Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
CRÓNICA-TP REALISMO (Segunda Parte)
CRÓNICA-TP REALISMO (Segunda Parte)
Tomado de Amores que matan. Felicitas Guerrero y Camila O´Gorman. Crónicas literarias,
Editorial La Estación, 2011.
1
COSMOVISIÓN REALISTA- CRÓNICAS (segunda parte)
La revista Anfibia es una publicación cuyas crónicas son muy difundidas en las
redes y también hay antologías en formato papel.
La crónica es un tipo de texto que trata los acontecimientos cotidianos en
una narración breve y se sitúa entre el periodismo y la literatura. Se encuentra
ampliamente en los medios de comunicación, como revistas, periódicos y radios, y su
objetivo es hacer un análisis crítico de las situaciones cotidianas, permitiendo al lector
reflexionar sobre ese tema.
En general, las crónicas tratan temas comunes sobre asuntos que están en
«boca de todos”, presentando una crítica de forma objetiva, sin muchos detalles. En
definitiva, la crónica puede entenderse como un particular retrato verbal de los
acontecimientos urbanos y, aunque no es una regla, la crónica informa de forma diferente
sobre los sucesos, ya sea de forma artística, crítica o humorística.
¿Cuáles son las características de la crónica?
2
COSMOVISIÓN REALISTA- CRÓNICAS (segunda parte)
https://youtu.be/zZy2rzuL288
Ser un mastodonte
NI CO LÁ S CU EL LO 25/09/2018
Hacía muchos días que no nos veíamos. Lucas, mi mejor amigo, dormía absolutamente
cubierto por frazadas. Casi como un vampiro. Cuando la exigencia del trabajo modula el
tiempo del sueño, los sábados y domingos también me despierto a las 7.
3
COSMOVISIÓN REALISTA- CRÓNICAS (segunda parte)
un mail pendiente. Eran las 9 y media. Me levanté, y de aburrido limpié el piso otra vez.
Hace mucho que no nos veíamos.
Salgo contento, escucho un disco de heavy metal lo más fuerte posible. El día explota en
mil direcciones guiadas por el susurro de un sol que dice presente. Me saco los
auriculares, me tomo una foto en el reflejo de un vidrio roto que encuentro tirado en el
piso. Un día hermoso y un reflejo quebrado. Las dos cosas son posibles y eso me
tranquiliza. Entro al supermercado, elijo rápido qué voy a preparar de desayuno. Esos
desayunos que son almuerzo. Es que tenemos que trabajar en nuestro libro. Un libro que
venimos escribiendo hace muchos años. Me siento determinado a sorprenderlo. Es que lo
extraño, hace muchos días que no nos veíamos.
Una vez en la caja, saco todo de mi bolsa: manteca, pan recién horneado, azúcar,
cereales, dulce de membrillo, un jugo de naranja para mí y una coca cola bien fría para
Lucas. Eso le gusta desayunar a veces. Coca cola, qué se yo. Como me canse de gastar
plata en bolsas, siempre uso la misma. Una de tela, muy pequeña que hicieron unas
amigas, con una serigrafía que dice: Esta panza es re gay. Me hace sonreir.
Conversando con la cajera, le entrego las monedas que junto durante la semana. Ella me
agradece en su idioma. Sonreímos, hasta que nos interrumpe un grito. Un señor se
acerca despacio y le grita: ¡Cuidado! ¡Tené cuidado con este! Yo desorientado, bajo el
volumen a cero. Ella mira hacia un punto vacío, renunciando completamente al
entendimiento. “¿No te da miedo? ¡Mirá lo que es este pibe! ¡Un mastodonte!”. Sentí que
mis ojos se iban para atrás. Se ponían completamente blancos. No supe qué significaba
esa palabra un domingo a la mañana. Mastodonte. La ansiedad empezó a recorrer mi
4
COSMOVISIÓN REALISTA- CRÓNICAS (segunda parte)
Camino solo a casa. Tiemblo desconcertado. Me siento escapando de una guerra sin fin.
