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Lo ps ic o y lo neuro

ELSACORIAT

Compartir la admisión entr e un neuropediatra y u .


, . n ps1c .
oana11sta
tes que nada, un act o c11ruc o. es
an '
Si fuera por 1a "'-.!!. •, "
11uormac1on, que se puede obtener en una consulta
compartida, el resultado no sen a muy diferente al de las
consultas por
separado, con cada uno de los profesionales.
Se trata de_ un acto clínico porque lo que posibilita es que,
quienes
consultan, registren en acto que se trat a de dos disciplinas
que se nece-
sitan mutuamente. Allí queda en evidencia, por lo pronto,
que consi-
deramos que un niño tiene que ser mirado tanto en su
problemática
orgánica como en su problemática psíquica, que no alcanza
una mirada
ouna disciplina para poder ubicar qué es lo que le pasa
. Hacen falta,
simultáneamente, dos miradas, teniendo muy presente que
el niño es
uno y que la devolución también es una, aunque sea dada en
dos tiempos
y en dos enunciados. Son enunciados diferentes
pero compatibles entre
sí, incluso entrelazados.
No alcanza con lo que podría llamarse una "convivencia pacm
ca" entre
neuropediatría y psicoanálisis. Convivencia pacífica sería
, por ejemplo,
un equipo multidisciplinario que indicara una consulta con
el neurope-
diatra, consulta y tratamiento en psicología, en fonoau~o
logía y/o en
todas las disciplinas que pudieran considerarse necesana
s para cada
niño. Eso sería una "convivencia pacífica", donde cada
toca el lugar del otro ... pero uno res~et~ Y_ no
, . di · 1· a La
no sen a 1nter scip m · interd1sc1plma
11
eva a los profesionales a interactuar entre si, de forma tal que el lugar
.
de cada uno se ve transformado por el del otro. . . ,
E l . b
l dm1s10n sa emos que lo
. _n o que respecta a lo que se Jueg a en ª ~ . decir la materia
P~i impacta sobre lo neurológico, Ylo neurologico, ;:
una ~enor resis-
Vltva~ se deja o no se deja escribir, nd0 u?a maybo ayar es que hay
enc1a poni e un
.d a su transformac1on., 1 e quie ro su r
1 ay VUelta . Pero o qu . , ntre lo psi y lo neuro,
permanente, que hay ta1in · teracc1on e

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Elsa Coriat

no alcan za con aspir ar simple:rn


utuaillente que ente a
dificándose IIl
mo ivencia. .b. , de qué mane ra trans curre n las entre,,..;
una conv tuto descn 10 .i.stas
Natalia Tara .
y

d admisión. e la apert ura es co~o en una parti da de ajedr


en dríamos agreg~rqu d movimiento; siem pre empe zamo s co ez:
ro
hay mueh as opciones e
no , ,, "·por
or aqUI.1 o ¿ que, viene
.
n a consulta.?", y a Part·n un
"·qué los trae p t s ir de
ahl siguen otras pregu n ª · están más o meno s siste mati zada
untas que
Algunas pre g t· nes que siem pre term inam ·
os pregu nta
8 , es
d
. h cierta s cues 10
decir, d d t . n
ay ,,
" · mpre que no viene paut a o e an eman o, sino que o,
pero es un sie . ndo segu,n lo que nos van dicie . . son
t que van sa1ie ndo o conta d
pregun as ta para cada uno, es singu . n o
lar; a algun os padr
los padres. La preg u: co~a a otros les preg unta mos otra, según lo
les preguntamos un q~s
e
va apareciendo.
Observamos al chiquito; escuc hamo s a 1os pa dres. H ay Jugue ·
tes por
ahí- a veces simpl emen te miram os juga r al nene , otras veces se acerca
al~a de nosotras y juega con él, otras veces es el nene el que se acerca
a jugar con algun a de nosotras.
La mitad del diagnóstico ya está hecho en el mom ento en que invi-
trunos a los padre s y al nene -que nos estab an esper ando en la sala
de
esper a- a entra r al consultorio.
Al termi nar la consulta, a veces les digo a los padre s: "Me convencí de
que no era autis ta -com o les había n dicho otros profe siona les- porqu
e
me miró de tal forma o dij o tal cosa". Los padr es acab an de regis trar
que
eso, efectivamente, ocurrió así. ''Y si el nene dice tal cosa o si mira de
tal
forma, esto deja de lado el diagn óstico de autis mo". Esto lo decim
os al
final, si además hemos refor zado nues tra prim era impr esión con lo
que
observamos duran te la consu lta.
Y si pongo este ejemplo es porqu e últim amen te ... -cua ndo aquí digo
"últimamente" me estoy refiri endo a los últim os 10 o 15 años - es impre
-
sionante la canti dad de niñito s que hemo s recib ido todos con el mism
o
diagnóstico, ya sea TGD, ya sea TEA o autis mo. '
. ~e ~a un~ enorm e liber tad pode r escuc har y mira r aquel lo que a
mi
~scip h~a _le intere sa, tenie ndo la tranq uilid ad de que, desd e el punto
de
VIsta medico, lo está miran do Nata lia
Para mí uno de 1 · inter
1 d 1 . '
e e a 1nterconsult A ·
os mom entos más esan tes de la admis· 10n· ' es
1os padres· "Es , ª· cierta altur a de esta cons ulta les decnn ·
os a
intercons~lt perennos aquí unos minu tos, noso tras salim os, ha?e
mt
a, vo vemos Yles decim os cómo vemo s a su hijo Yque es 0
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Lo psico y lo neuro

