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LOS ROTARIOS BIBLIOTECA wRAZON Y FEp DE CUESTIONES ACTUALES a ee =| LOS ROTARIOS SUS TENDENCIAS EN EL ORDEN SOCIAL, MORAL Y RELIGIOSO POR ‘FELIPE ALONSO BARCENA, S. I. MAESTRO AGREGADO A LA FACULTAD DE TEOLOGIA DE LA UNIVERSIDAD GREGORIANA PROFESOR DE TEOLOGIA FUNDAMENTAL EN EL COLEGIO MAXIMO DE GRANADA 4" EDICION EDITORIAL «RAZON Y FE Plaza de Santo Domingo, 14 - Apartado ntim. 8001 MADRID PROLOGO El rotarismo se presenta en el mundo de los hom- bres de negocios con un brillo un tanto extrafio, entre apacible y seductor, que atrae y cautiva con una fuerza dificilmente superable. Sus formas son nuevas; su organizacion y el desarrollo de su vida esté en consonancia con los progresos y las aficiones de uilti- ma novedad; los miembros que han de constituir sus clubs o sus circulos son elegidos entre las clases que forman las poderosas oligarquias de nuestros tiem- pos; los fines que se propone y los medios que utiliza son de aquellos a que no suele resistirse el corazén humano; el ideal supremo que proclama y que, por propia confesién todo lo domina y dirige, es la paz y armonia universal de los hombres, ideal que, al menos en teoria, siempre encuentra un grupo de arriesgados caballeros dispuestos a blandir por él una lanza, aunque sea en peligrosa lid. Y si a todo esto afiadimos la tenaz campafia con que un afio tras otro se ha fomentado su propagacién, ¢quién podra extrafiar su rapido y brillante desarrollo? En los tiltimos afios esta campafia se ha intensifi- cado con particular empefio en el Continente Europeo y en Jas naciones todas de lengua espafiola. Y por lo que hace a Espafia, bien saben los que han seguido 6 Los ROTARIOS EE con atencién este movimiento cudnta ha sido la ac- tividad desplegada por Jo organizadores de Rotary entre nosotros. En poco tiempo ha aumentado el niimero de socios, se han dado a conocer los clubs ya establecidos y se ha trabajado con afan en la for- macién de otros nuevos en las mas importantes ciu- dades. Actualmente pasa el rotarismo por una fuerte crisis, sobre todo en Espaiia y en las demés naciones catélicas; pero los rotarios no cejan en su empefio de propagar y robustecer su organizacion. g1 Composicion de este libro. El conjunto de circunstancias que acabamos de enumerar atrae Ja atencién hacia el rotarismo y ex- plica el hecho deque tengan que volverse a imprimir por cuarta vez aquellas primeras paginas que hace escasamente afio y medio aparecieron en dos articulos de Razin y Fe. : Tan benévola acogida hallaron en el piiblico, que se hizo necesaria una reproduccién inmediata de dichos articulos, los cuales formaron juntos un mo- destisimo folleto de 26 p4ginas; esta primera tirada aparte del folleto estaba agotada cuando no Ievaba un mes impresa, y fué preciso imprimirlo de nuevo, sin modificacién ninguna de importancia. También esta tercera impresién, a pesar de haber sido mucho mas numerosa, tuvo tan rapida salida, que a los tres PROLOGO 7 © cuatro meses no era ya posible satisfacer los de- seos de los curiosos lectores; desde el mes de sep- tiembre tiltimo se me esta pidiendo con apremiantes instancias una nueva edicién que, a decir verdad, no era para mi tan facil y sencilla como algunos han parecido suponer. - La inesperada aceptacién con que el piiblico en general y la amable benevolencia con que, en parti- cular, numerosas publicaciones de indole diversa acogieron aquel ptimer escrito, fueron y siguen siendo para mi un atgumento indudable, no sélo del interés que temas como éste despiertan en los lectores, sino también de la necesidad, cada dia mds urgente, de exponer y propagar ciertas ideas fundamentales, viejas ya, sin duda, pero de perenne y siempre fe- cunda aplicacién. {Que del oro viejo que leva sobre si el peso de los siglos saca el artista las mas precia- das joyas, y de las verdades rancias que han recibi- do la luz de las grandes inteligencias saca el sagaz observador las mejores normas para juzgar los he- chos mas recientes! Pero precisamente este convencimiento me obli- gaba a proceder con més cautela y a estudiar mas de- tenidamente la manera de aplicar estas viejas ver- dades a hechos tan nuevos como el rotarismo; sobre todo dada la complicacién que a mis ojos iba adqui- riendo lo que en un principio parecia ser problema simplicisimo. El interés con que yo habia seguido el movimiento de Rotary en el mundo, y en particular su desarrollo en Espafia y en la América espafiola, me habian obli- 8 LOS ROTARIOS gado a recoger nuevos y cada dia mis instructivos datos que ensanchaban sin limites los primeros ho- rizontes y obligaban a analizar otra vez en su con- junto y en sus pormenores la naturaleza de la insti- tucién rotaria y la influencia que ejerce y ha de ejer- cer en la vida social moderna. No me era, pues, posible reproducir, tal como esta- ban, aquellos primeros articulos, a pesar de la simpa- tia que habian despertado en tantos lectores y de la luz que con su pequefiez habian derramado. Se hacia absolutamente necesario ensanchar el marco enton- ces trazado para dar cabida en él a otros elementos que en parte han aparecido ya en diversos articulos de Razény Fe (1) y en parte estaban todavia inéditos. A este plan responde el presente libro, pequefio aun en si, pero acaso mas grande de lo que desaria el ansia de ciertas personas, avaras siempre del tiempo y deseosas de informarse bien de muchos asuntos en pocas horas, y, a ser posible, en pocos minutos. Pue- do asegurar al lector que he puesto mucho més em- pefio en restringir que en aumentar el volumen de este libro, movido precisamente del justo deseo que en él supongo de informarse con rapidez de las cosas. El anhelo de brevedad me ha obligado a prescin- dir de muchos puntos que he juzgado menos nece- sarios, aunque no carecian de interés. La parte doc- (1) Cie, Razin y Fe de 10 de enero, 25 de octubre, 10 de diciembre de'1928 y 25 de marzo de 1929, PROLOGO 9 trinal la he tratado con preferente cuidado, porque en ella se encuentra, en mi sentir, el nticleo de éste y de otros muchos temas parecidos, Y en esta parte tengo la satisfaccién de que los juicios proferidos en aquellos dos articillos, que fue- ron como el embrién de cuyo desarrollo ha resultado este libro, han permanecido firmes e inmutables. Ni un solo criterio importante de los entonces aplicados ha tenido que sufrir modificacion nireforma, y es que Ja verdad fundamental que ilustra este género de cuestiones tiene siempre un mismo aspecto, que desde un principio se manifesté con toda claridad. gil Las fuentes de informacion. Todo el que tenga que leer escritos dedicados a la defensa de personas, de ideas o de instituciones, se encontrara, casi infaliblemente, con uno o muchos capitulos consagrados, més o menos explicitamente, a afirmar y tal vez a demostrar la ignorancia del que ha tenido la osadia de atacar aquellas personas, aquellas ideas o aquellas instituciones. Es natural que sea asi. Siente el hombre tanto ver combatida su conducta cuando obra con sinceridad; le legan tan al alma los ataques dirigidos contra ideas propias que tiene é1 por verdaderas; le causa tan intima pena saber que son censuradas y reprobadas asociaciones que ama 10 10s ROTARIOS y alas cuales ha vinculado en alguna manera su suer- te..., que no puede facilmente convencerse salgan se- mejantes:ataques y reprobaciones sino de personas que desconocen lo mismo que estan combatiendo. Por eso es tan cortiente en todo género de apolo- gias echar en cara al adversario su ignorancia. Per- tenece esto a los primeros rudimentos de la psicolo- gia humaia, y no ha fallado la ley en los rotarios. Los articulos publicados en Razin y Fe acerca del rotarismo han provocado toda una serie de protestas y apologias en las cuales parecen mostrar morosa complacencia en poner de relieve mi ignorancia y la pobreza de mi informacién sobre Rotary. Consideran como indudable que no he «oido a ningiin Obispo, ni sacerdote rotario, y probablemente ningin seglar ro- tario», y esta falta de comunicacién directa con los rotarios parecen considerarla como un defecto in- sanable, Afirman después que la casi totalidad de mis argumentos «contra el rotarismo estan tomados de escritores, periodistas y oradores (11), y no todos ellos rotarios que han podido fantasear a su antojo»; més adelante quedan abismados al ver la ignorancia y audacia de los «detractores de Rotary (entre los cuales, sin duda ninguna, me cuentan), que confe- séndose ignorantes respecto al rotarismo no preten- den siquiera salir de su ignorancia (1). Tal es Ja fra- seologia que contra mi maneja un célebre apologista de Rotary, de quien tendremos que hablar varias veces en estas paginas. (1) Ctr, La Revista Catélica, de Santiago de Chile, 20 de octubre de 1928, pags. 720-724, : PROLOGO I ee Otro rotario de la Corte espafiola, el Sr. Doval, nos acusa de hablar contra el rotarismo «con hostilidad manifiesta, sin tratar de conocerle bien de cerca, ya que a ello ningiin obstaculo se opone, antes bien, se prodigan las facilidades» (x). No son blandas estas Palabras del rotario madrilefio; en ellas se nos acusa de hostilidad manifiesta, al parecer malévola; de pe- reza en no tratar de conocer lo que atacamos, y hasta de cierta mala fe, puesto que de mala fe parece pro- ceder el que combate hostilmente una institucién que ni conoce ni trata de conocer, teniendo a su al- cance los medios para ello. Mas duramente todavia recaleé nuestra ignorancia un rotario de San Sebastian en la reunién celebrada por el club donostiarra el 7 de diciembre de 1927. D. Juan Antonio Villegas, al fin de un discurso de que hablaremos més tarde, pronuncié las siguientes palabras: ‘Habéis oido y seguiréis oyendo, Dios sabe hasta cudndo, que Rotary es Masoneria. Una clase de nuestra sociedad, la que innegablemente por suerte, segiin unos, por desgracia, segtin otros, tiene mayor influencia en Ja direccién y elaboracién del pensamiento y en la orientacién de nuestra sociedad, cuando—ella sabra por qué—ha querido combatir- nos, "0 se ha tomado el trabajo de estudiar nuestros estatutos ni de seguir de cerca nuestra actuacién. Con ligereza inconcebible ha preferido tomar hecha una clasificacién e incluirnos en ella, sin preacuparse de si encajébamos 0 no». () Rotary Club de Madrid, 17 de noviembre de 1927. 