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Jonás 4

La misericordia de Dios me debe llevar a ser misericordioso con otros (4:1-11)

Hemos llegado al final del estudio del libro de Jonás. Hoy nos corresponde estudiar el capítulo 4 y
voy a pedir que me acompañen en sus Biblias.

El libro de Jonás nos ha llevado a ver en todos sus capítulos la gran misericordia de Dios.

Recordemos que en capitulo 1 veíamos que el desobedecer la Palabra nos aleja de Dios, afecta a
los que están a nuestro alrededor y nos afecta a nosotros mismos. Dios mostró su misericordia con
Jonás a pesar de su desobediencia y creemos por el relato bíblico que incluso los marineros
paganos alcanzaron misericordia por medio de sucedido.

En el capítulo 2, veíamos cual debe ser nuestra actitud frente a la disciplina de Dios y cómo la
gracia y misericordia de Dios actuó para salvar a Jonás de las aguas por medio de un gran pez.

Y la semana pasada, en el relato de la conversión de los Ninivitas se nos mostraba que Dios
extiende su misericordia hacia todos los que se arrepienten y creen en su Palabra.

Y hoy día quiero que reflexionemos en la verdad bíblica de que La misericordia de Dios me debe
llevar a ser misericordioso con otros.

Vamos a leer estos 11 versículos, y luego vamos a orar.

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El capitulo anterior termina con el versículo 10 mostrándonos a los ninivitas convirtiéndose de su


mal camino por la predicación de Jonás y que Dios, al ver esto, se arrepiente del mal que había
dicho que les haría (¿Cuál era ese mal? “De aquí a 40 días Nínive será destruida” 3:4.

Ahora es de esperarse que Jonás estuviera gozoso por el resultado de su predicación, pero nos
sorprende al ver la reacción que él muestra.

V.1 “Pero Jonás se apesadumbró en extremo, y se enojó.”

Otra traducción (Biblia de las Américas) dice: Pero  esto  desagradó a Jonás en gran manera, y
se enojó. Literalmente del hebreo diríamos: Y esto entristeció a Jonás con un mal grande y
se enojó.

Debemos recordar hermanas, que Nínive venía a ser parte del Imperio Asirio, ellos no pertenecían
al pueblo escogido por Dios, pero de igual manera Dios ha extendido su misericordia hacia ellos y
ahora ellos han alcanzado el favor de Dios. Jonás se disgusta mucho, en gran manera nos dice la
Biblia. Esto nos llama la atención porque Jonás había sido receptor de la misericordia de Dios en
varias oportunidades (Cap. 2).

Ahora, por segunda vez en el libro, vemos a Jonás orando a Dios, pero qué diferente es su oración
esta vez:
V.2-3 “Y oró a Jehová y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi
tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso,
tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal. Ahora pues, oh Jehová,
te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida

Por medio de esta oración Jonás confiesa el por qué de su enojo o tristeza. Que diferente es a la
oración del capítulo 2.
En el capítulo 2 Jonás está orando, dando gracias a Dios por su misericordia y ahora está
reprochándole a Dios que tenga misericordia.

A pesar de su enojo, Jonás ora y da la razón de su enojo: Podemos ver que Jonás incluso da la
razón de porqué huyó a Tarsis y no obedeció la primera vez a la Palabra de Dios.
“porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia,
y que te arrepientes del mal”. El corazón de Jonás nos muestra el egoísmo que hay en el interior. El
conocía el carácter de Dios. Todos estos atributos divinos que él nombra se refieren a la
disposición que tiene Dios de perdonar al pecador arrepentido.
 Clemencia: Dios está propenso a perdonar a causa de su amor y de su gracia.
 Compasión: Evoca ternura, como la de una madre a su hijo.
 Misericordia: disposición de Dios a perdonar aún cuando no lo merecemos.
 Arrepentirse del mal: Tiene que ver con su paciencia (lento para la ira), lit. suspirar,
respirar fuerte.
La petición de Jonás a Dios: “te ruego que me quites la vida”. Dios había salvado a 120.000
paganos, gentiles, que eran enemigos de Israel. Y Jonás prefería ver la muerte antes que ese
escenario. Dios había mostrado misericordia con sus enemigos, con aquellos que constantemente
los atacaban y los cuales eran crueles y llenos de maldad “mejor me es la muerte que la vida”.

Y Dios va a preguntar a Jonás en V.4

V.4 “Y Jehová le dijo: ¿Haces tú bien en enojarte tanto?”


La pregunta que Dios hace aquí es para llevarle a la reflexión acerca de su reacción. Dios muestra
una misericordia en este libro, pero con quién más muestra misericordia no es con los Ninivitas
sino con su propio profeta Jonás. Jonás enojado, disgustado, queriéndose morir y Dios sigue
bondadoso, cuidadoso, exhortando y enseñando a Jonás (lo veremos mas claramente con la
calabacera).
La pregunta de Dios tiene la intención de llevar a Jonás a examinar su actuar. Notemos que Dios no
hace caso a su petición, eso queda de lado, sino que se enfoca en la reacción que está teniendo
Jonás por la misericordia que Dios muestra con Nínive.

Jonás no responde a la pregunta de Dios.


