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Capítulo 7.

Escuela de Chicago. Una introducción

Lyllan Luque
Contexto histórico de surgimiento:

Hay coincidencia entre los autores que analizan esta escuela al describir el período de
surgimiento de la misma. Así, Anitua (2005: 247 y ss) refiere que a inicios del siglo XX se
produce “el trasvase del poder económico y político del poder occidental” desde Europa a
Estados Unidos, proceso que constituirá el telón de fondo sobre el que se desarrollará la
teoría. Uno de los aspectos en lo esto se tradujo fue el fuerte proceso de industrialización
iniciado desde fines del siglo XIX y que continuó durante las primeras décadas del siglo XX.
La disponibilidad en abundancia de capitales para inversión volcado en la industrialización
requería de mano de obra, lo que fomentó los grandes procesos migratorios entre ambos
siglos, con personas provenientes no solo del interior de Estados Unidos, sino también de la
vieja Europa. La mixtura de culturas, religiones, razas agrupados en guetos en grandes
ciudades, y el aumento de las tasas de población producto de la migración, plantearían a la
integración como una de las cuestiones relevantes a principio de siglo XX.

La Universidad de Chicago, se fundó a partir de una donación importante realizada


por Rockefeller y creándose allí el primer departamento de Sociología en 1892 que
funcionaba en forma autónoma a otros departamentos y con fondos disponibles para aplicar a
la investigación. Es que “Fue en Chicago donde la sociología se industrializó”. Según
Downwes y Rock (2011: 89) la inexistencia hasta el momento de una academia sociológica y
la crítica constante a las respuestas e instituciones tradicionales, brindaron un ámbito de
libertad para la investigación y para constituir una nueva forma de abordar la desviación, el
delito y los problemas sociales. Los primeros integrantes del departamento provenían de la
filosofía, la biología, la religión, el periodismo y la lingüística. Estos autores expresan que
“La sociología de la escuela de Chicago se convertiría en un relevamiento antropológico
detallado de los territorios sociales que conformaban la ciudad…”.

Los fundamentos sobre los que esta escuela se construiría serían el pragmatismo, el
individualismo y el empirismo.
Antecedentes:

Los Estados Unidos han sido un lugar donde “todo es posible”, donde supuestamente
no hay límites para lo que se puede lograr, resolviendo las tensiones poniendo énfasis en el
individuo. Más allá de un individualismo económico, el individualismo moral también
constituye una fuerza influyente en la historia norteamericana. Este individualismo moral
proviene principalmente del legado religioso del puritanismo y del protestantismo evangélico,
religiones que se caracterizaron por ser instrospectivas y extremadamente individualistas. A
principios y mediados del siglo XIX, esta tradición religiosa cobró forma secular en la
primera teoría social norteamericana importante: el trascendentalismo. Tenían una
orientación espiritual y no material, eran muy individualistas y describían al hombre como
aislado de su ámbito social, abogando por la liberación de los actores respecto de las
restricciones sociales. Se enfatizó la libertad individual sobre el determinismo social y se
propusieron revalorizar la sociedad norteamericana devolviendo a los individuos a su estado
“natural”.-

Sin embargo, la actitud de estos individualistas religiosos y seculares no era cerrada


ante la comunidad, por ejemplo no renunciaban a construir un orden social cohesivo. Los
individualistas religiosos vivían con la ferviente esperanza de que las organizaciones
religiosas e incluso la nación norteamericana, se pudieran reconstruir como una comunidad
de creyentes voluntarios. Una comunidad construída así sería controlada y brindaría un
poderoso control social, pero este control sería informal.-

Esta tensión entre el individualismo y un comunitarismo latente y residual continuó en


la segunda mitad del siglo XIX. Sin embargo el individualismo siguió siendo la corriente
dominante.-