que les proponemos". Ese momento de salir a inter camb iar opini
ones, de
decirnos qué es lo que vió o escuchó cada una, es muy rico.
Dura nte la inter cons ulta, con N atalia , "mezclamos los roles
", "nos
pasamos de bando"; por ejemplo, yo puedo decirle "¿pero vos
te fija~te
lo tenso que se ponía el bebé cuando se busc aba sentarlo?" (o
cualq uier
otro detalle de la observación neuropediátrica), ella pued e decir
me que
sí o que eso no lo veía como problema; pero a su vez me dice si
conviene
0 no que esos padr es o ese nene vaya n a psicoanálisis, etc.
Lo digo un poco en brom a, pero cada una va toma ndo cosas de
la otra
disciplina. Eso sí: las dos tenem os el centro puesto en el luga r
en el que
nues tra disciplina nos ubica.
Pero lo que es impo rtant e -por eso decía: es un acto clínico-
es que
nos presentemos las dos ante los padre s y que ella haga la devo
lución del
punto de vista médico y del desarrollo neurológico, mien tras que
yo haga
la devolución de todo lo que tenga que ver con lo subjetivo, inclu
yendo en
lo subjetivo tanto la relación social del pequeño, como algunos
aspectos
del desarrollo cognitivo que se haya n alcanzado a obse rvar o,
tamb ién,
cómo vimos la relación entre los padres y el niño o el bebé.
No siem pre decimos todo lo que vimos: tenemos cuidado de decir
lo
que venga bien en ese momento, lo que venga bien para inici ar las
trans -
formaciones a las que queremos apuntar.
Ahí justa ment e no es que se trate de decir "toda la verdad", de ning
una
manera, pero sí se trata de que ellos, los padres, vaya n viend
o tanto a
su hijo como a sí mismos con una mira da disti nta a aque lla con
la que
vinieron, en el punt o en que nos parezca que otra mira da sería
más
propiciatoria para ese niño. ··
Otras veces, con lo que nos encontramos es que lo mejor pasa
por
reforzar una buen a mira da de los padres; entonces les decimos:
"La cosa
va bien así. Va bien por esto, por lo otro, por lo de más allá, pero
conti-
núen con esto que están haciendo que, como ustedes mismos
cuen tan,
al nene le viene muy bien" .
Esta admisión -esta prim era entrevista, donde se puede escuc
har
lo que los padre s traen antes de ser tocados por los efectos de
nues tro
discurso- es como un balcón privilegiado para ir siguiendo el movi
miento
de nues tra cultu ra en relación a cómo se va armando el imaginari
o de los
padres y cómo va incidiendo en cada uno. Lo hacemos a travé s
de escu-
char de qué mane ra ven a su hijo, qué es lo que de él esper an
y cuáles
son las dema ndas que nos traen .
Voy a decir por último que, a lo largo de los últimos 30 años, desde
este
balcón privilegiado, he podido ir observando los cambios en las dema
ndas

'29
Eisa Coriat

s ac tu al es de nu es tr a "c
u}
dos po r los pa rá m et ro
de Jas padres, incita de la s ra zo ne s qu e contribu tura",
ena pa rt e
donde se puede leer bu m as en el ar m ad o psíquico d 1 Ye~ al
prob le
aumento de los grandes m a, qu e tr as ci en de es te es p e_ os n1ño8
pequeños. Pero ese ya es
otro te acio de hoy,

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