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EL DISPOSITIVO GRUPAL & ANA Manta DEL CUETO ANA MARIA FERNANDEZ jo sureié en momentos en que nos reintogramon a Ie actividad doceate en ta Une TERME 2" Bes ‘Aine eae de tn: pe Tongads auseneta de cant diee’efoe. ‘Le Rick sos desde In ehtedra do Palcologie Social de Inv earrera de: Paleclogia, "Now encontrames ssombradas ante Ia tuecién no deseonoaide, do que aquellos textos que htbiemoe atilizads 8 otros tlompos en ia envenansa do lo 1o correspondfan ertrictamenta a nuestra Pat neva actual de entender los grupen, ‘So nos presenté asf Ia necesidad de trasmitir nuestra experiencia en esta temétiea, a tra vés de un texto que diera euenta de’nuestro pensamiento, asi también como de nuestra his toria, en un intento de reformular aquellas cueationes del acontecer gropal. - Eduardo Paviovaky en los seminarios de Psicodrama Prlcoanalitco, co: mo asf también © muestron compaheros_ del ‘grupo de los sdbados™: Juan Carlos De Brasi, Gregorio Kaminsky, Silvia Rabieh 'y Alejan: ro Scherzer, con quienes hemos discutido lar~ gemente muchos de lox puntos del presente trabajo. 18 A, “Introduccion Es indudable que las teorizaciones sobre “Lo Grupal” se encuentran en déficit con respecto al nivel de forma. Nizaciones aleanzado por otras disciplinas “Psi”. Asimis- mo pareceria ser que uno de los mayores méritos de los profesionales que trabajan con grupos ha sido la creati. vided de innumerables y novedosos recursos técnicos. Durante los iiltimos afios en Ia Argentina, hubo un apagamiento en el trabajo de elaboracién te6rica de lo gru- pal, como asi también una disminucién de los profesio- nales dedicados a esta actividad, especialmente en el area hospitalaria, aunque también en el Ambito del ejercicio privado de la profesion. Por supuesto, no ha sido ajena a este estado de cosas la caracterizacién de ‘subversi- vas", que tales actividades ‘obtuvieron por parte de las autoridades de Ia dictadura. No podemos obviar la pregunta: gqué fantasmas le- vantaron los grupos para obtener tal calificacién? A su ver, esa pléyade de nuevas técnicas que surgie- ron en Jos '70, al ser “suprimidas” no pudieron perfec- cionarse o abandonarse en su esponténeo devenir, con lo que qued6 cortado un interesante proceso técnico-tesrico- institucional .que ahora, en mejores condiciones, debe- mos recuperar, revisar, re-pensar (1)*. Bs en esta orien- cién que presentamos algunas de nuestras reflexiones. Ahora bien, lo planteado en estas primeras lineas se referiere a uns coyuntura inmediata, pero en un sentido més general, quisiéramos sefialar dos aspectos que nos parecen relevantes; esto obviamente, sin excluir muchos otros que sin duda, confluyen en esta cuestién, Por una parte, las psicoterapias grupales se reali zaron siempre desde un lugar de marginalidad y sancién respecto de las Instituciones Psicoanaliticas. Esta mar- ginalidad Je ha marcado al movimiento grupalista en la Argentina muchos de sus mejores logros, pero también parte de sus limitaciones. 13 se refieren a Ia “Bibliografia. citade”; Por otro lado, ereemos que el propio objeto real a estudiar, “el grupo”, ofrece una serie de dificultades en tanto focalicemog su abordaje desde los criterios episte- molégicos con los que tradicionalmente nos hemos mane- Jado en nuestro medio. Una eventual “Teoria en los Gru- pos” no ha podito constituir su objeto tedrico. No ha podido, ni podra, dadas las caracteristicas especificas da los “acontecimientos” de los que deberé dar cuenta. Creemos que los grupos constituyen, a nivel de la teorfa, més que un “objeto tedrico” un Campo de pro- blemdticas, donde se producen milltiples eiravesamien- tos imposibles de abordar desde una sola disciplina. En los grupos reales se producen permanentemente efectos da atravesamiento de inscripeiones deseantes, institucio- nales, histéricas, sociales, politicas, ete. Por lo tanto Pensamos que podremos ‘avanzar en su teorizacién si enfocamos ésta desde una.transversalidad (2), lo cual im- plica renunciar a dar cuenta de los acontecimientos gru- pales desde un solo cuerpo teérico: el psicoanalisis, la sociologia, la teoria de la comunicacién, etcétera. Plan~ teamos mas bien, abordar este campo de probleméticas en el seno mismo de su complejidad y atravesamiento. Si indagamos en la etimologia de la palabra grupo, el término es de origen reciente. Proviene del italiano Groppo_o Gruppo cuyo sentido fue, en un primer mo- mento “nudo” y sélo mas tarde va a hacer alusién a conjunto-reunién. Los lingiiistas lo derivan del antiguo provenzal gropinudo, y suponen que es un derivado del germano occidental Kruppo-Masa redondeada, originan- dose éste ultimo significado en la idea de “cirewio”, Es decir que la ctimologia de la palabra proporcio- na dos “lineas de fuercas” al decir de Anzieu, por un lado “‘nudo” y por otro “cireulo”. jariva su existencia en el lenguaje cotidiano de un términc técnico empleado en las artes para designar a un conji nto de individuos esculpidos o pintados que con- forman un tema. Los artistas franceses, entre ellos Massard, lo importaron hacia la mitad del siglo xvi; aparece asi en Francia, el término groupe, pero recién 16 hacia mediados del siglo xvitt designaré una reunién de personas. El término cfreulo derivaria de una tradicién celta: los Caballeros de la Mesa Redonda, que con la Orden de los Templarios retoma en su acepcién la idea de igual- dad: todos deben estar a la misma distancia del cen- tro (3). Esta referencia etimolégics es para nosotros algo més que una remisién a la historia de un vocablo. Si rescatamos esta imagen de nudo es porque nos resulta elocuente para el recorrido epistemolégico que pensamos podria. permitir un avance en la teorizacién de lo grupal. Estamos aqui en presencia también de nudos teéri- cos. Anudados campos de probleméticas, necesarios de teorizar en el centro mismo de st complejidad. Multiples hilos de diferentes colores o intensidades, forman un ‘“nudo”; pero son sus anudamientos los que constituyen su “Realidsd”, En esta idea lo efectivamente registrable, no son los hilos sino el nudo; por Io tanto, si bien en su consti. tucién estén presentes hilos deseantes, econémicos, socio histéricos, politicos, ete., no nos orientamos encontrar el Objeto tedrico de los grupos, sino més bien hacia los nudes problemdticos caledoscépicamente atravesados por los miiltiples inscripciones que los constituyen, En el mismo sentido, se vuelve necesario desdibu- jar la vieja antinomia Individuo-Sociedad; por otra par- te quisiéramos eludir eclécticismos 0 pach-work teéricos, Pensamos mas bien que deberemos recurrir a las dife- rentes disciplinas presentes en tal atravesamiento, ope rando con ellas como, al decir de Foucault, con una “caja de herramientes” (4). Asi pensaremos a los grupos como espacios tdcticos donde se da la produccién de efectos singulares e inéditos. Intentaremos desarrollar nuestro pensamiento con respecto a los grupos en un doble movimiento: Los grupos no son islas, ésto es, tienen siempre una inscripeién institucional, sea dicha inscripcién real o imaginaris. Aqu{ nos diferenciamos de una larga tredi- 16 cién de la Hamada “dindmica de los grupos”, quo ha concebido los acontecimientos grupales éemo fenémenos en si mismos, aislindolos de inseripeiones mas amplias. En este sentido, consideramés que el llamado con- texto, sea institucional y/o social, es en rigor, tezto del grupo. Es decir, no hay una reslidad externa que pro- duce mayores 0 ‘menores efectos de influencia sobre los acontecimientos grupales, sino que son parte del propio texto grupal, en sus diversas modalizaciones; son, por ende, fundante de cada grupo, més que escenografia, dra- ma grupal. Nos parece altamente ilustrativo al respecto, el desarrollo de Pavlovsky (5) referido al profundo entra. mado de lo fantasmatico social y Io imaginario grupal en los afios recientes de la dictadura, cuando en los grupos comenzaron a aparecer personajes investidos de sospe- chas terrorificas, Por supuesto, usamos aguf el término texto, en un sentido mucho mas abareativo que lo discursivo. A su vez creemos que la distincién clasica de texto-contexto que- da enmarcada en la vieja antinomia Individuo, Sociedad, donde lo de “afuera” de un grupo, influye sobre lo de “adentro”. Dentro de este enmarque de la cucstién, po- driamos diferenciar las corrientes grupalistas, segin den éstas, mayor 0 menor importancia a le influencia del afuera sobre el adentro. Por el contrario, si pensamos al grupo como un nudo, se desdibujan adentro-afuera, arriba-abajo, y, empeza- mos a pensar en términos de complejo entramado de ‘midtiples inscrizciones. Ahora todo est4 ahf; es decir, todas las inscripeiones estén presentes en cada aconte- cimiento grupal. Esto, sin duda, implica aceptar que en un grupo se estin produciends muchos més aconteci- mientos de los que podemos dar cuenta, En este sentido, analogias como las arriba mencionadas, han facilitado la lectura de In grupalidad creando muchas veces 1a ilu- sién de aprehender la totalidad de ese conereto que pre- tendemos abarear, En nuestro criterio, estas ilusiones Ww no han podido escapar a un cierto reduccionisme, del que intentamos desprendernos. La corriente del Andlisis institucional es quien en los Ultimos afics ha marcado con més fuerza la ins- cripcién de los grupos en las instituciones; sin embar- 0, pensamos que tal corriente subestima la especificidad propiamente dicha de los acontecimientos grupsies. Estos no son meros espejos de la institucién en la que se inscri- | LATENCIA | GRUPAL ben, sino que producen formas propias. 