El gran teórico social posterior a la guerra civil fue para los norteamericanos el
utilitarista inglés Herbert Spencer, quien propuso la noción utilitarista de la “supervivencia
del más apto”. El darwinismo social de Spencer proclamaba los beneficios del individualismo
a ultranza abrazado por los capitalistas recién surgidos, pero omitía toda mención de las
barreras que el capitalismo ponía a la oportunidad y a sus costos para la comunidad humana.
Sin embargo, a fines del siglo XIX, se generó una reacción norteamericana que fue paralela al
movimiento antiindividualista que en Europa alimentaba el nacimiento de la sociología. La
depresión, la urbanización y los frecuentes desastres rurales ponían en jaque a norteamérica.
La inundación de inmigrantes europeos que ingresaban en el país aumentaba la sensibilidad
ante las fuerzas grupales en cuanto opuestas a las individuales.-

Aunque la respuesta intelectual a esa crisis cobró a veces un matiz colectivista, con
mayor frecuencia emergió como una nueva forma de individualismo crítico, socialmente
sensible. Ante el angostamiento de la libertad, exigieron más libertades, aludían a la
restricción de la libertad como la causa del trance en el que se encontraban. Criticaban el
formalismo que comenzaba a impregnar el pensamiento, la economía y la sociedad
norteamericana. Estas reacciones sociales se reflejan en el mundo del pensamiento. Los
intelectuales consideraban que la vida intelectual europea adolecía de formalismo y fatalismo.
Criticaban a Kant, Hegel y Spencer porque veían en sus sistemas el divorcio de la experiencia
con la vida real.-

Era erróneo según ellos, tratar los mercados, las leyes y las instituciones como
mecanismos de autorregulación automática no afectados por la experiencia humana concreta.
Era preciso pues pasar del formalismo a la experiencia.-

De este clima social y de estas críticas intelectuales, nació la muy norteamericana


filosofía del pragmatismo (Alexander: 2000: 61 y ss). Este se constituyó en un movimiento
intelectual general en la norteamérica del siglo XIX y como un sistema técnico filosófico
teórico que informó la primera fase de la teoría sociológica interaccionista. Como orientación
general, el pragmatismo poniendo énfasis en la experiencia contribuyó a formar un nuevo
individualismo, que promovió la idea de que la fuerza de voluntad podía crear un nuevo
orden social. Pero sería erróneo describir al pragmatismo como totalmente individualista.
Exigía la reconstrucción del orden social como una comunidad voluntaria. Este enfoque
pragmático de la realidad se denominó teoría del “control social”. Afirmaba que las personas,
mediante interacciones con los demás, quieren adherir a obligaciones sociales, obligaciones
que surgirían de dicho proceso de interacción. Se considera que las personas poseen
naturalmente buena voluntad, y que las instituciones construidas mediante interacción de esos
actores dotados de buena voluntad bastan para mantener el orden. Si una sociedad se desplaza
hacia el conflicto y el desequilibrio, este movimiento negativo se topará inevitablemente con
esfuerzos tendientes a devolver el equilibrio. El proceso de cambio que gestará este
desequilibrio, se rige por el procedimiento de ensayo error.-

Como perspectiva general, el pragmatismo era dinámico, naturalista, antiformal y


voluntarista. Como filosofía técnica, tendió hacia lo normativo e individualista. Los actores
buscan valor, quieren infundir “propósito” a las situaciones. Persiguen el valor y el propósito
en el curso de su experiencia. Se adaptan al mundo, pero al adaptarse también lo interpretan y
evalúan.-

El darwinismo ejerció un poderoso impacto: el énfasis en el crecimiento y la


adaptación a través de la experiencia fue crucial para los pragmatistas. Darwin había
enfatizado que las estructuras dependen de la experiencia y que por ello las estructuras de la
vida no tienen forma preordenada. Para Darwin la inteligencia resolvía problemas. No
obstante la filosofía pragmatista no eludió del todo la comunidad y la restricción, así como no
lo hicieron otras tradiciones del individualismo, ni el movimiento pragmatista en su conjunto.