12 LOS ROTARIOS Niega después indignadamente que los rotarios puedan lamarse masones, aunque, como los masones, fomenten el compafierismo, y termina asi: dlamarnos masones por esa ligera semejanza sabiendo 0 pudiendo enterarse de que entre nosotros no hay secretos... es tan absurdo o tan mal intencionado como lo seria...» (I). No me interesa ahora saber cual es esa clase tan in- fluyente en la sociedad cuya ignorancia 0 mala vo- luntad pondera el Sr. Villegas; ni tampoco nos mete- remos por el momento a analizar Ja razén aducida para probar que Rotary no tiene que ver con la Ma- soneria; slo desearia advertir que la indignacién ha hecho al orador salirse un tanto de aquella mesurada ecuanimidad que tan en consonancia esté con el espiritu rotario. En términos mds concisos, pero no menos expre- sivos, dié a entender la misma idea el ex Presidente del Club de Madrid:en la reunién del 22 de marzo del afio pasado. Alude a ciertas diligencias que estaba encargado de hacer el Gobernador del Distrito rota- rio espafiol para deshacer los efectos de la campafia antirrotaria y concluye con estas palabras: «Seguramente de este modo, sin Inchas ni voces, conseguiremos desvanecer esos pequefios recelos, muy naturales, que despierta todo lo que es moderno, y de cuyo contenido y significacién no se sabe lo bastante para enjuiciar con plenitud de fundamentos» (2). En una forma mis indirecta, pero no menos clara, quiere hacer resaltar la ignorancia de sus adversa- rr (@) Rotary, abril de 1928, p: 18. PROLOGO 13 rios la autoridad suprema del rotarismo espafiol. Los rotarios reunidos en la Conferencia de Barcelona, vi- siblemente preocupados por los ataques dirigidos a la institucién, tomaron muy a pechos el evitar para Jo sucesivo esas campafias, y a ese fin enderezaron la tercera de Jas conclusiones, que es, sin disputa, la més extensa e importante. En esa tercera conclusién leemos lo que sigue: «que todos los acuerdos, todos los actos y todas las instrucciones, dentro de nuestra institucién rotaria, son piiblicos, esencialmente piblicos, pues este es el cspiritu rotario, y que a disposicién de todos estan, para toda publicidad, sus archivos, sin que, por lo tan- to, quepa resquicio ni posibilidad para suponer que se trate de una asociacién de cardcter secreto» (1). Es cierto que el apartado transcrito tiende directa- mente a rechazar el apelativo de sociedad secreta atribuido a Rotary; pero juntamente es claro que quiere poner de ielieve la facilidad con que todo el mundo puede enterarse de lo que es Rotary y de cuan inexcusables son, por lo tanto, los que sin conocerle Je acusan. No teman los rotarios que vaya yo a molestarme por este desahogo de su corazn rotario herido, Quienquiera que ve combatida una causa que ama se figura facilmente que el enemigo ignora las exce- lencias de aquello que combate. Para todo rotario (1) Rotary, junio de 1928, p. 18. 14 LOS ROTARIOS es excelente el rotarismo; por eso le ama y no concibe que los demas pudiéramos combatirle si le conociéra- mos como él le conoce. Con todo, después de ofr testimonios tan autori- zados, expresados con tanta firmeza y, al parecer, con tanta sinceridad, viene instintivamente a los labios esta pregunta: :Sera verdad que los que han combatido y combaten a Rotary hayan procedido con tanta ligereza e ignorancia como los rotarios proclaman? La pregunta reviste, sin duda, gravedad, pues las acusaciones lanzadas en la Prensa contra los rota- trios son graves y pueden ocasionarles graves perjui- cios. Y esto seria gravemente ilicito, si tales acusa- ciones no se fundasen en razones de mucho peso y muy maduramente consideradas. Dejamos, pues, a la conciencia de cada uno el responder a la pregunta propuesta. Por lo que a mi toca, no es ahora ocasién de hacer un recuento de mis conocimientos sobre Rotary. -Me basta remitir al lector a las paginas que-sicuen; donde van indicadas algunas de las fuentes de infor- macién que he tenido a la vista; en ellas ver que para describir a Rotary y formar juicio sobre él, acudimos ordinariamente a las ensefianzas de rotarios distin- guidos y més preferentemente todavia a las publi- ciaciones oficiales de Rotary Internacional 0 de los rotarios en las diversas naciones. El libro, pues, dira al lector si somos reos de la ligereza inconcebible de que los rotarios nos acusan. Sin embargo, a mayor abundamiento, quiero pedir PROLOGO 15 al lector permiso para hacerle en la intimidad una confidencia que las circunstancias parecen hacer precisa, aunque en si pudiera sonar a pedanteria. La historia es brevemente como sigue: a pesar de que la literatura rotaria que habia pasado por mis manos antes de escribir contra Rotary me parecia suficiente para fundar mis juicios, quise cerciorarme mis, utilizando la generosa oferta que de los archi- vos rotarios nos hizo la Conferencia de Barcelona. Apoyado, pues, en el articulo tercero de Ja conclu- sin tercera, copiado mas arriba, me dirigi a la secre- taria del Club de Madrid, que por ser el mas antiguo del Continente Europeo y el principal de Espafia, es de creer contaria con medios para conocer la Asocia- cién de que forma parte. El Presidente y el Secretario del Club me recibie- ron con extraordinaria atencién y amabilidad; me hablaron detenidamente de la marcha del Club, me explicaron varias cosas curiosas del archivo, se es- forzaron en convencerme de la rectitud y sinceridad de sus propésitos, y para completar la exposicion hecha de palabra, me regalaron una coleccién de la hoja semanal del Rotary Club de Madrid, publicada para uso particular de sus miembros, Tengo suma complacencia en reconocer y agrade- cer ptblicamente desde aqui la bondad y delicadeza con que el Presidente y el Secretario del club rotario de Ja corte me trataron; que no ha de ser parte mi franca oposicién al rotarismo para que deje de apre- ciar las virtudes y buenas cualidades que encuentre en sus miembros, Por lo que hace a los conocimientos 16 LOS ROTARIOS que Ia visita me porporcion6, he de confesar que aumentaron muy poco el caudal que ya posefa. Si descontamos algunos datos y pormenores interesan- tes relativos a la marcha del Club de Madrid, que encierra la coleccién de su hoja semanal, apenas ob- tuve cosa nueva. gNo les parecen a los rotarios suficientes todas es- tas diligencias para conocer el rotarismo antes de escribir sobre él? Yo les agradeceria muy de veras que me indica- sen fuentes nuevas de informacién, porque las cosas que ellos suelen decir, al pretender refutar Jo escrito contra su institucién, nos son ya bastante familiares: Jas constituciones de Rotary y los resultados de sus Convenciones los hemos visto en multitud de impre- sos tal como nos los ofrece la Direccién central de Rotary Internacional, y podemos suponer que no nos engafia d4ndonos una cosa por otra. Menester ser4, si quieren‘defenderse, que cambien de sistema: encerrarse olimpicamente en‘ su encan- tado castillo y gritar desde alli a los que les comba- ten que no saben Jo que combaten, es un recurso muy antiguo y muy cémodo, pero est ya muy des- acreditado y es muy escasa su eficacia. Las acusaci- nes contra Rotary lanzadas son muy concretas y estén fundadas en textos rotarios de indiscutible autenticidad; y a tales argumentos no puede con- PROLOGO. 17 eee testarse dignamente con decir que los acusadores des- conocen la institucién que condenan o se apoyan en falsas_informaciones. Intimamente unida a esta acusacién de ignorancia esta otra defensa de que también se han valido Tepe- tidamente los rotarios contra sus impugnadores. Nos tachan de excesivo espiritu conservador, de estre- checes de criterio, de timidez ante las nuevas orien- taciones de la vida moderna. El Sr. Sanchez Cuervo, ex Presidente del Club de Madrid, lo ha dicho Tepe- tidamente con frases sobrias y muy insinuantes, ma- tizadas con la suave esperanza de que todos esos recelos, reservas y nimias circunspecciones desapa- recerén en dia no lejano. He aqui sus palabras: «Nuestra actuacién va adquiriendo relieve, y cierto estoy de que en plazo relativamente breve, si hoy existen preocupaciones, prejuicios, sobre todo en cerebros e instituciones que por su espiritu esen- cialmente conservador han de estar en pugna con todo lo nuevo, tales reservas desaparecerdn, sobre todo si estén inspiradas en sentimientos honrados y no en un propésito de sistemdtica y tenaz oposicins (1). No dudo que el Sr. Sanchez Cuervo y otros muchos que como él piensan de nuestra oposicién al rota- rismo, expresen un sentimiento sincero; pero creo (1) Rotary Club de Madrid, 28 de junio de.1928, iG Los ROTARIOS que se van a equivocar y van a hallar fallida su espe- ranza. No despierta cl rotarismo recelos por lo que tiene de moderno,. sino por algo muy antiguo ya y muy viejo, como vera el lector que pasare hasta el fin las paginas de este libro, con el cual le queremos dejar ya en amigable compat Madrid, 19 de abril de 1929. CAPITULO PRIMERO Bosquejo histérico del rotarismo El nombre de Rotary En _un folleto publicado por la Direccién de Ro- tary Internacional se nos describe el origen y pri- mer principio del rotarismo, en la manera que si- gue: “El padre de Rotary es Mr. Paul P. Harris, abogado de Chicago, el cual, en los afios siguientes a su carrera universitaria, hizo largos viajes por el mundo y adquirié la amistad de muchas personas en diversos paises. De vuelta en Estados Unidos, se dirigié a Chicago con el fin de dodicarse en aquella ciudad al ejercicio de su protesién. Alli tuvo Ha- rris la misma suerte que aguarda a muchos que se dirigen, como forasteras. a una gran ciudad; pues la soledad es, de ordinario, 1o primero con que tro- pieza un hombre de letras extrafio en una populo- sa metr6poli, donde el principal estimulo y la cons- tante preocupacién de los hombres es el dinero y la manera de ganarlo y de gastarlo, sin preocupar- se para nada del prdjimo. *A esta circunstancia debid su origen la idea de fundar un club en el cual sus miembros pudieran, no sélo conocerse y trabar amistad entre si, sino también buscar medios de ser Utiles a la sociedad, con Io cual ellos mismos se harian més hébiles para poder servir a sus semejantes. 20 LOS ROTARIOS "Poco después, Mr. Harris expuso la idea, que él habia tenido, a tnos cuantos amigos que ya se ha- bia hecho en Chicago. Alentado por el entusiasmo de estos amigos y movido por el deseo de probar si era sincero, celebré la primera reunién el 23 de ene- ro de 1905 en la oficina de uno de los fundadores del club. A partir de aquella fecha, las reuniones se celebraron regularmente, por turno, en Ja casa de cada uno de los compafieros del club. Al poco tiempo, sin embargo —en realidad a las pocas se- manas—, los miembros del club crecieron de ma- nera que se creyé preciso celebrar las juntas en hoteles 0 comedores piblicos.” (1) ‘A los tres afios, poco més, de fundado el primer club rotario en Chicago, se abrié el segundo en San Francisco de California, por iniciativa de un negociante, oriundo de Espafia, llamado Manuel Mufioz. A este segundo club siguié répidamente, en las principales capitales de los Estados Uni- dos, la fundacién de otros catoree, y en 1910 pu- dieron ya celcbrar los delegados de los dieciséis clubs éxistentes la primera Conferencia nacio- nal en Chicago. El mismo afio de 1040 se abrié en Canadé el Club de Winnipeg, que fué el primero que exis- tié fuera de la gran Repiblica norteamericana. El 4944 se inauguraron clubs rotarios en Irlanda y en Inglaterra; en 1914 comenzé la expansién ro- taria en la América ospafiola con la fundacién del club de la Habana; en 4919 senté su planta el rotarismo en el Continente Asidtico, con la crea- Q) Synopsis of Rotary, p. 8. BOSQUEJO HISTORICO 21 cién de los clubs de Shanghai y de Calcuta; en 1920 se fundé el club de Madrid, que fué el pri- mero del Continente Europeo, y el 1921 quedaron también organizados los primeros clubs de Johan- nesburgo, en Africa del Sur, y de Melbourie, en Australia (4). Nada faltaba ya a Rolary para ser una asocia- cién universal, que tenia contros de vida en todos los continentes