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~~ Ef deporte: creproductor o transformador del sistema social? Por Antonio Garcia y Santiago H. Pecile, con la colaboracién de Matilde Rodriguez (Argentina) De qué deporte hablamos cuando hablamos de deporte? El deporte no puede ser consi- derado un hecho abstracto 0 que, como estructura conceptual y como préctica, se da fuera del contexto social. No podemos imaginar al de~ porte sin ubicarlo en un lugar y en tun tiempo determinado, en una so- ciedad y culturas determinadas. Desde este punto de vista se pue den relacionar las prcticas depor- tivas a ciertas organizaciones socia- Tes (escuela, elub, parroquia, centro vecinal, ete.) con una clara finali- ad que, ldgicamente, responde ala misién social de cada una de aqué- lias y a los tiempos de estabiliiad o de cambios sociales que se vivan. La continuidad de las citadas pricticas dentro de una organizacién social, determina su incorporacién Ja cultura del grupo social, junto con los valores acreditados a las mismas. Es asf como se van inst tucionalizando a través de Ia accion de los grupos que las promueven y difunden, Podemos decir entonces que el Deporte y su prictica se so- cializa, quedando, para un andlisis posterior, los objetivos que persigue ‘que, desde el punto de vista social podrfan ser incluyentes 0 exclu- vente Las pricticas deportivas pueden tener un cardcter ingenuo en quien las realiza, pero ~deciamos en pi- ginas anteriores— no asf en quien las promueve. La ideologfa de Ia organizacién o grupos sociales que implementan la oferta deportiva, no siempre et de acuerdo con los ‘ipios de igualdad de oportun cay Se ci, €5 procura de faciltar el acceso de todas las pe: sonas al deporte como bien cultu- ral, surgiendo de este modo una po- litica excluyente y diseriminatoria Paral enfoque que realizamos, den- tro del sistema educativo se deber garantizar a todos los alumnos por igual el acceso al deporte, ya que se parte de una cuestién basica € in eludible: ef Deporte es tomado como un medio educativo en el marco de la Educacién Fisica y ta educacién es un derecho de todos; ademas, Ia escuela (sobre todo laes- cucla oficial, piblica y gratuita) es el tinico lugar donde se puede pen- sar en una préctica sin discrimina- ciones desde el punto de vista de la implementacién de las mismas. Asimismo, fuera del sistema edu- cativo, deberfa haber preocupacién suficiente para que las organizacio- nes que difunden el deporte lo ha- gan intemtando superar las causales de una posible discriminacién: cos- tos monetarios clevados, elitismo, caracteristicas de las organizacio- nes, caracteristicas de los eventos deportivos, etc. Pero como en este trabajo tampoco podemos ignorar la realidad, se admite que ciertas pric- ticas deportivas o ciertas organiza- ciones que las promueven se carae terizan por ser excluyentes y discriminatorias: tal es caso de los clubes 0 federaciones que se dedi- ccan a la alta competencia deporti- va, El aveptar este aspecto en rela cin al deporte competitive lleva, a Especial para Stadium 1a vez, al recordatorio de que el “para qué” competitivo-federativo se diferencia claramente del “para qué” educativo y que la préctica, en tino y otto caso se realiza con cédi- 1205 diferentes y segtin valores que, en general, son incompatibles, més alla de lo comiin que podria supo- ner el dominio de la estructura fun- cional del deporte elegido en gra- dos pertinentes a cada realidad. Hoy el deporte forma parte de la vida cotidiana, de la sociedad, sin distinciones de edad, sexo, raza, re- ligién pais o regién, o sistema poli- tico-social. Los medios de difusion ‘ponen de moda” répidamente una priéctica deportiva y,a través de un deportista famoso, transforman la imagen que van creando en un pro- ducto de alto valor comercial. Asi generalmente nace y se difunde una izaciGn” particular hacia la prictica de ese deporte Quiz valga aqut reflexionar so- bre los conceptos de ideologta so- ial y de sistemas de pensamiento. “{Cuiles son los sistemas de ideas que incorporan los esquemas