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La ética de la terminologia’ 219, Con el propésito de que se entienda el uso que hago de los términos, las notaciones, etcétera, debo explicar que mi concien- cla me impone seguir clertas regias. Si albergara la menor pre- tension de dictar normas de conducta a los demas en este tema, deberia reprobarseme de acuerdo con la primera de esas reglas. No obstanto, si debiora explicar las razones a cuya fuerza obedez- 0, presumo que ellas ejercerian igual fuerza sobre los demés. 220. Estas razones incluirian, en primer lugar, la consideracion de que los simbolos son fa urdimbre y la trama de toda invostige- clén y de todo pensamiento, y que la vida del pensamiento y de la ciencia es Ia vida Inherente a los simbolos; por lo tanto, no es. acertado afirmar solamente que el lenguaje es importante pera el buen pensamiento, porque es parte de su misma esencia. Se- guidamente, vendria la consideracién del valor creciente de la precisién det pensamiento a medida que éste avanza. En tercer lugar, el progreso de !a clencia no puede ir muy lejos si omite la colaboracién; 0, para expresarlo con més exactitud, ninguna mente puede avanzar un solo paso sin ayuda de otras mentes. En cuarto término, la salud de la confraternided cientifica requiere la més absoluta libertad mental. Y, sin embargo, los mundos clentifico y filosdfico estan infestados de pedantes y pedagogos que procuran permanentemente establecer una especie de magis- tratura sobre los pensamiontos y otros simbolos. Por Io tanto, a aque! que ve claramente Ia situacién se le impone como uno de ‘sus primeros deberes resistir enérgicamente a todo lo que sea un mandato arbitrarfo en materia cientifica y, més que nada, en materia de uso de términos y notaciones. Al mismo tiempo, es indispensable un consenso general en cuanto al uso de términos y notaciones, no demasiado rigido, pero con una vigencia tal en- tre la meyoria de los colegas, con respecto a la mayoria de los 4 Stale of reopen deta ella rotamer gun esto expt tuo pel tuto Slat of Catal Tone! Lote por Aled dpe Sony Bon. 188. Fp. 1054 (hots 48 15 simbolos, como para que sélo sea necesario dominar un reduci ndmero de sistemas de expresiones diferentes. En consecuencia, y dado que ello no se lograraé por mandato arbitrario, habria que alcanzarlo por el poder de los principios racionales sobre la con- ducta de los hombres. 221. Ahora bien, {cudl 08 cl principio racional que permitiré de- terminar perfectamente qué términos y noteciones deben userse, y en qué sentidos, y cual es el que posee al mismo tiempo el poder requerido de influir en los hombres con percepeién y pen- samiento correctos? Para encontrar respuestas @ esta pregunta, es necesario conside- rar, en primer lugar, cuél seria el carécter de una terminologia filoséfica ideal y de un sistema ideal de simbolos légicos; y, en segundo término, inquirir, a través de la experiencia de aquellas ramas de la ciencia que han encontrado mayores dificultades en su nomenclatura, etestera, cuales son los prineipios que demos- traron ser eficaces y cudles los métodos para producir uniformi dad que se intentaron sin éxito, 222. En lo tocante al ideal a que debe tenderse, es conveniente, fen primer lugar, que cade rama de la ciencia llegue a tener un vocabulario que proves una femilia de palabres afines para cada concepcién cientifica, y que cada palabra tenga un tinico signifi- cado exacto, a menos que sus diferentes significados se apliquen a objetos pertenecientes a diferentes categories que nunca pue- dan ser confundidos entre si. Este requisito, sin dude, deberia ser entendido de modo tal que hiciera absolutamente imposible la confusién, ya que, en un sentido muy estricto y no como mera figura expresiva, cada simbolo es un ente viviente. El cuerpo del simbolo cambia con lentitud, pero su significado crece inevitable- mente, incorporando nuevos elementos y descartendo algunos de los viejos. Pero el esfuerzo de todos debe orientarse a mantener inmutable y exacta la esancia de cada término cientifico, por més ‘que no sea fécil concebir la exactitud absoluta. Cada simbolo es, en su origen, o bien una imagen de la idea significada, o bien una reminiscencia de algiin acontecimiento, persona 0 cosa individua- les, relacionados con su significado, o bien una metéfora. Los términos del primer y tercer origen se aplicarén de manera inevi- table @ concepciones distintas; pero si las concepciones son es- trictamente anélogas en sus sugerencias principales, ello resul- taria antes una ayuda que un inconveniente, siempre que los dife- rentes significados sean remotos los unos con respecto de los otros, tanto en sf mismos como en lo que concierne a la ocasién 16 de su ocurrencia. Le ciencla crea permanentemente nuevas con- ‘cepciones; y cada nueva concepeién clentifica deberia recibir un vocablo, 0, mejor atin, una nueva familia de palabras afines. La tarea do proveor esta palabra nueva recae, naturalmante, on la persona que introduce la nueva concepeién; pero es una tarea ‘que no puede emprender sin un conocimiento exhaustive de los principios, los detalles y le historia del cuerpo de terminologta fen donde ello ocurriré y tampoco sin una comprensién suficiente de los principios de formacién de palabras del idioma nacional, o sin un adscuado estudio de las leyes de los simbolos en general Que haya dos términos diferentes de idéntico valor cientifico puede resultar 0 no un inconveniente, con arreglo @ las clrcuns- tancias. La existencia de diferontes sistemas de exoresién puede ‘ser, a menudo, muy ventajosa. 223. La terminologia ideal diferira para las diferentes ciencias. El caso de la filosofia es singular, en cuanto necesita Indudable- mente de palabras populares con sentidos populares, no en ca- récter de partes de su propio lenguaje (como las ha usado muy abundantemente) sino como objetos de su estudio. Por lo tanto, iene una peculiar necesidad de contar con un lenguaje preciso y desvinculado del habla comin, un lenguaje como el que Arist6- teles, los escolésticos y Kant procuraron proveer, y que Hegel procuré destruir. Es buon criterio econdmico para la filosofta pro- veerse de un vocabulario tan extrafio que impida que los pensa- dores féciles se sientan tentados de tomar prestadas sus pala- bras. Las expresiones de Kant “objetivo” y “subjetivo” resultaron Insuficientemente extrafias como para retoner su utilidad en filo- sofia, aun cuando no hubiera contra ellas objeciones de otro tipo.’ La primera regla de buen gusto cuando se escribe es usar palabras que no den lugar a errores de comprensién; y si un lector ignora el significado de las palabras, es infinitamente mejor que ‘sepa quo no lo sabe, Esto resulta particularmente cierto en légica, la cual, podria decirse, basa su coherencia casi por completo en Ja exactitud del pensemiento, 224. Las clencias que han debido afrontar los més dificultosos problemas de terminologfa son, incuestionablemento, las ciencias texondmices: fisica, quimica, blologia. La nomenclatura de la qui- mica es, en conjunto, buena. Viéndose en estado de lamentable necesidad, los quimicos se reunleron en congresos y adoptaron ciertas reglas para la formacién de los nombres de las sustancias. Estos nombres son bien conccidos, pero escasamente usados. ePor qué? Porque los quimicos no eran psicélogos y no sabfen que los congresos estén entre las cosas mas impotentes que 7 existen, mucho menos influyentes aun que un diccionario. Sim embargo, el problema de los taxonomistas en biologia ha sido incomparablemente mas dificil, y lo han resuelto (si descartamos. excepciones de poca importancia) con brillante éxito. 2Gdmo lo lograron? No apelaron al poder de los congresos, sino al de la idea de certeza y equivocacién. Basta con hacer entender real- ‘mente a una persona que cierta linea de conducta es equivocada y ella se esforzaré por seguir la conducta acertada, trétese de un Tedrén, de un fullero, o aun de un légico 0 de un filésofo moral? Los bidlogos simplemente hablaron entre ellos e hicieron com- render unos a otros que cuando alguien ha introducido un nuevo concepto en la ciencia es a la vez su privilegio y su deber asignar ‘a esa concepcién expresiones cientificas adecuadas; y que cuando se ha conferido un nombre a una concepcién, por parte de equel a cuyos esfuerzos la ciencia debe tal concepcién, aceptar ese nombre se convierte en el deber de todos —un deber hacia el descubridor y un deber hacia la clencia—, a menos que el nom- bre sea de tal naturaleza que su adopcién no sea saludable para la ciencia; y que si el descubridor no cumpliera con su deber, sea rno dando nombre alguno © dando uno que fuera totalmente inade- cuado, entonces, después de un intervalo razonable, el primero {que tenga ocasién de emplear un nombre para tal concepcién debe inventar uno que sea adecuado; y que los demés deben seguirlo; pero que quien deliberadamente usara una palabra o algin otro simbolo en un sentido diferente del conferido por su nico crea- dor legitimo cometeria una vergonzosa ofensa contra el Inventor del simbolo y contra la ciencia, y pasaria 8 ser deber de los demas considerar ese acto con desprecio e indignacion. 225. Tan pronto como los estudiosos de cualquiera de las ramas de la filosoffa se eduquen a si mismos en un genuino amor cien: tifico ala verdad y alcancen en él el grado al que llegaron [os doctores escoldsticos, las sugerencias del tipo de las hechas precedentemente se impondrén por si mismas; podrén, asi, con formar una terminologfa técnica. En léglca, una terminologia bas- tante buena nos ha sido legada por los escolésticos. Esta termi- nologia escolastica ha pasado a la lengua inglesa més que a nin- guna otra de las lenguas modernas, torndndola la més exacta, desde el punto de vista l6gico, entre todas ellas. Pero, al mismo tiempo, debe lamentarse que un considerable numero de términos y frases de la légica cientifica ge han llegado a usar con asom broso relajamiento. Por ejemplo, gquién, entre los comerciantes ewes pr waves arsed 18 de Quincy Hall que hablan de “articulos de primera necesidad’ seria capaz de decir cudl es el significado estrioto de “primera necesided”? No se podria haber encontrado frase més técnica. Hay docenas de otras expresiones de! mismo origen que han sufrido un relajamiento semejante. Habiondo dado ast alguna idea de la naturaleza de las razones que ara mi tlenen peso, procedo a enunciar les reglas que a mi Julcio son obligatorias en este campo. 