Fierro im a g acepto, canz6 un paiuelo, Ella no lo acept Me acaban de Hamar del colegio de Tomés para asista a una reunion con las autoridades —siguié—, yy tiempo me enteré de que en esa clase habia un COMPARE ry que era un bravucén, Lucas, Aparentemente ahora se bur. lan de Lucas y no quiere salir de la casa, No me queda lary cémo, pero parece que Tomas tiene alguna Tesponsabilidag en el asunto, ¢Y vo Mucha. Pero ese chico es un “Bushi’, — Un qué? —Molestaba a Tomas —dijo Fierro orgulloso de sus nue. Vos conocimientos, y de su influencia en los acontecimientos, —A Tomas le hacen bullying y yo no sabia nada. Te lo cuentan todo a vos. ¢Qué sera de mi? —Lucia rompié en Ilan. to. Fierro la abrazo. —Tranquila. Acompaname. Lucia lo siguid hasta el garaje. Fierro monté su caballo y la invité a subirse a otro. Estés loco? No podemos andar a caballo. Fs de noche. Vamos air a un lugar donde no hay nadie. —Pero no es mio. J Estas seguro de que me lo prestan? —Es del Gauchino, no pasa nada. Subite. i Cabalgaron juntos hacia la reserva ecolégica. Si bien ha bia dibujado con la ayuda de Julio, e rigurosamente | conserje, un itinerario Seguro, tomando atajos y calles desiertas, ¥ ndo con felpa los cascos de los caballos para que no alertaran al vecindario al golpear contra el asfalto, Fierro no descartaba que estuvieran asumiendo un riesgo innecesario. Pero no aguantaba mas sin galopar. Quitarle el caballo era como dejarlo sin el mate. No concebia la idea de amanecet envolvie Escaneado con CamScanner » mundo injusto y despiad, 2 este Piadado sin cebar: “Parse un amargo, oche eran parte de su en sangre poy vicewerse: ve tucia lo sigui6, a trote lento primero; ya medida que se alejaban de la ciudad, por calles Secretas, aumentando la velo- cidad. Cuando los cascos hollaron el Pasto, ya protegidos por bs oscuridad y la lejania de cualquier Posible testigo, antes de espolear a Jos caballos para que emprendieran un trote veloz, Lucia y Fierro se miraron a los ojos... Como si se conocieran de toda Ja vida. 69 Escaneado con CamScanner XV En el Bunker de Ministros, log funcionarios on a ate trarnnitk 1 tentaban fingir tranquilidad, No recordaban eo in ‘aber pasado IS Semejante, A| UNO de los presentes n , , Jante. Algi 10s presentes ni siquiera habfan debido a Tavesar en roles de importance ' ¢ importanci: ma de la Violencia. Pero el intento era infructuoso: uno voleaba un vi 1 . ‘480, otro se trabu caba al hablar. El Ministro de Asuntos Diplomaticos e1 saludar, y al de Protocolo se nunca por una cri aquellos dlgidos dias de la Que; ntré sin le escapé una mala palabra. Las peleas a puetazos habian desaparecido de la ciudad hacia de miradas, y el insulto que se le desliz6 al Ministro de Protocolo, rezumaban por lo menos veinte aos; pero ese cruce una hostilidad inédita en aquella era, EI presidente de la Regidn Hamé al orden. Golpes dos ve- el tranquilizador ambiental. El leve ces las manos y encendi tuido del artefacto fue la invitacion tacita a emprender un dialogo productivo, El Ministro de Contencién fue el primero en hablar, ; stamos aqui reunidos porque hemos recibido varias demuncias. Escaneado con CamScanner Incluso con el tranquilizador ambiental, y la mj, dora del Presidente, los funcionarios no Pudieron ; an murmullo nervioso, comentarios por lo bajo, ref... Petr ty sudorosas. El edecan se acercé al artefacto, lo Bolpeter Mang, veces y revis6 la pequefia pantalla que marcaba la gr a Aparentemente todo estaba en orden, pero no se ota —Silencio —bramé discretamente el Presidente_ Po, favor, Ministro de Contencion: detalle. t —No encuentro la manera de expresarlo sin quedar coma un orate —se decidié el Ministro de Contencién—, Hemos recibido denuncias de ciudadanos que han visto Bente an, dando a caballo, | —i}4! —replicé sin pedir permiso el Ministro de Depor. tes y Calma—. |Y duendes rosas! La mitad de nuestra po. blacién tiene menos de veinticinco anos y no han visto un caballo en su vida. Agrego irénicamente: | —éNo serd un dinosaurio lo que presenciaron? Para luego rematar con impostada firmeza: | —De lo que debemos sospechar es que vender alcohol sin moderar. La Ministra