Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Rodriguez Schleider
Rodriguez Schleider
Rodriguez Schleider
CAUSALIDAD, RESPONSABILIDAD
Y LIBERTAD*
Jorge L. rodríGuez**
Tobías J. sCHleider**
1. INTRODUCCIÓN
Herbert Hart señaló con verdad que las discusiones en torno al concepto de
responsabilidad frecuentemente se enrarecen por efecto de presuposiciones
Más allá de algunas precisiones que haremos luego, nos interesa aclarar
aquí brevemente cuál es el concepto general de responsabilidad que resulta
central para este trabajo. Nos concentraremos en la responsabilidad por
conductas humanas (propias, esto es, la responsabilidad directa, no la vi
caria o por hechos de otros por quienes se debe responder).
Además, se aplica a un individuo cuando él es sujeto adecuado de reproches
o castigos (también elogios o premios, pero este aspecto es despreciable
ahora) aplicables como respuesta a sus actos. En otras palabras, cuando está
que hizo 2.
Con aristóteles3, se ha sostenido que un agente puede considerarse re-
sponsable siempre que no haya ignorado ciertas características y consecuencias
de su comportamiento, ni haya sido forzado a proceder como lo hizo. La pri-
mera condición, que puede etiquetarse como «epistémica», no será discutida
aquí. Sí se abordará la segunda, vinculada con el libre albedrío, o la libertad de
acción o de elección.
Hasta los albores de la década de 1970, era casi un lugar común sostener
que la clase de libertad necesaria para la responsabilidad moral requiere que
estén disponibles posibilidades alternativas de actuación. Esto a veces se ex-
presa en términos de «libertad», y otras de «control» (como opuesto a la suerte).
La clase de control (o libertad) relevante implica, entonces, que un sujeto es
responsable por su comportamiento sólo si eligió en ese momento uno de vari-
os caminos accesibles.
que deben existir varios caminos abiertos para el agente (esto es, que existan
posibilidades de que actúe de un modo alternativo). La segunda, que el agente,
y no alguna fuerza externa o la mera suerte, seleccione el camino que seguirá4.
Si no se satisface la primera condición, esto es, si el agente no cuenta con
posibilidades alternativas, no parece que pueda decirse que cause un en
el mundo. Si no se satisface la segunda condición, esto es, si falta lo que se ha
denominado control de un agente5, no parece que pueda decirse que haya sido
él quien causó un cambio en el mundo.
Nos concentraremos, sobre todo, en el primero de los factores: la existencia
de posibilidades alternativas, que visto desde el punto de vista del agente se
presenta como su «capacidad para actuar de otro modo», o su «control regula-
tivo» (esto es, aquel que ostenta un sujeto respecto de algo, si puede producirlo
y también abstenerse de producirlo). No obstante, es necesario decir algo más
sobre el control del agente.
2
Cfr. Hart, 1968: 196-197, 210-230, 264-265; fisCHer-ravizza, 1998: 6-7; wallaCe, 1994: 75-77;
watson, 1996: 234; ziMMerMan, 1988: cap. 5; esHleMan, 2004; duff, 2008: esp. ap. 1; Gardner, 2008. Por
simplicidad, dejaremos fuera del análisis la distinción que suele trazarse en inglés entre y lia
(cfr. duff, 2008; Gardner, 2008: ap. 2). Para otras concepciones de la responsabilidad que tampoco
serán objeto de tratamiento aquí, véase ziMMerMan, 1988: 38ss; Glover, 1970: 74; feinberG, 1970: 30-31;
watson, 1996; esHleMan, 2004, y strawson, 1962.
3
aristóteles, 1908: III.1-5.
4
Cfr. fisCHer, 1999: 99; 2010: 316-317; bratMan, 2002.
5
Cfr. o’Connor, 1993: 500.