226. Primera. Preocuparme al maximo por no seguir ninguna re- comendacién de naturaleza arbitraria en lo tocante al uso de la terminologia filosética. Segunda. Evitar ol uso de palabras y frases de origen vernéculo ‘como términos técnicos de filosofi Tercera. Usar para las concepciones filosdficas los términos es- colsticos en su forma inglesa en la medida en que sean estric- tamente aplicables; y nunca usarlos en otros sentidos que no sean los correctos. Cuarta. Para las concepciones filosdfieas antigues que no fueron consideredas por los escolésticos, imitar, tanto como me sea posible, la expresién antigua, Quinta. Para las concepciones filoséficas precisas que se intro- dujeron en la filosoffa a partir de la Edad Media, user la forma inglesa de la expresién original, a menos que sea francamente Inadecuada, y usarla Gnicamente en su sentido preciso original Sexta. Para las concepciones filoséticas que difieran poqufsimo de aquellas para las cuales oxisten palabras adecuadas, inventar términos con el debido respeto por los usos de la terminologia filoséfica y por los de la lengua ingleea, pero que tengan, sin em- bargo, neta apariencia técnica. Antes de proponer un término, no- tacién u otro simbolo, considerar con toda madurez si correspon- de perfectamente a la'concepcién y si serviré para todas las oca- slones, si interfiere con lgin término existente y si no podria crear Inconvenientes al interferir con la expresién de alguna con- cepeién que pueda ser introducida ultorlormente on filosoffa. Una vez introducido un simbolo, considerarme cas! tan ligado y sujeto a 6! como si hublera sido introducido por alguna otra por- sone; y, después que los demés lo hayan aceptedo, considerar- ‘me més ligado a é! que ninguna otra persona, 19 ‘Séptima. Considerar necesario introducir nuevos sistemas de ex- presiGn alli donde deban hacerse nuevas conexiones de impor ‘ancla entre concepciones existentes, o cuando tales sistemas puedan, de alguna manera, servir sin lugar a dudas a los propést- tos del estudio filoséfico 20 Divisié6n de signos § 1. Fundamento’ objeto e interpretante*+ 227, La légica, en su sentido general, es, como creo haberlo de- mostrado, s6lo otro nombre de la semidtica (onevatext), Ia doc- tring cuasi-necesaria, o formal, de los signos. Al describir la doctrina como "‘cuasi-neceseria”, 0 formal, quiero decir que ob- servamos los caracteres de los signos y, a partir de tal observa- clén, por un proceso que no objetaré sea lamado Abstraccién somos llevados a aseveraciones, en extremo falibles, y por ende en cierto sentido innecesaries, concernientes a lo que deben ser los caracteres de todos los signos usados por una inteligencia “cientifica”, es decir, por una inteligencia capaz de aprender a través de fa experiencia, En lo que respecta a ese proceso de abstraccién, 61 es, en si mismo, una suerte de observacién, La facultad que llamo “observaci6n abstractiva” es una facultad re- conocida perfectamente por el comin de las gentes, pero para la cual las teorias de los fildsofos tienen a veces escaso lugar. Re- sulta una experiencia familiar a cualquier ser humano desear cosas que estén mucho més allé de sus medios y hacer seguir ese deseo por la pregunta ";Desearia yo iqualmente tal cosa si tuviera amplios medios para lograrla?” Para responder a esa Pregunta él sujeto escruta su conciencia, y al hacerlo realize lo que yo he llamado una observacién abstractiva. Hace en su imax ginacién una especie de diagrama esquemético, 0 bosquejo de sf considera, dentro del estado de cosas hipotético, aus ‘modificaciones habrfa que hacor a ese cuadro, y luego lo examina; esto es, observa lo que ha Imaginado, para ver si es posible dis- cernir ahf el mismo ardiente deseo. A través de ese proceso, que es en el fondo muy parecido al razonamiento matemético, pode- mos llegar a conclusiones sobre qué serfa cierto respecto de fos signos en todos los casos, en la medida en que fueran usados por 4 ator empl Ie platro Grund, es alana, ante obras cee, trtais Buta, y Ae Saran 8 ran CH 6 tT) Gee m3 an luna inteligencia cientifica. Los modos de pensamiento de un Dios, que debe poser una omnisciencia intuitiva en sustitucién de la razén, estén fuera de la cuestién. Ahora bien, todo el pro- ces0 de desarrollo de eses formulaciones entre la comunidad de estudiosos, mediante observacién abstractiva y razonamiento de las verdades que deben mantenerse en todos los signos usados Por una inteligencia cientifica, es una ciencia de observacién, co- ‘mo cualquier otra ciencie positiva, a pesar de su fuerte contraste con todes las ciencias especiales, que surge de que apunta a des cubrir lo que debe ser y no meramente lo que es en el mundo real. 228. Un signo, 0 representamen, os algo que, para alguien, repre- ‘senta 0 se reflere a algo en algtin aspecto o carécter. Se a alguien, esto es, crea en la mente de esa persona un signo equivalente, o, tel vez, un signo aun més desarrollado. Este signo creado es lo que yo ilamo el interpretente del primer signo. El signo esté en lugar de algo, su objeto. Esté on lugar do ese objeto. no en todos los aspectos, sino s6lo con referencia a una suerte de idea, que a veces he llamado el fundamento del representamen. “dea” debe entenderse aqui en clerto sentido platénico, muy familiar en ef habla cotidiana; quiero decir. en el mismo sentido fen que decimos que un hombre capta la Idea de otro hombre, on que decimos que cuando un hombre recuerda lo que estaba pen sando anteriormente, recuerda la misma ides, y en que, cuando el hombre continéa pensando en algo, aun cuando sea’ por un décimo de segundo, en la medida en que el pensamiento concuer- da consigo mismo durante ese lapso, 0 sea, continia teniendo un contenido similar, es “Ia thisma idea”, y no es, en cada instante del intervalo, una idea nueva 229. Como consecuencis del hecho de estar cada representamen relacionado con tres cosas, el fundamento, el objeto y el interpre- tente, la ciencia de la semistica tiene tres ramas. La_primora es llamada por Duns Scoto grammatica speculativa®’ Nosotros podemos llamarla gramética pura. Tiene por cometido determinar qué 08 lo que debe ser ciorto del reprosentamen usado por toda Inteligencia centifica para que pueda encernar algun significado. La sogunda rama e2 la légica propiamente dicha. Es la clencia de lo que es cuasi-necesariamento verdadero do los ropresentémenes: 5 Gremitica expel: nore surldb ey ta Edad Mate y tot ir ead angi. coe wot edt ara Co dP Bl race msn tt Oc te Pfr ak, Nat's two, Cooter Ogsen 9 Pitas, te) Mote ea 8) 22 de cualquier inteligencia cientifica para que puedan ser validos para algiin objeto, esto es, para que puedan ser ciertos. Vale decir, la légica propiamente dicha es la ciencia formal de las condicio- nes de verdad de las representaciones. La tercera rama, la Ilamaré retorica pura, imitando la modalidad de Kant de conservar viejas asociaciones de palabras al buscar la nomenclatura para las con- cepciones nuevas. Su cometido consiste en determinar las leyes mediante las cuales, en cualquier inteligencia cientifica, un signo da nacimiento @ otro signo y, especialmente, un pensamiento da nacimiento a otro pensamiento, 4 2. Los signos y sus objetos 230, La palabra Signo sera usada para denotar un Objeto percep- tible, 0 solamente imaginable, 0 aun inimaginable en un cierto sentido. En efecto, ef vocablo inglés “fast”, que es un Signo, no ‘es imaginable, dado que no es Je palabra misma ta que puede ser escrita en un pepe! 0 pronunciada, sino solamente una instancia de ella; y dado, ademés, que es exactamente la misma palabra cuando es escrita y cuando es pronunciada, pero, por el contrario, es una cierta palabra cuando significa “répidamente” y otra to- talmente distinta cuando significa “estable”. y aun una tercera diferente cuando alude a la abstinencia. Para que algo sea un Signo, debe “representar”, como solemos decir. a otra cosa, Hla- mada su Objeto, aunque la condicién de que el Signo debe ser distinto de su Objeto es, tal vez, arbitraria, porque, si extremamos: Ja insistencia en ella, podriamos hacer por lo menos una excep- cién en el caso de un Signo que es parte de un Signo. Asi, nada impide a un actor que desempefia un papel en un drama histérico usar como “utiloria” teatral la mismisima reliquia que se supone due solamente est representada, como, por ejemplo, el crucifijo que el actor Bulwer utiliza en el papel de Richelieu, y que alza ‘con tan intenso efecto de desafio. Si el mapa de una isia se depo- sita en el suelo de la misma, debe haber, en circunstancias ordi- narias, una posici6n o punto, esté éste marcado en el mapa o no lo est6, que representa exactamente ese mismo punto del mapa. Un Signo puede tener mas de un Objeto. Asi, ia oracién “Cain maté a Abel”, que es un Signo, se refiere tanto a Cain como a Abel, aun si no se considera —como se deberia— que se tiene un “mater” como tercer Objeto. Pero puede considerarse que el conjunto de Objetos constituye un tinico Objeto complejo. En lo sucesivo, y e menudo en otros futuros textos, los Signos serén tratados como si cada uno tuviera tinicamente un solo Objeto, a fin de disminuir las dificultades del estudio. Si un signo es 23 distinto de su objeto, debe existir, sea en el pensamiento o en la expresién, alguna explicacién, algin ergumento, algiin otro contexto, que muestre cémo —sobre le base de qué sistema, 0 por qué razones— el Signo representa al Objeto o al conjunto de Objetos ‘a quo so reflere. Ahora bien, el Signo y la Explicacién conjunta- mente constituyen otro Signo, y dado que la explicacién serd un Signo, requeriré probablemente una explicacién adicional, la cual, tomada conjuntamente con el Signo precedentemente ampliado, constituird un Signo aun mas amplio; y si continuamos suficiente- mente este proceso, finalmente legaremos, 0 deberiamos llegar. @ alcanzor en itime instancia un Signo de sf mismo, que contu- viera a su propia explicacién y la de todas sus partes significan- tes; y, de acuerdo con esta explicacién, cada una de esas partes tendrd a alguna otra parte como Objeto. Conforme con ello, cada Signo tiene, real o virtualmente, lo que podemos llamar un Pre- cepto de explicacién, segiin el cual el Signo debe ser entendido ‘como una suerte de emanacién, por asi decirlo, de su Objeto. (Si el Signo fuera un {cono, un escotdstico podria decir que la species * del Objeto emenada de él encontré su materia on el [cono. Si el Signo es un indice, podemos pensarlo como un fragmento arrancado al Objeto, siendo ambos en su Existencia un todo, 0 una parte de ese todo. ‘SI el Signo es un Simbolo, Io podemos pensar como encarnando la “ratio”, 0 raz6n, del Objeto, que ha emanado del mismo, Todas estas son, desde luego, meras figuras de lon- guaje; pero el serlo no les impide ser ities.) 