Empujo la puerta de mi edificio con fuerza, golpeo los botones del ascensor con
desesperación. Quiero desaparecer en el silencio de mi casa. Quiero no ser visto jamás
por nadie. Mientras abro la puerta temblando, lo veo a Lucas parado en la cocina. “¿Qué
haces?” Le pregunto. Había usado lo poco que había en casa para preparar un desayuno,
que con humildad me esperaba en la mesa. “No sabía a donde habías ido, pero te quería
sorprender”.
5
COSMOVISIÓN REALISTA- CRÓNICAS (segunda parte)
3. ¿Y la crónica literaria?
Claramente podemos concluir que los límites entre los géneros son terrenos en
permanente transformación y préstamo.
6
COSMOVISIÓN REALISTA- CRÓNICAS (segunda parte)
Cuerpos como quien lleva un barril, señores médicos con un embarazo de diez
meses, encorvados, las patitas de tero, el sombrerito. Mujeres de pechos
chupados, estirados hacia abajo, de la mano del responsable de semejante
estrago: nenes en bombachita, como mini levantadores de pesas de medio metro
de alto, nenas con la espalda negra, haciendo pozos en la orilla. Escribanos
saliendo del agua con sus calvas embadurnadas de protector solar y protector
lunar. Mujeres despatarradas en la arena, como caídas desde el tercer piso,
boca abajo, el corpiño desabrochado; los límites del bronceado y la blancura
invernal, urbana, oficinística.
Mujeres luchando ya en sus cuarenta con cuerpos cansadores que pasaron por
yoga, el tae-bo, el step, el spinning, pilates. Ninfas paradas inmóviles,
esculturales en la orilla, proyectando la sombra movediza de sus personal
trainers. Todo el sudor perdido para llegar hasta la gloria dorada de esta pasarela
de los cuerpos tan reales, indisimulables, nuevos o vencidos. Las atrofias
sinceradas bajo el cielo, la escoleosis, las várices, las manchas de nacimiento, y
también la histeria de lo tirante, la bikini que justo, la microbikini que apenas, la
tanga que por un milímetro respeta el límite del tabú del pubis y el pezón.
Mairal, Pedro, El equilibrio, Bs. As., Garrincha Club, 2011.
Se viaja.
Se viaja para ver las pirámides de Egipto. Para pasar diez días todo incluido en un resort del Caribe.
Para comer, para ver aves y hongos, animales. Para tomar vinos y fotos de la naturaleza. Para
8
COSMOVISIÓN REALISTA- CRÓNICAS (segunda parte)
bucear, para contemplar la Tierra desde la Luna. Se viaja para conocer las rutas del jamón y las
góndolas venecianas, y los mejores museos y las peores catedrales. Se viaja para implementar
algunos —o todos— los ritos del turista: diez días siete noches catorce países de Europa; veinte
jornadas flotando en un crucero.
Se viaja para decir yo estuve ahí, yo vi, yo sé, yo fui, yo caminé, yo pisé la calle que pisaron todos.
Y también están los viajes de los que no hacen ninguna de todas esas cosas —los viajes de los
viajeros—; y los viajes inútiles: los viajes de los que viajan para contar.
Primero, lo que no es.
Una crónica de viajes no es un folleto turístico, pero más largo; ni una publicidad de hotel, pero
mejor escrita; ni un puñado de adjetivos previsibles —encantador, mágico, asombroso— apiñados
en torno a las montañas, la puesta de sol, el mar, el puente, el río.
Una crónica de viajes no se hace en los ratos libres entre el almuerzo y la siesta, ni se resuelve con
una caminata por el centro histórico, ni se consigue desde una piscina cinco estrellas.
No hay un decálogo del buen cronista, pero, si lo hubiera, diría que es alguien que entra en iglesias
y mezquitas, en bares y en cementerios, en clubes y en las casas, que habla poco, que escucha
mucho, que lo mira todo —carteles y colegios, la gente por la calle, los perros, el clima y las
comidas— y que, después de mirar, hace que eso signifique: que descubre, en aquello que miraron
tantos, una cosa nueva; que cuenta Nueva York —París o Tokio— como si fueran terra incógnita.
