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nod 1 LOS ORIGENES DEL REGIMEN DEL. OC! eOuih wk ct deenace de te deme? Gro, Srmemente gue seine, Gag ropoumlad ye condemn tr Nora nore Sh pin cs doa Wa oe es mae ‘clomalbdd’agentina, que tene que formase, come bn pm de Tego yt per de ios tperiog csr tng 9 doe de mech (focrsconea” (Dena tars de Julo A: Roca, rie » Duda Roc Seah ve 1800) EI drama en ed que Roca representaré un papel protagénico no era historia reciehte para el conjunto de pueblos dispersos que apenas levaban siete décadas de Vida independiente. Tampoco la guerra era un medio desconocido por lot bandos en pugna que dirimfan sus querellas a través de un espacio territorial extenso en ‘superficie y escaso en poblacin. Siete décadas n hhabfan bastado para constituir una unidad politica, ni ‘mucho menos para legitimar un centro de poder que hiciera efectiva mu capacidad de control a lo ancho ya Jo largo del territorio nacional. Esto e lo que en definitiva se planteaba en 1880, La solucién de tl problema habré de alcanzarse por medio de la fuerza, siguiendo una ley interna que presidié los cambios politicos mis significativos en In Argentina de la segun dda mitad del siglo 20x. Tras estos hechos de sangre se excondia un enfren tamiento entre dos regiones. que reivindicaban intereses 25 vasition sonata Sontrapuetos: Buenos Aires y el interior. El primer ‘érmino del confto, tenia tas das ex jopacil, Se trataba ‘de ina ‘cad poet ac {zteior,aentohitrico del vlna i ars al land que eects «medida ques guna tenn I Intron cambio, ria une rea ea Imucho mds exten eh cual teen Se eee Poder embronaig, ‘constitu sob tamed ral de caudto gue te depasba, ei coyunrs, para een desde’ Ei halon tao de la Ringe” “P06% devde ‘el Tito 4a constitucién de una unidad politica seta i! tae oo se tad te i ig Se lo te cs ia cpracteristica mis significativa, de un neon) fie et eh Ss pn de eae se 2 Sea tn pre ina Ba re 7. Sn Boise poten heat oe Bec dena ie a en i lt | ee 7 ae a, peti ee at ae ee EanSileaat ae nyrees pe aoe, pep preerspor a Sane yk ae ae are ie in Lashes nme pe Si eee TT av tae 4 a ee Be Tame ikea 21 art tc re as le ste he Ree pepe Se oe el a cr, ee eer Sa i te eae om ae Site rea Saree Shel sprain ener ome re eo cpa sed ec ans cn a mls meee, mere ema capes a aes as,” cme tere e reo oe ae ny ay ttl ty Snare atl te de Sa ene haat apace bm ne mek cee Se ee eda ue tae eons Set spends Tuite mm ari ide dat Serge eae ae ean See pec Conca Pree doin See mass Pome Loses, ot aie =— Tira as han cco, safest a aga apn tl pre de 28 RATALIOR. BOTANA tivos © consensuales excluyé ‘en ba batalla de C: ybierno caracterizada por una Reh = ‘aban el maximo de capacidad de decison. El sistema beneficié a las provineias més fuertes y no contemplo, fen los hechos, la posblidad de transferir mayor capa: tidad de decsién un poder politico que fuera centro de una unidad politica mis amplia. Tal era el objetivo ‘que persegula Urquiza; para ello propuso combinar la tectvidad de la fuerza la victoria conquistada en el ‘campo. de batalla— con Ia eficacia de un acuerdo ppactado por los mismos goberadores que, mientras spoyaron a Ross, fueron fs protagonistas naturales del regimen de la confederacin.? ‘Los gobernadores se reunieron en Is capilla de San Nicolis de los Arroyos y celebraron un pacto que los comprometia a ceebrar un Congreso Constituyente para ‘organizar politicamente a las eatoree provincias. El amino cleyido era el del acuerdo: los. gobemnadores ‘laboraron un consenso. por el que cedian, de modo Voluntario, una parte del poder de decision que de Aantao se reservaban. Con tal objeto establecieron un Jimbito ‘de comunierci6n, Congreso Constituyente, cuyas deliberaciones culminarfan con el acto fundante de una unidad politica que definira las relaciones de subordinacién de las provincias con respecto al poder central El consenso s¢ quebxé el 11 de septiembre de 1852: Buenos Aires no acept6.ansferir el poder que. se | rexervaba, sobre todo en lo concerniente a la igualdad | de representacién en el Congreso (os diputados por provincia) y a la nacionalizacign de la aduana anunciada fn el artiailo 19 del Pacto de San Nicolés” Este Fechazo se tradyjo en la coexistencia armada, durante casi una década, de dos proyectos de unidades politica: In Confederacin con asiento en Parans y Buenos Aires, que culmind con la victoria de esta tima en la batalla de Pavin (1861). ‘Tres problemas bésicos: integridad territorial, identidad nacional, organizacién de un régimen politico Quebmado ese aisbo de organizacin consentida de un undad pli, lv preente ponerress Pun ddescapetarvn su papel desde una provincia egemnica en iz que se tomaban decsones con carcter nacional? Desputs de Pavon el papel del presidente, definido nor malivamente cn ta Constivacion tanclonada en 1853 J reformada en 1860 huego de ln batalla de Cepeda, Laedd de lor medioe necttarion pura hacer efective el poder politic dcbido a la coexienci oblgada con el fbernador de Buenos Aire en la chtdacpial de la Provincia mis poderont° Tres presidency: la de Bar {Siome. Mitre (1862-1868), is de Domingo Faustino Sarmiento. (1868-1874) "la. de Nicos” Avellaneda (874-1880) protagonisron este perfodo que calminé fn 1880 oon fa eleecin de Julio A. Roca. En el eranseurso de estas preidencas ve manifestaron tres problemas bisicos de chya solucion efectiva depen Te penistenda, de la uniad politica en. deme a, an primer témino, wna even neudante rele 30 NAPALIOR, BOTANA rida a a inteqridad territorial, entendida como el imbi- {o espacial sobre. el que deberia.jercerse el poder politico; en segundo lugar, los pueblos dispersor,instala fos en este territorio, abrian el interrogunte de saber estaban dispuestos a integrar una comunidad més ammplin que la de aguellas comarcas Himitadas en donde nacian ¥ percbian el marco natural de su vida eotiiana, lo ‘ual planceaha una cuestin de identidad nacional; y, en tereer témino, era necesario implantar en ese teritorio. ¥. a partir de esos pueblos dipersos, un modo de Heccién estable “de gobemantes capaces de. formula ecisiones autoritativas que comprometieran a esa co: ‘munidad naciente en su conjunto, lo cual ponta sobre el tapete el problema de orgenizar un régimen politico. ‘a primera cuestin 2 relaciona con la fuerza coerci- tiva de que dispone el poder politico para hacer frente 2 determinados actores que impugnan a pretension de monopolzar la violencia. La segunda se refiere a lo mecanismos de comunicacién entre actores localizados en regione diferente, por cuya mediacin se van ‘creando vinculos’ de solidaridad ‘més amplios que los anteriormente existentes, Y el tercer problema, en fin, Plantea la necesidad de demrrolar sentimientos de fegitimidad compartidos acerea del valor que merece la ‘estructura institucional del poder politico y las reglas de sucesién que regularin la eleccién de los gobernantes. Para entender el problema de la integridad teritoral, s preciso tener en cuenta dos movimientos de impugna: ‘én al poder politico embrionario, de naturaleza. di ferente. Por una parte, en efecto, en algunas provincias del interior se produjeron movimientos de fuerza que fueron controlados por cl poder central. La represion de ‘audios pertenecientes al partido federals Angel Vice te Pefaloca (1862-1868) y Felipe Varela (1866-1868) ilustré dramiticamente este proceso." Del mismo mo- 1m onan consunvADon a do, la victoria obtenida durante la presidencia de Sar- miento frente al movimiento de Ricardo Lépex Jordin (1870-1873), que siguid al asesinato de Urquiza en Entre Rios, confirms la evolucién de los hechos ante. riores. Tal dominacién coercitiva, aplicada en muchas regiones, tio se comrespondié con la politica de compro- misos seguida con Buenos Aires que, al igual que otras provincias, no estaba dispuesta a subordinarse al poder politico. La reticencia de Buenos Aires se explica por la ivisién de las facciones portefas en: “nacionalistas” conducidos por Mitre y “autonomistas” dirigidos por ‘Adolfo Alsina: La estrategia de Mitre, decidido a nacio- nalizar Buenos Aires para subordinarla al poder central como al resto de las provincias, se enfrenté con la ‘exitosa oposicién de Alsina quien, para conservar las ‘adiciones autonomistas de si provincia, no vacilé en aliarse con los grupos federales del interior para impo- ner las candidaturas de Sarmiento y de Avellaneda, Esta contradiccién dentro de la provincia hegeménica gener6 una serie de efector que no silo influyeron fobre la integridad territorial sino también sobre los mecanismos de comunicacién que, en pasos sucesivos, identificaron a los grupos del interior con una comuni- dad politica mds amplia. A grandes rasgos, el papel desempeiado por el autonomismo en la provincia de Buenos Airet puede se asimilado al de un actor con la suficiente fuerza para impediz Ia consolidacion de su Sponente, pero sin el consenso indispensable para con- quistar el poder presidencial. Adolfo Alsina quebré Ia ‘continuidad presidencial del mitrismo cuando se gesté Ia sucesin de 1863, pero no alcmzé la candidatura presidencial y fue vicepresidente de Sarmiento que contaba con el apoyo de un grupo de provincias del interior. Seis aflos después, Alsina tampoco obtuvo el apoyo necesario para encabezar la coalicién de gober- 30 MATALIOR. BOTANA rida a Ia éntegridad territorial, entendida como el éambi- to espacial sobre el que deberia ejercerse el poder politico; en segundo lugar, los pueblos dispersos, instal dos en este {erritorio, abrian el interrogante de saber si estaban dispuestos a integrar una comunidad més amplia que la de aquellas comarca limitadas en donde nacian ¥ percibian el marco natural de su vida cotidiana, lo cual planteaha una cuestién de identided nacional; y, en tereer término, era necesario implantar en ese tertitorio ¥ a partir de esos pueblos dispersos, un modo de leccién estable de gobermantes capaces de formular decisiones autoritativas que comprometicran a esa co- ‘munidad naciente en su conjunto, lo cual ponia sobre el tapete el problema de organicar un régimen politico. ‘La primera cuestién ze relaciona con la fuerza coerc: tiva de que dispone el poder politico para hacer frente 1 determinados actores que impugnan su pretensién de monopolizar la violencia. La segunda se refiere a los ‘mecanismos de comunicacin entre actores localizados fen regones diferentes, por cuya mediacién se van creando vinculos de solidaridad més amplios que los anteriormente existentes. Y el tercer problema, en fin, plantea la necesidad de desarrollar sentimientos de legitimidad compartidos acerca del valor que merece la ‘estructura institucional del poder politico y las reylas de ‘nucesign que regularin la eleccién de los gobemantes. Para entender el problema de la integridad territorial, (es preciso tener en cuenta dos movimientos de impugna- én al poder politico embrionario, de naturaleza di ferente. Por una parte, en efecto, en algunas provincias del interior s¢ produjeron movimientos de fuerza que fueron controlados por el poder central. La represién de ‘audillos pertenecientes al partido federal: Angel Vieen: te Pefialoza (1862-1863) y Felipe Varela (1866-1868), iustr6 draméticamente este proceso." Del mismo mo- ‘mL ORDEX conseaVADOR a do, la victoria obtenida durante la presidencia de Sar- sate al movimiento de Ricardo Lépex Jordin (1870-1878), que siguié al asesinato de Urquiza en Entre Rios, confirmé la evolucién de los hechot ante: riores. Tal “dominacién coercitiva, aplicada en muchas regiones, Ho se correspondié con la politica de compro- rmisos seguida con Buenos Aires que, al igual que otras provincias, no estaba dispuesta a subordinarse al poder politico.