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FREYA JAFFKE JUGUETES HECHOS POR LOS PADRES Ideas surgidas en los cursos con padres del jardin de infancia de la Escuela Libre “Georgen” en Reutlingen, Alemania, recopiladas por Freya Jaffke. EDITORIAL RUDOLF STEINER S.A. EDITORIAL ESCUELA ESPANOLA, S.A. Guiptizcoa, 11 - Yizda Mayor, 4 28020 Madrid 28013 Madrid ‘Telf.553.14.81 L-PREFACIO Este librito sobre la construccién de juguetes es una nueva edicién revisada y ampliada, de aquel que aparecié por primera vez en 1971 bajo el mismo tit lo, Esperamos que algunos de los capi- tulos afiadidos, como por ejemplo el que trata sobre el verdadero significado del juego, sirva para hacer recordar a los padres y a todas aquellas personas que regalan juguetes a los niftos, la gran responsabilidad que tienen. La descripcién de juguetes sencillos y el tipo de juegos que los nifios se sienten atrafdos a hacer con ellos, se hizo pen- sando en ayudar a los adultos cuando buscan algo determinado para un nifio, asi como cuando compran el material para elaborarlo ellos mismos. Algo que se puede experimentar una y otra vez, es que cuando los padres 0 las madres construyen juguetes en pre- sencia de los nifios, surgen relaciones muy nuevas tanto hacia el juguete como hacia el “fabricante”. Esta es, al mismo tiempo, una experiencia que muestra facetas del conocimiento humano que pueden alentar el juego de los nifios, sintiendo éstos a su vez un profundo, aunque inconsciente, agra- decimiento. Consideréndolo asi, deseamos que este librito se ponga en camino hacia muchas familias, Primavera 1985 Freya Jaffke CONTENIDO ~ Para la 14° edicién de este “libro popular”, 9 ~ Jugar significa vivir un proceso, 11 - Las distintas etapas del juego, 17 ~ zCémo se puede estimular el juego de los nifios?, 21 - Cémo acttian las impresiones senso- riales sobre el nifto, 23 = 2Qué juguete y en qué edad?, 25 Juguetes en el jardin, 29 Jugar y recoger, 31 H.-Constiuyendo espacios grandes 33 - Soportes de madera, 34 Telas para los soportes, 36 Telas para jugar, 39 Cintas para coronas, 41 Cordones, 42 Saquitos de arena, 42 Almohadones para jugar, 44 IIL- Construyendo por el suelo. te - Maderas de construcci6n, 48 ~ Telas pequefias para las construccio- nes, 49 ~ Pajaritos de pifias, 50 ~ Barcos de corteza, 50 . - Figuras humanas talladas, 52 - Animales hechos con nudos de ramas, 53 - Puentes hechos con nudos de ramas, 54 ~ Trenes hechos con cortezas de arbo- les, 55 - Mujtecas que se mantienen de pie, 57 ~ Enanitos, 59 - Ovejas de lana cardada, 60 - Ovejas de lana cardada (técnica a base de enrollar capas), 62 IV.- ELrincén de las mufiecas .... 64 Muriecas y animales de nudo, 66 Mureca de nudo, 68 - Mufieca de miembros, 70 Muneca blanda, 75 ~ Telas para envolver y vestir mufe- cas, 77 ~ Saquito para levai la muteca, 77 ~ Vestidos para mufecas, 79 ~ Hamaca para las mufiecas, 81 Vz La Tienda ........... - 82 ~ Cucharones, cucharas y cuencos Pequeitos de madera tallados para el rincén de las muriecas y para la tien- da, 84 ‘asa de muijecas .... - 86 ~ Muebles de madera tallados para la casa de mufiecas, 88 ~ Murecas para la casa de muiecas, 89 - Muiiecas tejidas de punto, 99 MI vIL- ‘i ti ncillas ... 91 VUL- Guifioles ......0......... 96 = Ani tejidos de punto... 98 ~ Ovejitas, caballos, gallinas, cerditos, gatos, burros y patos. 6 X.: Mufieco que da volteretas .... 107 XL: Anexo 108 ~ Cuidado y limpieza de los juguetes de madera, 108 Empleo de lana natural, 109 ~ Trabajos con lanas tefiidas con colo: res naturales, 110 XIL.- Casas proveedoras sane PARA LA 14° EDICION DE ESTE “LIBRO POPULAR” Algunos padres, entusiastas del jardin de infancia de la autora, facilita- ron la primera edicién de este libro. Habian tenido la suerte de sentirse esti- mulados por una maestra del jardin de infancia Waldorf, como Freya Jatfke. A través de su comportamiento, activi- dad, y de su carifio hacia los niftos, ella Uega a un profundo conocimiento hasta en los detalles mas prdcticos. En las ediciones siguientes, el libro estuvo dedicado a educadores, padres y a todos aquellos que reconocen la pro- funda seriedad del juego infantil y bus- can hacer més viva su relacin con el niflo. {Qué fue lo que convirtié en un libro tan popular este primer volumen de la coleccién “Sobre la vida en el Jardin de infancia Waldorf”, que ya estd en su 21"edicién en Alemania?. Por un lado esto ha sido porque es muy Practico y creativo ya que se basa en un conocimiento profundo de las etapas de juego del nifto durante su crecimien- to, asi como de su afan de actividad, Uena de fantasfa. Y por otro porque todo lo descrito ha sido probado antes y ha dado buenos resultados. No sélo se describen ejemplos practicos, sino que también su “Teoria” despierta un interés renovado hacia el nifio. Y ésta es la otra cara del tema: nifios y padres sufren hoy en dia cada vez més la falta de un carifio activo en su rela- cién. El amor egoista que quiere disfru- tar del “encanto” de los pequefios, se empieza a encontrar con una barrera en la primera fase rebelde de los nifios (hacia los 3 afios), donde el disfrute se convierte en enfado y pelea. A veces esta postura desesperada, de impoten- cia, y el no poder llegar al mundo de los nifios, es lo que precisamente hace que nos preguntemos: Como puedo aprender a comunicarme verdadera- mente con mi hijo? ¢Cémo crear una telacién viva con él? ;Qué debo hacer?. Y aqui interviene la experiencia de la maestra del jardin de infancia: “Motiva a tu hijo, a través de tu actividad, a que juegue independientemente en su 9 mundo. Cuando en tus tareas estés en lo que haces, despiertas en tu hijo la fantasia y la alegria en el juego, llevan- do por buen camino su deseo de hacer cosas. Lo objetivo, lo practico, desarro- lla entre vosotros nuevas formas de contacto, nuevos intereses, creando una base donde florecerd un carifio que res- pete y dee libre la individualidad.” Con cada nifio que se nos conffa, ya sea en el seno de una familia o dentro de un grupo de nifios bajo nuestra res- ponsabilidad, se nos entrega todo el enigma de una individualidad humana que tenemos que entender. Lo que podemos aprender a través del estudio del ser humano hecho por Rudolf Steiner, ademés de las leyes del desa- rrollo, se une aqui con la tarea de actuar practica y concretamente. El nifio comienza siendo un “ser activo”, que antes de entender acttia, y pasa a ser una persona que piensa y planifica antes de actuar. Nosotros aprendemos a introducimos en su mundo, pero diri- giendo nuestra actividad como adultos con conocimiento. 10 De este modo experimentamos cémo el nifo entregado a su “profesion”, el juego, se va incorporando de mes a mes, de afio en afto, a su propio cuerpo, a su entorno y a su época, en la que quiere realizar su destino. Este libro, revisado y enriquecido con nuevas experiencias, quiere ofrecer ayuda tanto a los nifios como a los edu- cadores, para que realicen una activi- dad con confianza; y tanto los padres y educadores como los nifios lo agrade- cerén, Pascua de 1985 Helmut von Kiigelgen JUGAR SIGNIFICA VIVIR UN PROCESO La pregunta de qué es el juego en rea- lidad, asi como la importancia del juguete, parece cada dia més dificil de responder. El juego se confunde ense- guida con el estar simplemente hacien- do algo. Nos quedamos contentos cuando los nifios estan entretenidos, y nos preguntamos muy pocas veces cud- les son las fuerzas que se estan estimu- lando y poniendo en marcha en esos momentos. Por ello, intentaremos dar un par de ideas que agudicen la propia observacién, y nos ayuden a formar conceptos més profundos sobre el pro- blema. Siempre que nos encontramos nifios haciendo algo, ya sea solos o en grupo, vemos que si realmente estén jugando, estan imitando escenas de la vida coti- diana. La figura del adulto es para ellos de gran significado, y hacia ella se orientan, Los nifios viven intensamente el modo de comportarse del adulto den- tro de la casa, en la calle, en las tiendas, en su trato con otras personas, etc; en definitiva, su modo de organizarse en la vida; sus preocupaciones por la familia y la casa; la seguridad con que actia ante su entorno técnico, etc. Todas estas experiencias, impulsan la actividad que nosotros llamamos juego. Y la mayor satisfacci6n de los nifios se produce después de haber vivido procesos quizés llenos de esfuerzo. Por ejemplo, si unos nifios de cinco 0 seis afios quie- ren hacer un coche determinado, que podria ser una ambulancia en la que puedan montar ellos mismos, no slo necesitaran fantasia, sino también habi- lidad, paciencia y fuerza de voluntad. Empezarén cogiendo lo que tengan mas a mano, colocando las mesas, sillas y taburetes juntos, o unos encima de otros, cubriéndolos con telas, sujetando éstas con pinzas de tender la ropa. Las cortezas de Arbol les sirven de paracho- ques, parabrisas, tubo de escape, freno 0 de cambio de marchas. Un pedazo de tronco les sirve de volante, y un trozo de corteza lo colocan muy hébilmente a modo de espejo retrovisor. Los cordo- u nes de lana anudados de cinturén de seguridad, y las cintas enrolladas serén los faros. La luz. intermitente la hace funcionar un nifio sentado encima que va girando su mano. Los niftos, al comenzar un juego asf, solamente tienen, la mayor parte de las veces, Ia idea de hacer un coche espe- cial y el impulso de construirlo. Durante la construccién, al tener con- tacto con los diverso materiales y con los demas nifios, van surgiendo ideas concretas para su realizacién, su disefio y mejora. De este modo, cada vez que se ha puesto en practica una idea, sien- ten una profunda satisfaccién porque ya tienen, por ejemplo, un espejo retro- visor jde los de “verdad”. Y aqui surge una pregunta muy importante: qué es Jo que hace que esa corteza se convierta en un espejo retrovisor?. Vemos que no es otra cosa que la imaginacién infantil, Esta corteza sera un espejo retrovisor, solo mientras lo quiera la fantasia de ese nifio. Un trozo de corteza parecido podria servir a otro grupo de nifios como teléfono, como patin o barquito: 12 Es posible que algunas personas aje~ nas al tema se pregunten, cuéndo empezaran a jugar realmente si tienen que emplear tanto tiempo en construir- se los juguetes. Entonces se quedan sor~ prendidos cuando ven que al poco tiempo de haber jugado con ellos, 0 incluso justo después de haberlos aca- bado, vuelven a deshacer todo otra vez, transformandolo en algo nuevo, o vol- viéndolo a construir en otro sitio. jJugar significa vivir un proceso, y no solamente servirse de un producto ya elaborado!. El ser humano, y de modo especial el nifto pequefio, es un ser en desarrollo que se va formando con el paso del tiempo. El también necesita en su entorno esta transformacién, y la posi- bilidad de cambiar y crear cosas nue- vas. No es lo acabado, lo ya hecho, aquello que da vitalidad, fortaleza y satisfac- cién a los nifios. Y esto sirve para todo tipo de juguetes. Estos realmente debie- ran ser tan sélo la insinuacién de algo, de modo que observandolo en momen- tos diversos, la fantasia infantil se sin- tiera trasladada cada vez a diferentes experiencias conocidas. Una rama en forma de arco y con ramificaciones, cubierta por entero con un pafiuelo, podria ser una montafia dentro de un paisaje; a medio cubrir, una cueva de enanitos, una casita de muiiecas 0 un establo. Un nifio se puso la rama enci- ma de la cabeza y fue andando ceremo- niosamente por la habitacién como si fuera un ciervo. Otro hizo primero de la rama una guadafia, e iba cortando la hierba. Luego la convirtié en un instru- mento musical, sentandose al lado de otros nifios que también estaban tocan- do. Un tronco de madera partido por la mitad, con una rama lateral rota, legé a ser una locomotora, un depésito de gasolina, una radio, una plancha y por Ultimo un tobogan para el jardin de las mufiecas. No todos los juguetes tienen tantas Pposibilidades ‘de transformacién. Nosotros también damos a los nifios, claro esté, cosas con una forma mas conereta, en las que se pueden recono- cer, por ejemplo, figuras humanas 0 de animales, un puente o un coche. Pero estos no tienen por que ser los que mas abunden en el cuarto de jugar. Si noso- tros concentramos nuestro esfuerzo en buscar materiales que favorezcan y estimulen el tipo de juego citado ante- riormente, estamos dando con ello ali- mento a las fuerzas del nifio, deseosas de actuar y