del Globo. El desarrollo de la ins- litucién ha continuado con ereciente rapide, y on ja actualidad cuenta con més de 140,000 socios, perlenecientes a unos 3.000 clubs, esparcidos por 46 naciones diferentes. Verdad es que la distribucién de los clubs ro- tarios es muy desigual y que el internacionalis- mo de Rotary, aunque verdadero, es muy relativo. De los 3.000 clubs que cuenta aproximadamen- te en la actualidad, dos terceras partes se hallan en los Estados Unidos, y los restantes pertenecen al Canada y al resto del Imperio briténico, en tal proporcién que el namero de los establecidos en otras naciones aparece verdaderamente exiguo. En el Continente Europeo, en particular, es mucho més lento el crecimiento, aunque, segiin declara- ciones recientes, atribuidas al Presidente del Ro- tary Internacional, se fundaron en Europa duran- te el pasado afio de 1928. de 100 a 150 clubs. A pesar de la desigualdad con que los clubs se distribuyen por el mundo y de lo relativo que re- “sulta su internacionalismo, preciso’ es reconocer que la institucién rotaria, considerada en su con- junto, ofrece proporciones de gigantesca grande- za y merece llamar nuestra atencién. No es posible desconocer lo que significan las cifras copiadas: 140.000 hombres de negocios, in- (i) Ctr. Synopsis of Rotary, pags. 11 y 13-24, 22 LOS ROTARIOS fluyentes por su posicién y su representacién, son, sin duda, una fuerza social ¢ internacional digna de tenerse en cuenta. Los rotarios son los prime- ros en conocer su valor y hacerlo constar, no sin aire de, satisfaccién. Muchas veces se han repe- tido las ideas que un rotario de Buenos Aires ex- presé en un banquete con estas palabras: “La sola mencién de que Jos ideales de Rotary estén sus- tentados por nimero tan considerable de hom- bres de diversos paises y de distinta raza y cada uno de los cuales tiene figuracién sobresaliente en su actividad individual, basta para demostrar la sin igual difusién y crédito que en el mundo han alcanzado las finalidades rotarias.” Del modo peculiar con que se celebraron las pri- meras reuniones del club de Chicago, nacié, se- gin dicen, el nombre de Rotary, con el cual se quiso significar en un principio que aquel grupo de amigos celebraba sus juntas, por turno, on la casa de cada uno de ellos. Actualmente la palabra Roiary tiene un sentido mucho més extenso. Se- gin el Glosario de palabras y frases usadas por los rotarios, “Rotary es un término que significa la organizacién. corporativa de los Rotary Clubs y de los rotarios, el espiritu que les anima, los princi- pios, las précticas y los antecedentes que les sir- ven de norma y los fines que se proponen alcan- zar” (1). Muchas veces la palabra Rotary es sind- nima de la institucién rotaria, generalmente con- siderada, y este sentido le daremos ordinariamente en estas paginas. (1) Synopsis of Rotary, p. 28. CAPITULO I . Organizacion de Rotary Aunque parezca que nos apartamos ‘un poco del orden exigido por la naturaleza de las cosas, erco conveniente, antes de penetrar en la esencia del rotarismo, que nos detengamos unos momentos a contemplar su organizacidn exterior. Esta contem- placién nos ayudard a formarnos una idea de la obra y de la manera como se mueven y desarrollan las actividades de su vida social y corporativa. Todo lo cual nos facilitard la inteligencia de cuanto he- mos de decir mas adelante sobre la esencia misma de la institucién rotaria. A este fin se ordena la idea sintética de la organizacién de Rotary, que va~ mos a presentar en sus lineas generales, ya que entrar aqui en muchos pormenores seria exirafio y hasta contraproducente para nuestro intento. §1 Los clubs rotarios. Lo primero que Rotary nos ofrece es la constitu- cién de sus clubs, que son como las células que componen el organismo de toda la Asociacién. Y gqué es un club rotario? Considerado en con- creto, un club rotario no es otra cosa que un grupo 24 LOS ROTARIOS de hombres de negocios, pertenecientes cada uno de ellos a un ramo o profesién distinta. Es esencial para Rotary el no admitir en sus clubs sino un solo hombre por cada profesién o.ramo de nego- cios. De esta manera se consiguen dos cosas que los rotarios consideran muy importantes: la primera es que todos los negocios y profesiones utiles a la Sociedad puedan estar representadas en los clubs, para que éstos se hallen en condiciones de desarro- lar con més facilidad y eficacia sus proyecios; y es la segunda que cada miembro del club, como unico en su ramo, pueda representarle con inde-~ pendencia y, cuando legue la ocasién, tenga liber- tad para exponer las necesidades del negocio o pro- fesion en que se ocupa, sin temor a competencias ni contradicciones de otros rivales. La tnica excepeién de esta ley fundaméntal de Rotary se ha hecho en favor del periodismo, al cual, en vez de un representante, se le concede que todos y cada uno de los periddicos puedan estar directa- mente representados en los clubs por una persona que retina las condiciones exigidas a todos los so- cios actives, Es una manera habil de obtener pu- blicidad y ganarse la benevolencia de la Prensa. El derecho de representar una clasificacién 0 pro- fesién en el club no se concede sino a los socios ac- tivos, que son los que propiamente forman los clubs, y a quienes se aplica cuanto de la admisién de so- cios hemos dicho y hemos de decir todavia; pero la institucidn rotaria admite también socios honora-" rios, entre los cuales puede contarse “cualquier va- rén que se haya distinguido por algin servicio me- ritorio, con tal que resida dentro de los limites te- rritoriales del club”. Un socio honorario no tiene derecho a votar, ni a tener cargos en el club, ni a representar ninguna clasificacién. ORGANIZACION DE ROTARY el La eleccién de los socios es considerada como una de las incumbencias més capitales del club. Nadie es admitido por propia pretensién, sino que es pre- ciso sea primero propuesto por un socio del club Y que esta proposicién sea sometida a una cuida~ dosa deliberacién, Para este fin se nombra en cada club una comisién, Hamada de clasificacién 0 de admisién. Son caracteristicas de los clubs rotarios las mul- tiples limitaciones puestas a Ia admisién de socios He aqui las principales: Primera. El campo de seleccién esti reducido a los hombres de negocios y a los hombres prdcti- cos de profesiones liberales y solamente a estas categorias. Segunda. Cada club ha de elegir sus miembros dentro de los limites geograficos de la localidad a que pertenece; de tal manera que si un rotario tras- lada su residencia, deja, por el mismo hecho, de pertenecer a aquel club. Tercera. La més peculiar y la mas importante de estas limitacionos es la que prohibe que haya més de un socio de cada profesién o ramo de ne- gocios, como ya hemos explicado. Para que ningan club pueda salirse de esta limitacién, tiene la ins- titueién rotaria formada su lista de profesiones o clasificaciones, a la cual han de atenerse todos los clubs del mundo. Estas clasificaciones, lamadas mayores, pueden, no obstante, subdivirse en las diversas especialidades o aspectos que caben en cada profesién o en cada negocio, aunque nunca “el numero de subtitulos em: cada clasificacién po- dr exceder del diez por ciento del total de socios del club respectivo” (1). Cuaria. Dentro de estos limites profesionales y () Rotary Club de Madrid, 8 de diciembre de 1927. 26 LOS ROTARIOS geograficos los que hayan de ser elegidos miembros del club necesitan reunir las condiciones siguiente “Que sean varones adultos, de buen cardcter y que gocen de buena reputacién comercial; "que estén ocupados como propietarios, socios © gerentes de una casa mercantil honorable y re- conocida; *o que estén desempefiando puestos importantes como directores, con amplia autoridad, en una casa mercantil honorable y reconocida; *o actuando como agentes locales encargados de la sucursal de una firma honorable y reconocida, leniendo a su cargo tal agencia. o sucursal.” Dado caso que no pertenezcan al. comercio, los rotarios deben estar dedicados a una profesién dis- tinguida y gozar en ella de buena reputacién pro- fesional (4). Para atraer al seno de los clubs a las personas sobresalientes que Rotary busca, ofrece una serie de ventajas que facilmente seducen el corazén hu- mano y de una manera particular a los hombres de negocios. Los primeros y mayores beneficios que la institucién rotaria ha de producir son para los socios que la constituyen. Ante todo cada socio, al ser elegido, recibe del club una gran prueba de confianza y un testimonio autorizado de que él, pre- cisamente, es considerado como una de las figuras mis salientes de su negocio o profesién. ZA quién no halagan tales testimonios? Ademés, dentro del club se le prometen los siguientes beneficios: “Relacionarse con personas a quien uno debe conocer. »Verdadero y sano compaiierismo. Desarrollo de amistades sinceras y provechosas. (1) Synopsis of Rotary, p. 4. ORGANIZACION DE ROTARY 27 "La comprensién del trabajo de otros, sus pro- blemas y sus 6xitos. "Conocimiento de métodos que aumenten la efi- cacia. "Estimulo para servir a sus semejantes y a la Sociedad en general” (1). Consta, ademas, que Rotary tiene una tendencia no disimulada a constituir cierta espocie de aristo- cracia entre los hombres de negocios, que son tam- bién los hombres de dinero. A esta aristocracia apenas se le impone otra carga que la de pagar sus cuotas mensuales y asistir a la Junta semanal; y, en cambio, se le coloca en un plano superior de distincién, se le dan facilidades para favorecer sus propios intereses, se le proporciona la satisfaccién de ostentar la representacién de una profesién o de un ramo de negocios y se le cumple el anhelo naturalisimo de poder alternar en un grupo esco- gido de personas influyentes. ,Podré extrafiar na- die que tan poderosos motivos inclinen el corazén de muchos hombres a formar parte de una socie- dad, por més exirafia que ella sea y por poco que le interesen los fines a que aspira? Una vez formado el club, su vida corporativa se desenvuelve de una manera original, Los miembros del club se juntan una vex por semana, para al- morzar 0 comer en un hotel de la localidad. Durante la comida, y sobre todo al fin de ella, siempre en un plano de franco compafierismo, se comunican sus impresiones, se exponen sus proyectos, toman sus decisiones, tratan los temas que interesan al bien comin, y tienen, finalmente, una charla, 0 es- (1) Synopsis of Rotary, p.3. 