2 Y¥ aqui vamos al otro polo del doble movimiento que ek enunciébamos més arriba, que es la necesidad de no = — desdibujar le grupalidad, o sea lo especifico del acontecer ge 5 z grupal (6). 11 £ g : fest? — i 22 7 gee’ os B, El dispositive grupal ae ee —#H EE << gbaa2 7 38 Para el abordaje del dispositivo grupal hemos dise- Laas! waaas RE hado un cuadro (ver. pag. 19). oy fees Dados un tiempo, un espacio, un mimero de perso- 3 nas y algin objetivo comiin, se crean las condiciones de e. posibilidad para que un agrupamiento se constituya en ge un grupo. Tiempo, espacio, mimero de personas y obje- EE tivo, conforman un dispositive. Esto es, una virtualidad, gk pero especifica y propia de ese grupo y no de otro. Si bien consideramos elementos manifiestos y ele- mentos latentes en el acontecer grupal, esto no es algo fijo, cualquiera de los elementos del dispositive puede dispafar efectos, puede operar desde Ja latencia en un momento dado. Por ejemplo, cuando en marzo de 1984 se realizé una primera reunién de cétedra de Psicologia Social, las personas convocadas para esa primera reunién eran seis. 2 Sélo el titular conocfa 2 todos, del resto, s6lo dos o tres E Be 1 Carrera de Psicologia. Universidad Nacional de Buenos ee Aires, x ae RE 18 se-conocian entre si, Al promediar la reunién, nos dimos cuenta que nos habiamos ubicado a lo largo de la mesa, tres y tres. Pero no de cualquier manera; a un lado se habfan sentado los tres futuros integrantes que habian permanecido en el pais y al otro los tres que recién vol- vian del exilio. Habia, sin duda, operado alli un efecto de latencia, anterior, no sdlo a la constitucién del grupo como tal, sino anterior a la constitucién misma de un plano dis- cursivo. Se habré observado que en la enumeracién de los elementos que formarn esa virtualidad que es el di positivo grupal, hemos reemplazado el tradicional térmi no tarea, por objetivo comin, Esto, mas que responder a juegos seménticos obe dece a varias cuestiones. En primer lugar, coincidimos con De Brasi (7), cuando plantea que dicho término pue- de Hevar a confusiones cuando nos referimos 2 grupos terapéutieos. Dado que pensamos que son los mismos acontecimientos los que se van a producir en los grupos, sean éstos terapéuticos, de aprendizaje, reereativos, em- presariales, etc, preferimos utilizar un término’ més abareativo. Por otra parte, no podemos dejar de sefialar nuestra impresién con respecto al término tarea, por cuanto pen- samos que suele producirse un deslizamiento de sentido hacia ideologias productivistas en su empleo. El proceso grupal En este rubro deberiamos incluir lo que clésieamen- te se ha denominado Dinimica de Grupos. Creemos que este término se encuentra histéricamente adherido a la microsociologia —generalmente empresarial— america- na, aunque también con cierto desarrollo en Francia, Si bien no podemos ignorar los aportes pioneros de esta escuela al funcionamiento de los grupos, tales 20 como los estudios sobre influencia de los diferentes lide- razgos, sobre dificultades en la toma: de decisiones, el cambio y la resistencia al cambio, el abordaje de los jue- gos tensionales dentro de un grupo, ete., pensamos que una teorizacién debera ya saldar cuentas respecto del tema de la dinamica de los grupos (8). Podriamos plantear que nuestras mayores diferen- cias con respecto a esta corriente se focalizan en que: a) Conforma un abordaje de los acontecimientos grupales, centrado en lo manifiesto, b) Se consideran tales acontecimientos como fend- menos en sf mismos (los grupos islas). c) Manejan un particular criterio con respecto a las tensiones grupales; para esta corriente las ten- siones grupales disminuyen en tanto un grupo pueda realizar una discusién democrdtica de las mismas, Asi, las tensiones de un grupo de obre- Tos en una empresa, disminuiran én tanto pue- dan discutir libremente sus conflictos... Por otra parte, se juega aguf una concepeién de la democracia como libre discusién. a) Tienden a una explicacién de lo grupal desde mo- delos fisicalistas, En este sentido pensamos que una eventual recu- poracién de los estudios de K, Lewin sobre Dindmica de Grupos, debe ir aparejada en un despeje de territorios de alta saturacién ideolégica presentes en sus planteos? En este sentido nos resulta interesante Lapassado cuando plantea: “desembarazada de sus modelos mecani- cistas, 1a dingmica de grupos conduee, en rigor, a una dialéctica de los grupos. El empleo del término dialéc- 2 La corriente que inaugura Pichén Riviére en nuestro ‘Pafs, si bien toma muchos aportes lewinianos, no ee emparenta con icha teoria en los items a) ye), aunque podriamos plantear que mantiene clertas resabies del punto b). 21 tics se justifica si por él se entiende designar una ldgiea del inacabamiento, de la accién siempre recomenzada, El grupo, la organizacién seré una totalizacién en curso que nunca es totalidad actualizada... La dialéctica sera Para nosotros, por tanto, simplemente, el movimiento siempre inaeabado de los grupos (9). En nuestra reflexién sobre lo grupal abordaremos entonees el proceso grupal prestando atencién a la cons- tante dialéctica que embarca en permanentes juegos ca- leidosc6picos a: Serialidad + Grupo Repeticién-Reproduccién «+ Transformacién-Creatividad 1) Serialidad <—+ grupos Aqui intentaremos focalizar el proceso grupal mds que como juegos tensionales de fuerzas, como una dia- léctica de una totalizacién en proceso (10), en el intento de desembarazarnos de los modelos mecanicistas que tra- dicionalmente han operado en esta temética. A partir de alli, nos formularemos una pregunta: ;Cémo es que de un ‘conjunto de personas, se estructura un grupo? 0, dicho de otra manera, jeémo pasamos de la dispersién ala cohesién? ,De la serialidad, al grupo? Para Sartre el grupo se constituye contra Ia serie, La vida de los grupos, esté hecha de una permanente tensién entre estos dos polos extremos. Por Jo tanto, serd esta tensién la que constituya el motor de Ja dialéctica de los grupos. Por cuanto si bien un grupo se constituye contra la se- rialidad, siempre tiende a volver a ella. No olvidemos que los’ grupos siempre tienen vida efimera. Asi, con- tienen la posibitidad de disolucién en la organizacion y lq virtualidad de estructuracién en la dispersion. En su tensién contra la serie un grupo deber jure. mentarse, dice Sartre. Aqui tal vez, podriamos hacer re- ferencia a los términos encuadre, contrato, ete. como un aspecto de esa juramentacién, o mejor, como su forma explfcita o visible, En sus formas implicitas incluiriamos 22 la produceién de formaciones imaginarias grupales prc pias y unicas de cada grupo. En este sentido pensamos que wn grupo se estructur. como tal, mas que por su tarea, cuando va consolidandy sen conglomerado de representaciones imaginarias comu nes (red de identificaciones crusadas, ilusiin y mito. grupales, la instituciin como disparador de lo imaginar grupal). Es por esto que pensamos que la tarea es convocante de un grupo, més que estructurante del mismo. 2) Repeticion-reproduccién —> <> creatividad-transformacion En esa vida efimera de los grupos, zpodemos hablar de grupos creatives y de grupos repetitivos? Tal vez si Pero lo que nos interesa resaltar es que todo grupo alber ga en su seno aspectos repetitivos y aspectos transfor. madores en una dialéctice permanente. Ahora bien, que haya grupos que tiendan més facilmente a desarrollar un polo que el otro obedece a un sinntimero de factores. Desde ya que determinadas coordinaciones favorecen su tendencia en uno u otro sentido, Esto, obviamente, se hallaré indisolublemente ligado a los objetivos explicitos e implicitos que la institucién —real o imaginaria— en que se inscriben tenga planteados, como asimismo a las ilusiones y mitos grupales en que se estructura el grupo. la red de identificaciones que ligue a sus miembros, como también los aspectos transferenciales que con la coordi. nacién y la institucién establezca, A su vez, podemos encontrar grupos que contenzan en su seno la contradiecién de desarrollar contenidos nuevos, pero dentro de formas organizativas tradicio nales (11). Desde ya el tema de la repeticién-transformeciér nos remite un aspecto muy silenciado en las teorizacio: nes sobre grupos, como es el problema del poder en loz grupos, les relaciones dé saber-poder en su seno, por 22 ejemplo, el ejercicio de la violencia simbélica (12), la cireulacién de micropoderes en los grupos, eteétera. En este aspecto, se hace necesario, a nuestro crite- rio, re-pensar la problematica de la transgresién, Tra. dicionalmente, en psicoandlisis, tendemos a considerar como transgresivo al modo de relacionarse de aquellos sujetos donde lo que se transgrede es la prohibieién del incesto o sus equivalentes simbélicos, Pero, desde Ja sancién de lo transgresivo, muchas veces sucle omitirse que esto constituye una poderosa fuerza cuestionadora de lo instituido, siempre operante en los grupos, como también en los individuos (13). En la linea de lo que estamos exponiendo, nos parece de utilidad el aporte de Guattari cuando demarea grupos- objeto y grupos-sujeto (14), En ese sentido en los gru- pos-objeto todo desviante sera visto como un transgresor, como un eventual peligro a expulsar; se formardn asi los heterodoxos y los ortodoxos, las séctas, las rupturas de escuelas, eteétera, ., Por el contrario, grupo-sujeto sera aquel con capa- cided ‘de enunciar algo; esto se hace posible desde el soporte de la transversalidad, en tanto dimensién per- manente de la institucién, en la que tal grupo se inseribe. Asi, toda posibilidad de intervencién