231. EI Signo puede solamente representar al Objeto y aludir a 4l. No puede dar conocimiento 0 reconocimiento de! Objeto. Esto es lo que se Intenta definir en este trabajo por Objeto de un Signo: vale decir, Objeto es aquello acerca de lo cual el Signo presupone lun conocimiento para que sea posible proveer alguna informacién adicional sobre el mismo. No dudamos que habré lectores que digan que no pueden aprehender esto. Ellos pensarén que un Signo no necesita estar relacionado con algo ya conocido de otra manera y creerdn que no tiene ni ples ni cabeza afirmar que todo Signo debe relacionarse con un Objeto conocido. Pero si exis tiere “algo” que transmitiera informacién y, sin embargo, no tu- viera ninguna relacién nj referencia respecto de alguna otra cosa acerca de {a cual la persona a quien llega esa informacién care- ciera del menor conocimiento, directo 0 indirecto —y por cierto que seria esa una muy extrafia clase de informacién—. el ve- hiculo de esa clase de informacién no sera llamado, en este trabajo, un Signo, sr 232. Dos hombres estén parados en la costa, mirando hacia el mar. Uno de ellos le dice al otro: “Aquel barco no leva carga, so- lamente Ileva pasajeros”. Si el otro no ha visto barco alguno, la primera informacién que saca de ese comentario tiene por Objeto la parte del mar que él ve efectivamente, y le informa que otra persona con vista més aguda que la suya, o més adiestrada para ver tales cosas, puede ver un barco alli; y entonces, una vez que ese barco ha sido presentado a su conocimiento, esté preparado para recibir la informacién de que el barco lleva solamente pasa- eros. Pero la oracién, en su totalidad, no tiene, para la persona ‘que estamos suponiendo, otro Objeto que aquel del que ya tenia conocimiento, Los Objetos —dado que un Signo puede tener cualquier nimero de Objetos— pueden ser una cosa singular co- ocida existente, 0 que se cree que haya existido, 0 que se espera que exista, o un conjunto de tales cosas, 0 una cualidad © relacién 0 hecho conocidos, de los cuales cada Objeto singular puede ser un conjunto o reunién de partes, o puede tener algtin ‘otro modo de ser. como, por ejemplo, un acto permitide cuyo ser no impide que le negacién de tal acto sea igualmente permitida; © algo de naturaleza general, deseado, requerido, 0 invariable- mente encontrado en ciertas circunstancias generales. § 3. Division de las relaciones trlédicas 233, Los principios y analogias de la Fenomenologia* nos permi ten describir, a distancia, ¢6mo doben ser las divisiones do las relaciones triddicas. Pero hasta que no lleguemos a les dife- rentes clases a posteriori, y no seamos llevados de este modo a reconocer su importancia, las descripciones a priori significaran muy poco; no ya nada, pero si muy poco. Aun cuando parezcamos identificar después las variedades consideradas a prior! con otras variedades que la experiencia de la reflexién nos hace considerar importantes, no es poco el trabajo requerido para llegar 2 esta- blecer con seguridad que las divisiones que hemos encontrado a posteriori son precisamente aquellas que se habian predicho a prio- ri, En la mayorfa de los casos encontramos que no resultan pre- cisamente Idénticas, debido a la pobreza de nuestra experiencia Junta Ciro Nomatva a i Motaisic. El taming Fanomerlana fw tata por Pico {Shoe sin di saan im carga nko um to so nbs oh ‘Ore Teri de Toeon los fidslesInglees iamaran dessa Fernmenclgia Sergio de os fneroran fo sstognsscien de fu mismon Ie dexergesn 6 8 Date sisting, eooes, de ln sopcion cortonporanen dol timo, on pal, de ia Uilede por Hoel, Heidegger y sce sequlcores Nota se AS) 25 reflexiva. Sélo después de un largo y arduo andlisis ulterior pode- mos ubicar en el sistema las concepciones a las que la experiencia nos habia conducido. En el caso de las relaciones triédicas, hasta ahora ninguna parte’ de este trabajo se ha hecho en forma satis- factoria, con la sola excepcién, en alguna medida, de la clase mas importante entre las relaciones triddicas, vale decir, la de los signos, 0 representémenes, con sus objetos y sus interpretantes. 234. Provisionalmente, podemos hacer una divisién a grandes ras- gos de las relaciones triddicas, la cual, no es necesario negarlo, contiene verdades importantes, aunque imperfectamente aprendi das, en: Relaciones triédicas de comparacién, Relaciones triddicas de funcionamiento, y Relaciones tridédicas de pensamiento. Las relaciones triddicas de Comparacién son aquellas cuya natu- raleza es la de las posibilidades ldgicas. Las relaciones triédicas de Funcionamiento son aquellas cuya na- turaleza es la de los hechos reales Las relaciones triddicas de Pensamiento son aquellas cuya natura- leza es la de las leyes. 235. Debemos distinguir, en toda relacién triddica, entre el Pri- mero, el Segundo y el Tercer Correlatos. El Primer Correlato es, de los tres, aquel que se considera como de naturaleza més simple, constituyendo una mera posibilidad si uno cualquiera de los tres es de esa misma naturaleza y no llegando a ser una ley a menos que los tres. en su totalidad, sean de esa naturaleza. 236. EI Tercer Correlato es, de los tres, aquel que es considerado como de naturaleza mas compleja; es una ley siempre que alguno de los otros lo sea, y no es una mera posibilidad a menos que los tres lo sean® 4 1 recaplador do in obras de Polron ha seislado que, en au oplnin, sl salle el prin: fipio do que iu posblvddae doterminens6lo posbaadee y de cue las loves eon ceterminagas ‘tie or Teves, los trminas "Primer Carelato” y "Tevesr Corlato” deberlan ear permutades ‘en concordance can otros eseritoe do Poles, ia ‘on 28. Ene 20m ss entonaes: Si'el Tovar Correlato er ina posi 26 237. El Segundo Cortelato es, de los tres, aquel que es conside- rado como de complejidad intermedia, de modo tal que si dos cualesquiera de los otros son de la misma naturaleza —sean ambos moras posibilidades, existencias reales o leyes—, entonces el Segundo Gorrelato es una existencia real." 298. Las releciones triddicas son divisibles por tricotomia en tros maneras, segtin que el primero, el Segundo 0 0! Tercer Correlatos, respectivamente, sean una mora posibilided. un existente real o ung ley." Estas tres tricotomfas, tomadas conjuntemente, dividen 2 todas las relaciones triédicas en diez clases (véose 235n). Estas diez clases tendrén ciertas subdivisiones, segtin que os correlatos ‘existentes sean sujetos individuales o hechos individuales, y segiin que los correlatos que son leyes sean sujetos generales, modos de hocho gonerales 0 modos de ley generales. 239. Ademds, habra una segunda divisién similar de relaciones triddicas en diez clases, segin que las relaciones diddicas que ellas constituyen entre el Primero y el Segundo Correlatos, o el Primero y el Tercero, o el Segundo y el Tercero, sean de la natu: raleza de las posibilidades, de los hechos existentes o de las eyes; y estas diez clases estarén subdividides de diferentes i Sty estan omy 8 top estan 5: of Seoindo Corel os un eset, enon in Pecan iste esto Si ol Primer Gorelae an une ley. eneress tambien: oe Sy ty fstoe o ety oy ty SEE aS yan operant 2 un ote can te ete Y ss Wee iS'abie que propane on oriter trie paca le stemiany wha cae tein roponn en euunc termine posi eh Rie oan oe erate is en 4 Vion 26 (ots de A. 81 ar 240. Puede ser conveniente reunir a las diez clases de cada con- Junto de diez en tres grupos, segiin que los tres correlatos 0 las relactones diddicas, de acuerdo con ol caso, sean de naturaleza diferente, 0 que sean todos de igual naturaleza, o que sean dos de una determinada naturaleza, mientras que el tercera lo es. de otra." 241. En toda Relecién Triddica genuina, el Primer Correlato puede sor considerado como el que determina al Tercer Correlato do algiin modo: las relaciones triddicas puoden ser divididas segin que esa determinacién del Tercer Correlato consista en tener alguna cualided, en estar en alguna relacién existencial con el Segundo Correlato 0 en estar en alguna relacién de pensamiento on el Segundo por algo." 262, Un Representamen os ol Primer Correlato de una relacién triddica: el Segundo Correlato se llamaré su Objeto, y ol posible Tercer Correlato se llamaré su Interpretante, por cuya relacién triadica el posible Interpretante es determinado para ser el Primer ne sonia sun ocrlt ot pola, , 8) ue una sli ceca eo un existe ty co tour wo alo ae paneaano segues por eb cl (de A8). 28 Correlato de la misma relacién triédica con el mismo Objeto, y para algin posible Interpretante. Un Signo es el representamen del cual algin interpretante es una cognicién de alguna mente. Los Signos ‘son los iinicos representémenes que han sido muy estudiados. § 4. Una tricotomia de los signos 243. Los signos son divisibles segtin tres tricotomias: ™ primero, segin que el signo en si mismo sea una mera cualidad, un exis- tente real 0 una ley general; * segundo, segin que la relacién del signo con su objeto consista en que el signo tenga algiin carécter en sf mismo, 0 en alguna relacién existencial con ese objeto o en su relacién con un interpretante; ** tercero, seguin que su Inter- pretante lo represente como un signo de posibilidad, como un signo de hecho o como un signo de razon’? 244. De acuerdo con la primera divisin, un Signo puede ser lla- mado Cualisigno, Sinsigno 0 Legisigno. Un Gualisigno es una cualidad que es un Signo. No puede actuar verdaderamente como un signo hasta tanto no esté formulado: pero la formulacién no tiene relacién alguna con su cardcter en tanto signo. 245, Un Sinsigno (la silaba sin se toma para significar “que es Une tinica vez", como en les palabras inglesas single, simple, 0 en ta latina semel, etc.) es una cosa o evento real y verdaderamente existente que es un signo. Puede serlo Ginicamente a través de sus cuelidades; de modo tal que involucra a un cuelisigno 0, en rea- lidad, varios cualisignos. Pero esos cualisignos son de una natu- raleza peculiar y s6lo forman un signo cuando estén efectivamente formulados o encarnados. 246. Un Legisigno es una ley que es un Signo. Esta ley es general- mente establecida por los hombres. Todo signo convencional es un legisigno (pero no recfprocamente). No es un objeto dnico, “4 recopnor de tos chan de Paice ba sofia qu, ms tre, date(s 806) 3 Wolo ‘Se onesies on el rosni Texo conten im mayer parts Sl tale mks p complet uo Perce hae Tealado slr Tos sigos Aare ol eoopliodor qb le tee less ‘joy "Roprecntarien Iaroteado™ co estore, Foopoctvamets, por primer, SOB Y {erer camels, ln alos Zn y 2200 aoron pra 8 4-§ TN. do AB 15° St se Mier no wotcions cuortion po el feopledar 9 cbtndian runes compuesto Go fe ei y Va Ode A8) St Er Yocpindor wlan TI, Ve Ml 1V, VL, Vt; VIL 1K X08. do A. 82, 4 ‘Aorge et roomier gu se tat de Toe ves grup de Ain 1,73. 