28 LOS ROTARIOS pecie de conferencia, que sirve para ampliar la cul- tura de los socios en diversos puntos, de interés mas 0 menos general. La vida de los clubs se mani- fiesta, se desarrolla y recibe su principal impulso en estas peregrinas reuniones. De ahi que la asis- tencia a éllas se considere tan importante y se exija con cierta severidad. Pero estas Juntas son caras, exigen cuotas fuertes y encierran, por tanto, un medio eficaz de obtener cierto género de seleccién en los miembros, que no esté fuera de la mente de los organizadores. Cada club rotario es auténomo en su gobierno in- terior y en todo el desarrollo de su actividad exte- rior, que puede ser muy extensa y variada, como ver4 el lector a Jo largo de estas paginas. La auto- nomia de los clubs no tiene, segiin dicen, otros mites que la obligacién de atenerse a lo que exige el espfritu de la Asociacién y a los Estatulos fun- damentales que rigen su vida corporativa. Para la buena marcha. de su vida interior y para el ordenado ejercicio de su actividad exterior cada club elige anualmente su Junta directiva y nombra toda una serie de comisiones, cuyos nombres y cuya ocupacién puede ver el lector en el apéndice, donde reproducimos la constitucién organica de un club, tal como quedé reformada en la Convencién internacional celebrada en Ostende eri junio de 4927. Bs instructive conocer esa variedad y multiplicidad de comisiones y subcomisiones, porque ayuda a formarse una idea de las obras en que los rotarios quieren ocuparse y de la influencia que quieren ejercer, lo cual ha de sernos necesario para lo que mas adelante hemos de tratar. ORGANIZACION DE ROTARY 29 git Los distritos rotarios. Los clubs de una regién, o de una nacién, y a veces de varias naciones (como sucede actualmente con los clubs de Espafia y Portugal), se agrupan entre sf, para formar lo que Maman los rotarios un distrito. El jefe y cabeza de esta agrupacién de clubs es un Gobernador, que debe ser designado por cada distrito en su conferencia o asamblea anual, y ne- cesita después ser aceptado y confirmado ‘por el gobierno central de Rotary Internacional, que tiene su sede en Chicago (4). Hste Gobernador parece ser el eje principal de la vida corporativa de cada dis- trito rotario, en cuanto tal, y, al mismo tiempo, el vinoulo que une a los clubs de cada nacién o de cada regién con la Junta directiva de Rotary In- ternacional, y, por consiguiente, con todo el resto de la Asociacién rotaria. Por esta razén se exigen en el Gobernador cualidades que le hagan digno de su cargo, y se le dan atribuciones para que pue- da desempefiarlo debidamente. “E] Gobernador, dice La Carta Mensual, de Chica- go, es el representante de R. I. en su distrito. Es el representante directo de la Junta directiva inter- nacional en dicho distrito y tiene el deber de acon- sejar a los clubs, y de ayudarles a Nevar a cabo el programa del rotarismo. "El Gobernador de distrito es responsable de la extensién del Rotarismo en su distrito. "El Gobernador de un distrito de R. I. es un fun- cionario del mismo. Habiendo sido designado por los clubs rotarios de su distrito, es elegido por el (1) Cfr, Rotary, junio de 1928, pags. 19-20. 30 LOS ROTARIOS Congreso anual. Los clubs rotarios dependen del Gobernador de distrito para la interpretacién de las normas y costumbres de R. I. y de los clubs rotarios. ”EL Gobernador de distrito desempefia un puesto honorifico y no recibe ninguna compensacién por el tiempo que dedica a sus trabajos rotarios. Du- rante su oficio, el Gobernador da al rotarismo mas de lo que las personas que lo nombraron suponian. Sin embargo, seré para él una gran satisfaceién poder contar con la cooperacién voluntaria y efec- tiva de cada rotario de su distrito. Ln puesto tan importante como el de Gobernador de distrito no es tan facil enarlo. Por esta misma razon es muy necesario tener mucho cuidado en la seleccién de un candidato, a fin de que la selec- cién sea muy adecuada, en el mejor interés de los clubs del distrito y de Rotary Internacional, en ge- neral” (1). Ademés de los vineulos de amistad y compaiie- rismo que une a los clubs de cada distrito, celebran éstos cierlas reuniones de cardcter general, que sirven para impulsar y regular la marcha de la vida rotaria en el territorio que el distrito compren- de. La principal de estas reuniones es la Conferen- cia anual, en la cual se elige el Gobernador de dis- trito y se tratan otros asuntos de interés general para todos los clubs del distrito. Claro es que no se encierra en estos limites de utilidad prdctica la ocupacién de los rotarios en el tiempo que dura la Conferencia. Los rotarios son gente de mundo, y dan, por consiguiente, su parte a las expansiones de la vida de sociedad. Los ban- quetes, los bailes, las exeursiones y otros regocijos del cuerpo y del espiritu Henan una parte impor- (1) Rotary Club de Madrid, 10 de mayo de 1928. ORGANIZACION DE ROTARY 31 tante del programa a que se ajusta la actividad ro- faria durante los dias de la reunién. El curioso lector puede formarse una idea de lo que son estas Conferencias de distrito leyendo el nimero de la revista Rotary, correspondiente al mes de junio de 1928, Alli viene descrita con bastantes pormeno- res la Asamblea celebrada en Barcelona, que fué la primera de los clubs del distrito espafiol, al cual corresponde el ntimero 60, dentro de Rotary Inter- nacional. La segunda Conferencia esté preparan- dola actualmente con gran celo el club de Madrid, dentro de cuya jurisdiccién quieren celebrarla los dias 24 y 26 de abril de este afio. Ademés de la Conferencia general del distrito, tienen los elementos directores de los clubs otras reuniones de caracter més inmediatamente guber- nativo, No careceria de interés seguir minuciosa- mente la marcha de estas Asambleas que impulsan y ordenan la vida rotaria; pero hemos de prescin- dir aqui de eso, porque nuestro plan no es trazar un cuadro completo en que entren todas las partes de Ja organizacién rotaria y se describan los resor- tes que la institucién mueve para desarrollar y per- feccionar su vida corporativa, sino amicamente dar una idea general de esa organizacién, que nos sirva para entender mejor los razonamientos que para nuestro intento hemos de hacer. La revista Rotary, en su numero de septiembre de 1928, relata con muchos pormenores lo tratado por la Asamblea de presidentes y secretarios del distrito espafiol, cele- brada en San Sebastian los dias 24 y 25 de agosto del afio pasado de 1928. LOS ROTARIOS § Ul Rotary Internacional. © “Rotary Internacional es la organizacién unida de todos los Rotary Clubs del mundo”, dice el Glo- sario de palabras y frases rotarias (1). Los clubs rotarios, diseminados por todo el mun- do, a pesar de la autonomia con que proceden en su vida particular, tienen entre si vinculos fuertes y estrechos que los unen apretadamente, para for- mar la Asociacién general de Rotary, que tiene su Junta directiva y el centro motor de su vida en la ciudad de Chicago. La Junta directiva de Rotary Internacional, que leva el gobierno principal de la institucién, es tam-, bién venovada cada afio, por eleccién que se hace en la Convencién general. A esta suprema Junta de gobierno toca, segim los Estatutos rotarios, defen- der, fomentar y propagar por todo el mundo los ideales de servicio de Rotary; a ella le corresponde establecer, estimular y ayudar.a los clubs, e inspec- cionar su administracién; a la misma deben acu- dir, en dltima instancia, como a tribunal ante quien se ventilen los asuntos y se expongan los problemas de los clubs, y ella es, finalmente, la que en diver- sas formas fomenta y regula la vida de toda Ja ins- titucién, a cuyo fin sugiere aquel género de activi- dades que practicamente se ha demostrado ser més acomodadas al espiritu y manera de ser de Rota- ry (2). Toda la vida orgdnica de la Asociacién es regulada y alentada desde Chicago; los Goberna- dores de distrito no obran sino como delegados de 1) Synopsis of Rotary, p. 28 B_ Sonopats of Rotary, pag. 25-25. ORGANIZACION DE ROTARY OO Rotary Internacional, del cual tienen que recibir su confirmacién y sus poderes. Es, pues, Rotary Internacional una asociacién am- pliamente organizada, con un centro determinado de direccién y de movimiento que extiende su in- fluencia, mas 0 menos intensa, hasta los clubs mas apartados e insignificantes. Actos propios de Rotary Internacional son esas brillantes Convenciones internacionales que cele- bran todos Jos afios para elegir la suprema Junta directiva y tratar aquellos asuntos que interesan a toda la institucién. Los programas a que Rotary acomoda su activi- dad, los Estatutos que rigen su conducta en el des- arrollo de sus empresas, las normas que constitu- yen el cédigo de moral..., todo lo que forma la més intima esencia del rotarismo y es como la expre- sién del espiritu que le da vida, todo ha sido elabo- rado en las Convenciones internacionales (1). A estas Convenciones envian los clubs esparci- dos por el mundo sus delegados y representantes, que suelen contarse por muchos millares y hacen alarde de gran esplendidez y magnificencia. En la celebrada en Ostende, por junio de 1927, se reunie- ron 6.500 delegados, y gastaron a razén de 450 fran- cos diarios por persona, segin el érgano de Rotary Internacional (2). Y seguramente no ha sido 1a Con- vencién de Ostende ni la m4s concurrida ni la m4s costosa. para los rotarios. (2) Chr. Sinonsis de Rotary (traduccion espanola), pays. 3-9. (©) Cir. The Rotarian, agosto, 1927, p- 10. caPiTULo mr La esencia del rotarismo Todo el que haya leido las paginas que preceden, se preguntard, tal vez, no sin cierta admiracion, cual es el principio fundamental en que se apoya y la raiz vital que sustenta toda esa corporacion tan ampliamente extendida y tan brillantemente organizada. La respuesta de los rotarios a este. pregunta, aca~ so no hubiera podido ser, desde los comienzos de la institucién, enteramente clara y categérica. Por- que ese principio fundamental y esa raia vivifica- dora no se presenté desde el primer momento en la forma y con’ la consistencia que actualmente tie- ne, sine. que-ha ido evotucionando gradualmente, gracias a la reflexidn, al estudio y a las discusio- nes que han tenido y tienen lugar en las reuniones de los clubs, en Jas conferencias de distrito y en las Convenciones internacionales, de que poco ha hemos hablado. Las Convenciones anuales, sobre todo, cuyas decisiones adquieren, digdmoslo asi, fuerza de ley, han tenido, en la evolucién de la con- cepcidn rotaria y de sus Bstatutos fundamentales, una importancia decisiva. Seria de grande interés seguir paso a paso este desarrollo de los principios y Estatutos que sos- tienen y rigen el rotarismo en cl mundo, pero no tenemos ahora holgura para esa labor; ni para el 36 18 ROTARIOS ee fin, que estas paginas se proponen, es necesario. Vamos, pues, a tomar a Rolary tal como en el momento actual existe en todas partes y tal como nos lo describen sus Estatutos y sus miembros mas distiguidos. Que no es nuestro fin escribir la his- toria de la evolucién rotaria, sino analizar su cons- titucién y su-esencia, particularmente en lo que se relaciona con el orden social, moral y religioso. gt La filosofia de servicio. Rotary se define a si mismo diciendo que es una filosofia de la vida, la cual se propone resolver el conflicto perennemente planteado entre el deseo que cada uno siente de buscar su propio provecho y el deber, y consiguiente anhelo, de buscar el bien de los demés. Esta filosofia es la filosofia de servi- cio, que se resume en esta frase: Dar de si, antes que pensar en si, y se apoya en el principio de mo- ral practico que dice: Se Leneficia mds, el que me- jor sirve (1). Como la palabra filosofta parece que envuelve la idea de investigacién enderezada a 1a solucién de algin dificil problema, esta filosofta de la vida, en que consiste la esencia