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¿VIVIMOS EN UNA ERA VACÍA?

Izabella Sierra Quintero


Universidad Santo Tomás

Materia:
Antropología
La correspondencia relacionada con esta crónica debe ser dirigida a Izabella Sierra
Universidad Santo Tomás 
Contacto: izabellasierra@usantotomas.edu.co
INTRODUCCIÓN

Actualmente y haciendo un retroceso gigante hacia la historia de la humanidad, podría

afirmar que un problema gigante de la sociedad de los últimos dos siglos ha sido el

consumismo; por ende el énfasis de esta crónica es reflejar las consecuencias de la

industrialización, utilizando influencias como la de Lipovetsky y Baudrillard que reflejen su

postura frente a este tema, para así forjar un sentido crítico e idealizado en el lector.
¿VIVIMOS EN UNA ERA VACÍA?

En la actualidad, la sociedad ha evolucionado de tal manera que muchas de las ideas y

conceptos que Lipovetsky ha planteado en sus obras siguen siendo muy relevantes. Por

ejemplo, su teoría sobre la sociedad de consumo sigue siendo muy aplicable en la

actualidad, ya que la sociedad sigue siendo altamente consumista a lo que bienes materiales

respecta.

Además, su obra “la era del vacío” ha sido ampliamente discutida y debatida en la

academia, y ha sido objeto de estudios y análisis críticos. Muchos de sus conceptos han

sido acogidos y adaptados por otros teóricos y pensadores, y su obra sigue siendo una

fuente importante de inspiración para aquellos interesados en la sociología y la filosofía

contemporánea.

La "Era del Vacío" es un término principalmente acuñado por el filósofo francés Jean

Baudrillard para describir la cultura y la sociedad de finales del siglo XX, caracterizada por

la pérdida de valores y la superficialidad en la que se sumergieron las personas.

En esta era, la sociedad se enfocó en el consumo y el entretenimiento, donde el

materialismo se convirtió en el centro de atención y la imagen se volvió más importante

que la realidad. La gente comenzó a vivir en un mundo de apariencias, buscando

constantemente la felicidad en cosas banales y superficiales.

La cultura popular se vio influenciada por ídolos vacíos, estereotipos y prototipos

repetitivos, lo que llevó a la homogeneización de la sociedad y la pérdida de la


individualidad. El poder de los medios de comunicación también creció exponencialmente,

moldeando la opinión pública y generando una sociedad pasiva y conformista.

Esta era se caracterizó por la falta de compromiso social y político, donde las personas se

preocupaban más por su propio bienestar que por el de la comunidad en general. Los

valores tradicionales como la ética, la moral y la religión perdieron importancia en la

sociedad, y fueron reemplazados por la búsqueda del placer instantáneo y la gratificación

inmediata.

Actualmente y teniendo en cuenta un puno de vista aún más antropológico, podríamos decir

que sin duda alguna, nuestra sociedad y sobre todo los comportamientos característicos de

aquellas personas que conforman esta misma presenta un patrón egocéntrico y sin cabida

para la paz tanto individual, como colectiva.

En otra instancia, el desarrollo de una sociedad, o mejor dicho el paso aún más marcado de

una era hacia otra, nos ha dejado como reflexión que el inevitable paso de los años y sobre

todo el “cambio” de la mentalidad humana, lo único que ha forjado es un total desarraigo

por los valores y un increíble e inexplicable apego por las cosas banales, reflejando así que

evolución no es un claro sinónimo de calidad de vida o mejor aún, de personas.

Finalmente y como especie de resumen de todo aquello que hablé en esta crónica, quiero

tocar un punto sumamente importante, el desarrollo económico. Como es bien sabido, las

personas tienden a relacionar la evolución con riqueza y poder; pero si vamos a mira aún

más allá de estos aspectos que si bien son indispensables para el correcto funcionamiento
de una sociedad, no corresponden la totalidad de la importancia en ella, es decir, no

constituye la felicidad total de sus habitantes, ya sea individual o colectiva.


CONCLUSIÓN

Hablar de sociedad hoy en día, es hablar de una falta de significado, la ausencia de valores

y la pérdida de la realidad, el mirar la historia de las sociedad es darse cuenta por defecto de

la decadencia moral y sobre todo colectiva que ha adquirido a través de los años, como lo

retratan autores como Lipovetsky y Baudrillard.


BIBLIOGRAFÍA

Lipovetsky, G. (1983). La era del vacío. Anagrama.

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