10: esto Mivievits I 'vit ie OL de Aa 29 sino un tipo general que, como se ha acordado, sera significante. Cada legisigno significa por medio de una instancla de su aplica- cién, que puede ser llamada una Réplica de él. Asi, Ia palabra “el” {artfculo) puede aparecer de quince a veinticinco veces en una pagina. En todas esas ocurrencias es una tnica y misma palabra, el mismo legisigno. Cada una de esas instancias es una Réplica. La Replica es un Sinsigno. En consecuencie, todo Legisigno re- quiere Sinsignos. Pero éstos no son Sinsignos ordinarios, como 10 son los sucesos que son considerados significantes. Tempoco la Réplica seria significante, si no fuera por la ley que la convierte en tal. § 5. Una segunda tricotomia de los signos 247. Conforme con la segunda tricotomia, un Signo puede ser lla- mado feono."* indice © Simbolo. Un Icono es un signo que se refiere al Objeto al que denota me- ramente en virtud de caracteres que le son propios, y que posee igualmente exista 0 no exista tal Objeto. Es verdad que, a menos que haya realmente un Objeto tal, ef icono no actaa como signo; ero esto no guarda relacién alguna con su carécter como sig- ‘no. Cualquler cosa, sea lo que fuere, cualidad, individuo existente © ley, es un Icono de alguna otra cosa, en la medida en que es ‘como esa cosa y en que es usada como signo de ella. 248, Un Indice es un signo que se refiere al Objeto que denota en virtud de ser realmente afectedo por aquel Objeto. No puede, entonces, ser un Cuslisigno, dado que las cualidades son lo que ‘son independientemente de ninguna otra cosa. En la medida en que el Indice es afectado por el Objeto, tiene, necesariamente, alguna Gualidad en comin con el Objeto, y es en relacién con ella como se refiere al Objeto. En consecuencia, un Indice implica alguna suerte de (cono, aunque un fcono muy especial; y no es ef mero parecido con su Objeto, aun en aquellos aspectos que lo convierten en signo, sino que se trata de la efectiva modificacién del signo por el Objeto. 249. Un Simbolo es un signo que se refiere al Objeto que denota en virtud de una ley, usualmente una asociacién de ideas genera- les que operan de modo tal que son la causa de que el Simbolo se Interprete como referido a dicho Objeto. En consecuencia, el 18 plata oo inn pin eam cores can cosines tage en ‘he Disonre dele Ran! Medora Emule 0) ta de 8 Simbolo es, en si mismo, un tipo general 0 ley, esto es, un Legi- signo. En cardcter de tal, actua a través de una Réplica. No s6lo es general en si mismo; también el Objeto al que se refiere es de naturaleze general. Ahora bien, aquello que es general tiene su ‘ser en las instancias que habré de determinar. En consecuenci debe necesariamente haber instancias existentes de lo que el Simbolo denota, aunque acé habromos de entender por “existente”, existente en el universo posiblemente imaginario al cual el Sim- bolo se refiere, A través de la asociacion 0 de otra ley, el Simbolo estard Indirectamente afectado por aquellas instancias y, por con- siguiente, involucraré una suerte de Indice, aunque un Indice de clase muy peculiar. No seré, sin embargo, de ninguna manera cierto que el menor efecto de aquellas instancias sobre el Simbolo pueda dar razén del carécter significante del Simbolo, § 6. Una tercera tricotomia de los signos 250. Conforme a la Tercera Tricotomia, un Signo puede ser llamado Rema, Dicisigno 0 Signo Dicente (esto es, una proposicién 0 cuasi- proposicién), 0 Argumento. Un Rema es un Signo que, para su Interpretante, es un Signo de Posibilided cualitativa, vale decir, se entiende que representa tal © cual clase de Objeto posible. Un Rema puede, quizés, propor- clonar alguna informacién; pero no se interpreta que la pro- porciona. 251. Un Signo Dicente es un Signo que, para su Interpretante, es un Signo de existencia real. Por Io tanto, no puede ser un Icono, el cual no da lugar a sor interpretado como una referencia a existencias reales. Un Dicisigno necesariamente involucra, como parte de él, e un Rema, para describir ol hecho que se interpreta que é! indica. Pero es una peculiar clase de Rema; y aun cuando 8 esencial para el Dicisigno, de ninguna manera lo constituye. 252. Un Argumento es un Signo que, para su Interpretante, es un Signo de ley. O también podemos decir que un Rema es un signo ‘que se entiende como representacién de su Objeto solamente en sus caracteres; que un Dicisigno es un signo que se entiende re- presenta a su objeto con respecto a la existencia real; y que un Argumento es un Signo que se entiende representa a su Objeto en su carécter de Signo. Dado que estas definiciones atafien a puntos que en este momento se encuentran muy controvertidos, puede decirse algo més en defensa de las mismas. Una pregunta ‘que @ menudo se plantea es: ,Cudl es la esencia de un Juicio? at Un juicio es el acto mental por ef cual quien juzga procura este- blecer sobre sf mismo fa verdad de una proposicién. Es en cierto modo lo mismo que el acto de aseverar una proposicién, 0 acudir ante un escribano y asumir formal responsabilidad por su verdad, salvo que estos actos tienen como intencién afectar a terceros, mientras que el juicio afecta solamente a uno mismo. Sin embargo, el légico, como tal, no toma en cuenta cuél puede ser la nature: leza psicolégica del acto de juzgar. La pregunta para él es: ¢Cual es la naturaleza de fa clase do signo de la cual una varledad principal es llamada proposicién, y que es la cosa sobre la cual el acto de juzgar se ejerce? La proposicién no necesita ser aseve- rada o juzgada. Puede ser considerada como un signo susceptible de ser aseverado 0 denegado. Este signo, en si mismo, retiene su significado completo, sea que realmente se lo asevere 0 que no se lo haga. Su peculiaridad, entonces, reside en su modo de signi- ficar; y decir esto equivale a decir que su pecullaridad reside en su relaci6n con su interpretente. La proposicién manifiesta ester efectivamente afectada por el existente real o la ley real a los cuales se rofiere, El argumento tiene la misma pretensién, pero no es ésta la principal pretensién del argumento. El rema no tiene tal pretensién. 253. El Interpretante del Argumento fo representa como una ins- tancia de una clase general de Argumentos, la cual, en conjunto, siempre tenderé a la verdad. Es esta ley, en alguna forma, Ja que el argumento insta; y es este “instar” el modo de representa- cidn propio de los Argumentos. El Argumento debe ser, por con- siguiente, un Simbolo, 0 un Signo cuyo Objeto es una Ley o Tipo Generales. Debe involucrar a un Simbolo Dicente, 0 Proposicion, ‘que se Ilama su Premise; pues cl Argumento puede solamente instar a la ley insténdola en una instancia. Esta Premisa es, sin ‘embargo, muy diferente en fuerza (esto e8, en su relacién con su interpretante) de una proposicién similar simplemente aseve- rada: y, por otra parte, esto esta lejos de ser todo el Argument. En Io que concierne a otra proposicién, llamada la Conclusién, a menudo declarada y tal vez requerida para completar el Argu- mento, ella representa simplemente al interpretante y, del mismo ‘modo, tiene una fuerza, 0 relacién con el Interpretante, peculiar. Hay diferencias de opinién entre los légicos con referencia a si ol Interprotanto forma 0 no parte del Argumento: y a pesar de que tales opiniones no han resultado del andlisis exacto de la esencia del Argumento, tienen derecho a gravitar. Quien escribe esto, aun sin tener absoluta confianza, se inclina fuertemente @ pensar ‘que Ia Conclusién, aunque represente al Interpretante, es esencial para la completa expresién del Argumento. Es habitual entre 92 égicos hablar de las Premisas de un Argumento, en lugar de hablar de la Premisa. Pero si hay mas de una Premisa, el primer paso de la argumentacion debe ser coligarlas en une Proposicién Gopu- lative: de tal modo, ef Gnico Argumento simple de dos Premisas es el Argumento de Coligecién. Pero, aun en este caso, no hay propiamente dos premisas, dado que siempre que la mente esta preperada para eseverar una proposicién, P, esta ya preparada ara aseverar otra proposiciGn, O, a la cual la nueva proposicién, P, sélo determina; de modo que no es solamente P la que llega @ ser aseverade, sino OP. Dentro de este enfoque del tema, no existe lo que se ha llamado Argumento de Coligacién. Porque decir que existe convertiria a todo juicio en la conclusién de un argumento. Pero si todo juicio debe considerarse la conclusién de un argumento, lo que es, sin duda, una concepcién admisible, entonces se trata de una conclusién totalmente diferente de la de un mero Argumento de Coligacién. De este modo, el Argumento de Coligacién es una forma de Argumento que se introduce en Ia légica solamente para evitar la necesidad de considerar la verda- dera naturaleza del Argumento del cual se ha derivado ta Propo- sicién Copulativa. Por tal razén parece mas correcto, en general. hablar de "la Premisa” de un Argumento que de “las Premisas” del mismo. En lo que concierne a la palabra Premisa —en latin del siglo XIII praemissa—, debido @ que tan a menudo es usada en plu- ral, se ha llegado a confundirla, en el idioma inglés, con una pale- bra totalmente diferente, de procedencia legal, que significa: ru- bros de un inventario y edificios enumerados en una escritura. Es enteramente contrario al buen uso en lengua inglesa escribir “pre- mise” por “premiss”, y tal forma de escribir (cuya prevalencia se debe acaso a Lord Brougham, 0 a su insistencia en ese uso) sim- plemente delata ignorancia de Ia historia de la légica, y aun de autores tan conocidos como Whateley, Watts, etcétera.” § 7. Diez clases de signos 254. Las tres tricotomias de signos dan como resultado la divisién de los mismos en diez clases de signos, de las cuales se deben considerar numerosas subdivisiones. Las diez clases son las si- quientes: Primera: Un Cualisigno (por ejemplo, una percepcién de “rojo") es cualquier cuatidad en la medida en que es un signo. Dado que una cualidad es todo Io que es positivamente en si mismo, tal cualidad puede solamente denotar a un objeto en virtud de algin ingrediente 19 Sema Joe tins en feng Ingles porno exits egutaletes en wep, dla) 33 © similitud comunes; de modo tal que un Cualisigno es necesaria- mente un Icono. Mas ain, dado que una cualidad es una mera posi- bilidad l6gica, puede sor solamente interpretado como un signo de esencia, esto es, un Rema. 255. Segunda: Un Sinsigno Icénico (por ejemplo, un diagrama in- dividual) es cualquier objeto de experiencia en la medida en que alguna cualidad en él hace que determine la idea de un objeto. Al ser un {cono, y por lo tanto un signo puramente por similitud ‘con cualquicr cosa a la cual sca parecido, puede ser interpretado solamente ccmo un signo de esencia, o Rema, Dard cuerpo @ un Cuslisigno. 