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Sie Culto al Agua (Relatoría)

Presentado de manera virtual el día 4 de noviembre mediante la plataforma YouTube y


Facebook en los enlaces:
https://www.youtube.com/watch?v=yjP13C4fosw&t=7794s
https://www.facebook.com/656413892/videos/1121277351852417/

Cultura Muisca – Parque Arqueológico de Facatativá

Ricardo Arias Romero


Maestría en Educación con Énfasis en Comunicación Intercultural, Etnoeducación y
Diversidad Cultural.
Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Noviembre 2 de 2022

Introducción.
Uno de los temas, que se presenta como un reto y que exige además de un conocimiento
amplio una lectura disciplinada, es el de las creencias y el mundo simbólico de la cultura
muisca. En el contexto sociohistórico y académico solo se conserva la idea de lo muisca,
como una cultura precolombina y precolonial, lo que significa ubicar la dinámica de una
cultura en una línea de tiempo que se interrumpe abruptamente al momento del
descubrimiento, de allí en adelante la cultura fue permeada y contaminada desde el poder y
propósito de la empresa de la conquista. Los cronistas coloniales intentaron describir y
relatar a la cultura conquistada, pero lo hicieron desde la visión de un mundo europeo
estructurado, desde un lugar diferente, esto es, un mundo preparado y experimentado para
la guerra y la conquista en el que en su encuentro con el otro, desde la lógica del
conquistador, implicaba desaparecer a ese que es diferente, apropiándose de un derecho
divino de poseer al otro junto con su territorio, su pertenencias, su universo cosmogónico y
conservar solo aquello acorde con sus propósitos para desechar el resto. Las crónicas se
convirtieron en el único testigo de la acción colonizadora y sus narrativas solo evidencian la
sospecha y la incertidumbre, sobre la verdad de la existencia de unas gentes que ocuparon
la altiplanicie cundiboyacense y hacen parte de una amplia variedad de comunidades que
comparten un parentesco lingüístico y genético al norte de Suramérica, y Centroamérica
(Langebaek 2021).

Ante esta sospecha sobre una única verdad contada en las crónicas en la actualidad
podemos identificar nuevas fuentes de información, que permiten realizar reconstrucciones
y estudios, direccionando la mirada sobre la senda del entendimiento de los ancestros
muiscas. Por lo pronto ahora inventariamos las excavaciones arqueológicas, los territorios,
que atesoran los nombres antiguos, el rescate de los relatos míticos que se conservan en la
oralidad, la ahora restauración de la lengua, las historias particulares de linaje, las historias
interétnicas, quienes en su memoria han archivado eventos que se han conservado de una
generación a otra y ahora regresan a las casa de pensamiento y por supuesto el surgimiento
actual del pueblo muisca y todas las discusiones que han suscitado desde todos los rincones
de los Andes Orientales.

En los marcos de observaciones anteriores, se abre este espacio como un esfuerzo para el
fortalecimiento de las relaciones que se dan entre el territorio y las comunidades, con el
ánimo de recuperar todas las formas de respeto con las manifestaciones de vida desde la
memoria. En efecto todos los territorios se representan como casas de pensamiento que,
desde la visión muisca, son Casa Madre-Qusmhuy y Casa Padre-Chunsua:

Pero como entre todas las demás criaturas veían la más hermosa al sol, decían que
a él debían adorar y a la luna como a su mujer y compañera. De donde le vino que aún en
los ídolos que adoran, jamás es uno solo, sino macho y hembra. Simón (1625/1981)

Cuando se piensa en una cultura como la muisca se debe entender que se navega en un
pensamiento, en una creencia, en un universo que tiene características complejas y que se
teje en diversos hilos hasta constituir una Cona o mochila, de donde se contienen hilos de
diversos saberes y métodos, hasta desencadenar posibles significados de una visión
narrativa mítica presente en cada territorio que lo constituye, junto con sus elementos,
piedras, ríos y montañas y demás elementos del mundo físico y espiritual. De lo
anteriormente dicho, se sobreentiende, que el camino planteado, integra diferentes
disciplinas y recoge desde otras fuentes, información fundamental para el develamiento de
los lenguajes simbólicos culturales y el acercamiento a una visión étnica y comunitaria.

Origen.
Los relatos muiscas poseen un sorprendente universo en el que puede entenderse el
principio de todo. La expresión Unquyquie nxie, revela un primer instante antes del
principio, era el tiempo en el que solo existía Umza, la oscuridad y en este instante se
encontraba la Madre Abuela, llamada Bagüe.
Aparentemente la Madre no era nada, ni siquiera viento o suave brisa, pero desde
entonces era agua del rio, linfa de la laguna, la espuma del mar, la estrellita de la nieve la
perla de rocío, pero no era el agua que conocemos, sino el espíritu del agua, sola allá, en
la oscuridad. Rozo (1988)

Esta referencia nos dice que el origen es el instante antes del principio donde la Gran
Abuela-Madre es el espíritu del agua, es decir que el principio de todo, es un universo
acuático, pero además es femenino. En este sentido todo nacimiento de agua, ríos, lagunas,
mares, etc., son espacios sagrados y objeto de culto y representan una manifestación física
del espíritu femenino que es el principio de todo lo creado.
Recordando el relato del origen en la Madre-creadora, ella manifiesta su esencia en
pensamiento y memoria, conteniendo todos los significados y sabidurías y definiendo todas
las existencias, aun el tiempo y el espacio. Nada había nacido aún, porque todo era
pensamiento contenido en un universo acuático y femenino. Los contenidos del relato de
origen sobre la madre Bagüe, explican como en los rituales y ceremoniales andinos, es
posible recordar como un acto de conexión con el pasado donde aparece lo sagrado, porque
este acto, significa entrar en un universo divino gobernado por la madre y lo que activa este
proceso de memoria son los lugares donde se encuentra el agua, especialmente en los
lugares fríos-nevados, porque el agua se encuentra en estado de eterna quietud, es decir, se
encuentra en un estado contemplativo y de pensamiento.

Es importante mencionar que en los relatos muiscas se cuenta el despertar de los padres o la
primera creación (Unquyquie nxie), la creación cósmica (Sas Quyhynuca), la creación de la
tierra (Zaitanía), la creación de la humanidad (tiempo de Bachué), la creación de la primera
gobernanza (tiempo de Chibchachun) y el tiempo de la ordenanza (tiempo de Padre
Bochica). De las anteriores temporalidades en el llamado Sas quyhynuca, la Abuela Madre
entrega el Tyhyquy, la bebida sagrada, para transformar a Chiminí, quien es una potencia e
hijo de la madre y representa la energía y luz de todo lo creado. Chiminí se transforma en
Chiminigagua, la luz esplendente y adquiere la fuerza suficiente para entrar en la olla
cósmica y crear esta primera luz que era espesa como el oro derretido, fue entonces cuando
Chiminigagua creó las aves negras que exhalaban vaho por sus picos, derritiendo la luz y
haciéndola delgada. Cuando la luz fue creada e inundó la creación, entonces las aguas
tuvieron movimiento. El agua es movida por la luz y su murmullo es la frecuencia cósmica
que intuye la armonía del sagrado masculino y el sagrado femenino en equilibrio. No solo
se va a los lugares sagrados para entrar en la memoria, sino para moverla, buscando un
equilibrio interno que permita la conexión con lo sagrado.
El agua como elemento sagrado.
En el mundo simbólico muisca todo tiene camino. El andar hace el camino, más sin
embargo los caminos tienen un sentido y una dirección, no solo están allí sin propósito,
sino que llevan a alguna parte y andamos para llegar a algún lado. Cuando reflexionamos
sobre el andar en el territorio, especialmente al amanecer o al atardecer tenemos la
percepción de pérdida de tiempo en ese punto de luz y penumbra en el que no sabemos si
amanece o anochece, los sentidos nos llevan a reevaluar la realidad para ubicarnos en el
tiempo, en este instante tenemos la sensación de unión/fusión del cielo con la tierra. Así
como es arriba es abajo dicen los abuelos. Los relatos de origen precisamente establecen los
caminos del cielo en la conformación de las casas de pensamiento cósmicas:

Fue ese el comienzo en que los dioses hicieron los más largos viajes en el Gran
Vacío para sembrar en todas partes la fusión de las semillas, el fermento de las cosas, la
maduración de la germinación. Fue así como regaron semilla de planetas, de soles, de
luceros y de estrellas. Después de tantos viajes como estrellas y gentes hay en la cúpula
del cielo, las potencias cansadas no quisieron viajar más y limpiando con la ana, las
migajas que había quedado en la gacha del ombligo, las lanzaron lo más lejos que
pudieron sus fuerzas y ese fue el origen de la vía láctea y de las estrellas pequeñitas que
apenas se pueden ver. Rozo (1988)

Es preciso recordar el relato de Madre Bachué, cuando irrumpe en la Casa de Caracol,


flotando en el aire su cabellera negra, mostrando sus gruesos y ovalados senos y
acompasando su caminar con el ritmo de sus anchas y maternales cadera, moviendo sus
brazos como lo hace la mata de maíz y luego de sus meditaciones escoge como esposo a
Sue el guacamayo, arrullándolo en su regazo con cantos infundiéndolo en el sueño del
tyhyquy, que es la puerta del saber, Sue el guacamayo , entro en el sueño profundo de los
dioses, sintiendo que su cuerpo se alargaba y que perdía sus plumas transformándose en un
hermoso niño, para luego emerger en la sagrada laguna de Iguaque, pero este ser
transformado era como un niño de tres años de edad con cabellos negros y lacios, de piel
cobriza y ojos negros y brillantes como el carbón portando como corazón la semilla
pensada por Chiminigagua de Aba, el maíz, . El primer hombre muisca, multicolor y
semilla de la humanidad creció bajo el cuidado de la Madre Bachué.

Pasa el tiempo de la madurez de la semilla, Madre Bachué inició la ceremonia del agua, el
canto de la piedra de cuarzo transparente, ofreciendo al agua piedras blancas, piedras
verdes, piedras rojas, hojas de varias plantas también flores y frutos. Los ofrecimientos se
hacen en canto y danza alrededor de la laguna a los cuatro puntos bajo la presencia de
Chía la Luna y pasado el primer cuarto se sentaron en piedras alrededor de la laguna y
Bachué entrega A Sue las historias de la creación, las historias de los dioses, los secretos
pensamiento de la Madre Abuela Bagüe y el origen propio de la semilla del sagrado
Masculino, así como el origen de todas las cosas, la palabra del Unquyquye nxie, el primer
instante, la palabra del tiempo llamado Sas Quyhynuca la creación del mundo y la palabra
de Zaitania que es el tiempo del principio del mundo y una vez le fue entregado el
conocimiento de todas las cosas y cuando comprendió el significado de la ceremonia del
agua que representaba el rito de la fertilidad de todas las semillas sus ojos se ensoñaron con
la Bachué-mujer fertilizando la semilla de la humanidad, la primer maternidad de los
primeros muiscas que recibieron las tierra de Iguaque y el privilegio de ser los guardianes
de la laguna sagrada, estos primeros ancestro fueron instruidos en todos los conocimientos
necesarios para cuidar la tierra y las ceremonias y ofrendas para alimentar el mundo
espiritual, esto es baile de agua, baile de sombra, ofendas de piedra, ofrendas de colores,
ofrendas de humo y olor, ofrendas de flores y frutos.
Desde los relatos antiguos toda manifestación acuática era objeto de culto. La casa de agua
constituido por cuatro maderos que simbolizan las cuatro direcciones, pero también
simbolizan los cuatro estadios de crecimiento humano, así como también las cuatro plantas
sagradas, la Qoka, el tabaco, el yopo y el tyhyky. El Qusmuy, la casa Madre, de donde
pensamos juntos, lugar de encuentro y conexión con el orden del universo, recordando la
historia que dejaron los ancestros y se aprende a ser guardián de la memoria, es decir,
guardián del agua como elemento sagrado

Territorios en conexión natural con el agua.


En consecuencia la memoria que pervive sobre los territorios sagrados desde las memorias
de las generaciones que resistieron la conquista, hoy en día se reconocen las lagunas de
Guatavita, Guasca, Sietcha, Teusaca y Sunapa y en conexión con lo femenino se encuentra
el masculino con los cerros de Qatana – Pan de Azucar, Cerro de Monserrate el cerro de
Majuy en cota y el Manjuy de Facatativá y por toda la sabana se encuentran los lugares que
direccionan las ceremonias para el sostenimiento del universo creado en conexión con los
calendarios, las siembras, las lluvias, los nacimientos. La cultura muisca reconoce e
identifica los lugares sagrados para la realización de ceremonias y pagamentos, porque cada
lugar posee una memoria alrededor del ciclo de la vida y cada elemento natural posee padre
y madre y espíritu y vida. Los lugares sagrados están vivos y los relatos antiguos
constituyen un código de respeto que se encuentra tejido en los usos y las costumbres y así
como el cuerpo es territorio y buscamos mantener saludable ese cuerpo y cultivado el
pensamiento, de la misma manera es necesario purificar y alimentar las casas de agua y los
territorios sagrados en un acto de armonizar nuestro relacionamiento con la el espíritu de la
madre creadora y que ahora identificamos como naturaleza.
El restablecimiento de nuestro relacionamiento con el territorio, es el restablecimiento de
las relaciones con los demás, entendiendo que el territorio se gobierna así mismo para
restablecerse porque en él está contenida la vida. Es así que existe la medicina. Los
territorios tienen su propio poder, los elementos tiene su propia medicina, esta conciencia
de interacción con lo natural …

Conclusiones

El Agua como origen de toda existencia.


El agua como memoria cultural
El agua como orden genético del territorio
El agua como elemento mágico.
El agua como elemento primordial del sagrado femenino, presente en las sacerdotisas.
El territorio de Facatativá es una casa Sagrada de Agua.
Bibliografía

Rozo, Gauta. (2021). Mito y Rito entre los Muiscas. (2da.ed). Bogotá: Ed. El Búho.
Rozo, Gauta. (2021). Relatos de la Antigua Bacatá. (2da.ed). Bogotá: Ed. El Búho.
Gutiérrez, L., Gutiérrez, V & Torres M. 2016. Diseño Iconográfico. Culturas
Precolombinas de Colombia. Bogotá: Viento Ediciones.

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