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TEMA 2.- 2.1 EL DERECHO A LA VIDA Y A LA INTEGRIDAD FÍSICA Y MORAL. 2.

2 LA
LIBERTAD IDEOLÓGICA Y RELIGIOSA. 2.3 LOS DERECHOS DE LIBERTAD PERSONAL. 2.4 LOS
DERECHOS AL HONOR, LA INTIMIDAD Y A LA PROPIA IMAGEN. 2.5 EL DERECHO DE LIBRE
RESIDENCIA Y CIRCULACIÓN. 2.6 LAS LIBERTADES DE EXPRESIÓN E INFORMACIÓN. 2.7 EL
DERECHO DE REUNIÓN Y MANIFESTACIÓN. 2.8 EL DERECHO DE ASOCIACIÓN.

INTRODUCCIÓN.-
Los derechos que se tratan en el presente tema se hallan incardinados en la parte
de los Derechos Fundamentales y de las Libertades Públicas contenidos en la Sección
1ª del Capítulo II del Título I, concretamente los artículos 15 a 22 de la vigente
Constitución Española, de 27 de diciembre de 1978, (en adelante CE).

Estos derechos vinculan a todos los poderes públicos. Sólo por Ley Orgánica, que en
todo caso deberá respetar su contenido esencial, podrá regularse el ejercicio de tales
derechos y libertades. Cualquier ciudadano podrá recabar la tutela de estos derechos
ante los Tribunales ordinarios por un procedimiento basado en los principios de
preferencia y sumariedad y, en su caso, a través del recurso de amparo ante el Tribunal
Constitucional (art. 161.1 b CE). La protección de los derechos por medio de este
recurso (Amparo) debe ser la excepción y la norma general es la utilización de la tutela
judicial. Se trata, por tanto, de un recurso subsidiario al que solo se puede acudir
cuando se ha agotado la vía judicial ordinaria (el recurso de Amparo será aplicable
también a la objeción de conciencia prevista en el art. 30.2º CE) (art. 53.2 CE).

Además, a tenor del artículo 10.2º de la CE, “las normas relativas a los derechos
fundamentales y a las libertades que la CE reconoce se interpretarán de conformidad
con la Declaración Universal de Derechos Humanos de 10/12/1948 (en adelante DUDH)
y los Tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por
España”, entre los que cabe citar:

-El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966 y el Pacto Internacional de


Derechos Económicos, Sociales y Culturales 1966.
-La Convención contra la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes,
adoptada por la Asamblea General de Naciones Unidas (AGNU) el 10/12/1984, así como su
Protocolo Facultativo de aplicación.
-El Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades
Fundamentales adoptado por el Consejo de Europa en 1950.
-Convención Internacional sobre Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial.
-Convención sobre Eliminación de todas las formas de Discriminación sobre la Mujer.
-Convención sobre Derechos del Niño 1989, entre otros.

2.1 EL DERECHO A LA VIDA Y A LA INTEGRIDAD FÍSICA Y MORAL.

El artículo 15 de la CE establece que: “Todos tienen derecho a la vida y a la


integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a
penas o tratos inhumanos o degradantes, quedando abolida la pena de muerte salvo lo
que dispongan las leyes penales militares para tiempos de guerra”.

El art. 3 DUDH establece que “todos tienen derecho a la vida, libertad y seguridad”.
El derecho a la vida y a la integridad física y moral son los derechos más básicos y
primarios de todos los reconocidos en la CE; derecho esencial y troncal pues sirven de
base para reconocer la existencia de todos los demás, no pudiendo verse limitado por
pronunciamiento judicial alguno ni por pena. (Sentencia del Tribunal Constitucional, -
STC- 25/03/96) Es obvio que sin vida no hay ningún derecho que proteger.

Como sujeto titular del derecho a la vida se considera a “todo sernacido con vida,
una vez enteramente desprendido del seno materno” (art. 30 Código Civil, en
adelante C.C.).

Uno de los principales problemas que se han planteado con ocasión del derecho
fundamental a la vida ha sido el de la constitucionalidad del aborto. El Tribunal
Constitucional ha abordado directamente esta cuestión en la Sentencia del Tribunal
Constitucional 53/1985.

De ella resulta que, aunque, el feto no es titular de la dimensión subjetiva del


derecho fundamental a la vida, sí aparece comprendida en el ámbito de protección del
artículo 15 de la Constitución, en su vertiente objetiva: “la vida del nasciturus (el que
aun no ha nacido mientras permanece en el claustro materno), en cuanto éste encarna
un valor fundamental –la vida humana- garantizado en el artículo 15 de la
Constitución, constituye un bien jurídico cuya protección encuentra en dicho precepto
fundamento constitucional”.

La Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la


interrupción voluntaria del embarazo ha cambiado radicalmente el panorama
legislativo. Esta Ley establece unos requisitos comunes, la interrupción voluntaria del
embarazo y por último, la interrupción por causas médicas.

 Art. 13 LO 2/10: Requisitos comunes: por médico especialista o bajo su dirección; en


Centro sanitario público o privado acreditado; con consentimiento expreso y por escrito de la
mujer embarazada o su representante legal.
 Art. 14 LO 2/10: Interrupción voluntaria, a petición de la mujer (dentro de las 14
semanas de gestación). Interrupción por causas médicas: art. 15siempre que exista grave
riesgo para la vida o la salud de la embarazada, anomalías fetales incompatibles con la vida o
se detecte en el feto una enfermedad extremadamente grave e incurable (no se superen las
veintidós semanas de gestación).

Junto al derecho a la vida, el art. 15 CE recoge el derecho a la integridad física y


moral. El Tribunal Supremo español define la integridad moral como "un atributo de la
persona, como ente dotado de dignidad por el solo hecho de serlo". La integridad
personal o física se relaciona al derecho a no ser objeto de vulneraciones en la
persona física, tales como lesiones, torturas, tratos inhumanos, penas crueles, o la
muerte.

El Tribunal Constitucional (TC) ha empezado a considerar, en relación con el


perjuicio causante, que niveles muy elevados de ruido puedan afectar a la integridad
física o psíquica de la persona y a reconocer la falta de acción de la administración para
corregir dichas acciones.
De acuerdo con el TC (STC 120/1990), las “torturas” y los “tratos inhumanos o
degradantes” consisten en causar “padecimientos físicos o psíquicos ilícitos e infligidos
de modo vejatorio para quien los sufre y con esa propia intención de vejar y doblegar
la voluntad del sujeto paciente.” La diferencia entre ambos conceptos dependería de la
intensidad del daño causado.

Internacionalmente destaca la Convención contra la Tortura y otros tratos o penas


crueles, inhumanos o degradantes (adoptado por la Asamblea General de Naciones
Unidas el 10/12/1984), siendo unos de los principales tratados internacionales en
materia de derechos humanos, y su Protocolo Facultativo, que prevé un sistema en el
cual se lleven a cabo visitas periódicas a cargo de órganos internacionales y nacionales
independientes a los lugares en que se encuentren personas privadas de su libertad,
con el fin de prevenir la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes.

Por lo que respecta al inciso segundo del art. 15 CE, la pena de muerte en tiempos
de guerra, ha sido definitivamente abolida por la Ley Orgánica 11/1995, 27-12.

En cuanto a la protección penal de estos derechos, se protege;


 El derecho a la vida independiente: Título 1 Código Penal (C.P.) del Libro II, del
Homicidio y Sus Formas, los arts. 138 al 143 que recogen los delitos de homicidios, asesinato,
inducción y cooperación al suicidio.
 El Título 2 C.P. (Libro II) Del Aborto, los arts. 144 al 146, protegen el derecho a la vida
dependiente.
 El Título 3 C.P. (Libro II) De Las Lesiones, los arts. 147 al 156 ter, protegen el derecho a
la integridad corporal y salud física o mental de las personas.
 El derecho a la integridad moral tiene su garantía penal en el Título 7 C.P. De las
Torturas y otros delitos contra la integridad moral (arts. 173 al 177).

Por último, señalar que la Disposición Final Única de la L.O. 3/81, 6-4, del
Defensor del Pueblo atribuye a éste las funciones del Mecanismo Nacional de
Prevención contra la Tortura, de conformidad con la CE, esta L.O. y el Protocolo
Facultativo de la Convención contra la Tortura. Entre las funciones de este Mecanismo
Nacional se incluyen las visitas sin preaviso a lugares de privación de libertad para
prevenir torturas y malos tratos.

2.2 LIBERTAD IDEOLOGICA Y RELIGIOSA.

En el artículo 16de la CE “se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de


los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la
necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley”.
Que “nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias” y
que “ninguna confesión tendrá carácter estatal”,
Aunque “los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la
sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la
Iglesia Católica y las demás confesiones”.
La libertad ideológica y religiosa han sido recogidas en textos internacionales para la
protección de derechos como: art. 18DUDH, art. 18 del Pacto Internacional de
derechos civiles y políticos, entre otros.

La libertad ideológica se define como el derecho de la persona a definir su propia


concepción del ser y la vida. La libertad ideológica nos permite constituir nuestra
voluntad de manera autónoma, sin injerencias externas no consentidas. El TC ha
señalado que "la libertad ideológica no se agota en su dimensión interna, sino que
cuando la exteriorizamos entran en juego otros derechos, sin verse limitado por
sanciones o injerencia de los poderes públicos". La libertad ideológica es requisito
esencial para la existencia y ejercicio de otros derechos como el de expresión y
comunicación y libertad de cátedra del art. 20, o del derecho de manifestación del art.
21, o de la propia objeción de conciencia del art. 30.2º

La libertad religiosa o de culto se configuró en la Ley Orgánica 7/80, de 5 de julio,


de la libertad religiosa, existiendo, además, diversos acuerdos firmados entre el
Estado y las distintas confesiones religiosas. Dicha L.O. ha sido desarrollada por el Real
Decreto 932/2013, de 29 de noviembre, por el que se regula la Comisión Asesora de
Libertad Religiosa.

El art. 1.2 de la citada L.O. establece que "las creencias religiosas no constituirán
motivo de desigualdad o discriminación ante la Ley. No podrán alegarse motivos
religiosos para impedir a nadie el ejercicio de cualquier trabajo o actividad o el
desempeño de cargos o funciones públicas".

Pero estos derechos no son absolutos, sino que tienen su límite en:
 la protección de los derechos de los demás, el ejercicio de sus libertades
públicas y derechos fundamentales.
 salvaguarda de la seguridad, salud y moralidad públicas.

Según el art. 3.2. de la citada L.O. 7/1980, quedan fuera del ámbito de protección
de la presente Ley las actividades, finalidades y entidades relacionadas con el estudio y
experimentación de los fenómenos psíquicos o parapsicológicos o la difusión de
valores humanísticos o espiritualistas u otros fines análogos ajenos a los religiosos.

El art. 16.2 CE, que dispone que “nadie podrá ser obligado a declarar sobre su
ideología, religión o creencia”.

Por su parte, la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos


Personales y garantía de los derechos digitales en su art. 9 recoge como datos
especialmente protegidos, los relativos a ideología, religión o creencias

El art. 9 del REGLAMENTO (UE) 2016/679 DEL PARLAMENTO EUROPEO Y DEL


CONSEJO de 27 de abril de 2016 relativo a la protección de las personas físicas en lo
que respecta al tratamiento de datos personales y a la libre circulación de estos
datos, señala que:
1. Quedan prohibidos el tratamiento de datos personales que revelen el origen étnico o
racial, las opiniones políticas, las convicciones religiosas o filosóficas, o la afiliación
sindical, y el tratamiento de datos genéticos, datos biométricos dirigidos a identificar de
manera unívoca a una persona física, datos relativos a la salud o datos relativos a la vida
sexual o la orientación sexual de una persona física.
2. El apartado 1 no será de aplicación cuando concurra una de las circunstancias
siguientes:
a) el interesado dio su consentimiento explícito para el tratamiento de dichos datos
personales con uno o más de los fines especificados, excepto cuando el Derecho de la
Unión o de los Estados miembros establezca que la prohibición mencionada en el
apartado 1 no puede ser levantada por el interesado;
b) el tratamiento es necesario para el cumplimiento de obligaciones y el ejercicio de
derechos específicos del responsable del tratamiento o del interesado en el ámbito del
Derecho laboral y de la seguridad y protección social, en la medida en que así lo
autorice el Derecho de la Unión de los Estados miembros o un convenio colectivo con
arreglo al Derecho de los Estados miembros que establezca garantías adecuadas del
respeto de los derechos fundamentales y de los intereses del interesado;
c) el tratamiento es necesario para proteger intereses vitales del interesado o de otra
persona física, en el supuesto de que el interesado no esté capacitado, física o
jurídicamente, para dar su consentimiento;
d) el tratamiento es efectuado, en el ámbito de sus actividades legítimas y con las
debidas garantías, por una fundación, una asociación o cualquier otro organismo sin
ánimo de lucro, cuya finalidad sea política, filosófica, religiosa o sindical, siempre que el
tratamiento se refiera exclusivamente a los miembros actuales o antiguos de tales
organismos o a personas que mantengan contactos regulares con ellos en relación con
sus fines y siempre que los datos personales no se comuniquen fuera de ellos sin el
consentimiento de los interesados;
e) el tratamiento se refiere a datos personales que el interesado ha hecho
manifiestamente públicos;
f) el tratamiento es necesario para la formulación, el ejercicio o la defensa de
reclamaciones o cuando los tribunales actúen en ejercicio de su función judicial;
g) el tratamiento es necesario por razones de un interés público esencial, sobre la base
del Derecho de la Unión o de los Estados miembros, que debe ser proporcional al
objetivo perseguido, respetar en lo esencial el derecho a la protección de datos y
establecer medidas adecuadas y específicas para proteger los intereses y derechos
fundamentales del interesado;
h) el tratamiento es necesario para fines de medicina preventiva o laboral, evaluación
de la capacidad laboral del trabajador, diagnóstico médico, prestación de asistencia o
tratamiento de tipo sanitario o social, o gestión de los sistemas y servicios de asistencia
sanitaria y social, sobre la base del Derecho de la Unión o de los Estados miembros o en
virtud de un contrato con un profesional sanitario y sin perjuicio de las condiciones y
garantías contempladas en el apartado 3;
i) el tratamiento es necesario por razones de interés público en el ámbito de la salud
pública, como la protección frente a amenazas transfronterizas graves para la salud, o
para garantizar elevados niveles de calidad y de seguridad de la asistencia sanitaria y de
los medicamentos o productos sanitarios, sobre la base del Derecho de la Unión o de
los Estados miembros que establezca medidas adecuadas y específicas para proteger
los derechos y libertades del interesado, en particular el secreto profesional,
j) el tratamiento es necesario con fines de archivo en interés público, fines de
investigación científica o histórica o fines estadísticos, que debe ser proporcional al
objetivo perseguido, respetar en lo esencial el derecho a la protección de datos y
establecer medidas adecuadas y específicas para proteger los intereses y derechos
fundamentales del interesado.

2.3 DERECHOS DE LIBERTAD PERSONAL.

El derecho a la libertad personal y a la seguridad corresponde, a tenor del art. 17 de


la CE, a toda persona, sin que “nadie pueda ser privado de su libertad, sino con la
observancia de lo establecido en este artículo y en los casos y en la forma previstos en
la ley” (apartado 1).
“La detención preventiva no podrá durar más del (a) tiempo estrictamente
necesario para la realización de las averiguaciones tendentes al esclarecimiento de los
hechos, y, en todo caso, (b) en el plazo máximo de 72 horas, el detenido deberá ser
puesto en libertad o a disposición de la autoridad judicial” (ap. 2).

La detención preventiva, como medida cautelar de naturaleza personal, conforme


con el art. 17.2º CE, no podrá durar más tiempo del estrictamente necesario para la
realización de las averiguaciones tendentes al esclarecimiento de los hechos. En todo
caso, no podrá sobrepasar las 72 horas. Finaliza con la puesta en libertad o a
disposición judicial. De manera excepcional, podrá ser ampliado hasta un límite
máximo de otras 48 horas para investigaciones relativas a elementos terroristas o
bandas armadas (art. 520 bis 1 LECRIM), siempre que, solicitada tal prórroga mediante
comunicación motivada dentro de las primeras cuarenta y ocho horas desde la
detención, sea autorizada por el Juez en las veinticuatro horas siguientes. Tanto la
autorización como la denegación de la prórroga se adoptarán en resolución motivada.

Para el caso de los menores de edad, el art. 17.4ºde la L.O. 5/2000, 12-1,
reguladora de la responsabilidad penal de los menores y art. 3 RD 1774/04R LRPM
(menores de 18 años y mayores de 14 años), la detención de un menor por
funcionarios de policía no podrá durar más tiempo del estrictamente necesario para la
realización de las averiguaciones tendentes al esclarecimiento de los hechos, y, en
todo caso, dentro del plazo máximo de 24 horas, el menor detenido deberá ser puesto
en libertad o a disposición del Ministerio Fiscal.(Se aplicará, en su caso, lo dispuesto en
el artículo 520 bis de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, atribuyendo la competencia
para las resoluciones judiciales previstas en dicho precepto al Juez de Menores).
Cuando el detenido sea puesto a disposición del Ministerio Fiscal, éste habrá de
resolver, dentro de las48 horas a partir de la detención, sobre la puesta en libertad del
menor, sobre el desistimiento, o sobre la incoación del expediente, poniendo a aquél a
disposición del Juez de Menores competente e instando del mismo las oportunas
medidas cautelares.

Además, “toda persona detenida debe ser informada de forma inmediata, y de


modo que le sea comprensible, de sus derechos y de las razones de su detención, no
pudiendo ser obligada a declarar”, garantizándose la asistencia de abogado al
detenido en las diligencias policiales y judiciales, en los términos que la ley establezca
(ap. 3). (Ley 1/1996, 10-1, de Asistencia Jurídica Gratuita).
A este respecto, es obligada la remisión a los artículos 489 y ss LECRIM y en especial
al art. 520.2º de la misma que recoge el catálogo de derechos del detenido. (tras la
modificación de la LECRIM por la LO 5/2015 y LO 13/2015 se recogen nuevos derechos
recogidos expresamente: se hace hincapié en la información que ha de darse a toda
persona detenida; derecho a acceder a los elementos de las actuaciones que sean
esenciales para impugnar la legalidad de la detención; derecho de las personas sordas
o con discapacidad auditiva así como de otras personas con dificultades en el lenguaje
a ser asistido gratuitamente por un intérprete; derecho a comunicarse
telefónicamente con un tercero de su elección;...).

Asimismo, “La ley regulará un procedimiento de habeas corpus para producir la


inmediata puesta a disposición judicial de toda persona detenida ilegalmente” (apdo.
4), que es la LO 6/84, de 24 de mayo. Se trata de un procedimiento de garantía de la
libertad personal exclusivamente que no alcanza a otros derechos. Permite solicitar al
órgano judicial competente que lleve a su presencia a un apersona detenida, que se
considere que lo está ilegalmente o en el caso de detenciones que ajustándose a la
legalidad se mantengan o se produzcan ilegalmente o tengan lugar en condiciones
ilegales. La característica más notable de esta institución es la rapidez con que se
completa el procedimiento, esto es, 24 horas para resolver desde que se incoa el
mismo.
Es competente para conocer la solicitud de «Habeas Corpus» el Juez de Instrucción
del lugar en que se encuentre la persona privada de libertad; si no constare, el del lugar
en que se produzca la detención, y, en defecto de los anteriores, el del lugar donde se
hayan tenido las últimas noticias sobre el paradero del detenido (art. 2 LO6/84).
Podrán instar el procedimiento de «Habeas Corpus» que esta Ley establece
a) El privado de libertad, su cónyuge o persona unida por análoga relación de
afectividad, descendientes, ascendientes, hermanos y, en su caso, respecto a los
menores y personas incapacitadas, sus representantes legales.
b) El Ministerio Fiscal.
c) El Defensor del Pueblo.
Asimismo, lo podrá iniciar, de oficio, el Juez de Instrucción competente (art. 3 LO
6/84).

“Asimismo, por Ley se determinará el plazo máximo de duración de la prisión


provisional”. (para lo que habrá que acudir a los arts. 502 y siguientes de LECRIM).
La libertad personal es, después del derecho a la vida, el primero de los derechos,
siendo sus titulares todas las personas con independencia de su nacionalidad.
La libertad corresponde a todas las personas por el simple hecho de serlo —tanto
españoles como extranjeros—, sin que puedan ser titulares de este derecho las
personas jurídicas (STC 19/83, de 10 de marzo).

Hay que distinguir esta privación de libertad, aún provisional, de la necesaria


presencia física de una persona en dependencias policiales para la práctica de alguna
diligencia por el tiempo estrictamente necesario para llevarla a efecto (p.e. diligencia
de identificación conforme al art. 16 LO4/15)
De especial importancia en la materia es la Instrucción 12/2007, de la Secretaria de
Estado de Seguridad sobre los comportamientos exigidos a los miembros de las fuerzas
y cuerpos de seguridad del estado para garantizar los derechos de las personas
detenidas o bajo custodia policial (de aplicación a los miembros de todos los Cuerpos y
Fuerzas de Seguridad).

2.4 LOS DERECHOS AL HONOR, LA INTIMIDAD Y A LA PROPIA IMAGEN.

En el art. 18 de la CE “se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y


familiar y a la propia imagen”.

El derecho al honor hace referencia a la estima que cada persona tiene de sí misma,
y además al reconocimiento de los demás de nuestra propia dignidad, por lo que
queda vinculado a la fama y a la opinión social, valorándose la afectación al honor
según la relevancia pública del personaje, su afectación a la vida profesional o a la
privada, así como su repercusión exterior.
El derecho a la intimidad se vincula a la esfera más íntima de las personas, a aquel
ámbito que desea mantenerse oculto a los demás por pertenecer a su esfera más
privada y que está vinculada con la dignidad y el libre desarrollo de la personalidad
(art. 10.1 CE). Se reconoce no sólo al individuo aisladamente considerado, sino
también al núcleo familiar.
El derecho a la imagen protege la proyección exterior de dicha imagen como medio
de vitar injerencias no deseadas, de velar por una determinada imagen externa o de
preservar la imagen pública de los ciudadanos.

Derechos desarrollados en nuestro ordenamiento jurídico mediante la LO 1/82, de


5 de mayo, sobre protección civil del derecho al honor, a la intimidad personal y
familiar y a la propia imagen. El art. 1 de dicha ley preceptúa que el derecho
fundamental al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen,
garantizado en el artículo 18 de la Constitución, será protegido civilmente frente a
todo género de intromisiones ilegítimas, de acuerdo con lo establecido en la presente
Ley Orgánica.
En el art. 18.2 de la CE se consagra la inviolabilidad del domicilio. “Ninguna entrada
o registro podrá hacerse en él sin (1) consentimiento del titular o (2) resolución
judicial, salvo en caso de (3) flagrante delito”.

