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Expediente 3396-2012 1

APELACIÓN DE SENTENCIA DE AMPARO

EXPEDIENTE 3396-2012
CORTE DE CONSTITUCIONALIDAD: Guatemala, dieciocho de julio de dos mil trece.
En apelación y con sus antecedentes, se examina la sentencia de dieciséis de julio
de dos mil doce, dictada por la Corte Suprema de Justicia, Cámara de Amparo y
Antejuicio, en la acción constitucional de amparo promovida por Estado de Guatemala, por
medio del abogado de la Procuraduría General de la Nación Francisco Alfredo Trinidad
Gómez, contra la Sala Tercera de la Corte de Apelaciones de Trabajo y Previsión Social. El
postulante actuó con el patrocinio del abogado mencionado. Es ponente en el presente
caso el Magistrado Vocal I, Roberto Molina Barreto, quien expresa el parecer de este
Tribunal.
ANTECEDENTES
I. EL AMPARO
A) Interposición y autoridad: presentado el veinte de abril de dos mil doce, en la Corte
Suprema de Justicia, Cámara de Amparo y Antejuicio. B) Acto reclamado: sentencia de
ocho de febrero de dos mil doce, dictada por la Sala Tercera de la Corte de Apelaciones de
Trabajo y Previsión Social, que al revocar parcialmente la emitida por el Juzgado Séptimo
de Trabajo y Previsión Social del departamento de Guatemala, el quince de enero de dos
mil nueve, declaró con lugar la demanda ordinaria laboral promovida por Marco Antonio
Ortega del Cid contra el Estado de Guatemala y, como consecuencia, ordenó el pago de
indemnización y las demás prestaciones laborales reclamadas por el actor y lo relativo al
pago de daños y perjuicios y costas judiciales. C) Violación que denuncia: al derecho
de defensa y al principio jurídico del debido proceso. D) Hechos que motivan el
amparo: lo expuesto por el postulante se resume: D.1) Producción del acto
reclamado: a) en el Juzgado Séptimo de Trabajo y Previsión Social del departamento de
Guatemala, Marco Antonio Ortega del Cid promovió en su contra juicio ordinario laboral en
el que reclamó el pago de indemnización, salarios retenidos, prestaciones laborales, daños
y perjuicios y costas procesales, por estimar que fue despedido directa e
injustificadamente del puesto que desempeñaba como Agente de la Policía Nacional Civil,
sin que se le haya instado procedimiento administrativo; b) contestó la demanda en
sentido negativo e interpuso las excepciones perentorias de “prescripción judicial;
ineficacia de la gestión administrativa por resolución judicial debidamente ejecutoriada;
improcedencia de pago de daños y perjuicios solicitados por el demandante en virtud de
haber prescrito su derecho; improcedencia de pagar vacaciones por prohibición expresa de
la ley; e inexistencia de obligatoriedad del Estado para pagar costas judiciales en virtud de
la naturaleza del mismo” -evidenciando con ello, la intención de no pagarle al actor-; c) el
Juez declaró con lugar la última de las excepciones referidas y, como consecuencia,
ordenó solamente el pago de la indemnización y demás prestaciones solicitadas; d) apeló,
lo mismo hizo el actor y, la Sala Tercera de la Corte de Apelaciones de Trabajo y Previsión
Social, revocó parcialmente la resolución de primer grado y, como consecuencia, lo
condenó al pago de daños, perjuicios y costas judiciales; e) el Estado de Guatemala,
promovió acción de amparo contra la sentencia de alzada al estimar vulnerados sus
derechos constitucionales, tutela que fue otorgada por la Corte Suprema de Justicia, por lo
que al apelar, esta Corte resolvió que la decisión de la Sala reclamada carecía de
razonamiento o fundamentación debida, puesto que tanto el actor como el demandado,
ahora peticionario, habilitaron su conocimiento en alzada y expusieron los motivos por los
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que estaban inconformes con la resolución de primer grado y, siendo que aquélla omitió
analizar y pronunciarse respecto de los argumentos expuestos por el postulante, relativos
