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CASTILLA Y LEÓN / FILOSOFÍA / SEPTIEMBRE 07 / LA FILOSOFÍA ANTIGUA

RESPUESTAS:

OPCIÓN A

La respuesta a todas estas cuestiones se basa en los mismos principios. Si en la Ética se ha explicado
satisfactoriamente que la vida feliz es la que de acuerdo con la virtud ofrece menos impedimentos, y
el término medio es la virtud, la intermedia será necesariamente la vida mejor, por estar al alcance
de cada cual el término medio; y estos mismos criterios tienen que aplicarse también a la virtud y
maldad de la ciudad y del régimen político, ya que el régimen es en cierto modo la vida de la
ciudad.

En todas las ciudades hay tres elementos propios de la ciudad: los muy ricos, los muy pobres, y
tercero, los intermedios entre estos. Sin embargo, puesto que se reconoce que lo moderado es lo
mejor y lo intermedio, obviamente, también en el caso de los bienes de fortuna, la propiedad
intermedia es la mejor de todas, ya que es la más fácil de someterse a la razón; y, en cambio, lo
superfluo, lo superfuerte, lo supernoble, lo superrico, o lo contrario a esto, lo superpobre, lo
superdébil y lo muy despreciable, difícilmente seguirá a la razón, pues aquellos se vuelven
soberbios y grandes criminales, y estos, malhechores y pequeños criminales; y de los delitos, unos se
cometen por soberbia, y otros, por malicia.

ARISTÓTELES: Política, Libro IV, Capítulo 11.

CUESTIONES:

1. Explique el sentido del texto y analice los términos subrayados (valoración 0-4 puntos).

Aristóteles defiende en el texto la idea de que debe existir un orden en la ciudad, en la polis. Este orden
esta basado en los mismos principios de la ética, de la virtud, es decir, en el término medio entre dos
extremos. Este equilibrio propio de la virtud tiene en Aristóteles una profundidad que supera el ámbito
individual: no lo coloca en la conciencia de cada uno, sino que lo sitúa en el conjunto del Universo. El
equilibrio forma parte del cosmos que tiene un orden establecido por una inteligencia superior: no se pasa
del frío extremo del invierno al calor asfixiante del verano. Este orden también debe tenerlo el hombre,
que es un microcosmos, y la ciudad. En la polis tiene que haber un orden, de tal manera que sea reflejo
del cosmos: así habrá equilibrio entre los ciudadanos y podrán ser felices. Aristóteles considera que el
hombre es un animal político que para realizarse con plenitud necesita pertenecer a una comunidad. Esta
es la ciudad, la polis, culminación de un desarrollo de las distintas asociaciones humanas (familia, tribu,
aldea, ciudad). Para Aristóteles la ciudad es, por tanto, una forma natural de vida humana cuyo fin es la
felicidad de la comunidad. La auténtica misión y tarea del Estado es crear las condiciones para que se dé
una vida buena y perfecta satisfaciendo las necesidades primarias y materiales de los ciudadanos. El
Estado está hecho para que la comunidad viva no solo biológicamente, sino para que viva bien, y en la
filosofía aristotélica el bien y el fin coinciden. Ese bien supremo, ese fin último, es la felicidad. Por tanto,
el Estado tiene que velar para que la ciudad alcance la felicidad.

El mismo principio del término medio es el que utiliza Aristóteles para catalogar las formas de
propiedad (la mejor es la propiedad intermedia) y de gobierno. La mejor forma de constitución, según el
filósofo, es la formada por ciudadanos de clase media con un gobierno aristocrático, que también es un
término medio entre la aristocracia y la democracia.

Ediciones SM
CASTILLA Y LEÓN / FILOSOFÍA / SEPTIEMBRE 07 / LA FILOSOFÍA ANTIGUA

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