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CEN

EVALUACIÓN Y
TRATAMIENTO DE
LA DEPRESIÓN
INFANTIL Y
ADOLESCENTE

RAQUEL MOLINA HERNÁNDEZ

IDEA – CENTRO DE PSICOLOGÍA


Bloque I. Introducción del Trastorno de Depresión Infantil y

Adolescente

- Descripción de la depresión infantil y adolescente

- Criterios diagnósticos

- Factores de riesgo

Bloque II. Evaluación del Trastorno de Depresión Infantil y

Adolescente
- Entrevista

- Cuestionarios

- Observación y autorregistros

- Dificultades en la evaluación

Bloque III. Tratamiento del Trastorno de Depresión Infantil y

Adolescente
- Gestión y educación emocional

- Entrenamiento en relajación

- Actividades agradables

- Restructuración cognitiva

Bloque IV. Caso práctico

Bloque V. Evaluación objetiva


Bloque II. Evaluación del Trastorno de Depresión Infantil y
Adolescente

La evaluación y terapia psicológica infantil, posee una serie de peculiaridades,

propias de las características del niño o adolescente, que conllevan un tipo de

habilidades especificas por parte del psicólogo.

Siguiendo a los autores Rosa y Olivares (2010), el terapeuta infanto-juvenil debe

cumplir las siguientes características:

- Conocimiento extenso y preciso de su disciplina. Así como del curso

evolutivo del desarrollo del niño y adolescente. Ha de prestar especial

atención a las normas culturales de la sociedad, ya que pueden ayudar a

discriminar la gravedad de los síntomas.

- Habilidad para desempeñar su profesión, no sólo con los niños, sino

también con los adultos, ya que forman parte de la evaluación e

intervención del menor. Además, conocer el estado psicológico de los

adultos con los que el niño convive ofrece mucha información sobre el

origen y mantenimiento del problema.

- Capacidad para implicar al niño. Tanto en la evaluación como la terapia,

mediante las estrategias adecuadas.

- Habilidades de comunicación. El terapeuta debe adecuar el lenguaje al

nivel de compresión verbal del niño, alternando comunicación verbal y

no verbal, utilizando apoyos visuales como dibujos, imágenes, dibujos,

etc.

Por otra parte, la falta de autonomía de los niños hace el papel de los adultos

sea fundamental. Piensen que, en la mayoría de los casos, no suele ser el menor

el que demanda la terapia, sino que son los adultos quien lo hace. Los niños
muchas veces no son conscientes del problema y, por ende, no existe problema

por el que deban acudir al psicólogo. En este sentido, suelen ser los

progenitores o el centro escolar, quien considera esta necesidad bien sea por

compartimentos molestos para ellos mismos o familiares, porque aprecian

tristeza o porque el comportamiento que tiene lo consideran un problema de

cara al futro.

Par evaluar la depresión infanto-juvenil en la actualidad se cuenta con diversos

instrumentos de evaluación, como son entrevistas, que van a diferir en su grado

de especificidad y estructuración, cuestionarios, que incluyen un inventario de

respuestas depresivas que evaluación su intensidad y frecuencia, autorregistros,

principalmente que evalúan actividades agradables y de pensamientos

automático negativos y observación tanto en situaciones artificiales como

naturales.

La evaluación psicológica tiene como fin identificar la conducta las respuestas

cognitivas, fisiológicas y motoras, así como los antecedentes y consecuentes de

la conducta problema. Una vez tengamos estos datos podremos hacer un

análisis funcional para realizar la devolución, elaborar un plan de tratamiento

que incluyen objetivos generales y específicos.

En el caso concreto de la depresión, el proceso de evaluación tiene como

objetivo obtener la información relevante no sólo del niño, sino también

contrastarla con la información que aportan sus padres, profesores e incluso

otras personas con las que se relacionan.


1. Entrevistas

Las entrevistas para evaluar la depresión infantil se pueden clasificar en dos

grandes dimensiones. De acuerdo con el grado de especificidad, en el que se

disponen de entrevistas generales donde se recogen datos sobre el

funcionamiento psicológico del niño en diversas áreas con la finalidad de

obtener diferentes trastornos en la infancia y adolescencia. La otra dimensión es

el grado de estructuración de la entrevista, para ello contamos con entrevistas

estructuradas como puede ser la entrevista DICA y entrevistas semiestructuradas

como el SADS; CAS; ISC; BID que requieren mayor inferencia clínica por parte

del terapeuta.