a la supuesta prescripción del derecho del actor a reclamar prestaciones laborales, la
imposibilidad de hacer prevalecer el pronunciamiento que a su favor emitió la Junta
Nacional de Servicio respecto de los mismos reclamos que realizó judicialmente, así como
la estimación de la improcedencia del pago de daños y perjuicios, vacaciones y costas
judiciales, por lo que vulneró el debido proceso, pues estaba obligada a conocer todos los
puntos en contienda y emitir las consideraciones pertinentes al caso, valorando los medios
de convicción aportados y observando las cuestiones fácticas que le fueron expuestas por
las partes. Todo esto redunda en la existencia de cuestiones que dejó de realizar la ahora
autoridad impugnada al resolver el caso; y f) encontrándose firme el fallo aludido y en
cumplimiento de lo resuelto por el Tribunal de Amparo de Primera instancia, la Sala
denunciada dictó nueva resolución –acto reclamado- en la que luego del nuevo examen de
las actuaciones, consideró que el patrono no probó la justa causa del despido, por lo que
revocó parcialmente la sentencia apelada, consecuentemente, ordenó al Estado de
Guatemala al pago de indemnización y las demás prestaciones laborales reclamadas por el
actor y lo relativo al pago de daños y perjuicios y costas judiciales. D.2) Agravios que se
reprochan al acto reclamado: denuncia la postulante que la Sala denunciada no
consideró que existen fallos por los cuales la Corte de Constitucionalidad ha estimado que
una vez resuelta la pretensión del trabajador por medio de la cual la Junta Nacional de
Servicio Civil ordena el pago de indemnización y demás prestaciones reclamadas por el
actor, este debe comparecer ante la autoridad administrativa a efectuar los trámites
pertinentes para así obtener el pago respectivo. Por lo cual en ningún momento el
Ministerio de Gobernación se negó a efectuar el pago pretendido por el ex trabajador, sino
que este no compareció a reclamarlo, situación que hace inviable el pago de daños y
perjuicios reclamados. Agregó, que es improcedente el cobro de costas judiciales, en
virtud que la procuraduría General de la Nación actúa en representación del Estado,
procurando la defensa de sus intereses, de donde se desprende que su actuación se
presume de buena fe. De igual manera, existen numerosos pronunciamientos por parte de
esta Corte, en la cual se ha establecido que no obstante existir la posibilidad de condenar
en costas a la autoridad reclamada, cuando dicha calidad recae en un empleado o
funcionario público, o en una institución de carácter estatal, no procede la imposición de la
misma, por presumirse buena fe en sus actuaciones. D.3) Pretensión: solicitó que se le
otorgue amparo y, como consecuencia, se le restituya la situación jurídica afectada
dejando sin efecto la resolución que constituye el acto reclamado por vulnerar
disposiciones constitucionales y legales. E) Uso de recursos: ninguno. F) Casos de
procedencia: invocó los contenidos en las literales a), c), d) y h) del artículo 10 de la Ley
de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad. G) Leyes violadas: citó los
artículos 12 de la Constitución Política de la República de Guatemala; 1º, 3º, 4º, 10, 13,
16 y 147 de la Ley del Organismo Judicial; y 1º, literal b) último párrafo, del Reglamento
de la Ley de Servicio Civil.
II. TRÁMITE DEL AMPARO
A) Amparo provisional: no se otorgó. B) Terceros interesados: a) Marco Antonio
Ortega del Cid; b) Ministerio de Gobernación; y c) Inspección General de Trabajo. C)
Remisión de antecedentes: a) copia certificada del Juicio Ordinario Laboral cero un mil
noventa – dos mil siete – tres mil ciento diez (01090-2007-3110), del Juzgado Séptimo de
Trabajo y Previsión Social del departamento de Guatemala; y b) copia certificada del
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expediente de apelación doscientos veintinueve – dos mil diez (229-2010), de la Sala