256. Tercera: Un Sinsigno Remético Indictal (por ejemplo, un grit esponténeo} es cualquier objeto de la experiencia directa en la me- dida en que dirige la atencién a un Objeto por el cual es causada su presencia. Involucra necesariamente un Sinsigno Icénico de clase peculiar, pero cs completamente diferente, ya que llama la atencién del intérprete hacia el propio Objeto denotado. 257. Cuarta: Un Sinsigno Dicente (por ejemplo, una veleta) es Ccuslquier objeto de la experiencia directa en la medida en que 8 un signo y, en cardcter de tal, depara informacién concerniente 2 su Objeto. Esto solo puede hacerlo por ser realmente afectado por su Objeto; por lo cual es necesoriamente un indice. La tnica informacién que puede proveer es féctica. Tal Signo debe involu- rar necesariamente a un Sinsigno Icénico para dar cuerpo a la informacién y a un Sinsigno Rematico Indicial para indicar el Objeto al quo la informacién se refiere. Pero el modo de combinacién, 0 Sintaxis, de los dos también debe ser significante. 258. Quinta: Un Legisigno Ic6nico (por ejemplo, un diagrama, con prescindencia de su individualidad de hecho) es cualquier ley 0 tipo general, en la medida en que requlere de cada una de sus instancias que encarne a una cualidad definida que lo convierta fen apto para evocar en la mente la Idea de un objeto parecido. Por eer un Icono, debe ser un Rema, Por ser un Legisigno, su modo de ser es ol de gobernar a las Réplicas individuales, cada una de las. cuales seré un Sinsigno lednico de clase peculiar 259, Sexta: Un Legisigno Remético Indicial (por ejemplo, un pro- nombre demostrativo) es cualquier tipo 0 ley general, establecido sea como fuere, que requiere de cada una de sus instancias que esté realmente afectada por su Objeto, de manera tal que mera- mente atralga la atencién sobre dicho Objeto. Gada Réplica de ét 34 serd un Sinsigno Remético Indicial de una clase peculiar. El Inter- pretante de un Legisigno Remético Indicial lo representa como un Legisigno leénico: y es tal, en alguna medida —aunque on medida muy pequert 260. Séptima: Un Legisigno Dicente Indictal (por ejemplo, un grito en la calle) es cualquier tipo o ley general, establecido sea como fuere, que requiere de cada una de sus instancias que esté real. mente afectada por su Objeto de manera que pueda prover in- formacién precisa con respecto a dicho Objeto. Debe involucrar un Logisigno Icénico para significar la informacion y un Legisigno Remético Indicial para denotar al sujeto de dicha informacién. Cada Réplica del mismo seré un Sinsigno Dicente de clase pe- culiar. 261. Octava: Un Simbolo Remético o Rema Simbélico (por ejem- plo, un nombre comiin) es un signo conectado con su Objeto por luna asociacién de ideas generales de mancra tal que su Réplica evoca en la mente una imagen, la cuel, debido a ciertos hébitos 0 disposiciones de esa mente, tlends a producir un concepto ge- neral, siendo la Réplica interpretada como un Signo de un Objeto que es una instancia de tal concepto. Ast, el Simbolo Remético es, 0 se le asemeja mucho, lo que los légicos llaman un Término General. El Simbolo Rematico, como cualquier Simbolo, es nece- soriamente en si mismo de una naturaleza de tipo general, y por lo tanto es un Legisigno. Sin embargo, su Réplica es un Sinsigno Re- atico Indicial de clase peculiar, dado que la imagen que sugie- re a la mente actia sobre un Simbolo preexistente en dicha mente para dar lugar a la aparicién de un Concepto General, En este aspecto difiere de otros Sinsignos Reméticos Indiciales. incluso de aquellos que son Réplicas de Legisignos Reméticos Indiciales. Por consiguiente, el pronombre demostrativo “aquél"” es un Lect signo, por ser un tipo general; pero no es un Simbolo, dado que ro significa un concepto general. Su Réplica atrac la atencién hacia un Objeto singular, y es un Sinsigno Remético Indicial. Una Réplica de la palabra “camello” es, del mismo modo, un Sinsigno Remético Indicial, siendo realmente afectada, debido al conoci miento de los camellos comin al hablante y a quien lo escucha, por el camelio real denotado, aun si éste no es conocido indi- Vidualmente por quien escuche; y es por medio de esa conexién real quo la palabra “cemelio” evoca la idea do camello. Lo mismo es verdadero con respecto a la palabra “fénix". Porque, a peser de que ningGn fénix existe en la realidad, hay descripciones reales del fénix bien conocidas por quien habla y por quien escucha: por lo tanto, la palabra esta realmente afectada por el Objeto deno- 35 tado. Pero no solamente las Réplicas de los Simbolos Reméticos son muy diferentes de los Sinsignos Reméticos Indiciales ordina- riog: también lo son las Réplicas de los Legisignos Reméticos In- diciales. Ello, dado que 1a cosa denotada por “aquél” no ha afec- tado la réplica de la palabra de una manera tan directa y tan sim- ple como aquella en la cual, por ejemplo, el campanitleo del tim- bre de un teléfono es afectado por le persona que, en el otro extremo de la linea, quiere establecer una comunicacién. El In- terpretante del Simbolo Remético a menudo representa a éste ‘como un Legisigno Remitico Indicial; otras veces, como un Legi- signo Icdnico; y, en pequefia medida, participa de la naturaleza de ambos. 262, Novena: Un Simbolo Dicente, © Proposicién ordinaria, es un ‘Signo que esta conectado con su objeto mediante una asociacién de ideas generales, y que actia como Simbolo Remético, con la salveded de que su interpretante (el que se propane) representa al Simbolo Dicente considerado, con respecto a lo que significa, como realmente afectado por su Objeto, de modo tal que la ‘xistencia o ley que evoca debe estar efectivamente conectada con el Objeto indicado. Entonces, el Interpretante que se propone con. sidera al Simbolo Dicente como un Legisigno Dicente Indicial; y si ello fuera cierto, participa de esta naturaleza, aunque ello no representa a su naturaleza por entero. Del mismo modo que el Simbolo Rematico, es necesariamente un Legisigno. Como el Sin- signo Dicente, es compuesto, en la medida en que necesarimente involucra un Simbolo Rematico (y por lo tanto es para su inter- pretante un Legisigno loénico) para expresar su informacién y un Legisigno Rematico Indicial para indicar e| eujeto de tal informe- cidn. Pero la Sintaxis de ellos es significante. La Réplica col Simbolo Dicente es un Sinsigno Dicente de clase peculiar. So ve facilmente quo esto es verdad cuando la informacion que el Sim- bolo Dicente transmite es la de un hecho real. Cuando tal infor- macion es de una ley real, no es tan plenemonte verdadero, dado ‘que un Sinsigno Dicente no puede transmitir la informacion de tuna ley. Por consiguiente, ello es verdad para la Réplica de tal Simbolo Dicente sélo en 1a medida en que la ley tiene su ser en instancias. 263. Décima: Un Argumento es un signo cuyo interpretante re- presenta a su objeto consideréndolo como un signo ulterior a tra- vés de una ley, esto es, la ley de que el pasaje desde todas esas premisas a esas conclusiones tiende a la verdad. Entonces, ma- nifiestamente, su objeto debe ser general; esto es, el Argumento 36 debe ser un Simbolo. Como Simbolo debe ser, ademds, un Legi- signo. Su Réplica es un Signo Dicente. 264. Las afinidades de las diez clases pueden demostrarse me- diante la distribucion de sus designaciones en el cuadro triangu- Jar incluido a continuacién, que tiene separaciones en trazo grueso centre los cuadrados adyacentes asignados a clases que son si- milares en s6lo un aspecto. Todos los otros cuadrados adyacentes corresponden a clases similares en dos aspectos. Los cuadrados no adyacentes pertenecen a clases similares en s6lo un aspacto, con la salvedad de que los tres cuadrados de los vertices del tridn- gulo pertenecen a clases que difieren en los tres aspectos, o sea totalmente, de las clases a las que se les asignaron los cuadra- dos del lado opuesto del tridngulo. Las designaciones que no es- tén en bastardilla son superfluas om w on 00 oualisigno ogisigno Simbolo Argumento Remético Tesco emstica Simbelico Teénlco Rematico Legisigno Leaisigno on ee Tm oo ent, | st snd Indicial | 20 ose § 22509 2008 pre Feplatr os fe'® 8) 37 § 8. Signos degenerados 265. En el curso de las descripciones precedentes sobre las cla- ss08 de signos, se hizo roferencia directa o indirecta a ciortas sub- divisiones de algunas de ellas. Es decir, ademés de las variedades rnormales de Sinsignos, Indices y Decisignos, hay otras que son Replicas de Legisignos, Simbolos y Argumentos, respectivamen- te. Ademds de las variedades normales de Cuslisignos, fconos y Romas, hay otras dos series; a saber, aquellas que estén directa- mente ‘involucradas en Sinsignos, indices y Decisignos, respecti- ‘vamente, y también aquellas que estén indirectamente Involucra- das en Legisignos, Simbolos y Argumentos, respectivamente. Asi, 1 Sinsigno Dicente ordinario se ejemplifica por una veleta y su vvirar y por una fotografia. El hecho de que se sepa que este dlti- ma es resultado de ciertas radiaciones procedentes del objeto hacen de ella un indice de alto grado de informacién. Una segun: dda variedad es una Réplica de un Legisigno Dicente Indicial. Asi, ‘cualquier grito callejero, dado que su tono y tema identifican al individuo, no es un simbolo, sino un Legisigno Indicial; y cualquter instancia individual del mismo es una Réplica del mismo, que ‘es un Sinsigno Dicente. Una tercera variedad os una Réplica de tuna Proposicién. Una cuarta veriedad es una Réplica de un Ar- ‘gumento. Ademas de la variedad normal del Legisiono Dicente Indicial, del cual et grito callejero es un ejemplo, hay una sagunda variedad, que es aquella clase de proposicién que tiene como pre- dicado el nombre de un individuo bien conocido; por ejemplo, si se le pregunta a alguien “;De quién es esta estatua?”, la respuesta puede ser "Es Farragut”. El significado de esta respuesta es un Legisigno Dicente Indicial. Una tercera variedad puede ser una promisa de un argumento. Un Simbolo Dicente, proposicién ordinaria, en ta medida en que es una premisa de un Argumento, toma nueva fuerza y pesa @ ser una segunda variedad del Simbolo Dicente. No vale la pena examinar todas las variedades, pero ‘seria conveniente considerar las de una clase mas. Podemos to- ‘mar el Legisigno Remético Indicial. El grito “Holal” es un ejem- plo de la variedad ordinaria: vale decir, no un grito individual, sino este grito "jHola!” en general, este tipo de grito. Una sequnda varieded es un constituyente de un Legisigno Dicente Indicial; ‘como la palabra “aquél” en la respuesta “‘aquél es Farragut”. Una tercera variedad es una aplicacién particular de un Simbolo Rema- ‘leo: como Ia oxclamacién "Ala!" Una cusrta y una quinta variedades residen en la peculiar fuerza que una palabra general puede tener en una proposicién o argumento. No seria imposible que olvidéramos acd algunas de las variedades. Es un problema interesante definir a qué clase pertenece un signo dado, porque deben ser consideradas todas las circunstancias del caso. Pero no es frecuente que sea necesaria una gran precisién; porque ‘si no se ublca el signo con toda exactitud, se podré llegar fécil- mente a una aproximacién suficiente para cualquier propdsito en légica § 9. La tricotomie de los argumentos 268. Hay otras subdivisiones, por lo menos, para algunas de las diez clases, que son de gran Importancia en Légica. Un Argue ‘mento es siempre considerado por su Interpretante como perte- eciente a una clase general de argumentos enélogos, clase que, fen su conjunto, tiende a la verdad. Ello puede ocurrir de tres maneras, dando lugar a una tricotomia de todos los argumentos simples en Deducciones, Inducciones y Abduectones. 