Este conjunto de antecedentes se completa con la influencia del formalismo de Georg


Simmel, a través de Robert Park. “El formalismo sostenía que la tarea del sociólogo era
explorar las estructuras de actividad social y que éstas estructuras podían ser consideradas
analíticamente independientes de los escenarios en los que aparecían.” (DOWNES-ROCK:
2011:91). Si bien la gran influencia de en esta escuela provenía del pragmatismo, “Injertado
en el pragmatismo, el formalismo permitió una descripción restringida de una experiencia
que de otro modo sería imposible describir. Se volvió posible abstraer, discutir y comparar
ejemplos de acción social”. (Ídem). Así, la conjunción del pragmatismo y formalismo
moldeó el trabajo sociológico afirmando que “la tarea de investigación es comprender el
mundo social, el que está fabricado por la experiencia práctica de aquellos que viven en
él…Park sostuvo que la sociología no está interesada en los hechos, ni siquiera en los hechos
sociales tal como se los entiende comúnmente [..]. La sociología quiere saber cómo las
personas re- accionan a los así llamados hechos, a lo que está sucediendo.” (Ídem). Por ello
la sociología está dedicada al estudio no de estados, sino de procesos. Procesos que para ser
conocidos, requerían de la participación del investigador, por lo que los estudios de la
Escuela de Chicago iniciaron tomando a pequeñas comunidades que facilitaran éstas
intervenciones.

Hacia el interior de la universidad de Chicago, se desarrollaron una serie de teorías


que intentaron explicar el fenómeno delictivo desde una perspectiva sociológica. Así, dentro
de la Escuela de Chicago, los autores enrolan a otras tres teorías: la ecológica, la subcultura y
la teoría de la asociación diferencial.
Bibliografía:

- Alexander, Jeffrey C.. Las Teorías Sociológicas desde la segunda guerra mundial”.
Editorial Gedisa, Barcelona, 2000.
- Anitua, Gabriel Ignacio. Historias de los pensamientos criminológicos. Editorial del
Puerto, Buenos Aires, 2005.
- Chapman, Dennis. El estereotipo del criminal. Universidad Autónoma Metropolitana,
México, 1986.
- Larrauri Pijoan, Elena. Herencia de la criminología crítica. Siglo XXI, Madrid, 1991.
- Larrauri Pijoan- Cid Moliné, José. Teorías criminológicas. Bosch, Barcelona, 2001.
- Marcó del Pont, Luis. Manual de Criminología. Marcos Lerner, Córdoba, 1991.

DOWNES, David y ROCK, Paul: Sociología de la desviación, Gedisa, Mexico, 2011, pp. 85-
120.
Capítulo 7.1

Escuela Ecológica del Delito

Lyllan Luque

La sociología de la Escuela Ecológica, se denomina de esta forma debido a que


“examinan la influencia que tiene el medio o contexto en el que las personas habitan sobre la
delincuencia” (Larrauri- Cid Moliné: 2001, 79).-

“La vida en la ciudad y la urbanización fueron analizadas mediante un


conjunto de modelos tomados de la biología, y fueron representadas como el funcionamiento
de un orden ecológico. La ecología enfatiza los patrones y los cambios organizados
producidos por diferentes especies que conviven en un mismo territorio físico” (DOWNES-
ROCK: 2011:97)

Los primeros estudios en esta línea comenzaron a desarrollarse en 1915 de la mano de


Robert Park, quien ve en el rápido crecimiento urbano producto de la inmigración y la
industrialización repentina, elementos que producen formas de organización social que
facilitan la producción de conductas desviadas.