creadora dependera Ge la capacidad de poner al descubierto al sujeto de la institucién (el “inconciente institucional”). Hs preciso remarcar que las dos clases de grupos estén en desliza- miento perpetuo, un grupo-sujeto esta siempre amena- zado a la sujecién, un grupo sometido en algunos casos puede asumir un rol de alto nivel transformador. El interjuego de roles En una brevisima sintesis diremos que, para Pichén Riviére, el grupo se estructura sobre la base del interjuego de mecanismas de asuncién y adjudicacién de Roles (15) 1) El concepto de rol El concepto de rol tiene una larga tradicién en los aportes de la antropologia, la sociologia y Ia psicologia social funcionalista. Uno de los autores mas importantes que utiliza dicho concepto es, sin duda, George Mead. A través del concepto de rol, aborda, en eu libro “Espiritu, Persona y Sociedad”, el estudio de las relaciones inter- personales, los. vineulos sociales, oteétera. En la tradicién dramética, el rol es un modo de iden- tificarse imaginariamente con un personaje; asf, un rol en una obra teatral existe independientemente del actor particular que lo enearne. En ese sentido, un rol social también tiene una exis- tencia independientemente de quien lo desempefie dado que, podriamos decir que, en la sociedad los roles pre- existen a los individuos, bajo formas de conducta a asu- mir en funcién de la situacién que ocupen, o sea de la posicién. Etimolégicamente, el término “rol” proviene del fran- cés “role”, que tiene, a su vez, un origen latino: “ro- tulus". Estos términos ee refieren a un papel, “rollo”, en donde se anotaban determinadas cosas; ya en la époce del_medioevo se anotaban en este “rollo”, por ejemplo, el intercambio de mereancias o el embarque de ésias, ‘También “rolio” era el papel o el parlamento -que los actores debfan recitar. Es recién hacia el siglo’ Xvi que el término rol empieza a ser empleado en su sentido fi- gurado, como funcién social o profesién. La tooria del rol, desde la éptica de Ia sociologia iuncionalista, se ha desarrollado en funcién del concepto de posicion: una posicién define un minimo de compor- ‘tamiento obligatorio para el individuo, aunque no puede garantizar que éste desempefiaré tal comportamiento s la perfeccién. Desde esta concepeién se denominaré rol, al desempefio real de una persona en una situacién dada, es decir que rol es la manera en que una persona desem- pefia los requerimientos de su posicién. A su vez, rol 25 es el aspecto dindmico del estatus. Con este término se alude a una especie de marca de identificacién social que coloca a los individuos en relacién con otros individuos. El cémo una persona se comporte, dependeré en gran medida, del status en que se halle, vale decir de la po- sicién particular que ocupe en su medio social. Para Pichn Rivigre, rol “es un modelo organizado de conducta relativo a una cierta posiciin del individue en una red de interaccion Ugado a expectativas propias u de los otros”, Se distinguiran roles formales 0 preseriptos, como aquellos que estén determinados po la posicién que ocu- Pa un sujeto en una determinada organizacién o insti. tucién; asf, el’ rol social remite, como deciatnos anterior- mente, a un lugar o status, Y roles informales, cuando los sujetos’ juegan un papel, situacionalmente dado, en el aqui y ahora, dependiendo estos de la red de interaccién srupal. Como deciamos anteriormente, para Pichon Riviere. la estructura y funcién de un grupo estarén dados por €l interjuego de los mecanismos de adjudicacién y asun. cién de roles; estos representan modelos de conducta co- rrespondientes a la posicién (relativa) de los individuos en esa red de interacciones, y estén ligados a las espec- ‘tativas propias y a las de los otros miembros del grupo. De esta manera, el rol, y su nivel, el status, se ligan a Jos derechos, deberes, a ideologias que contribuyen a Is cohesi6n de ia unidad®. 2) Aportes de Pichén Riviére Estos mecanismos hacen referencia a la posicién en que cada uno de los integrantes de un grupo se ubica en esta red de interacciones; dicha red estara intimamen- 3 Agradecemot a Ia Lie. Lidia Kneteher fos da:os aportados para Ia elaboracin da este punto. 26 te referida a la historia individual de ese individuo, tanto como a su forma de insercién en el grupo, La tarea que dicho grupo realice, constituye su finalidad y va a estar basada, fundamentalmente: a) En lo explicito: en el objetivo que dicho grupe se dé (recreativo, terapéutico, de aprendizaje, eteétera). b) En lo implicito: en la elaboracién de dos ansie- dades bésicas: el miedo 2 la pérdida (ansiedad depresiva), y el miedo al ataque (ansiedad para. noide). Estas dos ansiedades configurar la si- tuacién basica de resistencia al cambio, El papel dei coordinador, para Pichén Riviére, consiste en esclarecer, 2 través de sefialamientos ¢ inter- pretaciones, las pautas estereotipadas de conducta que Gificultan el aprendizaje y la comunicacién. Es decir que toda interpretacién debe favorecer el nivel de opera tividad de un grupo. Para eo debera incluir siempre la lectura de los niveles horizontal y vertical del acontecer grupal, que permitirn la ruptura del estereotipo. Sobre la base de estos lineamientos, Pichén elabora Ja técnica de grupos operatives, para su lectura del acon- tecer grupal. En el interjuego de roles propiamente dicho, que —eomo habjamos dicho— tiene para.Piehn un cardcter estructurante en el grupo, destaca especialmente tres roles que podrfamos presentar como prototipico: = el portavor — ol chivo emisario ~ el lider Estos roles no son fijos o estereotipados sino funcio. nales y rotativos; es decir que on cada situacion grupal un individue tomard tal o eual rol de acuerdo a au situa- cién individual y a ta situacién generad iy manaaas ge ja en el aqui y Por portavos, entiende “el miembro que en un - to denunels el acontecer grupal, las fantacias que lo mue. ven, las ansiedades y necesidades de Ia totalidad del gru. po” ; por lo tanto, no habla por si solo, sino por todos. Se articala en él una fantasia inconeiente individual entre- cruzada con el acontecer grupal. Vuelve a hacer referen- cla @ los registros horizontal y vertical de toda situacién grupal en donde confiuiran ia historia personal del in. dividuo (vertical) y el proceso actual en el que el grupo estd inserto (horizontal)‘. Toda interpretacién deberd develar Ia situacién de todos los miembros del grupo, en ci6n con la tares, ejempli il ‘elacion con la tarea, ejemplificando el problem entncia. Por chivo emisario, entiende la dey 6 H . positacién en un miembro del grupo de aspectos negativos o atemorizantes del mismo 0 de la tarea, apareciendo mecaniamos de se- gregacién frente a dicho integrente. Por lider entiende la depositacién, en un miembro del grupo, de los aspectos positivos; destaca distintos tipos de lideraagos: lalzze-faire, autocritieo, democritico, eteé- era, i Ambos roles, el de lider y el de chivo emisario, esta i es, I de ch io, estan intimamente relacionados, ya que uno surge como preser- vacién del otro, en virtud del denominado proceso de diso- ciacién que tode grupo implementa en su t iso inacis ent taren d : minacién. e discri nents othe tals tel tamiln san suds de Jeraiquias dentro de fa misma; con “horizontal” alsden ik rete Ritdoes Mica etee 6 ema gale 2 28 Agrega, ademas, el rol de saboteador, que seré aquel integrante que en determinado momento asume el lide- razgo de la resistencia a! cambio. : 3) Reformulaciones Son estos, algunos de los conceptos de un pensador tan vasto como E. Pichén Riviére. Sin embargo, ereemos necesario re-pensar sus aportes (16), para que sus ideas no se estereotipen en la repeticién, para mantener viva la dialéctica creadora en la que él mismo estuvo siempre in- serto, y poder avanzar asf, més alld de sus propios con- cceptos, ‘A su vez, coincidimos con De Brasi, en su earacteriza- cidn de este autor cuando pone el acento de su figura més como “‘desviante institueional” que como grupélogo. ‘Asi como nos parece insoslayable el anélisis del in- terjuezo de roles en una lectura de lo grupal, pensamos éste mas como un efecto de la latencia grupal, que como tuna causa estructurante del grupo. Nos resulta més pre- ciso abordar la estructuracién del grupo desde la pro- duceién de sus formas propias, esto es, tas formaciones imaginarias grupales. Por otra parte, el andlisis de la verticalidad y la horizontalidad grupal no da cuenta de la vastedad de los acontecimientos grupales. Asimismo, podriamos pensar que el mantenernos en estos dos ‘registros nos sitia nue- vamente en la antinomia Individuo-Sociedad. En este sentido, nos resulta fructifero el aporte con- ceptual de la nocién de Transversalidad, por cuanto, en tanto delimitamos los grupos como campo de problemé- ticas, estos estan permanentemente atravesados por mtil- tiples inscripciones: deseantes, institucionales, ideolégi- cas, socio-histdricas, politicas, ete, Asia nocién de trans versalidad nos es una herramienta valida en el intento de desdibujar los grupos-islas, como asi también en el intento de desdibujar la tradicional antinomia Individuo-Sociedad (de a cual no esta afuera la coneepeién funcionalista de los roles) 29 Al pensar los grupos desde esta perspectiva, esto es, en el caleidoscopio de sus multiples inscripciones, se crean las condiciones de posibilidad de inscribirlos en un campo de andlisis més amplio. iPor qué esta nocién nos parece una herramienta util para desdibujar el grupo-isla? Por cuanto necesariamente nos remite al anclaje institucional de los grupos. tPor qué puede ser una util herramienta en el intento