Entrevistas generales

- Diagnostic Interview for Children and Adolescents (DICA; Herjanic y

Campbell, 1977; Reig, 2000). Se trata de una entrevista que evalúa

distintos problemas infantiles y que cuenta con un factor para valorar los

trastornos afectivos. Existe una forma para los padres y otra para los

niños, con dos versiones, una dirigida a niños de 6 a 12 años, y otra para

adolescentes. Con 207 elementos la entrevista evalúa 18 áreas de la

sintomatología depresiva.

- Kiddie Schedule for Affective Disorders and Schizophrenia (K-SADS;

Puig-Antich y Chambers, 1978). Se trata de una entrevista clínica

semiestructurada diseñada para identificar diagnósticos psiquiátricos

infantiles del Eje I del DSM I-V presentes y pasados, y es una de las más

utilizadas en la evaluación de la depresión. Consta de 3 partes, en la

primera se localizan problemas percibidos por el sujeto durante el último


año, la segunda parte está formada por un listado de 200 síntomas que

se evalúan en un rango de 6-7 puntos, y por último una tercera parte

compuesta por 16 ítems basados en la observación de la conducta del

niño. Se dispone de una forma para niños (a partir de 12 años) y una para

madres que comprende las edades de 6 a 17 años.

- Child Behavior Checklist (CBCL; Achenbach, T.M., y Edelbrock C.S.

(1985). Consta de 2 versiones, para padres y educadores. Es una escala

que evalúa el comportamiento general del niño o adolescente, que

incluye una subescala específica de depresión. Entre las áreas que evalúa

se obtiene retraimiento, quejas somáticas, ansiedad/depresión,

problemas sociales, alteraciones del pensamiento, problemas de

atención, conducta infractora y conducta agresiva.

Entrevistas especificas

La entrevista especifica más utilizada junto a la “Bellevue Index of Depression”

(BDI;Petti, 1978) es la “Children’s Depression Rating Scale”.

- “Children’s Depression Rating Scale” (CDRS; Poznanski, Cook y Carroll,

1979. Versión castellana Toro, 1998). Valora 18 síntomas de la depresión

siguiendo los criterios Poznanski: escolaridad, capacidad para divertirse,

retraimiento social, sueño, apetito, fatiga, quejas somáticas, irritabilidad,

culpabilidad, autoestima, sentimientos depresivos, ideación mórbida,

ideación suicida, llanto, afecto deprimido, tiempo de habla, hipoactividad

y labilidad en el humor. Los primeros 14 criterios se evalúan a través de


preguntas estructuradas al niño y los siguientes 4 criterios mediante la

conducta no verbal observada por el terapeuta.

2. Cuestionarios

En la actualidad se dispone de muchos autoinformes para evaluar la depresión

infantil. A continuación, se enumeran los más importantes:

Cuestionarios contestados por el niño o adolescente

La edad impone limitaciones y por este motivo, para que un niño pueda

contestar deberá saber leer y que tenga una buena comprensión lectora. Si no

es así, será el psicólogo quien lea el enunciado y el niño conteste verbalmente.

Por otro lado, como se ha comentado con anterioridad los niños más pequeños

aun no tienen una buena capacidad para evaluar sus emociones, por lo que su

evaluación se tendrá que complementar con la contribución de sus

progenitores, maestros, compañeros o personas que se consideren

fundamentales.

- “Children’s Depression Inventory” (CDI, Kovacs 1985, 1992. Adaptado al

español por Del Barrio y Carrasco, 2004). Los ítems evalúan las principales

características de la depresión: disforia, anhedonia, alteraciones

psicofisiológicas (apetito, cansancio, sueño), autoconcepto, autoestima,

sentimientos de culpa, distorsiones cognitivas, indecisión, ideas de

suicidio, así como las repercusiones negativas que conlleva en el área

social y escolar. Este cuestionario esta disponible para niños desde los 7

años hasta los 17 años.


