1. Explica la diferencia entre igualdad legal e igualdad efectiva.
La igualdad legal es aquella en la que ante la ley no debe haber discriminación alguna hacia cualquier persona. Todas las personas deben ser tratadas con igualdad, independientemente de su origen, sexo, religión o raza, entre otros. Mientras que la igualdad efectiva es aquella en la que hombre y mujeres no son solo iguales ante la ley, sino en todos los ámbitos, no se limita a proclamar, sino que tiene una aplicación real, sin ningún tipo de desigualdad o discriminación por razón de género.
2. Nombrar la ley estatal encargada de regular la igualdad de género, junto con su
objeto y ámbito de aplicación. La ley estatal que está actualmente encargada de regular la igualdad de género es la “Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres”. Esta Ley recoge en su artículo 1 el objeto de esta que es hacer efectivo el derecho de igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres, a través de la eliminación de la discriminación de la mujer, para alcanzar una sociedad más democrática, justa y solidaria. Respecto al ámbito de aplicación, esta Ley en su artículo 2 recoge que todas las personas gozarán de los derechos derivados del principio de igualdad de trato y de la prohibición de discriminación por razón de sexo. Además, las obligaciones de esta Ley serán de aplicación a toda persona, física o jurídica, que se encuentre o actúe en territorio español, cualquiera que fuese su nacionalidad, domicilio o residencia.
3. Diferenciar los conceptos de discriminación vertical y discriminación salarial y
poner un ejemplo de cada uno de ellos. La discriminación vertical es aquella que se da cuando la presencia de mujeres en los puestos directivos y de administración de las empresas es escasa. Esta discriminación la conocemos como “techo de cristal”, ya que impide el acceso de las mujeres a puestos de mayor responsabilidad y toma de decisiones. Algunos ejemplos de la discriminación vertical podrían ser que en España el sueldo de las trabajadoras es de media un 23% menor que el de los hombres, y su presencia en puestos de poder sigue siendo residual. Además, las mujeres tienen una tasa de desempleo mayor que los hombres. Por otro lado, la discriminación salarial por razón de sexo es aquella desigualdad económica que sufren las trabajadoras que desempeñan un mismo trabajo, o de igual valor. Es decir, es cualquier distinción, exclusión o preferencia que tenga por objeto anular o alterar la igualdad de trato en el empleo o la ocupación. Lo podemos ver reflejado en que el ingreso salarial medio de los hombres en 2016 supuso un 29’1% más que el de las mujeres, por ejemplo. 4. Enumerar al menos dos de los puntos de actuación que establece la legislación relativa a conciliación de la vida laboral y familiar. La Ley 39/1999, de 5 de noviembre, para promover la conciliación de la vida familiar y laboral de las personas trabajadoras, recoge en sus artículos varios puntos de actuación como, permisos y excedencias, reducciones de jornadas, o el acceso a los hombres para el cuidado de los hijos, entre otros. En su artículo 1, encontramos los permisos retribuidos, a través de los cuales se le concederán dos días por nacimiento de hijo o por el fallecimiento, accidente o enfermedad graves u hospitalización de parientes hasta el segundo grado de consanguinidad o afinidad y, en el caso de necesitar desplazarse, se lo concederían cuatro días. A continuación, en el artículo 2 se trata la reducción de la jornada por motivos familiares, donde se explica que las trabajadoras con hijos menores de nueve meses en período de lactancia, tendrán derecho a ausentarse del trabajo una hora y que está podrá dividirse en dos, y esta podría sustituir este derecho por una reducción de su jornada en media hora. Por último, entre otros puntos de actuación de esta ley, en su artículo 4 se sitúa las excedencias por cuidad de familiares, que acoge que los trabajadores tendrán derecho a un período de excedencia de una duración no superior a tres años para el cuidado de un hijo. Además, tendrán derecho a un período de excedencia no superior a un año, para el cuidado de un familiar de hasta segundo grado de consanguinidad o afinidad, que, por razones de edad, accidente o enfermedad, no pueda valerse por sí mismo, y no desempeñe ninguna actividad retribuida.