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En la actualidad el alcohol está muy presente en el tiempo libre y en las relaciones sociales de
los jóvenes. En España el consumo suele iniciarse alrededor de los 13,7 años, pero no hay que
olvidar que esa es la media; algunos empiezan, pues, mucho antes. Curiosamente, el número
de chicas que ingiere alcohol es superior al de los chicos; en cambio, estos beben más
cantidad. El 71% de los jóvenes entre 14 y 18 años lo han probado; 6 de cada 10 se han
emborrachado alguna vez y 1 de cada 3 lo han hecho en los últimos 30 días.
Está demostrado que el alcohol produce graves efectos físicos, psíquicos y sociales.
Recordemos, además, que es ilegal consumirlo antes de los 18 años. Sin embargo, todo el
mundo sabe que si un joven menor de edad desea beber alcohol, consigue hacerlo por mucho
que esté prohibido su consumo. De hecho, los jóvenes se reúnen en la calle y obtienen sin
dificultad bebidas alcohólicas. Es más, la mitad de los adolescentes españoles no cree que
tomar 4 o 5 copas durante los fines de semana puedan ocasionar problemas de salud. Aunque
soy consciente de la dificultad que entraña atajar este problema, me temo que las autoridades
administrativas y sanitarias no ponen un gran empeño en hacerlo. En mi opinión sería
necesario, en primer lugar, ofrecer a los jóvenes información sobre los efectos de la ingesta de
alcohol (sé que se dan algunas charlas, pero no conozco una labor sistemática en este sentido);
y, en segundo lugar, sancionar adecuadamente las conductas inciviles.
ARTICULO 2:
ARTICULO 3:
El 80 % de los adolescentes dice que sus padres son quienes más influyen en su decisión de
beber, por lo que la mejor solución para evitar el consumo de alcohol en menores es hablar
con ellos.
Si estas ganas de experimentar se aúnan con contextos sociales y familiares que propician el
consumo de alcohol, es probable que los adolescentes empiecen a beber con frecuencia antes
de los dieciocho años. Si esto ocurre, aumenta la posibilidad de que el consumo derive en una
adicción.
A corto plazo, los adolescentes solo son conscientes de las sensaciones agradables que
produce su consumo. Sin embargo, también se producen problemas relacionados con la
memoria, aprendizaje, planificación, toma de decisiones… Estos efectos son muchos más
graves en los adolescentes que en los adultos debido a que el cerebro de los primeros aún está
en desarrollo.
El 80 % de los adolescentes dice que sus padres son quienes más influyen en su decisión de
beber, por lo que la mejor solución para evitar el consumo de alcohol en menores es hablar
con ellos, con prontitud, claridad, con naturalidad y sin amenazas.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad
del autor.
ARTICULO 4: