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LAS GRANDES DOCTRINAS DE LA BIBLIA - R. C. SPROUL

CAPÍTULO 81 LA CENA DEL SEÑOR


Martín Lutero rechazó la doctrina de la transustanciación sostenida por la Iglesia Romana
Católica, según la cual el pan y el vino de la Eucaristía son convertidos realmente en el cuerpo y la
sangre de Cristo. Lutero no veía ninguna necesidad para esta doctrina. La posición de Lutero era
que la presencia de Cristo no sustituía la presencia del pan y el vino sino que era agregada al pan
y al vino. Lutero sostenía que el cuerpo y la sangre de Cristo de algún modo estaban presentes
con, en, y bajo los elementos del pan y el vino.

Es costumbre llamar a la posición luterana la consustanciación porque la sustancia del cuerpo y la


sangre de Cristo está presente con (por eso el uso del prefijo con) la sustancia del pan y el vino.
Los teólogos luteranos, sin embargo, no están satisfechos con la palabra consustanciación y
protestan que se la entiende en términos muy estrechamente asociados a la doctrina católica de la
transustanciación.

Pero resulta claro que Lutero insistió sobre la presencia sustancial y físicamente real de Cristo en
la Cena del Señor. Repetidas veces citó las palabras de Jesús cuando instituyó la Cena, "Este es
mi cuerpo", como prueba. Lutero no quería permitir que el verbo es fuese tomado en un sentido
figurado o representativo. Lutero también adoptó la doctrina de la comunicación de los atributos
por la cual los atributos divinos de la omnipresencia eran comunicados a la naturaleza humana de
Jesús, haciendo posible que su cuerpo y su sangre estuviesen presentes en más de un lugar al
mismo tiempo.

Zuinglio y otros argumentaron que las palabras de Jesús, "Este es mi cuerpo" realmente
significaban "Esto representa mi cuerpo". Jesús con frecuencia utilizó el verbo ser con este
sentido figurado. Dijo: "Yo soy la puerta", "Yo soy la vid verdadera", etc. Zuinglio y otros
argumentaron que el cuerpo de Cristo no está presente en su sustancia real en la Cena del Señor.
La cena es solo una conmemoración, y la presencia de Cristo no es distinta a su presencia normal
por medio del Espíritu Santo.

Juan Calvino, por otro lado, cuando debatía con Roma y con Lutero, negaba la presencia
"sustancial" de Cristo en la Cena del Señor. Sin embargo, cuando debatía con los anabaptistas,
que reducían la Cena del Señor a una mera conmemoración, insistía en la presencia "sustancial"
de Cristo.

Superficialmente parecería ser que Calvino estaba atrapado en una contradicción flagrante. Sin
embargo, si nos detenemos en los detalles, vemos que Calvino utilizó el término sustancial de dos
maneras diferentes. Cuando se dirigía a los católicos y a los luteranos, utilizaba el término
sustancial para significar "físico". Negaba la presencia física de Cristo en la Cena del Señor.
Cuando se dirigía a los anabaptistas, insistía en el término sustancial en el sentido de "real".
Calvino de ese modo estaba argumentando que Cristo estaba presente de manera verdadera y
real en la Cena del Señor, aunque no en un sentido físico.

Como Calvino rechazó la idea de la comunicación de atributos de la naturaleza divina a la


naturaleza humana, fue acusado de separar o dividir las dos naturalezas de Cristo y de cometer la
herejía nestoriana, que había sido condenada por el Concilio de Calcedonia en el año 451 d.C.
Calvino respondió que él no estaba separando ambas naturalezas sino que las estaba
distinguiendo entre sí.

La naturaleza de Jesús está localizada en el presente en el cielo. Permanece en perfecta unión


con su naturaleza divina. Aunque la naturaleza humana está contenida en un lugar, la persona de
Cristo no está contenida del mismo modo porque su naturaleza humana todavía tiene el poder de
la omnipresencia. Jesús dijo: "He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del
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mundo" (Mat. 28:20). A pesar de sus limitaciones, y del riesgo de ser malentendidos, a
continuación damos una ilustración de lo que estamos diciendo.

JESÚS:
La naturaleza humana está sometida al tiempo y el espacio.
La naturaleza divina no está sometida a nada.

La naturaleza humana en el cielo


La naturaleza divina Omnipresente

La Iglesia

Calvino enseñó que aunque el cuerpo y la sangre de Cristo permanecen en el cielo,


espiritualmente nos son "hechos presentes" por la naturaleza divina y omnipresente de Jesús.
Dondequiera que esté presente la naturaleza divina de Cristo, Él está verdaderamente presente.
Esto es consistente con la propia enseñanza de Jesús que "se iba" pero que sin embargo nos
continuaría acompañando. Cuando nos encontramos con Él en la Cena del Señor, tenemos
comunión con Él. Al encontrarnos en su presencia divina, somos traídos a su presencia humana
místicamente, porque su naturaleza divina nunca se separa de su naturaleza humana. La
naturaleza divina nos guía al Cristo ascendido, y en la Cena del Señor tenemos un atisbo de lo
que es el cielo.

Resumen

1. Lutero enseno que el cuerpo y la sangre de Cristo eran agregados con, en, y debajo de los
elementos del pan y del vino.
2. Zuinglio enseño que la Cena del Señor era una conmemoración.
3. Calvino negó la presencia física de Cristo en la Cena del Señor, pero afirmó la presencia real de
Cristo.
4. La naturaleza humana de Cristo está localizada en el cielo; su naturaleza divina es
omnipresente.

Pasajes bíblicos para la reflexión

Mat. 26:26-29
1 Cor. 10:13-17
1 Cor. 11:23-34

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