de valor de una cultura dada, y como se comunican y mantienen vivas esas ideas?, Aqut estén los proble- mas de la Sociologia de ta Comuni- cacién” (que nosotros nos atreve- mos a compartir con el lector, in- tentando aplicarlos alas cuestiones de difusién del deporte que estamos abordando),.. “y en Ia sociologia contemporsnea los de la sociologia de los medios de comunicacién, for- ‘macién de la opinién pUblica y ma- nipulacién de la opinién a través de CConsuita por ceo elecvénico: stadum@estadtumcomar * stadium 13 ® ps i (—S | ~ 2 a s -) ® reflexion y debate la propaganda. También cae aquf el estudio de Ia manipulacién de ta masa a través de la propaganda en sociedades totalitarias. La Sociologia de la Educacién y la sociologia del adoctrinamiento ideol6gico son parte de este gran ‘emia: la sociologfa de las ideologias (..) La propagandat se refiere a las ‘éenicas y a los contenidos usados para despertar actitudes, valores y significados frente a un objeto, per- sona o grupo determinado (...) for- mando asf opiniones. La propagan- daha sido vista como un método de persuasin de masas. Algunos so- ci6logos entienden a la propaganda como adoctrinamiento, opuesto al andlisis inteligente por parte de la ciudadania, adoctrinamiento donde se lleva a los hombres a pensar y a creer por medio de la manipulacién del contenido de la comunicacién y del control centralizado en los me- dios de comunicacién.” (SIMP- SON, 1972: 153, 154). En relacién a lo expuesto, es vé- lido analizar el poder que los gran- des monopolios de la comunicacién, a veces capitales multinacionales, sin patria, tienen sobre el ciudada- ‘no comtin. En este caso se trata de vender un producto que por sus ca- racteristicas tiene gran penetracion social; lo lamentable es que no se lo difunda por los valores que po- see en si mismo, sino por las espec- tacularidad de ciertas précticas in- tencionadas que levan, a quienes comercian con ellas @ ganar gran- des cifras de dinero. Para ello de- ben condicionar sutilmente el pen- samiento de la gente, el que queda- 1 indefectiblemente prisionero, sin espiritu critico. Pero el deporte, que invade los sistemas y los subsistemas sociales ‘a través del modelo competitivo, también. va més all, llegando a nuestra vida cotidiana como uncon- junto de ofertas: para la salud, el tiempo libre y el ocio, para tener una imagen o perfil agradable, para dis- poner de un medio que transmite valores positivos y hasta como una herramienta de lucha contra deter- ‘minados flagelos sociales. Las miiltiples innovaciones que sufren la distintas précticas depor- tivas nos obligan a quienes estamos profesionalmente ligados a la Cul- tura de lo Corporal, a distinguircon la mayor claridad posible las dife- rencias que existen en la intencionalidad de las distintas précticas deportivas, a efectos de no “confundirnos” y, por lo tanto, trasladar esa confusién a Ia socie- dad. En sucesivas etapas, ante la apa- ricién de nuevas précticas deporti- vas, se fueron institucionalizando como earacteristicas del deporte agquéltas que emanaban de los inte- reses u objetivos de las personas a quienes estaba dirigido. De esta manera podemos reconocer tres ‘grandes lineas en la orientacién (an- teriormente vistos como los “para qué”, en este caso los que preponderan socialmente): 4 Deporte Competitive Deporte Recreativo 4 Deporte Educativo [ 1, Deporte Competitive Su préctica se genera y ocurte ha- bitualmentefuerade a escuela. Esté ligado a estructuras firmemente es- tablecidas, dificil de ser modifica- das y responde a conceptos de ren- dimiento, resultado, producto, compettividad, eficiencia y efica- cia, ‘Stadium 14 + Todas la publcacones vistando htp/wwuw.estadum.comar “La competi tividad en el de- porte contem- pordineo es co- mo una gléndu- la endocrina «que se ha hiper- funcionado en un organismo determinado. Se ha hecho em- briaguez. nece- saria, y, con su incremento sen- sacionalista, ebriedad per- manente. La competitividad progresiva es insaciable. Es menester con- sumir triunfos, récords, campeones.” (CAGIGAL, 1979: 