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Los versos de la guerra interna: La poesía de Luis Cernuda

Diana I. Ferreira Morales


"No sé nada, no quiero nada, no espero nada.
Y si aún pudiera esperar algo,
solo sería morir allá
donde no hubiese penetrado aún esta grotesca civilización
que envanece a los hombres."
Luis Cernuda. Poesía española contemporánea. 1959
Parte de la historia de la humanidad se debe a la guerra. Los conflictos bélicos han estado
presentes prácticamente desde el inicio de los tiempos, son comunes los enfrentamientos de
naciones contra naciones, pero sin duda es devastador el solo hecho de pensar de una guerra
entre las personas de un mismo país. De estas situaciones, la Guerra Civil Española es,
posiblemente una de las más reconocidas. Y es que es fácil hablar de fechas, pero vivir tres
años bajo la sombra de la guerra no debe ser nada fácil.
El arte es uno de los grandes testimonios de la humanidad, da cuenta de cada una de
las pasiones y el dolor de la guerra no fue la excepción, el mejor ejemplo es, sin duda, el
Guernica de Picasso. Son muy conocidos otros grandes ejemplos como el exilio que trajo a
Remedios Varo y Luis Buñuel a México.
En fin, el Franquismo no solo trajo la obra surrealista de Remedios a México, sino
también a 500 niños a Morelia y aproximadamente otros 10,000 refugiados, que, bajo el
amparo de Lázaro Cárdenas, se fascinaban con las piñas y los mangos que les ofrecía esta
tierra tan cálida. Entre los muchos intelectuales que cruzaron el Atlántico, llegó Luis
Cernuda.
Luis Cernuda nació en Sevilla, el 21 de septiembre de 1902. Desde niño se enamoró
de la poesía gracias al grande de las Rimas, Gustavo Adolfo Bécquer; esto se afianzó gracias
a su profesor de Retórica, Antonio López, quien le enseñó las normas básicas de la expresión
poética y comenzó a escribir sus primeros versos. Años más tarde, comenzó sus estudios de
Derecho en la Universidad de Sevilla, donde, Pedro Salinas, su maestro de Literatura, le
animó a participar en tertulias y a leer escritores españoles del Siglo de Oro como Góngora,
Lope de Vega, Quevedo y Garcilaso de la Vega, y bueno, si Bécquer ya había dejado una
huella profunda en Cernuda, estos escritores dieron en el clavo. Además, su peculiar
hipersensibilidad, y su sentimiento de ser distinto y marginado en medio de aquella sociedad,
hizo que primero tuviera que entablar una guerra consigo mismo, para aceptarse tal como era,
pero de eso hablaremos más adelante.
En 1924, Cernuda llegó a Madrid y participó del impulso de la generación del 27
junto con García Lorca, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Pedro Salinas, Emilio Prados, y otros
más. Con ellos compartió el cultivo especial de la metáfora, la reacción contra modernismo y
un entusiasmo lírico que, en Cernuda, conducirá según las palabras de Pedro Salinas al
“cernido más fino, el último posible grado de reducción a su pura esencia del lirismo poético
español”. Para 1925, tras licenciarse en Derecho, comenzó a darle perpetuidad a sus
pensamientos, mediante el ensayo, la narración y la poesía. Juan Ramón Jiménez publicó sus
primeros poemas en ​Revista de Occidente y después de un año trabajando en el mundo
editorial, en 1927, vio la luz su primer libro lírico: ​Perfil del aire, ​obra rechazada por la
crítica, lo que lo llevó a escribir ​Égloga, elegía y oda en 1928 después de conocer a Federico
García Lorca. Acerca de este primer libro, Lorca opinó que había presente una efusividad
lírica gemela de Bécquer, quien como ya vimos, fue una de sus más grandes referencias
literarias. Cernuda escribió en todos los lugares en donde vivió, hoy nos compete hablar un
poco sobre Los placeres prohibidos de 1931 y Poemas para un cuerpo de 1957, este último
escrito en tierras mexicanas.
El triunfo franquista lo trajo a México, en donde radicó desde 1951.
Acerca de los escritores exiliados en México, Monsiváis señala dos fuerzas que
convocaron su escritura: El imán de la tragedia de España y el descubrimiento de un país que
prácticamente ninguno de ellos conocía antes. Esta experiencia está presente en la poesía de
Pedro Garfias, Agustín Bartra, León Felipe y José Moreno Villa, pero las letras de Luis
Cernuda cobra un toque particular: la melancolía que se desata en su interior y, en palabras de
Carlos Monsiváis (2009) “las elecciones íntimas y poéticas del sevillano lo habían colocado,
desde hacía mucho tiempo, en el destierro: aún antes de la guerra, Cernuda vive su propio
exilio”.(p.4)
Hablemos más de sus letras. “Un poema, es casi siempre un fantasma”, la anterior
frase es una de las más citadas del poeta que hoy nos aqueja, en la mayoría de los casos
rechazan que esto aplique en su obra, sin embargo, yo considero lo contrario, puesto que, si
concebimos al fantasma como la esencia o aparición de algo o alguien, la poesía es
justamente eso y la de Luis Cernuda es el mejor ejemplo. Para Gil de Biedma, la identidad de
Cernuda está definida en relación a su condición de poeta y su preferencia homosexual.
En 1931 comenzó a escribir ​Los placeres prohibidos,​ para entonces, Cernuda seguía
en España y la guerra aún no estallaba, pero el poema “Si el hombre pudiera decir” hace
evidente, que él ya pasaba por una batalla interna:
SI EL HOMBRE PUDIERA DECIR Cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
Si el hombre pudiera decir lo que ama, Alguien por quien me olvido de esta existencia
Si el hombre pudiera levantar su amor por el mezquina,
cielo Por quien el día y la noche son para mí lo que
[...] quiera,
Pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la Y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y
verdad de su amor. espíritu
La verdad de sí mismo, Como leños perdidos que el mar anega o
Que no se llama gloria, fortuna o ambición, levanta
Sino amor o deseo, Libremente, con la libertad del amor,
Yo sería aquel que imaginaba; La única libertad que me exalta,
Aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos La única libertad porque muero.
Proclama ante los hombres la verdad
ignorada, Tú justificas mi existencia:
La verdad de su amor verdadero. Si no te conozco, no he vivido;
Si muero sin conocerte, no muero, porque no
Libertad no conozco sino la libertad de estar he vivido.
preso en alguien