Características técnicas:

✔ Compuesto por:

● Numero de ítems: 27

● Escala: de intensidad con tres alternativas

✔ Administración:

● Individual: hoja de respuestas

● Colectiva: hoja de respuestas

✔ Duración: 10 – 20 minutos

✔ Aplicación: 7 – 17 años

- “Children’s Depression Scale” (CDS, Lang y Tisher, 1978. Adaptado al

español por Seisdedos, 2003). Este cuestionario cuenta con ocho

subescalas (seis de depresión y dos de síntomas positivos). Los 66 ítems

que componen el cuestionario evalúan la respuesta afectiva, problemas

sociales, autoestima, preocupación por la muerte, sentimientos de

culpabilidad, depresión varios y ánimo-alegría.

Características técnicas:

✔ Compuesto por:

● Numero de ítems: 66 (48 de depresión y 18 de aspectos

positivos)

● Subescalas: 8 (6 de depresión y 2 de aspectos positivos).

● Escala: de intensidad con tres alternativas

✔ Administración:

● Individual: tarjetas

● Colectiva: cuadernillo

✔ Duración: 30 – 40 minutos

✔ Aplicación: 8 – 16 años
- “Escala de evaluación de la Depresión”. (EED, Del Barrio, Silva, Conesa-

Peraleja, Martorell y Navarro, 1993). Esta escala consta de 39 ítems, que

evalúan en dos subescalas la depresión y la felicidad. Se puede aplicar

entre edades comprendidas de 10 y 18 años.

Características técnicas:

✔ Compuesto por:

● Numero de ítems: 39

● Subescalas: 2 (depresión y felicidad)

● Escala: de frecuencia con 4 categorías (de 0 a 3)

✔ Administración:

● Individual: hoja de respuestas

● Colectiva: hoja de respuestas

✔ Duración: 15 – 20 minutos

✔ Aplicación: 10 – 18 años

- “Reynolds Child Depression Scale”. (RCDS, Reynolds, 1989). Esta

compuesta por 30 ítems que evalúan la depresión infanto-juvenil.

Disponible para aplicar a partir de 9 años hasta los 12 años.

- “Reynolds Adolescent Depression Scale”. (RADS, Reynolds, 1987). Es la

versión para adolescentes del cuestionario anterior. En cuanto a las

características, presentan un número de ítems similar. Evaluando la

depresión, disforia, anhedonia/afecto negativo, autoevaluación negativa

y quejas somáticas. La edad de aplicación es de 13 a 17 años.

- “Cuestionario Educativo Clínico: Ansiedad y Depresión”. CECAD,

Lozano, García-Cueto y Lozano, 2007). Esta prueba evalúa si existen


trastornos emocionales ansioso-depresivo. Esta compuesta por 50 ítems

que evalúa la depresión y la ansiedad a través de cuatro aspectos

relacionados: inutilidad, irritabilidad, pensamientos automáticos y

síntomas psicofisiológicos. La edad de aplicación es desde los 7 años

hasta los 25.

Características técnicas:

✔ Compuesto por:

● Numero de ítems: 50

● Escala: graduada en 5 puntos

✔ Administración:

● Individual: hoja de respuestas

● Recomendable la aplicación oral o mediante dictado en los

niños más pequeños o en cualquier sujeto con problemas

en la lectura

✔ Duración: 10 – 20 minutos

✔ Aplicación: 7 – 25 años

- “Inventario de Depresión Estado-Rasgo”. (IDER, Spielberer, 2008). Esta

prueba evalúa el componente afectivo de la depresión en adolescentes,

jóvenes y adultos. Identifica el grado de afectación (estado) y la

frecuencia de ocurrencia (rasgo) del componente afectivo de la

depresión. Consta de 20 ítems que evalúan la distimia estado, eutimia

estado, distimia rasgo y eutimia rasgo.

Características técnicas:

✔ Compuesto por:

● Numero de ítems: 20
● Subescala: 2 (10 de escala Estado y 10 escala Rasgo)

✔ Administración:

● Individual: hoja de respuestas

✔ Duración: 7 – 10 minutos

✔ Aplicación: adolescentes, jóvenes y adultos

- Inventario de Depresión de Beck-II. (BDI-II; Beck, Steer y Brown., 1996,

Sanz y Vázquez, 2011). Es uno de los instrumentos más utilizados para

detectar y evaluar la gravedad de la depresión en adolescentes de 13

años o más y adultos. Se compone de 21 ítems indicativos de síntomas

asociados a la depresión como son la tristeza, llanto, pérdida de placer,

sentimientos de fracaso y de culpa, pensamientos o deseos de suicidio,

pesimismo, etc.

