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Terapia Cognitiva
Terapia Cognitiva
Es importante establecer una diferencia entre Psicología Cognitiva y Psicoterapia Cognitiva, si bien ambas
están relacionadas. La Psicología Cognitiva será el estudio y comprensión de las facultades del entendimiento
humano, y abarcará los diferentes procesos de la adquisición de conocimiento. En cambio la Psicoterapia
Cognitiva será el cuidado y cura del espíritu mediante la razón.
La Psicología Cognitiva estudia procesos básicos tales como la memoria, la concentración, la formación de
conceptos, el procesamiento de la información, etc. En cambio la Psicoterapia Cognitiva, diseñó métodos
específicos (tratamientos) a partir de algunos desarrollos de la Psicología Cognitiva, que permiten ser aplicados
a distintas personas con distintas problemáticas para mejorar su calidad de vida, solucionar problemas humanos
y tratar trastornos mentales.
Los modelos cognitivos ponen especial atención a las cogniciones, entendiendo por estas en un sentido amplio a
las ideas, los constructos personales, las creencias, las imágenes, las
atribuciones de sentido o significado, las expectativas, etc.
La importancia que tienen las cogniciones es central en los procesos humanos en general y en la génesis de los
trastornos mentales en particular.
TERAPIA COGNITIVA
El principal antecedente histórico de la Terapia Cognitiva que se suele citar es el de Epícteto, en el Siglo I,
quien dice: “No son las cosas mismas las que nos perturban, sino las opiniones que tenemos de las cosas”.
En esta frase se pone de manifiesto uno de los preceptos básicos de la cognitiva, lo importante no es lo que
pasó, sino la significación que se le da a eso que pasó, el sentido o la atribución de significación, en síntesis la
construcción particular de la realidad.
Podemos ver pensamientos cognitivistas en múltiples autores de diversas áreas (Platón, Aristóteles, Kant,
Descartes, Piaget, etc.).
Particularmente la Psicoterapia Cognitiva surgió a partir de dos fenómenos:
a- El Simposio de Hixson y el surgimiento de las Ciencias Cognitivas: en este famoso Simposio, celebrado en
1948, se sientan las bases de un nuevo paradigma que centra su atención en el procesamiento de la información.
b- Los escasos resultados terapéuticos que obtenían las psicoterapias hegemónicas, tanto el psicoanálisis como
el conductismo, particularmente en los trastornos depresivos.
El Cognitivismo surgió fundamentalmente como una reacción a los modelos y desarrollos conductuales, ya que
para estos últimos la persona respondía sólo a partir de condicionamientos o aprendizajes ambientales, para la
Cognitiva no sólo importará el estímulo, sino principalmente la particular configuración que la persona haga de
esos estímulos, lo que se dio en llamar el Paradigma del Procesamiento de la Información
Señala Gardner (1996) en la Nueva Ciencia de la Mente: “Entre el ‘credo duro’ de los conductistas y las
conjeturas desenfrenadas de los freudianos, era difícil entrar de una manera científicamente respetable en el
territorio de los procesos del pensamiento humano”.
Los principales exponentes de la Psicoterapia Cognitiva, originalmente venían del Psicoanálisis, entre ellos Ellis
(1962) y Beck (1967), ambos se alejaron de esa escuela por considerar que la misma no aportaba evidencia
empírica relevante ni resultados favorables en el trabajo clínico. Por esta razón la Psicoterapia Cognitiva puso
un acento especial en la comprobación, validación e investigación de sus teorías y fundamentalmente de su
práctica. Ellis desarrolló lo que se conoce como la Terapia Racional Emotiva Conductual o TREC, en donde
todos los componentes eran tomados en cuenta, lo revolucionario de su aporte fue la actitud del terapeuta que
para él debía ser activa y directiva, sustituyó la clásica escucha pasiva por un diálogo con el paciente, en donde
se debatía y se cuestionaba sus pensamientos distorsionados que se creía eran los determinantes de sus
síntomas.