Para Cernuda, el amor es plena y exclusivamente homosexual y a partir de la obra de


donde se rescató el poema anterior, renuncia a cualquier subterfugio y desafia a un medio,
porque, como era de esperarse, en el mundo de los 30’s, declararse homosexual, de cualquier
manera, era un suicidio total. Es claro que sufrió un gran rechazo, pero no es como que no
fuera recíproco, en ​Desolación de la Quimera, ​le escribe “A sus paisanos”:
“​Contra vosotros y esa vuestra ignorancia voluntaria,
Vivo aún, sé y puedo, si así quiero, defenderme”
(Monsiváis [selección], 2009, p.30)
El exilio resultó un orbe de trabajos oscuros, soledad, existencia vicaria, estado
ilusorio. Aunque sin tregua, Cernuda luchó por los derechos civiles de una minoría, su
minoría, fue una lucha valiente, sincera y no tan sencilla: ejercer esos derechos ampliamente
en su propia persona. ​Su homosexualidad le sirvió de punto de partida ético (carácter​1 es
destino), y estético.
Para Cernuda, la poesía se nutre y le da permanencia a la belleza efímera: Al principio
de su poesía aparecen símbolos clásicos como el marinero, el cuerpo joven recostado sobre la
playa o el pastorcito. En sus últimos versos, se abandonó al tono patético de la vejez con
símbolos que detonaban la degradación como la mano del viejo que mancha el cuerpo de un
joven si intenta tocarlo.
Esta desilusión de la vejez, la pesadez del amor y la soledad del exilio, hicieron que
en​ Poemas para un cuerpo,​ surgieran creaciones como esta:

1
Refiriéndose a la elección sexual.
EPÍLOGO [...]
Playa de la Roqueta: En la vida, y un día, uno cualquiera,
Sobre la piedra, contra la nube, Sin causa ni pretexto aparente,
Entre los aires estás, conmigo Nos dejamos de ver. ¿Lo presentiste?
Que invisible respiro amor en torno tuyo. Yo sí, que siempre estuve presintiéndolo.
Mas no eres tú, sino tu imagen.
[...]
Tu imagen de hace años,
Hermosa como siempre, sobre el papel, Al amor no perjures.
hablándome, Todo estuvo pagado, sí, todo bien pagado,
Aunque tan lejos yo, de ti tan lejos hoy Pero valió la pena,
En tiempo y en espacio. La pena del trabajo
Pero en olvido no, porque al mirarla, De amor, que a pensar ibas hoy perdido.
Al contemplar tu imagen de aquel tiempo, En la hora de la muerte
[...]
Dentro de mí la hallo y lo revivo. Tu imagen a mi lado
Tu gracia y tu sonrisa, Acaso me sonría como hoy me ha sonreído,
Compañeras en días a la distancia, vuelven Iluminando este existir oscuro y apartado
Poderosas a mí, ahora que estoy, Con el amor, única luz del mundo.

Se nota la diferencia entre el primer y el segundo poema, aquí el poeta ya puede


hablar, reconoce su amor sin temor, pero la pesadez del tiempo, la distancia y la muerte
próxima ahora es más grande. Finalmente, el 5 de noviembre de 1963, Luis Cernuda falleció
en la Ciudad de México.
Sin duda, Luis Cernuda es un autor que encontró libertad en la pluma, un ser humano
que tuvo que batallar con toda una sociedad sumergida en conflictos bélicos y morales, pero
también, alguien que supo canalizar toda esa vida en carne poética. Habló por los que no
podían hablar en ese tiempo, amó con intensidad y temió como cualquiera lo hubiera hecho.
Tuvo una vida con claroscuros como cualquiera y por eso resulta tan cercana su obra, porque
como lector puedes reflejarte y sumergirte en cualquiera de las pasiones que presenta. Así
como él, hubieron muchos más intelectuales exiliados que dejaron un poco de luz (porque
hasta leer desesperanza trae catarsis) a su tiempo y por fortuna, le dieron perpetuidad para
nuestro disfrute actual.

Fuentes consultadas
Monsiváis,C. (2009). ​Luis Cernuda. Selección y notas​. Universidad Nacional Autónoma de
México. México. Recuperado de:
http://www.materialdelectura.unam.mx/images/stories/pdf5/luis-cernuda-39.pdf

Monsiváis, C. Vázquez, E. y Malpartida, M. (abril, 2002). Luis Cernuda (1902- 1963). En


Letras Libres. Volumen 7. España, Recuperado
de:​https://www.letraslibres.com/mexico-espana/luis-cernuda-1902-1963
(s.n) (enero, 2011). Luis Cernuda. Coordinación Nacional de Literatura CNL. Instituto
Nacional de Bellas Artes y Literatura. Recuperado de:​http://www.elem.mx/autor/datos/2295

(s.n.) (2002). Donde habita el recuerdo: Memoria de Luis Cernuda. Centro Virtual Cervantes.
Recuperado de:​https://cvc.cervantes.es/actcult/cernuda/default.htm
(s.n.) (s.f.) Luis Cernuda. Biografía. Instituto Cervantes. Recuperado
de:​https://www.cervantes.es/bibliotecas_documentacion_espanol/creadores/cernuda_bidon_l
uis.htm

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