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Experiencia Vívida y Construcción Social De La Realidad

(Eje I- Parte I)

Lorena Nayiber Vega Rincon

Lienciatura en Ciencias Sociales, Fundacion Unversitaria del Area Andina

Practica IV y procesos investigativos

Lic. Angie Andrea Aragón Orejuela

06 de Marzo del 2023


El Peso de Haber Crecido En Un Territorio Que Yo No Elegí

Mi nombre es Lorena Vega Rincón, nacida en el 05 de febrero del año 1991 en un


pequeño y distante municipio del departamento del Meta al que le hace alusión a su nombre,
Lejanías. Hija de padres amantes al campo y a las actividades de labrar la tierra, así nos lo
inculcaron y enseñaron a mí y a mis tres hermanos. Para mis padres respecto a la prioridad
para con sus hijos fue siempre la escuela y aunque la escuela era un poco distante de nuestra
finca, siempre se esforzaron para que comprendiéramos que nuestro deber primordial a
nuestras edades era ir a la escuela; recuerdo hoy con nostalgia aquellas palabras que con algo
de dureza papá siempre nos repetía: “ estudien para que no queden burros como nosotros,
aprovechen que tienen la oportunidad de ir a la escuela y que de aquí a mañana no les toque
sufrir como a nosotros por no tener estudio…” con Lagrimas en mis ojos hoy comprendo a lo
que ellos se referían, doy por comprender que aparte de animarnos a que amaramos estudiar y
prepararnos para la vida, también expresaba con recelo lo que un día por las condiciones de su
infancia no pudo tener… cuanto agradezco traer esto hoy a mi memoria porque me recuerda
que lo que hoy soy y lo que hay detrás de ello.
Recuerdo que tenía 8 años de edad cuando mis padres decidieron en busca de
oportunidades de mejora en la calidad de vida, trasladarse de departamento; fue así como
llegamos a Arauca, una tierra desconocida que para mi capacidad en aquel tiempo de ver la
realidad de la vida quizá no era algo abrumador, pues en realidad los recuerdos de escuela o de
experiencias significativas que llegan a mí, hacen parte de aquellos tiempos y espacio. En la
escuela no recuerdo que me hablaran o enseñaran mucho del lugar o tierra donde nací,
siempre escuchaba a mi maestra insistente en que me aprendiera el himno del departamento
de Arauca, del municipio en el que vivía y además solo oía rescatar la riqueza o majestuosidad
de este mismo territorio – Arauca (hoy comprendo que debió de ser en algún tema de sociales
en donde aprendiéramos sobre la comunidad a la que pertenezco. Si bien este recuerdo me
lleva hoy a la reflexión sobre mi practica docente ¿estoy dando el espacio a mi estudiante para
que exprese de donde se siente parte? ¿cuál es la raíz a la que se siente arraigado? ¿se siente
parte del lugar en donde habita? Todo ello teniendo en cuenta que hoy en nuestras escuelas
tenemos diversidad de regiones juntas representadas en nuestros estudiantes y mas aun con el
fenómeno social de la migración… ¿será que estamos imponiendo a nuestros estudiantes el
apego o arraigo a un lugar o espacio desconociendo que no todos pertenecen al territorio que
hoy transitan o habitan? (siendo así, ¿que esperamos de estos ciudadanos hoy en formación
cuando el futuro les evoque el reconocimiento de sus orígenes y el significado del mismo en
ellos?)).

Retomando sobre mis vivencias en la escuela, recuerdo con gratitud a aquella docente
que con su carisma y amor por su profesión dejo marcado en mi el deseo de ser como ella y que
mientras tanto la imitaba en el juego con mis muñecas, hermanos y amigos. Daré un amplio
salto a muchas de mis vivencias durante la época del colegio para no extenderme.

Una vez culminada mi etapa de colegio inicia el devenir de interrogantes sobre ¿qué
sigue?, ¿ qué estudio?, ¿ cómo? si la mayor dificultad era que no había recurso económico para
ir a la universidad? Con muchas dificultades y zozobra en casa por nuestro futuro dadas las
condiciones de orden publico del departamento. La violencia era el factor domínate en la
región: masacres, desapariciones forzosas, desplazamiento, reclutamiento de adolescentes y
jóvenes para la utilización de la guerra. Sin embrago mis padres ahondados por el temor me
enviaron al municipio de Granada Meta a estudiar en la Normal superior María Inmaculada el
ciclo complementario para obtener el titulo de Normalista superior, era para lo que alcanzaba,
culminarlo era quizá algo incierto, pues el factor violencia ocasiono también crisis en la
economía y más cuando al campesino le fue despojadas sus tierras, del único sustento de su
familia.