267. Una Deduccién es un argumento cuyo Interpretante repre- senta que pertenece a una clase general de posibles argumentos fexactamente anélogos que se caracterizan por el hecho de que, lo largo de la experiencia, la mayor parte de aquellos cuyas promisas son verdaderas tendrin conclusiones verdaderas. Las Deducciones son 0 bien Necesarias o bien Probables. Las Deduc- ciones Necesarias son aquellas que no tienen relacién alguna con rninguna tasa de frecuencia, sino que pretenden (0 sus interpretan- tes pretenden por elias) que, a partir de premisas verdaderas, do- ben producir necesariamente conclusiones verdaderas. Una De- duccién Neceseria es un método para producir Simbolos Dicentes mediante el estudio de un diagrama. Es 0 bien Corolarial o bien Teoremética. Una Deduccién Coralarial es aquella que represen- ta las condiciones de ta conclusién en un diagrama y halla, de ta observacién de ese diagrama tal cual es, la verdad de la conclu- slén. Una Deduccién Teoremética es aquella que, después de haber presentado las condiciones de Ia conclusion en un diagra- ‘ma, realiza un cierto experimento ingenioso en el diagrama y, me- dianto la observacién de dicho diagrama asi modificado, deter- mina la verdad de ta conclusion. 268. Las Deducciones Probables, 0, mas exactamente, Deduccio- nes de Probabilidad, son Deducciones cuyos Interpretantes las representan como relacionadas con tasas de frecuencia. Son o bien Deducciones Estadisticas 0 bien Deducciones Probables pro- pismente dichas. Una Deduccién Estadistica os una Deduccién que, conforme a la manera como la representa el Interpretante, 39 razona respecto a las tasas de frecuencia, pero razona respecto a ellas con absoluta certeza. Una Deduccién Probable propiamen- te dicha es una deduccién cuyo interpretante no representa que ‘su conclusién sea cierta, pero si representa que razonamientos fexactamente anélogos producirian, partiendo de premisas verda- deras, conclusiones verdaderas, en la mayorla de los cesos, @ Jargo plazo. 268. Una Induccién es un método para formar Simbolos Dicentes relatives a una cuestién definida, método en el cual el Interpre- tante no representa que partiendo de premisas verdaderas produ- ciré, @ la lerga, resultsdos aproximadamente verdaderos en la mayoria de las instancias, sino que representa que, si se persiste fen este método, a la larga produciré la verdad, 0 una aproxima- ci6n Indefinida a la verdad, con respecto a cada cuestién. Una Induecion es 0 un Argumento de Interjeccién 0 una Verificaclén Exporimental de una Predice!én General 0 un Argumento de una Muestre Aleatoria. Un Argumento de Interjeccion es un método que consiste en negar que una clase general de sucosos habré de ocurrir nunca, por la razén de que nunca ha acontecido antes. Su justificacién reside en que, si se lo aplica porsistentemente fen toda ocasién, debers a la larga ser corregido si resultare falso, por lo que, en ditima instancia, se alcanzard la conclusion verdede- ra. Una verificacién de una prediccién general es un método que consiste en descubrir o realizar las condiciones de ls predicciér ¥en concluir que seré vorificada aproximadamente con tanta fr ‘cuencia como experimentalmerite se encuentre para ser verifica- da. Su justificacidn es que si la prodiccidn no tiende a largo plazo fa ser verificada en aproximedamente la misma proporcién de ‘casos, la experimentacion debe. a largo plazo, determinarlo; mien- tras que si la prediccién es verificade en una proporcion de casos determinada, 0 aproximadamente determinada a largo plazo, la experimentacién deberé, también a largo plazo, determiner apro- ximadamente cual es esa proporcidn. Un Argumento de una mues- tra aleatoria es un método para determinar qué proporcién de los miembros de una clase finita poseen una cualidad predesignada, © virtualmente predesignada, mediante le seleccién de instancias de esa clase conforme a un métode que, a largo plazo, presentaré ‘cualquier instancia con tanta frecuencia como cualquier otra, y ‘eoneluyendo que la relacién encontrada para esa muestra a largo plazo se mantendré. Su justificacién es evidente 270. Una Abduccién es un método para formar una prediccién ‘general sin ninguna verdadere seguridad de que tendré éxito, sea fen un caso especial 0 con caracter general, teniendo como jus- tificacién que es la unica esperanza posible de regular nuestra 40 conducta futura racionalmente, y que la Induccién, partiendo de experiencias pasadas, nos alienta fuertemente a esperar que ten- dré éxito en el futuro. § 10. Clases de proposiciones 271. Un Simbolo Dicente, 0 proposicién general, es 0 bien Parti- ular 0 bien Universal. Un Simbolo Dicente Particular es ropre- sentado por su Interpretante para indicar un hecho de existencia; como, por ejemplo, “Algin cisne es negro”, esto es, existe al menos un cisne negro. Un Simbolo Dicente Universal es repre- sentado por su Interpretante para indicar una ley real: por ejem- plo, "Ningin cisne es negro”, esto es, ninguna cantidad de inves- tigacién descubriré famas un individvo negro entre los cisnes. Un Simbolo Dicente es 0 bien No-relativo o bien Relativo. Un Sim- bolo Dicente No-relativo no atafie 2 la Identidad de mas de un individuo. Pero esto debe ser entendido de modo particular, por haber sido expresada la proposicién primeramente como ejemplo. Asi, “Ningin cisne es negro” parece que atahe a la identidad de todos los cisnes y de todos los objetos negros. Pero debe enten- derse que [a proposicion debe considerarse bajo esta forma: to- mando cualquier objeto en el universo que nos plazca, 0 no seré un cisne 0 no seré negro. Un Simbolo Relativo Dicente atafe a la Identidad de mas de un individuo, o de lo que puede ser mas de un individuo, en una expresién como "Tome cualquier indivi duo que le plazca, A, y después podra encontrarse un individuo, B, tal que si A es una cludad de més de cien mil habitantes, B serd un lugar en este mapa que corresponde @ A”. El hecho de que una proposicién deba ser considerada relativa o no-relativa depende del uso que de ella se haga en el argumento. Pero no se desprende de lo dicho que la distincién entre embas sea me ramente de apariencia exterior, dado que la fuerza de la proposi- cién es diferente segin cudl sea la aplicacién que se haga de ella. Puede seftalarse acé, como cusstién de terminologia co- rrecta (de acuerdo con los puntos de vista planteados en la se- gunda parte [de la porcién publicada] de este compendio). que tuna proposicién hipotética es cualquier proposicién compuesta de proposiciones. La doctrina antigua postula que una proposicion hipotética es: 0 bien condicional, © copulativa, 0 disyuntiva. Pero ‘una proposieién condicional es, en realidad, una proposicién dis- yuntiva. Existen algunas proposiciones que pueden in mente ser consideredas copulativas 0 disyuntivas; asi, " neamente ‘0 Tulio 0 no Gicerdn’ y ‘0 Cicerén 0 no Tullo’ mismo que “simulténeamente "Tulio y Cicerén’ 0 “no Tullo y no a Cicerén’”® Cualquier definicién puede ser considerada como tuna proposicién de esta naturaleza; y por esta razon tales propo- siciones podrian denominarse Detiniformes 0 Definitorias. Una roposicién copulativa esta naturalmente relaclonada con una pro- posicién particular, y una proposicién disyuntiva con una proposi- clén universal. 272. SI se borrasen partes de una proposicién hasta que que- daran vacios en los lugares de las partes borradas, y si esos va- ‘ios fuesen de naturaleza tal que si cada uno de ellos se llenara ‘con sendos nombres propios el resultado fuera una proposicién, entonces, la proposicién producida en primer término con los va- ios se llama rema. De acuerdo con el nimero de vacios en un rema —0, 1, 2, 3 etoétera—, éste puede denominarse rema medé- dico (de sbiv, nada), monédico, diddico, triddico, etestera: a2 $ 11. Representar* 273. Estar en lugar de otro, es decir, estar en tal relacién con otro que, para ciertos propésitos, se sea tratado por ciertas men- tes como si se fuera ese otro. Gonsecuentemente, un vocero, un diputado, un apoderedo, un agente, un vicario, un diagrama, un sfntoma, un tablero, una des- cripcién, un concepto, una premisa, un testimonio, todos repre: sentan alguna otra cosa, de diversas maneras, para mentes que ‘asi los consideran. Véase Signo." Cuando se desea distinguir centro aquello que representa y el acto o relacién de representar, {o primero puede ser llamado el “representamen” y lo segundo {a “representacion”, {asd 2 Sa8 Qsia de A, Lone and Peptaogy, v2 Indian eau letras ae a Go 43 Icono, Indice y Simbolo § 1. Iconos e Hipoiconos * 274. Un Signo, 0 Representamen, es un Primero que est en tal relacién triédica genuina con un Segundo, llamado Objeto, como para ser capaz de determiner a un tercero, llamado su interpre: ante, a asumir con su Objeto la misma relacién triddica en Ia que 61 esté con el mismo objeto. La relacién triédica es genuina, vale decir, sus tres miembros estan ligados entre si de modo tal ‘que no se trata de un complejo de relaciones diddicas. Esta es la razén por la cual e! Intorprotanto, 0 Tercero, no puede estar en una mera relacién diddica con el Objeto, sino que debe estar en tal relacién con él que sea como la relacién que tiene ol Repre- sentamen mismo. Pero la relacién triddica en la cual se encuen- tra el Tercero no puede ser solamente similar a aquella en la que se encuentra el Primero, porque esto convertiria a la relacion det Tercero con el Primero en una mora Segundidad degenerada. Vale decir, el Tercero debe tener la relacion mencionada y, por lo tanto, dobe ser capaz de establecer otro Tercero que le sea propio; pero, ademas, debe tener una segunda relacién triddica, en la cual el Re- presentamen o mejor dicho la relacién del Representamen con ‘su Odjeto, sea el Odjeto suyo (el del Tercero}, y debe ser ca- paz de determinar a un Tercoro a esta relacién. Todo esto también debe ser igualmente cierto acerca de los terceros del Torcero, y asi sucesivamente, en una sucesién infinita. Esto, yy aun més, esté involucrado en la idea de Signo que nos es fami- Nar; y, tal como utilizamos acd ol término Representamen, no se involucra nada més. Un Signo es un Representamen con un Inter- pretante mental. Es posible que haya Representémenes que no ‘sean Signos. Asi, si un girasol, al girar en direccién al sol, se ‘wuelve por este mismo acto totalmente capaz, sin otra condi Sb ae! jon de The het fie cr aM Ohm de A, ulterior, de reproducir un girasol que gira de manera exectamente similar hacia el sol, guardando el ultimo el mismo poder repro- ductor, el girasol se convertiré en un Representamen del sol. Pero es el pensamiento | modo de representacién primordial, si no os el Gnico. 