ESTA HISTORIA TRATA SOBRE LA MOLICIE, UN MAL HÁBITO QUE ALGUNAS
PERSONAS TIENEN Y DEL CUAL DOS COMPAÑEROS TRATAN DE EVITARLA Mi amigo y yo siempre tratamos de huir de la MOLICIE. Nosotros sabemos que ella es muy poderosa, y también malvada, ella se aprovecha de todas las personas débiles o con poca fuerza de voluntad. Ella siempre asecha, el único mes donde podemos estar seguros de ella el OTOÑO pero a veces los meses se hacen bastante largos. Hemos visto a gente dominada por la molicie, Un día por la ventana vimos a hombres y mujeres desnudos bebiendo y durmiendo, también nos atrapo a nosotros. Hace poco no me podía levantar de la cama, solo me levante a hora de la cena. Parecía sonámbulo ohh eso me había dicho mi amigo. A la hora de el almuerzo en el comedor vimos a mucha gente con muy poca energía descansando sobre las mesas. Nos dimos cuenta de eso y salimos corriendo por las escaleras para huir de la molicie. Solo la gente con dinero puede escapar de la molicie, ellos se dan cuenta de los primeros casos y se van de la ciudad, se van a la sierra o a las playas donde no hay peligro pero nosotros no tenemos mucho dinero así que tenemos que cuidarnos bien. Ni los que juegan ajedrez pueden escapar de eso. EN nuestro cuarto tenemos muchos libros que nos llamen la atención para estudiar. Por las noches había gente con dinero intentando atraer a mujerzuelas interesadas. A las siete de la noche la molicie se iba y podríamos por fin descansar. A veces encontrábamos cintas y veíamos cuatro o cinco cintas consecutivas con un interés excesivo, y que en otras circunstancias no tendría explicación. Nos reíamos de los chistes malos, estábamos a punto de llorar con las escenas melodramáticas, nos apasionábamos con héroes imaginarios y había en el fondo de todo ello una cruel necesidad y una común hipocresía. Cada día veíamos a mucha gente siendo dominada por la molicie y nos asustábamos cada vez más y más. Nosotros estábamos muy cansados pero gracias al café y su amargo sabor pudimos resistir a eso, hojeábamos las revistas para no aburrirnos. Días antes del Otoño nosotros nos rendimos y la molicie se apodero de nosotros. Al principio nos mediamos el tiempo pero después no sabíamos cuantas horas pasaban en el día pensamos que todo se había acabado pero sentimos un ligero aire que frotaba nuestro pelo, estaba lloviznando, y vimos como caía la primera hoja dorada de un árbol. Cuando nos dimos cuenta de esto salimos a pasear mientras dejábamos que caigan las gotas de agua sobre nuestro rostro .