A mis 17 años inicio mi etapa de formación para alcanzar el sueño que me idee desde
niña, ser docente. En aquel lugar era forastera, de alguna manera expresar y referirme al lugar
de donde iba se fue convirtiendo en algo vergonzoso, parecía ser un delito y por ende este me
costó la estigmatización y por tanto el rechazo y discriminación de compañeros de mi edad,
algunos otros algo mas mayores, pero lo que no comprendida era cual era la necesidad en
algunos docentes de aportar a esa estigmatización en mis compañeros al referirse al lugar de mi
procedencia; no escuchaba mas que palabras denigrantes como el de ser hija de un territorio
donde matan y desaparecen gente todos los días, en donde todos somos amigos de los asesinos
y que eso nos hace peligrosos…y quizá eso no debía afectarme porque en realidad no era hija
de aquel territorio, pero… ¿de cual más les iba a hablar si fue del único que en la escuela me
enseñaron a conocer?, de ese que aprendí tanto porque por obligación y con la insistencia de
mis maestros, me arraigaron, aunque jamás olvidé que no fue allí donde nací, pero que
tampoco conozco mucho de aquel lugar. Así, sobrellevando la carga de haber crecido y formar
parte de un lugar al que nunca elegí pertenecer, otras veces negando de donde soy, logré
alcanzar el logro de graduarme como normalista superior…No quería regresar a Arauca, la
estigmatización y discriminación que sufrí logró en mí el deseo de jamás querer regresar a ese
terrible lugar del que según nadie desearía visitar. sin embargo, no tuve opción, regrese con la
firme convicción (como si fuera fácil) de que lograría convencer a mis padres de salir del
departamento y regresar… no se a dónde, pero no quería que siguiéramos viviendo más allí…
No logre convencerlos, además porque ello implicaba abandonar todo.

Finalmente seguimos en el mismo lugar; tiempo después logré empezar a ejercer mi


labor docente en una institución educativa de etnia indígena, la institución educativa Guahibo
Makaguan que, aunque tiene autonomía propia por su particular etnia, también está inmersa
en el olvido estatal. Pareciera que el Cosmos me quisiera llevar siempre inmersa en donde
abunda la no aceptación, pero esta vez sería diferente, pues me enfrentaba nuevamente a
expresiones de discriminación y estigmatización; era evidente y notorio que muchos de los
niños y adolescentes de aquel colegio se sentían menos preciados por su “condición” de
indígenas frente a otros niños que no pertenecían a la etnia indígena pero que también
estudiaban dentro de este colegio.

Estos escenarios evocaron mis vivencias en la época de mi preparación docente, en


aquel tiempo no pude hacer mucho por cambiar dicha situación, pero en esta ocasión tuve la
firme convicción de que tengo mucho por hacer, sentí que yo estaba en la condición de aportar
sobre la veracidad de lo que estos hechos causan en el sujeto que los vivencia. Desde entonces,
mi práctica docente está ligada al ejercicio de hacer memoria para la recuperación de la historia
y reconocimiento de las raíces propias, pero además de la apropiación, empoderacion y respeto
de las mismas, pues los estudiantes en su necesidad de aceptación estaban desarraigándose de
su identidad y aquí solo por hablar de los estudiantes, sin adentrar en la crisis cultural propia en
que la institución educativa y la comunidad indígena está inmersa en su afán de aceptación
social. Ha sido un proceso ameno, aunque algo complejo sobre todo con los mayores que
pertenecen a la comunidad, quienes se han ido adaptando a una sociedad que los obliga a
desvestirse de su propia identidad para ser aceptados y esto lo absorben los niños y niñas en
casa dificultando y retrocediendo lo que se logra con ellos en la escuela.

Dicho esto, es posible afirmar que en este recuento se hace la recuperación de un


síntoma de carácter social y es el de la estigmatización que conllevan a la discriminación
ahondando en consecuencias como el del desarraigo cultural y negación de identidad propia en
función de la búsqueda de aceptación.

No nací en este territorio, pero comprendí que es en este lugar en donde me necesitan.

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