Tercera de la Corte de Apelaciones de Trabajo y Previsión Social. D) Pruebas: los
antecedentes del amparo. E) Sentencia de primer grado: la Corte Suprema de Justicia,
Cámara de Amparo y Antejuicio, consideró: “… Con base en lo anterior, esta Cámara
advierte el agravio denunciado, pues la autoridad impugnada aplicó el decreto 64-92 del
Congreso de la República que reformó el inciso b) del artículo 78 del Código de Trabajo,
ley que no es aplicable al caso concreto, toda vez que no solo se trata de un ex trabajador
del Estado sino, específicamente, de un agente de la Policía Nacional Civil del Ministerio de
Gobernación, por lo que el fundamento aplicable es la Ley de la Policía Nacional Civil y sus
reglamentos, los cuales no regulan el pago de daños y perjuicios, así como tampoco,
regulan que por supletoriedad se puedan aplicar las normas del derecho común (Código
de Trabajo). Por su parte, la Constitución Política de la República al regular los derechos
sociales, en específico los relativos al trabajo, distingue entre los trabajadores en general
(Sección Octava del Capítulo II) y los Trabajadores del Estado (Sección Novena del
Capítulo II). Esta Cámara opina que la diferenciación de regímenes aplicables –claramente
perceptible en el hecho de que a los últimos mencionados aplican leyes especiales-
responde al particular servicio que los trabajadores del Estado prestan, al hecho de que
están al servicio de la administración pública y que su regulación debe estar ordenada,
primordialmente, a la consecución del bien común y el cumplimiento de los deberes
esenciales del Estado. Ello, al mismo tiempo, involucra especiales consideraciones de
carácter financiero y presupuestario que, por su propia naturaleza jurídica, el Estado, sus
instituciones y demás entidades de derecho público no comparten con las de derecho
privado. Propiamente, el Estado no es un ente generador de riqueza, por lo que debe
funcionar sobre la base de una sana política presupuestaria que observe estrictamente los
lineamientos establecidos constitucionalmente, a la vez que optimice el uso de los recursos
que obtenga, sobre todo en atención a que su fuente primaria y última es la recaudación
tributaria, por ello se arriba a la conclusión de que, los fundamentos utilizados por la Sala
impugnada para condenar al pago de daños y perjuicios son improcedentes. Finalmente,
en lo que se refiere al pago de costas judiciales, se considera que, si bien el Estado podría
ser condenado a su pago, ello dependerá de la apreciación justa de los tribunales, quienes
están siempre facultados para exonerarlo, si concurriere alguna de las excepciones
previstas por la ley, tal como sucede en el presente caso, ya que no existe negativa de
pagar las prestaciones e indemnización reclamadas. Tal y como aparece en el expediente,
el demandante acompañó las resoluciones emitidas por la Oficina Nacional de Servicio Civil
y por la Junta Nacional de Servicio Civil, las cuales fueron resueltas favorablemente a sus
solicitudes, con las cuales debió iniciar los trámites administrativos a efectos de cobrar lo
que corresponda y, no acudir al ámbito judicial para su cobro, pues resultaba innecesario
activar el aparato jurisdiccional al contar con resoluciones administrativas que lo
facultaban para cobrar las prestaciones reclamadas, de ahí que el Estado actuó con
evidente buena fe. En tal virtud, debe otorgarse la protección constitucional solicitada para
que, en sustitución del acto reclamado, la autoridad impugnada dicte una resolución en la
que se resuelva conforme a lo considerado en el presente fallo. No obstante lo
considerado, no se condena en costas a la autoridad impugnada porque a juicio de esta
Cámara su proceder se produjo de buena fe …”. Y resolvió: “… OTORGA el amparo
solicitado por el Estado de Guatemala, a través de la Procuraduría General de la Nación
(autoridad nominadora, Ministerio de Gobernación) en contra de la Sala Tercera de la
Corte de Apelaciones de Trabajo y Previsión Social y, en consecuencia, para los efectos
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positivos del presente fallo, declara: I) deja en suspenso en cuanto al postulante el acto
reclamado, y le restaura en sus derechos y principios constitucionales; II) Ordena a la
autoridad impugnada dictar nueva resolución en la que se tome en cuenta lo considerado,
para lo cual se le fija el plazo de cinco días, contado a partir de la fecha en que reciba la
ejecutoria respectiva con los antecedentes, bajo apercibimiento de que, en caso de
incumplimiento, se le impondrá multa de mil quetzales a cada uno de sus integrantes, sin
perjuicio de las responsabilidades penales y civiles que se deriven; III) No se condena en
costas …”
III. APELACIÓN
Marco Antonio Ortega del Cid, tercero interesado, apeló, manifestando que no está de
acuerdo con la sentencia del Tribunal de Amparo de primer grado, en virtud que de
acuerdo a la sentencia impugnada por medio de la cual la autoridad reclamada le ordenó
al Estado de Guatemala el pago de indemnización y demás prestaciones laborales, quedó
evidenciado que el patrono no probó la causa justa del despido, por lo cual de acuerdo a
lo dispuesto en el artículo 78 del Código de Trabajo, era procedente el pago a titulo de
daños y perjuicios y costas judiciales. Agregó que resulta improcedente que la Corte
Suprema de Justicia le haya dado trámite al presente amparo, pues los motivos que lo
provocaron fueron discutidos en la instancia subyacente al mismo, situación que hizo ver
ante el a quo al enterarse de la acción promovida por el postulante por considerarla
frívola.
IV. ALEGATOS EN EL DÍA DE LA VISTA
A) El amparista argumentó estar de acuerdo con la sentencia emitida por el Tribunal de
Amparo de primer grado, ya que por su propia naturaleza el Estado involucra
consideraciones de carácter financiero y presupuestario que no comparte con las de
derecho privado. Es importante destacar que tal y como argumentó el a quo en la
sentencia impugnada, el Estado no es un ente generador de riqueza, por lo que debe
funcionar sobre la base de una sana política presupuestaria que observe estrictamente los
lineamientos establecidos constitucionalmente, a la vez que optimice el uso de los recursos
que obtenga, sobre todo en atención que su fuente primaria y última es la recaudación
tributaria. Agregó que con relación al pago de costas judiciales también comparte el
criterio sustentado por la Corte Suprema de Justicia, ya que quedó evidenciado que el
postulante actuó con evidente buena fe, tendiendo en cuenta que una vez resuelta la
pretensión del trabajador por medio de la cual la Junta Nacional de Servicio Civil ordenó el
pago de indemnización y demás prestaciones reclamadas por el actor, este debió
comparecer ante la autoridad administrativa a efectuar los trámites pertinentes para así
obtener el pago respectivo. Por lo cual el ningún momento el Ministerio de Gobernación se
negó a efectuar el pago pretendido por el ex trabajador, sino que este no compareció a
reclamarlo, situación que hace inviable los pagos pretendidos. Solicitó que se declare sin
lugar el recurso de apelación interpuesto y, como consecuencia, se confirme la sentencia
de primera instancia, otorgándose el amparo. B) Marco Antonio Ortega del Cid,
tercero interesado, reiteró los argumentos del escrito contentivo que motivaron la
apelación. Solicitó que se declare con lugar el recurso de apelación interpuesto,
consecuentemente, se revoque la sentencia apelada. C) El Ministerio de Gobernación,
tercero interesado, manifestó estar de acuerdo con lo resuelto por el a quo, toda vez
que de acuerdo al artículo 108 de la Constitución Política de la República de Guatemala,
acudió ante la Oficina Nacional de Servicio Civil a solicitar el pago de indemnización y
demás prestaciones laborales, lo cual le fue resuelto favorablemente, por lo que le
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correspondía era iniciar el trámite administrativo ante el ente patronal con el objeto de
hacerle efectivo el pago aludido, por lo que contrario a los principios jurídicos de seguridad
y certeza jurídica acudió a promover juicio ordinario laboral pretendiendo que el Estado le
pague más prestaciones que de conformidad con la ley le correspondían, de lo cual se
percató el Tribunal de Amparo de primer grado, lo que motivó que acogiera la acción
solicitada por el ahora amparista. Solicitó que se confirme la sentencia apelada. D) El
Ministerio Público indicó que no comparte el criterio que fundó la sentencia de amparo
de primer grado, ya que en el caso concreto se advierte que la autoridad reclamada al
emitir la resolución que constituye el acto reclamado, no ocasionó agravio alguno al
postulante, toda vez que la Sala recurrida emitió las respectivas consideraciones jurídicas y
fácticas en las cuales descansa su fallo, de acuerdo a la facultad que le otorga la ley. De
manera que la decisión que constituye el acto reclamado no puede ser revisada, si no
concurre violación flagrante a garantías constitucionales, pues el tribunal de amparo no
puede convertirse en una instancia revisora de las actuaciones de la jurisdicción ordinaria.
Solicitó que se declare con lugar el recurso de apelación interpuesto y, como
consecuencia, se revoque la sentencia conocida en alzada.
CONSIDERANDO
-I–
La Ley de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad instituye el amparo
como la herramienta de protección de los derechos constitucionales de quienes se ven
amenazados, restringidos o sufren el quebrantamiento de aquellos y en razón a ello, la
normativa citada dispone que no hay ámbito que no sea susceptible de su aplicación.
Acorde con lo anterior, la jurisprudencia de esta Corte ha dispuesto proteger los derechos
de quienes denuncian violación al debido proceso, previa comprobación de aquella
vulneración, de las normas atinentes, así como las circunstancias que originan la denuncia.
- II -
El Estado de Guatemala acude en amparo contra la autoridad reclamada,
señalando como lesiva la sentencia de ocho de febrero de dos mil doce, que al revocar
parcialmente la emitida por el Juzgado Séptimo de Trabajo y Previsión Social del
departamento de Guatemala, el quince de enero de dos mil nueve, declaró con lugar la
demanda ordinaria laboral promovida por Marco Antonio Ortega del Cid en su contra y,
como consecuencia, ordenó el pago de indemnización y las demás prestaciones laborales
reclamadas por el actor y lo relativo al pago de daños y perjuicios y costas judiciales.
La Corte Suprema de Justicia, Cámara de Amparo y Antejuicio, otorgó la tutela
pretendida con sustento en que la decisión de la autoridad reclamada generó agravio en la
esfera de los derechos de la postulante, en virtud que era improcedente la condena al
pago de daños y perjuicios ya que por ser el ex trabajador un agente de la Policía Nacional
Civil, perteneciente al Ministerio de Gobernación, el fundamento legal aplicable es la Ley
de la Policía Nacional Civil, la cual no regula el mencionado pago, y no la norma aplicada
por la Sala reclamada -artículo 78 del Código de Trabajo que dispone lo relativo al pago de
daños y perjuicios-. Agregó que a los trabajadores del Estado se les aplican leyes
especiales, porque de acuerdo al servicio que prestan, su regulación debe estar ordenada
al cumplimiento de los deberes esenciales del Estado. Asimismo, se debe destacar que por
su propia naturaleza jurídica, el Estado no comparte la consideraciones de carácter
financiera y presupuestaria de las entidades de derecho privado. De esa cuenta los
argumentos sustentados por la Sala reclamada para condenar al pago de daños y
perjuicios carece de asidero legal, en virtud que el Estado no es ente generado de riqueza
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sino es un recaudador tributario cuyo objetivo radica en optimizar el uso de los recursos
que obtenga. En lo que se refiere al pago de costas judiciales, el a quo consideró que el
Estado actuó con evidente buena fe, ya que se evidenció que no existe negativa de hacer
efectivo el pago de las indemnización y demás prestaciones laborales a favor del actor, tal
y como consta en la instancia que subyace al amparo.
- III -