CAUSALIDAD, RESPONSABILIDAD Y LIBERTAD 253
2. CAUSALIDAD HUMANA
La idea de que los agentes pueden causar algo sin ser, a su vez, ellos mismos
6
Cfr. CHisHolM, 1966; 1971; 1976a; 1976b; taylor, 1966; 1992. Más recientemente, o’Connor, 1993;
1995; 1996; 2000; ClarKe, 1993; 1996.
7
Cfr. CHisHolM, 1982a; 1982b; 1995; taylor, 1982.
8
Cfr. ClarKe, 1993; 1996.
9
Cfr. fisCHer, 1999: 108.
10
Cfr. o’Connor, 1996: 145ss.
254 JORGE L. RODRÍGUEZ / TOBÍAS J. SCHLEIDER
sin embargo, ninguna de ellas sea necesaria para ello, de modo que de acuerdo
con esta idea ninguna sería causa del resultado, lo cual resulta por lo menos
contrario a nuestros usos lingüísticos. Pero esta caracterización apareja otro
11
Cfr. M. S. Moore, 2009: 84-89.
12
Michael Moore denomina a los problemas de este tipo como de , que
subdivide en tres clases: de anticipación (cuando la causa anticipadora elimina algo que el factor
anticipado necesita para realizar su tarea causal); tardía (en los cuales no hay un último evento necesitado
por el factor anticipado y evitado por la causa anticipadora, salvo el efecto último mismo) y triunfante (casos
e—, pero no causa e en esta ocasión porque una causa anticipadora triunfa sobre ella (cfr. Moore, 2009:
86-87, 419-425, 491-495).
13
Sobre ambas objeciones al análisis de la causalidad en términos de condiciones necesarias, véase
tHoMson, 2008: 144.
CAUSALIDAD, RESPONSABILIDAD Y LIBERTAD 255
una condición necesaria para ese resultado debido a que no es posible descartar
que el resultado se hubiera producido incluso de no haber mediado la acción
del agente. Para ello no era necesario imaginar a un segundo agente: bastaría
con señalar que la ventana podría haberse roto debido a otras causas. Lo que
con su acción evitó que fuera B
quien causara el resultado, y esto forma de alguna manera también parte de lo
~R h2
~ R h3
m ~R h
14
Cfr. Hart y Honoré, 1959: 106. Este análisis coincide en lo fundamental con las condiciones INUS o
NESS (por « », de MaCKie, y
« », de wriGHt). Para este entendimiento, un evento c causa un evento e si,
y sólo si, c e (cfr. MaCKie, 1974;
wriGHt, 1985). Como lo señala Moore
de sobredeterminación. En los casos genéricos, cuando dos factores se unen para producir, por ejemplo, un
su conjunto falta la existencia del elemento que pueda ser dañado (cfr. Moore, 2009: 146 y cap. 17).
15
Cfr. von wriGHt, 1951: 73.
16
stit (see to it that) que
se exploran de un modo formalmente riguroso en Horty, 2001: cap. 2.
256 JORGE L. RODRÍGUEZ / TOBÍAS J. SCHLEIDER
17
Cfr. tHoMson, 2008: 160ss.
18
Cfr., por ejemplo, laplaCe, 1814: Introd.; von wriGHt, 1973: 116 y ss.
19
Cfr. van inwaGen, 1983: 3.
CAUSALIDAD, RESPONSABILIDAD Y LIBERTAD 257
-
do en un cierto tiempo t
t. La distancia entre el determinismo causal y la tesis de la predictibilidad pue-
de mostrarse mediante la consideración de dos ejemplos: la teoría del caos y la
mecánica cuántica. La primera parece indicar que ciertos sistemas determinis-
tas son muy difíciles de predecir; por el contrario, la segunda mostraría —al
menos bajo algunas interpretaciones— que el comportamiento de ciertos siste-
mas probabilísticos —no deterministas— es en varios aspectos muy fácil de
predecir20.
