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Historias de los pensamientos criminológicos

Estado absolutista - Invento: Pasaportes y papeles de identificación.

Objetivo: regular los ilegalismos como el contrabando y los flujos de poblaciones y las falsas
representaciones de condición social.

Por lo que, los que no portaban esos privilegiados papales tenían que lucir ropas, peinados u otras señales para
identificarse a simple vista: a los convictos solía cortárseles la nariz, o una oreja, brazo o pierna. Eran comunes: las
mutilaciones, los azotes, pero sobretodo las "marcas".
Estigmatizar a "otros" era una cuestión de gobierno necesaria y en la que el poder penal, la justicia penal dele Antiguo
Régimen, cumpliría un rol fundamental.
Además, asegurar la identidad tenía que ver también con asegurar la propiedad.

Esas marcas podían servir para probar la reincidencia y agravar por ello una penalidad posterior.

La justicia del Antiguo Régimen mantuvo el elemento de expiación del pecado -> Equiparación entre delito y pecado.
Antes de que rigieran límites al poder, la averiguación de la motivación culpable verdadera del pecador favoreció los
métodos inquisitoriales de no respetar la autonomía humana e intentar introducirse en la mente del individuo para
obtener la confesión. Nación así la prevención, como autorización para comenzar investigaciones sobre la base de
sospechas o denuncias que se mantenían en el anonimato.

Se instituyó una organización de tipo jerárquico permanente:


- Triunfa el secreto sobre lo público en el proceso de averiguación
- La escritura sobre la oralidad
- Los jueces se basaban en los documentos escritos sin contacto con el imputado y los testigos
El imputado terminaba la mayoría de las veces prisionero durante el procedimiento y sin posibilidad de influir la decisión
con su defensa.
Un esquema procesal organizado de tal manera solamente permitía al imputado privado preventivamente de su libertad
de dos caminos a seguir:
1. Esperar la aplicación de un castigo que cuando llegaba en la mayoría de los casos se encontraba cumplido
2. Confesar el hecho y su responsabilidad para con ello obtener la indulgencia del juzgador.

La tortura iba aliada a la búsqueda de la confesión privada, y los castigos eran algo público con efectos hacia la
comunidad. El método inquisitivo se afianzó con esta forma de realizar la justicia.

Técnicas del método inquisitivo: idea de la verdad, investigación, escritura y el secreto. Se aplicaron por funcionarios


reales en la actuación de la justicia y también se utilizarían por quienes desde el plano teórico del derecho se encargarían
de concebir al derecho penal como una función del Estado.

Se realizaban por medio del espectáculo en la ejecución de los castigos.

El rey, a través del verdugo, ejercía sobre el cuerpo del condenado la mutilación o la muerte frente a los ojos del pueblo, a
fin de que la marca en el cuerpo individual se grabase en los corazones de los otros individuos.

Como el castigo no era inexorable sino arbitrario, cuando se producía la ejecución de la pena no se realizaba para dar el
espectáculo de la mensura, sino el del desequilibrio y del exceso. El soberano tenía el poder de producir la muerte o de
dejar vivir a sus súbditos, esta es la característica de la soberanía.
El suplicio fue aplicado con la misma violencia racionalizada, no sujeta al azar sino prefijada escrupulosamente de acuerdo
a la gravedad del hecho que se quería castigar.

La modernidad y las nuevas relaciones sociales: sociedad de clases y necesidades de orden


La consolidación de la forma-Estado requirieron de una legislación penal severísima.
En este periodo se producen los primeros dispositivos de disciplinamiento a través del secuestro institucionalizado: en un
principio, los expulsados eran enviados a las cárceles a morir; a no hacer nada hasta que las necesidades estructurales
llevaron a intentar aprovechar esta mano de obra y crear, también en el interior de los lugares de encierro, mecanismos
de disciplina (expulsión hacia adentro).
La finalidad disciplinaria se unió a la de aprovechar fuerza de trabajo a favor del Estado, que se convirtió en el "dueño" de
los cuerpos condenados. Esto se visualizaría con la utilización de los prisioneros en las minas y en las galeras.
Las condiciones de vida de los remeros y mineros eran terribles, y una sentencia a "galeras" o "minas" equivalía en la
práctica a la muerte.

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