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Los problemas de la población de los Países Bajos con la monarquía española comenzaron

con la avenida al trono de Felipe II, quien presentaba claras diferencias con su padre,
Carlos V, quien promovió una política de ir trasladándose entre los diferentes territorios de
su gran imperio mientras que Felipe poco después de asumir decide instalar su residencia
oficial en Castilla, de donde no se trasladaría mucho. Generando que muchos territorios que
conformaban la corona se molestaran al ver que quedaban relegados y al confirmarse que
muchos no conocerían a su rey. El cual, en el caso de los Países Bajos, era considerado un
completo extraño que no se molestaba en conocer ni su idioma ni aprender y respetar sus
costumbres.
La estructura de los Países Bajos a la llegada de Felipe II era bastante complicada, en total
estos Países contemplaban diecisiete provincias que recientemente habían sido asociadas
a las normas de una sola autoridad y política, debido a que estas originalmente pertenecían
o se encontraban subordinadas a diferentes reinos como Francia, el Sacro Imperio o eran
independientes. Para poder combatir esto y que la administración pudiera ser ejercida de
forma correcta Carlos V estableció el cargo de Gobernador General, el cual estaba asistido
por tres consejos, Hacienda, Estado y el Privado. A su vez, para tranquilizar a la población
del territorio, Carlos instituyo que solamente estarían dirigidos por el rey o sí él no pudiera
hacerlo, se designaría a un miembro de su familia para que ocupe su lugar en la dirección
del gobierno de la región.
Pero el gobernador no era la única institución que se encargaba de la administración total
del territorio, sino que estaba acompañado por los Estados Generales. Estos estaban
integrados por embajadores provenientes de todas las provincias de la región, que tenían
como objetivo, mediante reuniones, presentarle al rey sus demandas, así como también
tenían obligación estos a escuchar las que el rey tuviera, generalmente en materia de
finanzas.
La forma de organización de las diferentes provincias integrantes de los Países Bajos,
provocaba que cada una de ellas se constituyeran como semindependientes entre ellas. Por
lo que hacían posible que establecieran diferentes alianzas, en donde buscaban conseguir
resolver ciertas disputas, o alcanzar conocimientos que por sí solas no podrían lograr. Estas
provincias presentaban como instrumento representativo a los Estados Provinciales, los
cuales eran los encargados de seleccionar a quienes iban a ser enviados a los Estados
Generales.1Gracias a esto se nos hace más sencillo descubrir, que los diferentes centros de
donde emanaba el poder en los Países Bajos, se encontraban en una relación en donde
participaban el Rey, la Nobleza y las Ciudades

1 ECHEVARRÍA, M. A. (1998): Flandes y la monarquía hispánica, 1500-


1713, Madrid, Ed. Sílex
Al llegar Felipe al poder, designó como Gobernador a su media hermana Margarita de
Parma, quien asumió junto a un Consejo de Estado destinado a guiarla en sus decisiones.
Es importante aclarar, que este consejo, debía estar constituido con personas provenientes
de los Países Bajos, Felipe decide establecer como su representante personal en el
Consejo al cardenal Granvela.Este cardenal va ir concentrado cada vez mayor poder sobre
Margarita en comparación con el resto de los consejeros, lo que va a provocar muchos
resentimientos por esta nueva situación, y producirá que Guillermo de Nassau, Príncipe de
Orange, se convierta en el principal opositor de estas nuevas políticas.
El principal objetivo que se planteó el cardenal fue seguir con las iniciativas comenzadas por
Carlos V, en las cuales se buscaba disminuir cada vez más la autoridad y preponderancia
de la nobleza. Por lo que este primer conflicto se puede identificar como uno en donde se
enfrentaban la nobleza y la monarquía, en donde los primeros se sentían molestos al
quedar cada vez más apartados de la organización del territorio. Finalmente se encontro
una salida favorable a los intereses de la nobleza cuando en 1564, el cardenal debió
renunciar al consejo de la Gobernadora con el fin de que el gobierno logre obtener mayor
apoyo de esta nobleza insatisfecha. A su vez, los conflictos producidos en la región, en
1567, terminaron de minar la confianza del rey hacia Margarita, aunque esta hubiera podido
resolver los inconvenientes.
Estos conflictos, en el territorio, provocaron que la relación entre el monarca y la población
se alejara y se tensionara cada vez más, a su vez la situación no mejoraba sino empeoraba
por la lejanía del rey. Lo que provocaba que surgieran muchas luchas internas con el
gobierno impuesto por este y por lo que llegaban a llevar a cabo ciertas medidas debido a
las distancias. En este sentido Echeverría sirve para esclarecer la situación “(...) el
Gobernador carecía de tan completas atribuciones, en función sin duda de la importancia
del territorio flamenco, cuna de la dinastía, y un centro de poder que debía ser observado
de cerca. Por eso mismo, el Gobernador deberá consultar a Madrid las grandes decisiones,
lo que retrasa-a veces drásticamente-el gobierno del país.(...)” 2
La ascensión al cargo de gobernador de Don Pedro Álvarez de Toledo, III Duque de Alba,
va a tensar aún más la situación de los Países Bajos, ya que al asumir este se va a romper
la regla instituida por Carlos V de que solo iban a gobernar el territorio el rey o su familia y
en este caso ni siquiera había nacido allí Don Pedro Álvarez de Toledo.

2 ECHEVARRÍA, M. A. (1998): Flandes y la monarquía hispánica, 1500-


1713, Madrid, Ed. Sílex p. 23

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