fortalecerse, para disponer de ellas més adelante, como potencia, en el colegio y en la vida futura. En un tipo de juego asi el nifio puede probar libremente, y empezar a conocer el mundo a través de su actividad, unién- dose con él no solamente a través de la raz6n, sino de forma més profunda a través de sus procesos vitales, desarro- Uando interiormente una mayor seguri- dad y confianza. Al adulto le resulta dificil introducir- se en el mundo de fantasfa de los nifios y en las fuerzas que alli actian. La ten- dencia general es la de querer compar- tir su asombro y disfrutar con ellos de reproducciones exactas, de figuras diminutas, e incluso a veces, en plan de B caricatura, de formas de personas 0 animales. Pero, “los placeres no son los que crean el paraiso del nifio, sino que més bien lo echan a perder. Los juegos, es decir, la actividad y no los placeres, son los que mantienen su alegria. Un juguete produce placer al principio, al verlo; la diversién viene al utilizarlo. Lo que produce y mantiene la alegria y satisfaccién es tan s6lo la actividad, los juegos infantiles no son otra cosa que la manifestacién de una actividad enormemente seria hecha con vestidos de alas.” (jean Paul). El juego: una actividad seria El juego del nifio nunca es una activi- dad intranscendente, sino una activi- dad Ilena de profunda seriedad. Y si algunos nifios, completamente sanos, no tienen ya hoy en dia esta capacidad, tara vez hay que buscar la causa en ellos mismos, sino més bien en su entorno més inmediato: el comporta- miento de los padres 0 la indole de los juguetes disponibles, en la mayoria de 4 los casos, tienen la culpa de que los niftos hayan perdido la facultad de jugar con’ dedicacién. Partiendo de las necesidades pedagégicas, es posible dar una orientacién en este campo. La persona que tenga que ver con nifilos pequeftos, no debiera olvidar nunca que, a través de todo Io que él hace, y especialmente de cémo lo hace, esté actuando profundamente sobre las fuerzas volitivas del nifio. Todas las vivencias y experiencias del mundo activo de los adultos penetran profun- damente en las fuerzas volitivas del nifio; éstas, impregnan hondamente en su ser, actuando en su voluntad; de alli sale hacia el exterior, a modo de imita- cién, el juego libre del nifio. Por ello, es importante que el adulto esté general- mente activo en presencia del nifio, de tal modo que ayude a despertar en él los impulsos necesarios. Una madre, por ejemplo, estimula mucho mas al nifio lavando la verdura, zurciendo la ropa, barriendo la habitaci6n o plan- chando, que sentandose a escribir una carta; y del mismo modo, estimula més un padre partiendo la lefia o lavando el coche, que escribiendo una factura 0 leyendo el periddico. El hecho de que el nifio aprenda a través de la imitaci6n, trae como conse- cuencia, que el adulto deba comportar- se en su presencia de un modo digno de imitar. Se podria tomar incluso tanta conciencia de ello que, con el tiempo, el adulto fuera capaz de guiar al nifio a través de la imitacién en lugar de expli- caciones y prohibiciones, ya que éstas van dirigidas al razonamiento del nifio, y éste se est desarrollando paulatina- mente. Los adultos quieren adoctrinar enseguida conforme a su conciencia més desarrollada, y por ello les resulta mucho més facil explicar, pues el actuar dando ejemplo les exige autodis- ciplina. La relacién entre juego y trabajo Juego y trabajo, desde el punto de vista del adulto, parecen ser opuestos, pero ala hora de un examen mds minu- cioso, y teniendo en cuenta las leyes de la evolucién humana, resultan fenéme- nos entre los cuales existe una estrecha interdependencia. El comportamiento del nifio durante el juego, nos indica de qué manera se integraré més tarde en la vida. “Un nifio que juega con lentitud, serd lento cuando tenga veinte afios, y lo mismo serd su pensar respecto a los estimulos de la vida cotidiana. Un nifo superfi- cial en el juego, también seré superficial en el futuro.” (Rudolf Steiner, conferen- cia 14/06/20). “Aquél que tenga el don de la obser- vacion sabré pronosticar, a raiz de las muchas facetas de su futura disposi- cién animica, de su caracter, etc., deter- minadas inclinaciones, que desarrolla el nifio a la hora de jugar. La manera en que un nifio se hard valer de un modo u otro, puede deducirse de su manera de jugar.” (Rudolf Steiner: La evolucién saludable de lo fisico-corporal..., confe- rencia n’7, obras completas GA 303). La misma seriedad que el nifio mani- fiesta en el juego se observard, mas ade- lante, en su trabajo, cuando sea adulto. Is La tinica diferencia existente entre el juego del nifio y el trabajo del adulto consiste, en el hecho de que el trabajo tiene que basarse en la utilidad que exige el mundo externo, mientras que Ja actividad infantil nace de impulsos que surgen de su interior, de su imagi- nacién, sin necesidad de tener que jus- tificar la utilidad de esta actividad fren- te al mundo. Tales impulsos van siem- pre unidos a una sensacién de alegria o placer, produciendo al realizarlos, una honda satisfaccién. Y aunque el nifio no siempre sepa expresarla con palabras, es facil observarla en su conducta arménica, su interés y, a menudo, en sus mejillas sonrosadas 0 en la expre- sién feliz de su cara. Es una gran equi- vocacién creer que los nifios, al jugar, en primer lugar tienen que armar un revuelo. Esto no es ni un estado ade- cuado al hombre, ni una manera justifi- cada del juego infantil, el cual, en su forma mas equilibrada, se manifiesta precisamente como armonia entre la cteatividad interior y las condiciones externas. Sin embargo, los nifios revol- 16 tosos, como bien puede observarse, se excitan cada vez mas de modo que difi- cilmente atienden a las palabras del adulto, costandoles trabajo volver al juego tranquilo, siendo para ello nece- saria la ayuda de los mayores. El movi- miento conveniente y totalmente nece- sario del nifio no debe confundirse con el alboroto El modo tan diferente de jugar de,los nifios segtin su edad puede compren- derse mejor, observando més detalla- damente las tres etapas del juego, tan distintas entre si. LAS DISTINTAS ETAPAS DE JUEGO EI periodo hasta el tercer atio de vi En el perfodo de la primera etapa de juego, el nifio tiene que tomar primero posesion de su propio cuerpo. Aqui juegan un papel muy importante la imitacién, el habito y la repeticion con- tinua inconsciente. El nifio se muestra infatigable en su afan por erguirse, y no se deja desanimar por ningun fracaso. Sin que haya un motivo exterior que le obligue a ello, tan s6lo por querer imi- tar a los mayores, persigue su objetivo de ponerse en pie y de trasladarse, adquiriendo asi una relacién completa- mente nueva con las dimensiones del espacio. Después conquista, por el mismo método, la facultad de hablar, y con ella la disposicién para pensar. Tras haberse apoderado de su cuerpo y de todos los objetos que encuentra a su alrededor, el nifto comienza a acom- pafiar a la madre en su quehacer doméstico. Con ello alcanza una nueva etapa de aprendizaje imitativo, en la cual hace una seleccién cada vez més individual y menos condicionada, donde la relacién personal con determi- nados adultos cobra una importancia decisiva para su vida futura. Los actos de los adultos no son capta- dos de manera consciente, sino a través de una entrega total a ellos. El nifio se limita a una accién imitadora que apa- rentemente carece de sentido. Camina por la habitacién igual que lo suele hacer la madre, coge los objetos que ella acaba de ordenar, para colocarlos en otro sitio. Del mismo modo que la madre llena un cesto de patatas, el nifio lena su cestito 0 su carrito con tacos de madera. Pero es evidente que no le basta con rellenarlo una vez, si no, no emplearia toda su actividad en vaciarlo constantemente. Y que atin no com- prende el sentido de una actividad, lo demuestra el hecho de que al manejar la escoba y la bayeta —en caso de que le esté permitido— lo mete por los rin- cones y debajo del armario, igual que la madre, pero sin embargo, no recoge nada de suciedad. v Durante el dia, mientras esté jugando solo 0 con sus hermanos, le gusta cons- truir una y otra vez una torre con taqui- tos de madera, lo suficientemente alta para que se derrumbe, o lienar su cubi- to de arena para volver a vaciarlo, dis- frutando con el placer de sentir caer la arena pasando entre sus dedos y res- balandole por las piernas. Y lo mismo hard con un recipiente Ileno de agua En el caso de que a los dos o tres afios juegue con sus hermanos mayores a “papas y mamés”, se observa que en esta situacién tampoco capta el verda- dero sentido de un juego propio de una etapa posterior, como es el jugar haciendo cosas de mayores “como si fueran de verdad”. Por eso es capaz, a lo ‘mejor, de comerse las hierbas que ha puesto de “ensalada” o la arena con la que se ha hecho el “flan”, Estos pocos ejemplos revelan en qué medida el nifo realiza su actividad con entrega, seriedad, esfuerzo y a la‘vez, naturalmente, con entusiasmo, ganas y alegria. Asimismo, se pone de manifies- to el hecho de que el nifio lo aprende Is todo gracias a la imitacién, Se ha obser- vado en muchos nifios que a esta tem- prana edad no han tenido ocasién de aprender por imitacién y que, en cam- bio, han adquirido determinados modos de comportamiento por medio del intelecto y la obediencia, que a los cuatro afios ya han perdido casi toda iniciativa para jugar, costéndoles traba- jo establecer contacto con otros nifios y presentando una piel palida El periodo entre los tres y cinco afios En el perfodo entre el tercer y el quin- to afio de vida, del cual también puede decirse que es la edad de la imagina- cién, aparecen otras facultades total- mente nuevas. Toda la energia que emple6 el nifto en el periodo anterior para erguirse, andar, hablar y empezar a pensar, encuentra ahora un nuevo campo de accién..Primero pondremos algunos ejemplo: Un nifio de cuatro aos, al observar como su madre lava la ropa, coge un cesto vacio, cubre el fondo con bellotas y castafias (las cua- les serviran de detergente) y comienza a “lavar” unos trapos. Al poco tiempo, recoge las castafias y bellotas en un pafto y va hacia su madre a ofrecerle manzanas. Luego vacia el cesto y pone el pafio colgando sobre é1 para hacer una bafiera. Alli bafia a la mufieca utili- zando una castafia como jabén. El pafio le servird a continuacién como toalla y una bellota har de biberén. Otro nifio de cuatro afios que encuen- tra al lado de la chimenea un trozo de lefia partido a lo largo y con una rama truncada, lo coge para utilizarlo como plancha. Otro trozo parecido pero mas pequefio y redondo, le sirve para rociar de agua la ropa. Poco después, estos dos trozos de madera, con ayuda de algun otro mas; se convierten en una apisona- dora y los trapos planchados en la carre- tera. Al cabo de un rato, la apisonadora puesta boca abajo es un barco con su timonel y su capitan, alrededor de los cuales surgirén un muelle y un puerto. Sirvan estos pocos ejemplos para des- tacar la caracterfstica de esta edad. Lo que més Jama la atencién, realmente, es esa facultad del nifto que le pone en con- diciones de convertir las cosas més senci- llas en objetos verdaderos de su ambito vital (madera = plancha, castafia = jabén). Sus actos, 0 mejor dicho, su juego, es la imitacién de las vivencias diarias. En este juego se observa un cam- bio continuo y no existe ningxin objetivo en él. De ningtin modo se trata aqui de una falta de concentracién en el juego, sino de un alto grado de productividad infantil, es decir, de fantasfa creadora. El perfodo entre los cinco y siete affos El tercer periodo se caracteriza, por el hecho de que el nifio ya no recibe los impulsos para su actividad sélo desde fuera, por ejemplo, de los objetos que le rodean (caracteristica de la etapa ante- rior), sino que ahora los impulsos sur- gen dentro de él. Aunque el juego atin esté orientado hacia la imitacién de los adultos, el nifio tiene ya una imagen, una idea, de lo que quiere hacer antes de ponerse a jugar. Por ejemplo, cuatro nifios de entre cinco y seis afios se han reunido para jugar a “papas y mamas”. Antes de empezar, se determina exactamente quién se hard cargo de qué funcién. La “madre”, al poner la mesa, se da cuenta de que tan sdlo tiene unos platos de madera y que le faltan las tazas y la cafe- tera. Buscando en una cesta con