28), “Es muy frecuente observar en las uchas puramente instintivas de de- portistas sin direccién educativa real, los resentimientos de las de- rrotas y os orgullos desmedidos por las victorias, sentimientos que son tanto més destructores de 1a moral ‘cuanto que, partiendo de los cam- peones individuales, legan al alma de la multitud que crea y endiosa “héroes” inferiores, que aplaude hoy y olvida maftana, una vez que des- aparecieron las cualidades pura- ‘mente fisicas que les dieron origen.” (ROMERO BREST, 1938: 102). Este modelo es representante di- recto de una cultura burguesa, aristocrética y “meritocrdtica”, que determina quiénes podrin lle- ‘gar al mismo. Esta forma social de deporte resalta algunos valores que son generalmente impuestos como ‘modelos a alcanzar, los que, para- d6jicamente, resultan inaleanza- bles Esta imposi- bilidad de acce- der de manera generalizada a este modelo, ® determina que existan depor tas de prime: ra, segunda y tercera “clase fen una gran si militud con la denominacién de paises del Primero Tercer Mundo, segin sea su grado de desarrollo. En elmarcodeesta globalizacién, cabe destacar que los paises del Primer Mundo jenen mas deportistas de primera clase que los restantes. Que este deporte se haya popula- rizado no quiere decir que se haya democratizado, 0 que esté al alcan- ce de todos para poder practicar ellono ocurre, en algunos casos por Ia pertenencia a una determinada clase social y en ottos poreel sacrifi- cio y renunciamientos personales que supone. Los estudios nos de- muestran que hoy la préctica det deporte competitivo es absoluta ‘mente minoritaria en la sociedad: a partir de dichos estudios las cifras nos demuestran que son més los j6venes que los adultos que To prac- tican, mas hombres que mujeres y més estudiantes 0 personas escolarizadas que no escolarizadas. Paradéjicamente, en cualquier sistema social o politico, esta for ma de deporte recibe los mayores recursos econdmicos, tanto del Es- tado como del sistema econGmico- financiero privado. Esta modalidad resalta los valores sociales vigen- tes ¢ implantados por los modelos econémicos, Resulta marcadamente reproduetor del mismo orden social, excesivamente cerrado y exclusiva © expulsor de aquéllos que no re- ‘énen los requisitos para permane- ceren él Enel Deporte Competitivo se ve~ rifican un sistema de creencias y, hasta incluso, un cuerpode conduc- tas rituales y aceptadas. Algunos deportes tienen una marcada fuerza conservadora que tiende a que se los Practique, generalmente, en cierta clase social. Es también una fuerza ‘que retine a los hombres para un propésito comin y les da un siste- na comtin de valores y actitudes. Con ello acentéan la continuidad respecto de orden social existente Desde este punto de vista y adop- tando ciertas metodologias para la ensefianza de los deportes y su pos- terior préctica competitiva, el obje- tivo es una forma de vida ordenada, un sistema de derechos y deberes, y patrones de autoridad que trata de preservar, asegurando un modo de entender al deporte (con predomi niio en alguno de sus “para qué “ y no en el “qué. LE Deporte recreativo necesidad de mani siciGn y alternativa al Deporte Com: petitivo. El planteo busca revertir el cardcter selectivo anteriormen ze expuesto, ¢ intenta destacar el cardcter social de la préctica depor- tiva, De alguna manera resulta una ‘manifestacién contra las formas de exclusién y discriminacién en la institueién Deporte. Aparece como movimiento tendiente a demo- cratizar a ésta através de la popula rizacién y generalizacién de las pricticas. El interés central radica en no someter al practicante a siste- ‘mas rigidos, sino en permitir a las personas “jugar corporalmente”, dentro de condiciones favorables, que les permitan el desarrollo de su utoestima y el desenvolvimiento social en un ambiente de camara- deria, amistad y cooperacién, con ausencia de toda exaltacién de di- ferencias sociales. El deporte recreativo propone un ‘modelo abierto de participacién, \o que beneficia la inclusién, promuc- ve la igualdad