Se puede ser Caparrós —y ver eso— o ir al bar, consultar el menú, pedir un sandwich, comer de
cara al cartelito, no preguntarse —no ver— nada.
9
COSMOVISIÓN REALISTA- CRÓNICAS (segunda parte)
«Sólo había eso, lo que contemplaba; y aunque más allá hubiese montañas y glaciares y albatros e
indios, no había aquí nada de qué hablar, nada que me retuviese —escribe Paul Theroux sobre su
viaje a la Patagonia—. Tan sólo la paradoja patagónica. Flores diminutas en un vasto espacio.
Para permanecer aquí había que ser miniaturista o, si no, estar interesado en enormes espacios
vacíos. No existía una zona intermedia de estudio. Una de dos: la enormidad del desierto o de una
pequeñísima flor. En la Patagonia era preciso elegir entre lo minúsculo o lo desmesurado».
Se puede ser Theroux, y ver la enormidad y lo minúsculo, o estar allí, parado, y escribir, otra vez,
sobre la inmensidad y la leyenda de la tierra patagónica: lugar común por el que pasó la media
humanidad.
Viajar para contar es, sobre todo, eso: ver lo que está, pero que nadie ve.
Clifford Geertz, en El antropólogo como autor, dice que en una narrativa de viaje siempre propone:
«Fui aquí, fui allá; vi este fenómeno extraño y aquel otro; me sorprendí, me aburrí, me entusiasmé,
me desilusioné; no me podía quedar quieto y una vez, en el Amazonas… Todo esto con el subtexto:
¿no te habría gustado estar allí conmigo? ¿O piensas que podrías hacer lo mismo?».
Una crónica de viajes es, también, una provocación: ¿podrías haber hecho lo que hice, ver lo que vi,
volver para contarlo?
Y para los profetas de lo nuevo, los cyberlotodos, los que aseguran que cualquiera munido de
celular y su bloggito puede contar el mundo: la crónica de viaje es el ejemplo de que no todos
pueden hacerlo.
Viajaron y contaron Marco Polo y Colón, Kerouac y Hudson, Darwin y José Martí, Kapuściński y
Stevenson, Rimbaud y Hugo Pratt, que hizo viajar al Corto Maltés, que viajó después con muchos
otros. Y, sin embargo, años después de todos esos viajes, tantos viajan aún para contar con la intacta
fe de ser primeros.
La diferencia es que ahora, en un planeta conectado a golpes de mouse, en una tierra cubierta y
descubierta, viajar para contar es toda una inocencia: una experiencia jurásica. Un anacronismo.
Por eso habría que hacerle honor. Porque no hay muchos, en este mundo impío, que puedan —y
quieran— seguir haciendo lo que casi nadie: ejercer lo que ya no se usa, insistir en lo que no es
absoluto necesario.
10
COSMOVISIÓN REALISTA- CRÓNICAS (segunda parte)
Viajar, contar, viajar por Leila Guerriero en Revista Alaistar Magazine, publicación de cultura
viajera y crónica periodística para conocer el mundo e ir más lejos.
1. ¿Cuáles son, según la autora, los viajes inútiles? ¿Estás de acuerdo con esa
afirmación? Justificá tu opinión.
2. ¿Qué importancia tiene para el cronista lo que decide ver en su viaje?
3. Explicá el ejemplo de la crónica sobre Hong Kong de Martín Caparrós.
4. ¿Por qué cree que la crónica de viaje es una provocación?
5. Explicá el siguiente fragmento: […] en un planeta conectado a golpes de mousse,
en una tierra cubierta y descubierta, viajar para contar es toda una inocencia: una
experiencia jurásica. Un anacronismo.
Te dejamos algunos materiales para que conozcas al autor antes de leer alguna
de sus crónicas:
https://www.infobae.com/grandes-libros/2019/03/03/camino-al-este-
cronicas-historias-de-amor-y-una-busqueda-de-15-mil-kilometros/
11
COSMOVISIÓN REALISTA- CRÓNICAS (segunda parte)
https://www.youtube.com/watch?v=ACCv5tH4dZI
12