lefia, encuentra lo que buscaba.. Durante la comida, de repente, surge otro proyecto: quieren convertir la habitacién en la con- sulta de un médico. Parece que estos nifios guardan un recuerdo bastante fiel de lo que es una consulta’y la sala de espera, teniendo en cuenta todos los detalles: cémo son las jeringuillas, los instrumentos de auscultacién, las vendas y los frascos de medicinas. Todo esto se fabrica del modo mas sencillo, a base de palitos, trapos y cintas. A los “enfermos” se les va llamando muy cortésmente, mientras los otros “enfermos”, en la sala de espera, se entretienen “leyendo” revistas hechas con paiios doblados. Otro grupo de nifios, entre cinco y seis afios, construye una granja utili- 20 zando lefia, cortezas, piftas, piedrecitas y figuritas sencillas de madera que representan animales y personas. Los nifios no se olvidan de las cuadras, de un pozo, de las praderas y los campos. Luego amueblan las habitaciones, dan de comer a los animales y mandan al pastor con las ovejas a la pradera. Durante muchos dias contintian perfec- cionando la granja, afiadiendo algo aqui, transformando algo allé, ya que parece que las imagenes que surgen continuamente en su interior no coinci- den con el plan trazado al principio. La imaginacién en el segundo perio- do de juego da continuamente al nifio impulsos para hacer cosas nuevas, y se caracteriza por tener cada vez més una finalidad practica. Es el periodo en el que a los nifios les gusta inventarse his- torietas, que hacen con mufiecas o dis frazandose ellos mismos, para repre- sentarias ante otros nifios. Esta imagi- nacién queda también claramente manifestada cuando modelan con cera o arcilla, en Jos trabajos sencillos y en la pintura con acuarela o ceras de colores. Resumiendo las tres etapas, se podria decir que el nifio, hasta mas 0 menos el séptimo afio, conquista el mundo de mil modos diferentes a través de la acti- vidad del juego. Este “continuo queha- cer” abre al nifio un mundo de senti- mientos, sensaciones, conexiones légi- cas y, en definitiva, de conceptos, expe- riencias y juicios. Es, a su vez, un modo de aprender universal, que el adulto puede llegar a comprender paso a paso a través de una observacién exacta. Es importante que el nifio pueda vivir cada etapa del modo relatado anterior- mente, y que no se impida su desarro- Ilo polifacético a través de abstraccio- nes demasiado tempranas para su edad. {COMO SE PUEDE ESTIMULAR EL JUEGO DE LOS NINOS? Ya no es evidente, en absoluto, que todos los nifios puedan jugar con pleni- tud; cada vez hay mas nifios que nece- sitan orientacién para el juego. Aquél que intente familiarizarse con las eta- pas del juego segtin cada edad, por un lado, e intente llenarse interiormente de fantasia y de vida, por el otro, acabard encontrando caminos para poder con- ducir a su hijo hacia el juego. En la primera etapa y, hasta mas o menos los dos afios y medio o tres, dentro de un desarrolio sano, en reali- dad sélo se presentan problemas si los adultos se dedican a prohibir continua- mente cosas a los niftos: “No, deja eso”, “vete de alli”, etc... En realidad, un nifio que da sus primeros pasos, con- quista su entorno més cercano tocando las cosas, haciendo que suenen, etc Todo aquello que no esté firmemente sujeto es cogido por ellos. El hecho de que todo nuevo estimulo acapare inme- diatamente su plena atencién puede ser a utilizado pedagégicamente, desviéndo- Jes hacia algo que les esté permitido. Claro esta que esto exige una continua antelacién del pensar y el actuar del adulto, pero garantiza, con todo el tra- bajo que esto supone, un desarrollo sano de la voluntad. Algo también de mucha importancia es el atenerse dia- riamente a un ritmo y una relacién equilibrada entre el suefio y Ia vigilia En la segunda etapa, aproximada- mente entre los tres y cinco afios, los acontecimientos de la vida diaria supo- nen una gran ayuda para estimular el juego de los nifos, si el adulto sabe darles nueva vida y pautas de un modo sencillo. ;Cudntas cosas se podrian con- tar sobre un cartero, una mujer de pue- blo vendiendo en la plaza, un camarero en un restaurante, un pastor que vimos alguna vez, un médico una enferme- ra, mientras se estan haciendo las tare- as de la casa; con entusiasmo, pero sin exagerar demasiado!. Por eso, siempre que fuese posible, se deberia hacer par- ticipar al nifio en el propio trabajo. Al final, el nifto se acaba entusiasmando y 2 comienza su propio juego. Algo que también ayuda mucho es tratar a las mufiecas del mismo modo que si fue- ran los propios hijos, prestandoles los cuidados que les fuesen necesarios en el momento oportuno Al cabo de poco tiempo, seré suficien- te llamarles la atencién sobre algo que “elas” estén necesitando, y los nifios se haran cargo de ello. Claro esta que el adulto deberé seguir atento interior mente a lo que hace el nifio. Otro modo de estimular el juego de Jos niftos seria el “dejar hablar” a las necesidades propias del juguete; por ejemplo, el tren quiere hacer un largo viaje y hay personas esperando para montarse en él; hoy es el cumpleafios de la mufieca y hay que envolver los regalos, hacer una tarta y decorar la mesa de la merienda; 0, los barcos necesitan un mar de conchas y piedras, y también un lugar donde guardar los botes. En la tercera etapa, entre los cinco y siete afios, se puede continuar y ampliar esta forma de actuar descrita anteriormente. Se puede hacer, por ejemplo, un restaurante donde ellos estén trabajando. El “camarero” tomara_ nota de lo que se dese comer y servird las comidas mas exquisitas que haya: También se puede construir, con una cuchara de palo y una cuerda, un telé- fono para llamar al “doctor”. Este viene a casa, venda el pie enfermo y receta una serie de “medicamentos”. En un juego asi, el adulto puede participar, pero sin abandonar, salvo en casos muy especiales, el trabajo que tenga que hacer. De este modo el nifio siem- pre tiene a su alrededor un adulto reali- zando una tarea determinada, pudien- do imitar todo lo que él pueda captar segtin su edad. Ver la alegrfa continua en el juego o su entusiasmo por empe- zar algo, estimula, aun sin proponérse- Jo, la fantasia del adulto. El ser padre o madre puede convertirse entonces en la profesién més dificil; pero a la vez en la més bella. 4COMO ACTUAN LAS IMPRESIONES SENSORIALES SOBRE EL NINO? Desde que nace el nifio hasta los seis 0 siete afios'de su vida, esta entregado, con una enorme apertura, a todas las vivencias de su entorno. Todas las impresiones actéan profundamente en el interior de su organismo, ejerciendo una influencia sobre las funciones y estructuras organicas que se estan desarrollando en esta edad. Todos los procesos, sin distincién entre bueno y malo, provechoso 6 dafiino, son toma- dos ¢ incorporados al organismo. E] nifio no es atin capaz de captar cons- cientemente las cosas, ya que su cere- bro, como portador de Ia consciencia, esta todavia desarrollandose. Es decir, que en el interior del nifio van confi- gurandose los érganos bajo la influen- cia que van marcando las experiencias con su entorno. Para que esto pueda suceder con la mayor tranquilidad y fuerza posible, es necesario poner mucho cuidado, espe- 23 cialmente en todo lo referente a los colores, los sonidos, los juguetes y el entorno humano. El pensar que como nifio de esta época ya deberia irse acos- tumbrando a todo, va totalmente en contra de las verdaderas leyes del desa- rrollo y del crecimiento del nino. Colores suaves, sin “motivos infanti- les” en las paredes, y telas en el cuarto de nifios, permiten que el ojo repose tranquilamente sobre ellos, pudiendo recibir asf las cualidades reales de los colores. Es facil imaginarse los efectos que puede tener la voz de una madre, sus palabras 0 su canto, as{ como el sonido suave de un instrumento de cuerda como, por ejemplo, un arpa infantil 0 una lira, Si intentamos sentir realmente la diferencia de estos sonidos con los ruidos producidos por aparatos de difusi6n técnica, nos podremos dar cuenta de lo que favorecen o estropean un buen ofdo. Del mismo modo, se debiera dar una gran importancia a la calidad de los materiales en los juguetes. Pensando en las formas de los Grganos que se estan 24 modelando en el nifio, parece que los objetos del mundo organico fuesen los mAs adecuados para ellos. La gran variedad de formas, la constitucién de las superficies, el peso diferente de cada objeto, es algo que no se puede superar con ninguna otra cosa, y que supone, ademés, una verdadera satis- faccién para la sensibilidad tan enorme de los nifios. Es més, con las cosas sen- cillas, se le da al nifto la posibilidad de desarrollar, de muchisimas maneras, su actividad interior y su imaginacién. Los capitulos anteriores nos dieron ejem- plos de ello. Dentro del grupo de los “juguetes” que podemos llamar naturales, se encuentran aquellos que han sido tra~ bajados manualmente, ya sean tallados © cosidos. Pensando el significado que tiene el desarrollo de la imaginacion, estos pueden estar trabajados del modo mis sencillo y bonito posible. {QUE JUGUETE Y EN QUE EDAD? Las descripciones de los juegos mos- traron, por una parte, lo sencillo que puede ser un juguete y, por otra, lo exi- gente que uno debe ser con respecto a su calidad. Precisamente, las cosas, por as{ llamarlas sencillas, son a menudo las més dificiles de conseguir, ya que no se pueden obtener en jugueterias. Por ello, debemos aprender a saber encontrar cosas adecuadas en nuestros paseos 0 cuando vayamos de vacacio- nes. Esforzandonos un poco, también podremos encontrar tiendas que ten- gan telas de un solo color y madejas de lana sin mezcla de fibra. 1-3 afios Hay que tener en cuenta, que los nifios en esta edad estén casi siempre cerca de su madre, y que les produce un placer especial utilizar sus cucharo- nes, pucheros, etc. .. De modo que un par de cosas les serdn suficientes para juga mufieca grande de nudo (pafto cuadrado de unos 70 cm de lado; cabeza de unos 12 cnt de didmetro); un cochecito sencillo de mufiecas; pelota blanda de tela; cesto con maderas para construir; cesto con castafias; pala tallada de madera; figuras humanas talladas en madera; cabalio balancin. Para tener animalitos de juguete, se puede esperar tranquilamente hasta la siguiente etapa. 3 -5afios En esta edad son apropiadas todas las cosas que se describen en. los capitulos de este libro que siguen a continuacién: “Construyendo espacios grandes”, “Construyendo por el suelo o encima de las mesas” y “La tienda”. Ademas de ellos, también: murieca de nudo; pafios para las muttecas; saquito para llevar la mufieca; pequefios cuencos de madera y cestos de diversos tamafios; pastor con ovejas; caballo de madera con carrito para tirar; peonza de 25 ——¥ madera; juguetes, por asi decirlo, movibles. Por ejemplo: aserrando 0 martilleando (cada figura esta sujeta a una tablita de madera, estando éstas unidas, pero permi- tiendo entre sf un movimiento deslizante); gallinitas comiendo (las gallinas estén colo- cadas en circulo sobre una tablita y unidas por debajo, mediante un hilo, a una bolita pendular). 5-7 afios Se podrian afiadir atin algunas cosas a las citadas anteriormente: mufteca de nudo (en caso de que el nifio la desee con piernas, éstas se podrian hacer de las ‘dos puntas que quedan colgando) Mufieca blanda; hacia los siete afios; mufe~ ca con miembros; vestidos para las muti cas; marionetas sencillas; animales hechos de punto; para ocasiones especiales, algunos libros con buenas ilustraciones; una cestita de labores con tijeras propias, estuche para las agujas, dedal, carretes de hilo, restos de telas y fieltros bontitos. 26 Hay que tener en cuenta que los juguetes recomendados en este libro van “creciendo” con los nifios, es decir, que los nifios van estableciendo con ellos una relacién diferente en cada edad. Alrededor de los cinco aftos se despierta en los nifios la alegrfa por explorar. Tras hacerse una idea de lo que quieren, se pondrén manos a la obra, y conseguirén enseguida transfor- mar, por ejemplo, un trozo de madera redondeado en un aparato para “aus- cultar”, En cambio, las representacio- nes exactas que provienen del mundo de los adultos no dan lugar a la alegria de ir descubriendo las cosas, haciendo que la fantasia se marchite (ver: "Jugar significa vivir un proceso”). Del mismo modo, los juguetes técnicos como coches y barcos teledirigidos 0 trenes eléctricos, debieran estar reservados, si ¢s que llega a haberlos, para mas ade- Jante. Es mucho més fécil para un jardin de infancia Waldorf, el atenerse a este tipo de juguetes. La mejor manera de afron- tar las dificultades que puedan surgir en las familias ante los regalos de otros parientes, es dando a conocer a tiempo sus deseos a las personas en cuestidn. Mereceré la pena hacer el esfuerzo de hablar sobre el desarrollo que esta viviendo el nifio, de la alegria que sien- te ante la expectativa de ir viendo sur- gir cosas con materiales elegidos por ellos mismos (por ejemplo, paiuelos de seda para marionetas), asi como relatar cémo juegan con las cosas nuevas. La comprensidn adquirida por las persona que regalan, ayudar a respetar estos deseos de los padres La mufieca, uno de los juguetes mds importantes Si lo més importante de los juguetes es estimular las fuerzas de la imagina- cién, asf como recibir del juguete mismo impresiones organicas vivas (por ello el trocito de lefia es preferible al taco ya construido), en el caso de la mufieca, cobra esto todavia mayor importancia, La mufieca es la imagen del hombre, y por ello es para todo ser humano en desarrollo, el juguete que refleja y estimula mas que ningtin otro en la fantasia, su propio crecimiento. Este hecho tiene dos consecuencias enormemente importantes. Primero, serfa absurdo adjudicar este juguete solo a las nifias y no darselo a los nifios por interpretarlo erréneamente como estimulo de la actividad natural. Tal diferenciacién de sexos no tiene ningun valor pedagégico y no es capaz de ver lo que importa realmente en esta edad. Segundo, bajo este punto de vista, seria un gran error fabricar la mujleca con todos los detalles anatémicos, perfec- cionandola técnicamente hasta tal punto, que pueda, por ejemplo, abrir y cerrar los ojos 0 mojar los pafiales. El nifio no puede desarrollar asi todas las fuerzas de su fantasia, justo ante este juguete tan importante. Pero estas fuerzas quieren estar activas, y muchas veces se atrofian porque no encuentran donde fortalecerse. Con las fuerzas de la imaginaci6n sucede igual que con los musculos, que se fortalecen gracias al ejercicio repetido. Tampoco hay que sorprenderse si los nifios son cada vez més exigentes ante los refinamientos de las mufiecas que hablan, hacen pips, etc... La fascinacién de la novedad pasa répidamente, ya que causa la continua repeticién de la misma actividad. Que repitan Mamé o unas frases cualesquie- ra, al margen del mal gusto y lo poco artisticas que son Jas sonrisas dulzonas, la inmovilidad del rostro de las tipicas mufiecas “bonitas”, asi como las postu- ras absurdas de sus dedos, hace que la mufieca més sencilla, hecha tan sdlo con una tela, no pueda ser superada, dado que estimula la imaginacién més que ninguna otra cosa. Tan sélo gracias a la imaginaci6n, esta tela con unos cuantos nudos se convierte en una muieca, y con ello, en la imagen viva del hombre. También, gracias a estas fuerzas de la fantasia, cualquier percep- cién humana puede encontrarse refleja- da de modo vivo y cambiante en la mufieca. Hoy en dia hay muchos nifios, cuya imaginacién se ha atrofiado de tal manera, que no saben qué hacer con 28 una mufieca de nudo, necesitando la ayuda de una madre que comprenda su significado. Pero muchas veces es sorprendente con qué rapidez se recu- peran estas facultades con solo darle a Jos nifios Jas cosas necesarias para ello. Pasando los cinco afios, sin embargo, ya es més dificil. Si la madre al com- prender el valor de la mufieca de nudo, crea una verdadera relacién hacia ésta, el nifio también la podré imitar. Pero si ella no lo consigue, lo que también se puede comprender, es mucho mejor que ella misma fabrique una mufieca con miembros, rellena con lana de oveja y vestida con una batita sencilla, a que le dé a su hija una mufieca com- prada en una jugueteria. JUGUETES EN EL JARDIN Lo més importante, entre los juguetes del jardin, es el recinto donde poder jugar con arena, Por ello no debiera ser éste demasiado pequefio 0 poco pro- fundo. La arena es un material ideal para la mano del nifio, siempre deseosa de modelar y transformar algo constan- temente. Ademés, se podrian afiadir conchas de mar, que no sean muy fragi- les, y piedras que despierten su interés. Algo que les ayuda a inventarse juegos es el tener pequefios cestos de mimbre para colar la arena, palas de madera, pedazos de troncos tallados con dife- rentes formas y cubos, si es posible que no sean de plastico. También es aconse- jable tener otro rincdn de juego aparte del de la arena, siendo ideal que en este hubiese algiin tronco més largo y otros de diferentes tamafios, asi como tablas de madera. Con estas “mesas”, “tabure- tes” y “bancos”, los nifios podran, segtin su edad, construirse sus “casas”, hacerse un “balancin”, una “apisonado- ta” y muchas otras cosas. Asi podrén i ellos jugar “de verdad” (ver: “Jugar sig- nifica vivir un proceso”). Algo natural- mente muy especial ya, es el tener un cobertizo donde proteger las maderas de la Iuvia, lo mismo que tener un columpio. A lo que se puede renunciar conscientemente es a la imitacién de un jardin de columpios con trenes inamo- vibles, barras para trepar, toboganes, etc... Estos no se pueden transformar y, por lo tanto, no son adecuados real- mente para jugar. Con ellos no existe el gozo de modificar e inventarse cosas, pudiendo tan solo servirse los nifios de lo que ya estd acabado, atin siendo un deleite para los ojos de los adultos. Aparte de la arena y este rincén de juego, también es muy recomendable un prado con arboles y arbustos donde jugar a las mamés debajo de la sombri- lla y, si es posible, una zona pavimenta- da ‘con baldosas. Aqui también se podrian tener troncos que les estimula- sen a formar cosas, pero también les servirian para saltar a la comba, jugar a la pelota, andar con zancos 0 hacer bai- lar una peonza. Los niftos, en edad 29 30 escolar, podrian jugar y saltar a la rayuela. Claro esta que, ademés de todas estas posibilidades de juego, es también importante que los nifios tengan la posibilidad de jugar, en los parques 0 en los paseos campestres, al escondite, a hacer rodar aros y cosas por el estilo. JUGAR Y RECOGER Jugar y recoger van tan unidos como aspirar y expulsar el aire, como el dor- mir y despertar. Por ello, es de gran sen- tido el calcular un tiempo determinado después del juego para ordenar, en una familia, por ejemplo, al final del dia. Al principio serdn los adultos los que deban ordenar y llevar cada cosa a su sitio, pero poco a poco, y a medida que los nifios van creciendo, serdn ellos mismos Jos que ordenaran y llevarén las cosas a su lugar. Si este espacio de tiempo llega a cobrar tanta importancia como el coci- nar, el comer o el ir de paseo, llegaré un momento donde el ordenar dejara de ser una carga para convertirse en un habito natural, que a su vez. producira alegria y satisfaccidn. Asi, los nifios se iran a dor- mir 0 a hacer otras cosas sintiendo el entorno ordenado. Cuando los juguetes se encuentran en repisas, seleccionados con cestos y tapa- dos a su vez por una cortina, no s6lo serd mas facil encontrar lo que se busca, sino también ordenarlos. Lo que no es 31 recomendable es tener un batil Ileno de cosas donde ir echando todo lo que se encuentre y luego cerrarlo, porque esto no ayuda hii al cuidado ni al orden; tan sdlo alberga un revoltijo de cosas. (Ver también: (“Como actian sobre el nifto las impresiones sensoriales”). A menudo, los problemas con el orden surgen solamente porque se espera demasiado de los nifios, todavia menores de seis afios. Al decirle: Tu ya eres mayor y puedes ordenar solo”, se encuentra el nifio enfrentado con una tarea que en realidad le sobrepasa Haciéndolo juntos, el concepto “orde- nar” puede convertirse en algo vivo. “El tren debe ir a la estacién, los barcos al puerto o, el hombre de las mudanzas traeré las sillas hasta la mesa”. Mas 0 menos hasta los tres afios, los nifios ayudaran con entusiasmo a recoger todo y meterlo en los cestos en com- paiiia de los adultos. Claro que no se podré esperar que lo echen siempre en los cestos correspondientes, pero el adulto tendra cuidado de ir ordendndo- los a su vez. La accién misma de reunir © llevar cosas de un sitio a otro es algo que se puede comprender e imitar. Entre los tres aftos y medio y los cinco afios y medio, el ordenar esté a menu- do unido al juego. Si, por ejemplo, hay que llevar bloques de madera hasta un cesto, se podré ver cémo un nifio de cuatro afios y medio construye, con una corteza alargada, una especie de tobogan donde hace deslizarse los maderos para meterlos en el cesto. O, estando doblando telas, surge, de repente, la idea de una planchadora, y las telas, estrechamente dobladas, se tiran alrededor de un pequefio tabure- te, muy despacio, estiréndolas bien, como si estuviese planchando. Lo que esto nos muestra es, que el ordenar no debiera hacerse con prisas. Claro est que uno mismo tendré que sopesar, cudndo la accion se ha conver- tido demasiado en juego y es necesario volver a dar nuevos impulsos hacia el orden. Entre los 5-6 afios, se les puede encargar ya, como tarea, que ordenen cosas apropiadas para ellos: arreglar el rinc6n de las mutiecas, separar las dife- rentes semillas con las que han jugado a las tiendas, Hevar los cestos a su lugar... Cuando comienza la edad esco- lar, se les puede ir dando a los nifios més y més tareas para que vayan ya ordenando sin ayuda, pero todavia dependerén mucho del control y esti- mulo del adulto. Por regla general, no se debe inte- rrumpir a los nifios durante el juego para que vayan ordenando. En algunos sitios, se ensefia a los nifios a recoger los juguetes que han utilizado antes de coger los siguientes, pero esto conlleva el tener que empezar cada vez con un nuevo juego, impidiendo la riqueza que supone la transformacién creativa de aquél. Aquellos padres y educadores que vayan paulatinamente cogiéndole gusto a la tarea de ordenar, y que no alaban demasiado a los nifios por ello, notarén pronto que el tiempo dedicado a esta tarea se convierte en algo total- mente natural. II. CONSTRUYENDO ESPACIOS GRANDES Este capitulo se refiere a las casas, tiendas de campafia, barcos, automévi- les, etc... que se hacen los nifios con soportes de madera, mesas, sillas, tabu- retes, y todo tipo de cosas. Esto lo comienzan a hacer, mds o menos, erttre los cuatro y cinco aitos. (Ver también el capitulo “Jugar significa vivir un proce- 50”). Con ello, estan siguiendo un impulso muy primitive que se encuen- tra en muchos juegos infantiles, como es el crear espacios donde poder meter- se ellos mismos y sentirse protegidos. Algunos materiales importantes que les podemos dar para que puedan hacer estas construcciones son: sopor- tes de madera, telas para las construc- ciones y para disfrazarse, saquitos de arena, pinzas de madera para tender la ropa, alfombras 0 mantas viejas de lana, cintas para coronas, maderas de construccién ete. 33 SOPORTES DE MADERA Los soportes de madera son de las cosas que se aconsejaria tener siempre en el cuarto de los nifios. Se pueden hacer tantas cosas con ellos, que resul- tan casi indispensables. Modeélo A: Dos de estos soportes, cubiertos por una tela, pueden formar un rincén de mufiecas muy acogedor o servir para hacer una tienda. Corriendo las telas hacia los lados, ofrecen, entre otras cosas, la posibilidad de hacer un teatri- llo de mufiecas (ver “Mufiecas que se mantienen en pie”). Para hacer una cama, se puede poner sobre la tabla horizontal una alfombrilla de lana con un cojin y dejar caer las telas hacia los lados (ver "Telas para los soportes”), para que resulte especialmente acoge- dora y recogida. También se puede col- gar una hamaca, atada con cordones al palo superior, para mecer o columpiar a las mufiecas. 