"MONOGRAFIAS JURIDICAS |
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EL PROBLEMA Y EL METODO —
DE LA CIENCIA |
DEL DERECHO PENAL
por,
“ARTURO ROCCO —
Profesor ordinario de derecho y provedimiento
penal en la Universidad de Roma
Segunda reimpresin
de la tercera edicién
\CTEMISI
EDITORIAL TEMIS S. A.
Bogoté - Colombia
2009‘Titulo de la edicién original italiana:
Il problema e il metodo della scienza del diritto penale
‘Tomado de Opere giuridiche, vol. terzo. Seritti giuridice vari
ide Arturo Rocco, Roma, Societa Editrice
y otros
cuyos nombres serfa largo enumerar aqui, Esto fue cla-
ramente, a nuestro humilde parecer, un error grave, por-
que llevé a traspasar los limites de la experiencia dentro
de los cuales se citcunscribe todo saber humano y, por
ende, todo saber juridico, La orientacién positiva moder-
na, como en otro tiempo la antigua escuela histérica,
combatié precisamente este ertor; pero cayé a su vez en
otro igualmente manifiesto, al afirmar, en contra del
principio de la divisién del trabajo cientifico, que es con-
dicién absoluta del desarrollo del conocimiento huma-
no, que la ciencia del derecho penalifio es otra cosa que?
un capitulo y un apéndice de la sociologia.
Hoy podemos juzgar, con criterio sereno, que tal
orientacidn logré, aunque por lo demis tan solo patcial-
mente, el efecto que se proponia, o sea, liberar el viejo
organismo cientifico del derecho penal de las incrusta-
ciones metafisicas que lo recubrian; pero en su maniaEl problema y el método del derecho penal
destructora, llegé hasta donde no debia, y olvidé sobre
todo el fin principal propuesto: la renovacién de la cien-
cia del derecho criminal, mediante la aplicaci6n del m«
todo de la filosofia experimental y positiva sobre la base
de los datos suministrados por la ciencia antropolégica
y sociolégica; se detuvo luego exclusivamente en Jos me-
dios, 0 sea, en el estudio de la antropologia yla sociologia.
a FRACASO DEL POSTTIVISMO
De esta manera, sometidos al derecho yla ciencia del
derecho penal a la antropologia, aan més, anulados en
nombre de una falsa antropologia, o ahogados por otra
parte en el mar inmenso de a sociologia, la escuela po
iva tuvo, no obstante algunos méritos innegables, el
resultado de acumular a su alrededor un montén de sui-
nas juridicas, sin haber hecho nada por sacar de entre
{llas el nuevo edificio, no diré Jegislativo, sino al menos
tientfio, del derecho penal, que habia manifestado que-
ter construir, y cuya edificacién todos esperaban. Des-
truyendo, pues, sin reconstrui, tal escuela ha termina-
do porlimitarse a a tarea mas sencilla que es Inde orcar
yy nega, y ba llegado en étimo anilisis a un derecho penal.
isin deredo| De abi aquel estado de ansiedad, de incerti-
Gumbre y de permanente perplejidad, que, segin decia-
‘mos antes, caracteriza el momento cientifico actual del
derecho penal; de suerte que, si nos valemos de la ter-
inologia forense, podsfamos decit, por tanto, que de
‘auuerdo con el estado actual de la litis, la ciencia juridica
penal se debate hoy en la tormentosa biisqueda de si mis-
tna: entre lo antiguo cuya vigencia frecuentemente se ha
Fracaso del positivismo:
perdido y lo nuevo que poco o nada produce, podemos
Jecit que ya no tenemos hoy principio juridico firme
alguno de derecho penal.
{Bs acaso posible que en tales condiciones prospere
y avance ciencia alguna? Evidentemente no; y nos en
contramos precisamente en el caso de las pricticas mili-
tares de los soldados que después de muchas marchas
ycontramarchas permanecen siempre en el mismo pun-
to. Ylo peor es que mientras la escuela positiva, por una
parte, ha dado a Italia algunas obras que, en ciettos as-
pectos, merecen gran reconocimiento, por otra ha con-
tribuido, juntamente con los avances dela filosofia me-
tafisica,a obnubilar el criterio juridico hasta el punto de
enceguecetlo; de tal manera que aquel delicado sentido
juridico, que es orgullo del ingenio italiano y que, entre
Jos estudiosos del derecho privado, ha llegado a ser mé-
sito comin, hasta el punto de perder su notoriedad, se
Metetaser ta es erielticseehc peal iculcaaiviad art
sima y preciosa.
