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Producto: 495883
ISBN: 978-0-7899-2349-3 /0-7899-2349-1
Impreso en Colombia
Printed in Colombia
CONTENIDO
1. Cubierta
2. Título
3. Créditos
4. Contenido
5. Reconocimientos
6. Introducción: La conexión de amor
7. 1. La infidelidad es obra de la carne
8. 2. ¡Cuidado con las puertas abiertas!
9. 3. No alimente la carne
10. 4. Detonantes de la infidelidad: Amargura, odio y venganza
11. 5. El ocio y la falta de visión
12. 6. Sin arrepentimiento no hay futuro
13. 7. La santidad es una provisión de Dios
14. 8. ¿Qué si ya cayó?
15. 9. ¿Se puede superar la infidelidad?
16. 10. Andar en el Espíritu es andar en victoria
17. 11. ¿Cómo renovar la mente y andar en vida nueva?
18. 12. ¿Cómo sanar las heridas y restituir?
19. 13. Someterse a la autoridad es estar protegido
20. 14. La comunicación como requisito para un matrimonio feliz
21. 15. De la vergüenza al honor
22. 16. El perdón es el único camino para el agredido
23. 17. Violaciones, abusos e infidelidades
24. 18. Infidelidad y ruina
25. 19. En la infidelidad no siempre hay un solo culpable
26. 20. Unión libre: Distorsión del matrimonio
27. Comentarios finales
28. Acerca del autor
RECONOCIMIENTOS
Su esposa no lo quiere.
Su esposo no se interesa por usted.
Todo el mundo le quiere y lo valora, menos su cónyuge.
Su matrimonio nunca va a funcionar.
Su cónyuge tiene otra pareja.
Ya no le intereso como mujer, o como hombre, si es el caso.
Ya no vale la pena seguir viviendo con esta persona.
Nunca será feliz con esta persona.
La relación sexual ya no es igual y nunca será emocionante
entre los dos.
De este matrimonio solo vale la pena los niños.
Sepárese, ya no hay caso.
Todos los esposos son muy buenos, menos el mío.
Esta mujer nunca va cambiar.
Como ya vimos, es una orden imperiosa derribar y destruir las
fortalezas que quieren levantarse en su mente. De otra manera,
terminarán llevando a la persona a creerlas y actuar de acuerdo a
las mismas.
Cuando una persona le da cabida a esos pensamientos de
divorcio, de deslealtad, poco a poco se aleja de su pareja. Entonces,
en menos de lo que pueda esperar, comienzan a llegar a su vida
personas que al parecer son la solución a sus problemas. Sin
embargo, no es más que un movimiento orquestado por el padre de
mentira para acabar para siempre ese matrimonio.
Tengamos en cuenta que es un problema espiritual. El enemigo
plantó una semilla en la mente y en el corazón de uno de los
miembros del matrimonio. Si alguno la recibió y ha estado
considerando esos pensamientos, va rumbo a la siguiente fase del
plan del enemigo. Lo que pasará a continuación es que ese
enemigo, invisible y maquinador de malas cosas en contra de los
seres humanos, los pondrá en contacto con otra persona que usará
para que se consuman esos pensamientos contrarios al orden del
matrimonio.
Parece increíble, pero es cierto. Si cree en los ángeles, crea
también en los demonios, pues son espíritus encargados de ejecutar
obras tanto de la luz como de la oscuridad, según sea el caso.
En citas que atendemos a diario, cada historia tiene un hilo
conductor que siempre lleva a lo mismo: destrucción del hogar.
Cuando hay puertas abiertas para estas criaturas invisibles, que son
como las bacterias, penetran y no las vemos, pero allí están.
Bajo ese abrigo, bajo esa sombra, estamos firmes, pues hay un
poder especial sobre nuestra vida que nos lleva a amar y a perdonar
con una fuerza que no es nuestra, sino de un Dios omnipotente. Allí
estamos firmes porque no estamos esperando caer, sino caminar
con propósito, con alegría, como familia, en santidad e integridad y
en defensa del compromiso matrimonial adquirido.
Para andar a ese nivel solo se requiere creer, orar y obedecer. Es
decir, el remedio es absolutamente de carácter espiritual.
Las parejas que se vieron afectadas por la infidelidad buscaron
consejo y orientación. Cuando mi esposa y yo hablamos con ellas,
lo primero que les decimos es que la medicina que los puede sacar
de esa situación es espiritual y se basa en lo que dice la Biblia. No
se trata de algo religioso, ni místico, sino en el desarrollo de una
relación personal con Jesús y obedeciendo su Palabra. Al final,
entienden que todo lo que está en juego son sus vidas, sus familias
y su futuro.
Partiendo del panorama dibujado en el que la pareja cae en un
estado donde no se habla, ni busca salidas a sus crisis, las
situaciones anormales se vuelven duraderas. El hecho de recibir
regalos, atenciones y demás detalles de personas del sexo opuesto,
y además pasar algún tiempo importante a su lado, de seguro que
va abriendo puertas para que alguno de los cónyuges termine
involucrado en una relación de infidelidad con ese ser que aparece
en escena y que casi siempre es alguien que tiene antecedentes en
relaciones prohibidas.
Por lo general, el amante inicia siendo el confidente de quien abre
su corazón y cuenta todos los faltantes y vacíos que tiene en su
relación matrimonial. Claro, especialmente a las mujeres les gusta
que las escuchen y las comprendan. Ese es su diseño. Para
infortunio del matrimonio, aquí el amante suple ese vacío que dejó
su propio cónyuge de quien permite esta situación. El siguiente paso
se relaciona con la persona que es confidente, quien a menudo
procura suplir esos vacíos, ya sea con regalos o detalles, para que a
la larga todo avance hacia el adulterio.
¡Cuidado con las puertas abiertas! ¡No dé lugar al diablo! Hable,
busque espacios de reconciliación, sea franco y cuéntele a su pareja
lo que le mortifica. No guarde cosas para más adelante. Saque lo
que hay en su corazón y tenga una mente abierta a fin de que le
confronten y cambie. Hable con amor, hable con sinceridad. Por
último, busque ayuda y, sobre todo, que no sea ningún familiar, pues
casi siempre los familiares de alguno de los miembros de la pareja
terminan tomando partido, lo cual en lugar de ayudar, vincula más
personas al conflicto.
En lo posible, la ayuda debe ser externa, pero de gente
especializada. Al fin y al cabo, este no es un problema común y
corriente, sino un problema con un trasfondo espiritual, social,
emocional y afectivo de grandes repercusiones. Es innegable que al
analizar este tema, se puede concluir que tal vez esa puerta
estuviera abierta durante mucho tiempo y usted no se diera cuenta.
Quizá la abriera debido a su indiferencia o distanciamiento con su
pareja. En algunos casos, es posible que quien la abriera fuera su
pareja y comenzara a caminar en otra dirección sin que usted lo
notara. Cualquiera que sea la razón, de seguro que hoy tiene una
situación real y dolorosa, pero que tiene solución.
Como en toda acción donde entraron los ladrones, algunas cosas
se podrán recuperar, otras no. Esa es la cruda realidad, pero para
cualquier salida se requiere fe y determinación para levantarse. El
error no es caer, es precisamente no hacer nada para levantarse.
Capítulo 3
NO ALIMENTE LA CARNE
Los que son de la carne, los que la alimentan, hacen que la carne
piense más y más en alimentarse. En la actualidad, los programas
de radio, televisión, películas, novelas, revistas, libros, así sean
aparentemente de escritores, periodistas o autores respetados y
conocidos, saben que si le incluyen alguna dosis de ese material, su
obra se va a consumir muy bien. Hay una tendencia a querer saber
más. Es algo inexplicable a la vista de una persona que no conoce
el tema espiritual. Quien alimenta la carne se vuelve su esclavo.
Hace poco escuché en la radio colombiana un concurso para
ganarse un auto cero kilómetros y la base era haber leído un
número reciente de una revista que trae en sus portadas mujeres
muy conocidas de la farándula o la vida pública y que acceden a
salir desnudas o casi desnudas en la cubierta. El ganador decía en
una entrevista que tenía toda la colección de las revistas y que le
parecían espectaculares.
La vida de estas personas, de alguna manera, siempre va a girar
en torno a asuntos que tengan que ver con esa naturaleza. Les va a
llamar la atención el entretenimiento y la diversión enfocados hacia
esa temática, lo cual los hace esclavos e insaciables a ese nivel.
Como resultado, terminan siendo infieles o en un nivel de
degradación tal que son propensos a contagiarse con alguna
enfermedad de transmisión sexual. Claro, cuando se casan, al poco
tiempo les va a parecer monótona la relación con una sola persona
y es ahí donde van a querer mirar hacia otros lugares.
La Secretaría de Integración Social de Bogotá, institución
encargada de estudiar y velar por los temas sociales de esta capital,
dio a conocer en febrero de 2010 una encuesta realizada entre
trescientos cincuenta hombres asistentes a prostíbulos, donde se
evidencia que de cada cien hombres que visitaron uno de estos
sitios en la ciudad, veintiuno se enamoraron de la mujer con la que
sostuvieron relaciones sexuales y veintitrés visitan a la misma
prostituta cada vez que regresan a dichos lugares.
El caminar en la carne y sus impulsos, hacen que la persona
pierda la perspectiva de quién es, de su posición y de su dignidad.
Incluso, termina negociando todos sus principios de tal forma que
sin que de manera consciente lo note, o lo quiera notar, puede llegar
a límites muy peligrosos y denigrantes.
Sin identidad, los vacíos y las frustraciones se
llenan con lo que sea
De igual manera, vale la pena aclarar que no siempre la carne
requiere que la alimenten en el aspecto sexual. En las mujeres,
sobre todo, el alimento a su carne puede ser el galanteo por
hombres detallistas y guapos, hombres que les dediquen tiempo y
les digan palabras cariñosas a diario. Que les pregunten qué
quieren en la vida, adónde quieren ir a cenar o qué regalos les
gustaría recibir. ¿Se imaginan que lo reciba alguien que viva todo lo
contrario en su relación de pareja? ¡La tentación es muy grande!
A diario, las mujeres luchan contra ese vacío, pues su diseño es
diferente al de los hombres y, como tal, esos detalles forman parte
de su vida. Esos vacíos necesitan llenarse. Si no lo hace el esposo,
de seguro que los termina satisfaciendo un amante. Como se puede
ver, el problema no comenzó con una gran motivación sexual, pero
terminó en la misma. Como resultado, generó apegos, destrucción
de matrimonios y hasta muertes.
Por otro lado, no solo el deseo abierto de relaciones ilícitas, sino las
acciones como el enojo, la amargura y, en general, creerse que es
víctima de personas, de injusticias y los complejos de inferioridad,
llevan a la persona a encaminarse en acciones contrarias a sus
principios.
Hay cuadros vivos de parejas que en lugar de perdonarse, olvidar
y restituir, viven haciéndose reclamos a cada momento y exigiendo
sus derechos. Con tal fin, recuerdan errores del pasado, buscan
faltas en sus parejas y caminan con mentalidad de perseguidos y
víctimas. No hay que negar que parte de esto quizá sea cierto, pero
casi siempre Satanás busca agrandar una situación. De hecho, algo
así puede ser normal en una familia, o por lo menos pasajera, como
es el caso de diferencias entre la esposa y el esposo de ver la vida o
de resolver los asuntos personales y familiares.
Es como si esa persona hubiera hecho votos internos de
vengarse algún día, o al menos tuviera mentalidad de víctima. Por
consiguiente, todo esto la puede llevar a querer levantarse, ya sea
de manera consciente o inconsciente, en contra de su pareja. Lo
cierto es que esa fuerza de rechazo y odio es lo que termina
impulsándole a situaciones de infidelidad.
Como mencioné antes: «El diablo está en los detalles». Hay ataques
espirituales que son sutiles y lentos, pero devastadores. La falta de
tiempo del uno para el otro, el hecho de no ser detallista con un
regalo o una salida para salir de la rutina, el hecho de no ser
considerados frente a situaciones personales, donde alguno de los
cónyuges fue indolente o indiferente.