|La reticencia de Buenos Aires se explica por la division de las facciones porteias en: “nacionalistas” ‘conducidos_por Mitre y “autonomistas” dirigidos por ‘Adolfo Alsina La estrateyia de Mitre, decidido a nacio- ‘alizar Buenos Aires para subordinasla al poder central ‘como al resto de las provineas, se enfrenté con la exitota oporicién de Alsina quien, para conservar las tradiciones autonomistas de au provincia, no vacilé en aliarse con los grupos federales del interior para impo- nner las candidaturas de Sarmiento y de Avellaneda. Esta contradiceién dentro de la provincia hegeménica gener una serie de efectos que no s6lo influyeron sobre la integridad territorial sino también sobre los rmecanismos de comunicaci6n que, en pasos sucesivos, ‘dentificaron a lot grupos del interior con una comuni- dad politica més amplia. A grandes rasgos, el papel desempefiado por el autonomismo en la provincia de Buenos Aires puede ser asimilado al. de un actor con la ssificente fuerza para impedir Ia consolidacién de si ‘éponente, pero sin el consenso indispensable para con- ‘quistar el poder presidencial. Adolfo Alsina quebré la continuidad presidencial del mitrismo cuando se gestd la sucesién de 1868, pero mo alcanz6 a candidatura presidencial y fue vicepresidente de Sarmiento que contabe con el apoyo de un grupo de provincias del interior. Seis afos después, Alsina tampoco obtuvo el apoyo necesario para encabezar la coalicién de gober- 32 NATALAO R.BOTANA adores que, a la poste, consagr6 presidente al ministro ‘de education de Sarmiento, Nicolés Avellaneda Sobre la base de una contradiccin que, con el correr dal tiempo, se, resolveria en el 80, el autonomismo portefo cercend el Ambito de control imperativo del Poder politico y, al mismo tiempo, abrié nuevos canales de comunicacién entre lot grupos del interior. Ya en 1868, pero fundamentalmente en 1874, las clases gober nantes’ de las provincas trazaron alianzas para imponer en el Colegio. Electoral un hombre del interior que habia hecho carrera en Buenos Aires. Nicolis Avella nneda fue, quizi, Ia figura.que cristalizé por vex primera estas expectativas: tucumano, universitario de Cordoba, hizo carrera desde muy joven en cl autonomismo porte- fio. como legilador, ministro de gobierno durante la gobernacién de Alsina y ministro nacional en ln presi- Sencia de Sarmiento, La crisis del 80 EI timido y balbuceante crecimiento de un sentido de comunidad no se produjo sin sobresaltos. Los presi- dentes provincianos posteriores a Pavén terminaron sas periodot gubernamentales combatiendo movimientos de fuerza. Sarmiento concluyé su presidencia luchando contra el levantamiento de 1874 y Avellaneda se vio obli- gado a trasladar al pueblo de Belgrano la residencia del gobierno nacional, cuando cundia la rebelion de! goberna- dor de Buenos Aires, Carlos Tejedor.** El resultado de e+ tos enfrentamientos fue favorable para el poder central ‘con significados diferentes segin las circunstancias, pues mientras la capitulacién del General Mitre en la estancia “La Verde”, en 1874, sell6 el triunfo de la alianza entre Jos autonomistss de Buenos Aires y las provincias del interior que spoyaban 1 Avellaneda, en los combates de Barracas, Puente Alsina y Los Corrales, en 1880, s¢ enfrentaron el interior y Buenos Aires en bandos opues- tor para decidir, por ly fuersa de las armas, la suber. dlinacién definitva de todas las provincias’ al poder ic natn soy acon de vlna dion a igjo eireto de iinea en grupos de oficiales antagénicos ‘que se desplazaron de un Bando s otro y traaron el Guadro para perfilar la autoridad militar ¥ politica de Julio A. Roca burnt lot 18 aos que taascuncon ate 1862 y , Roca, antiguo of eqaisa cn Capeda ¥ Pavin, svid al qereito nacional participando en todas aquellas acciones que contribuyeron 2 congolidar el Poder politico cental: cstvo a las Grdenes del general Paunero contra Pefaloza; combatio en la guerra del Paraguay; enfrenté a Felipe Varela en "Las Salinas de Pastos Grandes"; vencié a Ricardo Lopez Jordin en la batalla de “Naembé"; sofocé el levantamiento de 1874 en el interior-derrotando al general Aredondo

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