34 Modelo B. Este soporte es, casi siempre, mas ligero de transportar para los nifios y por eso es especialmente adecuado para construir por la habitacién. Todos los bordes de las maderas deberian estar bien redondeados. El palo travesero superior puede ser des- montable. En este caso, se podrian hacer dos piezas de madera, también desmontables, a modo de colgadores saliendo de los soportes verticales. De esta forma se podria coser un dobladi- lo ancho a la tela para hacer una espe- cie de cortina, la cual tendria entonces la ventaja de no caerse constantemente al suelo. En las maderas transversales superiores se podrian hacer agujeros para introducir, si fuese necesario, varas de alrededor de 1 cm de diéme- tro, que puedan servir de unién entre dos soportes, a modo de entrada o de techo. En los extremos de los palos tra- veseros, que tendrén forma de gancho (ver dibujo), puede colgarse una cuerda que sujete la “puerta” (ver “Telas para soportes”); o también una campanilla a modo de timbre. Debajo de la madera superior (modelo A) deberia ponerse otro travesafio para que el soporte sea lo suficientemente estable. ELAS PARA LOS SOPORTES Material. Lo més adecuado es la batista u otra tela fina de algodén de un solo color. Con telas de 80 cm se necesitan dos anchos; con telas de 120 cm 0 140 cm un solo ancho. Medidas: a) Cortar 1,13 m. de tela. El largo final seré de 98 cm, el dobladillo de arriba 10 cm y el dobladillo de abajo 5 cm. b) Cortar 2,10 m: Hacer los dobladillos de abajo de 5 0 6 cm; poner la tela doble y coser tn pespunte de 10 cm para hacer pasar ‘una barra o tabla por su interior. Puerta: Cortar alrededor de 1,02 m; largo final de 95 cm, dobladillo de abajo 5 em y dobladillo de arriba 2 cm. A cada lado del dobladillo superior coser un lazo de la misma tela de unos 10 cm de largo y 2m de ancho. La medida de la tela para hacer una posible entrada o cubierta, se ajusta a la medida del arco. No es necesario que estas telas lleguen hasta el suelo. 36 TELAS PARA JUGAR Telas para construir Las telas de colores lisos son de las cosas mas importantes y preferidas por los nifios para sus juegos. Estas pueden utilizarse para casi todas las cosas. Sirven para construir casas, poniéndolas sobre mesas, soportes y sillas; como base para las construcciones con tacos de madera (haciendo de prado, mar, tierra, etc...); como saco para llevar las castafias, pitas, etc...; haciendo varios dobleces a lo largo, de modo que queden estrechas, servirén de camino para el “tren” cons- truido por ellos mismos (ver “Trenes hechos con cortezas de arbol”); doblén- dolas de modo que queden estrechas y enrolladas, serviran como manguera de bomberos. Estas telas son apropiadas también para cualquier tipo de disfraz. La fantasia infantil no tiene limites, y con estas telas siempre surgen nuevas ideas. Los saquitos de arena son muy apropii dos como pesos para que las telas no se resbalen de la mesa (pag. 42). Material: Telas de algodén, de hilo fino 0 popeli- na de diversos colores que no sean demasiado chillones. ‘Medidas: por ej. 80 x 150.cm Telas para disfrazarse Para disfrazarse es adecuado un tipo de tela més ligero como la batista, por ser més facil de manejar que las telas para construccién. No solo se pueden hacer con ellas faldas largas, mantones, alas de angeles, capas y todo tipo de sombreros, sino también disfraces que quieran representar algiin personaje determinado del juego como puede ser: médico, enfermera, bombero, madre, abuela, rey, princesa, novia, etc... Las cintas para coronas, 0 los cordones, ser- virdn para sujetar las telas en la cabeza © usarlas como cinturones (pag. 41) Material: Una tela de batista o muselina muy fina de un solo color. Medidas: Por ej. 80 x 120 cm. CINTAS PARA CORONAS Estas cintas les sirven a los niftos especialmente bien para sujetarse las telas de disfraces a la cabeza. Aparte, también las utilizarén como cinturones para sujetar los pafiales a las muiiecas, 0 enrollandolas muy prietas, para col- garlas muy ingeniosamente a modo de “émparas” en una habitacién de mufiecas. Material: Lana pura, gruesa y blanda. Como queda mAs bonito es con lana amarilla. Aguja de Ganchillo Empezar con una cadeneta de 20 a 25 cm (flecha 1), volver haciendo punto raso (flecha 2), es decir: entrar en un punto, extraer un bucle y pasarlo direc- tamente por el punto ya hecho. A continuacién empieza la parte del centro: hacer una cadeneta de 40 cm (fecha 3) y volver haciendo un punto al aire, un punto bajo y 1/2 punto alto (es decir, tomar hebra, extraer un bucle y cerrar directamente) puntos altos nor- males (flecha 4) hasta 2 puntos antes de la estrella; a continuacién le sigue otra vez 1/2 punto alto y un punto bajo, un punto al aire. Girar. El segundo lado (flecha 5) se hace como se indica a continuacién: 1 punto bajo, 1/2 punto alto, puntos altos normales y al final 1/2 punto alto, 1 punto bajo. Le sigue el segundo cordén: una cade- neta de 20 a 25 cm (flecha 6), y al vol- ver, punto raso (flecha 7). Rematar bien la lana de los dos extremos. Comienzo 41 CORDONES Los cordones, de lana pura, blandos y gruesos, parece que nunca son suficien- tes a la hora de darselos a los nifios. Ellos los utilizan para sujetar los trapos con los que se disfrazan; como hilo de una cafia de pescar 0, uniendo varios, para la construccién de un teleférico 0 cable de teléfono. Afiadiendo otras cosas, Jos usarén para la construccién de una balanza, si es que han tenido la suerte de ver una antigua alguna vez; en ocasiones, también atan con ellos de modo ingenioso a las mufiecas de nudo para hacer marionetas (pag. 91). Con estos pocos ejemplos ya se puede uno hacer idea de las muchas posibilidades que tienen. Material: Lana pura, gruesa y resistente. Agujas de ganchillo del n°5 0 6 Hacer unos 60 u 80 cm de cadeneta con Ia lana doblada, o de 3 0 5 hilos unidos Rematar los hilos del principio y del final. a SAQUITOS DE ARENA Sirven para sujetar, sin que se dafien, las telas encima de las mesas u otros muebles, cosa que podria suceder al utilizar para ello cortezas de arboles. La fantasia de los niftos, sin embargo, hace que también sirvan de peso en una polea, de pez en la cafia de pescar, de cargamenio para uno de los trenes de madera; jugando a oficina de correos, como almohadilla para entintar los sellos; poniéndolos en los pies, como esquiies, etc... Costura Pliegue de tela = ‘Material: Tela muy tupida (que no deje que la arena se salga). Puede ser funda de edredén 0 algo parecido. Tela de color liso para recubrir el saqui- to de 300 a 350 gr. de arena por saquito. ‘Medidas: 18 x 13 cm (Tamafio final) Para hacer la funda exterior, cortar un trozo de 14,5 x 49 cm. Coser los saqui- tos con la tela tupida, rellenarlos de arena y cerrarlos del todo. La funda exterior se puede hacer sin cierre, dejando una abertura para meter y sacar el saquito. Asi ésta se puede luego lavar con facilidad. Primero hacer un dobladillo en los bor- des estrechos de la tela. Doblar ésta a continuacién por su lado izquierdo, a la medida del saquito. Coser los lados y rematarlos. Dare la vuelta y plancharlo 4B 44 ALMOHADONES PARA JUGAR Un almohadén blando, relleno de Jana, infunde alegria en cualquier nif. En el suelo, sobre la alfombra o encima de un banco, le serviré para hacerse con 41 una cama; sentado sobre él, se rode- aré de todos sus juguetes; encima de la cabeza, atado con cordones, hara de casco de bomberos y atado a la espalda, de mochila. EI tamafo final puede ser por ejemplo 40 x 30 cm. Material Una muselina sencilla o algiin resto de tela donde meter la lana; tela para la funda; la pana de algodén es muy boni- ta para ello. Lana de oveja bien cardada 0 deshilachada con los dedos, a ser posible, lana en capas. Coser la tela donde se va a meter la lana por tres lados. Rellenarla bien y cerrar el cuarto lado. Hacer la funda y ponérsela encima ace iS) 2 BecMe60 & Dee 45 III. CONSTRUYENDO POR EL. SUELO O ENCIMA DE LAS MESAS {Qué nino no se entusiasma profun- damente cada vez que coge todos sus materiales de construccién para crear su propio reino? Si nos damos cuenta, siempre hay una figura humana alrede- dor de la cual se agrupan los diferentes acontecimientos. Un timonel, por ejem- plo, necesita un barco y un rio, 0 un mar con conchas; un pastor, el prado con ovejas y una casa para su mujer y sus hijos; un campesino, ademas de todo eso, un establo con animales y un caballo con un carro; an maquinista, el tren de’pasajeros o mercancias, y asi sucesivamente, Cuanto mas perciban los niftos por ellos mismos la diversi- dad de paisajes, o les estimulemos contindoles historias, tanto més defini- das seran sus construcciones: harén, por ejemplo, un bosque con cuevas de animales y un pesebre con la comida; una montafia donde viven muchos ena- nitos y la cueva que les guarece, ete... 46 Los juguetes sencillos —tallados o cosidos a mano— estimulan a que se utilice una rica variedad de cosas que podemos encontrar en la naturaleza: raices, piedras, conchas, cortezas, pifias y frutos (castafias, bellotas, etc...). Una de las razones bésicas para hacer todo esto es el querer impresionar los aguz: dos sentidos del nifio, de la forma mas diferenciada posible. Esto afecta, tanto a la combinacién arménica de los colo- res, como a la plasticidad de las formas y a las cualidades de los diferentes materiales: piedras, maderas, cortezas, telas (ver también “;Cémo acttian sobre el nifio las impresiones sensoria- les?”) Hay que tener en cuenta que los nifios més pequefios todavia no pueden con- figurar un paisaje, o similar, de un modo diferenciado. La mayoria de las veces, se dedican a colocar todo junto, apifiado, hasta que hayan sacado todo Jo que habia en el cesto. MADERAS DE CONSTRUCCION Los diferentes trozos de ramas gran- des con sus cortezas, empleados como maderas de construccién, no s6lo ofte- cen una abundancia de formas orgéni- cas y colores naturales, sino que, muchos de estos trozos, estimulan la imaginacién para que el nifio descubra semejanzas con cosas completamente distintas de las que se encuentran en su entorno habitual. Una rama en forma de arco podré hacer unas veces de “puente”, otras de “trompeta”, de “guadaiia” o de “espada”. Un tronco con alguna ramificacién, podria ser una “fuente”, la “chimenea de una locomo- tora”, un “gancho” donde colgar una campanilla a la entrada de una casa, 0 parte de una valla. A la hora de cons- truir una casa, un faro u otro edificio, las maderas no se podran sujetar encajandolas cémodamente unas en otras 0 utilizando un sistema de tuer- cas, sino que seré necesario estimular interiormente el sentido del equilibrio, de la fuerza dela gravedad 48 Material: Ramas de abedul y de otras maderas, con 2.a 15 cm de diémetro. La ramas se cortarén en tamafios distintos, segtin su grosor, aprox. de 2 a 25cm. Las ramas muy gruesas se pueden par- tir con una hacha. Algunas de éstas se pueden también cortar en rodajas de aprox. 2 a 4 cm. jNo cortar totalmente las ramificaciones, sino dejar siempre que sobresalgan unos centimetros! Cortar los cantos de los trozos segados, con un cuchillo de talla manual o con una navaja, para que los bordes no estén cortantes. Lijar las superficies dejandolas muy suaves, y darles des- pués una capa de balsamo de cera de abejas (ver: “Casas proveedoras”) 0 de aceite puro de lino, y pulirlas. De este modo la madera estard protegida, pudiéndola limpiar facilmente (ver también: “Cuidado y limpieza de los juguetes de madera”). Para guardar las maderas son espe- cialmente apropiados los cestos gran- des de mimbre. - Complementos para las maderas de construcci6n: En cestos distintos, podré haber, por ejemplo, cortezas de Arboles, piftas, pie- dras, conchas, lana cardada de oveja, pluinas, castafias, bellotas; también figuras de personas y animales talladas sencillamente (pag. 52), mufiecas que se mantienen de pie (ver pag. 57) y enani- tos (ver pag. 59); telas pequefias para las construcciones y pinzas de madera para tender la ropa. TELAS PEQUENAS PARA LAS CONSTRUCCIONES Los restos de telas, de diversos colo- res, tamafios y texturas, tienen siempre buena acogida, sirviendo especialmen- te de ayuda para las construcciones por el suelo (pag. 46). También se necesi- taran, a menudo, para hacer un rio 0 Jago donde naveguen los barcos hechos de cortezas, para cubrir una rama y for- mar una cueva o, al faltar un animal determinado en una historia, se podran hacer un par de nudos en la tela; haciendo que aparezca el animal desea- do. Tamafio medio de 50 x 50 cm. 49 PAJARITOS DE PINAS Material Piftas, céscara de hayucos, plumas pequefias, cera pura de abejas que se adhiera bien o pegamento. La cdscara de hayuco (cabeza) se pega con la cera de abeja o el pegamento a la punta de la pifia. A ambos lados y atrds, a modo de cola, se pegan 2 0 3 plumas respectivamente, también con cera de abejas 0 pegamento. Se puede atar un hilo alrededor del pajarito y colgarlo de un pall. 50 BARCO DE CORTEZA Material: Corteza de pino (entre otras), palitos, corteza de abedull, plumas o tela para la vela Taladrar en la madera un agujero para el palito, incrustarlo con clavos pequefios o bien pegarlos con pega- mento. FIGURAS HUMANAS TALLADAS Material: Trozos de ramas de abedul con un radio de 2a 4 cm. La longitud depende del radio. Cuchillo para tallar de mano © navaja Comenzar redondeando el tronquito por arriba (en la direccién de la flecha). Tallar entonces la redondez, hacia el cuello, no importando que la cabeza quede un poco mas pequefia que el 52 tronco. Tener cuidado de no dejar en el cuello tan solo una hendidura estrecha. No hace falta tallar la cara, pero, en cambio, un pequefio nudo de la madera podria simular un mofio del pelo. En algunas figuras, la corteza se puede tallar de modo que parezca un abrigo. Cortar la figura por su base hasta dejar que la cabeza sea 1/4 de longitud total Dar a las partes talladas una capa de bélsamo de cera de abejas (ver “Casas proveedoras”) < aay 3! ANIMALES HECHOS CON NUDOS DE RAMAS Utilizar ramas para hacer animales de juguete resulta sugerente para los nifios. Un serrucho, una navaja afilada y un poco de fantasia, serdn suficientes para ir descubriendo esos pequefios seres en las ramas que encontramos por el suelo 0 en los Arboles recién talados. Basta un gesto tipico o un rasgo caracteristico, que la fantasia del nifio hard todo lo demas. Como adulto, al principio se tendré quizas dificultad en reconocer esos ges- tos en las ramas, pero basta con hacer una pequefia recoleccién de ellas (con nudos y ramificaciones sencillas) y colocarias delante para aprender a ir descubriendo cada vez. més cosas. Dar a las partes talladas una capa de balsa- mo de cera de abejas (ver “Casas pro- veedoras”).. 