Esta hipótesis es utilizada para explicar por qué se producen incrementos de las tasas
de criminalidad. Analizando el proceso de inmigración, ve que las personas que llegan a la
ciudad provienen desde ámbitos rurales en donde las formas de control social sobre el
individuo son personales, basadas en las costumbres y permanentemente reforzadas por los
miembros de la comunidad. El asentamiento de los individuos en el marco de una gran
ciudad, transforma a ese control en impersonal y abstracto (basado en la ley).-

Antony Burgues va a aportar que esa “desintegración de la vida moral” que se


produce en las grandes ciudades, no se origina en forma homogénea sino por áreas. De su
análisis respecto al crecimiento de las ciudades, observa que el proceso de industrialización
genera zonas diferenciadas dentro de una ciudad: lo que antes eran las áreas centrales son las
zonas que son elegidas por las industrias para instalarse, provocando que las personas que
vivían en esa zona residencial se muden hacia la periferia. Las zonas centrales se transforman
en barrios sucios, ruidosos, en proceso de abandono. Es en estas zonas donde se detectan altas
tasas de criminalidad y serán denominadas por estos autores como “Zonas de transición”.
Un estudio de estas áreas de la ciudad muestra que tienen características diferenciadas y
propias, estas son:

- alta movilidad social: la zona se transforma en el lugar con las viviendas más baratas de
la ciudad, por lo que la población que las ocupa son personas con muy bajos ingresos que
generalmente llegan a buscar trabajo en las industrias que se han apropiado del espacio
del área. Es percibida por sus habitantes como un lugar de paso del que, en cuanto
mejores sus condiciones, será abandonado por uno que será propio y mejor.
- heterogeneidad cultural: esta teoría surge como elemento para tratar de comprender y
gobernar a amplios conglomerados urbanos que no están unidos por una cultura común,
que incluso tienen distintas pertenencias raciales. La multiculturalidad fue percibida en
estos autores como un obstáculo para la transmisión de los valores de la sociedad
norteamericana, y por lo tanto como un potencial foco de conflictos.
- Exposición de los niños a la delincuencia adulta: los niños de las familias asentadas en
estos espacios suelen pasar mucho tiempo alejados de sus padres, que se hallan
trabajando, por lo que no son controlados permanentemente. Sin embargo el alejamiento
del núcleo familiar cercano somete a los niños a las influencias de los adultos que no
trabajan y cometen conductas delictivas o desviadas.

En zonas de la ciudad con estas características, las formas de control social actúan con
mayores obstáculos. La hipótesis principal de esta escuela será que las formas de desviación
no dependen de los sujetos, sino por el contrario, de las formas de organización social. Es en
éstos sectores en los que los autores visualizan que existe una “desorganización social”.
Ahora bien, este concepto no significa carencia de orden en éstos espacios, sino por el
contrario ese mundo “…posee un orden palpable, pero es un orden incómodo, que es
percibido como comparativamente rudimentario y poco confiable. Un mundo así es a la vez
más y menos complicado que un mundo que convencionalmente se define como organizado.
Tiene sus propias complejidades e intrincaciones que requieren un análisis particularmente
delicado. Para sus habitantes la negociación de las relaciones es tensa, frágil y
problemática…” (DOWNES-ROCK: 2011:103). Al mismo tiempo, este concepto de
“desorganización social” afecta las relaciones entre las zonas de transición y el resto de la
ciudad que sí se encuentran “organizadas”, provocando en los momentos de cambio social
intenso el aislamiento y la autonomización de las primeras en relación a las segundas,
pudiendo llegar a afectar el orden social.

Como explica Elena Larrauri Pijoan (2001) la comprobación de la teoría estuvo en


manos de Cliford Shaw y H. McKey (1942) quienes realizaron una investigación sobre las
tasas de delincuencia juvenil en distintas ciudades de Estados Unidos. En su investigación
demostraron que existen tasas de delincuencia juvenil altas en algunas zonas de la ciudad y
que mayoritariamente se producen en las áreas centrales o zonas de transición. Los índices
más altos de delincuencia se centran en zonas que se caracterizan por:

a) ser áreas centrales (zonas de transición)


b) están marcadas por altos grados de heterogeniedad cultural producida por la alta
cantidad de personas migrantes;
c) los niveles de población son decrecientes, produciendo altos niveles de movilidad
social;
d) se trata de lugares muy deteriorados físicamente, en consecuencia son los lugares con
renta más baja de la ciudad y habitados por personas que desarrollan tareas laborales
como otras que no; (los padres están trabajando todo el día)
e) existen niveles altos de ausentismo escolar, mortalidad infantil y delincuencia adulta.