Se ha denominado a la postura que sostiene que la capaci-
dad para actuar de otro modo, que involucra la libertad o el control necesarios
para responsabilizar a los agentes por sus acciones, es compatible con el deter-
minismo. El rechaza tal pretensión21.
Una manera de defender el compatibilismo ha sido analizar condicional
mente la formulación «podría haber actuado de otro modo». Desde esta posi-
-
mente que habría actuado de otro modo si hubiera elegido hacerlo. Eso
constituye una propiedad disposicional: por ejemplo, si las razones para actuar
de un agente hubiesen sido distintas, podría haber escogido actuar de manera
diferente y, por ende, haber actuado de otro modo. El actuar de otro modo bajo
suposiciones contrafácticas es compatible con que esté causalmente determina-
do el que uno actúe como lo hace dadas las condiciones reales22.
Los incompatibilistas consideran defectuoso el análisis condicional ante-
posibilidad causal de actuar de otro modo en el mundo real (esto es, tal como
son las cosas). Aun si una disposición a actuar condicionada contrafácticamen-
te fuese compatible con el determinismo, podría igualmente ser imposible —de
hecho— elegir un modo alternativo de actuación (y actuar en consecuencia), y
que pese a eso continúe siendo verdadero que si se hubiera optado por actuar
de otro modo, haberse actuado de otro modo. El argumento central en
contra del análisis condicional se vale del contraste entre la secuencia real de
eventos que conduce a la acción y una eventual secuencia alternativa23. La
capacidad para actuar de otro modo supone la posibilidad de una secuencia
alternativa de eventos. En cambio, la disposición para actuar, que llevaría a
comportarse de manera diferente bajo suposiciones contrafácticas, es parte de
la secuencia real de eventos que conducen al acto realizado24.
20
Cfr. briCMont, 1995; Hoefer, 2003.
21
En el planteamiento de las posiciones que siguen, nos basamos, sobre todo, en Hurley, 2003:
cap. 1.
22
Cfr. Ginet, 1980; Hurley, 2003: 16, 18.
23
Cfr. Klein, 1990; fisCHer, 1994: caps. 7-8.
24
Cfr. fisCHer-ravizza, 1998: 53, n. 144.
258 JORGE L. RODRÍGUEZ / TOBÍAS J. SCHLEIDER
clase de control que opera a través de la elección, ya que las elecciones del
27
Cfr. fisCHer-ravizza, 1998: 53, 143 n. 31; Hurley, 2003: 42-43.
28
Cfr. Hurley, 2003: 39-40. La posición comentada de fisCHer constituiría una exigencia débil de
sensibilidad a razones. En fisCHer-ravizza, 1998, no obstante, se considera que ella constituye una condi-
ción demasiado débil para el merecimiento de castigo.
29
Cfr. fisCHer-ravizza, 1998: 20, 24, 37, 338.
30
Cfr. Hurley
sean compatibles con el determinismo: Hurley destaca que, por caso, la exigencia de regresión no lo es (cfr.
Hurley, 2003: 40-41).
260 JORGE L. RODRÍGUEZ / TOBÍAS J. SCHLEIDER
eventos: que una persona es moralmente responsable por un cierto evento sólo
si pudo haberlo prevenido, y el tercero a estados de cosas: que una persona es
moralmente responsable por un cierto estado de cosas sólo si pudo haber pre-
venido que se produjera.
Pero van inwaGen no traslada directamente sus argumentos al principio que
controvierte franKfurt, que involucra acciones, porque entiende que eso sería
franKfurt, po-
tencia su incapacidad para controvertir el principio de que la responsabilidad
por una acción requiere que el agente haya podido actuar de otro modo.