33 PUENTES HECHOS CON NUDOS DE RAMAS Material: Ramas no muy finas de Arboles como pueden ser abedul, castafio, sauce 0 cualquier 4rbol frutal, que forman un bonito arco, ancho o estrecho. Hacha pequefia de camping, sierra, cuchillo de tallar de mano 0 navaja “Tallar” con el hacha la superficie de artiba. Es aconsejable empezar en el punto més alto ¢ ir cortando madera con el hacha hacia abajo, por ambos lados, hasta que aparezca una superficie ancha y bonita que sirva de puente. Resulta més facil coger el hacha con el palo bas- tante corto e ir quitando intercalada- mente pequefios trozos a ambos lados. Practicando un poco, en seguida se gana seguridad con el manejo del hacha. Serrar oblicuamente los extremos para que el puente quede bien firme. Tallar ligeramente los bordes con el cuchillo de tallar de mano e igualar las huellas del hacha. Esto tiltimo se puede hacer también con una lima. Si es necesa- rio, lijar bien la nueva superficie y darle una capa de balsamo de cera de abejas. El resto de la corteza puede permanecer como las ramas laterales, las cuales se habrén cortado y dejado pequefias. 4 ‘TRENES HECHOS CON CORTEZAS DE ARBOLES Con algunos troncos partidos por la mitad, otros ahuecados por dentro y otros con alguna rama lateral, los nifios se sienten inclinados a construir trenes maravillosos de las més diversas for- mas. Si se les da a los nifios una tela de las de construccién, doblada estrecha- mente a lo largo, no seran necesarias las ruedas (pag. 49). El trozo de tronco con la rama sobresaliente lo escogen casi siempre de locomotora, y a rama que sale Ja cubren con lana finamente cordada, diciendo que es el humo. Naturalmente que las maderas también se podrian tallar, siendo conveniente asimismo que tuviesen una buena base de apoyo. Aparte, se podrian aitadir otros juguetes como maderas sin tallar, campanillas y pasajeros o cargamento para el tren. Si en el cuarto de los nifios hay una alfombra, entonces se les tendré que dar, para la base, trozos de tela de superficie deslizante como pue- den ser satén o tela de forro. Dar una capa de balsamo de cera de abejas a todas las superficies sin corteza que hayan sido trabajadas. Material: Maderas con cortezas diversas (abedul, sauce, castafio 0 arboles frutales) Sierra, hacha. Cuchillo de talla de mano o navaja y gubia 55 56 Biem MUNECAS QUE SE MANTIENEN DE PIE Al igual que las figuras humanas talladas (pag. 52), las mufiecas que se mantienen de pie sirven a los nifios para sus construcciones por el suelo 0 encima de las mesas. Haciéndolas de diferentes tamafios y formas, podrian crear familias enteras. Si se intenta dejarlas muy sencillas, también podran modificarse sus papeles durante el juego. Asi, por ejemplo, un par de pas- tores dentro de la hamaca (pag. 81), vis- tos desde un gran barco, servirén comé truchas. A veces, los nifios ponen, ademés, a las figuras otra tela encima si quieren darle un papel determinado en el cuento. Material ‘Telas de lana o fieltro, Tela de punto para la cabeza. Lana de oveja blanca cardada para rellenar. Lana de oveja cardada, amarilla o marrén para el pelo y material de cos- tura. 37 Se hace una bola con un poco de lana cardada y se la envuelve con un trozo de tela de punto cuadrado que se cierra en el cuello. La cabeza también puede estar hecha tinicamente de lana carda- da. En este caso, se renuncia a Jos ojos y a boca, haciendo una columna con Ja Jana, y atando tinicamente un hilo para separar la cabeza, teniendo cuidado de que ésta quede muy redonda. Para el traje, se coseré un cuadrado de fieltro 0 tela (14 x 22 cm para una altura de cabe- za de 45 cm 0 9,0.x 14 cm para una altu- ra de cabeza de tan solo 3 cm.) El largo det traje ser apenas tres veces la altura de la cabeza. El canto superior se frunce con un hilo y se une a la cabeza. Se podria coser ligeramente un poco de lana de oveja de algtin color a la cabeza, a modo de mofo o bien bordar el pelo con lana. Los ojos y la boca se sefialarén ligeramente con ldpices de colores. El traje se puede rellenar con algo més de Tana para que la mufeca se mantenga mejor de pie. A las mufiecas hechas de este modo se les pondrd por encima algo sencillo que les cubra, como puede 58 ser una capa o un pafiuelo por los hom- bros. Los sombreros se hacen facilmente con un circulo de fieltro que se frunce con un hilo, haciendo que el ala se redondee. El sombrero se coseré con un par de puntadas a la cabeza. Se debiera renunciar conscientemente a vestidos més diferenciados, como por ejemplo, un delantal. Estos son més apropiados para las mufiecas de miembros. A veces, parece apropiado el poner brazos a una figura. Estos podrian hacerse entonces de la tela de punto rosa, bus- cando en los pliegues de la capa el lugar més apropiado para coserlos. ENANITOS Los nifios atin tienen una relacién natural con todos aquellos seres que nos rodean en los diferentes reinos de la naturaleza. Oyen hablar de ellos en los cuentos, les acompaiian en los juegos rit- micos y sienten su presencia en sus momentos de juego y de entrega total a Ja naturaleza. Pero también a veces pue- den hacerlos surgir por la habitacién, si los adultos son capaces de desarrollar una actitud consciente y de verdadero amor hacia el mundo de estos seres. A menudo, son suficientes unos trocitos de lana cardada de colores, para hacer apa- recer un enanito o un elfo. Los enanos cosidos, o incluso hechos de punto, nece- sitan un rincén especial dentro del cuar- to de los nifios, quizés entre rafces, pie- dras y pifias de todo tipo. Material: Restos de Fieltro y lana cardada Cortar el abrigo del enano (ver dibujo). Cerrar la costura de la capucha y a conti- nuacién darle la vuelta. Pasar un hilo, para después fruncirlo, por el sitio indi- cado. Poner un poco de lana bien carda- da en el abrigo, tirar del hilo para que quede fruncido, atarlo delante y rematar bien. Se puede sacar un poco de la lana para hacer una barba, o bien coser ésta aparte. También se puede sacar un poco de lana alrededor de la cara. La lana que sobresale por debajo, se corta para que haya una base que man- tenga en pie al enano. Estos se pueden hacer de tamajtos distintos sin modifi- car las proporciones. Hay que tener cuidado de que la cabeza sea lo Sufi- cientemente grande. Los enanos tam- bién se pueden dejar, naturalmente, en un pequeito cesto, bien ordenados, junto con los otros juguetes. ing * , OVEIAS DE LANA CARDADA Estas ovejas son faciles de elaborar y se adectian muy bien para hacerlas en presencia de los nifios. Esto también les estimula a hacerse ellos mismos sus propias ovejitas, sin necesitar apenas ayuda, ya que cualquier forma que hayan hecho, aun siendo tan solo una bola, se puede considerar como una oveja. Si se utilizan mucho, es posible que haya que renovarlas; para ello, se desenrolla el hilo del cuello y se desha- cen las puntadas. Luego se lava con cuidado la lana, se la ahueca un poco y se hace con ella otra oveja. Material: Lana cardada. Hilo de hilvanar. 60 Aguja de zurcir con el ojo grande. Enrollar un trozo rectangular de lana cardada y coserlo ligeramente. Redon- dear los extremos con un poco de lana de la superficie, dandole forma oval Asegurarlo con unas pocas puntadas Para el cuello se puede utilizar el mismo hilo. Meter la aguja por un late- ral, enrollar el hilo alrededor del cuello (ver dibujo), sacar la aguja por debajo y rematar. El hilo del cuello debe estar apretado de modo que no se vea. Para hacer las orejas, pasar un poco de lana con la aguja gruesa a través de la cabe- za y dar forma a los extremos con las puntas de los dedos. Del mismo modo se pueden hacer conejos, haciendo que las orejas queden hacia arriba OVEJAS DE LANA CARDADA (Técnica a base de enrollar capas) Este tipo de ovejas no es tan apropia- do como juguete, sobre todo para ninos menores de seis afios. Son muy bonitas como elementos para el Belén. Nifios habilidosos de la 2° y 3° clase ya podrian ayudar a elaborarlos. Material: Varilla moldeable; las varillas que se uti- lizan para limpiar las pipas de fumar se pueden usar para hacer ovejas muy pequefias; lana cardada sin hilar, a ser posible en madeja; aguja de zurcir 0 de hacer alfombras con un ojo muy grande. Para una oveja se necesitan dos varillas igual de largas, por ejemplo de 25 cm. El 1) a BS tamafio de la oveja depende del largo de las varillas. Con la primera de ellas se hardn la cabeza y las patas delanteras, con la segunda, el lomo y las patas trase- ras déndoles, tanto a unas como a otras, ya la forma deseada. Para la oveja tum- ada (b), no hace falta hacer patas trase- ras. Es este caso, los extremos de las vari- llas se doblan, alrededor del aro que forma el lomo. Doblar la primera varilla por la mitad. Enroscar entre sf los dos extremos, dejando alrededor de 3,5 cm para la cabeza, a la cual se le dard forma oval. Después de haber enroscado unas tres vueltas para hacer el cuello, separar los dos extremos para formar las patas delanteras. ps A continuacién, doblar la segunda varilla por la mitad y enlazarla con el final del cuello. Enroscarla fuerte una vez 0, si es necesario, dos. Esta no debiera de quedar floja. Después de formar el lomo, enroscar las varillas una vez y media, y separar los extre- mos para hacer las patas traseras. Las medidas sefialadas son para hacer- se una primera idea, pero enseguida uno mismo se dara cuenta de las pro- porciones adecuadas. Empezar a enro- lar los pies con un cabo de lana muy fino. Cuanto més fino sea, mejor se adaptaré la lana a las formas. Después de haber enrollado las cuatro patas, con tinuar con la cabeza, el cuello y por ti mo el lomo, poniendo la cantidad de lana adecuada en cada momento. Orejas: Pasar con la aguja gorda un poco de lana a través de la cabeza, por el sitio adecuado para las orejas. Quitar un poco de lana hasta dejarlas del tamafio adecuado y darles un poco de forma. Rabo: Tirar de un poquito de lana y enroscarla con los dedos para formar un rabo del tamafio y grosor adecuado. 