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Tema: Veteranas de guerra

Integrantes: Dara Sadobe – Joaquín Sanchez – Delfina Spalla – Tiziano Canella –


Delfina Fernández
Nuestra exposición intenta demostrar y dar a conocer que un grupo de mujeres
Argentinas, enfermeras, instrumentadoras, diplomáticas y técnicas, tanto civiles
como militares que entraron en la historia nacional por su participación en la guerra
de Malvinas. Contar como fueron silenciadas, olvidadas y como no recibieron un
reconocimiento ni político y ni social. Dar a conocer a las Veteranas de Malvinas

Contar lo vivido para evitar el olvido


El 2 de abril de 1982 tropas argentinas desembarcaron y tomaron el control de las
islas Malvinas. En esos días, en pleno contexto de terrorismo de Estado, se vivía una
aguda crisis. Cuando Argentina recupera el Puerto Argentino, se decide enviar a los
cirujanos del Hospital Militar Central a Malvinas. Fueron ellos quienes enseguida
reclamaron por sus instrumentadoras quirúrgicas con quienes trabajaban en el
hospital diariamente. Sin mucho tiempo para pensar, las convocan y embarcan en el
buque Irízar, que fue uno de los barcos de la Marina Argentina que estaba adaptado
como buque hospital

En total de 17 mujeres son veteranas de guerra por haber participado de


la guerra de Malvinas durante 1982. Desde las zonas de conflictos, donde a
metros de ellas explotaban bombas, ocuparon el rol de enfermeras,
instrumentadoras quirúrgicas, comisarias a bordo y radio operadoras.
Sus presencias fueron clave, ya que asistieron a los soldados heridos, se encargaron
de tareas administrativas y auxiliaron a los militares. Ellas son:

Marta Beatriz Giménez, Graciela Liliana Gerónimo, Mariana Florinda Soneira,


Marcia Noemí Marchesotti, Olga Graciela Cáceres, Doris Renee West, Susana Mazza,
Silvia Barrera, María Marta Lemme, Norma Etel Navarro, María Cecilia Ricchieri,
María Angélica Sendes, María Liliana Colino, Maureen Dolan, Silvia Storey y
Cristina María Cormack y Alicia Reynoso. 

Estas mujeres, que pertenecían al personal de salud y a las Fuerzas Armadas, fueron
protagonistas y testigos de un capítulo triste en la historia argentina. Sin embargo, al
finalizar la guerra y como consecuencia del proceso de desmalvinización, sus roles
fueron invisibilizados, arrastrándolas a guardar silencio durante más de
dos décadas.

Las instrumentadoras hicieron mucho más que asistir en las cirugías,


aprendieron sobre tipos de heridas que solo se ven durante las guerras, cuando fue
necesario fueron de camilleras, enfermeras, madres o hermanas; también ayudaron
a sus pacientes a escribirle cartas a sus familias y anotaban números de teléfono para
llevar alivio a alguna familia cuando pudiesen. Desde un rol activo como enfermeras,
no solo brindaron atención médica sino contención emocional y psicológica a los
combatientes.

Ubicación

A ocho kilómetros del aeropuerto de Comodoro Rivadavia, poco antes de que


empezara el conflicto se montó un hospital reubicable. Allí recibían heridos que
llegaban de las islas. Algunos quedaban internados en el hospital, otros eran
derivados al hospital zonal de Comodoro Rivadavia, a otros se los trasladaba
directamente a otros puntos del país. Llegaban en su mayoría conscriptos heridos,
quemados, desnutridos.

Reconocimiento

Al regresar al continente  una vez finalizada la guerra, el grupo de veteranas


fue aislado por un tiempo en un hotel en Comodoro Rivadavia para
evitar que pudieran contar lo vivido a su regreso al Hospital Militar
Central. Más tarde, se conoció aquella ‘maniobra’ como parte del plan de
“desmalvinización” que se intentó instalar luego de la derrota.

Tuvieron que pasar 31 años para que desde el Estado se reconocieran los esfuerzos
realizados por estas mujeres. Recién el 14 de marzo de 2013, fue reconocida la
primera tanda de veteranas -fueron 16- y les entregaron una medalla. Fueron las
primeras mujeres en la historia del país en recibir medallas de valor en calidad
de veteranas femeninas de guerra.
Testimonios
Silvia Barrera, instrumentadora.
“No habían informado nuestra llegada –apunta Silvia–. Se comunicaron con Buenos Aires
para confirmar quiénes éramos. Finalmente, cuando confirmaron quiénes éramos, nos
llevaron a un galpón de la Fuerza Aérea donde unos helicópteros nos trasladaron al buque
ARA Almirante Irízar que nos llevaría hasta Malvinas. ¡Cuándo nos vieron! –exclama
Silvia–. El jefe de cubierta se puso como loco: «¡No puede ser que nos manden a
estas chiquitas! –decía a los gritos–. Nos van a bombardear. ¡Las mujeres
traen mala suerte!». Les habían dicho que iba a ir personal de sanidad, pero nunca les
aclararon que éramos mujeres. La sorpresa no fue buena. Pero, de alguna manera,
también se preocuparon porque sintieron que les estaban dando mayores
responsabilidades, ellos creían que tenían que cuidarnos.
Nos preparamos para bajar al otro día en Puerto Argentino, pero no, nos pidieron que
esperáramos porque había un problemita: no nos habían dado grado militar,
éramos civiles, así que no podíamos bajar. Nos necesitaban, pedían por
nosotras, pero finalmente nos quedamos trabajando en el Irízar a 600 metros
de las islas.
“Lo primero que hacíamos era bañarlos, cepillarlos sin anestesia para poder sacarles esa
costra que tenían pegada, el barro de la tundra que con la pólvora se les había hecho piel.
Hubo noches que el barco se movía muchísimo, así que para operar teníamos que atarnos,
sujetarnos, todos los que estábamos en la sala, profesionales y el paciente. La caja con las
herramientas las colocaba a los pies del paciente para que no se cayera. Llegamos a hacer
cirugías con una oscilación de 45 grados”.
Norma Navarro
“No hablaban de la guerra –aclara Norma–, sino de las ganas de volver a sus hogares, de
ver a sus padres, sus familias, hablaban de sus vidas cotidianas. Para nosotras fue muy
importante escucharlos. Por un tiempo, después de la guerra mantuvimos contacto con los
heridos que entraban una y otra vez al quirófano. Le llevábamos libros, les leíamos a los
que no sabían. Nunca entendí porque no nos dejaron seguir viéndolos. Les hacía
bien. Nos dijeron que éramos jóvenes y que, porque éramos jóvenes, «los alterábamos»”.

Galería de imágenes
Alicia Reynoso

Silvia Barrera

Alicia Reynoso y Estela Morales

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