Se protege el ámbito donde la persona desarrolla su intimidad al amparo de miradas


indiscretas. Para la vulneración de este derecho no es necesaria la entrada física, al entenderse
incluida la efectuada mediante aparatos visuales o auditivos.
Existen excepciones a este derecho: en caso de necesidad (art. 15.2 LO 4/15, de Protección
de la Seguridad Ciudadana, para evitar daños eminentes y graves a las personas y a las cosas,
en supuestos de catástrofe, calamidad, ruina inminente u otros semejantes de extrema y
urgente necesidad), los supuestos previstos en la LO 4/81, de 1 de julio, de los estados de
alarma, de excepción y de sitio y en la LECr. (arts. 445 y ss. Entrada y registro en lugares
cerrados) o en la legislación antiterrorista.

Son titulares de este derecho (inviolabilidad domiciliaria) las personas físicas y


jurídicas.
El Tribunal Constitucional (TC) ha venido considerando "domicilios" a efectos
constitucionales: las segundas viviendas, vehículos o caravanas, habitaciones de hotel,
tienda de campaña. No considera sin embrago como tales: las celdas de los reclusos en
centros penitenciarios (STC11/06).

La CE señala tres situaciones en las que cabe la entrada y registro domiciliarios:


1-Consentimiento del titular: expreso y por escrito. Las entradas que lleven a cabo
los miembros de las FCS quedarán documentadas e la correspondiente Acta de
entrada en domicilio, que será firmada por el titular. Si fueran varios titulares bastará
con la firma de uno. El acta será remitida al órgano judicial competente.
2-Resolución judicial: motivada y de alcance expreso.
3-Flagrante delito: la Jurisprudencia estima que existe tal supuesto cuando existe
inmediatez temporal, espacial y personal. Cuando no se den estos supuestos será
necesaria autorización judicial. (795 LECRIM al tratar el ámbito de aplicación de los
procedimientos para el enjuiciamiento rápido de delitos define la flagrancia del delito).

En el art 18.3 de la CE se garantiza el secreto de las comunicaciones y, en especial,


de las postales, telegráficas y telefónicas salvo resolución judicial. Se protegen con
independencia de su contenido y comprenden también el correo electrónico, los chats
u otros medios. Este derecho también tiene excepciones como las previstas en la LO
4/81, de 1 de julio, de los estados de alarma, de excepción y de sitio y en la LO 2/2002,
de 6 de mayo, reguladora del control judicial previo del Centro Nacional de Inteligencia
(aplicable también al art. 18.2 CE).

En el art. 18.4 de la CE se establece que: “La ley limitará el uso de la informática


para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno
ejercicio de sus derechos”. Este precepto ha sido desarrollado por varias leyes: la LO
15/99, de 13 de diciembre, de Protección de datos de Carácter Personal (hoy Ley
Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de
los derechos digitales), p.e.

Penalmente encuentran su protección en el Título X C.P. Delitos contra la intimidad,


el derecho a la propia imagen y la inviolabilidad del domicilio (arts. 197 a 204), TÍTULO
XI. Delitos contra el honor: Calumnia e Injuria (arts. 205 a 216).

2.5 EL DERECHO DE LIBRE RESIDENCIA Y CIRCULACIÓN.

El derecho de libre residencia y circulación, establecido en el art. 19 de la CE,


supone que los españoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular
por el territorio nacional, así como a entrar y salir de España en los términos que la ley
establezca, sin que pueda ser limitado por motivos políticos o ideológicos.

Esta libertad se halla vinculada con lo dispuesto en el art. 139.2 CE por el que
"Ninguna autoridad podrá adoptar medidas que directa o indirectamente obstaculicen
la libertad de circulación y establecimiento de las personas y la libre circulación de
bienes en todo el territorio español".
El Tribunal Constitucional ha extendido este derecho a los extranjeros, si bien no en
iguales términos que a los españoles. Según la LO 4/2000, de 11 de enero, sobre
derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social, podrán
limitarse en virtud de Ley, Tratado o resolución judicial pero no restringirse de modo
general y sin el respeto a las garantías establecidas por el ordenamiento jurídico.

La libre circulación solo podrá ser suspendida en los supuestos de declaración de


los estados de excepción o de sitio siempre que así se establezca expresamente en la
autorización correspondiente, y ser limitada en los supuestos de declaración del
estado de alarma, previstos en la Ley Orgánica 4/1981, de 1 de junio, de los estados de
alarma, excepción y sitio.

Al margen de estos supuestos la libertad de circulación solo se podrá limitar o


restringir por circunstancias excepcionales tales como cierre de carretera por
inundaciones u otro fenómeno meteorológico; restricciones de movimientos en un
área para facilitar tareas policiales de búsqueda de delincuentes. Otras veces la
limitación será puntual, y podrá venir dada por el ejercicio de otros derechos como p.e.
derecho de huelga o manifestación que pueda condicionar temporalmente la libre
circulación en un área concreta.