275. ...La (divisi6n de signos) fundamental es la que los clasi- fica en Iconos, Indices y Simbolos. Vale decir, a pesar de que ingdn Representamen funciona realmente como tal hasta que no determina realmente a un Interpretante, sin embargo se convierte fen un Representamen tan pronto como es plenamente capaz de hacerlo; y su Cualidad representativa no depende necesariemen- te de que siempre determine realmente a un Interpretante ni aur de que tenga realmente un Objeto. 276. Un Icono es un Representamen cuya Cualidad Representati- vva es una Primeridad de 61 en tanto Primero. Esto 08, una cual dad que el {cono posee en tanto cose lo vuelve apto pera ser un Representamen. Asi, cualquier cosa es apta para ser un Sustituto de otra cose a ia que es similar. (La concepcién do “sustituto” in- volucra la de intencionalidad y, por lo tanto, de Terceridad genui- na.) Ya veremos si es posible que haya otras clases de sustitutos. Un Representamen por Primeridad nada més solamente puede te- ner un Objeto similiar. Asi. un Signo por Contraste denote a su ob- Jeto Gnicamente en virtud de un contraste. 0 Segundidad, entre dos cualidades. Un Signo por Primeridad es una imagen de su objeto y, para expresarlo més estrictamente, sélo puede ser una ‘dea, porque debe producir una idee Interpretente: y un objeto ‘externo provoca una idea mediante una resccién sobre ol cerebro. Para decirlo con ol mayor rigor. es imposible que aun una idea sea un feono, excepto en el sentido de una posibilidad, o Primeridad. Una posibilidad singular es un fcono tinicemente en virtud de su cualidad; y su objeto solemente puede ser una Primeridad. Pero un signo puede ser lednico, es decir, puede representer a su ob- jeto predominantementa por su similaridad, con rescindencia de de su modo de ser. Si fuera necesario designarlo con un sustan- tivo, un representamen Ieénico podria llamarse hipoicono. Cual- quiera imagen material, tal como un cuadro de un pintor, es em- pliamente convencional en su mado de representaciGn; pero con siderada en si misma, ein nocesidad de etiqueta 0 designacion ‘alguna, pocria ser denominada un hipoicono. 277. Los hipofconos pueden ser clasificados a grandes rasgos de acuerdo con el modo de Primeridad que comparten. Aquellos que comparten cualidades simples, 0 Primeras Primeridades, son 45 imagenes; los que representan las relaciones, primordialmente diédicas, © consideradas como tales, de las partes de algo por medio de relaciones andlogas entre sus propias partes, son dia- ‘gramas; aquellos que representan el cardcter representativo de un representamen representando un paralelismo en alguna otra cosa, son metaforas. 278. La nica manera de comunicar una idea directamente es mediante un icono; y todas las maneras indirectas de hacerlo de- ben depender, pare ser establecidas, del uso de un icon. Conse- cuentemente, toda asercién debe contener un icono 0 un conjunto de iconos, o de lo contrario debe contener signos cuyo significado ‘s6lo pueda explicarse mediante iconos. La idea que el conjunto de iconos {0 el equivalente del conjunto de iconos) contenido en una asercién efectivamente significa puede denominarse el pre- dicado de la asercién. 279. Volviendo ehora al terreno de los hechos retéricos, la exis- tencia de representaciones tales como los iconos es un hecho completamente conocido. Cualquler pintura (por convencional que sea su método) es, esencialmente, una representacién de esa clase. Lo mismo es vélido para todo diagrama, aun cuando no hubiere perecido sensorial entre él y su objeto, y hubiera sola- mente una enalogia entre las respectives relaciones de las partes de cada uno. Los feonos en los que el parecida es acentuado me dientes reglas convencionales merecen especial atencién. Asi, tuna férmula algebraica es un icono, en virtud de las reglas de conmutativided, distributividad y asociatividad de los simbolos. A primera vista podria parecer una erbitrariedad que se clasifique ‘a una expresion algebraica como icono, que tal vez podria ser clasificada igualmente, 0 mejor atin, como un signo convencional compuesto. Pero no es asf; una gran propiedad diferencial_ de! icono es que, mediante su observacicn directa, pueden descubrir- se propiedades de su objeto diferentes de las estrictamente ne- cesarias para la construccién del icono. Asi, mediante dos foto- Grafias se puede llegar a dibujer un mapa, etcétera. Para poder deducir, a partir de_un signo general o convencional, verdades concernientes a su objeto que no sean las que ese signo significa explicitamente, es necesario, en todos los casos, reemplazar ese ‘signo por un icono. Esta eapacidad potencial para revelar verdades 10 previstas es, precisamente, la fuente de la utilidad de las f6r- mules algebraicas, de modo que puede afirmarse que st carécter icénico es el bésico y fundamental. 280. Una de les verdades filoséficas que pone en evidencia la ar Iogica de Boole es que en todas las proposiciones gramaticales ordinarias existen iconos de clase algebraica, aunque generalmen- te sean muy simples. En todas las escrituras primitives, tales co- ‘mo los jeroglificos egipcios, hay fconos de clase no-lgica, los ideogramas. Es probable que en las formas arcaicas del habla hhaya habido un componente muy importante de mmica. Pero en todos los lenguajes conocidos, esas representaciones han sido reemplazades por signos audibles convencionales. Estos cltimos, sin embargo, son de tal naturaleza que solo pueden ser explicados mediante Iconos. Pero en la sintaxis de todo lenguaje hay iconos Idgicos, de la clase que pueden ser auxiliados por raglas conven- clonales 281. Las fotografia, especialmente las instanténeas, son muy instructivas, porque sabemos que, en clertos aspectos, son exac- tamente iguales a los objetos que representan. Pero este parecido se debe 2 que las fotograffas fueron realizadas on condiciones tales que era fisicamente forzoso que correspondieran punto por punto a la naturaleza. En este aspecto, entonces, pertenecen a la segunda clase de signos, aquellos que lo son por conexién fisica, Muy diferente seria el caso si yo afirmase que es probable que as cebras sean obstinadas, 0 desagradables, en razon de que tienen algiin parecido general con los burros. y los burros son to- zudos. Acé los burros sirven de modelo de probable parecido ‘con las cebras. Podemos admitir que el parecido tenga una causa fisica en la herencia, pero fa afinidad hereditaria no es mas que luna inferencia a partir del parecido entre los dos animales, y no tenemos —como lo tonfamas on ol caso de la fotografia— ningdin conocimiento independiente de las circunstancias de produccion do ambas especies. Otro ejemplo dol uso del parecido es un di- bujo que un artista haga de una estatua, o de una composicién plotérica, o de una fachada arquitecténica, 0 de un elemento de- corativo, y a través de cuya contemplacidn 61 pueda determiner slo que propone en el dibujo serd hermoso y satisfactorio. Esta pregunta puede responderse casi con certeza, porque se trata de ‘emo seré afectado el artista mismo. EI razonemiento de los mateméticos se centraré predominantomente en el uso de Iss si- militudes 0 los paracidos, que son los verdaveros goznes de tas puertas de entrada a su ciencia, La utilidad de las similitudes para los mateméticos consiste en que ellas sugieren, de modos muy precisos, nuevos aspectos de supuestos estados de ias coses, 282. Hay muchos diagramas que no so parecen, on su aspecto visible, a sus respectivos objetos; el perecido se produce tinica- mente entre las relaciones de sus respectivas partes entre si. Po- 48 demos mosirar tas rolaciones entre las diferentes clases de sig: nos mediante un cuadro sinépti { teonos. Signos | indicos | Simbolos Esto es un icono. Pero en ef Gnico aspecto en que se parece a su ‘objeto es en que la llave muestra que las tres clases iconos, indi- ces, simbolos estén relacionadas las unas con las otras, asi como las tres estén relacionadas con la clase genoral de los signos, tal como realmente ocurre, de manera general. Cuando, en dlgebra, escribimos las ecuaciones unas debajo de las otras, en una dis- posicién regular, y especialmente cuando usamos letras semejan- tes para los coeficientes correspondientes, la disposicién resul- ‘tante es un fcono, He aqui un ejemplo: axt hyn aX + bey — ms. Este es un icono, en la medida en que hace aparecer en forma semejante las cantidedes que estan en relaciones anélogas con el problema. En realidad, toda ecuacién algebraica es un icono, en la medida en que exhibe, mediante los signos algebraicos (los cuales, considerados en s{ mismos, no son iconos), las relaciones de las cantidades de que se trata Puede cuestionarse si todos los iconos implican parecido 0 no, Por ejemplo, si se exhibiera a un hombre ebrio para mostrar, por contraste, las excelencias de la templanza, ello constituiria un fcono, pero podria dudaree con razén de que alli hubiera parec'éo alguno. La cuestin pareceria algo trivial § 2. Indices genuinos e Indices degenerados 283. Un Indice 0 Sema *-* (ofa) es un Ropresentamen cuyo a: acter Representativo consiste en ser un segupdo Individual. Si 1a Segundidad es una relacién existencial, el Indice es genuino. Si la ‘Segundidad es una referencia, el Indice es degenerado. Un indice ‘genuino y su Objeto deben ser existentes individuales —sean he- inatcalen, Tor gow sola son aubtases de Tos Toons (ota de A, 8. 