Hace ya veinte afios se elevé una voz autorizada en
el campo de las disciplinas del derecho publico, la del
ilustte profesor Ont anno, el cual predicaba el divorcio,
, para decir mejor, la separaci6n entre estas ciencias y
la sociologia, la politica ya filosofia, advirtiendo que esta
es la Gnica condici6n del progreso de importantisimos
ramos de nuestro derecho. No se quedé sin eco dicha
vvo7. Casi lo mismo podria repetirse hoy respecto del de-
recho penal, y la advertencia seria sobremanera titil y
oportuna. Porque, sea cual fuere la disciplina juridica de
que se trate, es siempre cierto lo que decia ORLANDO, a
saber, que “el ctiterio histérico, el social, el politico, peroE problema y el método del derecho penal
sobre todo el filos6fico, con las formas més abstrusas
dela metafisica mas desenfrenada, ahogan elcritetio ju"
Con telacién al momento cientifico actual del derecho penal
en Alemania, son notables, por su sinceridad de pensamiento €
intuici6n fiel de la verdad, las palabras (que mas o menos po-
dian repetitse respecto de otros paises inclusive el nuestro) con
que el profesor LiEeMANN inicia un trabajo muy apreciable y
todavia reciente (Einkeitung in das Strafecht. Eine Kritik der Krini-48
El problema y e! método del derecho penal
nalistischen Grandbegrffe, Berlin, Hésing, 1900, Einletung, Die
Aufgabe, pigs. 1 2): “No se puede desconocer —dice— que la
situaci6n en que se encuentra actuaimente Ia ciencia del dere-
cho penal es patticularmente critica, Mientras en las otras dis.
ciplinas de derecho piiblico, y todavia mis en el derecho civil,
dominan la vida activa y la agilidad de movimiento, la doctrina
del detecho penal presenta un estancamiento enojoso y depsi-
‘mente. Las viejas antitesis acerca de las concepciones fundamen-
tales se presentan con un vigor que siempre se repite, sin que la
discusidn aporte sustancialmente nuevas ideas. Y como suele
suceder, apenas aparece en la escena la aspereza polémica, se des-
vanece cada vez més la esperanza de una explicacién entre los
contendores, y més todavia la esperanza de una aclaraci6n efi-
caz del estado de las cuestiones. Frente aun estado tal de cosas
fen que se encuentra atrapado casi todo criminalista moderno, es
muy comprensible que disminuya el gusto por el trabajo, sobre
todo cuando se tratan problemas fundamentales, y que en su
lugat apatezca solo un cultivo pacifico de temas especiales y limi-
tados. No puede menos de deplorarse tal conducta cuando se
tiene interés en el progreso de nuestra ciencia. Quien no se so-
mete a la rutina de una prictica cémoda y rastrera del derecho,
siente tarde 0 temprano, aun hallindose en la situacién de res-
lad de orien-
ponder taa solo de cuestiones especiales, la neces
tarse hacia concepciones fundamentales.
Dado que la estructura de la ciencia del detecho, y especial-
mente del derecho penal, presenta una cohesién maravillosa de
todas sus partes, una relacin general entre las ditectrices que
la debe reconocer aun quien decide solo un punto o una parte
aislada de la construcci6a, por ello esta no debe posponerse
‘completamente a un impresionismo confuso y carente de clari-
dad. Tal falta de seguridad aparece pot desgracia en numerosas
partes del derecho penal y no puede ser superada mediante la
experiencia de casos aislados, sino por medio de iavestigacio
nes cientificas generales en cuanto, luchando con éxito por
lograr conquistas cientificas nuevas y definitivas, se intenten al-
Notas
canzar, mediante investigaciones fundamentales, principios teé-
sicos dueaderos”.
Acerca del estado de la ciencia del derecho penal en Alema-
nia, véase también la obra de GrisPIGNi, escrita en forma pura
mente expositiva: La lotta dell scuole criminal in Germania, sepa
rata de Srwola Positiva, aio xvin, sxims. 3 y 4, Roma, 1908, pags.
1-23, y con relacién al momento cientifico actual del derecho
penal en Italia, véase la obra del mismo GriseiGNi: La odierna
sedenza crininale in Hala, separata de Scuola Positiva, Milano, 1909,
Ags. 1-44, pero con apreciaciones en el campo dela valoracién
de hombres, de ideas, y de orientaciones que muy amenudo no
compartisiamos.
Entre los autores que, si bien desde puntos de vista diferen-
tes y con diversidad de miras, mas recientemente han sefialado
en Ttalia Ia crisis actual de la ciencia del derecho penal, recuer-
do tos siguientes: Pessina, Programa della Enciclopedia del divitto
penale, Milano, 1901 (véase asi mismo I! diritto penale in Talia da
Cesare Beccaria sino alla promulgazgone del Cadice penalevigente, er 1a
misma Enciclopedia, vol. 11, Milano, 1906, cap. 1%); ALIMENA,
Principi di diritto penale, Napoli, 1910, Prefacio. Entre los estudio-
sos de los otros ramos del derecho, véanse, aunque de época mas
remota: Ganpa, “Diritto penale e coscienza pubblica” en los
Estudios en bonor de Carrara, Lascea, 1899, pags. 315-319; Catis-
si, Commemoraione di Francesco Carrara, Lucca, 1899, especial-
mente pags. 16-19.
3 Los efectos de la crisis actual del derecho penal no se limi-
tan porlo demas al simple campo cientifico; se extienden, lo que
es peor, también la prictica judicial. Asi, no hace mucho tiem-
po, Pessina, enun prograniaelabotado para una obra de derecho
penal ditigida por él (Enciclopedia del dintto penale, Milano, Societ
Editrice Libratia, 1901) observaba que la lucha desencadenada
entre las diversas escuelas, en el campo puramente cientifico del
derecho penal, ha hecho que en la vida prictica de este se haya
insinuado cierta confusién de ideas que debilita el intelecto del
jurista, haciéndolo perplejo en la interpretacién de las leyes.
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