La libertad de residencia solo podrá restringirse en supuestos similares a los


mencionados, e incluso, pueden considerarse otros tales como traslado forzoso de
personas por realización de obras públicas como es el caso de la construcción de una
presa, o por peligro de derrumbe, en cuyo caso habrá de ponderarse los derechos o
bines en conflicto (intereses de alguno/s frente al interés general).

2.6 LAS LIBERTADES DE EXPRESIÓN E INFORMACIÓN.

En el art. 20.1 de la CE se reconocen y protegen los siguientes derechos, que no


pueden restringirse mediante ningún tipo de censura previa:
a) A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante
la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.
b) A la producción y creación literaria, artística, científica y técnica. Estas
libertades están vinculadas con el derecho a la propiedad intelectual, desarrollado por
Real Decreto Legislativo 1/96, de 12 de abril, por el que se aprueba el testo refundido
de la Ley de Propiedad Intelectual y por la Ley 24/15, de 24 de julio, de Patentes.
c) A la libertad de cátedra. Consiste en la posibilidad de expresar las ideas o
convicciones que cada profesor asume como propias en relación a la materia objeto de
su enseñanza. Se reconoce en todos los niveles educativos y está amparada por la LO
6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades.
d) A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de
difusión. Ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en
el ejercicio de estas libertades.
e) “Estas libertades tienen su límite en el respeto a los derechos reconocidos en
este Título, en los preceptos de las leyes que lo desarrollen y, especialmente, en el
derecho al honor, a la intimidad personal y familiar, a la propia imagen y a la
protección de la juventud y de la infancia” (art. 20.4 CE). Asimismo, “sólo podrá
acordarse el secuestro de publicaciones, grabaciones y otros medios de información en
virtud de resolución judicial” (art. 20.5 CE).

Asimismo, el art. 20.3 CE establece que la ley regulará la organización y el control


parlamentario de los medios de comunicación social dependientes del Estado o de
cualquier ente público y garantizará el acceso a dichos medios de los grupos sociales y
políticos significativos, respetando el pluralismo de la sociedad y de las diversas
lenguas de España.
Estas libertades con frecuencia entran en conflicto con los derecho al honor,
intimidad y propia imagen, que aparecen como límite expresamente reconocido en el
propio art. 20 CE. En caso de conflicto habrá de llevarse a cabo la correspondiente
ponderación de bienes.

La libertad de expresión se orienta a las opiniones, que deberán respetar, como se


ha visto, el honor e intimidad de las personas, mientras que la libertad de información
va referida a hechos, siempre veraces y contrastados.
En cuanto a la autorregulación periodística está el Código Deontológico Europeo de
la Profesión Periodística, aprobado en Estrasburgo, 1 de Julio de 1993, que dice: “Se
respetará el derecho de las personas a su propia vida íntima. Las personas que tienen
funciones en la vida pública tienen el derecho a la protección de su vida privada, salvo
en los casos en que ello pueda tener incidencias sobre la vida pública. El hecho de que
una persona ocupe un puesto en la función pública, no le priva del derecho al respeto
de su vida privada”.

2.7 EL DERECHO DE REUNIÓN Y MANIFESTACIÓN.

El derecho de reunión y manifestación está previsto en el art. 21 de la CE,


reconociéndose el derecho de reunión pacífica y sin armas, sin que su ejercicio
requiera autorización previa (apdo. 1). En los casos de reuniones (estáticas) en lugares
de tránsito público y manifestaciones (ambulatorias) se dará comunicación previa a la
autoridad, que sólo podrá prohibirlas cuando existan razones fundadas de alteración
del orden público, con peligro para personas y bienes.

Derecho desarrollado por la LO 9/83, de 15 de julio, reguladora del Derecho de


Reunión, que entiende por reunión la concurrencia concertada y temporal de más de
20 personas, con finalidad determinada.

Dicha LO exceptúa del régimen legal las reuniones privadas, de partidos políticos,
sindicatos o sociedades mercantiles, profesionales o similares siempre que no se
celebren en lugares de tránsito público. En concreto, el art. 2 de dicha LO, señala que
se podrá ejercer el derecho de reunión sin sujeción a las prescripciones de la presente
Ley Orgánica, cuando se trate de las reuniones siguientes:
 Las que celebren las personas físicas en sus propios domicilios o en locales públicos o
privados por razones familiares o de amistad.
 Las que celebren los Partidos políticos, Sindicatos, Organizaciones empresariales,
Sociedades civiles y mercantiles, Asociaciones, Corporaciones, Fundaciones, Cooperativas,
Comunidades de propietarios y demás Entidades legalmente constituidas en lugares cerrados,
para sus propios fines y mediante convocatoria que alcance exclusivamente a sus miembros, o
a otras personas nominalmente invitadas.
 Las que celebren los profesionales con sus clientes en lugares cerrados para los fines
propios de su profesión.
 Las que se celebren en unidades, buques y demás establecimientos militares, que se
regirán por su legislación específica.