Marco Antonio Ortega del Cid, tercero interesado, apeló, argumentando que la
autoridad impugnada al emitir la sentencia que constituye el acto reclamado, por medio de
la cual le ordenó al Estado de Guatemala el pago de indemnización y demás prestaciones
laborales, quedó evidenciado que el patrono no probó la causa justa del despido del
trabajador, por lo cual de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 78 del Código de Trabajo,
era procedente el pago a titulo de daños y perjuicios y costas judiciales. Asimismo,
consideró que la presente acción constitucional resulta improcedente, por lo que la Corte
Suprema de Justicia no debió darle trámite a la misma, pues los motivos que la
provocaron fueron discutidos en la instancia subyacente a la acción, situación que hizo ver
ante esta Corte al enterarse de la acción promovida por el postulante por considerarla
frívola.
Con relación al motivo de inconformidad denunciado por el apelante, respecto a la
procedencia del pago de daños y perjuicios, esta Corte no respalda la apreciación hecha
por la Corte Suprema de Justicia, Cámara de Amparo y Antejuicio, al otorgar el amparo
sobre el particular, ya que como consta en el proceso que antecede al amparo, la Junta
Nacional de Servicio Civil ordenó al Estado de Guatemala hacerle efectivo el pago relativo
a Indemnización y demás prestaciones laborales, pero ante la negativa de la entidad
nominadora a efectuar dicho pago, el ahora interesado promovió demanda ordinaria
laboral en su contra, con el objeto de que entidad nominadora le hiciera efectivo el pago
pretendido. La Sala reprochada al resolver condenó al amparista a pagarle al ex trabajador
indemnización y demás prestaciones laborales y lo relativo al pago de daños y perjuicios y
costas judiciales, al no probar aquel la justa causa del despido. En ese orden de ideas,
esta Corte estima pertinente citar el artículo 102 inciso s) de la Constitución Política de la
República, el cual establece: “…Si el empleador no probare la justa causa del despido,
debe pagar al trabajador a título de daños y perjuicios un mes de salario si el juicio se
ventila en una instancia, dos meses de salario en caso de apelación de la sentencia, y si el
proceso durare en su trámite más de dos meses, deberá pagar el cincuenta por ciento del
salario del trabajador, por cada mes que excediere el trámite de ese plazo, hasta un
máximo, en este caso, de seis meses...". Dicha normativa se refiere a los derechos
sociales mínimos que fundamentan la legislación del trabajo, dentro de los cuales está el
pago de daños y perjuicios, lo que, además, incluye las costas judiciales en casos de
despido injustificado. Esta es una disposición que la Constitución Política de la República
de Guatemala, en el artículo 106, primer párrafo, estableció como susceptible de ser
superada en la forma que fije la ley, lo que efectivamente ocurrió a través del artículo 2º.,
del Decreto 64-92 del Congreso, que reformó el artículo 78 del Código de Trabajo,
superando aquella regulación al disponer que si el patrono no prueba la causa justa en
que se fundó el despido, debe pagar al trabajador: a) la indemnización que según el
Código de Trabajo le pueda corresponder; y b) a título de daños y perjuicios, los salarios
que el trabajador ha dejado de percibir desde el momento del despido hasta el pago de su
indemnización hasta un máximo de doce salarios y las costas judiciales. Aunado a lo
anterior, se estima necesario indicar que los daños y perjuicios en materia laboral son
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producto sancionador para el patrono por el tiempo que éste tarde en cancelar las
prestaciones laborales o la indemnización a que está obligado de conformidad con la ley,
cuando el trabajador se ve obligado a acudir a la vía ordinaria para requerir el pago de
éstas, de lo cual se puede establecer que no son producto de una prestación laboral para
el trabajador, motivos por los cuales lo decidido por la autoridad impugnada se encuentra
de conformidad con la ley y las constancias procesales. Este criterio ha sido sostenido por