de desdibujar la antinomia Individuo-Sociedad? Por cuan- to implica un significante social operando, no como efecto de influencia sobre el individuo, sino como fundante del sujeto. Diran Deleuze y Guattari; “Todo fantasma es de grupo”, también “el fantasma mismo est transversaliza- do” (1%). Esto es que, no s6lo operan en él las inscripcio- nes edipicas, sino que habré una inscripeién social e his- térica fundante aun de Ja dimension inconciente. Hablabamos en la Introduccién de un doble movi- miento en nuestro enfoque de lo grupal. En este sentido, nos parece importante destacar que si bien el grupo es efecto del atravesamiento mencionado, esto no debe Ie varnos a borrar u omitir la especificidad de las formas propias que un grupo constituye, en tanto esnecio tdctico de produccién de efectos singulares c inéditos. Por lo tanto, en toda lectura de la grupalidad, pensa- mos que el andlisis del interjuego de roles mantiene un nivel de eficacia valedero, en tanto abra su lectura con las reformulaciones sefialadas. “Ill: Las formaciones imaginarias grupalos Con este término aludimos a los procesos imaginarios que un grupo produce. Asf es como decimos que un grupo es mds que la sume de los individuos que lo componen. Consecuentemente, pensamos que los procesos imaginarios dentro de un grupo no constituyen Ja suma de los imagi- narios individuales, Por el contrario un grupo produce formas imaginarias propias. En toda situacién grupal (sea el grupo grande o pequefio, de formacién, recreativo, de trabajo, terapéutico, etc.) hay una representacién ima- ginaria subyacente, comin a la mayoria de sus miembros. 30 : Estas representaciones imaginarias son el “algo comin” en el grupo. Y no la tarea. Esta opera como convocante del grupo pero no como fundante, Para que un grupo de personas pueda pasar de la serialidad al grupo, se debera ir consolidando un conglomerado de “representaciones” imaginarias. Estas, tanto podran propiciar la tarea, como propiciar la solidaridad y la eficacia grupal, como k conflictos, la ineficacia, etc. No hay grupo sin formacio. nes imaginarias estrictamente grupales. Son procesos imaginarios que pueden ser lefdos en el transcurso del devenir grupal y que hablan de su confor. macion, posibilidades de desarrollo, de transformacién, inseripeién e histori: de dicho grupo. Dentro de las formaciones grupales incluimos: = La red de identificaciones cruzadas (y I red transferencial). = Las ilusiones. grupates, ~ Los mitos del grupo. ~ La institucién (como disparador del grupal). Estas formaciones grupales, en permanente atrovo. samiento darén a cada grupo su perfil, su identidad, inicc ¥ exclusive de este grupo. aginaric 1) Red de identificaciones cruzadas. Red transferencial Los coordinadores que trabajamos con grupos, sean estos de aprendizaje, terapéuticos, recreativos, ete. parti- mos por lo general de una pregunta: 1 Qué es lo que hai que ciertos grupos se constituyan como tal y permanezean en el tiempo y otros no, sean creativos © rigidos, inde- pendientemente de la tarea propuesta? ‘Sabemos por otro Jado, desde la experiencia clinica en los grupos que este hecho depende entre otros factores, de la constitucion du- rante las primeras reuniones de lo que se ha dado en lamar matriz del grupo (18). Definimos el término matriz, e! dicionario nos dice: Viscera hueca en forma de redoma; molde en que se funden objetos de metal que han de ser idénticos: las letras de imprimir, botones, etc. Materna Principal. Generadora, 31 Pareceria que esta matriz Brupal de la que hablamos puede aparecer s6lo si ha existido entre los miembros del Srupo una empatia que una a los distintos miembros entre si, Ya sea en parejas o de a tres, con cjertos miembros Ja persona se va a sentir mas cémoda que con otros, tendr4 intereses en comin o historia o Perseguiran los mismos objetivos. A veces los individuos son concientes de esto. A veces lo ignoran por completo. Va a sentir rechazos ¥ aceptaciones. Algunos racionales, otros no. En un grupo los miembros junto con el coordinador se retinen en un cierto lugar, se sientan de una cierta manera, pertenecen a una institucién real o imaginaria. La mirada reeiproca actiia desde y sobre ellos. Ademas el coordinador o Ja institucién donde se realice la tarea ¢s investido por los integrantes a partir de ciertas pautas, de‘ ciertos poderes reales o ilusorios, se espera de él que realice tales o cuales acciones que el sujeto pueda apode- rarse de lo que espera que le den, que pueda incorporar conocimiento, cura, sapiencia, poder. De esta manera el grupo todo se constituye en el lugar dela demanda que ese grupo realiza sobre si, in- cluido el coordinador, Sin tratar de agotar la descripcién de tales aconteci. mientos grupales, podemos afirmar que esta matriz gru. pal de la que hablabamos tiene que ver con la posible organizacion libidinal que este grupo se ha dado. Esta organizacién libidinal esta basada en los lazos libidinosos que los individuos tienen entre si y con el coordinador. Estos lezos libidinosos tienen que ver con le red de iden. tificaciones que se va estableciendo en el transcurso del grupo, que est& intimamente relacionada —en realidad es lo que la constituye— a lo que se ha dado en llamar matriz grupal, Es decir que esta matriz seria en realidad una matriz de identificaciones formada por supuestas identificaciones secundarias, Ya sabemos, por otro lado, la importancia de este mecanismo en la constitucién del jeto (19). ‘asta aqui la matriz grupal y e) Porqué de su cons- 2. Ser cot la permanencia, De aqui en més, cémo opera, se desarrolla, detiene ‘0 no el desarrollo de la dialéctica grupal. Vayamos a un grafico. Si esto es un grupo: ye empieza a conformar .de la primera reunién s rear esta fais de identificaciones de la que hablabamos, Si pongamos ‘que ya esté constituido el grupo ¥ Un dibujo posible seria: Motels de Matelz bisics Beit ‘que tiene que Chri rol. objetales. fs Matris bésica que Js decir que encontrarfamos una Mat tiene que ver con lo permanenela; £08 ls Ileranes aut . ‘omprometidos con Jos demas, que se fn ccupen de ber lo eotidiane de Tos cos integran- fos, gon edlidos, afectivos, etc, Y Ja matriz de Sdentifiene clones que es un eireuito del eonjunto de rel eles ya que lo que se introyecte no es 3 wm alert de reluctoner de objeto. Bl objeto que se ha in ‘ireui . corporado desaparece como tal, queda la relacién. No se identifiean personas sino aspectos puntuales de las sub- jetividades de los integranes. ; Esta red de identificaciones es una red mévil ¥ es, a su vez, una matriz de identificaciones y una motriz ‘identificatoria; es decir es lo que identifica a este grupo de otro grupo; es lo que lo diferencia de los demas gru- pos, es Jo que habla de ia subjetividad grupal. Lo que queremos significar es que esta matriz identificatoria es Jo que particulariza a un grupo de otro grupo, habla de la especificidad misma de tal grupo y no de otro, Pode- ‘mos pensar esta matriz como un ealeidoscopio siempre en movimiento, como un diamante con miltiples facetas pero siempre iguala ef mismo. Hablar do la red de identificaciones cruzadas en los grupos significa hablar de agubllo que da cuenta de la permanencia, de la movilidad de les rigideces, de dichos grupos, independientemente de la tarea a que estén convo. cados. Es decir, que los procesos identificatorios que se producen en los grupos van a funcionar como motor de la vida de los mismos. Definimos una vez més el concepto de identificacién como el proceso psicclégico mediante el cual un sujeto asimila un aspecto, una propiedad, un atri- buto de otro y se transforma sobre el modelo de éste. Por otro lado, siempre que hablamos de identificacién en los grupos estamos hablando de identificaciones secundarias. Bste concepto de red de identificaciones esta unido, tanto en la clinica como en la teoria, al concepto de trans- ferencia, As{ como jas identificaciones son el motor de la vida de los grupos, las transferencias son las que posibili- tan que dichas identificaciones se den, brindando el campo propicio para que #6 realicen, _ : Por otro Jado, la transferencis es definida en psico- andlisis como un proceso mediante el cual los deseos in- concientes de un sujeto ae actualizan sobre ciertos obje- tos en relacién a ellos. Si bien este mecanismo se hace visible y se teoriza a partir del psicoandlisis podemos en rigor hablar de él cuando hablamos de las formaciones estrictamente grupeles, ya gue estd siempre presente en toda relacién humana, a4 Si lo pensamos desde la persona que transfiere este tipo de situaciones infantiles, podemos afirmar que cuan- do una persona ingrese a un grupo trae consigo una serie de deseos algunos concientes, otros no, que transfiere so- bre ciertas figuras dentro del grupo. Suele suceder, siem- pre pensando desde el sujeto que transfiere, que ciertos lugares devengan ciertos poderes y que sea sobre ellos donde se polarice el mayor caudal transferencial. iEsto qué quiere decir? Que muchas veces se trans- fiere sobre la coordinacién de los grupos (sean éstos de aprendizaje, terapéuticos, recreativos, formativos) y tam. bién sobre las instituciones (reales o imaginarias) en donde estos grupos operan la repeticién de ciertos deseos que se actualizan en el transcurso de la tarea. Por ejem- plo: cuando un individuo, al participar en un ejercicio psicodramatico, se identifica con familiares significativos de su historia. Podemos suponer que, ademis del pro- ceso de identificacién que se ha revivido en la situacién de crear un personaje, hay otro proceso junto con este, que ‘parece estrechamente