Características técnicas:

✔ Compuesto por:

● Numero de ítems: 21

● Subescala: 7

✔ Administración:

● Individual: hoja de respuestas

✔ Duración: 5 – 10 minutos

✔ Aplicación: adolescentes, jóvenes y adultos

Cuestionarios contestados por otras personas

- “Autoinforme de Síntomas para Preescolares”. (PRESS, Martini,

Strayhorn y Pigh-Antich, 1990). Este instrumento evalúa la depresión en

edades de preescolar (de 3 a 6 años). Está compuesto por 25 ítems,


integrados por dos dibujos paralelos, uno con la visión feliz y otro con

visión triste. El niño debe señalar con el dedo el dibujo con el que se

siente identificado. Las variantes para padres y educadores, además de

los dibujos incluyen textos a pie de pagina.

- “Escala de Sintomatología Depresiva para el Maestro”. (ESDM,

Domènech, Monreal y Espelet, 1985). Esta escala consta de 16 ítems

referidos a síntomas de depresión, además, evalúa el rendimiento,

interacción social, la depresión inhibida y depresión ansiosa. La prueba

se centra en aspectos que el educador puede observar con facilidad

como con son las dificultades de atención y comprensión o problemas de

rendimiento académico, excluyendo cuestiones de apetito, sueño o

ideación suicida. Se aplica en niños con edad comprendida entre los 8 y

12 años.

- “Peer Nomination Inventory of Depression”. (PNID, Lezkowitz y Tesiny,

1980). Esta prueba se aplica colectivamente en el aula. Es una prueba que

evalúa la depresión infantil a través de los compañeros del aula. Cada

alumno tiene un cuadernillo con 23 hojas de distintos colores con el

listado de sus compañeros de clase al completo. El profesor emitirá el

enunciado en alto y el niño tiene que subrayar el nombre del compañero

o compañeros que consideran adecuado.


3. Autorregistros y Observación

Autorregistros

Los autorregistros se pueden emplear tanto en la evaluación de la terapia como

parte del tratamiento. Los autorregistros son un instrumento que posee no sólo

la capacidad de evaluar de manera continuada la mejoría del niño, sino también

como instrumento para promover cambios.

El formato básico de los autorregistros es A-B-C:

- Antecedentes. Se describe la situación que provoca la respuesta

emocional desagradable (negativa) como la tristeza, ansiedad, ira, etc. Se

detallará la hora, lugar, personas que estaban presentes y los hechos que

acontecieron.

- Conductas. Se anotarán las respuestas motoras, psicofisiológicas y

cognitivas. Quedará registrado lo que la persona hace, dice y piensa.

- Consecuencias. Se registrarán los acontecimientos que suceden a

posterior de la conducta inicial, las reacciones de los demás y de la

persona que registra.

Los autorregistros son de gran utilidad para evaluar las actividades reforzantes

de la depresión. Con ellos se pueden recoger tres tipos de datos:

- Cantidad de actividades agradables. Se registrarán el numero de

actividades que realiza la persona, la frecuencia de cada una de ellas y el

tiempo que le dedica en cada ocasión.


- Calidad de actividades agradables. El grado de satisfacción que tiene la
persona con cada actividad agradable durante su practica, valorándolo

en una escala de estimación.

- Estado de ánimo. La persona registrará su valoración global.

Por ultimo, también se podrá utilizar el autorregistro para evaluar las distorsiones

cognitivas:

- Columna izquierda. En ella se especifican las situaciones que

desencadenan las interpretaciones erróneas y desadaptativas.

- Columna central. Se anotan los pensamientos automáticos negativos y su

grado de credibilidad.

- Columna derecha. Se escriben las emociones y su intensidad.