21 "tama" se ten en ced om oetin, sie y tor camoae eco con may ‘Shorete cote sneer tr 49 chos 0 cosas—., y su Interpretante inmediato debe tener el mismo cardcter. Pero dado que cada elemento individual debe tener caracteres, se desprende de ello que un indice genuino puede contener una Primeridad, y por lo tanto un fcono, como parte constituyente del mismo. Todo elemento individual es un indice egenerado de sus propios caracteres. 284. Subindices o Hiposemas son signos que se tornan tales prin Cipalmente por una conexién real con gus respectivos objetos. Asi, ya sea un nombre propio, 0 un pronombre demostrativo 0 re- lative, 0 la letra adscripta a un diagrama, denota lo que denota debido a una conexién real con su objeto, pero ninguno de ellos. es un Indice, dado que no es un elemento individual 285. Examinemos algunos ejemplos de indices. Vso un hombre con un andar balanceado, lo cual es probablemsnte una indicdcion do que se trata de un marinero. Veo un hombre de plernas algo- survadss, con pantalones de pana, polainas y chaquete. Son pro- bablemente indicaciones de que es un jinete 9 algo parecido. Un roloj de sol, o un reloj cualquiera, indican qué hora del dia es. Los gedmetras colocan letras sobre as diferentes partes de sus dia ‘gramas y luego usan esas letras para indicar dichas partes. Las letras son usades en forma similar por los abogados y por muchos. otros. Asi, podemos decir: si Ay B estén casados entre sf y C es hijo de ellos, mientras que D es hermano de A, entonces D @s to do C. Aca A, B, C, y D cumplen la funcién de pronombres, ero son més convenientes porque no requleren ninguna coloca- clon especial de las palabras. Unos golpecitos en una puerta rrada son un indice. Cualquier cosa que etraiga la atencién es un indice. Cualquler cosa que nos sobresalte es un indice, en cuanto marca la articulacién entre dos partes de una experiencia. Asi, tun tremendo tronar Indica que algo considerable ha sucedido, aun- que no sepamos exactamente de qué se trata, pero puede ser probable que podamos conectarlo con otra experiencia 288. ...Un bardmotro con marcas bajas, conjuntamente con la humedad del aire, es un indice de préxima Iluvia; es decir, sup. nemos que las fuerzas de la naturaleza establecen una conexién probable entre la marca baja del barémetro, el aire himedo y la lluvia Inminente. Una veleta es un indice de la direccién del vien to: en primer lugar, porque toma la misma direccion del viento, de modo que existe una real conexién entre ambos: y, en segundo lugar, estamos constituldos de tal manera que el movimiento de la veleta en determinada direccién atrae nuestra atencién hacia esa direcci6n; y cuando vemos que gira siguiendo las varlaciones 50 del viento, estamos forzados por las leyes de la mente a pensar que esa direccién esta conectada con el viento. La estrella polar 8 un indice que nos indica hacia dénde se orienta uno si busca el Norte. Una plomada o un nivel de burbuja son indices de 1a direccién vertical. Una vera de medir pareceria, a primera vista, ser un fcono del metro o de fa yarda; y lo seria, si estuviera sim- plemente destinada 2 mostrar un metro o una yarda tan cerca ‘como puedan ser vistos y se pueda estimar que son un metro 0 una yarda. Pero el verdadero propésito de una vara de medir es mostrar un metro 0 una yarda mas fielmente de lo que pueden ser estimados por su apariencia. Esto es posible mediante Ia exacta comparacién mecdnica con el metro-patrén depositado en Paris, 0 con la yarda-patrén existente en Londres. De tal modo, lo quo da a la vara de medir su valor como representamen es una conexién real y, en consecuencia, se trata de un indice y no de tun mero fcono, 287. Cuando un conductor grita “jCuidadol” a un peatén para lla- mar su atencién y hacer que se ponga a salvo, en la medida en que se trata de una palabra significante es, como veremos més adelante, algo mas que un indice; pero en la medida en que esti destinada simplemente a actuar sobre el sistema nervioso del que la oye y hacer que se aparte, es un indice, porque lo que se busca es ponerlo en real conexién con el objeto, que es su propia situs- ‘cién en relacién con el vehiculo que se aproxima. Imaginemos ‘que dos hombres se encuentran en un sendero en medio del cam- po, y que uno de ellos le dice al otro: "La chimenea de aquella casa esté incendiéndose”. EI atro mira en derredor y percibe una ‘casa con persianes verdes y una galeria, cuya chimenea humea Sigue caminando algunos kilémetros, y encuentra a otro peatén Actuando como un tonto, le dice “La chimenea de aquella casa esté incendiéndose”. "Qué casa?", pregunta el otro. “Oh, una casa con persisnas verdes y una galeria”, contesta el tonto. Pre- gunta nuevamente el otro: “;Dénde esta la casa?”. Esté buscando algun indice que le permita conecter su alarma con la casa en cuestién. Las palabras por si solas son insuficlentes para lograr esto. Los pronombres demostratives “ésta", “aquélla” son indi- ces, puesto que promueven que el receptor utilice sus poderes de observacién para poder establecer una conexién real entre su men- te y el objeto: y si el pronombre demostrativo logra eso —sin lo cust su significado no es comprendido— es 4! quien establece ddicha conexidn; por lo tanto es un indice. Los pronombres relati- vos quien y cue! provocan actividad de observacién de manora cai andloga, s6lo que con ellos la etencién debe ser dirigida a las palabras que los han precedido. En la préctica, los abogados usan 5H A, B, G como si fueran pronombres relatives muy efectivos. Para demastrar cudn efectives pueden ser, citaremos a los sefores Allen y Greenough, en su admirable (aunque muy breve edicion de 1877 (2) Latin Grammar quienes declaran que no es conce- bible forma sintéctica alguna que elimine completamente fa am- bigiledad de la siguiente oracién: “A roplicd a B que pensaba que € {su hermano) era mas injusto con 61 que con su amigo". En este caso, cualquier abogado, usando A, B, C como pronombres, relativos, hublera podido declarar con total claridad: w (dea) “A replicé a B que pensaba que C (su hermano) era @) (de B) (con A) (do A) mas injusto con él (con B) que con su (de 5) amigo. (con Cc) (de ©) Las terminaciones que en cualquier lengua de inflexion se agregan a las palabras “regidas” por otras palabras, y que sirven para se. falar cudl es la palabra que rige, mediante la repeticién de lo que estd expresado de la misma manera en otra parte, son también indices del mismo carécter que los pronombres relatives. Cual- ‘quier trozo de poesia latina puede ilustrar esto, como, por ejemplo, las doce lineas que comienzan con “Jam satis terris”. Tanto en estas terminaciones, como en el caso de A, B, C, se cuenta con una similitud para straer la atencién sobre el objeto de que se trata, Pero esto no los convierte en feonos, de ninguna manera ‘que sea importante; porque no tiene relevancia alguna la forma ‘que tengan las letras A, B, C, 0 cuéles sean realmente fas termi aciones. Lo importante no es simplemente que la ocurrencia de tuna A sea equivalente a una ocurroncia anterior de la misma, sino {2 El espic ana en a de Ne Lan Gran, e194, Eta de AS ‘oie “tn rramtre ety nde on tombe, pat put, moi lab y Year wy mae ssn are er dou coats tuna, ao eva con esa eh ‘ter Sa ni ao a nk sce at ‘tesco osteo to e Spo broom hl che ows.” Al reso Fea 52 que haya comprension de que las mismas letras corresponden a una misma cosa, y esto actéa como una fuerza que transporta la atencién desde una de las apariciones de A hasta la eparicién anterior. Un pronombre posesivo es doblemente un indice: pri- meramente, indica al posesor; en segundo lugar, admite una modi- ficacién que, sintécticamente, lleva la atencién a la palabra que denota la cosa poscida, 288. Algunos indices son instrucciones més o menos detallades sobre lo que el receptor debe hacer para colocarse a s{ mismo en conexién directa de experiencia, o de otro tipo, con la cosa sig nificada. Por ejemplo, los boletines de la Guardia Costera que dan latitudes y longitudes, cuatro 0 cinco datos de los objetos prominentes, eteétera, y dicen que en determinedo lugar hay una roca o un arrecife 0 una boya o un faro. Aunque existan otros elementos en tales instrucciones, de todos modos son fundamen: talmente indices. 289. Juntamente con dichas instrucciones Indiciales sobre qué se debe hacer para ubicar el objeto de que se trate, tendrian que clasificarse aquellos pronombres que deberfan llamarse selectivas (0 cuantificadores) porque informan al receptor acerca de cémo de. be escoger uno de los objetos en cuestién, pero que los Gramaticos denotan con la muy indefinida designacién de pronombres indefi- nidos. Hay dos variedades de ellos que son particularmente in portantes en ldgica: los selectivos universales como quivis, quili- bet, quisquam, ullus, nullus, nemo, quisque, uterque;” que en inglés serian: any, every. all, no, none, whatever, whoever, everybody. anybody, nobody. Ellos significan que el receptor tiene libertad para selecionar cualquier instancia de su preferencia dentro de los limites expresados 0 sobreentendidos, y que la aseveracion deberd aplicarse 2 esa instancia. La otra variedad importante, des- de el punto de vista de la l6gica, es la de los selectivos perticula- res: quis, quispiam, nescio quis, aliquis, quidam2* que en inglés serian: some, something, somebody, a, a certain, some or other, a suitable, one. Existen, ademés, otras expresiones relacionadas con dichos pro- nombres, como por ejemplo, en inglés: all but one, one oF two, @ few, nearly all, every other one, eteétera.® También en la misma Bosnian 0 uno. thin on of oon! Wee 8. {2 pal, eat lame ctde!toor so Una, ono 0 do, wer eae. cal face, Uno! te ne sialon on clos, wa ei, 0 53, clasificacion deberfan incluirse los adverbios de lugar, de tiempo, feteétera. También corresponderia incluir las palabras inglesas the first, the last, the seventh, two thirds of, thousands of, etcétera.* 290. Otras palabras indiciales son las proposiciones y los giros preposicionales como “a la derecha (o izquierda) de”. La derecha yy la faquierda no pueden ser identificadas mediante ninguna des- Cripcién general. Otras preposiciones expresan relaciones que po- drian, tal vez, ser descriptas: pero cuando se refieren, como lo ha- cen més a menudo de lo que pudiera creerse, a una situacién relativa a la colocacién observada —o que s9 supone que se conoce or medio de la experiencia— de quien habla en relacion con ta de quien escuchs, entonces el elemento indicial pasa a ser domi- rante.* 291. Los iconos y los indices no aseveran nada. Si un icono pu-

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