unido, y que se refiere a la reac~ tualizccién de todos aquellos circuitos de relaciones obje- tales que esta persona a vivido a lo largo de su infancia. Por esto decimos que las identificaciones son el motor de un grupo mientras que la transjerencia le de et campo propicio para que dichas identificaciones se produzcan. De la misma manera que se va construyendo una red de identifieaciones, se construye entretejidas con ésta una red transferencial, Cuando hablamos de transferencia en los grupos, haciéndolo desde el lugar de los sujetos que transfieren, podemos observar que hay ciertos emblemas ideolégicos de poder que los sujetos proyectan en las ins- tituciones y en los grupos a los que pertenecen, que mu. chas veces estan actuando diriamos que casi independien- temente de los mismos grupos e instituciones. Afirmaria- mos atin més, que a veces también las instituciones y los grupos “usufructuan” de estos emblemas proyectados por al sujeto para garantizar su permanencia sin cambios dentro de un dispositivo ideolégico institucional doter- minado. Por ejemplo: La escuela como segundo hogar. La maestra como segunda madre. EI hospital como lugar de cura. Por ejemplo, debemos suponer que un grupo de médicos de tn hospital carente de los recursos minimos para evar adelante su tarea, necesita para garantizar su funcionamiento, apelar a la proyeccién de ciertos idea- les que corresponden con ciertos emblemas ideolégicos con respecto a ser médicos, a trabajar en determinado luwar asistencial, a la cura,’ ete. Estas circunstancias no son ajenas a la'red identificatoria, aunque muy por el contrario orienten permanentemente los fenémenos iden- tificatorios y transfereneiales. Por todo esto, podemos afirmar que si hacemos un recorte, el lugar puntual de las identifieaciones tiene mas que ver con el grupo todo y que el lugar de las transferencias tiene mas que ver con la coordinacién y con la institucién. Esto no quiere decir de ninguna manera, que no se den entre los inte- grantes del grupo en relaciones transferenciales, ni que la coordinacion y la institucién estén exentas del lugar de Jas identificaciones. Afirmamos una vez mas que esta red de identificaciones y esta red transferencial se,hallan totalmente entretejidas entre si La mirada reciproca actiia ¢ incentiva las identifi. caciones. Mostrarse, mirarse, ser visto, ser mirado. Mos- trar lo que uno es. Mostrar lo que uno cree que es. Ex- puesto ala mirada del otra: veo y soy mirado, me veo ver, veo que otros me miran. Existe una diferencia entre la \isién y Ja mirada. Ya desde sus inicios, podriamos decir evolutivamente, e! aparato perceptivo del nifio esti mas desarrollado que su aparato psiquico. Ve antes que mira. El papel de Ia mirada en relacién con el otro ¥ con- sigo mistno, ha sido preocupacién desde épocas remotas dentro de campos disimiles (las artes, la filosofia, la literatura, la psicologia, ete.). También ha tenido’ un desarrollo peculiar dentro del psicoanilisis en épocas re- cientes en funcién de retomar estos dos aspectos del acto ce ver (veo ¥ me veo) (20) Cierto sector de la escuela francesa qué trabaja 36 con técnicas draméticas, resalta que la funcién del eoor- Ginador es desbaratar el encuentro de, miradas (en el sentido metaférico) en toda reunién grupal. La mirada de los coordinadores refracta las miradas de los inte grantes del grupo en su punto de cruce, no actia como un espejo, no refleja nada, No existen de esta manera las formaciones estrictamente grupales, ni tampoco el grupo. Sélo son una swma de individualidades reuni- das (21). . Por el contrario, nosotros pensamos que los coordi- nadores entran quiéranlo 0 no, dentro del cireuito lil dinal del grupo. Ms atin pensamos que el gripo se dina- miza, se recrea y se torna més productivo cuanto més Jueguen dentro de él, los distintos vértices de‘ la red de identifieaciones y de la transferencia, formas estricta mente grupales que le dan movilidad y perfil propio al grupo. Esto no implica desde nuestra concepeién proponer- se como objeto de amor y de admiracién 0 como ma- dre/padre 0 protector o “nutriz, ni tampoco colocarse en un lugar de liderazgo. Sino simplemente tener presente que la coordinacién no esté exenta del lugar de las iden- tificaciones como asimismo los integrantes del grupo no estan fuera de ser objeto de transferencia. Cuando planteamos que la transferencia es un mo- yimiento que opera fundamentalmente desde los inte- grantes al coordinador, y que los procesos identificatotios circulan preponderantemente entre los integrantes, alu- dimos 2 que estas serdn sus cristalizaciones més paten- tes. En rigor, para que la red de identificaciones se pro. duzes, es necesario que, en su base, esté organizéndose una red transferencial, en el sentido de que se dispare la posibilidad de repetir circuitos de relaciones arcaicas, En un primer momento cada miembro de un grupo recién constituido se dirige a los coordinadores no al grupo, no reconoce a los otros. Esto puede variar do grupo en grupo, pero podemos afirmar que por lo ge- neral la primera reunién de un grupo, nos habla en un comienzo de eu serialidad, Cuando en los primeros encuentros el coordinadér 37 quedd deliberadamente afuera es porque esta tratando de favorecer las identificaciones dentro del mismo grupo. Existe un ejercicio psicodramético que se realiza por regia general en la primera reunién de un grupo y ape ‘nas iniciado el mismo (es decir en los primeros momen- tos de la reunién) denominado Circulo del Miedo en donde se les pide a los integrantes que formen un cireu- Jo, Iuego elijan 2 un compafiero y colocandose frente al mismo digan: Tengo miedo a ...., y te lo digo a yos por... Lo deben hacer todos los integrantes, pero el coordinador no ee incluye en el ejercicio. Mediante este ejercicio se explicitan todos los miedos que los su- jetos sienten al ingresar por primera vez a un grupo que en general se reficren al miedo al ridfculo, al des- conocimiento de la situacién, 2 la dificultad de enfrentar una situacién nueva, etc. Mediante dicha explicitacién se forma un clima de situacién comin a todos. En la segunda parte del ejercicio (Te lo digo a vos por...) se produce una eleccién de ciertos miembros del grupo, por afinidades o por rechazos. Esto posibilita que comiencen a establecerse los primeros lazos identificatorios de los que hablébamos. Por ejemplo, en una primera reunién de un grupo de uprendizaje dicen: ~ Para ver si me pasa = porque s0s célida = porque nos conocemos de antes = porque me parece que podés entenderme = porque me inspiras confianza = porque parecés més asustado que yo = porque tenés una cara simpatica = porque recién bailabas muy bien = porque ests asustada, Estas personas no se conocen previamente, sin em- argo, han elegido a otros compafieros y se producen los primeros acereamientos, proyectan sobre ellos sus fan. fasias e introyectan las propias fantesias de los co pafieros. No podemos dejar de sefialar la inmediatez con que este mecanismo psfquico se pone en funcionamiento; como asf también su invariabilidad siempre se da, s6lo fes necesario que un conjunto de personas se agrupen. 38. __ Podriamos distinguir diferentes tipos de identifica ciones: narcisista, de repeticién, actual, terapéutica, al sintoma, pero pensamos que cualquier tipo de clasitica- cién de’ los procesos identifiestorios en los grupos solo sirve los fines didacticos ya que seria lo mismo que intentar tabular los suas, es tal la profusién y dife. reneia de dichos: procesos. ; Como dijimos anteriormente la red transferencial es Ia clave o la base de lar identificaciones. En psico- andlisis se define la transferencia como al proces) me. Giante el cual los descos inconcientes se actualizan sobre ciertos objetos, en la relacién obtenida con ellos, par- ticularmente en la relacién analitica. En otras’ pala- bras es la repeticién de prototipos infantiles vivide eon un marcado sentimiento de actualidad. En el proceso psicoterapéutico, la transferencia es la repeticién de si- tuaciones -infantiles en el aqui y ahora con ol analista, De Ja resolucién de la transferencia va a depender la problemética de la cura. Freud distingue dos tipos de transfereneia: Negativa, que tiene que ver con la apari. cién de sentimientos hostiles y Positiva, que tiene que ver con Is. aparicién de sentimientos asiorosos (22). reemos itil recordar que esto califiea la natureleza de Jos efectos transmitidos y no la repereusién favorable desfavorable sobre la cura, Las transferencias en los gru. pos estén dirigidas hacia: ~ el coordinador = los compares = ambos = la institucion iPodemos en rigor hablar de transfe: n srupss? Pensamos gue sf a, que s Hen ects mecsniste se hace “visible” a partir del is, esta siemy eperande en tage vinculo ise ieee ‘or ejemplo, en una sesién de grupo una jov cent it en gry ma ren péutico mirando una joya que otro pacionte varon arte, sano habia confeccionado, y estando ella hablando de algo no demasiado trascendente en ere momento, al ad vertir dicha situacién, estall6 en sollozos y le reciamé al 39 terapeuta su atencién diciendo: “Igual que mi papa siem- pre atendiendo a mi hermano’. En caso de existir varios coordinadores existe una mayor pluralidad transferencial sobre dieha coordina- . Reiteramos nuevamente que tanto la red transferen- cial come la red de identificaciones son procesos que se prodicen coneomitantemente y que la red de identifica- ciones estaria mas puntualmente desarrollada entre los miembros del grupo en tanto que la red transferencial Bene su punto de apoyo fundamentalmente en la coor- dinacién Vamos a intentar dar un ejemplo conjunto de ambas redes, Un grupo de 8 miembros en su sesién (22) de gru- po terapéutico, que se reine una vez por semana con dos coordinadores, durante 2 horas de duraeién, tiene: 1. Una pareja, hombre-mujer, identificada entre si. Se sientan siempre juntos, se celan mutuamente, son amistosos, slegres, algo maniacos, tienen ca~ racteristicas de ideres. La transferencia del hombre se dirige fundamentalmente a un coor- dinador y la de la mujer hacia el otro. Al pri- Mero denominaremos A y la segunda B. 2. Otra mujer, a Ia que denominaremos D que mira fundsmentalmente las parejas tanto la terapéu- tiea como 2 la pareja antes citada, Esta en transferencia positiva con uno de Jos coordina- dores. 