Por otro lado, quizá uno de los detalles que más se repite en las
parejas tiene que ver con asuntos del pasado. Es común ver a
esposos que en discusiones, a menudo traen al presente
situaciones que ocurrieron tiempo atrás.
En ese repertorio de quejas, es fácil encontrar reclamos por
borracheras del pasado que terminaron en vergüenza, pelea con la
pareja, celos, escasez económica, errores frente a algún negocio,
etc. Claro está, es usual que se involucre a familiares y se hable de
forma negativa de los mismos. Sin embargo, todo esto forma parte
de esas raíces de amargura que nacieron en un momento
determinado y no se cortaron a tiempo. Sin duda, dichas raíces se
convirtieron en árboles frondosos y dan fruto amargo como la hiel,
donde el hombre y la mujer no se dan cuenta, pero es notorio. Por lo
general, sus hijos sí lo notan y esto termina por afectarlos de
manera profunda.
Conocemos hijos que ya no quieren saber nada de sus padres,
pues no ven coherencia entre lo que dicen y lo que viven tanto
dentro como fuera del hogar. Esas raíces provocan tal
contaminación en las familias que se dividen y terminan tomando
partido a favor o en contra de su papá o mamá, de sus hijos,
sobrinos, tíos, etc.
Casi siempre, una herida sin sanar produce una raíz de amargura.
El resultado es que esa amargura comienza a regarse por todo el
cuerpo llevando a la persona afectada a ser portadora, aun sin
proponérselo, de una venganza.
Enfoque
Orden
Dirección
Fuerza
Inspiración
Aprovechamiento del tiempo
Recursividad
Proyección
Seguridad
Buena administración
Tolerancia
Confianza
Gozo
Triunfos
Expansión
A partir de este pasaje vemos varias revelaciones que nos dan luces
de cómo actuar si se llegó a una infidelidad.
En primer lugar, dijo: «Me levantaré». Esto implica no quedarse
donde está, no ver que se cae el mundo y permanecer impávido, no
darse por enterado que su vida y su familia se desmoronan.
Levantarse también implica cortar de raíz todo nexo con la persona
o personas con las que se llegó a ese trágico episodio. Es quitar
todo ese ambiente que propició esa situación. Por último, es
reconocer que las pocilgas son lugares a donde llegan todos los que
negocian sus principios y valores y venden su lugar en un pacto que
tienen con otra persona.
El cerdo es uno de los animales que vive en el barro, y por más
que lo aseen, siempre quiere revolcarse en el fango y en su propio
estiércol. Esa es la misma naturaleza de un infiel. Es duro, pero Dios
ve las cosas tal como son, pues se trata de la condición del pecado.
Quien llegó a la calle del Cartucho o del Bronx en Bogotá, no lo hizo
de manera premeditada. El avance hacia ese lugar fue lento, pero
peligroso. Así son los infieles. Si no los toca el poder de Dios,
pasarán los años y nunca consolidarán un hogar ni asegurarán una
vejez estable y apacible.
Lo segundo que hace el hijo pródigo es ir a la casa del padre. Por
lo general, se sabe de muchas infidelidades no porque el infractor
las confiese ni quiera dejarlas, sino porque se descubrieron y casi
siempre desencadenan una tormenta.
Aun en este caso, quien ha sido protagonista de estos
lamentables hechos, debería ir a su cónyuge y pedir perdón. En
otras palabras, es dar la cara, es reconocer con humildad y un
corazón arrepentido que se falló y que se hizo daño.
Por último, el hijo pródigo habla, expresa palabras salidas de un
corazón que reconoce su pecado y dijo: «He pecado contra el cielo
y contra ti». En otro capítulo veremos las consecuencias de la
infidelidad, pero cuando se entra en este terreno, no solo se
transgrede un pacto entre esposos, sino que se violan también
normas y leyes espirituales que traen consecuencias a nivel
financiero y de salud, entre otros, para el matrimonio. Por eso no es
raro ver parejas que no se explican por qué entran en bancarrota de
manera repentina ni por qué comienza a haber enfermedades
reiteradas en la familia.