Observación

La conducta humana tiene un componente objetivo, que es aquel que se puede

observar, propio de la conducta que realizamos. Y un componente subjetivo, ya

que la emoción en sí misma, sólo la siente la persona y no puede observar. No

obstante, las manifestaciones de la misma sí. Por ejemplo, no podemos sentir la

tristeza que siente una persona, pero podemos observar como se manifiesta en

ella, a través del llanto, la expresión facial apenada, comentarios pesimistas, etc.

Las manifestaciones de la depresión en la infancia y adolescencia, variaran en

función de las características evolutivas (biológicas, psicológicas, sociales)

propias del desarrollo evolutivo (Garaigordobil, Bernarás, y Jaureguizar, 2020).

La depresión en los niños se suele caracterizar por episodios de irritabilidad más

que de tristeza, y suele estar asociada a síntomas típicos de la ansiedad, quejas


somáticas, alteraciones en los patrones del sueño, alteración en la alimentación

(Guillén, Gordillo, Ruiz, Gordillo y Gordillo, 2013).

La observación requiere enseñar tanto al niño como a los adultos, a observar el

comportamiento depresivo y las circunstancias en las que se da, además de

registrar los cambios que se pueden observar. Es de gran utilidad, ya que

permite sacar conclusiones en orden y planificar cambios en la conducta

(Méndez, Espada y Orgilés, 2017).

Según la “Guía de Práctica Clínica sobre la Depresión Mayor en la Infancia y en

la Adolescencia” (GTGPC, 2009), los principales síntomas clínicos observables

de la depresión infanto-juvenil son:

- Antes de los 7 años. El síntoma más frecuente es la ansiedad.

Manifestando irritabilidad, frecuentes rabietas, llanto sin motivo, quejas

somáticas (dolor de cabeza, dolor abdominal, etc.), pérdida del interés

por el juego, cansancio excesivo o aumento de la actividad motora y

abulia (falta de voluntad o energía para moverse). Asimismo, se pueden

presentar dificultades para alcanzar el peso para su edad cronológica,

retraso psicomotor o dificultades en el desarrollo emocional.

- Entre los 7 años y la pubertad. Los síntomas se presentan esencialmente

en tres áreas.

✔ Área afectiva y conductual. Se puede observar irritabilidad,

agresividad, agitación o inhibición psicomotriz, astenia, apatía,

tristeza, sensación frecuente de aburrimiento, culpabilidad y en

ocasiones ideas recurrentes de muerte.


✔ Área cognitiva y rendimiento escolar. Se puede observar baja

autoestima, falta de concentración, disminución del rendimiento

escolar, fobia escolar, trastornos de conducta en la escuela y en la

relación con sus iguales.

✔ Área somática. Se puede observar cefaleas, dolor abdominal,

trastornos del control de esfínteres, trastorno del sueño (insomnio

o hipersomnia), no alcanzar el peso para su edad cronológica y

disminución o aumento del apetito.

- Adolescentes. Encontramos síntomas similares a los de la pubertad,

aunque surgen más conductas negativistas y disociales, abuso de alcohol

y sustancias, irritabilidad, inquietud, mal humor y agresividad, hurtos,

deseo e intentos de fugas, sentimientos de no ser aceptado, falta de

colaboración con la familia, aislamiento, descuido del aseo personal y

autocuidado, hipersensibilidad con retraimiento social, tristeza,

anhedonia y cogniciones típicas (autorreproches, autoimagen

deteriorada y disminución de la autoestima). En ocasiones pueden tener

pensamientos relativos al suicidio.

Los síntomas anteriormente descritos, pueden ser indicadores observables que

permiten sospechar la existencia de una depresión.


4. Dificultades de la Evaluación

La dificultad mayor con la que se encuentra un terapeuta a la hora de evaluar la

depresión en la infancia es la propia incapacidad de autoevaluación del niño,

dependiendo del momento evolutivo en el que se encuentre.

Por este inconveniente, no sólo se le aplican pruebas al menor sino también se

solicita la evaluación de la depresión a través de pruebas especificas a través de

sus progenitores, educadores, etc. Otra dificultad es el bajo índice correlacional

(entre 0,20 y 0,35) que se haya entre las respuestas del niño y sus padres u otras

personas, con respecto a las entrevistas o cuestionarios (Méndez, Espada y

Orgilés, 2017). Por lo que se aconseja contrastar todos los informes con los datos

observables.
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA

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