3 IV. EL RINCON DE LAS MUNECAS Con dos soportés (pag. 34), 0 con un soporte y una estanteria, se puede crear facilmente un rincén dedicado a las mufiecas, dentro del cuarto de jugar. Los niftos los colocaran a menudo de otro modo y construirén incluso més cosas a su alrededor, queriendo imitar Jo que pasa en la vida diaria. Si renun- ciamos a los juguetes que parecen de verdad, como pueden ser una bafiera de pléstico, una cocina, una plancha, etc..., abrimos a los nifios la posibilidad de ir descubriendo las cosas que necesi- tan. De este modo, un cesto 0 un bare quillo.dado la vuelta, podrian hacer de baiiera; dos troncos redondos, de pla~ cas de cocina 0 tapaderas; un tronco con una rama truncada, como taza, secador, frasquito de agua para rociar de agua la ropa, etc. Lo més importante son, naturalmen- te, las mufiecas, las cuales, si estén ela- boradas de la manera més sencilla, posibilitan que la imaginacién infantil descubra en ellas todo tipo de figuras 64 humanas (ver también: “La muieca, uno de los juguetes mas importantes” pag. 27) Pero, naturalmente, también son importantes para el juego los pafiales, Jos cordones de lana y un poco de lana cardada de oveja para que el nifio (segtin edad y experiencia) pueda arro- par y vestir a sus mujiecas. A los nifios mayores se les puede dar, incluso, un vestido con un bordado bonito. Como lugar donde poder dormir a las mufie- cas, puede servir un saquito (pag. 77), diversos cestos (pag. 67), una cuna, una hamaca (pag. 81), un banguito, ete. Pequefos cuencos de madera y cucharas, huesos de frutas, bellotas y castafias, pequefios floreros y candele- ros, un arpa infantil (ver: “Casas prove- edoras”) son muy apropiados para la imitacin de la vida cotidiana 0 para celebrar alguna fiesta especial, con esa seriedad, y al mismo tiempo alegria, que caracteriza al juego. MUNECAS Y ANIMALES DE NUDO Material: Diversas telas de colores lisos. Un poco de lana cardada. Para la figura humana, se harén nudos en tres de las esquinas, uno de ellos para la cabeza y los otros dos para las manos. Si la tela es muy suave y no 66 demasiado pequefia, se coge ésta por el punto sefialado (x) y con esta nueva punta, se hace un nudo sencillo para la cabeza. Para las manos, se hacen dos nudos con las puntas que quedan més cortas. Si se va a hacer una viejita, se le puede atar un pafiuelo en la cabeza; si se va a hacer un viejo o un pastor, se le introduce un poco de lana en el nudo hecho, para que haga de barba. Para hacer la figura de un animal, describi- remos el caracol a modo de ejemplo. Hacer un nudo pequefio justo al final de dos puntas de la tela. Coger esas dos puntas juntas y hacer un nudo para la cabeza. Con el resto de la tela se hard la concha del caracol, bien haciendo dos nudos, uno encima del otro, o enrollan- do la tela sobre la mano y haciendo un nudo al final. Dependiendo de la forma del nudo, si es més alargado o mas redondo, o de si se hacen nudos de diferentes tamaiios, tendré el nifto posi- bilidad de reconocer con su fantasia algunas figuras caracterfsticas de ani- males (conejos, liebres, ovejas...). El color de la tela también ayuda a carac- terizar lo tipico de un animal. Asi por ejemplo una tela verde con un nudo ser enseguida una rana, y una azul podra ser un pajaro dentro del nido. o MUNECA DE NUDO Una madre que se decide a dar a su hijo una museca de nudo porque intuye que esto ayuda a desarrollar en su hijo fuerzas especiales (ver también: “La mufieca, uno de los juguetes mas impor- antes”), debe saber también que ella se tendré que someter, a su vez, a ciertas exigencias. Lo que el nifio podra imitar, sera el carifio que ella demuestre hacia esa mufieca. Este carifio comienza ya con Ia elaboracién cuidadosa, y se man- tendré a través del seguimiento cons- ciente de la relacién del nifio con la muieca durante todo el dia Material: Tela de lana o franela rosa suave. Seda (para bebes y nifios muy pequefios). Lana cardada. Medidas: Un cuadrado de 40 x 50 cm de lado. 35.a 40 cm para la seda, Hacer un dobladillo alrededor de la tela, a ser posible a mano, para que quede suave. 68. Ahuecar atin mas la lana cardada (ver: “Empleo de la lana natural”), for- mar una bola con ella y cubrirla con la tela. Atar el cuello, no muy fuerte, con tun poco de lana retorcida, teniendo cui- dado de que las cuatro puntas queden igual de largas. Hacer un nudo para las manos, en las dos puntas que quedan a los lados. Tener cuidado de que los bra- zos no queden muy largos. Los ojos y la boca se pueden sefalar suavemente con un lapiz de color. Es aconsejable dar a los nifios algunas telas para mufiecas (pag. 77), a fin de que puedan envolverlas y vestirlas. En la mufieca de seda, la lana que queda por debajo del hilo del cuello puede ser, aproximadamente, una vez y media mas larga que el tamafo de la cabeza, para formar un cuerpo con ella Pero este cuerpo se deberia cubrir con seda para que los nifios no se metan la Jana en la boca. Cuando, para formar el cuerpo, la lana ha sido llevada desde la cabeza y a través del cuello, la cabeza queda con mayor sujecién. MUNECA DE MIEMBROS Ver relacionado con esto: “La mufieca, uno de los juguetes mds importantes”. Material : Tela de punto blanca (una camiseta vieja) Tela de punto rosa suave. Lana cardada. Hilo fuerte blanco (torzal o hilo de bor- dar). Lana de hacer punto para el pelo. La cabeza (altura 6 cm) La lana cardada (ver pag. 109) se envuelve en un trozo cuadrado de tela de punto de algodén blanca (unos 20 x 20 cm). Se forma una bola apretada y se ata. Para que la cabeza no se afloje con el tiempo, se recomienda introducir en ésta, 70 antes de atarla, un tubo hecho con lana cardada, muy fuertemente enrollada. A la altura del ofdo se da horizontal mente una vuelta a la cabeza con el hilo fuerte doble, estirandolo mucho (debe estar sujeto) y rematandolo al final Llevar el hilo hasta el ofdo siguiente con una media vuelta y volverlo a rematar bien para que no se mueva. Conducir el hilo por encima de la cabeza y por el cuello (delante del tubo de lana) pero no apretarlo demasiado. Coser los puntos de cruce de los hilos fijéndolos bien. Para el occipucio, bajar una mitad del hilo horizontal hasta 11/2 cm por enci- ma del hilo del cuello. Cortar la tela de punto rosa segiin el patron. Los puntos del tejido deben ir en sentido vertical al colocarlos sobre la cara. Adapiar bien la tela en Ia linea de los ojos, sujetar las partes de arribay de atrés, una encima de la otra, con alfileres y coserlas. En la parte del cuello, sobreponerlas mucho para que no se forme ninguna arruga delante de la barbilla, Insinuar primero los ojos con alfileres en la linea correspondiente. Después, introducir una aguja desde un ofdo al primer ojo, de aqui al segundo y después al otro ofdo. La puntada de los ojos es de alrededor de 1/2 cm. Tener cuidado que ésta quede completamente horizontal y que los ojos no estén demasiado juntos. Los ojos se pintan luego por encima con un lapiz azul o de otro color de ojo. Insinuar la boca con un lapiz rojo 0 coserla como los ojos. 1 El pelo ; El pelo se borda con lana de hacer punto. Para la cola de caballo y el pelo riza- do, se elige la coronilla como punto cen- tral; para las trenzas, se toma un punto algo por debajo de cada oido. Desde allf se hacen puntadas largas, alrededor de a cabeza hasta el comienzo del pelo, dejando la cabeza separada en partes. En el caso de las trenzas, marcar la raya del medio muy suavemente con un lapiz e ir dando sucesivamente punta- das de cada ofdo a la raya, pero sin Ile varlas todas justo hasta el ofdo pues asi evitamos que se forme un bulto alli. A continuacién, rellenar cada parte con puntadas muy juntas. El principio y final de cada hilo se dejan colgando. Después se coserdn pelos sueltos, bien pinchando sobre la misma lana al vol- ver, o rematando cada puntada. El cuerpo Cortar el cuerpo y los brazos de una tela de punto rosa o un jersey fino viejo, segiin el patron. Las medidas que se dan sdlo sirven de orientacién, por- que depende de la mucha o poca elasti- cidad de la tela. Los brazos llegan mas © menos hasta donde empieza la pier- na. Coser los brazos, darles !a vuelta y rellenarlos sin apretar hasta el hombro, con lana cardada, de modo que queden blandos. (Dejar los hombros vacios para que los brazos se puedan mover). En el centro del doblez, cortar un pequefio agujero y pasar por abi la tela que sale de la cabeza con el abulta- miento del cuello. Coser esa apertura con un par de puntadas alrededor del hilo del cuello. Cerrar las costuras de atrés del cuerpo desde el comienzo de las piernas hasta los hombros, y des- pués las de las piernas y las de los pies. Hacer cuidadosamente un corte en la entrepierna, dando seguidamente la vuelta al cuerpo. Rellenar las piernas hasta la entrepierna. Después rellenar el cuerpo con lana nueva(asi las piernas 3 quedarn méviles para sentarse). Las piernas y el cuerpo se rellenan con més Jana que los brazos. Ir dando forma con la mano a la vez que se va rellenando. Hacer un hueco con los dedos y meter las puntas que cuelgan de la cabeza. Subir la tela del cuerpo por encima de los brazos hasta el cuello, coserla alre- dedor del hilo del cuello y cerrar las costuras de los hombros. Doblar un poco la tela alrededor del agujero del brazo y coserla a éste (no cortarla). Atar ligeramente las manos a la altura de la mufieca o pasar un hilo fruncido +—eesae See? 4 at ru ” Doblar el pie hacia arriba hasta que haya un Angulo recto con la pierna y coserlo a ésta en el punto en que se rocen. Estirar un poco el hilo; hacer pequefias puntadas alrededor del talén; estirar otra vez el hilo, atravesar los tobillos y rematar. Cuando se laven las mufiecas, se pondrédn a secar en una toalla colgada a modo de hamaca, para que no pierdan su forma. También se puede limpiar, por ejemplo, solo la superficie de la cara, frotandola con una esponja y un poco de espuma. om —______ MUNECA BLANDA Material: Tela de punto blanca Tela de punto rosa. Tela de lana, jersey u otra tela suave de color liso. La cabeza (altura 7 cm) se hace exac- tamente igual que la mufieca de miem- bros (pag. 70). El cuerpo se corta relati- vamente ancho y se fellena poco. Cortar los brazos y el cuerpo segtin el patron (ver pag. 76). Cerrar primero la costuta de atras del cuerpo y luego las de las piernas. Doblar las piernas como se dobla un pantalén para hacerle la raya y coser la costura del pie de delan- te hacia atras haciendo un ligero arco. Cerrar las costuras de los brazos. Cortar un pequefio agujero para el cue- ilo en el doblez de la tela, e introducir por el mismo el abultamiento y las puntas que cuelgan de la tela de la cabeza. Doblar el borde del agujero cor- tado y coserlo bien firme al hilo del cuello. Cerrar los picos de la tela de punto blanca y, metiendo un puniado 15 de lana, hacer un pelele mas 0 menos consistente de una vez y media la altu- ra de la cabeza, aproximadamente de unos 10,5 cm. Para que la cabeza quede bien fija, tirar firmemente de los extre- mos de la tela de punto rosa y coserlos al pelele que se ha hecho. Rellenar lige- ramente las piernas y fruncir un hilo por el borde de arriba. Poner un poco de lana cardada alre- dedor del pelele que se ha hecho e introducirlo en el cuerpo. Fruncir el hilo y coser la tela del cuerpo al pelele. Bajar la parte superior, donde estén los. brazos, y coserla por encima del hilo fruncido. Rellenar las manos ligera- mente desde los extremos, metiendo a la vez algo de lana por delante y detras del pelele. Fruncir un hilo en los extre- mos de los brazos. Coser las manos, rellenarlas y cerrar- las, uniéndolas después a los brazos. Insinuar los pies frunciendo un hilo alrededor del “tobillo”. 