del rotarismo, se ha pro- puesto también su problema, 0, como ellos dicen, su conflicto, para tratar de resolverlo. Dan los rotarios por supuesto que en el espiritu humano existen un deseo y un deber, en alguna manera encontrados: deseo de procurar el propio interés y deber de atender también al interés de (1) Synopsis of Rotary, p. 7 LA ESENCIA DEL ROTARISMO los dem4s. Evidentemente en muchas ocasiones nuestro propio interés’es dificilmente compatible con el interés de las personas que nos rodean, y en- tonces el conflicto se presenta con, toda su fuerza en la realidad de las cosas exteriores y dentro de nuestro propio corazén. gCémo puede resolverse este conflicto, de manera que se atienda al bien de nuestros préjimos sin que se menoscabe nuestro propio bien? He aqui el problema que dicen ha- berse planteado y cuya solucién se glorian de ha- ber hallado ya los rotarios. Consiste esta solucién en la voluntad de servir y de ser servicial. Sir- viendo se cumple inmediatamente el deber de aten- der al bien de los demas, y se satisface juntamen- te el deseo de procurar nuestro propio interés, puesto que en la realidad de la vida, aquél obtie- ne mayor provecho propio, que mas diligentemen- te procura servir y complacer a aquellos con quie- nes vive. De aqui el repetido lema rotario, que consta de dos parles: Dar de st, antes que pensar en si. Se beneficia mds, el que mejor sirve. Por eso, de los labios y de la pluma de todo rotario, brota esponténea y perennemente la palabra “ser- vicio”, como cifra y sintesis de todos sus ideales y aspiraciones, Parece, segin eso, que lo més in- timo y esencial del rotarismo podria reducirse a las siguientes preguntas, con sus respuestas: gual es la filosofia que se propone como iden- tificada, en alguna manera, con Rotary? Es la filo- sofia de servicio. a auél es el fin de la institucién rotaria? Servir y promover entre todos los hombres el ideal de ser- vicio. fi gQué es un rotario? Un servidor de los demas, un caballero del ideal de servicio. No hay exageracién ninguna en las respuestas que preceden, si hemos de creer lo que los rota- 38 LOS ROTARIOS rios constantemente nos dicen en sus Estatutos, en sus discursos y en sus hojas y folletos de propa- ganda (1). gu El ideal de servicio y los fines de Rotary. Para realizar este ideal de servicio se propone Rotary seis fines, los cuales, mejor que otra cosa ninguna, declaran, segim los rotarios, la esencia del rotarismo. Estos fines son el blanco de toda la actividad rotaria, y en orden a conseguirlos se dispone todo en la institucién. Ellos constituyen el verdadero programa que aspira a desarrollar en el mundo Rotary Internacional. Por eso son obje- to de frecuentes comentarios en las reuniones se- manales de los clubs y ocupan siempre el primer lugar en las conferencias nacionales y en las Con- venciones internacionales. Greemos, pues, conve- niente presentarselos al lector con toda fidelidad, y vamos a valernos para ello de la traduccién que han considerado preferible los rotarios espafioles. La finalidad de Rotary es “estimular y patro- cinar: "4° La nocién de ayuda mutua como base de cualquier empresa noble. °2.° La mds nitida honrades en los negocios. ”3,° La aplicacién préctica del ideal de ayudar- se en la vida privada y comercial, "4° El fomento del compafierismo como fun- damento del auxilio mutuo. (1) Puede convencerse el lector de esta verdad con leer algunos de los numerosos folletos a que aluudimos en el texto, v. gr.: ¢What is the Rotary, Club?, An outline of Rotary, Synopsis of Rotary, A Talking Knowledge of Rotary, A Guide to Community Service, etc. LA‘ESENCIA DEL ROTARISMO 39 "5° Hl reconocimiento del valor de todas las profesiones itiles, y ennoblecimiento, por parte de cada socio, de la suya, como medio de servir a la sociedad. 6° Por medio de esta asociacién universal de hombres de negocios y profesiones, ligados por el ideal del Rotary de colaboracién, propagar la mu- tua comprensién y respeto, asi como la paz gene- ral entre las varias naciones del mundo.” Estos seis fines, que compendian y sintetizan todas las aspiraciones de Rotary, no son, en wlti- mo término, otra cosa que una serie de manifesta- ciones del ideal de servicio. El rotario inglés doc- tor Thomas Stephenson, actual Vicepresidente de Rotary Internacional, en el discurso de apertura de la Gonferencia rotaria inglesa, celebrada en la primavera de 1928, dijo, agudamente, que los seis fines por la institucién rotaria sefialados a sus miembros se reducen a uno solo, que es “el ideal de servicio, como base de toda empresa digna”, y que Jos otros cinco son simplemente aplicaciones con que se procura la obtencién del verdadero y nico fin (1). : Esta misma idea la ha expresado el rotario espafiol D, Salvador Echeandia, en la siguiente forma (2): “Todos conocéis los’ fines de Rotary; los recor- dais, seguramente, mejor que yo; sin embargo, voy a fratar de mencionarlos para que os fijéis en que todos, absolutamente todos, se refleren al ideal de SERVICIO, que es la base de nuestra ins- titueién. EL primero es el ideal de SERVICIO, como base de toda empresa digna; se refiere el segun- 1) The Daily Telegraph, & de mayo de 1928. {3 Rotary Ciub de etbaria 8 decnero de 1020, 40 10S ROTARIOS do a la moralidad de conducta entre hombres de negocios y profesionales, con el fin de servir mejor al prdjimo; fija el tercero Ja aplicacién del ideal de SERVICIO a nuestra profesién y a la co- munidad; el cuarto recomienda el desarrollo del compafierismo y de la amistad, con el fin de ser- vir; el quinto prescribe el reconocimiento del mérito de toda ocupacién util, como medio de SER- VIR a la sociedad, y, por ultimo, el sexto objeto es promover, por medio del compaierismo entre los hombres de negocios y protesionales, unidos por el ideal rotario de SERVICIO, la mutua inte- ligencia, para conseguir la paz universal. Todos estos fines, como veis, se refieren al ideal de SERVICIO, que es, sencillamente, el eje de la rueda rotaria. En la Convencién del aio 1915 se acordé que el ideal de SERVICIO fuese el pen- samiento comtn que nos uniera a todos los rota~ rios, a todos los que formamos esta gran familia, que, como sabéis, consta hoy de unos 3.000 clubs, con 140.000 socios. "Los dos lemas rolarios que todos conocéis se refieren al SERVICIO; el primero es DAR DE Si, ANTES QUE PENSAR EN SI, que viene a ser la traduccién de Service above self, y el otro, SE BE- NEFICIA MAS, QUIEN MEJOR SIRVE, que no es tan altruista, pero que responde a igual tendencia. ”Benavente definié el rotarismo diciendo que era “procurar que todos estén bien para estar uno mejor”. La definicién esté muy bien, como hecha por el principe de los ingenios contempordneos; pero hay otra frase, una sentencia inglesa, que he leido en un libro de Emerson, que, a mi juicio, 1o define atin mejor: “Servir a los demds es servirse a si mismo”. Este si que seria un buen lema rota- LA ESENCIA DEL ROTARISMO. 4 rio, porque traduce perfectamente el pensamiento inicial. Los italianos tienen para expresar la misma idea una frase que dice: Fate bene per voi, que es la que emplean los mendigos al pedir limosna; no piden “por amor de Dios”, sino que sugieren: haz el bien por ti mismo, porque te conviene ser bueno.” De tal manera la idea de servicio parece absor- ber la atencién de los rotarios, que los mismos Estatutos del rotarismo, al sefialar la actividad de jos clubs y de sus miembros, apenas pueden fijar- se en otra cosa. He aqui sus palabras: los rota- rios, al dar su nombre a los clubs, aceptan “la filo- sofia de servicio y buscan: primero, estudiar co- lectivamente la teoria de servicio, como la base verdadera del éxito y de la felicidad en los nego- cios y en la vida; segundo, dar, colectivamente, a los mismos rotarios y a la comunidad demostra- ciones prdcticas de esta teoria; tercero, reducir a la practica esa misma teoria en los negocios y en los demas quehaceres de la vida privada ordinaria, y cuarto, excitar, individual. y colectivamente, con ja palabra y con el ejemplo, a que los principios de Rotary sean aceptados tedrica y practicamente no solo por los rotarios sino también por los que son extrafios a la institucién”. (1) Es evidente que el servir a los demas ha de ser para procurarles algin bien, y es asimismo evi- dente que no puede proponerse un bien, pequeiio y vulgar, si el que quiere servir es una asociacién internacional, compuesta por miles y miles de hombres ocupados’en variadisimos negocios y pro- fesiones, importantes todas. ellas en la vida huma~ na. Rotary, pues, por el solo hecho de promover (1) Synopsis oy Rotary, p. 25- 42 LOS ROTARIOS el ideal de servicio, como fin digno de si, tiene que aspirar a procurar a los hombres bienes que, a su juicio, sean grandes y merecedores de sus afancs y diligencias internacionales. Estos bienes ha de trabajar por proporcionérse- los cada rotario a sus compafieros de club, a su familia, a sus clientes y a todos aquellos que le rodean; cada club, como tal, a la localidad en que se halla establecido; cada distrito 0 agrupacién de clubs, a su regién 0 a su nacién, y todo el cuerpo de la institucién rotaria al mundo entero, por el cual esta distribuida (1). No son estrechas las aspiraciones benéficas de Rotary ni se encierra su actividad en un aspecto particular de Ia vida, Es verdad que muchas ve- ces hablan los rotarios de manera que parecen que- rer limilarse al mejovamiento técnico, moral y econémico del manejo de aquellos negocios y del ejercicio de aquellas profesiones de que depende el bienestar material; pero cuando se leen y con- sideran mas despacio sus proyectos, se -advierte bien pronto que las ambiciones rolarias van mas all4 y que su influencia quiere extenderse a la vida del individuo, de la familia y de la sociedad, en todo lo que signifique bienestar, mejoramiento y perfeccién. De esta manera esperan que alcance su méxima eficacia el ideal de servicio a que todo rotario, en cuanto tal, consagra su actividad y las ilusiones todas de su vida. Mas adelante tendremos que volver sobre estas ideas; pero no estara de mas hacer constar desde ahora que este ideal de Rotary, bello y simpatico, sin duda, para todo corazén recto, no es, en modo alguno, invencién de Rotary, ni mucho menos un descubrimiento original. En la Iglesia catélica () A Tatking Knowledge of Rotary, pgs. 20-20. LA ESENCIA DEL ROTARISMO 43 ee abundan, muy de antiguo, instituciones que cuen- tan entre sus primeros ideales el servir y hacer bien a los prdjimos, en todas las formas en que el bien puede ser participado por el cuerpo y por el espiritu del hombre. Lo nuevo y peregrino en Rotary es el modo de fomentar la vida interna de la asociacién y dispo- ner a sus miembros a que aspiren a la realizacion de sus planes. El que los hombres de negocios se inviten a comer y aprovechen esa ocasién para tratar intimamente de sus asuntos y problemas, es cosa vieja y harto usual; pero el que una ins- titucién internacional del cardcter de Rotary cons- tituya el centro de su vida social en un comedor y_establezca,"como el acto mas importante de su vida ordinaria de asociacién, un almuerzo o una comida, y quiera, finalmente, sembrar y avivar sus