Ese perdón que se le pide a la esposa o al esposo, primero debió
hacerse con Dios, ya que ese perdón es clave para que se borre
esa transgresión. La infidelidad no es solo un asunto de acostarse
con otra persona que no sea su cónyuge, es subvertir un orden
espiritual y legal establecido por un Creador y que tiene
consecuencias. Muchas veces estas no son perceptibles a los
sentidos físicos, pero pueden generar, como se dijo, efectos
devastadores para personas y familias enteras.
Aunque no es regla fija, el cáncer, las úlceras, la diabetes y otras
enfermedades que no se curan por más tratamiento que haya,
habría que buscarles su causa en actuaciones de deslealtad y
adulterio.
Para que un auto salga de un lodazal, se requiere
otro de mayor fuerza
En este proceso es importante conseguir ayuda. No dudo de los
psicólogos, ni de otros profesionales. Aun así, recuerden que este
es un problema con hondas implicaciones espirituales y que, como
tal, debe hacerse su tratamiento en este ámbito, pues la persona no
siempre es consciente del pecado y sus consecuencias. Se han
visto casos en los que incluso las parejas terminan involucradas con
miembros de su propia familia matrimonial, llámense cuñadas o
cuñados, papás, tíos, etc.
Estamos hablando de superar la infidelidad, no de ocultarla,
disimularla o disfrazarla. Si ya usted cayó, no hay condenación, pero
sí una invitación a fin de que se arrepienta y arregle las cosas. Tal
vez le cueste levantar lo que se destruyó con tanta rapidez, pero
Dios nos promete que en Cristo tendremos fuerzas para hacerlo.
Hay que admitir que esa fue una caída. Usted está en el piso, pero
decide si se queda allí o se levanta y pelea para labrar un futuro
diferente.
Capítulo 7
LA SANTIDAD ES UNA
PROVISIÓN DE DIOS
Cada vez que leo la Biblia, entiendo más el corazón de Dios. Esta
mujer es el ejemplo vivo de la naturaleza humana, y en este caso,
de la mujer propiamente dicha y analizada. Era casada, tenía
marido, pues el adulterio se tipifica cuando hay relaciones sexuales
fuera del matrimonio. Por lo tanto, debido a que andaba en tinieblas
y sin la luz verdadera, cayó en esta trampa mortal.
Al final del episodio Jesús le dice: «Vete y no peques más». Le dio
una orden, pero la decisión estaba en ella. Si escogía la luz,
significaba que tenía que depender de Él a partir de ese encuentro,
pues nadie fuera de Jesús garantizaba que no reincidiera en esa
situación.
La respuesta, la solución para superar la infidelidad, es la luz. Es
más, se requiere muchísima luz para superar esta ligadura que
quiere llevar a las personas a pecar y, por consiguiente, tanto a su
propia destrucción como a la de otros.
Cuando aparece la luz, el ser humano descubre su inmundicia y
su bajeza a todo nivel, así que en ese momento debe tomar una
decisión. La luz aparece cada vez que alguien escucha el mensaje
de Jesús y sabe que lo que está escrito es lo adecuado, es la
verdad, y que lo que se hace es erróneo. La luz ayuda mucho, pues
le ilumina el camino a alguien que va por senderos engañosos y con
destino fatal. En este proceso de restauración o reingeniería es
importante buscar ayuda. Por eso se requiere que alguien fuerte en
la fe levante a la pareja y guíe a los afectados a los principios puros
y eficaces que garanticen una verdadera vida nueva.
DECLARACIÓN
Dios:
Te doy gracias por amarme, te doy gracias por llenar mi
corazón de amor y de bondad.
Padre celestial, en el nombre de Jesús te pido que me guíes
cada día a través de tu Palabra para llenar mi mente y mi
corazón de ti.
Hoy reconozco que la infidelidad de la que fui víctima no va a
determinar mi futuro, ni mi éxito en la vida. Hoy reconozco que
tú me das fuerzas y poder para mantenerme firme y lograr
llegar a la meta. Hoy decido renovar mi mente. Hoy decido
pensar en tu justicia y no en mi justicia. Hoy decido mantener
ocupada mi mente en la bendición y no en pensamientos sucios
que solo traen amargura y dolor.