V. 5 “Y salió Jonás de la ciudad, y acampó hacia el oriente de la ciudad, y se hizo allí una enramada,
y se sentó debajo de ella a la sombra, hasta ver qué acontecería en la ciudad.”
Jonás toma una actitud de no recapacitar frente al cuestionamiento que Dios le hace. Sale de la
ciudad y acampa al Oriente donde se hace una enramada y se sienta a ver qué pasará con la
ciudad de Nínive.
En algunos comentarios se dice que esto pasa porque Jonás no sabía que Dios ya no les destruiría,
sino que el lo suponía por las características divinas que él mencionaba. Por esa razón él está
esperando a ver si Dios acaba con los ninivitas tal como le había mandado a predicar. También se
piensa que los 40 días del plazo que Dios había dado para destruir la ciudad aun no habían pasado.
Jonás más allá de confrontarse con la pregunta que Dios le hace y ver su propio pecado, se sienta
de lejos a mirar y esperar el juicio de Dios contra los ninivitas.
En los vers. 6-8, Dios va a mostrar a Jonás por medio de una parábola viva como es que su
misericordia se extiende a quienes no la merecen.

V.6-8 “Y preparó Jehová Dios una calabacera, la cual creció sobre Jonás para que hiciese sombra
sobre su cabeza, y le librase de su malestar; y Jonás se alegró grandemente por la calabacera. 7
pero al venir el alba del día siguiente, Dios preparó un gusano, el cual hirió la calabacera, y se secó.
8 Y aconteció que al salir el sol, preparó Dios un recio viento solano, y el sol hirió a Jonás en la
cabeza, y se desmayaba, y deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la
vida.”

A pesar del comportamiento que ha mostrado Jonás, Dios sigue mostrando misericordia por
medio de un pequeño regalo, una bendición, Dios prepara una calabacera para que le diera
sombra a Jonás y le librase de su malestar. Jonás se pone contento, le alegra grandemente.
Las misericordias que Dios muestra con él siempre le han dado mucha alegría. Ahora algo tan
pequeño e insignificante como esta planta, lo llena de alegría. El problema no es que Jonás se
alegre por la calabacera, el problema está en que por el contrario le disgusto en extremo que Dios
muestre misericordia y salve a Nínive. Una pequeña bendición le trajo gran alegría y un gran acto
de misericordia de Dios le disgusta.

Así como Dios preparó la calabacera, Dios también preparó un gusano que hirió la calabacera y se
secó. Así como Dios es el que da las bendiciones en tu vida, Dios es el que quita. El es sabio para
darte lo que necesitas y es sabio para quitarte lo que necesitas para enseñarte.
Además del gusano, Dios prepara o envía un recio viento solano que hace que Jonás se desmaye y
desee nuevamente la muerte antes que la vida. Nuevamente Jonás repite las palabras de v.3
“mejor sería para mí la muerte que la vida”.

Dios va a exponer de nuevo el corazón de Jonás en los v.9-11

V.9-11 “Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él respondió: Mucho me
enojo, hasta la muerte. 10 Y dijo Jehová: Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no
trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche
pereció. 11 ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte
mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos
animales?”

La misma pregunta del v.4 “¿Tanto te enojas por la calabacera?” esta vez Jonás sí responde:
“Mucho me enojo hasta la muerte”. La pregunta de Dios a Jonás por segunda vez trata de hacerle
reflexionar sobre su reacción, pero lejos de eso, Jonás prefiere la muerte antes de recapacitar en
su actuar.
La respuesta de Dios en los vers.10 y 11 son la enseñanza que Dios quiere dejar a Jonás en este
capitulo sobre su misericordia. Dios le dice a Jonás “tú te compadeces de una calabacera en la que
no trabajaste ni pusiste ningún esfuerzo para hacerla crecer y ¿no me voy a compadecer yo de una
gran ciudad de 120.000 personas que no saben distinguir entre lo bueno y lo malo y muchos
animales?”
La compasión de Dios hermanas hacia los animales que también tenían que vestirse de cilicio en
señal de clamor por el perdón de Dios.
La importancia que Jonás le ha dado a la calabacera que sólo le duro 24 hrs, Dios la contrasta con
la importancia que tenía para él el pueblo de Nínive.

El capitulo 4 termina con esta interrogante, no leemos ninguna respuesta de Jonás continuando el
pasaje. No sabemos cuál fue su reacción al final de todo esto. Y no es un error que el libro termine
de esa manera. Esa interrogante que Dios lanza a Jonás, también nos la está lanzando a nosotras.
Hermanas, ¿no deberíamos tener también nosotras misericordia por los perdidos? La misericordia
que Dios a tenido conmigo me debe llevar a tener misericordia con otros. La historia del libro de
Jonás nos debe llevar a ver reflejada nuestra vida en su actuar. Cuantas veces hemos sido
receptoras de abundante misericordia de parte de Dios, pero cuando se trata de los otros nos
portamos egoístas y enojados porque pensamos que ellos no merecen misericordia.

Las aplicaciones prácticas de este pasaje:


 Ya dijimos que la misericordia de Dios me debe llevar a ser misericordioso con otros. Y
esto involucra a todos los otros, no solo con aquellos que considero merecen misericordia
o que son los hermanos de la iglesia, sino con aquellos que también me han hecho mal.
Aquellos que quizás me han atacado de diversas maneras, aquellos que no son mis
hermanos, con los perdidos que están sin Cristo, debo mostrar misericordia.
 Si Dios te ha mostrado misericordia, no nos sentemos a esperar a ver que Dios traiga juicio
sobre la vida de los pecadores, sino que entreguemos misericordia en la medida que nos
sea posible.
 Tal vez la pregunta sea ¿cómo muestro misericordia? Orando, predicando, dando,
ayudando, perdonando.

Actos de misericordia que nos ayudan a recordar lo que Dios ha hecho por nosotras también.
Dios ha sido misericordioso con nosotras, seamos como Él.

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