propios ideales de servicio entre el calor y la in- timidad de los banquetes, se ha de reconocer que _ es cosa bien singular y extrafia en la historia de las asociaciones humanas, Bajo este aspecto, que no deja de ser importante en la organizacién ro- laria, se diferencia, de todo en todo, el rotarismo de las asociaciones benéficas de la Iglesia. Pero no teman los rotarios que por esa diferencia les hayamos de molestar. Duefios son de reunirse a comer donde y como mejor les cuadre y de tra~ tar en torno a la mesa los temas que gusten para alentarse més y més a desarrollar sus ideales de servicio, con tal que se mantengan dentro del an- cho marco en que puede honestamente desenvol- verse la, actividad humana. Pero hay entre Rotary y esas asociaciones bené- ficas de la Iglesia otra diferencia esencial, que es Ja rafz de donde brotan todas las demas diferen- cias de que hemos de hablar repelidamente en es- tas paginas y que cualquiera persona reflexiva 44 LOS ROTARIOS deberaé reconocer: la idea luminosa y el impulso de amor que da vida‘a las instituciones cristianas, tiene su origen en la luz y en el amor que viene “de Dios, y miran perpetuamente, como blanco suyo, el bien y la felicidad que se consuma en Dios, mientras que la idea y el impulso de que ha nacido la institucién rotaria tiene su origen en la tierra, y pone su aspiracién suprema en el bien ca- duco y en la felicidad pasajera que puede propor- cionar la tierra, prescindiendo de Dios y dejando a un lado su Providencia y sus leyes. Pero no ade- Jantemos ideas que més adelante han de tener su propio lugar. § U1 La amistad y el ideal de servicio. Es una note esencial en la institucién rotaria el culto de Ia amistad y el compafierismo, que en Ja mente de todo rotario esta intimamente unido al ideal de servicio. El cuarto de los fines que Rotary se propone es precisamente el fomento del companerismo, como fundamento del ausilio mutuo (1), 0, segiin otra versién, el desarrollo de la amistad, como una oportunidad para ser wil. El Cédigo de moral rotaria, de que hablaremos més adelante Con Ja debida extensién,-dedica nada menos que dos de los once articulos que contiene (1, ,Asi traducen los rotariosespafioles; pero el texto inglés parece tener catacter mas general: The development of acquaintance as an opportunity Jor service, La limitacion que ing ican las palabras eauxdlio mutuor falta en el texto original, que propone el fomento de la amistad como un medio para que los rotarios puedan servir y hacer bien, no s0lo alos demas rota- Flot, sing a todo el mundo, segun claramente lo éxpone el sexto delostines de la institucién. LA ESENCIA DEL ROTARISMO 45, a definir la importancia do la amistad y las rela- ciones que han de mediar entre los amigos. Son el 72 y el 8", y dicen as “72° Entender que uno de los mayores tesoros del hombre profesional 0 de negocios son sus ami~ gos, y que cualquier ventaja obtenidd por me- dio de la amistad es eminentemente’ moral y justa. "8° Sostener que el verdadero amigo no exige nada de su amigo, y que el abusar de la confianza que da la amistad, en provecho propio, es extrafio al espiritu de Rotary y contrario a su Cédigo de moral,” Los rotarios espafioles han dado recientemente, en ocasién solemne, una definicién del rotarismo, en la cual entra, como elemento esencial, la amis- tad juntamente con el ideal de servicio: Rotary —dicen— es una asociacién profesional de servi- cio mutuo y a la colectividad, a base de la rela- cién y amistad de los asociados. Seria facil multiplicar los testimonios que de- muestran la importancia que Rotary da a la amis- tad. Dirfase que para los rotarios el ideal que quie- ren realizar y el fruto que anhelan conseguir es prestar servicios que sean ttiles a los rotarios mismos, a la ciudad o localidad en que viven, a la nacién y al mundo entero; pero, a su manera de entender, ni este ideal prospera ni ese fruto se produce sino en campos que hayan recibido el rie- go benéfico de la amistad y el franco compafie- rismo. Asi se explica que en los discursos y en los eseri- tos rotarios se hallen constantemente alabanzas a la amistad, exhortaciones al fomento de la amistad y cantos triunfales a las excelencias de la amis- tad. Véase, como. ejemplo, lo que dice el Club de Potosi (Méjico) : “La amistad es tan indispensable para la labor 46 LOS ROTARIOS Eee de Rotary como el papel es para el periodista o el aceite para el pintor; es el vehiculo tmico de que los rotarios nos podemos valer para hacer sen- tir nuestra influencia en la comunidad en que vivimos. : "La amistad es el lenguaje obligado para comu- nicarnos, como rotarios, con Ia sociedad. Sin amis- tad, enmudecemos y quedamos reducidos a la im- potencia. Sin amistad, Rotary seria un cero a la izquierda, una montafia de oro en un islote de- sierto. Puesto que la amistad es lo que nos da ser, vale la pena de estudiar la manera de poseerla y cul- tivarla... "Para la vida de un club, la amistad, la buena voluntad hacia el grupo, es tan esencial como el aire para el individuo. Esta atmédsfera benigna es principalmente el producto de la buena voluntad conquistada, en su propio negocio o profesién, por cada miembro del club. El rotario malquisto, por otra parte, es un elemento pestifero que corrompe el ambiente en su club. Por la salvacién del mayor nimero, por la noble causa de Rotary, no se debe consentir que el miembro apestado contamine la pureza del aire amistoso que sus compaiieros de- ben, de todo deber, respirar a dos pulmones. ;;Que tal miembro, como cosa podrida, sea separado!! “Tomando en cuenta que le amistad, como todo sentimiento de afecto, nace y cunde en la abun- dancia de los buenos recuerdos y en la ausencia de los malos, sélo hay que ovitar el que causemos desengafios en quienes esperan verdaderos frutos de nuestra sinceridad rotaria” (4). (1) Rotary, diciembre de 1928, p. 13. cAPiTULO Iv El vicio capital de fa institucién rotaria §1 El brillo exterior del rotarismo y la oculta rats de sus tendencias. La répida descripcién que en los capitulos pre- cédentes hemos dado del desarrollo histérico, de la organizacién externa y de la esencia intima del rotarismo, es posible que haya despertado en algu- nos lectores un afecto de admiracién y simpatia hacia la peregrina institueién. Porque parece que realmente ha de contener en si un poder grande de seduccién ese organismo que,.a la manera de un rbol gigantesco, ha extendido en pocos afios sus ramas poderosas por toda la extensién del mundo civilizado, gracias al vigor y empuje que, a decir de los rotarios, le presta la dulce savia del compafierismo y de Ja amistad que aspira a con- vertir en realidad el mas puro ideal de servir y hacer bien a los hombres. Por eso dicen con fre- cuencia los rotarios, al parecer con plena e inge- nua sinceridad, que toda persona recta y amante de la paz, del bien y de la cultura, debe mirar con ojos de benevolencia una asociacién que tales pla- nes se propone y a tan clevados fines aspira, 48 LOS ROTARIOS Y, sin embargo, en las pdginas que siguen nos hemos de ver muchas veces en la dura precisién de escribir juicios bien poco favorables al rotaris- mo y de sefialar los graves peligros que envuelve; y eslo, guiados no s6lo por nuestro propio eriterio, sino también por el criterio y la ensefianza de los que son maestros autorizados del pueblo catélico en todo lo relativo a la fe y a la practica de la vida cristiana. Parece, pues, necesario definir desde ahora con toda precisién ‘adénde se enderezan nuestros ata- ques. Es preciso, ante todo, hacer constar, para que nadie se lame @ engafio, que nuestras impugna- ciones no tienen ni han tenido nunca por blanco ninguna de aquellas obras exteriores a que los ro- tarios positivamente parecen limitar su actuacién piblica, al menos en Espafia. Seria claramente in- justo y soberanamente ridiculo escribir en serio contra’ una agrupacién de caballeros porque se retinen para almorzar 0 comer una ves por sema- na, 0 porque celebran, entre vez y cuando, festi- vales y regocijos que a todo el mundo estén per- mitidos con tal que se mantengan dentro de las leyes de la honestidad. No es esto lo que se comba- te en la institucién rotaria, y huelgan, por tanto, las defensas que de semejantes reuniones se hagan. Tampoco entra en nuestro 4nimo condenar el es- mero y diligencia con que los rotarios se esfuer- zan por fomentar la amistad y el afable compafie- rismo que suavice las asperezas de la vida y por Uevar a la practica-de los negocios y al ejercicio de las diversas profesiones una noble honradez y una abnegada simpatia, que pueden contribuir no poco al bienestar de los hombres y a+la armonia de las relaciones sociales. El condenar estas cosas seria de 4nimos mal nacidos, incapaces de apre- EL VICIO CAPITAL 49 ee el Adee ciar lo que significa el sacrificio gencroso que tie« ne por fin complacer a los demés. Mucho menos ‘pretendemos en estas paginas po- ner mécula en Ja actividad que los rotarios des- arrollan en favor de la cultura, de la beneficencia y del bienestar ptiblico, gQuién puede reprender el que se contribuya a Ja realizacién de obras de tan- fo valor como la Giudad Universitaria, el que se procure la instruccién de nifios pobres 0 el que, se ayude con socorros pecunarios a asilos de huérfa- nos? Estas y otras obras de bien publico pare- cen entrar en los proyectos humanitarios de Ro- tary; pero no es en esos proyectos donde encuen- tran los catélicos el punto vulnerable del rotaris- mo. No creo que ignoren esto los rotarios espaiio- les; pero es necesario hacerlo constar expresamen- te para que, como ha sucedido repetidas veces, no gasten sus energias en levantar baluartes en pun- tos que nadie ataca y en que todo el trabajo de de- fensa es, por consiguiente, estéril. wee El mal que Rotary envuelve y que Ia Prensa ca~ télica impugna es algo fundamental y tiene en la esencia misma de la institucién la raiz dafiada , de donde brotan esponténeamente diversas rami- ficaciones, euyos frutos no pueden menos de ser amargos y daflinos para la vida genuinamente cristiana. Todos los altos ideales y todo el selecto espiri- tualismo, como ahora suele decirse, de que alar- dea Rotary, no le sirve para remontarse sobre esta tierra que pisamos y sobre este mundo en que vi- vimos. Los rotarios espafioles lo han declarado pit- blica y casi oficialmente en un articulo, medio ex- positive, medio apologético, que dieron a la Pren- 4 50 LOS ROTARIOS sa de Barcelona con ocasién de la primera Con- ferencia del distrito rotario espafiol: “Nuestra fina- lidad, se dice alli, no es transcendente; nuestros ideales son de este mundo; aparte de los ideales de cada uno, que respetamos, como organizacién nos limitamos @ ideales ampliamente humanos... ideales que pueden ser no sdlo aceptados en prin- cipio, sino actuados diariamente por toda persona de buena voluntad” (1). Las més elevadas aspiraciones de Rotary se li- mitan a procurar la paz, el bienestar, la felicidad de que es capaz esta vida mortal que gozan los hombres en la tierra. Para eso es todo el fomento de la cultura, de la educacién de la nifiez, de la moralidad en los negocios y profesiones, de la re- organizacién de le familia, de la paz universal... yEs que nosotros reprendemos estos ideales, como si los bienes enumerados fueran algo que no puede desearse y procurarse? De ninguna manera. Trabajar por tales fines es no sélo licito y bueno, sino necesario y obligatorio en muchos casos. Pero la aspiracion exclusiva a esa felicidad tem- poral y el tener siempre la vista clavada en la tie- rra para encontrar en ella el objeto deseado, ha- cen caer a los rotarios en dos defectos graves. Es el primero el querer prescindir positivamente de Dios para el logro de sus ideales. Ni Dios, ni su Providencia, ni nuestros deberes para con El son te- nidos en cuenta para nada; y esto, al parecer, cons- cientemente, pues entra en los planes de la institu- cién el que por sus puertas puedan penetrar desde los creyentes mas fervorosos hasta los ateos mas pettinaces, lo cual exige, naturalmente, que Dios quede enteramente eliminado de la concepcién ro- aria. (1) Véase, v. gr.: La Publicitat del 18 de mayo de 1928. EL VICIO CAPITAL, 51 Tees ea El segundo defecto siguese inmediatamente del anterior, y consiste en el propésito reflejo de pro- curar la colaboracién amalgamada de todo géne- ro de hombres, sin distincién de nacionalidades, ni de razas, ni de creencias religiosas. El rotarismo quiere ser una gran sociedad en que hombres, de- dicados a toda clase de negocios y profesiones y pertenecientes a cualquier nacién o religion, tra bajen estrechamente unidos dentro de la rueda dentada que es el signo distintivo de Rotary. Y he aqui cémo aquellas aspiraciones ideales hacia unos bienes mas elevados y excelentes que los que el dinero encierra han quedado envueltos en un indiferentismo absoluto en el orden religio- so y en un ateismo practico en toda la ordenacién de la vida. Vamos a probar documentalmente es- tas afirmaciones. gi EL principios fundamental de Rotary en materia religiosa. Es cosa harto corriente en las asociaciones pro- fesionales el prescindir, en principio, de los asun- tos politicos y religiosos. ‘Tales asociaciones nece- sitan la unién de sus miembros, y para ello juz- gan necesario cortar las dos més fecundas raices de disensiones, que son la politica y la religién, cuando sobre ellas no sienten todos lo mismo. Nada tiene, pues, de extrafio que también los rotarios quieran eliminar de su programa esos términos. Por Jo que hace a la politica, distinguen, no obs- tante, lo que es politica de partido y lo que llaman alta politica de interés nacional. Esta segunda la 52 LOS ROTARIOS consideran de Meno dentro del campo de su acti- vidad, puesto que no es, en Ultimo término, otra cosa que la promocién de la riqueza, del bienes- tar y de la cultura de la ciudad o de la nacién. La politica de partido, en cambio, la proscriben completamente de sus clubs, El Gobernador del distrito espafiol ha declarado recientemente, en una carta dirigida a todos los clubs que estén bajo su mando, la conducta que en esta materia deben seguir los rotarios espafioles. Dice asi la parte que a la politica se reflere: “También quiero hacer constar que algunos compafieros se me han acer- cado para rogarme que, como complemento de las declaraciones que han precisado nuestra posicién en materia religiosa, hiciese una terminante de- claracién del carécter perfectamente apolitice de nuestra organizacién. No sélo no veo inconveniente en ello, sino que creo oporluno cuanto se dirija a mantener incé- lume este principio de neutralidad politica, que es una de las piedras angulares del Rotary. "Rotary, como entidad, no es ni puede ser de partido alguno, creado o por crear, y no puede profesar credo politico alguno. En 6! conviven pa- cificamente, gracias a un mutuo respeto y a una reciproca tolerancia, mondrquicos y republicanos, colectivistas, individualistas, ete. Mejor dicho: den- tro del Rotary tales matices no pueden tener beli- gerancia, puesto que los estatutos de los clubs ex- cluyen la discusién politica. »Por tanto, recuerdo encarecidamente a todos los clubs la meticulosa observancia de. este principio. Aun en el caso —que podria presentarse— de unanimidad de. los miembros de un club respecto a un polilico 0 considerado como politico, deben abslenerse de solidarizar cl nombre de Rotary con tendencia alguna, por respetable, popular o plau- EL VICIO CAPITAL 53 sible que parezca. Obrar de otro modo, ademas de constituir una infraccién de nuestro Cédigo, impo- sibilita el cumplimiento de la misién de enlace s0- cial y de concordia amistosa que incumbe al Ro- tary Internacional” (1). En cuanto a las ideas religiosas, la exclusién es radical y absoluta. El rolario, en cuanto rotario, preseinde de toda religién, aunque como particu. lar puede tener la que més le acomode. Para ser admitido en un club rotario se exige la buena re- putacién en el manejo de los negocios o en el ejer- cicio de la profesién; la significacién religiosa del candidato no la tiene para nada en cuenta la Di- reccién del club, Esta idea es una de las mas fun- damentales del rotarismo, y 1a expresa con toda claridad, decision y crudeza, Mr. Paul Harris, su fundador: “Nuestro plan —dice— hace caso omi- so de todo credo y glorifica los hechos. EstA abier- to a protestantes, catélicos, judios, cristianos y bu- distas.” Y, como justificando este proceder, afia~ de: “,Vamos a ser retrégados, 0 debemos ir delan- te con el progreso de los tiempos? El gran propé- sito que hemos trazado para nosotros y persegui- mos con ahinco es el de adelantar y animar la pro- mocién del entendimiento, de la buena voluntad y de la paz universal” (2). El pensamiento de Harris no puede ser mas ra- dical: para promover la inteligencia de los hom- bres entre si, la buena voluntad y la paz univer- sal todas las religiones le son indiferentes. Mas atin; juzga que no esté en armonia con el progreso 1) Rotary, marzo de 1929, p. 10. 8B Mantaidet Rotate poral r+ Rens Acevedo Laborde, page. 266-251 54 LOS ROTARIOS de los tiempos el tener en cuenta ninguna creen- cia religiosa para el logro de los fines pretendidos. Los continuadores de Mr. Harris levan, si cabe, més lejos la indiferencia religiosa del rotarismo. Uno de los ms tenaces promotores de los clubs ro- tarios en Espafia parece haber sido el norteameri- cano Mr. James H. Roth, el cual, segim noticias por diversas partes recibidas, es catdlico y Caballero de Golén. Pues bien, Mr. Roth, si hemos de dar fe a unas manifestaciones publicadas como suyas en El Sol, tiene sobre la concepcidn religiosa de- los rolarios las peregrinas ideas que expresan las si- guientes palabras: “Hay tolerancia absoluta de cultos. Hl catélico sera, dentro de los clubs rota~ rios, mejor catélico; el protestante, mejor protes- tante; el hebreo también afianzara sus creencias y, sin embargo, les quitaré lo que tuvieran de intran- sigencia, pasién y odio, El ciudadano irreligioso consagraré la puveza de su conciencia ciudadana en el seno del club...” Cuesta trabajo entender como es posible que un catélico, cual dicen que lo es Mr. Roth, pueda desarrollar activas campafias de propaganda en favor de una asociacién en la cual tiene él, como acabamos de oir, la conviecién de que el protestante serd mejor protestante y el he- breo afianzard sus creencias. jSemejante extravio y aberracién de ideas en un catélico parece pasar los limites de lo verosimil! En un programa sintético del espiritu rotario, que se encuentra reproducido en muchas de las hojas volantes que hablan de los clubs, se lee: “Primeramente, un club rotario es un grupo de re- presentantes de negocios y hombres profesionales, quienes sin juramento secreto, dogma o credo. han aceptado Ja filosofia de servicio...” Tal es la definicién de un club rotario, a cuya esencia per- EL VICIO CAPITAL 55 tenece, por tanto, el prescindir de todo elemento religioso. En la primera asamblea nacional de los rotarios espafioles, colebrada, en Barcelona por mayo de 1928, el delegado de Rotary Internacional, D. Juan A. Meana, protesté enérgicamente contra la cam- pafia de que era victima el rotarismo, y dijo: “Que el Rotary no es en ningin sentido una so- ciedad secreta, y que carece, por lo tanto, de ritual religioso. Que el cuerpo oficial no es sectario en ningin sentido. Que la religion de los socios no es anotada. Que el Rolary no tiene afinidad o afinacién con ninguna religién, asociacién religiosa o denomi- nacién partidista. "Que las discusiones religiosas o politicas estén estrictamente prohibidas en las reuniones” (1). Después, la misma asamblea, solemnemente re- unida en la sesién de clausura, definié categéri- camente la conducta pasada y futura de los clubs espaiioles en todo conforme con el principio fun- damental de plena abstencién en materia religio- sa. Declard, pues: “Que ningdn club de Espafia, desde su funda- cién hasta el momento actual, se ha inmiscuido para nada en cuestiones religiosas, y que asi con- tinuaran, conforme a los mandatos imperativos de los principios internacionales del Rotary” (2). (1) Rotary, junio de 1928, p. 5. @) Rotary, junio de 1928, p. 18. 56 LOS ROTARIOS § UI Composicién de los clubs bajo el aspecto religioso. Inttil parece insistir mds sobre una idea tan clara y, por otra parte, tan fundamental dentro del rotarismo; pero no estaré de més amar la aten- cién sobre un hecho que es consecuencia natural de esa abstencién religiosa que el rotarismo, en cuanto tal, profesa. Este es tal vez el fenémeno que mas llama la atencién y mas escandaliza a mu- chas personas que sélo se fijan en la superficie de las cosas; es, a saber, la mezcla confusa de ten- dencias religiosas dentro de los mismos clubs y las relaciones frecuentes y publicamente recono- cidas que mantienen con sectas masénicas 0 de otra cualquiera manera heterodoxas. Parece indiscutible que en las listas de Rotary se cuentan muchos masones, muchos aflliados a sec- tas anticatélicas y, acaso, muchos m4s del todo in- crédulos 0 indiferentes en religién. Asi se ha afir- mado muchas veces y no sé que nadie haya demos- trado Jo contrario. Mas aan: apenas se coneibe que nadie pretenda demostrarlo, toda vez que Rotary alardea de prescindir de toda idea religiosa y de tener sus puertas abiortas a cualquier hombre que retma las condiciones exigidas por el reglamento, entre las cuales para nada se menciona lo que a la religién se refiere. Por lo mismo que la idea religiosa le es indife- rente, Rotary parece tener particular interés en agrupar en su seno hombres de todas las ereen- cias, uniéndolos por los vinculos de un humanita- rismo que juzga ha de sofocar todas las disensio- EL VICIO CAPITAL 57 nes que pudieran nacer de las diferencias de rel gién. Y no solamente admite a lds que profesan di- versas religiones, sino también a los ministros de los diversos cultos, los cuales pueden tener cabida en el club rotario como representantes de su pecu- liar confesién religiosa, exactamente igual que puede pertenecer al club un comerciante de tej dos como representante de su mercancia, 0 un den- tista, como representante de su profesién. No otra categoria se reconoce a la religion dentro del club rotario. Pero hay todavia més: no cae fuera de los céleu- los rotarios el que forme parte de sus clubs un levita como representante del judaismo, un