En estas áreas se generan formas de organización social de la comunidad con:

a) menor capacidad de cohesión social;


b) menor control sobre las actividades desviadas;
c) mayor exposición de los niños a la conducta desviada.

Las formas de organización resultantes obstaculizan la motivación de los sujetos hacia


los valores convencionales, lo que lleva a estos autores a afirmar que la desviación es
producto de la desorganización social.

En los estudios que siguen esta línea realizados en la década del 80 del siglo XX se
han determinado nuevos factores de desorganización social:

- homogeneidad social: La creación dentro de los espacios de las ciudades de guetos, lejos
de solucionar el problema, homogeiniza la pobreza, asegura la transmisión de los valores
desviados y aleja a las personas allí asentadas de las pautas generales de la cultura;
- familias monoparentales: la existencia de familias en las que existe solo un progenitor a
cargo del grupo, provoca una disminución del control sobre las conductas de los niños y
jóvenes;
- densidad poblacional: el aumento de la densidad habitacional en estos espacios provoca
por un lado mayor contacto y posibilidades de conflicto, y por otro mayores posibilidades
de que la conducta delictiva sea observada.

Política Criminal:

Larrauri- Cid Moliné (2001, 95), afirman que el programa de política criminal para la
prevención de la delincuencia en los barrios que reúnen las características de pobreza y
desorganización social consiste en:

1- Evitar el deterioro físico de las viviendas y de los espacios comunes con la


finalidad de evitar el abandono de las personas del barrio, estabilizándolas allí y al
mismo tiempo se transformen en lugares donde las clases medias perciban como
lugares aptos para vivir;
2- Evitar la homogeneización social de tal forma que las personas de clase baja,
trabajadora y media interactúen, posibilitando de ésta forma la transmisión de
valores convencionales.
3- Brindar una estructura de oportunidades lícitas y la intervención del estado para la
protección social.
4- Fomentar la creación de asociaciones y estructuras en los barrios que promuevan
la cohesión social y el control informal.

Críticas a la teoría

Se ha criticado en primer lugar, el método de investigación adoptado por la teoría,


más cercano a la etnometodología y por concebir que el proceso de conocimiento debe ser
concebido como abierto y en constante evolución de tal forma que el sociólogo pudiera
percibir y responder a los fenómenos que se le iban presentando en el campo. Por otra parte,
ha sido objeto de cuestionamiento que sea posible concebir a la ciudad como un ecosistema,
desde el punto de vista biológico, natural y no organizado. Los que no acuerdan con la
posición, expresan que las referencias desde éste punto de vista a la comunidad son simplistas
y encubridoras de otra tipo de relaciones que no son naturales y se encuentran organizadas y
planificadas. El análisis realizado por la escuela carece de contenido histórico y es relativa la
relación entre el espacio físico y la comunidad. En relación a sus propuestas de política
criminal, se ha dicho que las medidas asocian el delito a la pobreza y que son a largo plazo.

Bibliografía:

- Alexander, Jeffrey C.. Las Teorías Sociológicas desde la segunda guerra mundial”.
Editorial Gedisa, Barcelona, 2000.
- Anitua, Gabriel Ignacio. Historias de los pensamientos criminológicos. Editorial del
Puerto, Buenos Aires, 2005.
- Chapman, Dennis. El estereotipo del criminal. Universidad Autónoma Metropolitana,
México, 1986.
- Larrauri Pijoan, Elena. Herencia de la criminología crítica. Siglo XXI, Madrid, 1991.
- Larrauri Pijoan- Cid Moliné, José. Teorías criminológicas. Bosch, Barcelona, 2001.
- Marcó del Pont, Luis. Manual de Criminología. Marcos Lerner, Córdoba, 1991.
- DOWNES, David y ROCK, Paul: Sociología de la desviación, Gedisa, Mexico, 2011, pp.
85-120.

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