Beck en su clásico libro “Terapia Cognitiva de la Depresión” (1979), cuenta como encontraba entre sus colegas
que los pacientes estaban siendo sometidos a largos e ineficaces tratamientos y las inconsistencias que fue
encontrando en el trabajo con pacientes depresivos, lo llevaron a evaluar de un modo crítico la teoría
psicoanalítica de la depresión y, finalmente toda la estructura del psicoanálisis. Es así que comienza a
desarrollar lo que posteriormente se transformaría en una de las psicoterapias más eficaces para el tratamiento
de la Depresión.
La otra línea de desarrollos que conformó los orígenes de la Terapia Cognitiva corresponde a los autores que
provenían del Conductismo y viendo las limitaciones del mismo comenzaron a incorporar y ampliar sus
concepciones, entre ellos los más destacados fueron Bandura (1969), Meichenbaum (1969) y Lazarus (1971).
El aporte fundamental de estos autores fue la inclusión del determinismo bidireccional entre el individuo y el
medio y en el aspecto práctico la inclusión de probadas técnicas de intervención clínica, tales como la
desensibilización sistemática.
CONCEPTOS CENTRALES DE LA PSICOLOGÍA COGNITIVA.
En la Psicoterapia Cognitiva no existe como en otras escuelas un corpus teórico unificado o un autor
centralizador, por eso a veces resulta difícil plantear los conceptos centrales sin tomar partido por uno u otro
autor.
En general existe cierto consenso respecto de los lineamientos básicos, pero pueden encontrarse distintas
conceptualizaciones o incluso términos diversos que hacen referencia al mismo proceso.
Estructuras cognitivas o Esquemas: patrones cognitivos relativamente estables que constituyen la base de la
regularidad de las interpretaciones de la realidad. Los esquemas son adaptativos y van tomando su forma
mediante las relaciones que las personas van estableciendo con el medio, a partir de allí y de los determinantes
genéticos se van constituyendo las pautas propias de los mismos.
Creencias: Las creencias son los contenidos de los esquemas, las creencias son el resultado directo de la
relación entre la realidad y nuestros esquemas. Pueden ser nucleares o periféricas.
Si las creencias nucleares son puestas en duda se genera una sensación profunda de inestabilidad y angustia,
porque todo lo conocido pasa a ser cuestionado.
Pensamientos automáticos: En general se dice que el pensamiento se relaciona con el fluir de la conciencia y
que tiene tres elementos:
La direccionalidad: hacia donde está dirigido dicho pensamiento.
El curso: o la velocidad del pensamiento.
El contenido: es lo que se piensa concretamente.
En el caso de los pensamientos automáticos, estos se definen por su carácter impuesto, son pensamientos que
aparecen en el fluir del pensamiento normal y condicionan su dirección o curso; se les atribuye una certeza
absoluta, por eso no son cuestionados y condicionan la conducta y el afecto.
La Psicoterapia Cognitiva trabaja con esos diálogos internos que todos tenemos. Gran parte de nuestra vida la
pasamos hablándonos a nosotros mismos, este fenómeno que ya sorprendió a los griegos es responsable de
muchas de las cosas que nos pasan tanto las buenas como las malas
Al repetirnos tantas veces los mismos contenidos, terminamos creyendo con un nivel muy alto de certeza, lo
que ellos afirman, sin someterlos a un juicio crítico (profecía autocumplida)
La Psicoterapia Cognitiva se caracteriza por ser un tratamiento:
Activo: ya que terapeuta y paciente cumplen ambos roles activos en la terapia.
Directivo: el terapeuta es el que dirige mediante sus intervenciones dicho tratamiento.
Estructurado: existen ciertos pasos a seguir para la realización del mismo.
Con tiempos limitados: se planifica el trabajo terapéutico acotando el mismo a cierto período de tiempo.
El tratamiento se basa fundamentalmente en el supuesto teórico de que la conducta y los afectos de una persona
se encuentran determinados por su forma de estructurar el mundo (Beck, 1976).
El esquema básico de la Terapia Cognitiva puede ser graficado como un triángulo en donde en cada vértice
podemos ubicar a los pensamientos o cogniciones, la conducta y la emoción.
EMOCIONES PRIMARIAS.
Son respuestas adaptativas a situaciones específicas. También suelen describirse como sentimientos auténticos.