3. Otra mujer, a la que denominaremos E, que tie- ne un acercamiento erdtico inconciente con A, identificada con aspectos de B y en transferencia Positiva con la coordinacién. Estos miembros conformarian la matriz basica. Otro varén, al que denominaremos F, mas jove Gue el resto del grupo, se identifica sobre todo con la pareja A-B pero fundamentalmente su lazo mas fuerte es la transferencia realizada sobre la coor. dinacién. La mirada de este miembro sobre la coordinacién es insistente, ocupa un lugar cen- tral en el transeurso de la sesién y se sienta siem- pre frente a la coordinaci 5. Otro miembro varén, que ha faltado varias sesio- nes y ademés llega tarde al que denominaremos G, esté atravesando un mortiento resistencial bastante agudo, todavia no se ha integrato al grupo ni mantiene lazos libidinosos fuertes con ninguno de los coordinadores. 6. Otro paciente varén, que denominaremos H, es su segunda sesién de grupo, fuertemente identi- ficado con A (nosotros somos parecidos, tengo buena onda con vos, ete.) y con un fuerte lazo transferencial con la coordinacién. Otra paciente mujer, que falta mucho, pero avisa por teléfono cada vez que no viene, a la que de- nominaremos J, cuando viene se identifica con todo el grupo (igual que yo, igual que yo) y parte hasta dentro de una o dos sesiones. Su trans- ferencia la podriamos titular de tibia. Denominaremos con la letra C a la coordinacién. La red transferencial estaré marcada con una li- nea de puntos La red de identificaciones con raya Obsérvese en el gréfico de la p. 42 cémo la red trans- forencial esta zcumulada mayormente en la coordinacién ¥ la red de identificaciones en la figura de los lideres. ‘Bsto da como resultado lo que denominamos matriz iden- tifieatoria de un grupo. Usando una metéfora grafica podemos afirmar que es el dibujo que diferencia a un grupo de otro grupo, lo que lo especifica en su particu- laridad. Cabe por otro lado agregar que hemos dejado de lado todas las transferencias e identificaciones que seguramente estarén operando en el caso de este grupo sobre la institueién psicoanalitica, que seguramente agre- gan al dibujo otros vectores y lo atraviesan de milltiples maneras. Partimos de un eirculo, masa redondeads, donde to- dos los participantes se enfrentan corporalmente y a través de la mirada y el devenir del anélisis de las redes, transferenciales e identificatorias nos devela un nudo, cuyos miiltiples hilos son en este caso las transacciones y/o las identificaciones que en este momento grupal se aL MATRIZ BASICA fi vamente estas estan dando, Es interesante sefialar nuevamen' a dos lineas de fuerzes (nudo-circulo) que la etimologia de ls palabra conlieva, que reiteradamente aparece cuan- do nos dirigimos a un grupo como unidad de anilisis. ‘Todo lo expuesto nos abre slgunos interroguntes: 1, 2Cuél es el grado de “libertad” de un integrante que ingrese a un grupo preformado? (de qué te- mas puede hablar, de cules no, si entra en com- petencia adversa con el o los lideres del grupo, si Jo que ese integrante aporta es aceptado o recha- zado, eteétera). Hi Tt 2, Grupos creativos: ;Qué determina el gradi creatividad de un grupo? de 42 8. Grupos inméviles: Qué determina el grado de inmovilidad en los grupos? 4. ;Qué determina ei grado de movilidad o de plas. ticidad de dicha matriz de identificaciones y transferencias? 5. Qué determina el grado de rigidizacién de la matriz de identifieaciones? Todo esto se encuentra mudtiplemente etravesa- do por lag otras formaciones imaginarias gru- pales, Resultante de tol atravesamienta, seré la promocién de ia creatividad y/o repeticion en los grupos. 2) La sluswn grupal Comencemos por definir la palabra ilusién. El dic- cionario dice: “Concepto o representacién sin verdadera realidad, sugerido por la imaginacién o causado por en- ao de los sentidos. Quimera, sueiio, ficcién, desvario, delirio, esperanza, visién, espejismo”. Para Freud, una ilusién no es lo mismo que un error, ni es necesariamente un error. Es una creencia engen- drada por el impulso a ta satisfaccién de un deseo pres- gindiendo de su relacién con la reatidad. El poder de una ilusién, el secreto de su fuerza, no radicaria tanto en la fuerza colectiva real, como en la fuerza ilusoria de tales deseos. Freud habla de la ilusién religiosa, la ilusién ar- tistica y Je cientifica, Mas alld de sus diferencias, lo que todas ellas tendrian en comiin, es que se hacen presentes en todo trénsito de la impotencia a la omnipotencia. Una de sus earacterfsticas mas genuinas es tener su punto de partida en Jos deseos humanos de los cuales derivan, Asi, en el caso de Ja ilusién religiosa, Froud senala con su origen el precedente infantil del temor al padre y la necesidad de su proteccién amorosa frente a los pe- ligros desconocidos, es decir el deseo de ser amparado por wn padre omnipotente, Este deseo dara lugar a la constiueeién de representaciones religiosas que desempe. fan, en el enfoque freudiano, las funciones paternas para el individuo y la ccmunidad, Siguiendo con Is ilusién religiose, plantea asimismo ‘que las representsciones religiosas no encierran sdlo reali. 43 zaciones de deseos sino importantes reminiscencias hists- ricas, aludiendo a las etapas inicisles de Ia constitucién de la organizacién social y de la necesidad del hombre de defenderse de la prepotencia abrumadora de la natu raleza y @ su sensacién de desproteccién frente @ ella. En cuanto a la funcién social de Ia ilusi6n religiosa, ésta corresponde al Ambito moral, como guardiana de los preceptos morales esenciales para la represién instintiva que dara lugar a la cohesién social y a la creacién de 12 eultura (23), De este concepto freudiano de ilusién parte Anzieu para abordar lo gue él llama Ja “ilusién grupal". Para este autor Ia ilusiOn grupal es un estado psiquico particu. ler que se observa tonto en los grupos naturales como terapéuticos o de formaciin y que se expresa en frases tales como: “Estamos bien juntos”, “somos un buen gri- po", eteétera, Agrega por st parte que todo intento de explicacién psicoanalitica de la ilusién, debe hacerse desde cuatro perspectivas: t6pica, dindmica, econémica y genética. Desde-el punto de vista dindmico toda situacién de grupo entrafia_una amenaza de pérdida del yo. Existe Tiesgo de despédazamiento. La ilusién grupal trataria de preservar esta unidad yoiea amenazada, afirmando: to- dos somos idénticos, Instaura de esta manera un narci- sismo grupal que dota a los grupos de lo Namado “es- piritu de cuerpo”. ‘conémico: Para esta explicacién apela a conceptos ianos. Todo grupo despierta el fantasma de des- truccién mutua de los nifios-heces en el vientre materno. Por esto se elaboran diversas defensas individuales con tra Ja angustia paranoide. La ilusién grupal representa una defensa colectiva frente a dicha angustia. Tépica: La ilusién grupal demuestra el funciona miento, en los grupos, del yo ideal. Proviene de la sus titucién del Yo ideal de cada uno por un Yo ideal comin. Lacan, uniendo el Yo ideal al estadio del espejo, to ha situado en el registro de lo imaginario, La ilusién’grupal es la forma particular que toma en grupo al estadio del espejo. “4 Genético: La situacién de grupo provoca una regre- sign de la posicién edipica al estadio oral, Pero esto no agota lo que sucede en un grupo y Anzieu apela a Winnicot con el concepto de objeto transaccional y dice gue en la ilusién grupal los participantes se dan un ob- Jeto transaccional comtin que es a la vez realidad exterior y sustituto, 0 mejor “simulacro de seno”. Recordemos que para Anzieu el grupo es una boca (24), Es asi como pierde, sin quererlo, la especificidad de lo grupal, en tanto un acontecimiento grupal es leido desde pardmetros validos para las estructuras inconcien- tes individuales, En este sentido coincidimos con Bauleo (25) cuando le pregunta @ Anzieu: ";Y el grupo?”, dando cuenta del Dorramiento de la grupalidad en el que transita dicho au- tor, Pese a que disentimos con Anzieu en su andlisis de la ilusign grupal reseatamos el haber sefialado la exis- tencia de este acontecimiento grupal. iQué entendemos nosotros por ilusin grupal? Es aguello que un grupo dado cree que es, cree que puede realizar, todo grupo necesita creer que es lo que desea ser, para poder lograr sus objetivos, sélo desde una ilusién obtendré la fuerza necesaria para’lograrlos, para enfrentar sus adversidades, sostener sus creencies, etcé- tera. A su ver esta flusién creard las condiciones para llegar a un “nosotros”, desarrollar una pertenencia, or- ganizar un e6digo comin. Dicka ilusién’es lo que los integrantes del grupo es- peran que este grupo realice; ast, todo el conjunto de Io vida del grupo aparece como modelado con cardeter es- tructurante por uma ilusién grupal que habla de sus deseos. No debe concebirse: 86lo como una temitica, un argumento, como aguello que se dice, sino. que comporta un dinamismo propio en virtud del cual dichas estructu- ras intentan expresarse. Existe una estrecha relacién entre las ilusiones gru- pales y los mitos de un grupo. A su vez, estas dos for- maciones en su conjunto integran lo que denominamos novela grupal, que da cuenta de la modalidad tipica de las escenificaciones fantasmaticas que ese grupo ha cons. truido a lo largo de su historia. 