16 TELAS PARA ENVOLVER Y MUNECAS Existen infinidad de posibilidades de vestir las mufiecas con telas sencillas, desde paiiales para los bebés, hasta vestidos para una abuelita. Las telas debieran ser, si fuese posible, de colo- res lisos y mas bien suaves. Para suje- tarlos a la cabeza, se pueden hacer cin- tas para coronas (pag. 41) a la medida de las mufecas. Material: Batista. Seda. ‘Tela fina de lana. Tela fina de lino. Franela. ‘Medidas: Un cuadrado de 30 x 50 cm de lado (cuadrado).. Hacer dobladillo a las telas o, si fuera conveniente, un borde de ganchillo, SAQUITO PARA LLEVAR LA MUNECA Un modo de llevar a las mutiecas seria envolviendolas en trapos, pero ellas tam- bién se encontraran a gusto dentro de un saquito que las proteja y donde los nifios las puedan llevar consigo. El saquito con Ja muifeca también se puede meter en un. cesto, dejarlo en una hamaca (pag. 81) 0 tenerlo encima de las rodillas mientras se escucha un cuento. Al principio, pediran a tn adulto a otro nifio mayor que ellos que les aten el lazo, pero entre los 5 y 6 afios (dentro de un desarrollo normal), nace el interés por hacerlo ellos mismos imitando, cosa que aprenden enseguida. Material: Muselina, popelina, batista o lino fino. Lana de oveja cardada. Medidas: El tamaio final del saquito es de 60 x 22cm. Funda: cortar 1.32 m x 24cm. Longitud final de las cintas para atar: 60 cm de largo y de 1.0- 1.5 cm de ancho. Coser el saquito con la muselina o la popelina, rellenarlo de lana cardada y ” cerrar la tiltima costura. A fin de que la lana no se corra de un sitio a otro, se pueden dar unas puntadas para asegu- rarla (ver del dibujo pag. 78). En la funda, primero hacer un dobla- dillo en los dos finales (cintas de ojales) Con el lado izquierdo hacia afuera, ple- gar la funda de tal forma que las cintas de ojales estén sobrepuestas. Unir las Fonda B costuras laterales con alfileres, y cortar las dos esquinas superiores redondea- das. Coser las cintas para anudar desde dentro la costura. Cerrar las costuras laterales y sobrehilar con un punto zig- zag. Dar la vuelta y planchar las costu- ras. Coser los botones y los ojales. nif VESTIDOS PARA MUNECAS, Con cinco o seis aftos, ya empiezan los nifios a hacer ellos mismos ropa para sus mutiiecas. Fl estimulo para comenzar proviene, la mayoria de las veces, de ver a un adulto 0 hermano mayor cosiendo. Algo muy especial se produce cuando una madre cose un vestido para una mufieca, quizés incluso lo borda, es decir, que est4 una temporada larga dedicada a ello, teniendo a la vez tiempo para su hijo. De paso puede cortar el ves- lido que quiere coser el nifio, y empezar Ia primera costura con unas puntadas pequefias. Este ir mirando lds dedos de la madre, viendo cémo utiliza el dedal, cémo remata el hilo, cose los botones, y lo querré hacer igual que ella. El corte para un vestido de muiiecas puede ser muy sencillo. Como material, serfa apropiado una tela de lana de color liso y otras telas de algodén también de um solo color, con una cafda suave, como por ejemplo la franela y la batista 9 HAMACA PARA LAS MUNECAS Material: Cuerda fina, 3 maderas pequefias contra- chapadas de 20 cm de largo y 2 cm de ancho, 2 palos de madera redondos de 40 cm de largo aproximadamente 3.5 m de cuerda gruesa. Colgar una de las maderitas contracha- padas de una cuerda. Cortar 40 tiras de cuerda fina de 1.24 m cada una. Hacer un nudo con cada 2 hilos y ponerlos a caba- llo sobre la maderita (dejar alrededor de 10 cm por encima del nudo para sujetar més adelante el palo redondo). Hacer un nudo doble debajo de la tablilla, cogien- do la cuerda de delante del primer nudo y la cuerda de atras del segundo. Después, hacer otro nudo con la cuerda de delante del segundo nudo y la cuerda de atras del tercero, y asi sucesivamente. Al principio y al final, queda una cuerda libre que se anudaré en la fila siguiente. Cuando estén anudadas todas las cuer- das de la primera fila, se pondré otra tablilla y se seguirén haciendo nudos del mismo modo, debajo de ésta. Cuando haya dos filas acabadas, se puede o bien tomar la tablilla superior y pasar en su lugar una cuerda resistente de donde cuelgue el trabajo a realizar, o bien coger una tercera tablilla para la siguiente fila de nudos. En este tiltimo caso, se sacara cada ver la tablilla que haya en el medio para utilizarla en la nueva fila Hacer de este modo 25 filas de nudos y dejar al final unos 10 cm de cuerda libres. Hacer 12 agujeros en los palos redondos equidistantes entre sf. Los agujeros de los extremos tienen que tener por lo menos 08 cm de diémetro. Tomar cuatro cuer- das cada vez e irlas pasando por los agu- jeros, haciendo al final un nudo gordo. (Al final se ponen una vez 3 cuerdas y otra vez 5 en un agujero). Pasar la cuerda gruesa por los agujeros de los extremos. Esta cuerda serviré para colgar la hama- ca. Hacerla pasar también entre los nudos laterales, dejéndola algo mas corta que la longitud de la malla, para que ésta cuelgue bien y las mufiecas no se caigan. ‘También se puede hacer una hamaca, {tejiendo una malla de ganchillo con una cuerda fina muy suave. Otra técnica de nudo también muy bonita es la filigrana. 81 V.LA TIENDA En este siglo de los supermercados, el organizar una tienda sencilla puede ser de gran importancia para los nifios, ya que, sélo en muy contadas ocasiones, pueden todavia experimentar el que quizas haya que esperar, el que se les pregunte lo que desean, el que traigan cosas para poder elegir, el escuchar un “por favor” y un “muchas gracias”, tanto en el mostrador como al pagar en la caja, etc. A través de una “tienda”, Jes damos a los nifios la posibilidad de que imiten esta serie de modales. La tienda se puede hacer con un caballete, (pag. 34) quizas poniendo un trapo (pag. 36) por encima a modo de techo atado al travesafio de arriba y, de algu- na manera a la pared, con un taburete 0 silla y con una estanterfa o un segundo soporte. La mercancia puede estar constituida por huesos de frutos lim- pios, como albaricoques, ciruelas y melocotones, asi_ como con bellotas y castafias, todo ello bien seleccionado y colocado en su cesto. Ademés se necesi- 82 tardn otros cestitos y cuencos pequefios de madera, cucharas y paletas para poder servir a los clientes. Tan s6lo con esto, ya tenemos aqui reflejado el gesto basico de dar y recibir, de pedir por favor y dar las gracias. Ademés, tam- bién se ha creado con ello un campo de juego que “crece” con los niftos (ver: “Etapas del juego”, pag. 17) , esti- muldndoles en las diferentes etapas de su desarrollo, incluso mas alla del pri- mer septenio. Asi como a los pequefios, hasta mds 0 menos los tres o cuatro aitos, les encanta coger la mercancia con las paletas ¢ ir rellenando los cuen- cos, para los de cuatro 0 cinco afios es importante tener gran cantidad de “manzanas”, “patatas”, “huevos” y lo que se les ocurra. A los mayores, ademas de todo esto, les interesa la equivalencia de estos productos con el dinero, queriéndose quizés construir una caja “de verdad” o una balanza. Aparte de ello, también les gustaré con- vertir la tienda con todo su contenido en un barco transatléntico o en un autobuis, con el que se van de viaje y cosas por el estilo. Sin embargo, cosas fascinantes como pueden ser dinero de jugar, caja para contabilizar, balanza y golosinas, no estimulan del mismo modo el juego de los nifios. CUCHARONES, CUCHARAS Y CUENCOS PEQUENOS DE MADERA TALLADOS PARA EL RINCON DE LAS MUNECAS Y PARA LA TIENDA Cucharas y cucharones Quien tenga un poco de experiencia en el trabajo con madera, disfrutaré tallando estas cosas. Ademés, cada pieza saldré distinta, lo que producira una impresin viva sobre los nifios al utilizarlo. ‘Material: Madera: especialmente adecuadas son abedul y arce; también se pueden pedir a algiin carpintero (no coger maderas duras). Utensilios: Si es posible, un banco de carpintero 0 un pequefio torno. Cuchillo de tallar de mano, gubia, sie~ ra, lima y lija Dibujar con un lapiz la forma de la cuchara 0 cucharén por la parte de arri- ba de la madera. La direccién de las vetas debe ser paralela al mango. Quitar la madera de alrededor de la linea dibujada, dejando una superficie plana, no abombada. Dibujar en las partes laterales la forma redondeada de Ja cuchara 0 cucharén y quitar otra vez la madera de alrededor del dibujo, dejando siempre superficies planas. Después de esto, ya se pueden redon- dear las esquinas, dejando una forma 84 agradable al tacto. Dibujar la superficie a ahuecar (ver linea de puntos). ;Dejar un borde alrededor'. Ir tallando cuida- dosamente con la gubia en la direccién de las flechas. Es necesario contemplar y palpar continuamente el trabajo por todas partes hasta que la forma nos parezca de verdad conseguida. Por tiltimo dejarla bien suave con papel de lija, darle una capa de balsamo de cera de abejas y pulirla, Cuencos pequefios Dibujar la forma deseada sobre la madera e ir tallando hacia dentro con la gubia en la direccién de la veta. {Dejar un borde alrededor!. Después, tallar la parte de afuera que rodea al borde con un cuchillo de tallar de mano. Dibujar en la parte de abajo lo que va a ser la base e ir tallando alrededor dejando una superficie redondeada. Por tiltimo, tallar el borde con el cuchillo de tallar de mano. La esquina del borde exterior, se podria cortar de modo que quedase un poco inclinada hacia afuera. Igualar la superficie con papel de lija, darle una capa de balsamo de cera de abejas y pulirlo, "2 VI. CASA DE MUNECAS Entre los seis y los nueve aftos, el jugar ala casita de mufiecas es algo muy que- rido por los nifios. Lo hacen con tanta constancia que pueden pasar mucho tiempo sin que se acuerden de todo lo demés. Jugar, consiste ahora en cambiar cosas de sitio crear espacios nuevos, hacer un jardin, un establo, un prado, coser mufiecas nuevas y hacer vestidos para ellas, tejer 0 coser alfombras, hacer cojines y mantas para las camas, cons- truir pequefias estanterias con tablillos y palos de madera para llenarlas de cacha- rritos (por ejemplo de conchas y sombre- ritos de bellotas)... Lo que més les gusta, es poder hacerlo sobre una mesa grande o encima del suelo para poder agrandar- loa sus anchas. Es importante dejar que los nifios dis- fruten descubriendo las cosas y que s6lo nos ocupemos de darles el mate- rial que necesiten, renunciando cons- cientemente a las miniaturas perfectas que tanto gustan, logicamente, a los mayores 86 Material: 1 tablero contrachapado de unos 40x50 cm. Mimbre 0 médula de unos 8 mm de didmetro. Tela ligera, como puede ser batista, de 80 x 100 cm, Serrar los Angulos rectos de la tabla dejéndola menos dura en la forma. Hacer 3 agujeros, en las partes latera- les, del tamaito de la médula. Lijar bien la madera y encerarla. Cortar los arcos (alrededor de 95 cm, 90 cm, 85 cm) y meterlos en los agujeros. El arco més grande se pone delante. Planchar bien la tela y sijetarla al arco delantero con un par de puntadas. Fruncir un hilo en la parte opuesta de la tela. También se puede poner sencillamente la tela por encima y dejar que los nifios la aten con cuerdas o pinzas de la ropa segtin lo necesiten. Complementos: Maderas de construccién (pag. 48), especialmente nudos de ramas, y ramas que sean largas y finas o estén partidas a lo largo por la mitad; telas pequefias para la construccién (pag. 49); cordones (pag. 42). MUEBLES DE MADERA TALLADOS PARA LA CASA DE MUNECAS Material: Nudos de ramas (abedul, arce, castaito). Sierra, cuchillo de tallar de mano 0 nava- ja. Gubia, balsamo de cera de abejas para impregnar las superficies talladas. Sillon Serrar diagonalmente un trozo de rama de unos 16 6 18 cm de largo y 7 u 8 cm de didmetro, de modo que sitva para hacer dos sillones. Tallar el asiento con una gubia; redondear los cantos con un cuchillo de talla de mano. 88 ‘Mesa Serrar un trozo de rama de unos 7 em de largo y de 7 a 9 cm de diémetro. Tallar el pie de la mesa en la direccién de Jas flechas. Lijar las superficies. También se puede poner un trozo redondo més ancho y corto, encima de otro més largo y estrecho, a modo de pie. Camas Serrar o cortar longitudinalmente con el hacha trozos de ramas de unos 12 em de largo y mas o menos 8 cm de didme- tro. Ahuecarlos un poco con la gubia y {allar los bordes con el cuchillo de talla de mano. La base se puede allanar un poco. A los nifios también les gusta utili- zar estas “camas” como barcos 0 teja- dos, poniéndolos encima de dos palitos. MUNECAS PARA LA CASA DE, MUNECAS Las mufiecas pequefias se pueden hacer facilmente anudando una telita fina y poniéndoles algo sencillo como delantal (ver: "Muiteca de nudo") También se pueden usar las mufiecas que se mantienen de pie (pag. 57) y hacerles los brazos con una tela ligera, cosiendo las mangas del tamafio corres- pondiente (ver dibujo). Pasar los extre- mos de la cabeza por la apertura del cuello. Coser ésta alrededor del hilo del cuello. Cortar un poco el fieltro en ambos lados, colocar los brazos dentro de estos cortes y coser la falda de fieltro a la cabeza. Rellenar las mangas con muy poca lana, fruncir por abajo y afia- dir las manos. Las figuras masculinas se pueden caracterizar poniéndoles un Costra Conure sombrero y una capa a juego. A los nifios en edad escolar también les gusta hacerse muriecas pequefias de punto. Al principio necesitaran ayuda, tanto para hacer bien las proporciones, como para menguar y aumentar y para coser- las al final (ver: “Muiieca tejida de punto”). Los nifios que prefieren coser, se hacen mufiequitas del estilo de la mufieca de nudo o de las que se man- tienen de pie. También les gusta dar forma a la mujieca con una varilla mol- deable (tipo limpiadores de pipa), envolviéndola con lana cardada. ‘Altura de cabeza My ca2om de cuerpo 89

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