Autoridades presentes y público en general, tengan
Y yo, que mucho lo quiero,
ustedes muy buenos días, PAZ Y BIEN.
Quien les habla es la estudiante ARIANA MAYUMI
QUISPE LIMA que representa a la prestigiosa
Institución Educativa Sor Annetta de Jesús.
Sabemos que todo maestro tiene una misión delicada,
pues con sus manos debe moldear la personalidad del
mundo. El día de hoy voy a recitar el poema titulado
MAESTRITA DE PUEBLO.
Este poema trata de la conversación entre un padre y
una hija, y el padre extrañado le dice esto:
¡Que ya te dije que no!
Y tus caprichos no  acepto.
No importa que me dejes de hablar,
no me importa que te pongas molesto,
 aunque me cuelgues la cara,
aunque me hagas sentimiento,
mi permiso no he de darte,
 antes…antes, te doy una paliza.
Tanto dinero gastado,
 tanto esfuerzo, tanto estudiar:
La primaria, la secundaria,
 que cursos aquí, que cursos allá.
Tanta hablada de tu parte,
tantos sueños construyendo:
Que ibas para médico, que no,
que mejor licenciada,
que ibas para político
o tal vez para ingeniera.
Y ahora que estás como chiflada,
o loca te estás volviendo,
me sales de gran boba, con la idea de ser
maestra.
¿Qué no te va a dar vergüenza de rebajarte
tan feo?
 ¿No te va a dar pena de bajar a tal empleo?.
Maestrita…¡Que gran cosa!
Uy... qué dignidad, que porvenir,
 que importancia…que abolengo.
Mira nomás. Maestrita de escuela.   pueblo?...
Un torpe. Un bueno para nada.
Haragán, Irresponsable. Vago. Majadero.
Un flojo al que solamente le gusta el dinero.
 Maestrita …
   A ver. ¿Qué les vas a enseñar a los niños?
. Si ni siquiera sabes cantar.
Mucho menos contar un cuento.
Maestrita,
 
¡Que normal ni que ocho cuentos!.
Definitivamente no.
 No quiero que seas maestra.
 Antes, te llevo al campo, para que seas
jornalera,
pa que el sol te de bien fuerte
y te hagas fuerte y prieta.
 Sí…así me dijo mi padre.
 
bajé la frente y salí de casa diciendo:
---Está bien padre. Estoy de acuerdo.
Haré lo que usted diga.
 De verdad, se lo prometo,
pero ya no esté enojado,
no sea que le vaya a hacer daño.
Ya no  se enoje, haré lo que usted diga…
Seré licenciada o ingeniera.
        
Entonces salí,
 vagué por las calles,  por las huertas,
 por el jardín, por la placita, por la iglesia,
 pasé por una escuela y miré a muchos niños
sin maestras.
También miré a los peones descalzos,
sudorosos, sin aliento,
 poniendo sobre un papel, solamente la huella
de su dedo.
 También vi niños hurgando
entre los basureros.
Recogí entre mi alma,
a esa gente de mi pueblo,
a esa gente sin fortuna, sin redención,
 sin consuelo y los metí,
 los metí aquí dentro, en mi corazón,
 en mis entrañas, en mi cerebro.
Les di parte de mi conciencia y me confundí
con ellos.
Allí, frente a esos niños enfermos,
 pensé que eran unos angelitos
despreciados del cielo.
Miré que no tenían alas,
los miré casi sin cuerpo.
Angelitos sin hogar, sin virgen,
sin padre nuestro.
Y entonces pensé: Si me aferro a ser
licenciada,
médico, contadora o ingeniera,
¿Cómo iba a despertar la conciencia de mi
¿En qué los voy a ayudar siendo licenciada?
Tal vez no podría darles amor,
justicia o palabras de consuelo.
No podría yo ofrecerles gran cosa, para calmar
su tormento.
 Entonces volví a mi hogar.
Todo lo tenía resuelto. Llamé a mi padre y le
dije:
--Padre, yo a usted mucho lo respeto.
Comprendo sus ansias, sacrificios y sus
sueños.
Pero hoy, quiero que me escuche,
 por favor, solo un momento.
Si quiere que yo sea feliz,
si quiere de verdad que sirva a mi pueblo,
si usted quiere que colabore para mejorar a mi
Perú querido,
si usted quiere que dedique  mi vida en lo que
más quiero,
 por favor, papá, se lo suplico.
Deje que sea feliz con mis niños en la escuela,
deje que mi vocación se torne en mis clases y
recreo.
 Yo quiero ser lección de amor,
quiero que mis palabras sean versos,
que sea yo lucero con mis palabras del
alfabeto.

 Déjeme sufrir, déjeme luchar.

 Déjeme vivir con el pueblo para educarlos,
para construir un colegio.
Deje padre que luche, déme su permiso,
se lo ruego.
Quiero sembrar esperanzas,
quiero construir anhelos,
quiero formar una escuela,
 una escuela a los cuatro vientos.
Una escuela de libertad, donde haya luz y
cantos nuevos.
Déme permiso papá, que sea una maestrita de
pueblo.

Mi padre se quedó pensando.

Y después de un gran silencio, me abrazó y
me dijo:
---Sí muchacha, te comprendo.
Me has abierto los ojos.
Anda, ve a luchar hija mía,
 que aquí estaré esperando tu regreso.
Sé que traerás, muchas cosas logradas
 con fe y con empeño.
Cuando vuelvas hija mía,
 vamos a estar muy contentos,
y tal vez se llenará esta casa,
con tu amor y los gritos de tus pequeños.

Anda hija mía. Vete ya.

 Perú espera tu esfuerzo.
Te espera el hombre ignorante,
 te esperan los niños macilentos,
yo aquí  me quedo esperando, con orgullo
verdadero.
 Anda hija mía, vete ya.
Que si de momento muero,
voy a gritar con orgullo,
voy a gritar a los cuatro vientos:
¡MI HIJA!…¡MI HIJA!
¡ES UNA MAESTRITA DE PUEBLO!