45 ‘Tomamos como propias al referirnos a Ja ilusién gru- pal las palabras de Freud: “Asi pues, el presente, el pasado y el futuro aparecen como engarzados en el hilo Gel deseo que pasa a través de ellos.” Para qué haya una ‘lusin debe existir un deseo que quiere ser realizado, una realidad que quiere ser combiade, une historia que quiora ser modificoda, un ideal que quiera ser realizado, Una ulterior cuestién con respecto a la ilusién. Bau- leo, en el texto citado, homologa la ilusién a los fené- menos ideolbgicos: “solamente la ideologia cubre los ca- racteres de real y de imaginario, de aparencial y de real, de manifiesto y de latente que creemos que todo grupo posee”, No quisiéramos entrar agu{ en la polémica que la te- matica de las ideologias ha suscitado. Si nos pareceria pertinente una puntuacién al respecto, Cuando Althusser define la ideologia como aguello que devela y revela lo real, esta otorgando a los fenémenos ideolégicos caracte- res propios de lo imaginario (26). Podemos decir entonces que, tanto las ideologias co- mo las ilusiones grupales, tienen componentes imaging ios, pero creemos que esimilar o hacer equivalentes ilusién grupal e idetologia, nos restringe el anélisis de es- tas producciones grupales. Sin duda, toda ilusién grupal tendré componentes ideolégicos, pero nos parece que de- cir ilusién grupal = ideologia cierra el anilisis de la es- peeificidad, de la particularidad de la ilusién grupal. Es indudable que en las ilusiones que un grupo pro- duce, circulan producciones ideolégicas que, por supuesto son fas amplias que el grupo mismo y por ende lo sitian en determinado momento histérico social. Pero estas pro- ducciones ideolégicas puestas en funcionamiento en un grupo no son sélo un “conjunto de ideas” que influyen a un grupo sino que son cuerpo mismo del grupo circulando In transverstlidad institucional. A su vez no son sélo “{deas” sino que cristalizan en précticas grupales y so- ciales especificas. Por todo esto pensamos que restringi ramos nuestro sndlisis si nos quedéramos en una equi- valencia término 2 término entre ideologia e ilusién. 48 3) Mito grupal __ Como ya afirmamos, los grupos no estén dai vienen de la serialidad y corren siempre e] peraide eee en ella, Es un todo por hacerse, una totalizacion en pro- eeso. Se pasa de la serialidad al grupo, de una union primera de individuos a una constitucién’ y organizacién srupal, cuando produce sus formaciones imaginarias grin pales. Estas determinarén los movimientos grupales, ex. Presdndose en los diferentes acontecimientos del grupo. La constitucién de tales formaciones va dotando al grupo de cierta atmésfera de convivencia, de pacto, de eecrevo, de depositacién de inguietudes, aparece el “nosotros”, cier- to eédigo comin, cierta identidad grupal (27). Asi Se iré constituyendo la historia de ese grupo. Esta historia va a estar relacionada con: a) el momento histérico politico Gue hace posible la aparicién de un grupo de determina. Gas caracteristicas y objetivos; b) del momento institucio. nal preciso en que ese grupo se ha formado, sea esta ins. pcs real o imaginaria;c) y el tiempo de organizacion lel grupo como tal con su historia particular entremez- clado y entrecruzado por Jas historias individuales de los ‘alembros que Jo componen. Peet ent le esta fantasmatica grupal, se constituy: los mitos grupales; si i i ton inet decane iempre la historia mitica es historia Los mitos que un grupo construye acerca de su ori. gen, del por qué de su existencia, pero vividos por sus integrantes como Ja historia real; junto con la ilus i6n grupal formardn lo que hemos dado en Hamar la novela grupal haciendo obviamente referencia al término novela familiar acufiado por Freud, Podriamos decir que entre el mito y Ja ilusién hay una permanente relacion rect, roca, por cuanto sin animo de recursos retéricos, diria- mos que un mito es siempre ilusorio y que toda ilusién frupal tiene su anclaje en la historia mitica del grupo, fad ars ees modes: paaelemos decir que el mito esta seri vente en el origen nov : rientras que la thuiin —autngue te nutre de ese Gorn rovelade— tiene siempre un referente prospectivo. 90. at ‘Tanto Jos mites como las ijusiones grupales no son errores de subjetividad que es necesario rectificar para el mejor desempefio de un grupo. Por el contrario pen- samos que estas formaciones son constitutivas de lo grupal e imprimen necesariamente su sello en la produc- tividad o improductividad de tal grupo particular. Asi como la novela familiar, andlisis de por medio, podré dar lugar a otra novela, y no a la reconstruccién objetiva de la historia de un individuo, pensamos que la lectura desde la coordinacién o desde un observador ex- terno al grupo, que explicita tal mito de un grupo, podré dar lugar a Ja emergencia de otro mito, tal vez mas efi- caz para el actual @ futuro momento del grupo, El mito no es necesariamente un sintoma del grupo © sea un problema, por lo tanto no es imprescindible su “interpretacién”. Esta se hard-tal vez necesaria cuan- do las producciones miticas obstaculicen de una u otra manera el devenir grupal. Por lo tanto definimos los mites grupales como aque- Hes producciones imaginarias que conforman el imagi- nario grupal, dando cuenta de la historia del origen fan- teasmdtico de un grupo; apoyadas en la historia real y entrecruzgdas a su vez con la ilusién grupal. Los mitos son siempre relatos; se refieren a la na- rracién de un origen; la eficacia simbélica del mito opera siempre en virtud de su repeticién (28). Deciamos que la constitucién de esta estructura ima- ginaria va dotando al grupo de cierta atmésfera de con- vivencia, de pacto, de secreto, de depositacién de in- quietudes, aparece el “nosotros”, Jos une cierto cédigo comin. Las historias individuales se incorporan al mito grupal y se “socializan” en el relato. Por otra parte, el relato del origen circula repetitivamente, pero al repe- tirse nunca se repiten igual; cada ver que eireula lo hace con glguna modificacién, aunque permaneciendo siempre fiel a si mismo. Quisiéramos dar un ejemplo de esto ailtimo: en un grupo terapéutico de diez miembros que en el inicio del tratamiento eran seis, uno de los integrantes, cuando em- pezaron a integrarse los otros miembros, a pesar de que 48 habia suficientes almohadones empezé a temer quedarse sin un almohadén para sentarse; por otro lado se le hacia necesario dejar de usar alguno para compartirlo con otros miembros. No podia ya usar para sentarse tres: almohadones como habia venido haciendo hasta. el mo- mento. Debido a esto legaba muy temprano para no guedar excluido, 0 no venia. Esto fue incorporado a la historia del grupo y cada vez que aparece un nuevo in- terroxante ya no se hace mencién a la historia individual que le dio origen. El grupo todo aparece ahora preocu- pado por la cantidad de almohadones disponibles y co- mienzan a circular en el relato historia conocidas de miembros anteriores que ya no estén, como también el tiempo de cada uno dentro del grupo, quién antecedié 0 precedié @ quién, etc. Es decir que ante cada nuevo in- tegrante que llega se desencadena el mito del origen gru- pal en un relato que pese a sus multiples variaciones es siempre fiel a sf mismo, Siempre fiel 2 si mismo, pero efi la repeticién ha perdido autorias individuales, colectivizéndose. Asi, entonces, como un colectivo creado por el en- treerusamiento fantasmético sopertado por el juego de identificaciones de las personas en él involucradas. De esta manera se organiza un campo imaginario en el cual lo recortado del lenguaje constituiré el cédigo que per- mitird la identidad grupal (29). 4) La institueién como disperador del imaginario grupal Hemos planteado reiteradamente que los grupos no son islas. Con este planteo nos diferenciamos de aque Yas corrientes que circunseriben la reflexién sobre lo gru- pal a la dinamica interna de los movimientos grupales, considerando al grupo como un fenémeno en sf mismo. Pensamos, més bien, que en tanto todo grupo funcio- na inmerso en inscripciones institucionales, sean éstas istituciones reales o imaginarias, la dimensin institu. cional constituye, al decir de Lapassade, lo impensado, el negativo, lo invisible, su “inconeiene”, genera por 10 tanto, efectos desde la latencia grupal (30). 49 Pero debemos aclarar que dicha inscripcién la pen. samos desde un doble movimiento: el grupo se inscribe en un sistema institucional dado, de la misma manera qe la institucién sdlo vive en los grupos humanos que la constituyen. El coordinador, junto con las normas for- males explicitadas para la organizacién del grupo, seran los elementos que indicaran el sistema institucional en el que un grupo se inscribe. Veamos un poco esto. ¢Cémo opera efectos Ia insti- tuciin en un grupo? Et coordinador y su forma de co- ordinacion —que no es sélo estilo personal sino que debe ser acorde a los objetivos implicitos y explicitos tanto de Ja institucién como del grupo en cuestién—, mas las nor- mas formales explicitadas para su funcionamiento (lu- gar, hora, ddracién, frecuencia, etc.) son los indicadores del ‘sistema institucional en que ese grupo se inscribe. Instituyen, por lo tanto, lo que corresponde 0 no corres- ponde en ese grupo. 