pas- tor como representante del protestantismo, un cadi.como representante del mahometismo, un bon- zo como representante del budismo, un sacerdote como representante del catolicismo.. Y es que a Rotary le es indiferente no sdlo el nombre, sino también el contenido de toda confesién religiosa. En Espafia se han empefiado algunos en soste- ner que lds rotarios espafioles son catdlicos y tie- nen probado su acendrado catolicismo. Yo no he de pretender ahora refutar esta creencia; sé. que en los clubs de varias ciudades espafiolas ha habi- do fervientes catélicos y tendria sumo placer en po- der afirmar lo mismo de todos los que entre nos- otros han dado su nombre a Rotary; pero desgra- ciadamente no parece posible tal afirmacién. He leido repetidas veces las listas de varios de los clubs més importantes constituidos en Espafia y en ellas se encuentran nombres que, bajo el aspecto religioso, inspiran bien poca confianza, Ademas, por conductos particulares que me merecen cré- dito, he sabido que en otros clubs espafioles se 58 LOS_ROTARIOS cuentan también hombres piblicamente reconoci- dos como sectarios o indiferentes em religion. Si esto no es exacto, a los rotarios toca demostrar su falsedad, y yo quedaria muy complacido viendo esa demostracién plena y convincente para recti- ficar lo que acabo de escribir. Dado el cardcler completamente laico de Rotary y la mezcla de creencias que de hecho se da en el seno de sus clubs, es naturalisimo que, 0 los mis- mos clubs corporativamente, 0 miembros a ellos pertenecientes, simpaticen y mantengan relacio- nes con instituciones heterodoxas euyo cardcter y cuya lendencia sean semejantes al cardcter y a las tendencias rotarias, Y abundan las pruebas de estas relaciones y de estas simpatias, Algunas adu- ciremos mas adelante. ‘Terminaremos este punto con una anécdota cu ridsa que pone bien de relieve hasta dénde Nega la tolerancia y la indiferencia religiosa de los ro- tarios. El corresponsal del Diario de la Marina en la asamblea de Ostende, escribié que “la Conven- cién fué inaugurada oficialmente con une oracién en silencio, en vez de la invocacidn ritual de otros actos semejantes. ‘Todos los delegados, catélicos, protestantes, judios, sintoisias, mahomelanos, bu- distas, elc., solicitaron las bendiciones en el minu- to de silencio que precedié a la primera sesién ple- naria”. Puede probar este hecho que Rotary Internacio- nal no es enemigo sistematico de toda idea religio- sa; pero prueba también que le es de todo punto indiferente cualquiera religién, natural o sobrena- tural, falsa 0 verdadera, y que los rotarios pueden, a su placer, profesar una u otra o no profesar nin- guna; esto para el rotarismo carece de interés. EL VICIO CAPITAL 59 giv El indiferentismo religioso de Rotary. La afirmacién repetidamente hecha por mi en los arliculos de Razin y Fe de que Rotary profesa el indiferentismo religioso, no como quiera, sino de una manera absoluta, ha provocado en los rotarios muchas protestas de indole muy diversa. Los presidentes y secretarios de los clubs espa- fioles, reunidos en Madrid en 8 de marzo de este afio de 1929, declararon en la primera de sus con- clusiones que la nota de indiferentismo cae com- pletamente.fuera de la concepeién de Rotary, por- que Rotary prescinde de la idea religiosa. Dicen asi los directores del rotarismo espafiol: Rotary no es una asociacién filosdfica, politica o religio~ sa; no es, por lo tanto, ni confesional, ni indiferen- le, ni sectaria, calificativos todos que desbordan el objeto de Rotary y su cardcter. Otros apologistas de Rotary son atin mas enér- gicos al rechazar de la concepcién del rotarismo la nota de indiferente, y fundan su manera de ver on varias razones, que vamos a analizar con algu- na detencién. El lector juzgaré si es posible ni du- dar siquiera de que Rotary profesa el indiferen- tismo religioso en sus aspectos més radicales. Llamase en Teologia indiferentismo teligioso aquella tendencia que afirma que no es necesaria ni obligatoria 1a religion para el individuo o para la sociedad. Cuando esta tendencia sostiene que ninguna religién es necesaria ni obligatoria, dice 60 LOS ROTARIOS eet se indiferentismo absoluto; si concede la obliga- cién de profesar alguna religién, pero reconoce como buena y legitima cualquiera de las conoci- das o de las que pucdan inventarse, se llama indi- ferentismo relativo. Este concepto del indiferentis- mo es corriente en los libros de Teologia (1) y segu- ramente no lo ignoran algunos rotarios. Apliqué- mosle, pues, a Rotary y veamos si profesa 0 no ver- dadera indiferencia .religiosa. Y para més clari- dad, procederemos por partes y veremos cémo se halla Rotary con relacién a los socios de sus clubs y con relacién a las religiones que éslos puedan profesar. Con relacién a los socios mantiene Rotary como principio fundamental que a ningin rotario se le pide cuenta de sus creencias religiosas ni se le mo- lesta lo més minimo por que profese una religién falsa o no profese ninguna. Lo mismo puede ser rotario un ateo que un ferviente catdlico; entre es- tos dos exiremos cabe una scala ilimitada y en todos sus grados puede el rotario descansar tran- quilo. Eso a Ja institueién rotaria, como tal, no le importa; Rotary no pone en su Cédigo moral la obligacién de profesar ninguna religion. ste hecho no lo negara quien tenga algun co- nocimiento de la organizacién rotaria, porque ha sido mil veces declarado por Jos rotarios mas auto- rizados y es conducta habitual de los clubs. Y, ahora, pregunto yo: gHsto no es profesar el indi ferentismo més absoluto en materia de religion D. Gonzalo Arteche, Secretario del Club Rotario de Los Angeles (Chile), aduce contra nosotros la auto- ridad de un Presidente de Rotary Internacionai, (2 ott Vagre Honatius MazzELLA, De Vera Religione, nim. 14 © TANQUEREY, Theolog. Fundam, sim. 189, ete EL VICIO CAPITAL 61 el cual, decia que “todo rotario debe tener -reli- gin” (1). No pedia mucho aquel Presidente; pero demos por buena esta afirmacién, la cual probaria, a lo sumo, que el tal Presidente no profesaba per- sonalmente el indiferentismo religioso absoluto, como tampoco lo profesan otros muchos rotarios; pero no prueba en manera ninguna esa afirmacién que la institucién rotaria, como tal, no sostenga entre sus principios la absoluta indiferencia re- Se diré, tal vez, que Rotary no hace en este punto sino lo que es corriente en muchas asocia- ciones profesionales que prescinden en absoluto de religion. Asi es, desgraciadamente; pero el que otras asociaciones profesen también la indiferencia reli- giosa no excusa a Rotary. Adems, esta indiferencia religiosa, que acaso sea tolerable en sociedades pu- ramente profesionales y técnicas, no lo es en una sociedad que, comio Rotary, pretende tener una in- fluencia moral tan extensa, como més adelante de- mostraremos. Pero aqui nos sale al paso el Sr. Arteche di- ciendo que Rotary no sélo no defiende el indiferen- tismo religioso absoluto, sino que reconoce expresa- mente la religion y la pone entre las clasificacio- nes- que han de estar representadas en los clubs: os esto tan verdad, afiade, que los obispos y sacerdo- tes entran en ellos precisamente como representan- tes de la religién, No esté mal buscado el argumento. Tratemos de contrastar su fuerza, para Jo cual vamos a cowen- zar haciendo al Sr. Arteche una pregunta: ;Puede la clasificacién de religién subdividirse en otras va~ (I) La Revista Catélica, 3 noviembre 1928, p. 798. 62 LOS ROTARIOS rias, a la manera que se subdivide, por ejemplo, la de medicina, ingenieria ete.? En’ otros términos: Pueden también entrar en los clubs rotarios mi nistros del culto protestantes, judios, mahometanos, budistas, ote., ete., representando sus respectivas re- ligiones? La respuesta es claramente afirmativa. En un club rotario puede haber un sacerdote o un obis- po catélico representando su religién catélica; uno © varios pastores protestantes, representando sus di- versas sectas protestantes; un sacerdote judio, re- presentando su religién mosaica; un bonzo, repre- sentando el budismo... Porque esto puede suceder, y en algunos clubs sucede de hecho, tuvo lugar en cierta ciudad hispanoamericana una curiosa discu- sién sobre si en los clubs rotarios podria admitirse un representante por cada una de las sectas protes- tantes, y concluyeron que no, porque eran ellas d masiadas y bastaba uno s6lo que entrase en repre- sentacion de todo el protestantismo en sus diversos matices. Sentado este principio, que no puede negarse sin modificar la concepcién rotaria, veamos si la clasi- ficacién en los clubs basta para quitar a Rotary Ja nota de indiferente en religién. Rotary admite que. en_sus. clubs tengan-represen- tacién diversas confesiones religiosas. Lucgo, evi- dentemente, las reeonoce como buenas y legitimas, sO pena que digamos que en los clubs rolarios tie- nen también cabida profesiones reconocidas como ilegitimas y positivamente malas. Luego Rotary, como tal, admite y reconoce que puede haber diver- sas confesiones religiosas legitimas y buenas, Lue- go, por lo menos, profesa una indiferencia religiosa relativa. Digo por lo menos porque, en realidad, el hecho de que Rotary admita en sus clubs las con- fesiones religiosas, no quiere decir que tenga la religion como cosa necesaria y obligatoria, sino sim- EL VICIO CAPITAL 63 plemente que considera esas confesiones como fuer- zas sociales’ que le conviene utilizar para sus fines. + Con estas observaciones parece mds que suficien- temente clara la indiferencia religiosa de Rotary, pero juzgo conveniente insistir algo més sobre el tema para realzar la gravedad que encierra la con- ducta peregrina de los clubs rotarios. Hemos dicho que éstos admiten en su seno la re- presentacin de diversas confesiones religiosas, Por otra parte, es principio fundamental de Rotary, como de toda institucién que se estime a si misma, el no recibir sino la representacién de profesiones legi- timas y honradas. Injuriarfamos gravemente a Ro- tary si supusiésemos por un solo momento que en sus clubs pudieran estar representadas partidas de estafadores, de falsificadores de documentos, de co- rruptores de la juventud, ete. No; Rotary habla de- masiado de su amor a la honradez para que pueda tolerar en sus clubs profesiones que, a sus ojos, no sean legitimas, honradas y fundadas en perfecto derecho. “En Rotary... sélo hay ocupaciones y pro- fesiones, todas igualmente dignas cuando se des- empefian con honradez y en servicio de sus seme- jantes”, ha eserito el Sr. Arteche (4), Luego, a los ojos de Rotary, la ocupacién y profesién de un pas- tor protestante, o de un sacerdote judfo, 0 de un bonzo budista... es una ocupacién y profesién, no sélo legitima y honrada, sino igualmente digna que la ocupacién y profesién de un sacerdote o de un obispo catélico, Por eso se les coloca en un plano de igualdad, porque “en Rotary no hay eategorias, ni puede haberlas, dados su organizacién y sus fi- nes”, éscribe también cl Sr. Arteche en el pasaje citado poco ha. Tengo la seguridad completa de que ni el sefior Q) La Revista Catdlica, 3 de noviembre 1928, p. 799.

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