de posibilidades y no esti sujeto a predeterminaciones bbasadas en el rendimiento, Tiende @ promover un modelo de ‘autogestin y las decisiones pueden ser tomadas en el seno de las orga- nizaciones o en el transcurso de las prdcticas por simple consenso. ‘Tampoco anima a esta forma de deporte una intencién de transmitir estereotipos culturales a través de la ensefianza, sino que cada uno puede expresarse con las técnicas, habilidades y destrezas corporales ‘que posea, transfiriéndolas, muchas veces, de otras pricticas. Esto per- mite que las reglas de los deportes puedan ser modificadas 0 adapta- das total 0 parcialmente, atendien- do a servir a los intereses de los participantes. Esta forma deporti- ‘va se manifiesta en modelos de or- de las précticas, diferen- tes de las del deporte competitivo. Al fomneo-campeonato, se propone como alternativa el encuentro, Lo anteriormente expuesto permi- te en gran medida socializar al de- porte y su préctica; su ideologfa se acerca a una linea contestataria al modelo conservador. En ello se ex- consuta pot coneo electronica: tadumee-sadumcomar + stadium 15 om @ pons ie) a (—) = ad i= a) i—7 =I @ pone y esti en peligro dado que, ‘como ocurre con el Deporte Educa- tivo, los sistemas sociales vigentes hhacen denodados esfuerzos por ha- cer de estas propuestas transfor- ‘madoras un nuevo instrumento al servicio de estructuras de poder, sea politico o econémico. ‘Asi vemos cémo aparece hoy el deporte recreativo, siguiendo el es- tilo del “Deporte para Todos”, como propuesta ligada a eventos turisti 0s, comerciales y empresariales (vendiendo siempre un producto), con lo cual se desnatwraliza. Esto también puede ocurrir, dado que muchas veces no mantiene su ideo- logia original y se acerca peligro- samente a formar parte del deporte competitivo segtin modos disfraza- dos de participacién, que desvir- ttian el cardcter abierto y no formal de aquel Las estadisticas nos muestran que Jos programas de desarrollo del de- porte recreativo permiten ampliarla participacién social, con bajos cos- tos, a través de la autogestién y la participacién de los propios actores en la Administracién y Direecién de Sus propios proyectos, Las edades «de mayor preferencia hacia esta for- sma de deporte se encuentran entre los 30 y los 60 anos, apareciendo ¢n algunos pafses de Europa (Fran ia, Espatia), una marcada y mayo. ritaria inclinacién de los jévenes (70%) hacia este modelo, en contra del acceso al deporte competitivo, del cual prefieren ser asistentes a los especticulos que genera. E Deporte educative ‘Antes de abordar en forma direc- ta este modelo, creemos que mere- ce un anélisis especial la organiza i6n escuela ~con su erisis~ en re- laci6n a la insttucin deporte, da- reflexion y debate das las caracteristicas de la socie- dad actual La sociedad delega en la escuela la funci6n prioritaria de la forma- cién democrética pero, contraria- ‘mente, no opera eriticamente desde otras organizaciones frente a la des- igualdad y no prepara al individuo para el cambio al que se dice apun- tar. En este sentido la escuela, que 1a veces parecerfa estar demasiado sola para llevar a cabo con éxito su funcién, no s6lo debe analizar la sociedad en que se desarrolla, sino que debe contribuir a proyectar la sociedad que desea. En relacion a ello resulta afectada_ la implementacién de la Educacién Fisica y el Deporte como medio edu- cativo; es asf que cabe preguntar- nos si el deporte que se realiza en la institucién escolar apunta a la trans- misi6n de la cultura y al desarrollo de capacidades, o sea, si prioriza lo educativo (con lo que podriamos decir que es deporte de la escuela) © prioriza Ia competitividad a ultranza, la comparacién de marcas, el campeonismeo, los resultados sin importar los procesos y emo 0 dén- de fueron llevados a cabo, la cant dad de participantes en distintos eventos (resaltada siempre en infor- mes finales de alto contenido poli- tico) sobre la calidad de tas prcti- ‘cas que los llevaron a participar, en

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