Sin embargo, en supuestos de declaración de estados de excepción o sitio,


respecto a reuniones en lugares cerrados, el derecho de reunión puede ser prohibido o
sometido a autorización previa.

Art. 8 de la L.O.9/83 señala que la celebración de reuniones en lugares de tránsito


público y de manifestaciones deberán ser comunicadas por escrito a la autoridad
gubernativa correspondiente por los organizadores o promotores de aquéllas, con una
antelación de 10 días naturales, como mínimo y 30 como máximo. Si se tratare de
personas jurídicas la comunicación deberá hacerse por su representante.

Cuando existan causas extraordinarias y graves que justifiquen la urgencia de


convocatoria y celebración de reuniones en lugares de tránsito público o
manifestaciones, la comunicación, a que hace referencia el párrafo anterior, podrá
hacerse con una antelación mínima de 24 horas.

La autoridad gubernativa solo podrá prohibirlas cuando considerase que existen


razones fundadas de que puedan producirse alteraciones del orden público, con
peligro para personas o bienes. La resolución deberá adoptarse en forma motivada y
notificarse en el plazo máximo de 72 horas desde la comunicación.
En cuanto al inciso "sin armas", el TC ha venido considerando las armas en sentido
estricto a lo que habrá que remitirse al RD 137/1993, 29-1, por el que se aprueba el
Reglamento de Armas, así como cualquier instrumento dotado de cierto poder
vulnerarte (p.e. bate de béisbol, paraguas, cuando no tengan como finalidad la que le
es propia; palo de grandes dimensiones, …).

Por último, señalar que se consideran reuniones ilícitas las así tipificadas por las
leyes penales. Habrá que remitir al art. 513 C.P. según el cual: Son punibles las
reuniones o manifestaciones ilícitas, y tienen tal consideración:
 1.º Las que se celebren con el fin de cometer algún delito.
 2.º Aquéllas a las que concurran personas con armas, artefactos explosivos u
objetos contundentes o de cualquier otro modo peligroso.

2.8 EL DERECHO DE ASOCIACIÓN.


El derecho de asociación se reconoce en el artículo 22 de la CE, y desarrollado por
la LO 1/2002, de 22 de marzo, reguladora del Derecho de Asociación, por la que este
derecho comprende la libertad de asociarse o crear asociaciones, sin necesidad de
autorización previa.

El derecho de asociación, corresponde a las personas físicas y las personas jurídicas,


sean éstas públicas o privadas.
La organización interna y el funcionamiento de las asociaciones deben ser
democráticos, con pleno respeto al pluralismo. Serán nulos de pleno derecho los
pactos, disposiciones estatutarias y acuerdos que desconozcan cualquiera de los
aspectos del derecho fundamental de asociación.

Las asociaciones se constituyen mediante acuerdo de tres o más personas físicas o


jurídicas legalmente constituidas, que se comprometen a poner en común
conocimientos, medios y actividades para conseguir unas finalidades lícitas, comunes,
de interés general o particular, y se dotan de los Estatutos que rigen el funcionamiento
de la asociación.

El acuerdo de constitución, que incluirá la aprobación de los Estatutos, habrá de


formalizarse mediante acta fundacional, en documento público o privado. Con el
otorgamiento del acta adquirirá la asociación su personalidad jurídica y la plena
capacidad de obrar.

Las asociaciones deberán inscribirse en un registro a los solos efectos de


publicidad. Las asociaciones sólo podrán ser disueltas o suspendidas en sus actividades
en virtud de resolución judicial motivada.

Se prohíben las asociaciones secretas y las de carácter paramilitar.

Las asociaciones que persigan fines o utilicen medios tipificados como delito son
ilegales. El art. 515 C.P. Son punibles las asociaciones ilícitas, teniendo tal
consideración:

1.º Las que tengan por objeto cometer algún delito o, después de constituidas, promuevan
su comisión.
2.º Las que, aun teniendo por objeto un fin lícito, empleen medios violentos o de alteración
o control de la personalidad para su consecución.
3.º Las organizaciones de carácter paramilitar.
4.º Las que fomenten o inciten directa o indirectamente al odio, hostilidad, discriminación o
violencia contra personas, grupos o asociaciones por razón de su ideología, religión o
creencias, la pertenencia de ellos a una etnia, raza o nación, su sexo, orientación sexual,
situación familiar, enfermedad o discapacidad.

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