Dios, gracias porque perdono y decido no perder más tiempo
recordando y meditando en asuntos desagradables que ya
sucedieron.
Gracias, Señor Jesús, por llenarme de paz, gozo y amor.
Amén.
Capítulo 12
¿CÓMO SANAR LAS HERIDAS Y
RESTITUIR?
Por lo general, el sometimiento debe ser para los dos, tanto para la
persona que cayó como para quien se afectó de forma directa. El
infiel debe estar dispuesto a que le confronten; en otras palabras, si
está o no diciendo la verdad, si está dispuesto a continuar con ese
cambio profundo en su vida, a renunciar a su doble vida, a hacer las
tareas que se le asignen.
Esta práctica, a fin de cuentas, es para brindarle protección a
quienes tienen esas luchas, pues casi siempre esa situación se
presenta por fallas de pensamiento, falta de carácter o de identidad,
y por malos aprendizajes en la vida. Es como ponerle un techo a la
persona y brindarle protección. Cuando la persona cuenta sus
luchas internas, miedos, pasiones o aberraciones, comienza el
proceso de libertad, pues expresa algo que era una prisión, una
vergüenza, que de seguro pensó que nadie más tenía.
Lo lamentable es que cada día el número de hombres y mujeres
atrapados por los brazos de la infidelidad es cada vez mayor. Los
cónyuges que descubren esta situación piensan que a nadie más le
está pasando lo mismo, cuando lo cierto es que el mundo entero
está sometido a esta plaga.
En la gran mayoría de los casos, la infidelidad en los hombres
viene porque no le rinden cuentas a nadie. Hablan muy poco con su
pareja, no le dicen cuánto dinero reciben al mes, quiénes son sus
amigos, cuáles son sus frustraciones, así que viven en un mundo
aparte, aislados por completo.
Por desdicha, en las mujeres sucede lo mismo. Fueron
desobedientes desde la casa, y de no ser así, dieron con un primer
hombre que las tenía subyugadas. De modo que en esa ruptura
hicieron un voto interno de nunca más someterse a nadie, sin saber
que con esto perpetuaban las puertas abiertas para el mal en sus
vidas. Someterse no es debilidad, ni tampoco sinónimo de
inferioridad.
Recuerden que Dios nunca nos manda a hacer algo sin antes
decirnos cómo hacerlo. El libro de Hebreos, en el Nuevo
Testamento, nos dice que Dios nos perdonó todos los pecados y
nunca más se acordará de ellos.
Si bien es cierto que en una traición falla uno de los dos en la pareja
y su responsabilidad es individual e ineludible, también es cierto y,
es una realidad que viven miles de matrimonios, que la víctima quizá
contribuyera con su maltrato para que el amor menguara y se
precipitara esa situación. Asimismo, vemos esposos borrachos,
maltratadores, ausentes, sin asomo de amor por ningún lado,
groseros, drogadictos, con perversiones sexuales que obligan a su
esposa a tener intimidad que más parece una violación que una
expresión auténtica de afecto y ternura.
Ante este panorama se le abre una puerta grande a esa esposa,
quien impulsada por la rabia, el desamor o la frustración, permite la
llegada de otra persona que, ya sea de manera temporal y ficticia, le
dé amor. Esa es una triste realidad de los matrimonios de hoy.
En cuanto a las mujeres, muchas llegaron al matrimonio y ya
tenían experiencias en su sexualidad y en asuntos sentimentales. A
veces, todo lo vivieron mediante un trato muy duro, no con uno, sino
con varios hombres, con abortos y serios problemas de identidad y
estabilidad emocional. Estas mujeres pueden tener un buen
comienzo con su nueva pareja, pero luego se cansan en seguida y
lo rechazan. De modo que lo maltratan o lo manipulan, haciendo
que el hombre quede anulado y decepcionado de su vida
matrimonial, con lo cual se abre la puerta para que este hombre
busque una aventura.