Suelen durar poco pues son respuestas adaptadas para enfrentar situaciones específicas. En las terapias suelen
durar pocos minutos. Las personas habitualmente las sienten como movilizadoras y a veces como inevitables
(imposible evitar sentirlas).
Tres emociones primarias suelen ser las que habitualmente abordamos en terapia: ira, miedo y tristeza.
Experimentar la ira tiene que ver con la percepción de injusticias. Suele ser una experiencia fortalecedora.
Frecuentemente la ira es suprimida generando tristeza, desesperanza o depresión. El motivo para suprimir la ira
en algunas personas se debe al temor a causar daño o perder el control y en otras se debe haber aprendido en la
infancia que no es correcto sentir ira o que es peligroso hacerlo.
La tristeza tiene que ver con la noción de pérdida. Cuando es emoción primaria, es muy nuclear y
frecuentemente se refiere a la soledad, a pérdidas de relaciones afectivamente importantes, o a una separación.
El temor a expresar la tristeza o a las consecuencias de experimentar tristeza suele dificultar el contacto con uno
mismo. Su expresión y aceptación es tranquilizadora y permite la adaptación y aceptación de la realidad.
El miedo tiene que ver con la evaluación de recursos para aforntar una situación. Cuando es primario se refiere
a lo desconocido o a ser dañado. La experiencia del miedo permite a la persona conocer lo que teme y aprender
a evitar lo temido, cuando es posible, y a tolerar las inseguridades normales e inevitables.
EL TERAPEUTA, SEGÚN BECK (1979), DEBE TENER TRES CARACTERÍSTICAS BÁSICAS QUE
SON:
Aceptación: el terapeuta debe aceptar plenamente al paciente, su mundo y sus problemas, aunque no comparta
su cosmovisión o filosofía de vida.
Autenticidad: el terapeuta debe ser genuino, sincero y auténtico, la falta de honestidad por parte del mismo
dificultan el establecimiento de un buen vínculo terapéutico. Si uno como terapeuta va a decir algo agradable
sólo para hacer sentir bien al paciente, pero sin creerlo y sentirlo verdaderamente, será preferible no decirlo, la
franqueza y la autenticidad deben ser valores fundamentales del terapeuta.
Empatía: con este término se hace referencia a la capacidad de poder ponerse en el lugar del otro, si bien esto
puede ser difícil en muchos casos, se trata de ser receptivo con el sufrimiento del otro, tampoco es algo
mimético que hace que uno esté en el lugar del otro realmente, sino simplemente que pueda resonar
internamente, comprender y acompañar en el padecimiento al paciente.
DISTORSIONES COGNITIVAS
Durante el procesamiento de la información pueden ocurrir ciertas alteraciones que lleven a los pacientes a
sacar conclusiones arbitrarias. Las principales distorsiones cognitivas son:
Inferencia arbitraria: es el proceso por el cual se adelanta una conclusión sin evidencia que la sustente.
Maximización: consiste en agrandar ciertos aspectos o cualidades.
Abstracción selectiva: consiste en centrarse en un aspecto, atributo o detalle sacándolo del contexto, dejando de
lado características relevantes de la situación y a partir de allí elaborar ciertas conclusiones.
Generalización excesiva: se da cuando a partir de uno o varios hechos o situaciones aisladas se sacan reglas que
se generalizan para otras situaciones.
Personalización: es la tendencia a autoatribuirse hechos y fenómenos externos que no tienen que ver con ellos
mismos y sin evidencia que establezca dicha relación.
Pensamiento dicotómico: también llamado pensamiento absolutista, todo o nada, o blanco o negro. Consiste en
la utilización de categorías polares para clasificar a situaciones o personas, sin poder ver matices o grados, todo
se evalúa en extremos.
RECURSOS TÉCNICOS
Técnicas de relajación
Técnicas de respiración
Asignación de tareas
Técnicas de distracción
Psicoeducación
Biblioterapia
Desensibilización Sistemática
Autoobservación o monitoreo
Role playing
Ensayos conductuales
Ensayos cognitivos
Entrenamiento en habilidades sociales
Registro de pensamientos automáticos
Identificación de distorsiones cognitivas
Etc.