este Tribunal en las sentencias de diecisiete de marzo de dos mil nueve, siete de
septiembre de dos mil diez y veintidós de marzo de dos mil once, en los expedientes dos
mil setecientos sesenta y ocho – dos mil ocho, cuatro mil ochocientos noventa y ocho –
dos mil nueve y tres mil seiscientos treinta y cinco – dos mil diez (2768-2008, 4898-2009 y
3635-2010).
Adicionado a lo anteriormente expuesto, es importante destacar que en el proceso
que antecede al amparo, se demostró que el Estado de Guatemala nunca tuvo la intención
de pagarle al trabajador la indemnización y demás prestaciones laborales ordenadas por la
Junta Nacional de Servicio Civil, lo que motivó a éste a instar por la vía judicial el pago
pretendido y no obstante lo anterior, tal y como se describe en el apartado de
antecedentes del presente amparo, al notificarle al patrono la demanda instaurada en su
contra, contestó en sentido negativo e interpuso excepciones perentorias; situación que
evidencia que la Sala reclamada actuó ajustada a Derecho y a las constancias procesales,
condenando al Ministerio de Gobernación a pagarle los rubros mencionados.
Con relación al pago de las costas judiciales que pretende el trabador, esta Corte
respalda la apreciación hecha por el Tribunal de Amparo de primer grado al otorgar el
amparo, con relación a que exonera el pago aludido, pues del estudio del motivo de
inconformidad y alegatos expuestos en el trámite de la apelación interpuesta por el ex
trabajador, no encuentra fundamento en cuanto al argumento relativo a que el Tribunal a
quo debió confirmar la condena a la autoridad impugnada al pago de las costas judiciales,
puesto que no obstante existe la posibilidad de condenar en costas a la autoridad
responsable, en los casos en la que dicha calidad recae en una entidad estatal o en
órgano jurisdiccional prevalece la presunción de que se actuó de buena fe, tesis que
encuentra su asidero en el principio de legalidad, según el cual todas las actuaciones
emitidas por dichos órganos deben encontrarse ajustadas a Derecho, salvo prueba en
contrario, debiendo descartarse la existencia de mala fe por parte de la autoridad
impugnada, de acuerdo a lo manifestado.
Por los argumentos anteriormente expuestos, esta Corte resuelve acoger
parcialmente el recurso de apelación promovido por Marco Antonio Ortega del Cid, por las
razones aquí consideradas.
LEYES APLICABLES
Artículos citados y 265, 268 y 272, inciso c), de la Constitución Política de la
República de Guatemala; 1º, 5º, 6º, 8º, 49, 50, 60, 61, 62, 63, 64, 149, 163, inciso c), y
185 de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad; y 16, 17 y 34 bis
del Acuerdo 4-89 de la Corte de Constitucionalidad.
POR TANTO
La Corte de Constitucionalidad con base en lo considerado y leyes citadas al
resolver declara: I) Con lugar parcialmente el recurso de apelación promovido por
Marco Antonio Ortega del Cid -tercero interesado- como consecuencia: a) revoca
parcialmente la sentencia venida en grado y, resolviendo conforme a derecho: a)
deniega el amparo promovido por el Estado de Guatemala en lo que concierne a la
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condena del pago de daños y perjuicios causados, por los motivos considerados; y b)
confirma el otorgamiento del amparo promovido por el Estado de Guatemala en lo que
respecta a absolver al amparista del pago de costas judiciales causadas; ordenando a la
autoridad impugnada que dentro del plazo de quince días de estar firme el presente fallo
resuelva conforme a Derecho y a lo aquí considerado. II) Notifíquese y, con certificación
de lo resuelto, devuélvase el antecedente.

HÉCTOR HUGO PÉREZ AGUILERA


PRESIDENTE

ROBERTO MOLINA BARRETO GLORIA PATRICIA PORRAS ESCOBAR


MAGISTRADO MAGISTRADA

ALEJANDRO MALDONADO AGUIRRE CARMEN MARÍA GUTIÉRREZ DE COLMENARES


MAGISTRADO MAGISTRADA

MARÍA DE LOS ÁNGELES ARAUJO BOHR JUAN CARLOS MEDINA SALAS


MAGISTRADA MAGISTRADO

MARTÍN RAMÓN GUZMÁN HERNÁNDEZ


SECRETARIO GENERAL

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