de Chiste, hayan vuelto a levanto timidamente la mano, | —éTerminé? —pregunté el Presidente al Ministro de Contencién. —No —replicé éste—, Pero Primero las damas. El Presidente le cedié la palabra a | la Ministra con un | asentimiento de cabeza, | j j | j Escaneado con CamScanner yo estamos acd para rendir cuentas dion estras familias —la apuré el Prec: pn - w Mi hijo, Lucas, vio un ¢ es de la aparicién de Portamien. gnciantes te jlicd la Ministra. a ora el murmullo fue un estrépito, E] Minist Al gn reclamaba llamar a los antiguos m; ion en To de Con- ‘atarifes que se ha- ._., encargado de desterrar a todos los equinos, E| pian? everaba que, si con el exilio de los caballo: ridad vicient, quizds habia legado la hora de exte, a no digamos e: s no habia Tminarlos, stupideces —Io interrumpi6 pid el Pre- idente—. Hemos enviado a los caballos ala Luna, side! con todas Jas condiciones consabida: ‘@ garantia de que al- a A i na vez, cuando terminemos de atruinar nuestro planeta, pa ipodremos vivir en el satélite mis Cercano. | Viajar hasta alli con el nico fin de exterminar a esas bestias no es un gasto que podamos incluir en el Presupuesto! —Perdén, perdén —interyi son nuestr; ino el Ministro de Costum- S caballos fueron exiliados a la Luna por su propio bien? Es cierto que yo, como la mayoria le los presentes, no estaba en el Gabinete de Ministros por Mtonces. Pero he leido la Historia Permitida, Elsilencio fue atravesado nuevamente ridad. —Yotampoco formé tono de de: Por el Ministro de parte de aquel Gabinete ilustre —dijo safio, sin hacer hincapié en que el Presidente lo a desautorizado brutalmente—. Pero ademas de la His- Permitida, he leido la otra. "suspiro de censura acompaiié su insolente confesién. Peto nadie tuvo los redaiios como para increparlo en pa- TY acto, 73 Escaneado con CamScanner __Exiliamos a los caballos, y la primera persona del plu. e siento parte de esa decisién politica to. de hace un cuarto de siglo, y experimentar la posibj. sino porque la mera exis- dia al matrerismo, ral no es casual: mi mada por los Padres Fundadores No solo para proteger a los caballos lidad de la vida humana en la Luna, cia de los caballos en Ja Region propen ten el fanatismo verbal y la el cuatrerisme, la violencia callejera, degeneraci6n de las costumbres. Desde que no hay caballos en la Regién, no han vuelto las disputas de sangre ni los jue- gos de azar, ni los insultos por doquier. Los caballos ya han dado sobradas muestras de que la vida en la Luna es posible: y su existencia en aquel asteroide ha sido tan apacible como nos ha sido posible garantizarles. Pero... si por motivos que no puedo siquiera imaginar, alguien, algtin indescriptible vandalo, inadaptado, delincuente... ha comenzado a contra bandear caballos de la Luna a la Regién, poniendo en riesgo la paz humana que hemos logrado configurar en estos ulti mos veinticinco afios... No tengo dudas: antes de que peli- gre la vida de uno solo de nuestros ciudadanos, prefiero una expedicién a la Luna que aniquile a las bestias de una vez y para siempre. Los ministros enrojecieron, alguno carraspe6. Palabras de semejante calibre no se habfan escuchado antes en el bunker, tampoco en privado. Para eludir una decisién, incluso un co- mentario, el Ministro de Contencién eligié una curva tematica: —Hay una denuncia contra una chica: se dice que prac- ticaba boxeo. —iNo puede ser! —grit6 descontrolado el Ministro de Costumbre. — “ - Siga, por favor, Ministro de Contencién. 4 Escaneado con CamScanner _gsta chica —detall6é el funcionario— golpes “agente de Contencién, 0 ex policia, no me ied, a out a perjudicado la denuncié. Seguin creemos, Osvalde 3 mrp er pareja de la madre del chica, Tienes oe en ‘npotd La mandfbula hinchada. Semeja un cebti de peal Qué horror! —exclamé contra su voluntad la Ministra de Chiste- a pevastada por su propia angustia, prorrumpié en sollozos, £| Ministro de Salud le alcanzé el mismo pafuelo con dl acababa de sonar. Ella lo rechaz6. = 3 % 3 istra ue se ‘Aquello se convirtié en una torre de Babel. No habia ma- nera de intercalar inteligiblemente las palabras: cada uno hablaba a su aire, gritando, gesticulando escuchando a un orador del otro lado de la mesa y sin entender lo que decia el interlocutor. La Ministra de Chiste sufrié un ataque de ner- vios: gritaba y se daba la cabeza contra un escritorio, pero sin energia. El Ministro de Costumbre le arrojé el agua de un yaso al rostro. Dos ministros intentaron entonar un Himno de Apaciguamiento, pero recordaban dos melodias diferen- tes y no le encontraban sentido a la letra. 4Qué estaba ocurriendo? {Qué debian hacer? El gabinete en pleno se tambaleaba. El Presidente confeccionaba men- talmente su renuncia. No se habia postulado para atender situaciones criticas, En ese momento se abrié la puerta. Un hombre uniformado con ropas militares percudidas entré en escena: —Soy el oficial Gorriti: creo poder disipar sus dudas. vi Escaneado con CamScanner XVI en la habitacion de Martin, Jimena revisaba asombrada sus jibros de gauchos. _son muchos. ‘No te da miedo guardarlos en tu propio cuarto? —;Dénde, si no? —respondié Martin—. Los leo. En cual- quier lugar que los escondiera, si los quisiera leer, seria igual de peligroso. Pero no puedo llevarlos a la incineracién: es mas fuerte que yo. Ni esconderlos para siempre bajo tierra. Repentinamente se besaron. Martin procedié a contarle la historia de la Hegada de los gauchos al hotel: desde aquella madrugada inverosimil, hasta aquel mismo momento. —jEl elegido es tu hermano? —consulté Lucia, con algo de tristeza en su tono. Asi parece. Jimena lo besé y le conté su pelea con Osvi. —Vos estas loca. Amordazaste ¥ ataste a un amigo de la Contencion. Si, Pero era un pelotudo. —Practicas boxeo. No Frien ey ae euarti esta todo lo prohibido del mundo —reflexiond Martin. d Box. Boxeo de verdad. 77 Escaneado con CamScanner XVII 2 Habian pasado ya tres semanas de facultad y varios dias 8 dias de convivencia con Jimena, cuando Martin salié duras para la cena y se cruzé con los ¢. poste, el afiche con la cara de F a comprar ver “ ‘arteles, Pegado en un Fierro: “Se busca uno con la cara de Jimena, Compré de dura, y apur6 el paso de regreso al hote Al costado, todos modos la ver. |. Pidié una reunién general. Se reunieron en el bar. La improvisada asamblea tenia al sitio de pulperfa. Lucia cerré con lave. Martin expuso los dos bollos de papel: los carteles arreba- tados de la calle. —Los estan buscando. ;Qué hacemos? —Vamos a pelear, defendamos el honor gauchesco —su- girié el Gauchino, ~éVos saber pelear? —lo desafié el Indio Pluma. El Gauchino, con su mezcla de nunchaku y boleadora, di- bujo solemnemente en el aire un ideograma incomprensible para los presentes, Quizds incluso para él mismo. Estamos rodeados —replicé Tomas—. ¢¥ si hacemos {za taza cada uno a su cas No —se apalancé Fierro—. Tenemos qui “" gaucho como dicta la profecta. a e convertirte 79 Escaneado con CamScanner Pero yo no quiero ser un gaucho... __Entonces nos extinguiremos para siempre. —Sos muy tremendista —replicé Tomas, Repentinamente el Indio Pluma abandoné sy Posicién piernas cruzadas, también de llamada de Toro Sentado,y pie exclamé sin alzar la voz: —No va a ser necesario. —4 Qué cosa? —pregunté Fierro. —Convertirlo en gaucho. No es necesario. Tomas no esel elegido. —¢De qué estas hablando? Es el segundo hijo... —contes. 16 Fierro. de —Dejalo hablar —anticipé Don Segundo. —Yo... yo... —continud el Indio Pluma—. Soy el primo- génito de Fierro. —Pluma, gestas hablando en serio? —pregunté el Gau- chino. —No, me parecié el momento para hacer chistes —ironi- z6 el Indio Pluma. ~—Te equivocas, Pluma: no es un buen momento para ha- cer chistes —apuntd el Gauchino. Don Segundo Sombra le eché una mirada demoledora, y Gauchino se llamé finalmente a silencio, ~Soy el hijo de la hechicera— explicé Pluma. Fierro lo miré demudado, incapaz de moverse o reaccio- nar, —Perdén que interrumpa —dijo el Gauchino—., Pero yo también tengo algo que confesar. En realidad no soy un gauv cho. Soy un duefio de supermercado: loco por las historias de gauchos y cansado de estar detras de una caja registradora, sali en busca de Martin Fierro. 80 Ad Escaneado con CamScanner

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