2) Las normas de funcionamiento, estas'tienen una operatividad evidente por cuanto permiten @ un grupo organizarse, pero no es a este nivel de eficacia a] que nos referimos aqui, En este punto nos estamos refiriendo o las normas en tanto su explicitacion producen permanentemente efectos implicitos desde Ia la- tencia tanto de inscripciones ideolégicas, trasterenciales, identificatorias, trasgresoras, eteétera. Asi por ejemplo, las regias de reunién, el tipo de coor- dinacién, el alcance de Jos objetivos van a constituir, en- tre otras cosas, referentes ideol6gicos que consolidaran los emblemas grupales (propios de ese grupo) que si bien tienen una inseripeién en Io dicho, en lo manifiesto, al operar muy fuertemente desde la lalencia multiplican ‘sus efectos. b) Et contrato. Estas normas suelen especificarse en un contrato. Este condensa en él, las formas que un grupo adopta para su funcionamiento. Se estipula generaimente entre 50 el grupo y la institucién *, Un grupo puede tender a aceptar, transgredir o trasformar las reglas estipulads s en el contrato. Que un grupo opte, conciente o inco:i- cientemente por alguna de estas opciones dependera ce la red identificatoria-transferencial que con el coordina- dor y la institucién se ha establecido. G. Kaminsky (31) plantea que ol contrato es el dis positive por el cual una relacién privada se tamiza con Jas convenciones publicas y viceversa. Dice tambien que aquella sociedad ‘que aspira a regularse a si misma por medio de contratos supone Ja asuncién practica del libe- ralismo. La sociedad liberal representa un inmenso ar- senal contractual poblado de partes intervinientes y go- bernado por ia ley de Ja oferta y la demanda. Hace pro- pio el planteo de Castel (82) quien sostiene que la re- lacion analitica opera en esa ilusién donde se encubren las redes institucionales que la formulan, Pero la estructura contractual no es un marco, como podrjamos pensar, sino una matriz productora de éfectns Psicoanaliticos: “El afecto mismo se contractualiza.” Pensamos que este planteo puede ser extensivo a los grupos. En virtud del contrato se produce un fenémeno ilusorio por el cual se imagina que: a) Las personas son libres y se asocian contrac- tualmente; b) El contrato es s6lo un marco de normas para po- der funcionar; c) Se ignora su caracter de matriz efectos inconcientes en el grupo. Por ejemplo, en nuestro medio es consenso que que pagar tanto los tratamientos como los grupos de formacién porque si no se altera o pervierte el acto ana- oductora de Aquellos grupos, ya sean de estudio, terapéuticos, recreati- vos, etc, que se realizan en el marco de ls actividad privads, el contrato’ es efectundo, directamente, por el coordinacor de dicho grupo. En este caso, 1a coordinaciin acta en vn doble sentido por wn lado especificamente como coordinaciin y por otro com) “institucién” imponiendo normas que trascienden Ta actividad p. vads, ya que en general estin imbuidas de ciectos vsoe sociales activiaad aL litico 0 el acto de aprendizaje, naturalizando asi relacio- nes de indole econémica (fetichismo). Por otra parte, se nos ccurre pensar que los trata- mientos psicoterapéuticos que se han realizado en fami. liares de desaparecidos, por ejemplo, abren una serie de interrogantes @ nuestras verdades establecidas en lo que specta al encuadre o contrato de trabajo en psicotera- pias tanto individuales como grupales, sean psicoanaliti- cas ono. Asi, por ejemplo, el pago de honorarios, e] 1u- gar de la sesién, el ignorar Ja filiacién politica-ideolé- gica del analista, etc., siempre postulados incuestiona blemente como condicién de posibilidad del andlisis, que- dan a partir de esta experiencia enmarcados dentro de un profundo signo de interrogacién. ©) La coordinacién, La forma de coordinacién de un grupo determinado dependeré tanto del estilo personal del coordinador co- mo de la actividad que ese grupo tenga que desarrollar, como de los objetivos implicitos y explieitos de la insti. tucién. Asi, no tendra la misma coordinacién un grupo de aprendizaje, un grupo psicoterapéutico, un grupo po- litieo, un grupo recreativo, ete. En la forma de coordinacién de un grupo podemos plantear dos niveles de eficacia: 1. Eficacia explicita: esto es, que la forma de co- ordinacién sea adecuada o'no para llevar a eabo el objetivo propuasto. 2. Eficacia implicita: esto es, que la forma de co- ordinacién adoptada dispare efectos en el ima- ginario grupal de: a) fenémenos de transferencia con la coordina- cin; b) efectos en mitos ¢ ilusiones del grupo; ©) efectos de emblemas ideolégicos. Algunos interrogantes que se nos plantean en este punto: Por ejemplo, jcual es la relacién entre el lugar de la verdad y el lugar del coordinador? 52 Que el coordinador esté descentrado, jlo corre de un lugar de poder? ‘ 1Que un grupo funcione por autogestién elimina do su seno la problemética del poder? d) Intercambio simbélico. Las clases sociales se han definido clésicamente por la apropiacién desigual de los bienes materiales, pero de- bemos plantear que se hace necesario, para salvar cierto seago economicista, que no sélo se definen por esto sino también por la apropiacién desigual de los bienes simb6- licos (culturales) (89). “Decimos que én los grupos se producen, entre otras cosas, intereambios simbélicos; es a través de un anélisis de cémo se producen dichos in- tercambios. que. podria producirse una apertura en la comprensién de las relaciones de poder en los grupos del egercicio de la violencia simbélica, ete. Esto, obviamente, e8 ciin un silencio tedrico, sintoma de lo escindido, nero que permanentemente twelve como sintoma: C. Consideraciones finales, Grupo-Institucién © Ha sido nuestro propésito inseribir Jo grupal en lo institucional sin perder lo especifico de la grupalidad. Sostener, asimismo, dicha grupalidad sin hacer de los grupos islas. En este sentido, creemos que la corriente ‘institucionalista” muestra correctamente el atravesa- miento institucional en el que los grupos se inscriben, pero subestima el andlisis de la vida de los grupos en el seno de las instituciones. Por nuestra parte preferi- mos rescatar una dialéctica en donde el grupo es habla- do por la institucién y la institucién vive en sus grupos. Porque si bien no hay grupos sin instituciones (reales o imaginarias), :qué institucién podrd ser aguella que no sea habitada’ por grupos antagénicos, permanentemente en conflict, naciondo a su vez a redes solidarias, en per- manente lucha por conquistar posiciones hegeménicas, vacilando entre los caminos de la burdcratizacién, repe- ticién, disolucién, creacién y nacittienta de lo nuevo? Bs En nuestro intento de repensar lo grupal nos resul- tan siempre de gran utilidad los aportes del analisis ins- titucional. Pero ‘esta corriente cuando efectiia su anili- sis critico de los grupos se encuentra polemizando con una de sus vertientes; aquella que se ha desarrollado dentro de la microsociologia empresarial (particularmen- te en Estados Unidos y Francia). Por otra parte, nos parece evidente en ellos la influencia en este tema de Jos ya clasicos trabajos de Pontalis, Parecerfan estos autores desconocer la corriente gru- palista-latinoamericana y su produccién tedrica en una realidad institucional y sociopolitica muy diferente a Ja europea y norteamericana. Creemos que agus también debemos operar con vr. doble movimiento, aquel que permita incorporar los apor- tes innovadores de tales latitudes; pero a su vez repen- sdndolos desde y para nuestra realidad. De lo contrario, estariamos abordando el campo de problematicas en la ilusién de la neutralidad de los conceptos. En la historia del movimiento grupalista argentino, por ejemplo desde Pichén Rivigre —con su “mitica” inter- vencién en el Hospicio de las Mercedes— en adelante, el desarrollo de lo grupal estuvo, generalmente, inscripto en la oposicién tedrico-institucional al orden psiquiatri- co, como asimismo en un intento asistencial dirigido, la mayoria de las veces, a una poblacién hospitalaria abso- lutamente carenciada de asistencia psicoldgica. Pobla- cién, por otra parte, dificil de imaginar por profesiona- Jes europeos en su desproteccién sanitaria y educacional. En lo que a ellos respecta, sus producciones teéri- cas, de innegable valor, fueron en su gran mayoria pro- ducidas en el clima antiinstitucionsl del mayo francés y sus posteriores estribaciones, En nuestro caso, en los tiltimos aiios las institucio- nes hospitalarias educacionales excluyeron las activida- des grupales por el alto nivel de sospecha que levantaban. Hoy, si bien es imprescindible para Jo grupal la lectura de Jo institucional, somos concientes de que ésta debera rea- lizarse en el camino de la reconstruccién de las institu ciones sobre las que pensamos y en las que trabajamos. 5A Bibliografia citada Verzetti, Hugo, Situacién actual det palcoandlisis, Rev. “Pun- to de Vista™ aio Vi, N@ 19, Busnos Aires, diciembre 1989 Guattari, Félix, Lo transversalidad, en “Psicoandlisis y trans versalidad", Siglo XXI, Buenos ites, 1976. Ansies D, La dindmica de los prupos pequetos, Ed. Kapeluss Foucault, Michael, La micrefisica del poder. Ed. La Piqueta Madrid, 1976, Pavlovsky, Eduardo, Lo fantarmétice social y fo imaginario prepal, en “Lo grupal”, pag. dl, Ed, Basqueda, Buenos Ai res, 1983, Fernandez, Ana Maria, Clases tedricas, Carrera de Psicologia, citedra de Psicologia Social, UN.B.A, 1984 De Brasi, Juan Carlos, Gruzos de jormaciin. el curse de Psicodrams Psicosnalitics, Coord. Dr. B. 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