Precisemos un poco nuestro ejemplo. decide hacer por sus propias ra-
zones. Por caso, odia a C porque le ha robado a su novia y quiere vengarse de
algún modo. Está frente a la casa de C, ve una piedra frente a él y decide romper
una ventana de la casa de C con ella. lleva a cabo esa acción sin que tome
intervención alguna B, quien está dispuesto y en condiciones de asegurar que
romperá la ventana de la casa de C incluso si desiste de su plan. franKfurt
reconoce que, en cierto sentido, el que -
nes o como resultado de la intervención de B es algo que depende del propio .
No obstante, sostiene que en cualquiera de los dos casos estaría realizando la
misma acción36 no podía
actuar de un modo distinto al que lo hizo.
franKfurt -
te debe realizar la misma acción en cualquiera de las alternativas, pues de lo
contrario no mostraría que no podía actuar de otro modo. Así como ya señala-
mos que B no puede limitarse a garantizar la producción del resultado de cual-
quier modo sino mediante una acción de , tampoco alcanza con que lo garan-
tice mediante cualquier acción de , puesto que si en el supuesto considerado
hubiera tenido a su disposición la posibilidad de elegir entre diferentes accio-
nes, aunque B pudiera garantizar que todas ellas producen el resultado de rom-
per una ventana de la casa de C, esto no demostraría que no podía actuar de
otro modo.
Pero el que franKfurt
es en todos los casos la misma y que lo logre, son dos cosas diferentes. ¿Cómo
podría B asegurarse de que realizará incluso si se decide a no hacerlo? La
pregunta por el cómo podría descomponerse en dos cuestiones diferentes: la del
modo y la del medio. En cuanto al modo, franKfurt de hecho incluye en su
análisis un cierto modo en el que B podría determinar si actuará o dejará de
actuar en el sentido pretendido. Se trata de una especie de «signo previo» que
36
Cfr. franKfurt, 1969: 836.
CAUSALIDAD, RESPONSABILIDAD Y LIBERTAD 263
indica cuál será la decisión de antes de que ésta se tome. De manera que el
caso así concebido tendría la siguiente estructura: si está a punto de decidirse
en un momento m2 por hacer en m3, mostrará un signo involuntario, que po-
dría ser un gesto o un cierto patrón neurológico, en m . Al detectar este signo,
B no interviene. Pero si va a decidirse en m2 por no hacer en m3, entonces
mostrará otro signo involuntario diferente, que moverá a B a intervenir para
provocar que se decida en m2 por hacer , y haga en m337.
La naturaleza de este «signo previo» es decididamente problemática. Si se
considera que el signo revela ya una decisión tomada, la intervención de B sería
posterior al momento relevante, en este caso m , y nada de lo que B pudiera
hacer después obstaría a que la posibilidad de exhibir uno u otro signo cuente
como posibilidad de actuar de otro modo38. De ahí que franKfurt sostenga que
el signo debe ser previo a la decisión. Pero en tal caso, aunque franKfurt se
esfuerce por tratar de negarlo39, la capacidad de predicción de B de la conducta
de sobre la base del signo incuestionablemente presupondría —en lugar de
demostrar— que , luego de exhibir el signo en cuestión en m , estaba causal-
mente determinado a actuar de cierto modo y, consiguientemente, que en m3 no
podía actuar de un modo distinto al que lo hizo, con total independencia de la
intervención o no de B.
En cuanto al medio, en cambio, franKfurt se limita a ofrecer algunos
ejemplos que ya hemos comentado al presentar el caso: B podría apelar a una
amenaza seria, a una poción, al hipnotismo, o a una manipulación de los proce-
sos cerebrales de -
car que produce en todos los casos el resultado realizando la misma acción.
re-
quiere considerar movimientos corporales del agente que producen un cambio
en el mundo (la rotura de la ventana de C), pero no sólo eso, puesto que un
cierto conjunto de movimientos corporales es compatible con un sinnúmero de
acciones diferentes: mover el brazo, levantar una piedra, arrojarla hacia una
ventana, romper la ventana, etcétera40. Se requiere además considerar un com-
ponente subjetivo, al que por simplicidad llamaremos la intención del agente.
En nuestro caso, la acción que el sujeto realiza —y por la que resulta res-
ponsable— es romper la ventana de C arrojando una piedra por venganza.
Respecto de la acción así descrita, la circunstancia de que B hubiera intervenido
en cualquiera de las formas consideradas en caso de que decidiera no realizar
no permite sostener que no tenía posibilidad de actuar de un modo distinto
al que lo hizo. Si B hubiese dirigido una seria amenaza sobre , y este último
37
Cfr. bluMenfeld, 1971; fisCHer, 1999: 109 y ss.
38
Cfr. fisCHer, 1994: 131-159; 2010: 317-321, 326-227, 328 n. 21, 334-336; véase además Kane, 1996:
142-45; Ginet, 1996; widerKer, 1995; 2000.
39
Cfr. franKfurt, 1969: 835, nota 3.
40
Cfr., por ejemplo, davidson, 1963.
264 JORGE L. RODRÍGUEZ / TOBÍAS J. SCHLEIDER
actuar de otro modo» podría responder a esa pregunta por sí mismo describien-
-
levante, no podía actuar de otro modo41.
Veamos entonces algunas alternativas. Von wriGHt ha sostenido que la
frase «poder actuar de otro modo», que parafrasea con la más sugerente «podría
haber omitido lo que fue hecho o hecho lo que fue omitido», tiene varios signi-
42
. En un sentido débil, la expresión sería verdade-
41
Cfr. franKfurt, 1969: 835-836.
42
Von wriGHt, 1985.
CAUSALIDAD, RESPONSABILIDAD Y LIBERTAD 265
43
Cfr. G. E. Moore
hipotética del agente, trivializa la idea de responsabilidad: respecto de cualquier estado de cosas E es posible
preguntarse con relación a cualquier agente si hubiese elegido E o no E de haber podido, de modo que bajo
esta concepción de la responsabilidad, con respecto a cualquier estado de cosas E y con relación a cualquier
agente , sería responsable por E o por no E (cfr. Hurley, 2003: 26-28, 167-168).
44
Cfr. franKfurt, 1969: 836, nota 4.
266 JORGE L. RODRÍGUEZ / TOBÍAS J. SCHLEIDER
sujeto haría la misma acción. Lo que resta de los casos franKfurt es lo siguien-
te: , fundado en sus propias razones, decide hacer . Y si bien por hipótesis
asumimos que no podía actuar de un modo diverso a como actuó, deberíamos
de todos modos responsabilizarlo por lo que hizo, porque actuó fundado en sus
propias razones y no forzado por su imposibilidad de actuar de otro modo.
Esto, por sí mismo, no demuestra que la atribución de responsabilidad no re-
quiere como condición necesaria la posibilidad de actuar de otro modo.
Lo que queda de la argumentación de franKfurt —para lo cual no se re-
quiere en absoluto de los casos franKfurt— es este planteo general de que una
persona no es moralmente responsable por lo que hizo si lo hizo no
podía haber actuado de otro modo, esto es, si esa imposibilidad de actuar de
otro modo fue lo que lo determinó a actuar. Esto es lo que franKfurt muestra
al comienzo de su trabajo examinando la incidencia de la coerción en la atribu-
ción de responsabilidad. Supóngase un agente que decide hacer , pero a la
vez recibe una seria amenaza de B de sufrir un mal si no hace . La amenaza
no le resulta indiferente a , sino que, por el contrario, la toma muy en serio.
Pero hace porque ya lo había decidido, no debido a la amenaza de B. Si estu-
viéramos seguros de que actuó como lo hizo sobre la base de su decisión
-
tuación se podría decir que no actuó bajo coerción, con fundamento en que
no podría estimarse que un agente ha actuado bajo coerción si no actuó como
lo hizo debido a la amenaza que sufre; o se podría considerar que sí actuó bajo
coerción, pero en tal caso deberíamos aceptar que actuar bajo coerción no ex-
cluye necesariamente la atribución de responsabilidad, salvo que el sujeto haya
actuado como lo hizo debido a la coerción sufrida. El problema es que el propio
franKfurt reconoce que esto no demuestra que la atribución de responsabili-
dad no exija como condición necesaria la posibilidad de actuar de otro mo-
do45.
En conclusión, resulta un tanto inexplicable la fama que han ganado en la
franKfurt, dado que ellos resultan insustanciales.
Lo rescatable de la presentación de franKfurt, independientemente de la suer-
te de sus «casos», consiste en señalar que el principio:
(ii) si un agente no tuvo posibilidad de actuar de otro modo, no es moral-
mente responsable por lo que hizo
debería ser sustituido por:
(ii’) si un agente no tuvo posibilidad de actuar de otro modo, no es moral-
mente responsable por lo que hizo,
haya sido determinante de su acción.
45
: 834.
CAUSALIDAD, RESPONSABILIDAD Y LIBERTAD 267
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
aristóteles, 1908: The Nicomachean Ethics, Oxford: Clarendon Press; trad. ingl. por
William D. ross; disp. en versión electrónica.
bluMenfeld, D., 1971: «The Principle of Alternate Possibilities»,
, 68, 11, 339-345.
bratMan, M. E., 2002: «Nozick on Free Will», en sCHMidtz, 2002, 155-174; reimpreso en
Michael E. bratMan, , New York: Oxford University Press 2007,
106-136, con Apéndice (las referencias corresponden a esta reimpresión).
briCMont, J., 1995: «Science on Chaos or Chaos in Science?», , 17, 3-4, 159-
208.
CHisHolM, R., 1966: «Freedom and Action», en K. leHrer (ed.), Freedom and Determi
nism, New York: Random House, 1966, 11-44.
— 1971: «States of Affairs Again», Noûs, 5, 2, 179-189.
— 1976a: , La Salle, Open Court.
— 1976b: «The Agent as a Cause», en M. brand y D. walton (eds.), ,
Dordrecht, Reidel, 1976, 199-212.
— 1982a: «Replies», en R. J. boGdan (ed.), , Dordrecht, Reidel,
1982, 141-165.
— boGdan, , 1-16.
— 1995: «Agents, Causes, and Events: The Problem of Free Will», en T. o’Connor (ed.),
1995, , New York:
Oxford University Press, 95-100.
ClarKe, R., 1993: «Toward a Credible Agent-Causal Account of Free Will», Noûs, 27,
191-203; reimpr. en T. o’Connor (ed.), , cit., 201-215.
1996: «Agent-Causation and Event-Causation in the Production of Free Action»,
, 24, 19-48.
davidson, D., 1963: «Actions, Reasons, and Causes», , 60, 685-
700; reed. en D. davidson, 1980, , Oxford: Clarendon
Press, 3-20; trad. cast. por O. HansberG, J. A. robles y M. valdés, «Acciones, razones
y causas», en D. davidson, 1995, , México/Barcelo-
na: UNAM/Crítica, 17-36.
duff, R. A., 2008: «Responsibility and Liability in Criminal Law», en M. H. KraMer, C.
Grant, B. Colburn y A. Hatzistavrou (eds.), 2008,
, Oxford: Oxford University Press, 101-119.
esHleMan, A., 2004: «Moral Responsibility», en E. N. zalta (ed.),
, , 2003/2009.
feinberG, J., 1970: , Prince-
ton: Princeton University Press.
fisCHer, J. M., 1994: , Oxford: Blackwell.
— 1999: «Recent Work on Moral Responsibility», Ethics, 110, 1, 93-139.
— 2006: , New York: Oxford University Press.
— 2010: «The Frankfurt Cases: The Moral of the Stories», , 119,
3, 315-336.
268 JORGE L. RODRÍGUEZ / TOBÍAS J. SCHLEIDER